EL GRAN PUZLE DE AQUÍ Y DE ALLÁ.

PROSA POÉTICA
EL GRAN PUZZLE DE AQUÍ Y DE ALLÁ.

Cercanas lejanías, teoremas,monólogos, diálogos distantes y la vida tornóse en diletantes recetas y remedios con poemas. que me deprimen, igual que los oncólogos con sus anatemas. También me molestan los espejos reflectantes, pues debido a todo ésto, nació mi cáncer mucho antes, pues nunca lo esperaba de ayer y desde ese día, viví con la espada de Damocles encima de mi cabecita. Desde ése día, converso con el cóndor diariamente, en un confuso diálogo, entablado encima de mis párpados a veces abiertos, otras cerrados, pero el silencio es insulzo, pues ha dictado mi muerte prematura, en un día nublado, si mal no recuerdo-

Hubieron muchas confusiones parecidas a un concierto sinfónico. Pero habían muchas cercanías y lejanías entre los ecos de amor, ese amor sincero, que sufre ante las malas noticias. Pero que me dicen ustedes, que al día siguiente, ella, ese amor que describo, tiene el mismo pronóstico. O sea, fueron dos espadas Damoclianas que pendieron en nuestras dos cabezas. Las lejannías y cercanías se juntaron en un solo eco de amor, que no sonó como río, ni con lunas plateadas y bulerías. Un amigo llegó a consolarme y le dije, pero hombre, si no hay nada hoy, ni ecos, ni ríos, fuese todo al olvido, solo pena el ánimo decaído, pero me responde, vivir es importante no hay que entregarse, hay que luchar que DIOS te ayudará.

Y estuve atando cabos y como un profeta decidí que viviríamos los dos, desafiando al oncólogo.Si se fijan ustedes, cuando se piensa en la muerte, se recurre a la filosofía, buscando el arreglo, tratando de descubrir los misterios ocultos. pues nadie quiere irse así porque sí. Es cobardía entregarse y la nostalgia te hace aferrarte a las utopías. Repican campanarios con valientes ding dones, que te endulzan la vida, y se llama esperanza.

Mas no podemos ir contra la ley de la vida.; se nace para morir. Salimos de la caverna donde meditamos y entramos a otro gran puzzle, que no tiene otra salida al espacio donde vivimos esperando se cumpla el gran úkase,.Y éste se cumplió en parte, porque solo fué una la que viajó sola, y sólo me.dejó acá, para que regara el jardín de rosas rojas casi negras. Y sembré además nomeolvides, porque olvidarla en este gran puzzle sería otra cosa. Así he vivido siete largos años solitariamente, con algunos paréntesis para no sucumbir de frío. Y hoy ese Gran Puzzle tiene su jardín cultivado, con menos flores, pero hay una hermosa flor, de mirada profunda, con pelo amarillo, que ha hecho renacer la vida del jardin. Hay una mariposa que se pasea diariamente entre las rosas, mira que esten bien cuidadas y se marcha todos los días cuando se pone el sol en las tardes tibias de este verano. Y hoy hay dos personas que se pasean entre las flores.muchas veces tomados de la mano, conversando apacibles.

A veces medito, como cambia la vida, como se da vueltas todo, como cambia el salir del sol con la alegría de vivir nuevamente caminando de a dos. Nadie sabe que pasará mañana. Nadie puede predecir nada. El gran puzzle de aquí y de allá, se mueve solo, empujado por una energía misteriosa, que no tiene nombre, sentido, explicación. ¿ y para qué ? ¿con qué objeto? Mejor mirar hacia este nuevo futuro que se abre.
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Querido amigo Ernesto:
Como no sé, decidí hace años cambiar la ética por la estética... entiéndeme hay una estética social, laboral, humana, universal.... la diferencia, quizá, está rn que en los colores de la estética no existen verdades inmutables... Bajo a la estética.... hace años, como consecuencia de una pruebas, tuve una hemorragia... ¿imaginas un grifo?... se abre, se cierra, al cabo de unas horas, me desmayé, mi Santa llamó a una ambulancia y yo me quedé sentado en el retrete, blanco, con la cara perlada de sudor...
Apareció mi hija (dieciocho o veinte años por entonces)
-Papá ¿que pasa?.
-Hija, por favor coge la máquina de fotos y hazme una... espero que no me vuelvas a ver así ...
Y me la hizo... una pena, la perdí
¿Cuantos habitantes tiene la tierra..¿(8000, 9000? ¿cuantos habran psado dentro de 1000 años... uno de esos habré sido yo, sin demasiada importancia. Dicho esto, así, entre nosotros: Esto me encanta
Un abrazo
José Antonio

JOSÉ ANTONIO,
me alegra y me das agrado con tu comentario a mi prosa. No es primera vez que me conversas de ética y estética. Creo que al respecto, tu u otra persona me mencionaron al filosofo Wittgenstein. Metiéndome en el centro de tu mensaje, nos obliga a pensar filosóficamente ambas consideraciones. Creo al respecto, que sería interesante leyeras estas palabra expuestas por EUGENIO TRIAS acerca de ética y estética. Y por ello te la transcribo, como parte de mi comentario, ya que concuerdo plenamente con estas teorías COMO CON TUS SENSACIONES.

