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ESTAS CIUDADES LACUSTRES
Estas ciudades lacustres crecieron de la aversión
Hacia algo olvidable, si bien resentidas con la historia.
Son el producto de una idea: que el hombre es horrible por ejemplo,
Aunque éste sólo sea un caso.
Ellas emergieron hasta una torre
Controlaron el cielo, y con artificios resbalaron
Hacia el pasado en busca de cisnes y palmeantes ramas,
Ardiendo, hasta que todo ese odio fue transformado en un estéril amor.
Quedas así con una idea de ti mismo
Y la sensación del ascendente vacío de la tarde
Que deben ser atribuidos a la vergüenza de otros
Los que vuelan junto a ti como faros.
La noche es un centinela.
Gran parte de tu tiempo ha sido ocupada por juegos creativos
Hasta ahora, pero tenemos planes que te incluyen totalmente.
Habíamos pensado, por ejemplo, en enviarte al centro del desierto.
A un violento mar, o el hacer que la proximidad de los otros sea aire
Para ti, presionándote de regreso hasta un alarmado sueño
Como la brisa del mar saludando el rostro de un niño.
Pero el pasado ya está aquí, y tú estás protegiendo un proyecto privado.
Lo peor no ha terminado, sin embargo sé
Que estarías feliz acá. Por la lógica
De tu situación, que es algo que ningún clima puede estropear.
Tierno e indiferente por momentos, tú ves
Has construido una montaña de algo,
Prodigando pensativamente toda tu energía hasta este único momento,
Cuyo viento es el deseo almidonando un pétalo,
Cuya decepción estalló en un arco iris de lágrimas.
JOHN ASHBERY (De “Rivers and Mountains”, 1966)
(Traducción de Martín Rodríguez-Gaona)
SONETO AZUL
Hace mucho que entonces empezaba a aparecer como ahora
Pero ahora no es sino la salida a un camino nuevo aunque todavía
Indefinido. Aquél ahora, el visto una vez
Desde lejos, es nuestro destino
No importa lo que pase. Es
El pasado presente del que están hechas las facciones de nuestra cara,
Las opiniones nuestras. Somos a medias eso y no
Nos importa la otra mitad. Vemos
Lo suficiente hacia adelante para que el resto de nosotros
Resulte implícito en los alrededores en penumbra.
Sabemos que esta parte del día llega cada día
Y nos parece que, si tiene algunos derechos, igual
Nosotros tenemos derecho a considerarnos nosotros mismos en la medida
En que somos en él y no en otro día u
Otro lugar. El tiempo nos favorece
Al tiempo que se favorece, pero sólo
Mientras no hayamos cedido eso pocos centímetros, espectro
Del devenir antes que el devenir pueda ser visto,
O venga a significar todas las cosas que parece querer decir ahora.
Las cosas de las que se iba a hablar
Ya llegaron y se fueron pero son recordadas aún
Como recientes. Hay un grano de curiosidad
En la base de cada una, que desenrolla.
Un signo de interrogación como otra ola en la arena.
Cuando llega para otorgar, para arruinar lo que teníamos,
Hemos, nos damos cuenta, ganado o sido ganados
Por lo que pasaba por allí, luminoso con el aura
De las cosas apenas olvidadas y revividas.
Cada imagen encuentra su sitio con la calma.
De quien no tiene muchos, justo los que necesita.
Vivimos en el suspiro de nuestro presente.
Si esto es todo lo que vamos a recibir
Tal vez podamos re-imaginar la otra mitad, deduciéndola
De la forma de lo que es visto, insertándola
En su idea de cómo deberíamos
Proceder. De todos modos sería trágico encajar justo
En el espacio creado por nuestro no llegar todavía,
Pronunciar el discurso que corresponde allí,
Porque el progreso ocurre al reinventar
Tales palabras a partir de nuestra pálida memoria de ellas,
Violando ese espacio para
Dejarlo intacto. Así y todo
Somos de por aquí, y nos hemos movido una distancia
Considerable; nuestro pasar es una fachada.
Pero nuestra comprensión de él se justifica.
JOHN ASHBERY (De “As we know”, 1979)
(Traducción de R. Echevarren)
ECO TARDÍO
Solos con nuestra locura y nuestra flor favorita
Vemos que no hay de veras nada acerca de qué escribir.
O más bien, es necesario escribir acerca de las mismas cosas
De la misma manera, repitiendo las mismas cosas una y otra vez
Para que el amor continúe y sea gradualmente diferente.
Las colmenas y las hormigas tienen que ser reexaminadas eternamente
Y el color del día registrado
Cientos de veces y variado de verano a invierno
Para que se enlentezca el ritmo hasta una auténtica
Sarabanda y se entrevere allí, vivo y reposado.
