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De Personal & político, 2015:
QUIROPTEROS
Atención: se ha escapado de libros y pantallas
un mito occidental. Y como un monstruo
habita entre nosotros, con su séquito
de pánicos ahora.
............................Antes era un morboso
asunto de succiones entre adultos.
Castillos quebradizos, capas negras y damas
con los cuellos muy pálidos,
féretros con resorte, mordiscos voluptuosos.
Después vinieron góticos adolescentes nórdicos,
exangües, inquietantes criaturas urbanitas.
El verbo se ha hecho carne, membranas, garras negras,
ojos alfilerinos. Previsto no lo estaba.
El vampiro ha mutado de costumbres.
Ahora el mito se vuelve africano y solar.
Un niño hambriento chupa unos cartílagos
y la sangre le brota por los ojos.
Y no salva el amor como en el cine.
BICHOS
Qué bichos raros somos los poetas.
En nuestra casa apenas nos soportan.
En el trabajo usado para fines nutricios
nos ven como a pedantes infelices.
No les puedes contar de nuevo el mismo sueño.
A solas con nosotros, con la página
acariciada casi de algún otro poeta
infeliz y pretérito,
nos rendimos, ebrios,
en un ritual patético y sedante.
Qué bichos raros somos los poetas.
Un monedero apenas de momentos menudos
de concordia, de ardor y de verdad
es la ganancia mínima que deja
nuestra libresca vida con su magra
maleta malcerrada,
.................................cuando nos detenemos
en alguna estación donde la muerte
con su vagón soberbio y antilírico
frena brusca una noche
y nos va recogiendo en su silencio.
LOS IRRELEVANTES
Cuando voy al trabajo, el semáforo largo antes del río
lo ocupa un chico negro que malvende
falsas bisuterías africanas
y abetitos dudosos para el coche.
Lleva la misma ropa todo el año
y un sombrero tejano o mexicano.
Pero al llegar las ferias múltiples del buen tiempo
el joven, alto, enjuto, se enfunda sobre viejas
camisas muy raídas
un traje de flamenca rojo y lacio.
Es la melancolía con volantes.
El miedo ruge ahí: no le deja a sus ojos
comunicar ni un brillo de la vida
que solo libre ríe.
.............................El joven alto, enjuto,
cruzó un mar como escapan
los ciervos de un incendio
y ahora la gacela se enfreta, día a día,
a la procesionaria tóxica del tráfico,
a nuestras caravanas de orugas irascibles.
Al volver del trabajo, el semáforo largo antes del túnel
lo ocupa otro chaval. Es rumano, hace mimo,
pide la voluntad, vende pañuelos, lanza besos,
marca pasos de rap, reverencias y bailes,
hace amigos, no tiene tanto miedo.
También viste muy pobre, suda, ríe.
Pudo ser un osezno
que huyó de un bosque ardido danubiano.
Los rescoldos humean, Nosotros, las orugas,
avanzamos en rígidas crisálidas de acero.
Nunca atendemos a los horizontes.
Nunca hablamos del humo tras el mar,
de la tierra quemada,
del extintor, del fuego,
del pirómano.
RAP PARA LA ROMERÍA DE STEVE JOBS
El faraón dormía en una gran pirámide.
En venerables criptas los santos medievales.
En mausoleos de roca los brutos generales.
Los monarcas ingleses en grandes catedrales
y los reyes de España en hoscos escoriales.
Las ciudades acogen a sus sabios y Dantes.
Hoy ha muerto un Leonardo: la gente va a rezarle.
A Steve Jobs lo veneran en el cubo de Apple.
Le han llevado manzanas brillantes y amarillas,
flores, teclados viejos, poemas y estampitas.
Los ardientes devotos van como en romería,
sus fieles dan tres vueltas a la Quinta Avenida.
Realizó sus milagros: justa es la idolatría.
La música del mundo guardó en una cajita
que se guarda en la palma cual una monedita.
La envidia de los dioses le ha quitado la vida.
Si diseñar el cosmos era oficio divino
tú rompiste los planos de los dioses antiguos.
La ilusión de guardar el mundo comprimido
en órgano portátil cual un segundo ombligo,
la ilusión de que es bello el mundo así plegado,
el poder reeditarlo cuando no es de tu agrado,
por eso, oh Jobs, oh Jobs, mi saeta te canto,
ya no habrá más milagros que nos hechicen tanto.
EL FANTASMA DE EVERGREENS
¿No me conoces? Soy
el fantasma de Evergreens.
¿Por qué has venido a verme?
Sabrás más de lo eterno y de lo bello
si tus dedos comprimen esta hoja roja y fresca
o si sigues a ese pájaro en su vuelo
travieso en la ciudad
que si escarbas mis versos
buscando vuelo y savia.
