Aires de Libertad

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    Joan Margarit (1938-2021)

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    Joan Margarit (1938-2021) Empty Joan Margarit (1938-2021)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 01 Mayo 2015, 13:55

    .

    .


    Joan Margarit

    Joan Margarit i Consarnau (Sanahuja, Lérida, 11 de mayo de 1938) es arquitecto y catedrático español jubilado de la Universidad Politécnica de Cataluña en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona.

    Joan Margarit nació en Sanaüja, en la comarca de la Segarra, durante la guerra civil española cuando el frente de Aragón ya estaba cerca de aquellas tierras, hijo de Joan Margarit i Serradell, arquitecto, de Barcelona, y Trinitat Consarnau i Sabaté, maestra, de La Ametlla de Mar.
    Sus padres se casaron en julio de 1936 en Barcelona, pero la guerra civil española les obligó a retirarse a Sanaüja, a casa de la abuela paterna, donde nació el poeta.
    Acabada la guerra y hasta 1948, la familia cambió varias veces de domicilio: Rubí, Figueras y Gerona. De retorno a Barcelona, la familia vivió delante del Turó Parc y Joan Margarit estudió bachillerato en el Instituto Ausiàs March que entonces estaba en la calle de Muntaner.
    En 1954 la familia se trasladó a las islas Canarias y, desde 1956, Margarit pasa los cursos académicos en Barcelona para estudiar arquitectura, en el Colegio Mayor Sant Jordi, donde residirá hasta 1961. En 1962 conoce a Mariona Ribalta con quien se casó al año siguiente, y con la que ha tenido tres hijas, Mònica, Anna y Joana, y un hijo, Carles.
    Margarit se había dado a conocer como poeta en castellano en 1963 y en 1965. Después de un largo paréntesis de diez años, escribió “Crónica”, publicado por su amigo Joaquín Marco, director de la colección “Ocnos”, de Barral Editores. A partir de 1980, inició su obra poética en catalán.
    Desde 1975, Margarit y su familia viven en San Justo Desvern, donde también tiene el estudio de arquitectura que comparte con Carles Buxadé, amigo y socio, desde 1980. Desde 1968, Margarit es catedrático, jubilado actualmente, de Cálculo de estructuras de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona.
    Se define como poeta bilingüe en castellano y catalán. Por otro lado, desdeña las corrientes poéticas y considera que, fuera de la poesía, el hombre se encuentra a la intemperie, valorando al poeta como "el ser más realista, el más pragmático, porque bebe de la realidad. Lo que no es pragmático es la economía".
    En 1987, con motivo del milenario de San Justo Desvern, el Orfeón Enric Morera estrenó su Cantata de Sant Just
    En 2008 recibió el Premio Nacional de Poesía por Casa de Misericordia y el Premio Nacional de Literatura de la Generalidad de Cataluña.

    Falleció el 16 de febrero de 2021 en Sant Just Desvern (Barcelona).


    Obra en Arquitectura:

    Mercado de Vitoria (1977).
    Rehabilitación de la Fábrica Aymerich de Tarrasa como Museo de la Ciencia y de la Técnica de Cataluñ.
    Reforma del Monumento a Cristóbal Colón (1982-1984).
    Estadio y anillo olímpico de Montjuïc (1989).
    Forma parte del equipo que dirige las obras de la Sagrada Familia.

    Libros de ensayo:

    Nuevas cartas a un joven poeta. Barril & Barral, 2009.

    Libros de poesía:

    Cantos para la coral de un hombre solo. Barcelona: Editorial Vicens Vives. 1963. (Con prólogo de Camilo José Cela e ilustraciones de Josep María Subirachs).
    Crónica. Barcelona: Barral Editores. Col. Ocnos. 1975.
    Predicación para un bárbaro. Barcelona: Editorial Prometeo. 1979.
    L'ombra de l'altre mar. Barcelona: Edicions 62, 1981.
    Vell malentès. Valencia: Eliseu Climent/3i4, 1981 (Premio Vicent Andrés Estellés de poesía).
    El passat i la joia. Vic: Eumo, 1982.
    Cants d'Hekatònim de Tifundis. Barcelona: La Gaia Ciència, 1982.
    Raquel: la fosca melangia de Robinson Crusoe. Barcelona: Edicions 62, 1983.
    L'ordre del temps. Barcelona: Edicions 62, 1985.
    Mar d'hivern. Barcelona: Proa, 1986.
    Cantata de Sant Just. Alicante: Institut d'Estudis Juan Gil-Albert, 1987.
    La dona del navegant. Barcelona: La Magrana, 1987.
    Llum de pluja. Barcelona: Península, 1987.
    Poema per a un fris. Barcelona: Escola d'Arquitectes de Barcelona, 1987.
    Edat roja. Barcelona: Columna, 1990.
    Els motius del llop. Barcelona: Columna, 1993.
    Aiguaforts. Barcelona: Columna, 1995.
    Remolcadors entre la boira. Argentona: L'Aixernador, 1995.
    Estaçió de França. Madrid: Hiperión, 1999. Edición bilingüe catalán-castellano.
    Poesía amorosa completa (1980-2000). Barcelona: Proa, 2001.
    Joana. Barcelona: Proa, 2002.
    El primer frío. Poesía 1975-1995. Madrid: Visor, 2004.
    Cálculo de estructuras. Madrid: Visor, 2005. Traducción castellana.
    Arquitecturas de la memoria. Ediciones Cátedra, 2006. Edición castellana.
    Casa de misericordia. Madrid: Visor, 2007. Edición bilingüe castellano-catalán (Premio Nacional de Poesía 2008).
    Barcelona amor final. Barcelona: Proa, 2007.
    Misteriosamente feliz. Madrid: Visor, 2009.
    Intemperie. Antología. Madrid: Ediciones Rilke, 2010. Edición bilingüe castellano-catalán.
    No estaba lejos, no era difícil, Madrid: Visor, 2011. Edición bilingüe castellano-catalán.
    Se pierde la señal, Madrid: Visor, 2013. Edición bilingüe castellano-catalán.

