Yevgueni Aleksándrovich Yevtushenko (Yevgueni Aleksándrovich Gangnus) (en ruso: Евгéний Алексáндрович Евтушéнко) (Siberia, 18 de julio de 1933) es un poeta destacado, pedagogo, actor y director de cine ruso.
Biografía
Nació el 18 de julio de 1933 en Siberia, en la estación ferrocarril Zimá (Invierno) en la Óblast de Irkutsk. Su padre fue un geólogo y su madre actriz.
Estudió en el Instituto Literario (Moscú) en 1951-1954, fue expulsado por prestar apoyo a la novela de Vladímir Dudintsev "No sólo de pan vive el hombre". Los primeros versos de Yevtushenko fueron publicado en 1949. Entró la Unión de Escritores Soviéticos en 1952 y se hizo su miembro más joven.
Yevgueni Yevtushenko se hizo muy popular con la juventud soviética de los sesenta gracias a su valentía сívica, y desde los sesenta vio el mundo entero. Junto con Andréi Voznesenski, Robert Rozhdestvenski y Bela Ajmadúlina él fue un ídolo de la generación sesenta. Muchas citas de sus obras se transformaron en frases proverbiales, por ejemplo, "Un poeta en Rusia es más que un poeta".
En 1989 Yevtushenko llegó a ser diputado en el Soviet Supremo de la URSS.
En 1991 llegó a la Universidad de Tulsa, Oklahoma con su familia y ahora vive en los Estados Unidos y Rusia. En los E.E.U.U. compuso y publicó una obra fundamental en inglés - antología de poesía rusa "Las estrofas del siglo" (más que 1000 páginas, más que 875 poetas) (1993).
Se casó en cuatro ocasiones: con la poetisa Bela Ajmadúlina en 1954, con Galina Sókol-Lukónina en 1961, con la irlandesa Joan Butler en 1978 y con María Nóvikova en 1987. Tiene 5 hijos.
Yevtushenko es miembro honorario de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo y de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras (desde 1987), miembro de Academia Europea de Ciencias y Artes y profesor de las univesidades de Pittsburgh y Santo Domingo.
Sus obras han sido traducidas a 70 lenguas del mundo.
En 1994 se bautizó con su nombre a un planeta menor 4243 Evtushenko, descubierto por los astrónomos de Crimea 6 de mayo de 1978.
Obra poética
Comenzó a escribir versos durante el "deshielo". Representante de la supuesta poesía de los estadios. Buscó la vida y la poesía que llaman de conciencia, delicadeza, firmeza del alma, energía, y la verdad de la vida. Su poesía fue social, dirigida principalmente a los jóvenes de los años sesenta, que anhelaban cambios profundos. Yevtushenko quería reunir en la poesía rusa el vigor poético de Vladímir Mayakovski y la ternura de Borís Pasternak.
Su poesía cívica es lo mejor de su obra.
Viajando en Sudamérica, una noche a las orillas del río Amazonas en Leticia, Colombia, vio que ardía un tremendo incendio al otro lado, en la ribera sur del río. Preguntó a sus amigos si no debían todos cruzar el Amazonas a ayudar a apagar el fuego. Le contestaron: "No importa, es del lado peruano." A consecuencia de esto, Yevtushenko escribió un poema en castellano:
No hay lado colombiano,
No hay lado peruano.
Solamente hay lado humano.
Poemas
«Станция Зима» (1953—1956) - Estación de Zimá (La estación Invierno)
"Бабий Яр" (1961) - Baby Yar
«Братская ГЭС» (1965)- Сentral hidroeléctrica de Bratsk
«Пушкинский перевал» (1965) - El puerto de Pushkin
«Коррида» (1967) - Corrida
«Под кожей статуи Свободы», (1968) - Bajo de la piel de la estatua de la Libertad
«Казанский университет», (1970) - La universidád de Kazán
«Снег в Токио», (1974) - Nieve en Tokio
«Ивановские ситцы», (1976)- Los percales de Ivánovo
«Северная надбавка», (1977) - La prima para norteños
«Голубь в Сантьяго», (1978) - La paloma en Santiago (de Chile)
«Непрядва», (1980) - Nepriádva (Batalla de Kulikovo)
«Мама и нейтронная бомба», (1982) - Mamá y la bomba de neutrones
«Дальняя родственница» (1984) - Pariente lejana
«Фуку!» (1985)- Fukú!