Corre, sal, vive, vuela.
Los poemas son solamente cápsulas,
aditivos, morfinas, antibióticos.
OJOS COLOR JEREZ
Emily se retrata: “El color de mis ojos
recuerda al del jerez que se queda en la copa
del invitado”. Qué imagen tan notable.
Esa cripta de euforia del jerez.
Idas ya las visitas,
cuando alzaba la copa,
brillaba aquella lágrima cobriza
como lupa del mundo.
Así era su pupila escrupulosa.
Qué ungida de deseo iba esa copa
de vuelta a las cocinas.
Recuerdo ese jerez que otros bebieron.
He pedido tequila con sangrita.
Sé que mi libertad se ha fabricado
con destellos antiguos.
La noche es alta y libre
y está invitado el mundo.
METAPOESÍA
Philomela Hastings nació en 1826.
Era contemporánea, por tanto, de la poeta Dickinson.
Su tumba sobrevive en el vetusto
cementerio de Amherst
pero no la visitan ni jóvenes poetas ni fotógrafos.
Filomela: tu nombre me sugiere
mandamientos poéticos.
Amarás el Poema sobre todas las cosas,
amarás tu poema algo más que a ti misma.
Es bueno que la tumba de tan grandes poetas
la acompañen y velen tan musicales nombres.
De Gavieras, 2020:
DECÁLOGO DE LA FLÂNEUSE
Ver construirse el tiempo
Chantal Maillard
Flâneuses… su papel en cuanto observadoras, poetas y,
sobre todo, ensayistas de la ciudad (…) reivindicar la
flâneuse puede ser la manera de denunciar las falacias
que hacen del espacio urbano la más férrea plasmación
del orden social, cultural, político y económico.
Anna Maria Iglesia
Juramento inicial. Por mis antepasadas, no aceptaré más límites, cancelas en umbrales ni candados. Haré mi ciudad mía, mi laberinto al sol, mi casa grande. Los dedos de los pies sonríen al bajar de la acera. Primero de flâneuse: salir sin móvil. Curar la nomofobia.
Descubrir el placer de no comprar. Tres excepciones: zapatos de andariega con su nube interior. Un libro de flâneuse para leer en bancos, terrazas, céspedes o pretiles. Santificarás al sol sobre las páginas bendecidas y abiertas. Y la moneda para el músico y la música que embellecen las calles. ¿Son los nuevos altares? ¿Oyes cómo esa flauta te facilita claves de vuelo figurado sobre las palmeras?
Salvar tus librerías y amar a tus libreros y libreras. Es tu pagana misa semanal: pecado es muy mortal no entrar en ellas. Recordar: el Antihéroe de la nueva flâneuse es aquel Magistral de La Regenta, que mira posesivo la ciudad desde una torre alta, avariciosa, inmóvil.
Deambularás. Harás las calles. Preguntarás el nombre de los árboles o los bautizarás si se hallan huérfanos. Preguntarás los sueños a los viejos artistas rotulados en lápidas. Y los saludarás: ¿tu compañera?
Amarás una lentitud nueva cada día. Te detendrás a leer la irrepetible escritura de esa frase fucsia de la buganvilla. Te dejo andar, olfato, a ver qué encuentras. Volad, oídos míos, traed ruidos y músicas. Coleccionarás olores diferentes del mar y de las plazas. Los irás bautizando. Oh, lexicografía nueva de la flâneuse.
Métodos de paseo: probar los autobuses hacia ninguna parte. Las últimas paradas de las líneas, allí donde se vuelca del plato la miseria. Periferias: bodegas, lecherías, colmenas. Comer fruta llegada de esos huertos cercanos.
Hablarás con una anciana en los días impares. Hablarás con un anciano en los días no impares. Que fluyan sus memorias. Hallarás, como gemas, palabras para tu colección, palabras que jamás estrenaste en tu boca. Qué sabrosas las palabras rodadoras, rodantes, confitadas en tiempo. Será como pescar en plena calle peces secretos, caracolas envueltas en algas, restos de buques, escamas de sirenas
¿Tertulias, foros, clubs, ágoras vivas, ateneos? ¿Micromuseos vacíos, amigos de la música, patios frescos, talleres de escultoras, tabladillos, verbenas diminutas, títeres y minúsculos teatros? Con una condición: no aparezcan en las sumisas guías.
Los cementerios narran el temperamento arcano de la polis. No desdeñes sus voces. Poemas semiescritos en las tumbas que tú completarás. Plagia a Banksy, deja en aquellas tapias tu grafiti.
