Tras la certera exposición de Lluvia que consigue que esta enorme "travesía por el desierto" sea llevadera, terminaré con la idea que el propio Eugenio de Mora tiene sobre POESÍA SOCIAL.
"POÉTICA.
Sobre la llamada poesía social
Desde el momento en que hay gente los bastante desvergonzada como para llamar "revolución" ( revolución fascista, revolución nacional - socialista, revolución trujillista, etc.) a la simple y neta militarización policíaca de los grupos reaccionarios, o "defensa de la libertad" a la prosecución de las guerras coloniales, o "limpieza" al exterminio en masa, nadie puede estar seguro de abrir la boca sin decir enormidades.
Los poetas, tanto o más que los demás, dada la naturaleza del lenguaje, y del suyo en particular, pueden engañar y engañarse hablando; pero en fin, también, con algún optimismo podemos pensar que corren igualmente el riesgo de decir la verdad, de entenderse y ser entendidos.
Es muy probable que la expresión "poesía social" haya sido inventada o difundida por esos mismos "monederos falsos" del idioma, con el ánimo de burlarse - por la aureola patética y vulgar, o vulgarmente patética que, para espíritus refinados lleva anejo "lo social" -, entendiendo así rebajar y denigrar a los poetas no conformistas y "rebeldes". Lo cierto es que casi nadie, entre los más directamente aludidos, ha recibido o utilizado la fórmula sin cierta incomodidad o reticencia. Ello se explica, a mi ver, porque incluso los que no nos tenemos en absoluto por distinguidos o refinados vislumbramos en la etiqueta, cuando menos , el equívoco de varias significaciones distintas y aún contrapuestas.
Primeramente en un sentido literal y etimológico ( y es el sentido al que me atuve en la "Antología consultada" en 1952; lo recuerdo para que no se distancie más de lo justo mi opinión de entonces de la actual) es más o menos evidente que "toda poesía" es social, pues postula, en efecto, la existencia de alguien distinto y al mismo tiempo, relacionado con el que habla o canta. Social es adjetivo de socio, que significó, en principio, compañero, y la poesía, incluso la más pura e intimista, se dirige a la amada ( la compañera: si queréis, la socia de nuestro lenguaje popular), cuando no a otros confidentes; hasta la poesía concebida en su origen como soliloquio implica un despliegue, un desdoblamiento del yo( y si el poeta finge dirigirse a sí mismo no es sino para mejor arraigar en la intimidad del destinatario).
En una segunda acepción, llamaríamos especialmente "poesía social" a la que se elige como tema ( y generalmente , es verdad, con cierto patetismo melodramático y vulgar hechos o tipos representativos (hasta el escándalo) de la vieja división del mundo en ricos y pobres, poderosos y sometidos, libres y esclavos. Ahora bien; es evidente que el enfrentamiento puramente "temático" no basta; la elección del "tema" es apenas un indicio del verdadero sentido que el autor entiende dar a su obra, y del contenido real de la misma. ¿Es suficiente, junto a la presencia de un tema dado, una posición sentimental determinada, inequívoca, por parte del autor? Creo que aquí se encuentra el nudo de la cuestión. Y mi respuesta es decididamente negativa. La reacción al nivel de los sentimientos ( ya sean estos "buenos": de compasión, condescendencia, caridad, aprecio, tal como suele aparecer si el poeta se acerca como espectador y canta "desde arriba"; ya sean "malos": agresivos, vindicativos, iracundos , sarcásticos - cuando el poeta está o se siente con los de abajo -) me parece netamente insuficiente. Bien sé que caben en todo ello innumerables variantes, y que no son en absoluto equiparables, ni en su calidad humana ni ( en lo previsible) en su poder como estímulo de la creación, la caridad cristiana o la condescendencia del burgués "altruista", el sentimiento de la justicia o el resentimiento venenoso y enconado. En un lado tenemos un sentimiento noble capaz de minimizar y casi anular la distancia ( de mentalidad, de vida, de clase) hasta ver el último "pobre" como verdadero hermano ( recuerdo aquí el poema de Panero, "EN LAS MANOS DE DIOS", a la vieja vendedora de castañas); en otro el "respeto imponentes" y equívoco - tan cercano al regodeo del turista frente al hambre pintoresca del indígena - que informa, por ejemplo, "EL PIYAYO" de J.C de Luna; unas veces el resentimiento teatral del "Pirata" o el "Verdugo" de Espronceda; otras el grave "dolor social" de tantos poetas antiguos o actuales.