    POEMAS:

    De Estació de França (1999):

    LA PROFESORA DE ALEMÁN

    En aquel Instituto de posguerra
    debí haber aprendido algo de griego
    y adquirido un barniz sobre los clásicos.
    Pero, si aprender algo era difícil,
    nada tenía aún menos futuro
    que el alemán, cubierto por negruzcos
    escombros de Berlín bajo la nieve.
    La mía era una lengua perseguida
    y la suya una lengua derrotada.
    En un aula pequeña del chalé
    donde estaba instalado el Instituto,
    al entrar la encontraba de rodillas
    fregando junto a un cubo, hablando sola.
    No sé alemán y en general no tengo
    buen recuerdo de toda aquella gente,
    pero no olvidaré nunca su dolor.
    Ahora que paso cuentas con quién soy
    siento en frías baldosas mis rodillas
    mientras borro el ayer, como ella hacía
    con la roja cenefa del mosaico.

    LA MUCHACHA DEL SEMÁFORO

    Tienes la misma edad que yo tenía
    cuando empecé a soñar en encontrarte.
    Entonces no sabía, igual que tú
    no has aprendido aún, que llega el día
    en que el amor es esta arma cargada
    de soledad y de melancolía
    que está apuntándote desde mis ojos.
    Tú eres la muchacha que busqué
    cuando aún no existías.
    Y yo el hombre hacia el cual
    querrás un día dirigir tus pasos.
    Pero estaré tan lejos de ti entonces
    como estás tú de mí en este semáforo.

    INMIGRANTES

    Siento la Rambla hostil: están ahí,
    en el hedor de restos de la Boquería,
    un rebaño que marca la pobreza,
    un ganado cubierto por las moscas,
    el barro, religiones pavorosas.
    Todo es de oro sucio: el suelo de la Rambla,
    como una tumba de la multitud,
    fachadas con estuco y luz de mar.
    No se echarán atrás.
    Me sumerjo en contagios por las calles
    con muros abombados que se agrietan,
    humos de frituras, olor de aguas sucias,
    preciosos mohos esmeralda
    recubriendo la base de la fuente,
    los coches aparcados
    con matrículas de hace muchos años,
    los brillantes helechos colgando en los balcones
    con la melancolía de los óxidos.
    ¿Hubiera convenido no moverse
    del paraje natal, de su floklore
    de niños muertos y de cucarachas
    en las vasijas siempre vacías de la harina?
    ¿O buscar un lugar en donde la pobreza
    se parezca a un futuro, y realizar su sueño
    para ser un nosotros más extraño?
    En sus ojos he visto un brillo oscuro:
    es tan difícil, de una vez por siempre,
    decidir dónde se halla nuestra casa.

    Heredarán la Rambla con los quioscos de flores,
    las Universidades y sus algarabías,
    el marítimo olor del aire en las terrazas
    de los cafés. Y también los cafés, los bancos y hospitales,
    y los lujosos pisos de los barrios altos.
    Heredarán las plazas y las calles,
    las playas, los juzgados,
    las lluvias del otoño, donde recordarán
    unos pequeños frutos estropeados
    de árboles grises,
    las animosas albas del trabajo,
    los desolados metros al crepúsculo.
    Aún son como estelas de lenguas enemigas
    en territorio estraño, todavía más cruel,
    que sueñan en un mapa atravesado
    por trenes sin retorno.
    Montañas del pasado, los ancestros
    que un día con orgullo mostrarán
    en las conversaciones, igual que negras gemas,
    en algún lugar fácil que se siga llamando,
    o al cual ya nunca nadie llame patria.

    SONETO EN DOS CIUDADES

    Le rouge pour naître a Barcelone, le noir
    pour mourir a Paris.
    LEO FERRÉ: Thank-you, Satan


    Hôtel de l'Avenir, la última noche:
    París en los cristales del crepúsculo.
    Qué suerte sonreír al acercarse
    a los sesenta años, la Puerta de las Lilas.
    Qué suerte no haber sido un hombre triste;
    ni tú una mujer triste. Las heridas
    nos hacen duros, pero compasivos.
    Qué suerte estas dos hijas. Este hijo.
    Qué suerte poder ver tras los cristales
    una ciudad, la nuestra, que no existe.
    Ferré canta a Verlaine, la lluvia pone
    rojos, negros reflejos en la noche.
    Rojo por nacer en Barcelona,
    Negro por los trenes nocturnos a París.

    De Joana (2002):

    NO HAY MILAGROS

    Llovía con desidia.
    Diecinueve de octubre, las nueve de la noche.
    Joana iba asustada hacia el quirófano
    rodeada por nosotros, que quedamos
    en la salita mal iluminada junto a los ascensores.
    Dicen que en un intento
    de salvarse le dijo te quiero al cirujano.
    Creíamos que un hada podría devolvernos
    la Joana tranquila, la de siempre,
    con sus confiados ojos centelleantes.
    A las once mirábamos
    las gotas de la lluvia en el cristal
    como si resbalaran por la noche.
    La noche era una hoja de guadaña.

    De Els primers freds (2004):

    ELEGÍA DEL ALBA

    Es un poeta gris de un país gris
    en una ciudad gris con un gran puerto.
    Y en él te buscas por reconocer
    la congoja y la niebla de tus ojos.
    Permanece en penumbra, como el niño
    que miraba la lluvia en los cristales:
    es un poeta gris de un país gris,
    al amanecer, en una ciudad gris
    con un gran puerto junto al mar de invierno.