«Тринадцать» (1996) - Trece
«В полный рост» (1969—2000) - Erguirse
«Просека» (1975—2000) - Entresaca
Libros de versos
«Третий снег» (1955) - La tercera nieve
«Шоссе Энтузиастов» (1956)- La carretera de Entusiastas
«Обещание» (1957) - Promesa
«Разведчики грядущего» (1952) - Los pioneros del porvenir
«Взмах руки» (1962) - El braceo
«Нежность» (1962) - Ternura
«Катер связи» (1966) - Lancha de enlace
«Идут белые снеги» (1969) - Nieva
«Интимная лирика» (1973) - Lírica íntima
«Утренний народ» (1978) - La gente de madrugada
«Отцовский слух» (1978) - Oído del padre
"Последняя попытка" (1990) - Prueba última
"Моя эмиграция" (1991) - Mi emigración
"Белорусская кровинка" (1991) - Sangre Bielorrusa
"Нет лет" (1993) - No hay veranos
"Золотая загадка моя" (1994) - Mi adivinanza de oro
"Поздние слёзы" (1995) - Lágrimas tardías
"Моё самое-самое" (1995) - Mi mejor
"Бог бывает всеми нами..." (1996) - Díos suele ser nosotros
"Медленная любовь" (1997) - Amor lento
"Невыливашка" (1997) - Tintero no-se-derrama
"Краденые яблоки" (1999) - Manzanas robadas
"Между Лубянкой и Политехническим" (2000) - Entre la Lubianka y el Politécnico
"Я прорвусь в двадцать первый век..." (2001) - Yo me abriré paso al siglo XXI
Novelas
«Ягодные места» (1982) - Siberia, tierra de bayas
«Не умирай прежде смерти» (1993) - No mueras antes de morir (La mejor novela de año 1995 en Italia)
Novelas cortas
«Пирл-Харбор» ("Мы стараемся сильнее")(1967) - Pearl Harbour
«Ардабиола» (1981) - Ardabiola
Libros de ensayos
"Autobiografía" París, 1963
«Талант есть чудо неслучайное» (1980) - El talento es una maravilla no casual
«Волчий паспорт» (1998) - Сertificado personal de recusación (memorias)
Ópera rock
"Идут белые снеги" (2007) - Nieva (música de Gleb Mai)
Premios y condecoraciones
Orden de la Insignia de Honor 1969 (la URSS)
Orden de la Bandera Roja del Trabajo 1983 (la URSS)
Orden de la Amistad de los Pueblos, 1993 (lo rechazó en señal de protesta contra la guerra en Chechenia) (Rusia)
Orden "Legenda viva", 2003 (Ukrania)
Orden de Honor, 2003 (Georgia)
Premio Estatal de la URSS 1984 para Mamá y la bomba de neutrónes
Premio de Tsarskoe Selo, 2003 (Rusia)
Premio Fregene de Literatura, 1981 (Italia)
Academia SIMBA (Italia) 1984
Premio Tizian Tabidze (Georgia)
Premio Ianis Rainis (Letonia)
Premio Enturia (Italia)
Premio Triada (Italia)
Premio Walt Whitman (EE.UU)
Premio Aquila (2002) (Italia)
Premio Grinzane Cavour (2005) (Italia)
Es ciudadano honorario de Zimá (Rusia), New Orleans, Atlanta, Oklahoma, Tulsa, Wisconsin (EE.UU).
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POEMAS
BUSCANDO FRESAS
Tres mujeres,
....................dos niñas
y yo...
..........Corría raudo el camión lleno de heno
por los campos con un ronco rumor.
Mientras atrás quedaban las máquinas segando,
los caballos
..................y espigas,
..................................las gorras y pañuelos,
sacamos bocadillos de la cesta,
bebimos leche fresca.
Alzando el vuelo ante las ruedas, las codornices
nos aturdían con sus gritos.
Era el mundo un vibrante,
.....................................verde
.............................................clamor.
Y yo escuchaba todo,
...............................todo lo miraba.