Sólo entonces la falta de atención endémica
De nuestras vidas puede enroscarse alrededor de nosotros, amistosa,
Y con un ojo puesto en esas largas sombras teñidas y afelpadas
Que hablan tan hondo a nuestra falta de preparación y
Conocimiento acerca de nosotros mismos, los motores parlantes de nuestro día.
JOHN ASHBERY (De “As we know”, 1979)
(Traducción de R. Echevarren)
ILUSTRACIÓN
I
Una novia estaba sentada en la cornisa
Alta sobre la ciudad. Los ángeles
Combinaban sus plegarias con aquellas
De los policías, rogándole que bajase.
Una señora prometió ser su amiga.
“No quiero una amiga”, respondió.
Una madre le ofreció un par de pantis
Arrancados de sus propias piernas. Otros le trajeron
Pequeñas porciones de fruta y caramelos,
El hombre ciego todas sus flores. Si alguno
Pudo ser considerado exitoso, lo fueron todos,
Porque la escena sería una ceremonia
Que era lo que ella buscaba. “Deseo
Monumentos”, dijo. “Deseo moverme
Figurativamente, como las olas acariciando
Las desconsideradas playas. Ustedes personas que conozco
Me ofrecerán todas las bondades
Que no necesito. Pero por favor recuerden
Que morí aceptándolas”. Con esto, el viento
Descolgó su voluminoso hábito, y desnuda
Como el huevo de un ave roc, se deslizó suavemente hacia abajo
Lejos de la ternura de los ángeles y las mentes de los hombres.
II
Mucho de lo que es bello debe ser desechado
para que nos igualemos a una más alta
Impresión de nosotros mismos. Las polillas ascienden sobres las llamas,
Lástima, sólo desean ser el fuego:
Ellas no disminuyen nuestra altura.
Nosotros centelleamos bajo el peso
De la indiscreción. Pero, ¿cómo podíamos dilucidar
Aquello de la verdad que conocemos, era acaso
La sombría vestidura? Pues esa noche, misiles suspiraban
Elegantemente sobre la ciudad, y había banquetes:
¡Hay tanto en ese instante!
Tanta disposición por las llamas,
Podríamos habernos elevado sobre la tierra, observando su brillo
En alto, envuelta en su toga de relucientes hojas.
Pero ella, por supuesto, sólo fue una efigie
De indiferencia, un milagro
No hecho para nosotros, como las hojas no son parte
Del invierno, porque es el fin.
JOHN ASHBERY (De “Some Trees”, 1956)
(Traducción de Martín Rodríguez Gaona)
EL PINTOR
Sentado entre el mar y los edificios
El disfrutaba pintando un retrato del mar.
Pero al igual que los niños que imaginan que una oración
Es meramente silencio, aguardaba que su tema
Se abalanzara a las arenas, y, apoderándose de una brocha
Pintara su propio retrato en el lienzo.
Así nunca hubo pintura en su lienzo
Hasta que la gente que vivía en los edificios
Lo puso a trabajar: “intenta emplear la brocha
Como medio para un fin. Elige, para un retrato,
Algo menos furibundo y amplio, y más acorde en tema
Con el temperamento de un pintor, o quizá, una oración.
¿Cómo podría explicarles su oración
De que la naturaleza, no el arte, debía usurpar el lienzo?
Escogió a su esposa para un nuevo tema,
Haciéndola inmensa, semejando derruidos edificios,
Como si, olvidándose de sí mismo, el retrato
Se hubiese expresado propiamente sin la brocha.
Ligeramente entusiasmado, bañó su brocha
En el mar, murmurando una sentida oración:
“Alma mía, cuando pinte este próximo retrato
Deja que seas tú quien inunde el lienzo”.
Las noticias se esparcieron como reguero de pólvora por los edificios.
Él había regresado al mar como tema.
¡Imagínense a un pintor crucifijado por su tema!
Demasiado extenuado incluso para levantar su brocha,
Provocó en algunos artistas balanceados de los edificios
Una socarrona alegría. “No tenemos una oración
Ahora, de tanto ponerse uno mismo en el lienzo,
O de hacer que el mar pose para un retrato”.
Otros lo proclamaron un autorretrato.
Finalmente todas las indicaciones de un tema
Empezaron a desvanecerse, dejando el lienzo
Perfectamente blanco. Él depuso la brocha.
Enseguida un aullido, que era también una oración,
Se irguió desde los atestados edificios.
Lo arrojaron, al retrato, desde el más alto de los edificios,
Y el mar devoró el lienzo y la brocha
Como si el tema hubiese decidido permanecer una oración.
