XI. SONETOS POETAS ESPAÑOLES SIGLO XX (VI)

SONETOS SIGLO XX

ESPAÑA

RAMON GAYA.

1. DE PINTOR A PINTOR

Pintar no es ordenar, ir disponiendo,
sobre una superficie, un juego vano,
colocar unas sombras sobre un plano,
empeñarte en tapar, en ir cubriendo;

pintar es tantear –atardeciendola
orilla de un abismo con tu mano,
temeroso adentrarse en lo lejano,
temerario tocar lo que vas viendo.

Pintar es asomarse a un precipicio,
entrar en una cueva, hablarle a un pozo
y que el agua responda desde abajo.

Pintura no es hacer, es sacrificio,
es quitar, desnudar; y trozo a trozo,
el alma irá acudiendo sin trabajo.

Fte. Biblioteca del Soneto. RGG.

SONETOS SIGLO XX

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RAMON GAYA.

2. A MIS AMIGOS

Como si hubierais muerto y os hablara
desde un ser que no fuese apenas mío;
como si sólo fuerais el vacío
de mi propia memoria, y os llorara

con una extraña pena que oscilara
entre un cálido amor y un gran desvío;
como si todo fuera ya ese frío
que deja un libro hermoso que cerrara

sus páginas sin voz; como si hablaros
no fuese como hablar, sino el tormento
de ver que hasta sin mí mi sangre gira.

Sólo puedo engañarme y engañaros,
hacer como que estáis, como que os siento,
cuando el mismo miraros ya es mentira.

Fte. BIBLIOTECA UNIVERSAL DEL SONETO. RGG.

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RAMON GAYA.

3. EL TEVERE A SU PASO POR ROMA

El Tévere se extiende como el brazo
de una madre cansada y perezosa;
sus agua son de carne entreverdosa
y es blando el ademán, antiguo el trazo

de esa línea curvada de su abrazo;
no es un río presente, es una fosa,
es una tumba viva y temblorosa
que va hundiéndolo todo en su regazo;

y el pescador inmóvil, silencioso,
el froccio casi lírico, la rata
repentina, las putas ambulantes,

un pájaro saltando, un cane ocioso,
un lujo de basuras –vidrio, lata-,
le bordan dos orillas delirantes.

Fte. BIBLIOTECA UNIVERSAL DEL SONETO RGG

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RAMON GAYA.

4. VELAZQUEZ

Mucho ha sido borrado por su mano:
lo ideal, lo perfecto, la belleza;
la misma fealdad, con su tristeza,
se ha disuelto en el aire soberano.

Un lujo de pintura –venecianoha
querido perderse en la justeza.
Topamos con lo externo y la pobreza
de la vil superficie, el rostro vano,

la fachada de todo, lo aparente.
¿Sólo ha sido copiada y respetada
la sorda piel del mundo aquí presente?

Parece que estuviera –bien pintadala
simple realidad indiferente;
pero el Alma está dentro, agazapada

Pues ole, por tu paisano y ¿ves? tus pausas son así, jeje.., un visto y no visto.
Gracias, Pascual, siempre ahí dándonos tanto.
Buen domingo y besos.

Entre tú y yo : gracias, amiga mía. Pero quizás voy precisando descanso y no le hago caso a mi cuerpo.

Besos.

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RAMON GAYA.

5. PARA EL CREPUSCULO DE MICHELANGELO

I

Parece que llegaras, desasido
del cuerpo de la piedra, a doblegarte,
a pasar de este lado, a formar parte
de este mármol de acá, más dolorido,

que es la carne del hombre, y convertido
ya en un ser como todos, recostarte
-rota ya la materia, roto el arteen
tu propio desnudo atardecido.

Parece que vinieras, liberado
de lo eterno, a mezclarte con los otros,
a caer en la vida y disolverte.

Al borde de un abismo te has quedado:
ya no puedes bajar hasta nosotros,
ni a tu centro de piedra devolverte.

SONETOS SIGLO XX

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RAMON GAYA.

5. PARA EL CREPUSCULO DE MICHELANGELO

II

Te quedas en lo alto, suspendido
-como un duro celaje ensimismado-
y parece que así, más sosegado,
ya no quieres bajar, que arrepentido

de ser vida o ser mármol sin sentido,
quieras ser ese enigma apretujado,
ese nudo ese nudo entrelazado
de piedra y animal; así tendido

en la tímida curva de un declive
-como un cielo parado y consistente-
se diría que callas, perezoso.