    El cuerpo cae en el futuro
    igual que un pájaro en un pozo.
    Es un poeta gris de un país gris,
    sordo para el futuro, este futuro
    al cual ya pertenece este poema.
    Con luz de ropa negra desteñida
    se ha iniciado la aurora. En la acera
    el viento ha amontonado la hojarasca;
    de repente, con furia, la levanta
    como a los pájaros de una bandada.
    El niño de hace muchos años
    ve como sale el sol tras los cristales:
    es, ya, un poeta gris de un país gris,
    en una ciudad gris con un gran puerto.

    GUERRA PERDIDA

    Al alba esta ciudad se vuelve sórdida
    enfermedad de estucos, arquitectura
    de tenderos y Wagner, una historia
    con símbolos tan vulgares como la derrota
    y las putas del puerto, y la avaricia.
    Pero aún se refleja en el asfalto
    la soledad de una ciudad más sucia
    donde hoy se pudre el que serás
    en los últimos pasos del invierno.
    La poesía te consoló con una vieja astucia
    de solitario,
    pero siempre llega
    la vez de la derrota en una lucha donde,
    al perder el amor, pierdes la vida.

    EN TORNO A LA PROTAGONISTA DE UN POEMA

    Conocía tu piel dorada,
    la señal de peligro de tus ojos azules.
    Sueños de profesor que comenzaba
    a perder su futuro. Hace mucho surgiste
    para mí entre muchachos y muchachas
    del bar de vidrio de la Escuela blanca,
    en el piso más alto,
    desde donde veíamos el mar.
    Me preguntan quién eres. Quizá un día
    expertos en soledades y crímenes pasados
    buscarán, al amparo de las palabras,
    las sombras de tu nombre. Encontrarán
    solamente las cartas violetas de la noche
    y entre los papeles el rastro de unos ojos azules.

    EL BAILE

    No la abrazaste en un concierto
    de Schumann, ni sus ojos te quemaron
    cuando escuchabas Bach.
    Si la recuerdas en alguna música,
    ha de ser la de un baile entre solares
    de un barrio, en una letra ya perdida,
    tras hierbajos y muros del crepúsculo.
    Junto a ti en la butaca, ahora vacía,
    del cine la recuerdas: vas regando
    las rosas con lejía, y pones letra
    al pasado, un lugar de mala muerte
    como el bolero que conserva el frío
    de una cita en el gris de alguna acera.
    Una luz cálida y, bajo tus pies,
    tiembla el mosaico al bailar con ella.

    MAR SUBURBIAL

    Nuestro amor nació donde la ciudad
    se pierde en la tristeza de las playas,
    ante los bares solos, olvidados
    al viento y al cansancio turbio del oleaje.
    Es la hora del perdón, porque el mañana
    es ya como el olvido tras el muro del aire.
    Si hemos querido a una mujer,
    queda en el mar un rastro de miradas
    donde ir a buscarla cuando, al fin,
    la soledad es la última pasión.
    Camino junto a ella por la tablas podridas
    de un viejo embarcadero y nuestra imagen,
    reflejadaen el agua, nos sigue lentamente
    sobre un fondo de barcas medio hundidas.

    AUTORRETRATO

    De la guerra quedó el viejo capote
    de un desertor sobre mi cama.
    En la noche sentía el tacto áspero
    de aquellos años, que no fueron
    los más felices de mi vida.
    Sin embargo, el pasado acaba siendo
    fraternidad de lobos y melancolía
    por un paisaje que falsea el tiempo.
    Queda el amor -no la filosofía
    que es igual que una ópera- y nada
    de poeta maldito: tengo miedo
    pero me apaño sin idealismo.
    Las lágrimas a veces se deslizan
    tras el cristal oscuro de las gafas.
    La vida es un capote de desertor.

    ESCENA DE AMOR EN LA RAMBLA

    Lenta, la multitud los va arrastrando.
    Ella es gordita, los cabellos grasos,
    viste con el mal gusto que impone la pobreza.
    Él lleva una chaqueta vieja, arrugada y sucia.
    Va sentado delante, y le coge la mano
    para poder besársela.
    Pensativa y cansada, la muchacha,
    mientras mira a lo lejos por encima del hombre,
    va empujando la silla de ruedas con su cuerpo.
    Hay dolores que cambian con crueldad la vida,
    y dolores que son la propia vida.
    De estos no hables con nadie,
    porque quien no los sufre
    vive en el otro lado de algún foso invisible
    y no comprenderá tus alegrías.

    MONUMENTOS

    El vacío que sientes, cada vez con más fuerza,
    es el de los traidores.
    También los monumentos, por dentro, están vacíos,
    con las entrañas llenas de óxido y de muerte:
    oscuros y podridos por la historia,
    es tan siniestro su interior
    como arrogante el gesto que en el aire
    dibuja el personaje.
    Según van traicionando los amigos
    -y la muerte es también una traición-
    nos vamos convirtiendo en monumentos.
    Por fuera queda un resto de elocuencia,
    sobre todo al hablar con alguien joven,
    pero la voz resuena en el vacío,
    perdida entre los hierros de un oculto entramado
    que se deshoja en leves capas de óxido.

    EL PRIMER VIAJE

    Recuerdo la llegada y cómo alcé
    mis ojos a la bóveda de hierro
    de la Gare d'Austerlitz. Fue una mañana
    que quedó reflejada, entre la pálida
    luz de invierno, en los charcos de la lluvia
    del color verde y negro de París.
    Con la noche del viaje en las pupilas,
    ocultamos palabras que los ojos
    dijeron al andén de nuestros sueños.
    Junto  las relucientes vías negras,
    nuestro amor, al llegar de Barcelona,
    se extendió en los cristales de la bóveda
    como la suave y persistente lluvia.

