Instinto criminal

FIRMO al pie de tu escrito, estimado poeta

Y si, si, que Dios nos pille confesados

Un abrazo
Rossana

"¿Cabe mayor despilfarro de sabia naturaleza,
entregar tales potencias -que no admiten parangón-
al bípedo presuntuoso que se erige ufano
en rey de la creación, y sin causa y sin razón
dilapida temerario tanto caudal de riqueza?"

Affelix

Saludos, Affelix.
Con respeto por la opinión expuesta y sin voluntad de polémica me gustaría sugerir algunas otras líneas de pensamiento sobre el asunto del que trata el poema.

No veo el “fiero instinto criminal”, al que se alude, ni en el hombre como genérico de la especie humana ni en su capacidad intelectiva. Esto sería tanto como decir, y ya se dijo equivocadamente que en la naturaleza de la piedra reside su propensión a caer.

Resulta de relativa facilidad y tentación acudir a los términos del bien y del mal bíblicos para justificar, aprobar, o denostar cualquier actitud humana fruto de su propia capacidad y evolución. Y, esto no conduce a desvelar misterios ni del alma ni de la mente; por el contrario, si contribuye a la generación de confrontaciones que sólo obedecen en la mayoría de las ocasiones a dogmas que ya dejaron de serlo hace siglos.

Por sólo citar otra idea explícita en lo expuesto cuando se refiere a “la serenidad bucólica del paraíso terrenal”, esa serenidad se turba sola desde que el planeta es planeta sin necesidad de apelar al menosprecio por la especie con su “fiero instinto criminal”. Esa serenidad es la que sin necesidad de la intervención del hombre ni como excusa por sus “pecados” desencadenó la extinción de Pompeya, por sólo citar una referencia más alejada en el tiempo y que sin duda podemos ver con menos apasionamiento. O, ¿sólo es que ese instinto lo tienen unos pocos especimenes de la especie? Ni una cosa ni otra, porque nada puede conducir a una interpretación abominable del hombre como especie dotada, aunque sea unos sí y otro no, de instinto criminal.

Tampoco podemos adornar a la Ciencia como consecuencia de un alcance del hombre con el epíteto de “fiero instinto criminal”.

Otra cosa sería decir que socialmente el hombre puede generar actitudes criminales, sin duda. Pero atravesar fronteras arrasando con conceptos tomados con cierta arbitrariedad creo que no ayuda a una mejor capacidad humana de su sentido intelectual.

Con mis mejores deseos, un cordial saludo

Ignacio Mincholed

Los humanos hemos creado un monstruo que se nos va de las manos,un macabro infinito de destrucción, en nombre siempre del bienestar y el consumo.Enhorabuena.
Una denuncia con tu calidad de siempre.
Un abrazo.
Carlos.

Amigo...me sumo a tu indignaciòn, ojala en algun momento llegue la cordura para no destruirnos entre nosotros, y todo lo que se encuentra en nuestro hogar en este paraiso que todavia existe llamado tierra

Un Abrazo
Angel

Affelix paso por tus versos. Un abrazo

Angel Felix, amigo y poeta.
Leo con detenimiento tus versos y ante ello poco me queda por decir...pues ya lo dices todo y creeme, lo comparto.

Pero añadire esto: somos herederos de un mundo mal fraguado por la escasa inteligencia del ser humano...y digo escasa..porque de ser fructifera...lo sería hacia la vida y no hacia la muerte.
Pero somos muchos los que alzamos la voz...y ojala estas voces alzadas dejen a nuestros herederos un mundo mas acorde con la naturaleza y menos propenso a la total destrucción...

Un abrazo poeta...
con cariño, mariona

Apreciado amigo Ignacio Mincholed, agradezco tu amable y fundamentado comentario, con el que estoy de acerdo, situándome, claro está, en tu punto de vista.

Pero por formación profesional tuve que asumir la idea de que toda moneda tiene dos caras y un canto, y que cada uno, dentro de la razón y la verdad, puede jurar que ve la cara que tiene en frente. Pero el juzgador, para dictar sentencia con justicia y equidad está obligado a mirar y analizar ambas caras y también el canto de la moneda.

Mi poema está inspirado en las tragedias de Hiroshima y Nagasaki y también de Chernóbil. Y actualmente de Japón, cuyas consecuencias imprevisibles pueden afectar a parte de la humanidad. Y basado en el principio de que no hay regla sin excepción, en lo que respecta al ser humano.

Siguiendo tu buen criterio, en absoluto mis razones tienden a iniciar cualquier polémica.

Un fuerte abrazo

Saludos, de nuevo, Affelix. Agradezco tu respuesta y buen talante.
Y, sí, me sumo a la visión que apuntas sobre que no sólo lo evidente existe.

Un abrazo,

Ignacio Mincholed