Pero aun dentro de esta variedad, aun teniendo en cuenta la calidad más que estimable de algunos de los poemas aludidos, seguimos, a mi juicio, en un plano relativamente inferior. Creo que debemos desconfiar ( habla ahora más bien "desde dentro", con referencia al proceso de creación), como de una solución demasiado fácil, de los proyectos de obra sustentados única o muy principalmente en el solo sentimiento por noble y profundo que este sea. El sentimiento debe ir siempre contrastado, iluminado, potenciado a su pleno sentido por el pensamiento, por las ideas ( exactamente como ellas por él). la meta última y más elevada, la supuesta "finalidad sin fin" de la creación artística no es tanto "provocar sentimientos" como crear conciencia. Ahora bien, a este nivel ( pasando de la percepción y de la reacción emotiva y sentimental ante las cosas a su interpretación, a su intelección, a la búsqueda de su sentido), ¿ quién podrá separar lo llamado "social" de lo manifiestamente "político", ni ambos, en última instancia, de la visión general que se tenga acerca del mundo, la vida, el devenir histórico; todo en fin?
Rechazo pues, ( o más bien "sitúo" en un plano relativamente inferior), la llamada "poesía social" en cuanto pretenda definirse por su tema, o en cuanto ese tema aparezca enfocado desde un punto de vista esencialmente sentimental o anecdótico; acepto, por el contrario, como una de las formas superiores de la creación poética, la que lleva implícito ( sea cual sea su tema) un modo de ver e interpretar la realidad que, en vez de ser regresivo( es decir, antisocial), contribuya a elevar el conocimiento, a ensanchar la conciencia, a desencadenar los procesos de superación de ese ser fundamentalmente social y político que es el hombre.
(Abril, 1965)". ( Eugenio de Nora, en Poesía Social española contemporánea. Págs. 369 - 372.)
"LO QUE YO PIENSO SOBRE ELLO - A J. Mª Valverde -
"Como suele decirse: "El incidente ha ter-
minado." La canoa del amor se ha roto
contra los escollos de la vida corriente" (Vladimir Maiakovsky)
I
¡Circulen! ¡Nadie mire!
- - - - - - - - - - - - - - Los pitidos caían
sobre la indócil plebe, y el chasquido, el mandato,
la arrastraban al orden con nudos corredizos,
como en la pampa los caballos.
¡Paso!
Una sirena huyó silbante,
corriendo con un muerto camino de la muerte.
¡Ya no vive, ya queda, ya es morada, la sangre!
¡Circulen!
- - - - - - Van tacones, llantas veloces, trajes
sobre el suelo piadoso. Las ventanas, en fila.
No se abren.
II
Pero manos prudentes, con anillos de perla,
levantaban jardines de papel sobre el mundo.
Y se oyó en su asamblea:
"¡Oh, la luna, poetas, quién dirá su hermosura!
¡Circulad, pues, con ella
al país de la rosa sin duda
donde oh Celia
yo adoro la luna!"
Esto decían dientes con insignias de plata,
mascando, en las butacas del lugar del suceso.
Lo decían, sentados.
- - - - - - - - - - - - - Pero todos pensaban
en la sangre del muerto.
Aquel hombre venía revisando las manos,
libertando sortijas que aumentaban el cielo,
disparando relojes hacia un gran mediodía.
¿Solo? ¿Entre multitudes? Todavía es misterio.
Aquel hombre venía.
Y se supo qué dedo
señaló: cuantas manos hicieron fuego a un tiempo;
a quien correspondía cada mancha sangrienta.
(¡Pero, entretanto, rosas, más luna, tropos hechos,
y que todos circulen!
- - - - - - - - - - - - - Los poetas
no dirán lo que vieron.)
Yo, con los ojos fijos en el suelo piadoso,
iba ascendiendo escalas por la sangre sin dueño.
III
Seguí calles y calles. Paseaba
la muerte y sus vestigios.
Salían gentes del trabajo. Era de noche.
Encontré a dos viejos amigos.
- ¡Celebremos
la amistad, compañeros! -.
Largamente bebimos
vino y tiempo de infancia.
Y del brazo, en la plaza,
nos enteramos de los sucedido.
IV
Con un solo disparo se eliminan los muertos.
Pasa todos los días, y no es secreto.
Pero esta sangre es de un hombre vivo
que luchó con la muerte y fue vencido.
Y por ese amor, poetas, que hizo eso,
por un amor sin figura ni cuerpo.