JOHN ASHBERY (De “Some Trees”, 1956)
(Traducción de Martín Rodríguez Gaona)
SENTIMIENTOS CONFUSOS
Un placentero olor a salchichas fritas
Ataca los sentidos, junto a una vetusta, casi invisible
Fotografía de lo que parecen ser chiquillas holgazaneando alrededor
De un viejo cazabombardero, joya de 1942, aproximadamente.
¿Cómo explicarles a estas chicas, si esto es lo que en verdad son,
Estas Ruths, Lindas, Pats y Sheilas
Acerca del vasto cambio que ha acontecido
En el tejido de nuestra sociedad, alterando la textura
De todas las cosas que hay en ella? Y sin embargo
De alguna forma, ellas dan la impresión de saber, sól
Que es tan difícil entenderlas, es difícil descubrir
Exactamente qué clase de expresiones están empleando.
¿Cuáles son sus pasatiempos, chicas? Ah, caray,
Una de ellas diría, este tipo es demasiado para mí.
Continuemos y salgamos, rumbo a algún lugar
En medio de los cañones de las tiendas de vestidos
A una pequeña cafetería y bebamos un café.
No estoy ofendido de que estas criaturas (esa es la palabra)
De mi imaginación me tengan tan poca estima,
Me den tan escasa importancia. Son parte de una complicada
Rutina de seducción, de todos modos, no hay que dudarlo. Pero
….¿Este cotorreo
de la tienda de vestidos? Seguro que es el sol de California
Castigándolas a ellas y al viejo baúl sobre el cual
Se han tumbado, destiñendo sus insignias del pato Donald
Hasta el punto extremo de legibilidad.
Tal vez mentían pero lo más probable es que
Sus pequeñas inteligencias no hayan podido retener mucha información.
Ni siquiera un solo hecho, quizá. Por eso es que
Ellas creen estar en Nueva York. Me gusta la forma
En que miran, se comportan y sienten. Me pregunto
Cómo se volvieron así, pero no voy
A desperdiciar más tiempo pensando en ellas.
Ya las he olvidado
Hasta cierto día en un futuro no demasiado distante
En el que nos encontraremos posiblemente en la sala de un moderno aeropuerto,
Ellas tan sorprendentemente jóvenes y frescas como cuando esta foto fue tomada
Pero llenas de ideas contradictorias, estúpidas como también
Valiosas, pero inundando toda la superficie de nuestras mentes
Al balbucear sobre el cielo, el clima y los bosques del cambio.
JOHN ASHBERY (De “Self-Portrait in a Convez Mirror”, 1975)
(Traducción de Martín Rodríguez Gaona)
Y UT PICTURA POESIS ES SU NOMBRE
Ya no puedo decirlo de esa manera.
Preocupado por la belleza tienes que
Aparecer en lo abierto, en un claro,
Y descansar. Desde luego cualquier cosa inusual que te suceda
Estará bien. Pedir más que esto sería extraño
Para ti, tú que tienes tantos amantes,
Gente que te admira y que está deseosa
De hacer cosas por ti, pero crees
Que no es correcto, que si en verdad supieran que tú...
Basta de autoanálisis. Ahora,
Acerca de qué colocar en tu poema-pintura:
Las flores siempre son bonitas, particularmente delphinium,
Nombres de chicos que una vez conociste y sus trineos,
Cohetes estelares están bien-¿Todavía existen?
Hay un montón de otras cosas de similar calidad
A esas que he mencionado. Ahora uno debe
Encontrar unas pocas palabras importantes, y un montón en tono menor,
De sonido aburrido. Ella se me acercó
A punto de comprar su escritorio. De pronto la calle
Fue plátanos y el estruendo de instrumentos japoneses.
Testamentos monótonos fueron esparcidos. Su cabeza
Se trabó en la mía. Éramos un columpio. Algo
Debe apuntarse acerca de cómo esto te afecta
Cuando escribes poesía:
La extrema austeridad de una mente casi vacía
Topando con lo exuberante, el follaje a lo Rousseau de su deseo a comunicar
Algo entre los respiros, aunque sólo sea por el propósito
De otros y sus deseos de entenderte y abandonarte
En busca de distintos centros de comunicación, para que la comprensión
Pueda empezar, y al así hacerlo desaparezca.
JOHN ASHBERY (De “Houseboat days”, 1977)
(Traducción de Martín Rodríguez Gaona)
MI ERÓTICO DOBLE
Dice él que no tiene ganas de trabajar hoy.
Es justo por lo demás. Aquí en la sombra
Detrás de la casa, protegido de los ruidos callejeros,
Uno puede repasar toda clase de viejos sentimientos,
Desechar algunos, mantener otros.