    De Càlcul d'estructures (2005):

    SECRETOS

    Aunque hiciese mal tiempo, por la noche
    al terminar la cena ella salía,
    y no a hacer de enfermera, comentaba mi padre.
    Vivía en otro piso más grande sobre el nuestro,
    y siempre me decía algo amable
    al coincidir en la escalera. Incluso
    me quería enseñar a hablar francés:
    mi madre dijo algo que yo no comprendí
    hasta el año siguiente y, desde entonces
    me prohibieron incluso que le hablase.
    Nos encontrábamos cuando al volver
    ella a casa, yo me iba hacia la escuela
    y, a escondidas, le hacía compañía
    mientras desayunaba en aquel bar.
    Una mañana se quitó el reloj
    y me lo dió: para olvidar, me dijo,
    las cosas tristes que le recordaba.
    También me lo quitaba yo al volver
    y lo ocultaba tras los contadores.
    Según ella, al mirarlo yo sabría
    si sería feliz la hora siguiente.
    Hacia el final me regaló aquel libro
    de Campoamor y me leyó en voz alta
    El tren expreso, y lo acabó llorando,
    y yo sufría porque nos miraban.
    Cuando el reloj te avise de tristezas,
    leer este poema te hará fuerte,

    dijo, secándose los ojos.
    Cuando en el mes de junio acabó el curso
    dejé de verla hasta que un día claro,
    muy azul de septiembre, la encontraron
    muerta en su baño.  Mucho tiempo después
    en el barrio la gente aún comentaba
    lo sucedido con un no es extraño
    que me asustaba por su complacencia.
    Pasados unos meses, mi familia
    fua a vivir a su piso: lo pintaron
    hasta que no quedó ni rastro de ella.
    Pero, bajo el lavabo, descubrí
    un trozo sin pintar, justo en el sitio
    donde la cañería entra en el muro.
    Desde quien soy ahora hasta aquel tiempo
    se ha extendido mi vida, y he perdido,
    a veces por amor, todas mis casas.
    Ya no he vuelto a leer a Campoamor,
    ni he tapado o pintado el agujero
    por el cual vuelve brusco, desolado,
    siempre secreto, el sexo de la infancia.

    ÚLTIMOS COMBATES

    El viejo lo recuerda: era aquí,
    este es el edificio
    .Se detiene
    y mira hacia lo alto en la fachada.
    Piensa en el luminoso rellano de aquel ático
    y en la muchacha de ojos color madera:
    una joven pareja resbalando
    en la helada curva de la esperanza.
    Les aburrían, Franco en los periódicos
    y Marx en los discursos clandestinos.
    Había mucha luz. Ahora evoca
    una voz ronca de canción francesa
    y a ella en la terraza, bronceándose,
    tendida bajo el cielo del pasado.
    También recuerda cuando se mudaron
    a otra casa, y ella comenzó
    a venir a este piso con su amante.
    El tráfico hace un ruido agrio y confuso
    que ahora le parece el de su vida:
    los ve en la cama, y en la mano de ella
    que recorre el desnudo cuerpo de él.
    El pasado es un sol rojo y cansado
    que comienza a surgir del horizonte
    sin fuerzas para alzarse. Nunca más
    se alzará, hace tiempo que lo sabe,
    porque su vida es una red tan rota,
    una red reparada tantas veces,
    que no podrá jamás volver al mar.
    Pero cuando parece que ya no queda nada
    porque el amor se ha ido convirtiendo
    en un largo saqueo, es cuando surge
    en su interior una violenta fiebre
    de imaginarla en otros brazos.
    Desea a esta mujer, a la muchacha
    que ve en el ático y que está sonriéndole
    a él o al otro, ahora qué más da.

    DÉBIL CLARIDAD

    La burbuja de luz dentro del túnel
    se lleva nuestras caras hacia la oscuridad.
    A pesar de que en mí reconozco vestigios
    del niño de la guerra corrompido
    por aquel tenebroso mito de la pureza,
    me miro en los cristales de este vagón del metro
    con una mineral indiferencia
    porque, dentro de mí, ya nada cambiará.

    Duro amor el de un viejo,
    como higuera silvestre y polvorienta.
    Su oscuro corazón está escondido
    como el de la amapola, entre los pétalos,
    rojos y grandes pero, en cambio, débiles.
    Cuánto más fría es su pasión, más ciega.
    El sexo aún resiste en un tugurio
    con una luz muy débil en el fondo del cráneo.
    La muerte espera afuera para entrar.

    TANGO

    Nos separaba el sexo, esta osamenta
    dura y oculta del amor.
    Fuimos al metro juntos:
    el aire cálido de los pasillos
    la acarició como un amante.
    Cada cual fue a su andén.
    Fui el primero en salir: ella permanecía
    inmóvil y mirando fijamente las vías.
    La dejé para siempre,
    igual que si se hubiese lanzado bajo el tren.

    LA DANZA DEL AMOR

    Me cuentas cómo fue el último encuentro.
    Imagino la escena en el meublé:
    la luz roja, el oscuro corredor
    y la espera detrás de la cortina.
    De lo que él se llevó, no busques nada,
    me dices mientras pienso que, desnuda
    y sintiendo en los pies el suelo frío,
    debiste de sentir asco en el baño.

    ¿Qué pensó él? ¿Que a tí te dolería
    despedirle en el piso, donde siempre?
    No se lo dije. En aquella cama
    bajo un espejo, no llegó a saber
    que se trataba de la despedida.

    El sexo utilizó siempre la astucia:
    de hecho, lo engañabas ya conmigo.