Sabía que morir no es mejorar el sitio,
pero aceptó ser puente en un camino.
Así, soltando las anclas del Tiempo
hacia el futuro, ha sido muerto.
Sí; la canoa del amor se ha roto.
¿Qué edificar con astillas de odio?
V
Pero aquel incidente nunca habrá concluido.
¡Sabedlo bien, hombres de los anillos!
¡Nadie está libre de la sangre que ha vertido!
Podemos todos circular, podemos
escupir o callar, o remejer suspiros.
¡Podéis clavar las puertas, las ventanas del cielo,
cuando pidiendo un rifle pase descalzo un niño!
¡Todo ha de ser inútil!
- - - - - - - - - - - - - - ¡Aspiraréis la muerte
del fondo de la tierra: subirá como un ruido
tiñendo las paredes y los libros!
¡No hay escape!
- - - - - - - - - - (En verdad,
todo está escrito.)
¡Bienaventurados los puros de corazón que cumplen el mandato;
pero ay de los malditos,
de los que están en deuda con cuerpos enterrados,
de los que desnivelan la muerte con la muerte.
y creen que el incidente ha terminado." ( Eugenio de Nora. En Poesía Social Española Contemporánea. Págs.- 372-375.)
"HOMBRE SIN ESPERANZA
¡Vorágine insaciable
del recuerdo!
Remoto
está el mundo, y su luz.
Un hombre, un hombre solo.
¡Qué profunda ternura
lo invade! Hay en su rostro
la pasión misma que hace
al gran mar misterioso.
Quizá algo bello huye
para siempre en sus ojos;
algo invisible besan
sus labios, algo hermoso.
¡Un coro de apariencias
lo apremia!¡Qué abandono
poblado con recuerdos,
amputado hombre solo!
Tú ves en aquel cielo
feliz y sin retorno
qué forma tiene el nombre
que aún bebes libre, u otro
que aún significa el fruto
gustado con sollozo
por dos bocas fundidas;
tú miras, hombre solo,
eso, que fue tu vida,
hecho sombra en lo hondo.
Tú ves y amas lo ido,
tú preguntas qué pozo
profundísimo y negro
lo ha exhalado. Y borroso
de relámpago interno
se ilumina tu fondo:
una gran final sin nada.
(Pero aún el mundo es pródigo
en vida. ¡Salta, huye
al mundo!)
El mundo, sordo,
está en su sitio, es eso:
indiferencia y odio.
Y tú huyes aún más lejos.
(Más lejos, alto y solo,
como tú gime o canta
quizá un pájaro.)
Y loco
ya, aún huyes de ti, clamas
con voz de sangre: ¡todo
gira; cuidad, oh sombras:
los astros crujen, rotos!
No sientes más, no miras:
tú dolor está en todo.
Tus recuerdos, sajados,
te persiguen - ¡tú en todo! -,
casi muerto, habitante
de espacios misteriosos.
¡Perdido! ¡Pozo humano
alucinante y hondo!
¡Vorágine insaciable
del recuerdo! Remoto
está el mundo, y su luz.
Perdido en ti; cercado
de indiferencia y odio,
¡vencido!, ya no esperas.
Y sufres, y estás solo." ( Eugenio de Nora. Cantos al destino, 1941-1946; en Poesía de la Primera Generación de Posguerra. Cátedra. Págs. 304 - 306.)
"UN DEBER DE ALEGRÍA
¿Yo fui triste?
En la noche
siento que avanza el mundo como el amor de un cuerpo,
como la pobre vida, combatida y cansada,
aún encuentra en la noche la ceguedad del cuerpo,
la ternura del cuerpo
queriéndose, buscando
en quién querer, con manos
deslumbradas y humanas.
Todavía, mientras dura la noche,
mientras la soledad, tan tuya,
y la inmensa tristeza sedienta y sin sosiego
de los que multiplican tu soledad en mundo
funden - Eugenio, España - una tiniebla sola,
todavía
algo queda en el alma, y si aprieto los ojos
por despertar, por no creer la sombra,
aún fragmentos de aurora la sangre te daría.
Cuando la pobre gente de nuestro pueblo llega
del sudor y del polvo, del trabajo vendido
con el alma cerrada, cuando
llega y encuentra el día que se acaba temblando
en la lumbre cocida y alimenticia, llega
y cae, la pobre gente oscura,
derribada en las sillas; y encuentra la sonrisa
todavía, la hermosa prodigiosa sonrisa
- si hay algo prodigioso - del viviente que tiene
aún no lo necesario:
entonces, duramente,
algo en mí se incorpora, y siento, sin remedio,
un deber de alegría.