Tiraban piedras a un arroyo unos chiquillos.
Caía un sol de fuego.
Y las nubes se iban cargando de lluvia,
avanzaban despacio,
..............................sin aliento.
Todo se oscurecía en el silencio creciente.
En el almiar se refugiaban los koljosianos.
Y al chaparrón llegamos de repente,
entre relámpagos
.........................y bosque.
Buscamos un refugio por la caja,
entre la carga que llevábamos,
cubriéndonos con heno.
...................................Tan sólo una mujer
de unos cuarenta años no quiso guarecerse.
Iba siempre mirando con aire fatigado.
A la hora de comer, comió en silencio.
Pero, de pronto, ahora, levantándose,
como volviendo a ser una muchacha,
de la cabeza se arrancó el pañuelo blanco
con un silencio malicioso,
movió los hombros
...........................y empezó a cantar,
alegre y empapada:
Una muchacha descalza
en medio del bosque verde.
No coge frutos pequeños,
que sólo los grandes quiere.
Con la cabeza alta,
ofreciéndose toda
..........................- su corazón,
..............................................sus ojos-
y sintiendo en la cara
...............................las ramas llovidas de pino,
y en las pestañas
..........................lágrimas y lluvia.
"Pero ¿qués estás haciendo?
...........................................¡Te vas a enfriar!",
tiraba de su falda otra mujer.
Pero ella se entregaba a la lluvia
y la lluvia se entregaba a ella.
Agitando sus trenzas con la mano morena,
a lo lejos miraba,
.........................como si
.....................................en la lejanía,
mientras cantaba,
..........................hubiera visto algo
que sólo ella, entre nosotros, ver podía.
Era
......como si en el mundo sólo existiera
aquel volar
...............en el camión mojado,
aquel viento
.................que en el rostro nos golpeaba,
el chaparrón furioso
............................y la mujer cantando...
Para dormir tuvimos un granero.
Era de techo bajo,
...........................con olor sofocante
a pieles de cordero,
.............................a setas secas,
a brezo remojado y a semillas.
También olía a escobas recién hechas,
y, entre los rayos y la oscuridad,
como enormes murciélagos,
en el techo colgadas negreaban las colleras...
No podían dormir.
.........................Eran los rostros blancas sombras.
Una voz de mujer entre la oscuridad.
Presté atención.
........................"¡Oh, Lisa, Lisa!
¡Si pudieras saber lo que es mi vida!
Tenemos un jardín, estufas holandesas
y un tejado de cinc maravilloso.
Todo está limpio,
........................blanco,
..................................reluciente...
Tengo hijos,
..................marido...
...............................Pero también un alma.
¡Y en ella tengo un frío espantoso!
Mi madre dice:
......................"¿Es que es malo tu Pedro?
Pegarte, no te pega, ni se va con mujeres.
Es cierto que bebe,
.............................pero ¿qué hombre no bebe?"
¡Ah, Lisa! Cuando, por la noche, vuelve borracho,
me grita, y yo me siento atada a él para siempre,
me tumba brutalmente, y todo lo hace en silencio
como si yo no fuera un ser humano.
Antes, recuerdo que lloraba sin poder dormir.
Pero ya he aprendido a quedarme dormida.
¡En lo que me he convertido!
..........................................Cuarenta años represento,
¡y sólo tengo, Lisa, treinta y cinco!
¿Qué va a ser de mi?
...............................Me faltan ya las fuerzas...
¡Ah, si pudiera amar a alguien!
¡Cómo le cuidaría!
¡Y no me importaría que me pegara
con tal que me quisiera!"
Sí, era ella, la que entre el viento y la lluvia,
volaba en su canción, simple y ardiente.
¡Y yo
........que le tenía envidia
....................................y la creía
tan llena de espontánea libertad!
Hubo una pausa.
........................Se escuchó el ruido de la noria,
que fue apagándose.
...............................Todo se durmió en el pueblo.
Sólo llegaba el ruido de las ruedas
hundiéndose en el barro de la carretera...
Muy temprano, un zagal nos despertó,
sin camisa bajo la chaqueta.
Tenía la nariz despellejada
y en la mano llevaba una tetera de cobre.
