XI. SONETOS POETAS ESPAÑOLES SIGLO XX (VI)

SONETOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX


MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

La Palma del Condado. Huelva. Siglo XX
Profesora.
Poeta hallada en Internet.



EL CAMION DE LA BASURA

El formidable monstruo carroñero
que te despierta con su turbulencia
deja un rastro de indigna pestilencia
y un aullido de lobo lastimero.

Va camino del valle postrimero
donde duermen la culpa y la inocencia,
entrópica región sin diferencia
que es la fosa común o vertedero.

Si me rompe los sueños, no me importa.
¡Qué se lleve el camión de la basura
nuestros sucios desechos ciudadanos!

Su lamento feroz me reconforta
si en esta soledad de calle oscura
se lleva mis pasados cotidianos.

SONETOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX


MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

La Palma del Condado. Huelva. Siglo XX
Profesora.
Poeta hallada en Internet.



SOBRE EL EDIFICIO

Sobre la cumbre gris de un edificio
y oculta por la bruma blanquecina
yo me sentí paloma y andolina
y no me dio temor el precipicio.

En una madrugada de solsticio
dancé como hechicera bailarina
ofreciendo a los dioses mi anodina,
mi loca insensatez de sacrificio.

Y me sentí la bruja milenaria
que pretende lograr el sortilegio
de tenerte a mi lado eternamente.

No soy más que una pobre visionaria
que soñando se aferra al privilegio
de volar con las alas de su mente.

SONETOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX


MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

La Palma del Condado. Huelva. Siglo XX
Profesora.
Poeta hallada en Internet.




LA PATERA

Argonauta moreno te imagino,
navegando por mares de leyenda
sin más timón ni norte ni más rienda
que ese canto que sopla sibilino.

Como Jasón en pos del vellocino,
a los dioses no importa que trascienda
tu inútil sacrificio, leve prenda
para cobrarse el piélago asesino.

Buscabas la ilusoria piel de oro
titilando amorosa sobre el prado
desde la dulce flor de un sicomoro.

Huyendo de tu campo ya agostado,
en lugar de vergel hallaste un toro
que se clavó profundo en tu costado.

SONETOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX


MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

La Palma del Condado. Huelva. Siglo XX
Profesora.
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PISCINA DE INVIERNO

A veces me sumerjo en la piscina
hasta rozar mis manos con el fondo
traicionero, mullido e hediondo
de su alfombra de arena y de verdina.

El agua es la traslúcida cortina
por cuyos entresijos yo me escondo
para no ver del mundo su trasfondo
en una extravagancia repentina.

Pero entonces, vislumbro un fogonazo
que me arranca del mundo de las hadas
y despega del fondo mis talones.

Me doblo en un soberbio coletazo,
y en un par de rabiosas dentelladas
me emborracho de vida a borbotones.

Estas penas que llevo en mi equipaje
a través de las nubes que atravieso,
me obligan a pagar un sobrepeso
en cada inexplorado aterrizaje.

Atrapa desde el comienzo y ese final de arrojar el dolor por la ventana me parece buenísimo.

Gracias amiga, besossssss y buen domingo

Gracias a ti siempre, por acompañarnos, querida Ceci.

Besos y seguimos pues.

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MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

La Palma del Condado. Huelva. Siglo XX
Profesora.
Poeta hallada en Internet.



EL ASCENSOR


Yo soy un animal interurbano
y no puedo vivir de otra manera,
y aunque tenga mi alma prisionera
pretendo coger nubes con las manos.

No soy más que un estúpido gusano
que se deja arrastrar por la escalera,
pretendiendo saltar como pantera
en un fallido intento sobrehumano.

Y en este elevador en que me elevo
me siento tan ingrávida y sublime
que a volar como un águila me atrevo.

Espero ese momento que eme exime
de moverme en la línea en que me muevo
y de no ser un ángel me redime.

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MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

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MENDIGO


Mendigo, como isla itinerante
del rumbo de la noche paralela,
como una desnortada carabela
navegas sin timón hacia adelante.