    Un tiempo despiadado
    porque éramos muy jóvenes,
    porque ignorábamos que la traición
    es tan solo una forma del amor.
    Alguien se enamoró, entonces, de mí,
    pero cuando intentaba abandonarte,
    la auténtica aventura fuiste tú:
    una pérdida puede golpear,
    a veces fulgurante. Fue un momento de gloria:
    me sigue deslumbrando recordarte desnuda,
    desesperada, entre mis brazos.
    El sexo es tan despótico y tan frágil
    que, otra vez, me enamoré de ti.

    De Barcelona amor final (2007):

    LA PRIMERA VEZ

    La cita fue en la Plaza Cataluña,
    delante de la hilera de relojes
    que marcaban la hora en las ciudades del mundo.
    Ya no he dejado nunca de reír
    o de llorar por ti.
    La luna ha estado siempre en las ventanas
    de nuestra vida, en sus cristales fríos
    como un reloj de aquellos, que ahora marcan
    el ayer y el mañana en nuestro amor.
    En alguna ciudad del pensamiento
    te estaré amando
    cuando marque tu hora solitaria
    la esfera de la luna sobre el mar.

    BARCELONA AMOR FINAL

    La ausencia es una casa
    con radiadores helados.
    De allí vengo. He llegado
    por este largo camino
    que lleva al amor final.
    Como el violento verano
    cuando en septiembre descansa.

    En el crepúsculo
    del puerto hay otra ciudad
    que está hundiéndose en el mar,
    un mar cansado de luz.
    Viene la ciudad final,
    donde no encontraré a nadie
    a quien pueda preguntar.
    Y voy andando hacia adentro,
    me acompañan palomas
    sucias de tristeza
    que desaparecen
    al anochecer
    por árboles y azoteas.
    Como nosotros, tampoco
    tienen voces melodiosas
    para escapar de la muerte,
    que es esa pequeña plaza
    a donde nos acercamos
    por las calles habituales.


    JOAN MARGARIT


    .


    Última edición por Pedro Casas Serra el Mar 24 Mayo 2022, 14:19, editado 2 veces


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    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez Lun 04 Mayo 2015, 23:28

    Gracias, Pedro, por traerlo.

    Un abrazo.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 05 Mayo 2015, 06:12

    Gracias por tu interés, Pascual.

    Asistí a una lectura de Joan Margarit en la Biblioteca Mercè Rodoreda de Barcelona. Es un hombre de palabra escueta pero concluyente, de ideas propias respecto a la poesía y los poetas. Los poemas que he copiado de él pertenecen a un libro donde se han recogido todos sus poemas que tienen que ver de un modo u otro con la ciudad de Barcelona, y son muchos porque él habla siempre de lo que conoce, de su vida y experiencias (y sus conocimientos, que tiene muchos). Leyéndolos, a mí me sorprendió la ciudad tan lóbrega que presenta, pero, luego, pensándolo bien, me acordé de lo lóbrega que era la Barcelona de la posguerra que yo conocí (poco) y la de la dictadura que conocí (demasiado), tan diferentes a la Barcelona postolímpica de hoy, siempre llena de turistas y siempre de fiesta (aparentemente). Yo creo que la poesía de Margarit es heredera de la poesía de la experiencia, él no usa casi metáforas pero sus relatos siempre tienen un reflejo simbólico, o sea van más allá de lo narrado, y muchas veces consiguen hablarle al lector de sus propias cosas.

    Un abrazo.
    Pedro


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    Mensaje por cecilia gargantini Mar 05 Mayo 2015, 08:21

    Gracias, querido amigo Pedro, por traerlo. Yo sabía más de él como arquitecto que como poeta...
    Me fascina seguir aprendiendo!!!!!!!!!
    Besitossssssssss siempre
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    Mensaje por Ana María Di Bert Mar 05 Mayo 2015, 18:40

    Muy bueno Pedro, gracias, no lo conocía.
    Leí varios poemas, me faltan, volveré.
    Un abrazo

    Ana
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    Mensaje por Lluvia Abril Miér 06 Mayo 2015, 00:09

    Gracias Pedro, por acercarnos a Joan Margarit.
    Seguiré leyendo.
    Un beso.


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    Mensaje por enrique garcia Miér 06 Mayo 2015, 02:51

    GRACIAS AMIGO PEDRO
    SIEMPRE ENORME TU TRABAJO
    POR DESCUBRIRNOS POETAS
    POR ENSEÑARNOS BELLEZA
    UN ABRAZO
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 06 Mayo 2015, 06:49

    Cecilia, Ana, Lluvia, Enrique:

    Gracias por vuestro interés.

    Joan Margarit es un poeta bilingüe que escribe sus poemas a la vez en catalán y en castellano. Se trata de una circunstancia muy insólita entre los poetas, que tienen en su inmensa mayoría como lengua básica de transmisión poética su lengua materna, pero posible en poetas catalanes dadas las circunstancias históricas de Cataluña. Según Margarit dice, él se inspira y empieza a escribir sus poemas en catalán, su lengua materna, pero paralelamente los va escribiendo también en castellano, y las dos versiones no son necesariamente iguales.

    El poema que os dejo, Tango, puede servir un poco de ejemplo de su forma de escribir. Sobre un hecho anecdótico monta el poema, dándole un valor de símbolo, ésto creo que es lo que T.S.Eliot llama el "correlato objetivo". En cuanto a la forma, usa muchas veces versos de metros de base endecasilábica (heptasílabos, endecasílabos, alejandrinos, con algún pentasílabo, (eneasílabo, y también algún verso corto: trisílabo o tetrasílabo), que combinan muy bien dando al poema su ritmo.

    Aunque muchos llaman al resultado de esta fórmula métrica verso libre, en realidad es un verso blanco (o sea sin rima) con metro de base endecasilábica. El verso libre en su expresión más exacta no debe usar combinaciones métricas clásicas, pues huye tanto de la rima como del metro, buscando su ritmo de otro modo: mediante recursos como paralelismos, anáforas, etc... o por el mismo sentido del poema.

