Muchas veces te ocurre que al doblar una esquina

¡Qué placer encontrarle, Maestro! Y comprobar que su inspiración sigue intacta. Durísimo poema nos deja, Siempre un estremecimiento, una lágrima roja.

Un abrazo enorme.

Es un poema que llega como la punta de un cuchillo. Certero en la herida existencial. Enhorabuena, maestro!!!!

Abrazos - Iben

Resulta que olvidaste
que tú también procedes de un dolor, como el olvido
viene de la hemorragia en que se baña un escrúpulo,
que en ocasiones
la vida se adelgaza para entrar por la puerta y no percibes
que detrás del cristal de los escaparates
siempre hay truco,
que la albahaca se vende en los conventos de monjas
para ahuyentar mosquitos,
y resulta,
resulta que estás viendo el cadáver de un náufrago antiquísimo
y no te has dado cuenta de que falta en tu brazo
la pulsera de acero inoxidable
que alguien te regaló cuando cumpliste diez años.


Qué puedo decir si me quedé sin palabras al leerlo??? Magistral poema, llega a las entrañas del lector.
Abrazos querido Vicente!!!
Sony

sonia marelli escribió:Resulta que olvidaste
que tú también procedes de un dolor, como el olvido
viene de la hemorragia en que se baña un escrúpulo,
que en ocasiones
la vida se adelgaza para entrar por la puerta y no percibes
que detrás del cristal de los escaparates
siempre hay truco,
que la albahaca se vende en los conventos de monjas
para ahuyentar mosquitos,
y resulta,
resulta que estás viendo el cadáver de un náufrago antiquísimo
y no te has dado cuenta de que falta en tu brazo
la pulsera de acero inoxidable
que alguien te regaló cuando cumpliste diez años.


Qué puedo decir si me quedé sin palabras al leerlo??? Magistral poema, llega a las entrañas del lector.
Abrazos querido Vicente!!!
Sony

Es un honor, Sonia, tener lectores como tú.

Un abraz, amiga.

Qué bueno tenerlo por acá , Don Vicente, en el mismo barco.
Es un inmenso honor.

Voy saliendo rápido a dar clases.
Le saludo. Luego leeré su poema que , sin duda, sé que es excelente.

Vicente Martín escribió:Muchas veces te ocurre que al doblar una esquina
encuentras la pulsera de un niño en el cadáver de un náufrago
y es entonces
cuando cierras los ojos y a hurtadillas te acercas al umbral de la carne
y te encuentras allí la levedad del hombre que va en ti,
la tristeza de piedra que hay en ti
y allí, los desbocados caballos de madera que algún día giraron en los carruseles,
allí, las obsesiones de los matemáticos,
las hogueras de otoño,
la voz del ornitólogo y las amazonas de las autopistas,
allí también, los torsos destruidos de los jóvenes que llenaron de aceite
el quinqué de las vírgenes.
Resulta que olvidaste
que tú también procedes de un dolor, como el olvido
viene de la hemorragia en que se baña un escrúpulo,
que en ocasiones
la vida se adelgaza para entrar por la puerta y no percibes
que detrás del cristal de los escaparates
siempre hay truco,
que la albahaca se vende en los conventos de monjas
para ahuyentar mosquitos,
y resulta,
resulta que estás viendo el cadáver de un náufrago antiquísimo
y no te has dado cuenta de que falta en tu brazo
la pulsera de acero inoxidable
que alguien te regaló cuando cumpliste diez años.

Advertimos en otros lo que no vemos en nosotros: todos llevamos nuestro niño dentro. Una gozada, Vicente, felicidades! Un abrazo. Pedro.

Un poema con fuerza, impecable en su estructura y con novedosas imágenes.
Lo felicito y le envío cariños desde una fría Buenos Aires

VICENTE, que agradó volver a leerte después de algún tiempo.
Muy hermoso. Me recordé lo que me dijistes una vez, que los buenos poetas y sus versos, son como el vino, mejoran con el tiempo. Me consta, saludos ernesto

Tu voz es la otra cara del espejo, allí donde la luz se descompone en mil formas de imagen exquisitas.
Un abrazo, Maestro.

"los desbocados caballos de madera que algún día giraron en los carruseles"

Un abrazo.
Pedro