Me miras al pasar, desafiante,
dejándome el regalo de tu estela,
impávido en la quilla de la suela
de tu viejo calzado de almirante.

Me pareces un viejo marinero
expulsado del mar como enemigo
por un golpe de viento traicionero.

En este mar de piedra no consigo
nadar contra corriente, compañero,
porque soy como tú, sólo un mendigo.

SONETOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX


MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

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Profesora.
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NOSTALGIA EN MI VENTANA

Se posó la nostalgia en mi ventana
y se agarró con ansia. ¡Cómo arredra
el árbol de tormenta, cómo medra
el fruto que en mis manos se desgrana!

Floreciste, dolor, tras mi persiana,
regado por las noches. Blanda yedra
trepando por los muros de la piedra
que verdece a la luz de la mañana.

Trepar como la hierba del pasado
es dejarse llevar por la corriente
sin poder remontarla a contranado.

Si al reino de las sombras me traslado
veré pasar el viento del torrente
a caballo en la antena del tejado.

MENDIGO


Mendigo, como isla itinerante
del rumbo de la noche paralela,
como una desnortada carabela
navegas sin timón hacia adelante.

Me miras al pasar, desafiante,
dejándome el regalo de tu estela,
impávido en la quilla de la suela
de tu viejo calzado de almirante.

Me pareces un viejo marinero
expulsado del mar como enemigo
por un golpe de viento traicionero.

En este mar de piedra no consigo
nadar contra corriente, compañero,
porque soy como tú, sólo un mendigo.

Permíteme, querida amiga.

S.C.

Besos.

La verdad es que, personalmente me ha gustado mucho trabajar el soneto de esta autora y cuando termine, lo sentiré.
Gracias, amigo mío.

SONETOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX


MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

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LA LLUVIA

A la ciudad le sienta el aguacero
como al alma le sienta bien el llanto.
Estos ojos por ti lloraron tanto
que de tanto llorar lavarme quiero.

Que de tanto llorar sobre el alero
de la tapia del viejo camposanto
me he teñido de negro desencanto
como un pájaro triste y lastimero.

A la ciudad le sienta bien la lluvia,
a la ciudad le sienta la caricia
y el beso de una nube en el tejado.

Que después brillará mejor la rubia
cabellera del Sol, porque es justicia
reír, reír después de haber llorado.

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MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

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LA CABINA

Has colgado tu voz en el armario
de acero, de cristal y de concreto,
y por cada rincón y vericueto
fluye un enorme río epistolario.

Es un prisma de corte estrafalario
y es un amigo cálido y discreto
al que puedes fiarle tu secreto
como si fuera un gran confesionario.

Al extremo, pendiente de su cable
se encuentra la ventana de su oído
para encontrar un alma que le hable.

Y al sonar el fatídico silbido
la cabina se queda imperturbable
cuando la voz amada se ha extinguido.

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MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

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MI ATALAYA

Te alejas y te acercas a mi vida
como en un zoom que alegra la pantalla,
como el fulgor que enciende la metralla,
como en una continua despedida.

Y en la púrpura niebla atardecida
que inunda de fulgores la atalaya
desde donde comando mi batalla,
me convierto de pronto en almicida.

Porque te vas y vienes, te conjuro
a volar por los cirros de febrero
y en órbitas astrales disolverte.

Que yo me esconderé detrás del muro
de mi cuerpo sin alma, donde quiero
que nadie, ni la brisa, me despierte.

SONETOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX


MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

La Palma del Condado. Huelva. Siglo XX
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EL RASCACIELOS

Dejo caer mis versos al arcén
desde mi solitario rascacielos,
como leves, nostálgicos pañuelos
que no dicen adiós, que dicen ven.

Cayendo poco a poco, su vaivén
oculta la pradera de los cielos
y baila con lejanos arroyuelos
de los dorados campos del Edén.