Nos miró con desdén a una mujer y a mi,
y a todos los que aún dormían en el suelo:
"¿Vais a ir a por fresas, ciudadanos?
Entonces, no comprendo
....................................por qué dormís aún..."
Tras el rebaño iba una vaca rezagada.
Cortaba leña una mujer descalza.
Lanzó su canto un gallo.
...................................Y salimos del pueblo.
Cantaban las chicharras aturdiendo a los prados.
De los carros inmóviles se erguían las varas.
Sobre la tierra, azul y sólo azul...
Cruzamos campos, luego un monte bajo,
acompañados por el brillo frío de la mañana,
por la continua agitación de pájaros.
Ya nos llamaba el rubus,
ya la tierna frambuesa, como ahumada,
destacaba, escarlata, en los arbustos.
Nos invitaba a revolcarnos el arándano.
Los brezos nos pinchaban en los pies.
Pero nosotros íbamos en busca de la fresa,
del mejor de los frutos.
Alguien que iba delante, de repente gritó:
"¡Aquí, aquí!
..................¡Hay muchas, muchas...!"
¡Alegría de ser sencillos,
....................................ávidos,
..............................................ansiosos!
¡Golpes de las primeras fresas en el cubo!
Mas nuestro guía nos hacía alzarnos
y había que obedecerle, aunque era un niño:
"Me hacéis reir,
......................ciudadanos...
¡Si aún no hemos llegado a las fresas de verdad!"
Y, de repente, a un claro se abrió el bosque,
lleno de sol alegre, de fresas y de flores.
Nos parecía estar soñando. Nos quedamos
inmóviles de asombro y de silencio.
¡Fresas dormidas de incitante olor!
Corrimos hacia ellas con los cubos ruidosos,
caímos
..........y, embriagados con su olor,
las íbamos cogiendo con los labios de las ramas.
Exhalaban vapor por las colinas de hierba.
El bosque era rumor de pinos y zumbar de moscas.
Y, olvidando las fresas, yo miré
de nuevo a la mujer.
Alegre, se afanaba,
caído hasta las cejas el pañuelo.
Cogiendo fresas se reía al cogerlas.
Olvidado de todo, pensaba sólo en ella.
Y desde entonces llevo en la memoria
al camión volando por la taiga,
rompiendo ramas,
..........................salpicando barro,
bajo la blanca luz de los relámpagos.
Y a la mujer cantando,
................................mientras la lluvia hacía
regueros de agua en el cristal mojado...
¡Yo quiero
..............saber cantar así
por muy difícil que la vida sea!
¡Quiero ir por el mundo con la cabeza alta,
ofreciéndome todo,
............................mi corazón,
.............................................mis ojos!
¡Y en la cara sentir
...........................las ramas mojadas de pino,
y en las pestañas
..........................lágrimas y lluvia!
1953-1956. Estación Zimá
Del libro "Saludando con la mano"
(Versión de Jesús López Pacheco
sobre la traducción directa del ruso
de Natalia Ivanova)
***
EN EL PARQUE CAÍAN LAS HOJAS SOLEMNES
En el parque caían las hojas solemnes.
Amanecía. Un aire limpio y frío.
Ante el negro cartel de la oficina
dormitaba un guardián bien abrigado en su silla.
Pasaba un camión de riego
luciendo sus bigotes blancos.
Yo salí de casa y vi el mundo confuso.
Me levanté, cansado, el cuello del abrigo,
y descubrí que había olvidado mi reloj.
Me sentía muy débil, furioso y solitario.
Tenía que volver, de todas formas. Recuerdo
a la mujer envuelta en su bata japonesa
que al oír mi timbrazo nervioso, salió a abrirme.
Extrañada un momento, pero sin desconcierto:
"Ah, eres tú", murmuró. En toda ella había
un irónico cansancio inteligente,
una triste expresión sin entusismo.
"¿Decidiste quedarte? ¿Un cambio en tus costumbres?
¿O es el comienzo de una nueva etapa feliz?"
"Sólo vengo un momento. He olvidado el reloj".
"¡Ah, sí, claro, el reloj!... Olvidaste el reloj..."