Y si te invade el ansia de la fotografía, hazla con tus palabras: regresa con un haiku y cuélgalo en el vaho del espejo. Ciudad, aforo libre. Espigarla a lo Varda. Buscar lo infraordinario de Perec. Reavivar los fuegos a lo Woolf. Olvidar los decálogos.
RUMBO AL ESTE
Escucho al mediodía.
Un presidente torpe
poil de carotte
cerebro de boniato
manda bombardear
una noche de enero
un pedazo de Persia.
A la noche siguiente
escucho en Radio Clásica
a Maja Vasiljevic:
...el tanbur, un instrumento clásico otomano que por la procedencia
de sus maderas simboliza un amplio abrazo fraternal.
Se ensambla su cuerpo abovedado con tiras de maderas diferentes:
el arce flameado, la caoba, el nogal persa,
el árbol de bálsamo de Meca, el castaño español, el albaricoquero,
el palo de rosa de la India, el enebro de Grecia, la morera...
De pronto escucho hojas. Huelo maderas. Lloro.
Árboles veteranos, cobijo de la música.
Música voladora, cobijo de la noche.
Noche, cobijo mío,
¿no está pidiendo al mundo
una liberación
como una danza?
LAS REFUGIADAS, SEGÚN ESQUILO
Arena entre los dedos de los pies.
No sabíamos nada de nudos ni de remos.
Aprendimos tareas de aparejo
en las finas arenas del Nilo, frente al mar.
De todas las desgracias
elegimos al menos la más noble,
la de huir libremente.
Viajamos, como Ío,
huyendo de los lechos donde Eros
sembró tábanos, celos, asfixia, propietarios.
La nave es nuestra ágora flotante.
Navegamos en busca de ciudad.
-¿Una ciudad buscáis?
-Oh, sí, la deseamos. Podemos construirla.
Sabemos cómo alzar
los altares. A Atenea naviera
con nuestros labios libres
le rezamos en Rodas.
No crezcan en las casas
cuevas de rudos cíclopes.
Ansiamos buscar fuentes
en las entrañas limpias de la tierra.
Los huertos no los riegue
la sangre del dios Ares.
CARTA A UNA JOVEN POETA
No eres máquina no
de ajustar calendarios horarios honorarios
a los pulsos de lumbre y de deslumbre.
Si estás hecha de horas deseantes
de mundos andamiándose hiperlibres
de escrituras que abrazan sin gramáticas
la membrana primera de la música
que golpean objetos estelares de momento alejados
¿a qué asumir agendas addendas reprimendas?
Pacta con las sirenas preodiseicas
con la Medusa joven
con las Erinias turbias nunca euménides
con la Amazona, sí, reencarnable.
SENDERUELAS
Las palabras caminan,
andan, vagabundean y desandan. ¿Las ves?
Cruzan las calles, paladean plazas,
rebuscan los senderos enterrados,
sortean excrementos, trepan por carreteras de montaña,
merodean y corren. Van ahí, como nubes
acróbatas, como enjambres hipnóticos
cargados de melíferas misiones.
........................................................Las palabras,
senderistas en grupos amicales o solas como brujas.
Andan, tropiezan, se golpean a veces y se arañan
las unas a las otras; a veces se encadenan
los hombros con abrazos. Recogen el caído y bellísimo
abanico del ginkgo, se dejan empapar
de viento de cerezos.
..........................................Caminan las palabras,
peregrinas, entrecruzan sus rutas
con nuestros vericuetos de silencio,
fulguran y atrapamos a algunas con la boca,
a otras con el grito, con redes de escritura.
Mas se van en bandadas enloquecidas, altas
o se esconden y silban como voces de bosque.
Magia no vi otra igual, tan seductora,
como este caminar de las palabras,
portadoras de luz, amigas fieles,
pasajeras y libres.
Viajar así, con ellas.
CONVERSACIÓN CON EL PREFIJO DES-
-Prefijo de-, ¿qué haces con mi lengua?
Tengo cuentas pendientes
contigo. ¿por qué insistes en usos
dañinos y serviles?
................................Mírate:
desflorar despeinar deslenguar descarriar
desdentar desvirgar descerebrar
¿Por qué fuiste tan cómplice del sufijo de escarnio?
¿por qué bailabas tanto con nosotras?
Ella la desflorada y deshonrada
ella la desdentada la vieja y descarnada
tú la descerebrada ella la despeinada
la desvirgada y la descarriada
yo descorazonada deslenguada
ellas.......................las despojadas.
Mírate: desbordar.
Di por qué desbordar no ha sido nunca
deshacer los bordados. ¿Cuántas horas de oro,
toneladas de tiempo luminoso hallaríamos
si todos los bordados de la historia menor
quedaran desbordados?
Hora es de deshilar destejer descoser
desbaratar deshenebrar
desabrochar y desabotonar
desembridar y desembarazar.