Wittgenstein aduce que “ética y estética son lo mismo”, o literalmente “son Uno” (sind Eins). Lo dice en el contexto en que afirma que “la ética es trascendental”. Y esa trascendentalidad de la ética (y de la estética, por tanto), que también se enuncia de la lógica, remite a un “sujeto” que, sin embargo, no está más allá de los límites del mundo, sino que se determina como “un límite del mundo”. Lo trascendental es, por tanto, el límite (y el sujeto como “sujeto” de ese límite, o “sujetado” a dicho límite).

Lo ético, como lo estético, al decir de Wittgenstein, es “inexpresable”. No pueden formarse “proposiciones” al respecto. La diferencia entre ética y estética, en la medida en que son “lo mismo”, es muy sutil. Wittgenstein cita a Schiller: “Seria es la vida, alegre el arte” (Wallensteins Lager, Prólogo). La obra de arte sería el objeto (lo que por tal se entiende en el Tractatus) “visto sub specie aeternitatis”. A la inexpresibidad y silencio de lo ético se co-responde “lo mismo” en referencia a lo estético.

De hecho “el milagro estético es la existencia del mundo. Que exista lo que existe”. Quizás la esencia del modo de contemplación artística signifique “contemplar el mundo con ojo feliz”.

Hay, pues, un giro, una epistrofé o una peripecia en esa mirada estética: lo que en la vida asume carácter serio, apesadumbrado, tremendo, puede de pronto ser “transfigurado”, rescatándose su carácter “milagroso” (siempre digno de asombro), independientemente de que se muestre allí algo con carácter trágico (o bien cómico, o tragicómico). Como si de este modo se retrocediera, por la vía de los misterios gozosos, a la admiración originaria que permite una expansión en relatos, mitos, y también en el despuntar filosófico.

“Voy a describir la experiencia de asombro ante la existencia del mundo diciendo: es la experiencia de ver el mundo como un milagro” (añade Wittgenstein en su impresionante Conferencia sobre ética). Y añade: “Me siento inclinado a decir que la expresión lingöística correcta del milagro de la existencia del mundo -a pesar de no ser una proposición en el lenguaje- es la existencia del lenguaje mismo.” A diferencia del modo estético “el modo científico de ver un hecho no es el de verlo como un milagro”.

Esta gran reflexión de Wittgenstein sobre el “silencio” de lo ético (y por tanto de lo estético) debe ser retenida. Algo hay “inexpresable” que impide ajustar la “experiencia” ética (y estética) al criterio según el cual este autor determina lo que denomina “proposición” (que es la expresión manifiesta del pensamiento). Pero quizás convenga fecundar esta reflexión tan exigente del Tractatus con la idea plural y compleja de los múltiples “juegos lingöísticos” (acordes con sus “mundos de vida”) de que habla este gran filósofo en su obra última.

Puede, pues, entonces pensarse si no es lícito determinar alguna suerte de expresión lingöística que “proponga”, con plenitud de sentido, algo relativo a esas experiencias “trascendentales” que hace el “sujeto” en el ámbito de lo ético (y de lo estético). Como avanzo en mi libro ética y condición humana, puede ser lícito, siguiendo en esto a Kant, destacar “una” proposición (ético-ontológica), la proposición que guía y orienta al sujeto (fronterizo) en relación a su obligación, imperativa, por realizar su propia condición (de lo que resultaría, por lo demás, la “vida buena”).

Tal proposición se me revela (en ese libro) como un “imperativo pindárico” que salva el formalismo kantiano mediante el simple y sencillo enunciado imperativo que dice así: “Llega a ser lo que eres”. Luego el imperativo pindárico debe repensarse y reformularse según esa posible comprensión de la condición humana como condición fronteriza. Tal imperativo dice y enuncia, en conjugación imperativo, “que la máxima de tu conducta oriente tu acción, tu ethos, en relación a esa condición fronteriza que constituye tu propia condición humana”.
Creo, frente a Wittgenstein, que sí que puede hablarse de proposición ética. Sólo que ésta no especifica una multitud de variantes de la misma. No contiene una diversidad de juegos lingöísticos, aunque lo que Wittgenstein entiende por tal puede esclarecerse, en el ámbito que tratamos, el ámbito de la ética y de la praxis, como distintas modalidades de respuesta posible a una única proposición ética. Eso es lo que quiero decir: que existe una proposición ética (Wittgenstein pensaba que no existía ninguna); pero yo añado que existe una y sólo una. O que hay una única y exclusiva formulación lingöística posible que pueda dar expresión a lo ético. Lo ético sólo admite esa proposición. Más allá de ella sólo subsiste el silencio, como genialmente supo comprender Wittgenstein.