Junto al sofa, en la silla, un tarro de maquillaje,
el libreto de un nuevo papel, un libro de Grin,
y una muñeca de mejillas sonrosadas.
"Aquí está tu reloj. Deja que te lo ponga..."
Y con voz que ocultaba la esperanza
y el dolor a la vez, dijo: "¿Me llamarás?"
Caminé por Neglínnaya, cansada y dormida.
Todo estaba soñoliento: los bostezos de los barrenderos,
las sandías en sus largas cajas de madera,
los candados en los cajones de los limpiabotas.
Tenía todo un aire extraño y vago:
el jardín, con su verja baja enrevesada,
las máquinas tragaperras de gaseosas
con sus grifos envueltos en trapos.
Taxistas sin clientes se reían
formando un corro. Un hombre muy borracho
llamaba al restaurante "Uzbekistán",
pero no le dejaban entrar...
Pasaban gatos ágiles pegados a los muros.
De pronto, en mi camino, me habló una voz aguda:
"¿Tiene usted un cigarrillo?" Era un hombre pálido,
de cara vaga, extraña, pero familiar.
Iba en la misma dirección. Caminamos juntos.
Se le notaba poco habituado a fumar.
Tendría veinticinco o veintiocho años.
No pasaba de treinta, en todo caso.
Me daba cuenta, con tristeza hosca,
de que algo nos unía: venía de dejar
a una mujer por la que no sentía amor,
y también él sufría como yo.
Los mismos pensamientos, el mismo dolor,
y la misma inquietud en formación,
como en mi propioy cruel diario los leí
en el rostro de aquel extraño doble mío.
Como en la suya, hay en mi frente arrugas:
son el precio de todos estos surcos sombríos.
Y también en mi alma ya se enfrentan
en desigual combate vejez y juventud.
Día a día, la lucha es más feroz.
Palmo a palmo la vejez avanza
sombríamente, y palmo a palmo
la juventud defiende su terreno.
1958
Del libro "Saludando con la mano"
(Versión de Jesús López Pacheco
sobre la traducción directa del ruso
de Natalia Ivanova)
***
LA MIEL
Voy a contarles algo de la miel.
Alguno se dará por aludido.
Mas no importa que alguien no comprenda
que se refiere a él.
Escuchad
..............esta historia de la miel.
En el cuarenta y uno,
...............................en Tchistopol,
año sin pan ni sol,
en el mercado
....................nevado
.............................sacaron un tonel,
un enorme tonel
.......................de miel.
Era un canalla el vendedor,
un negociante del dolor.
Y el dolor formó cola,
sencillo,
...........amargo,
......................desvalido.
No cobraba en dinero,
...............................sino en jerseys,
en relojes
..............o en cortes de traje.
Su mano ensortijada de entendido
despreciaba con gestos harapos evidentes.
Todo lo examinaba a la luz, atentamente.
Mientras con una mano un pintor viejo
desataba el cordón de sus zapatos,
con la otra
...............tendía una botella.
Miró caer la espesa miel en ella,
sin protestar, curvado,
y luego, con su miel,
.............................preciada mercancía,
se alejó por la nieve en calcetines remendados.
Formando un cerco de miradas frías,
mejeres de oficiales y soldados
esperaban de pie con tarros y con vasos,
silenciosas y tensas.
Y una niña,
...............con mano transparente,
como en un sueño extraño,
tendía una copa diminuta
con un anillo de mamá en el fondo.
De pronto se acercó
.............................el ruido de un trineo
de costados ornados con rosas.
Poniendo un ceño en su importante frente,
se bajó del trineo un hombre
.........................................alto,
...............................................imponente.
Tan solemne
...................como un retrato
..........................................desde el marco,
sin una sombra de pesar, habló:
"Dame todo el tonel.
...............................Te pagaré en alfombras.
Date prisa, buen hombre.
Ya nos pondremos de acuerdo después.
Ayudad a subirlo, hermanos. Venga".
Y se marcharon juntos.
Ellos siempre se pondrán de acuerdo.
Quedó la cola inmóvil y sombría
como si aquello nada le importase.
Y el anillo cayó de la copita
al surco que el trineo había dejado...
¡Qué muerto está ya aquel cuarenta y uno,
año de penas y de retiradas!