…....................................................El juego de palabras
Entre nosotros se hace muy intenso cuando hay
Menos sentimientos alrededor para confundir las cosas.
¿Otra ronda? No, pero lo último
Que siempre te encuentras diciendo es encantador, y rescátame
Antes de que la noche lo haga. Estamos a flote
En nuestros sueños como sobre una balsa de hielo,
Acribillada con preguntas y fisuras de luz estelar
Que nos mantienen despiertos, pensando en los sueños
Mientras suceden. Alguna ocurrencia. Lo dijiste.
Lo dije mas lo puedo ocultar. Pero elijo no hacerlo.
Gracias. Eres una persona muy agradable.
Gracias. También tú.
JOHN ASHBERY (De “As we know”, 1979)
(Traducción de Martín Rodríguez Gaona)
CASTIGANDO EL MITO
En un inicio resultó fácil, con la comprensión de la línea sombreada
Poniéndose al día a través de distintos paisajes antes de lograr
Quedar lejos de ti, para incidentalmente bendecirte
Escogiendo lo mejor para el caso, lo más apropiado,
Como la nieve pensándolo mejor y regresando
A ser cautelosa al respecto, para embellecer aquello, como si la vida fuese una fiesta
En la que el trabajo está hecho. Así nos contoneamos en nuestras separadas posiciones
Y permanecimos en ellas por cierto tiempo. Después de que algo ha pasado
Empiezas a verte a ti mismo como si te observaras en un escenario,
Apareciéndote a alguien. ¿Pero a quién? Ah, es justo eso,
El tener modales, y la mirada que resulta de tener un secreto
No es suficiente. Pero ese “no es suficiente” no debe ser lucido como un plumaje,
Para que se perciba fugazmente, aunque ¿entre quiénes podría ser visto? No he
Pensado estas cosas en años; ésa es mi fortuna.
A su tiempo incluso las rocas crecerán. Y si has acurrucado y protegido
Tu inocencia a menudo, ¿qué actitud será realmente tuya?
JOHN ASHBERY (De “Shadow Train”, 1981)
(Traducción de Martín Rodríguez Gaona)
PARADOJAS Y OXIMORONES
Este poema tiene que ver con el lenguaje en un nivel muy simple.
Miralo hablarte. Mirás tras una ventana
O simulás inquietarte. Lo tenés pero no lo tenés.
Lo perdés, te pierde. Se pierden mutuamente.
El poema es triste porque quiere ser tuyo y no puede.
¿qué es un nivel simple? Es aquello y otras cosas,
Poniendo en juego un sistema de ellos. ¿Juego?
Bueno, sí, en realidad, pero lo considero juego a venir.
Algo más profundo y exterior, un patrón de roles soñados,
Como la división de la gracia estos largos días de agosto
Sin pruebas. Con final abierto. Y antes de que te des cuenta
Se pierde en el vapor y tic-tac de máquinas de escribir.
Se jugó una vez más. Creo que existís solamente
Para incitarme a hacerlo, a tu nivel, y entonces no estás
O adoptaste un diferente estado de ánimo. Y el poema
Me bajó suavemente a tu lado. El poema sos vos.
JOHN ASHBERY (De “Shadow Train”, 1981)
(Traducción de Ariel Schettini)
MÁS AVENTURAS PLACENTERAS
El primer año fue como la crema.
Luego el pastel empezó a traslucirse.
Lo que estaba bien, también, sólo que se olvida la dirección que tomas.
De pronto, te interesas por algo nuevo
Y no puedes decir cómo llegaste ahí. Entonces aparece la confusión
Aún desde la felicidad, como el humo-
Las palabras se tornan pesadas, algunas se vuelcan, otras las rompes.
Y los contornos desaparecen una vez más.
Demonios, es la historia de cualquiera,
Un viaje sentimental- “voy a emprender un viaje sentimental”,
Y lo hacemos, pero te despiertas bajo la mesa de un sueño:
Eres tú ese sueño, y es la séptima capa tuya.
No nos hemos movido una pulgada y todo ha cambiado.
Estamos cerca de un campo de tenis por la noche.
Nos perdemos en la vida, pero la vida sabe dónde estamos.
Siempre se nos puede encontrar con nuestros asociados.
¿No has querido siempre acurrucarte como un perro e irte a dormir como un perro?
En el sarpullido de las separaciones y las muerte3s (el nuevo giro),
También hay espacio para la erupción de lo vivo.
Cualquier cosa que suceda será altamente ingeniosa.
Ningún acre salvo la voluntad continua hoy en disputa,
Y las pinturas son las únicas cosas que parece nunca agotamos.
JOHN ASHBERY (De “A Wave”, 1984)
(Traducción de Martín Rodríguez-Gaona)
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