No hay fatiga. Nosotros
excedemos del tiempo. La estatua congelada
detenida en las calles, nosotros estrechamos
su mano y la fundimos.
Ellos, ellos
quienes casi no viven, y esperan, me lo dicen,
y yo puedo escucharlo.
Nunca sueña quien ama, nunca
está solo. La pujanza es idéntica.
De la rosa ofrecida
al amor, a la piedra
fijada con amor, a las balas
hundidas y ensañadas
por amor, todo avanza
y edifica. ¡Despierta!
Y enemigo, expulsado de la tristeza, siento
cómo la aurora iza su bandera rociada." ( Eugenio de Nora. En Poesía social... Págs.- 375-376.)
(La primera vez que yo oí hablar de ANTIPOESÍA no fue a través de NICANOR PARRA. Fue con este magistral ANTIPOEMA... ¿Se conocían Eugenio y Nicanor...? ¿Había sintonía entre ellos...? Yo no lo sé y tendría que ponerme a estudiar y ahora no dispongo de mucho tiempo. Pero no es descabellado pensar que, dada la amplia formación poética de ambos, al menos hubieran oído hablar el uno del otro.)
"ANTIPOEMA DEL CANSANCIO
Viendo ahora, mirando el triste mundo,
el putrefacto mundo humano
que conocemos, que hemos visto,
"inquietante" y "crucial", "predestinado"
(según nos dicen los periódicos),
en el que nos sentimos más bien presos, como algo
- nosotros, ello, todo -, algo que se devora
y se amontona y sigue sobre sus propios huesos blancos...
Teniendo en cuenta las banderas, colgadas,
arrugadas y pálidas como palabras de un discurso falso;
anotando los números que indican "ración"
y "30 días" correlativamente, o "dividendos" y "salarios"
(bien sé que no son cosas versificables, pero
es lo que encuentro, y no voy a ocultarlo;
lo anoto pues, y sigo...)
Parándose a pensar en lo que han dicho
- entre otros varios -
los "excelencias" y los "lideres",
los fariseos y los publicanos,
mis zapatero, Einstein
y Mr. Dulles - sucesor de Mr. Acheson... - ;
sin olvidar, por otra parte, el cielo azul,
el movimiento grácil de los álamos,
y la anarquía de la primavera, y la situación caótica
que provocaría el "crac" de tanto verde o blanco
piojo ( perdón,
pero está claro
que no son más que símbolos poéticos
todas las cosas de que vengo hablando...)
Al mirar esto, al considerar esto, sí, ¿para qué engañarse,
ni para qué exponer personalmente lo que experimentamos...?
(Unos lectores se indignarán, castizamente;
otros habrán de avergonzarse, y sentirán toda su vida como un sueño pesado;
muchos, en fin, es lo seguro,
dirán: "esto no es arte" o bien "¡ qué prosaísmos!" y pondrán en la radio
un fox, un vals, o la emisión "Juerga en el aire",
o algo
dulce de todos modos, y más
lírico, entre tanto
llega la hora de acostarse o - si es por la mañana -
el vermú y el aperitivo acostumbrado...)
Pues, como ya dijimos antes - pero ahora va de veras -; " en fin",
en fin, sí: ¿para qué engañarnos?
Amigos míos, poetas, nuestro oficio
es inútil, pensadlo.
Los que nos oyen no comprenden, y los que entenderían...
no tienen tiempo de escucharnos." ( Eugenio de Nora. En Poesía social... Págs.- 377-378.)
PATRIA
"La tierra, yo la tengo sobre la sangre escrita.
Un día fue alegre y bella como un cielo encantado
para mi alma de niño. Oh tierra sin pecado,
sobre cuyo silencio sólo la paz gravita.
Pero la tierra es honda. La tierra necesita
un bautismo de muertos que la hayan adorado
o maldecido, que hayan en ella descansado
como sólo ellos pueden, haciéndola bendita.
Fui despertado a tiros de la infancia más pura
por hombres que en España se daban a la muerte.
Aquí y allí, por ella. ¡Mordí la tierra, dura,
y sentí sangre viva, cálida sangre humana!
Hijo fui de una patria. Hombre perdido: fuerte
para luchar, ahora, para morir, mañana." ( Eugenio de Nora. España, pasión de mi vida. En Poesía de la primera generación de posguerra. Pág.- 307.)
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