    Un abrazo.
    Pedro


    TANGO

    Nos separaba el sexo, esta osamenta
    dura y oculta del amor.
    Fuimos al metro juntos:
    el aire cálido de los pasillos
    la acarició como un amante.
    Cada cual fue a su andén.
    Fui el primero en salir: ella permanecía
    inmóvil y mirando fijamente las vías.
    La dejé para siempre,
    igual que si se hubiese lanzado bajo el tren.

    Joan Margarit



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    Mensaje por cecilia gargantini Miér 06 Mayo 2015, 08:02

    Qué bueno "Tango"!!!!!!!!!!!!!!!!
    Gracias Pedro!!!!!!!!!! Besosssssss
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    Mensaje por Lluvia Abril Sáb 09 Mayo 2015, 02:22

    Me gusta, me ha gustado conocer a este poeta.
    Su poesía, intimista, tan de la vida misma, me seduce.
    Gracias, querido Pedro, y por aquí seguiré.
    Un beso

    PD. Si me lo permites, dejo este poema que encontré de él, y que me enganchó.

    Despedirse


    He retirado alfombras y cortinas,
    todas las mesas en las que hace tiempo
    que ni como ni escribo.
    He sacado los cuadros y he pintado los muros
    para borrar señales de los años.
    Guardo unos pocos libros. Sé bien cuáles.
    He destruido
    cartas de amor que no me amaban ya.
    Silenciosos, ahora, los amores
    son icebergs errantes del pensar.
    La casa, sin rincones para el miedo,
    deja mis ojos más desnudos.
    Nada, ni la esperanza,
    podrá perturbar ya la última muerte.
    No hay otra casa para los que amo.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 09 Mayo 2015, 12:14

    Celebro que te haya gustado, Cecilia.

    Gracias por el poema de Margarit que has dejado, Lluvia. Por lo que he leído, y este poema es un ejemplo, el parte de un hecho anecdótico en la primera parte de sus poemas, para darle trascendencia en la segunda.

    Un abrazo.
    Pedro


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    Mensaje por Lluvia Abril Dom 10 Mayo 2015, 02:29

    Así es, Pedro y será por eso, que me atrae su poesía.
    Gracias de nuevo y sigo, aunque ahora me voy a "Las nuevas cartas a un joven", también de este autor. Me huele a ¡Interesante!.
    Un beso.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 10 Mayo 2015, 05:44

    Gracias por tu interés, Lluvia.

    Un abrazo.
    Pedro


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    Mensaje por F. Enrique Sáb 06 Nov 2021, 14:53

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    Ya sabes que, probablemente, no habría conocido nunca a Joan Margarit si no le hubiesen concedido el Premio Cervantes y no siguiera pasando las hojas de nuestro periódico como si me quedara una brizna de fe en encontrar algo que me sacara de esa habitual monotonía que posa un velo en nuestros rostros para evitar que se asusten del paso del tiempo y sus estragos. Ya ves, vuelvo a pensar que hay poemarios, puedo hablar de "La tierra baldía" e incluso de "Campos de Castilla" que tienen obras maestras incontestables que comparten con una preocupante naturalidad su espacio con poemas poco brillantes que pudieron haber sido escritos el mismo día y llevados aparentementes por la misma inspiración. Es indudable que la poesía tiene algo mágico, le disputa a la música ese poder evocador que nos ayuda a seguir tirando cuando no vemos nada cierto en nuestro camino, que envidiaré siempre a los bilingües por más que algunos necios arrastren este privilegio, por cuestiones nacionalistas, como si fuera una condena o un motivo de vergüenza, porque son muchos los poetas que a través de su familiaridad con dos lenguas le acaban robando con cierta facilidad algunos de sus secretos a la poesía. Por ello no te debe extrañar que lea algunos poemas del poeta catalán como si fueran una oración impuesta y con un deseo ferviente de que termine para cerrar los ojos o soñar con lo que realmente deseo y otras encuentro una oportunidad de hallar algo valioso, distinto y entrañable, que no puede programar ni el régimen más dañino y severo, hasta esa forma, quizás incorrecta, de usar las preposiciones añaden un atractivo a esos poemas suyos en los que rezar es una inmersión en los sentimientos humanos más allá de los mitos de cobre, más allá de la lengua.

    Es probable, lo deduzco quizás un poco a la ligera desgranando las notas que he leído, que Joan Margarit no podría comprender mi forma inmersa en la soledad que me ha quedado para vivir en la poesía, el seguirá viéndola como un último refugio, lo que nos queda junto a la música y el amor cuando todo se ha perdido. Esa poesía que se expresa con franqueza y en una dirección determinada en un mundo al que le gusta jugar interesadamente con ofrecer varias interpretaciones. El poeta catalán invita a no buscarlas fuera del poema, tenía algo que decir, un pequeño balcón al que asomarse para ver a las dos mujeres que más influencia tuvieron en su literatura a pesar de que no sabían leer, el recuerdo de un amor que nunca podrá perderse, la tristeza de un padre que ve morir a su hija, las leyendas de una guerra que no pudo vivir mientras respiraba pero apenas había aprendido a andar y una posguerra en la que cada dos por tres cambiaba de vivienda y lugar sin que le diera tiempo de consolidar en su alma la sonrisa de un amigo.

    (Conversaciones con laura - 24 de febrero de 2020)


    Al Lector

    Tuyas serán las mujeres que amé
    y que nunca he perdido, pese al viento
    cruel de los años, y tuyo el enigma
    de la isla del tesoro.
    Tus ojos serán míos un instante
    y, a cambio de dejarte oír en los cristales
    la lluvia que ahora escucho, y hacerte cómplice
    de mi futuro, que tú podrás conocer,
    impedirás que muera y, una tarde,
    me dejarás ser tú en otra lluvia.