Pero este grandísimo filósofo no comprendió que “algo”, un resto, un residuo, un cerco de razón nos llega a los oídos como expresión de un decir que puede dar determinación a nuestra acción y a nuestra conducta, u orientación a nuestros modos de vida. Y ese cerco de luz lo constituye, precisamente, la proposición ética, que es una y única (como uno y único es el “imperativo categórico” kantiano). También en el ámbito de la estética y del arte es posible destacar una “proposición” (en el más amplio sentido del término, que incluye la idea de “figura”, Bild) que, sin embargo, es simbólica (y que se expande en todas las exégesis posible de lo simbólico, relativas al habitar, a la erección monumental, al juego de las miradas, a la creación de iconos, a la producción de signos lingöísticos, con toda su profusa figuración retórica, metafórica, metonímica, etc.).

Esa expresión simbólica tiene la peculiaridad de permitir una mostración, en el objeto, o en ciertos episodios del mundo, que, mediada por el decir o hacer simbólico, permita también que “lo ético” (y en consecuencia la proposición referida, y todo el orden de experiencia de la libertad que funda), resuene. De hecho Kant concibió esa resonancia cuando dijo que la belleza era un “símbolo moral”, y que el modo de exposición simbólico, en el que indirecta y analógicamente se exponía “lo trascendental” (y por ende también lo ético, o el uso ético de las Ideas de la razón), se distinguía de la exposición esquemática que permite la conjunción de intuición y concepto para la producción de conocimientos. Eugenio TRIAS.

Espero no haberte lateado. Pero es interesante lo que se dice y está acorde con lo tuyo expuesto. Es una lástima que no hayas guardado esa foto. Si pudiésemos guardar todo como una película de ficción, mira que sría interesante. Como lo sería también conectarnos un dia a Internet y que quedara grabado todo lo que pasa en una nnoche de sueños por nuestra mente, como una conversación. Sería una pieza de filosofía muy especial. Imagina a Freud leyéndola. Te abraza ernesto

Ernesto: tratando de sacar en lo posible, del contexto metafísico tu reseña, para que sea más fácilmente entendible por todos, me gustaría decir que: cuando Wittgestein dice aquello de que “ de lo que no se puede hablar, lo mejor es guardar silencio”, y en relación a la ética del individuo, creo que lo que está queriendo decir es precisamente que no hay una única proposición para dar respuesta a esa “ misteriosa” voz interior que nos empuja, como dice Kant, a hacer aquello que debemos hacer, o sea que nos llama en un imperativo categórico. Sin embargo, para conseguir vivir una “vida buena” ( tal como la entendían los pensadores griegos) es suficiente con responder a esa llamada con claridad y de manera única: si se logra, se puede vivir de esa manera (aunque esa respuesta no sea unánime, e incluso pueda ser en ocasiones contradictoria con otras)
Pero Trias, habla del sujeto, de su limite natural, de “ ser lo que uno es” y de encontrar esa “única” respuesta verbal a la orden que le obliga a ajustarse a su condición.
Para mí, el que está acertado es Wittgestein porque, ni se sabe qué es el sujeto, ni su límite, ni mucho menos en qué consiste la condición humana.
Por eso pienso que cualquier proposición verbal es “metafórica” pero eso no significa que no sea eficaz.
Un abrazo
Manuel

MANUEL, estoy contigo en eso de las proposiciones deben ser metafóricas.
Cuando le dije a José Antonio que estoy de acuerdo plenamente, debí decir,
metafóricamente. Creo más en los griegos, pero la vida hoy está atravesando por valores
yuxtapuestos. La razón de Kant está siendo reemplazada por el valor del dinero, el poder de éste. Aquí se cae en contradicción con los griegos lamentablemente. Por eso prefiero tu pensar metafóricamente. Y cuando observamos a nuestro alrededor, se cruzan miles de pensamientos diferentes, y Wittenstein nos deja lindas ideas para seguir masticándolas. En el fondo de todo, estamos viviendo una era de muchos cortocircuitos filosóficos,
que debemos irlos asumiendo y debemos tener calma y cuidado al repensarlos. Te agradezco tus observaciones enriquecedoras del diálogo. Abrazo, ernesto

Ernesto:
ESPERO QUE ESTÉ MUY BIEN DE SALUD!
QUE SI ES AUTOBIOGRÁFICO EL TEXTO,
HAYA SIDO DUPERADO EL TEMA!!!
CUIDESE MUCHO!
SALUDOS!!!

ESTRELLA, gracias por tu preocupación. Si, es autobiográfico.
No sé por que motivos aun sigo con los pies en la tierra Nadie
sabe el porqué. Pero la vida es así, no no queda mas que soportarla
tal cual es. Y creo que no hay que hacerse preguntas. Es el puzzle.
Mis saludos y muchas gracias nuevamente, ernesto