Aún vive, sin embargo,
................................aquel goloso de miel,
ha vivido hasta hoy, y dulcemente.
Cuando muestra con aire sosegado
su tripa bien henchida,
cuando mira el reloj,
cuando el bigote satisfecho se acaricia,
yo recuerdo aquel año,
recuerdo aquella miel.
Aquella miel que, entonces,
........................................de ese mismo bigote,
abundante escurría.
Jamás podrá limpiárselos
.....................................de miel,
siempre
............le escurrirá
.............................de los bigotes.
Del libro "Ternura", 1962
(Versión de Jesús López Pacheco
sobre la traducción directa del ruso
de Natalia Ivanova)
***
SIEMPRE SE ENCONTRARÁ
Siempre se encontrará una mano de mujer
que, freca y leve,
compadeciéndote, con un poco de amor,
como a un hermano te consuele.
Siempre se encontrará un hombro de mujer
para tu respirar acalorado,
donde, apoyando tu cabeza loca,
confiar puedas tu rebelde sueño.
Siempre se encontrarán unos ojos de mujer
que al ver tu sufrimiento,
te calmen el dolor
o un poco del dolor al menos.
Pero hay una mano de mujer
dulce como ninguna
cuando la frente atormentada toca
como la eternidad, como el destino.
Pero hay un hombro de mujer
que, sin saber por qué, se ha dado a ti,
y no por una noche, sino para siempre,
y hace ya mucho tiempo que lo comprendiste.
Pero hay unos ojos de mujer
que siempre miran con tristeza:
los ojos que serán, mientras tú vivas,
los ojos de tu amor y tu conciencia.
Y tú vives, a pesar de todo,
pero esa mano no es bastante
para ti, ni ese hombro, ni esos ojos sagrados,
a los que tantas veces traicionaste.
Y al fin llega el castigo para ti.
"¡Traidor!", te abofetea la lluvia.
"¡Traidor!", las ramas te fustigan en la cara.
"¡Traidor!", resuena por el bosque el eco.
Te agitas, te atormentas, te entristeces.
Ni siquiera tú mismo puedes perdonarte.
Sólo esa mano transparente te perdonará
aunque la ofensa es grave.
Sólo ese hombro cansado
te ha de perdonar, ahora y siempre.
Sólo esos ojos tristes
perdonarán lo que perdón no tiene.
Del libro "La lancha de enlace", 1966
(Versión de Jesús López Pacheco
sobre la traducción directa del ruso
de Natalia Ivanova)
***
LA LLAMADA DEL UROGALLO
La caza no es la caza.
Pero ¿qué es? Tampoco yo lo sé. Es algo
que no podemos comprender nosotros solos.
Aún a pesar de haber leído muchos libros,
nos llama el gran rito ancestral de los antepasados,
rebelde y poderoso.
Deja mezquinas riñas, peleas sin sentido,
y corre al bosque a la llamada del urogallo.
Acecha inmóvil en la noche, tenso como un muelle.
Deja que te penetren rumores y ruidos,
murmullos de aves, quejas y chasquidos,
todo el temblor del cielo y de la tierra.
Después, el cielo empezará a clarear
como santificado misteriosamente.
Tras las oscuras ramas despeinadas,
enrojeciéndose despacio, sonará,
primero tímido, muy leve, un toc-toc,
como el ruido de una uña golpeando una petaca.
Toc-toc: el primer paso todavía tímido.
Toc-toc: más decididoya, el segundo.
Toc-toc: se lanza entre los árboles caídos.
Toc-toc: por entre los arbustos, como un loco.
Toc-toc: y se calla, y tú quedas inmóvil,
muy cerca del invisible urogallo.
Pero de nuevo toc-toc, un crujido, un susurro,
y tú te hundes en el barro podrido,
y no te limpias la sangre de las picaduras de mosquitos,
como si allí, desesperadamente, oyeses el reclamo
de ese yo desconocido
que añora a tu persona, desdoblado.
Ves algo ya, distingues en un claro,
entre pinos, un resplandor oscuro.
Un salto, y el altivo señor del bosque
surge ante ti contra la luz naranja.
Doblando ramas a su paso, con plumas de carbón,
como una luna negra brilla el urogallo.