    Edad roja, 1990. Traducción de Antonio Jiménez Millán.


    Mujer de primavera


    Detrás de las palabras sólo te tengo a ti.
    Triste quien no ha perdido
    por amor una casa.
    Triste el que muere
    con un aura de respeto y prestigio.
    Me importa lo que sucede en la noche
    estrellada de un verso.

    No tires las cartas de amor


    Ellas no te abandonarán.
    El tiempo pasará, se borrará el deseo
    -esta flecha de sombra-
    y los sensuales rostros, bellos e inteligentes,
    se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.
    Caerán los años. Te cansarán los libros.
    Descenderás aún más
    e, incluso, perderás la poesía.
    El ruido de ciudad en los cristales
    acabará por ser tu única música,
    y las cartas de amor que habrás guardado
    serán tu última literatura.

    Canción de cuna


    Duerme, Joana.
    Y que este Loverman oscuro y trágico
    del saxo de tu hermano en Montjuïc
    te pueda acompañar
    toda la eternidad por los caminos
    que son bien conocidos por la música.
    Duerme, Joana, duerme.
    Y a poder ser no olvides
    tus años en el nido
    que dentro de nosotros has dejado.
    Mientras envejecemos,
    conservaremos todos los colores
    que han brillado en tus ojos.
    Duerme, Joana. Esta es nuestra casa,
    y todo lo ilumina tu sonrisa.
    Un tranquilo silencio: aquí esperamos
    redondear estas piedras del dolor
    para que cuanto fuiste sea música,
    la música que llene nuestro invierno.

    Luces de Navidad en Sant Just

    I

    Temblorosas bombillas se iluminan
    como lágrimas de alguien en las calles.
    Encuentro gris y frío nuestro patio
    bajo este cielo lila del crepúsculo
    en donde se dibujan
    -negro y fino estampado a contraluz-
    las hojas del laurel. Y tu madre me dice:
    Tú y yo, a veces, lo perdemos todo.
    Temblorosas, las luces en las calles:
    todas se han apagado, de repente, por ti.

    II

    Hoy todos los colores de los cuentos
    -los verdes de las cañas junto al río,
    las nubes reflejándose en el lavadero-
    relucen en los ojos de Joana.
    Bajo la lluvia y a través del patio
    la Navidad pasada y sus figuras
    se mueven, y Joana está sonriente.
    Pero, volviéndose hacia mí, me mira
    y entonces puedo ver que es un recuerdo,
    que por esto la lluvia la atraviesa.

    La muchacha del semáforo


    Tienes la misma edad que yo tenía
    cuando empecé a soñar en encontrarte.
    Entonces no sabía, igual que tú
    no has aprendido aún, que llega el día
    en que el amor es esta arma cargada
    de soledad y de melancolía
    que está apuntándote desde mis ojos.
    Tú eres la muchacha que busqué
    cuando aún no existías.
    Y yo el hombre hacia el cual
    querrás un día dirigir tus pasos.
    Pero estaré tan lejos de ti entonces
    como estás tú de mí en este semáforo.

    Dignidad

    Si la desesperanza
    tiene el poder de una certeza lógica,
    y la envidia un horario tan secreto
    como un tren militar,
    estamos ya perdidos.
    Me ahoga el castellano, aunque nunca lo odié.
    Él no tiene la culpa de su fuerza
    y menos todavía de mi debilidad.
    El ayer fue una lengua bien trabada
    para pensar, pactar, soñar,
    que no habla nadie ya: un subconsciente
    de pérdida y codicia
    donde suenan bellísimas canciones.
    El presente es la lengua de las calles,
    maltratada y espuria, que se agarra
    como hiedra a las ruinas de la historia.
    La lengua en la que escribo.
    También es una lengua bien trabada
    para pensar, pactar. Para soñar.
    Y las viejas canciones
    se salvarán.

    La espera

    Te están echando en falta tantas cosas.
    Así llenan los días
    instantes hechos de esperar tus manos,
    de echar de menos tus pequeñas manos,
    que cogieron las mías tantas veces.
    Hemos de acostumbramos a tu ausencia.
    Ya ha pasado un verano sin tus ojos
    y el mar también habrá de acostumbrarse.
    Tu calle, aún durante mucho tiempo,
    esperará, delante de tu puerta,
    con paciencia, tus pasos.
    No se cansará nunca de esperar:
    nadie sabe esperar como una calle.
    Y a mí me colma esta voluntad
    de que me toques y de que me mires,
    de que me digas qué hago con mi vida,
    mientras los días van, con lluvia o cielo azul,
    organizando ya la soledad.


    Saturno

    Destrozaste mis libros de poemas.
    Los lanzaste después por la ventana.
    Las páginas, extrañas mariposas,
    planeaban encima de la gente.
    No sé si ahora nos entenderíamos,
    viejos, exhaustos y decepcionados.
    Seguramente no. Mejor dejarlo así.
    Querías devorarme. Yo, matarte.
    Yo, el hijo que tuviste en plena guerra.

    Nota: Es evidente que no debería llamar así a este post; me queda mucho por leer del gran poeta catalán y además he decidido no pensar demasiado, he elegido estos poemas por como me llegaban al corazón.
    Poemas

    Tenía tanto miedo
    a tener que dejarte sola un día.
    Por débil y pequeña que la luz
    sea en la oscuridad, es mi consuelo:
    no habrá más desamparo ya que el mío.
    (Joan Margarit - Mientras tú duermes)

    He conocido a Joan Margarit a raíz de que le concedieran el Cervantes, pensé que era muy merecido, destaco la aportación tan interesante y valiosa de traducirse a sí mismo y la relación tan sensata y asumida que establece entre sus dos lenguas. De lo que he leído de él me han emocionado especialmente, y eso que su poesía está siempre embargada por la emoción aunque, curiosamente, expresada desde la calma estoica de quien parece que ya nada espera pero no sabe cómo perder la esperanza.

