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por María Ofelia Reimundo 10.04.10 21:35UNA LEVE CARICIA…
Una leve caricia…
para calmar tanto dolor
tanta injusticia.
Yo no elijo ni el castigo ni el perdón
sólo anhelo paz y luz, para mi corazón.
No quiero llegar a ser
como ese perro confundido,
que ladra y llora a su propia sombra,
por que siento que a pesar de la desdicha
mi alma resiste, y no la debo dejar,
ni tan sola ni tan triste,
pues es muy poco el "amor" que tu le diste.
Y sería necio de mi parte no comprender,
que no me sirve tu manera de querer
y estás muy lejos de mi luna y de mi espejo.
y de nada te han servido mis consejos.
Creo que es más que suficiente,
saber que para ti todo te resulta indiferente.
Nada en ti ha de cambiar, todo sigue igual…
y eso me hace daño, y eso me hace mal,
debo llevarle sosiego a mi alma,
para que vea mejor la luz del alba…
¿acaso nunca sentiste el placer
de querer de verdad a una mujer?
Es esa dicha infinita de saber,
que muchas cosas bellas aún pueden suceder.
Es que el amor verdadero jamás se marchita,
es como una fina y delicada rosa,
que perfuma la piel de manera exquisita.
¡oh corazón!... estás lleno de eternas primaveras,
trae a mis riberas, ese hombre que de verdad me quiera.
Necesito sanar esa incurable orfandad,
no es por vanidad, es por esa necesidad,
de ver en mi, la deseada claridad,
¿por qué será el olvido tan perverso?
¿no te das cuenta que mis ojos lloran versos?
MARÍA OFELIA REIMUNDO
29/7/2011 PM-
ARGENTINA-
Una leve caricia…
para calmar tanto dolor
tanta injusticia.
Yo no elijo ni el castigo ni el perdón
sólo anhelo paz y luz, para mi corazón.
No quiero llegar a ser
como ese perro confundido,
que ladra y llora a su propia sombra,
por que siento que a pesar de la desdicha
mi alma resiste, y no la debo dejar,
ni tan sola ni tan triste,
pues es muy poco el "amor" que tu le diste.
Y sería necio de mi parte no comprender,
que no me sirve tu manera de querer
y estás muy lejos de mi luna y de mi espejo.
y de nada te han servido mis consejos.
Creo que es más que suficiente,
saber que para ti todo te resulta indiferente.
Nada en ti ha de cambiar, todo sigue igual…
y eso me hace daño, y eso me hace mal,
debo llevarle sosiego a mi alma,
para que vea mejor la luz del alba…
¿acaso nunca sentiste el placer
de querer de verdad a una mujer?
Es esa dicha infinita de saber,
que muchas cosas bellas aún pueden suceder.
Es que el amor verdadero jamás se marchita,
es como una fina y delicada rosa,
que perfuma la piel de manera exquisita.
¡oh corazón!... estás lleno de eternas primaveras,
trae a mis riberas, ese hombre que de verdad me quiera.
Necesito sanar esa incurable orfandad,
no es por vanidad, es por esa necesidad,
de ver en mi, la deseada claridad,
¿por qué será el olvido tan perverso?
¿no te das cuenta que mis ojos lloran versos?
MARÍA OFELIA REIMUNDO
29/7/2011 PM-
ARGENTINA-
Última edición por María Ofelia Reimundo el 29.07.11 10:08, editado 3 veces
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