Gruñe, despliega su cola,
emite un susurro sibilante,
mueve el cuello, satisfecho,
y lanza el canto de sí mismo.
Tú estás de pie, desconcertado...
Y las manos, heladas, temblorosas,
alzan sin darse cuenta la escopeta.
Pero a él no le preocupa la escopeta.
Lanza su anuncio en dulces convulsiones.
Se agita susurrando. Hierve en él
el generoso don de la naturaleza.
Y tú disparas. Y al hacerlo, sientes
que ese prodigio
matándolo lo puedes conservar.
Así la voz de nuestra sangre nos empuja
a la llamada del amor. Nos lanza sobre unos labios
para hacerlos totalmente nuestros.
Pero en vano queremos conservar el amor.
Al irrumpir en la sagrada esencia del misterio,
lo único que hacemos es matarlo.
Así nos lleva hacia vosotros,
lienzo, barro, papel, un loco impulso,
para conservar la belleza de la naturaleza.
Pintamos, esculpimos o cantamos, pero al hacerlo,
lo único que hacemos es matarla.
Y el impotente esfuerzo nos cubre de sudor.
¿Por qué estás triste, cazador afortunado,
igual que un delincuente detenido,
cuando desciendes por la arena hacia el río
arrastrando las botas, en silencio,
con la escopeta absurda sobre el hombro
y en la mano el misterio muerto?
Del libro "La lancha de enlace", 1966
(Versión de Jesús López Pacheco
sobre la traducción directa del ruso
de Natalia Ivanova)
***
BALADA DE LAS FOCAS
Duerme papá foca como un lumpen
y mamá foca adora a su hijito:
como si fuera un caramelo,
lleva en sus dientes un pececito
a su foquita de ojos castaños
a la que llama "Mocosita".
¡Ah, focas semejantes a niños!
Podríais vivir en este mundo tranquilas,
pero en el programa comercial
ya hace mucho que fuisteis incluidas.
Y no saben las mamás focas
que hay cables telegráficos
volando de Moscú a nuestro barco.
Y que, ahora, en un lugar de Boston,
en una gran subasta de pieles,
hay un comerciante radiante
extendiendo cheques cordialmente
y exclamando: "¡Paz y amistad!
¡Paz y russian foca!"
Para que una dama
delgada como un palo
pueda envolver con pieles sus huesos,
alguien de rostro importante
por el morse nos envía
órdenes que se clavan en los sesos.
¡Ah, focas! Os amamos,
pero os golpeamos con porras
porque el país lo exige.
Os pegamos en los ojos con saña
porque sois divisas, oh focas,
y las divisas nos hacen falta.
Lloran y lloran las focas,
a sus hijos protegen bajo la panza,
pero no les podemos tener lástima.
Y otra vez les pegamos con las porras.
Lamiendo nuestras botas,
nos miran suplicantes los ojos de las focas.
Lloran y lloran las focas...
Si hiciéramos el mundo otra vez
(pero es, al parecer, algo imposible),
¡ah, cómo os amaríamos, focas!
No os pegaríamos nunca, focas.
Os invitaríamos a vodka
y jugaríamos al dominó con vosotras.
¡Todo ha ido bien! ¡Doblamos el plan!
Nos felicitarán en nuestro gremio.
¿Por qué estás triste como un arenque?
¡Con dinero no hay nunca tristeza!
Con tu sueldo te podrás comprar
el mejor de los televisores.
¡Que te levante el ánimo el partido
de fútbol que se juega hoy en Madrid!
Pero con pena amarga,
borracho, a tu mujer,
le alzas la mano, amenazándola,
y tus nervios no pueden ya aguantar...
Y tiemblas, porque sus ojos suplicantes
te miran como los ojos de una foca.
Del libro "La lancha de enlace", 1966
(Versión de Jesús López Pacheco
sobre la traducción directa del ruso
de Natalia Ivanova)
***
Última edición por Pedro Casas Serra el Lun 30 Mayo 2022, 05:56, editado 2 veces
Hoy a las 15:29 por cecilia gargantini
» TAHAR BEN JELLOUN (1944-
Hoy a las 15:21 por Maria Lua
» ALICE RUIZ (1946-
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