Mírate. Desnortar, desorientar.
¿Por qué has dejado fuera
al oeste y al sur?
De-surear. Des-occidentear.
Desurea quien prescinde de los sures
y no sabe gozarlos ni ponerlos na proa
y desoccidentea quien olvida los pasos
fieles al sol amigo que se pierde.
Hora de desfacer, desdecir, descifrar
descontar, descantar, desencantarnos
de tanto encantamiento no pedido,
desocupar los nichos,
deshombrar, por ejemplo, que es tirar por la borda
el verbo deshonrar con todos sus arcaicos
prestigios teatrales,
destilar vinos rojos y salvajes,
desandar los senderos alambrados
desenredar los nudos
del barbado destino.
TUNEANDO AL PIRATA COJO
DE JOAQUÍN SABINA
(Léase recordando la encantadora música)
No soy una chica con la lágrima fácil,
de esas que se quejan sólo por vicio.
La vida no se deja ni coger de la mano
y me escupe: —Tú no sabes mi oficio.
Aunque sale caro hasta soñar
y disfruto con mi en-carnación,
con un poco de imaginación
partiré de viaje enseguida
a vivir otras vidas,
a probarme otros nombres,
a colarme en el traje y la piel
de las mujeres
que tal vez seré.
Ser Michelle en Chicago,
Pasionaria en las minas,
Camille en Montparnasse;
guerrillera en Colombia,
ménade por las noches,
Juana de Arco en Orleáns.
Reportera en Sodoma,
amazona en Turquía,
en Siberia ser tren;
¿chica Bond? Ni lo sueñes;
trapecista en el bosque,
Eleonora en Napolés.
Colette en Montecarlo,
un buen vino en tu boca,
Sontag en Nueva York;
la poeta del barrio
aunque sé que no toca,
hereje en religión.
Levitando, Teresa,
doña Pepa por Cádiz,
Marianne en París;
Mariana en Granada,
bodeguera en Burdeos,
prima de Thelma y Louise.
Nadadora en Australia,
insumisa en la tierra,
Liza en su cabaret;
escritora en tu espalda,
con Rossini soprano,
la que quemó el burdel.
La Zambrano en La Habana,
Isadora en Atenas,
y Zinda en Angolá;
nómada por tu cama,
directora en Viena,
por Oriente, Calaf.
Libertad en Manhattan,
Ágata detective,
Vanessa en Camelot;
guionista de tus sueños,
Nausica fugitiva,
sirena en tu colchón.
Alpinista en el Tíbet,
Lisístrata en la guerra,
Murasaki en Japón;
ser un río en la India,
Aphra Behn por los mares,
y Frida en Mexicó.
Pero si me dan a elegir
entre todas las vidas, yo escojo
la vida de gaviera que trepa por el palo,
con ojos abiertos, telescopio en la mano,
curtida en el mar, capitana
de un barco que tuviera por bandera
un par de alas y una estrella nueva
MACHADIANA
Estos días azules y este sol de la infancia.
Aquel sol del verano y esta tarde tan gris.
El puente de Collioure y aquella noche negra.
El mar tan transparente y este odio tan turbio.
Aquel amor limón y su olmo seco.
Aquella ciudad pura; esta podrida patria.
Este sol casi azul. Aquella, aquella infancia.
TRIAJE
Me grito para adentro
y las honduras
son tan resbaladizas y tan negras
que el grito ni siquiera
pisa el fondo: se espanta
de la no arquitectura de la cueva.
Me miro el velo negro
interior de los párpados.
Esas manchas de luz
son fantasmas pacientes.
Sé que abrirán un día,
cuando yo no vigile,
pupilas, calavera.
EPÍLOGO A CARPE NOCTEM
Cuando era joven, yo
aprendía a apropiarme de la noche
y la hacía viscosa, dúctil, líquida,
la convertía en cítrico, licor o cereal
que saciaban mi sed y mis deseos.
Comía entonces música a bocados.
Devoré a Ziryab, a Teresa de Ávila,
a Friedrich de Tubinga.
La noche me sabía tan entregada a ella.
Nunca le puse límite cuando entraba con olas
de bahías potentes. La noche era un altar en que dispuse
elementos propicios y extremados.
¿Cómo no habré de amarla, si contuvo
las bolsas del difícil placer innominado,
traslaciones y viajes suspendidos del hilo de una música,
negruras escondidas del sol,
palabras no decibles
y sin embargo vivas?
Sin la noche qué haremos finalmente.
Ahora solo amaso los recuerdos
de aquel hacer las noches mías antes,
Última edición por Pedro Casas Serra el Dom 26 Mar 2023, 10:33, editado 1 vez
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