Mis versos como lirios, copos blancos,
alfombrarán de nieve las glorietas
y de frescor la piedra de los bancos.

Mis versos volarán como cometas
buscando en el cristal de los barrancos
el espejo de todos los poetas.

SONETOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX


MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

La Palma del Condado. Huelva. Siglo XX
Profesora.
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T.V.

Una ventana abierta al infinito,
una losa de hierro que encadena
a no poder salir de la colmena,
del negro termitero donde habito.

Señora principal, moderno mito
que las leyes subyuga y enajena,
sin saber si al final vale la pena
que te absorba tu gélido circuito.

El mundo para ti ya no es redondo,
y no se mide en millas la distancia
que separa el horror de la elegancia.

De tu caja, Pandora, llego al fondo,
y al contemplar tu gesto de arrogancia
de tus cuatro jinetes yo me escondo.

T.V.

Una ventana abierta al infinito,
una losa de hierro que encadena
a no poder salir de la colmena,
del negro termitero donde habito.

Señora principal, moderno mito
que las leyes subyuga y enajena,
sin saber si al final vale la pena
que te absorba tu gélido circuito.

El mundo para ti ya no es redondo,
y no se mide en millas la distancia
que separa el horror de la elegancia.

De tu caja, Pandora, llego al fondo,
y al contemplar tu gesto de arrogancia
de tus cuatro jinetes yo me escondo.


ME ENCANTA, QUERIDA AMIGA

BESOS.

Sí, también a mi.
Gracias, Pascual, y seguimos disfrutando.
Besos.

SONETOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX


MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

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LOS DELFINES


Se asomaron al puerto los curiosos delfines
cabalgando en el lomo de la tarde invasora,
en ese claroscuro de la espuma que llora
con un rumor de algas y peces saltarines.

En bandada llegaron, como negros mastines,
cuando el azul turquesa en gris se decolora,
cuando llega la noche como conspiradora
y se tiñen de malva del cielo los confines.

Un delfín rezagado me mira. De repente
detiene su perenne vagar por un segundo
y me clava en el alma su voz inteligente.

Como un radar ansioso lo escuchaba mi mente,
y en su mirada triste de lobo vagabundo
se llevó mis deseos con la tarde muriente.

SONETOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX


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PASO DE CEBRA

Un claxon de autobús hiere mi oído
y desconcierta el ritmo de mi paso.
La gente apresurada no hace caso
de su ronco lamento dolorido.

Este sordo y patético alarido
resuena en el momento en que el ocaso
va tiñendo de rojo el suelo graso
de la selva sin flores en que anido.

Paquidermos de lata renqueantes,
ratones que se vuelven elefantes,
humanoides al ritmo de silbatos.

Sobre una piel de piedra, sin zapatos
se empañan con los gases asfixiantes
de veloces dragones insensatos.

SONETOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX


MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

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EL CALLEJON

La botella se ha roto en mil pedazos
y su sangre se extiende por el suelo
como un rojo y quimérico espejuelo
donde ese mira un sátiro sin brazos.

Los gatos doblan ya sus espinazos
con un lamento gris de fiera en celo,
y el callejón, un sucio riachuelo,
desemboca en un mar de los sargazos.

pelotón de ratas y ratones
navega por el río subterráneo
en busca de secretos panteones.

Se llevaron los perros en furgones
por lamer las mandíbulas de un cráneo
cuyo dueño cerró por vacaciones.

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MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

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LA LUNA EN LA TERRAZA

Si se posa la Luna en tu terraza
no la dejes marchar, cógela al vuelo.
No permitas que ruede por el suelo
ni se pierda en los bancos de la plaza.

Permítele que beba de tu taza
un poco de café, porque el desvelo
te hará sentir su voz de terciopelo
si apartas de sus labios la mordaza.

Conversa con la Luna y con su vivo
deambular de poeta solitaria
en busca de un amor irreflexivo.

La Luna es una dama visionaria
que pende de las ramas de un olivo
su ilusión de señora sedentaria.