    Fulgores

    Nada ni nadie es la poesía.
    Ni el personaje solo en una roca
    que mira los embates
    del mar. Ni el mar, lo único
    que ha perdurado en la mitología.
    Poesía no eres tú. Ni los crepúsculos,
    ni el inútil prestigio de la rosa,
    ni haber escrito el verso más triste alguna noche.
    Nada ni nadie es la poesía.
    Ni el ínfimo temblor de las estrellas,
    ni mármol y ceniza, reunidos por los clásicos,
    ni los muelles al alba, ni las hojas muertas,
    ni escuchar la canción Les feuilles mortes.
    Nada ni nadie es la poesía.
    Ni las cartas de Rilke, ni Venecia,
    ni la bala en la sien de Maiacovski,
    ni la luz del farol entre la niebla
    donde siempre esperará Lili Marlene.
    Nada ni nadie es la poesía,
    pero ella es quién me salva de este monstruo
    que acecha en un lugar dentro de mí,
    la bestia que me hace compañía.


    Los poemas dedicados a su hija Joana, fallecida prematuramente aquejada desde la cuna de una rara enfermedad que le afectaba mental y físicamente y que no impidió que afloraran en ella un gusto desmesurado por la música y una ternura infinita que él supo recoger con hondura y un amor inmenso. Nada que ver con el comportamiento indigno y vergonzoso que tuvieron Arthur Miller y Neruda que no quisieron afrontar los problemas de sus respectivos hijos; Daniel y Marina, y se desentendieron de ellos. Es posible que el comportamiento valiente, sincero y lleno de cariño hacia Joana (y también de su esposa) sea el poema más perdurable que nos podrá dejar el gran poeta.
    Mientras cuento la historia para mí,
    miro los últimos pájaros que pintaste.
    Aquí, en el lado lóbrego del muro,
    ¿de qué forma podría pagar esta ilusión
    de sentirte en la brisa de un instante?
    (Joan Margarit - Cuadro con pájaros)

    Volver a leer a Margarit esta mañana, de una forma un tanto apresurada y buscando algunos versos que nos dieran una medida de su contenida pasión, tiene para mí un efecto balsámico, quizás el poeta catalán quiera decirme que la ansiedad y la angustia no son el camino para liberarse de una carga sino que añaden cadenas. Pienso que las traducciones que Margarit hizo de sus propios poemas al español son dignas de estudio; un hecho poco frecuente que explora con libertad y dedicación. Reconozco que mi torpeza con los idiomas ajenos al nuestro me desarma, hace que me enamore de una buena traducción, aunque en este caso tendríamos que inventar una palabra nueva, ya que esa no la define con precisión. En este menester considero que sus aportaciones son muy valiosas porque Margarit se reinterpreta a sí mismo, y lo hace consiguiendo una mágica mixtura de expresiones que solo podría utilizar un catalán bilingüe de los que admiten, sin sacar pecho ni sentir vergüenza, que las circunstancias les han dotado de dos instrumentos que alientan profundamente al privilegio de pensar, ese que han perdido los nacionalistas radicales. Las versiones (tampoco veo apropiada esta palabra) de Margarit están llenas de encanto, además la diferencia temporal e incluso anímica entre el original y lo traducido provoca una añadidura de matices que, en poemas determinados, hacen pensar que la versión en castellano tiene calidad de obra de arte definitiva, pulida, siendo, en esos casos, la catalana un último boceto magistral.
    Canción de cuna

    Duerme, Joana.
    Y que este Loverman oscuro y trágico
    del saxo de tu hermano en Montjuïc
    te pueda acompañar
    toda la eternidad por los caminos
    que son bien conocidos por la música.
    Duerme, Joana, duerme.
    Y a poder ser no olvides
    tus años en el nido
    que dentro de nosotros has dejado.
    Mientras envejecemos,
    conservaremos todos los colores
    que han brillado en tus ojos.
    Duerme, Joana. Esta es nuestra casa,
    y todo lo ilumina tu sonrisa.
    Un tranquilo silencio: aquí esperamos
    redondear estas piedras del dolor
    para que cuanto fuiste sea música,
    la música que llene nuestro invierno.

    Fulgores

    Nada ni nadie es la poesía.
    Ni el personaje solo en una roca
    que mira los embates
    del mar. Ni el mar, lo único
    que ha perdurado en la mitología.
    Poesía no eres tú. Ni los crepúsculos,
    ni el inútil prestigio de la rosa,
    ni haber escrito el verso más triste alguna noche.
    Nada ni nadie es la poesía.
    Ni el ínfimo temblor de las estrellas,
    ni mármol y ceniza, reunidos por los clásicos,
    ni los muelles al alba, ni las hojas muertas,
    ni escuchar la canción Les feuilles mortes.
    Nada ni nadie es la poesía.
    Ni las cartas de Rilke, ni Venecia,
    ni la bala en la sien de Maiacovski,
    ni la luz del farol entre la niebla
    donde siempre esperará Lili Marlene.
    Nada ni nadie es la poesía,
    pero ella es quién me salva de este monstruo
    que acecha en un lugar dentro de mí,
    la bestia que me hace compañía.
    Pedro Casas Serra
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    Joan Margarit (1938-2021) Empty Re: Joan Margarit (1938-2021)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 04 Jul 2023, 02:25

    Gracias, Enrique, por tu aportación a este tema.

    Un abrazo.
    Pedro


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