EL CAMION DE LA BASURA

El formidable monstruo carroñero
que te despierta con su turbulencia
deja un rastro de indigna pestilencia
y un aullido de lobo lastimero.

Va camino del valle postrimero
donde duermen la culpa y la inocencia,
entrópica región sin diferencia
que es la fosa común o vertedero.

Si me rompe los sueños, no me importa.
¡Qué se lleve el camión de la basura
nuestros sucios desechos ciudadanos!

Su lamento feroz me reconforta
si en esta soledad de calle oscura
se lleva mis pasados cotidianos.

PARA PENSAR.

GRACIAS, LLUVIA

La Luna es una dama visionaria
que pende de las ramas de un olivo
su ilusión de señora sedentaria.


Preciosos versos!!!!!!!!!!!!!
Los disfruté!!!!!!!!!!

Besosssssssssss

Pascual, Ceci, ¿Qué haría sin vuestra compañía?

Gracias mil, y sigamos pues.

SONETOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX


MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

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Profesora.
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EL PARQUE

Se ha marchado del parque la última pareja.
La noche, poco a poco, su reino le reclama.
Un chamariz perdido se posa en una rama
y sobre los helechos del rocío se queja.

Temblorosos chirrían los dientes de la reja
masticando despacio la flor de la retama.
Un sauce dolorido sus lágrimas derrama
y en el cristal de un charco un pino se refleja.

La grava del sendero bajo mis pies crepita
como fuego que vuelve ceniza mi memoria.
Un búho me saluda. Ya conoce mi historia.

Bajo el blanco azulado un fantasma me invita
a seguirle los pasos. Tu imagen ilusoria
se me borra y deshace como una flor marchita.

SONETOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX


MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

La Palma del Condado. Huelva. Siglo XX
Profesora.
Poeta hallada en Internet.



SILENCIO EN LA CALLE

Se ha instalado el silencio en los portales
y la calle se puebla de universos.
Los átomos lejanos y dispersos
se han unido en columnas espirales.

El negror atraviesa los cristales
y abate su mirar sobre mis versos,
peregrinos rebeldes, y perversos
astronautas de mundos siderales.

La pluma entre los dedos se conmueve
al empezar las rimas su reyerta
en este cuadrilátero de nieve.

Se me escapa un poema por el leve,
miserable resquicio de la puerta
y a volar con el céfiro se atreve.

SONETOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XX


MARÍA DEL CARMEN GUZMÁN ORTEGA

La Palma del Condado. Huelva. Siglo XX
Profesora.
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LA CIUDAD SE DUERME

La ciudad se confunde en la negrura
y confunde sus líneas imprecisas,
se sumerge en un piélago, sin prisas,
borrándome su plana arquitectura.

Me gritan en la noche su conjura
los dedos de unas manos insumisas,
y en un rumor de vientos y de brisas
despegan de la mar hacia la altura.

Vagas chispas de luz desperdigadas
en este negro mar sin movimiento
atraviesan el aire como espadas.

Y remontan el aire sus cascadas,
salpicando de lluvia mi aposento
en un llanto de brujas desoladas.

LA PATERA

Argonauta moreno te imagino,
navegando por mares de leyenda
sin más timón ni norte ni más rienda
que ese canto que sopla sibilino.

Como Jasón en pos del vellocino,
a los dioses no importa que trascienda
tu inútil sacrificio, leve prenda
para cobrarse el piélago asesino.

Buscabas la ilusoria piel de oro
titilando amorosa sobre el prado
desde la dulce flor de un sicomoro.

Huyendo de tu campo ya agostado,
en lugar de vergel hallaste un toro
que se clavó profundo en tu costado.


Duro, sin duda. Pero tan real...

Gracias, Lluvia.

Besos.

Demasiado duro y por desgracia, muy real.
Gracias de nuevo y buen día, Pascual.
Creo que termino hoy con esta autora, maravillosa, por sencilla en su palabra.