Eres algo que vive y que no vive.
Ni eterno ni mortal: eres presente
sucesivo, ya quieto, aún tembloroso.

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RAMON GAYA.

6. SEIS SONETOS DE UN DIARIO

I

A UNA VERDAD

No es el amor quien muere, Luis Cernuda,
somos nosotros mismos. En un canto
te lo he visto decir con el espanto
de tener la certeza y no la duda

en tus labios que escriben. Tan desnuda
te brota la verdad, que no sin llanto
entregusto tus versos como el santo
que en su propio sufrir encuentra ayuda.

No importa ya por quién, por qué, ni dónde,
sobre un triste papel la verdad nace;
cuando ella fluye así, cuando desata

los lazos más sencillos que ella esconde,
la cusa de sí misma se deshace.
No es el amor quien muere, él es quien mata.

SONETOS SIGLO XX

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RAMON GAYA.

6. SEIS SONETOS DE UN DIARIO

II

AL SILENCIO

No es consuelo, silencio, no es olvido
lo que busco en tus manos como plumas;
lo que quiero de ti no son las brumas,
sino las certidumbres: lo perdido

con toda su verdad, lo que escondido
hoy descansa en tu seno, las espumas
de mi propio sufrir, y hasta las sumas
de las vidas y muertes que he vivido.

No es tampoco el recuerdo lo que espero
de tus manos delgadas, sino el clima
donde pueda moverme entre mis penas.

No esperar, mas tampoco el desespero.
hacer, sí, de mí mismo aquella sima
en que pueda habitar como mis venas.

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RAMON GAYA.

6. SEIS SONETOS DE UN DIARIO

III

AL SUFRIMIENTO

De tanto serme estrecha compañía
he llegado a sentirme ya tan mío
que peor que tú mismo es el vacío
que me queda sin ti. Yo te querría

apretado a mi pecho todo el día
por no quedarme a solas con el frío
de ese lago parado y tan sombrío
que es vivir en la nada. Sufriría

más aun, ya lo sé, pero un consuelo
en el propio sufrir quizá nos nace
como una leve flor allá en la arena.

Me los has quitado todo, tierra, cielo;
déjame sin embargo que te abrace,
que todo cuanto he sido está en mi pena.

"Al sufrimiento" me pareció muy intenso... toda su obra es muy lograda pero a veces hay textos que pegan más fuerte.
Besossssssssss queridos Pascual y Lluvia

Ramón Gaya, Cecilia, era miembro de la Generación del 27. Su pintura es inmensa - creo que Pedro y Juan Ramón estuvieron en el Museo que hay en Murcia-. Su poesía, sin embargo, es menos conocida. Probablemente porque es menos extensa. Pero, efectivamente, su calidad no pasa desapercibida.

Gracias, siempre, por acompañarnos en esta silenciosa tarea.

Besos.

SONETOS SIGLO XX

ESPAÑA

RAMON GAYA.

6. SEIS SONETOS DE UN DIARIO

IV A DIOS

Me despojas de todo, permitiendo
que yo mismo contemple esas cenizas.
No me hieres, me robas. ¿Eternizas
todo aquello que matas? No te entiendo

todavía, ¡mi extraño, más creyendo
estoy en esa fuerza que deslizas.
¿Por qué, despojador, me tiranizas
atándome al vivir que voy perdiendo?

No me matas, me muero, me devoro
con mi propio existir. Y cuán esquivo
te siento a mi dolor. ¡Cómo te alejas!

Me arrancaste mi llanto, y ya no lloro;
me arrancaste mi vida, y ya no vivo;
si el morir me arrebatas ¿qué me dejas?

SONETOS SIGLO XX

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RAMON GAYA.

6. SEIS SONETOS DE UN DIARIO

V

A LA LAMPARA

Aquí sobre mis hombros ateridos,
cerca y lejos igual que las estrellas,
aquí junto a un pasado sólo huellas,
junto al lecho en que sueñan reunidos

el vivir y el morir, sobre los nidos
del recuerdo, aquí estás como unas bellas
y leves manos tibias con que sellas
los párpados cansado y dolidos,

aquí estás como un ser, como una cosa
que tuviera ya un alma casi mía
amarilla también y también mustia,

aquí sobre mi frente silenciosa,
aquí como una vaga compañía
llegando con tu luz hasta mi angustia.

SONETOS SIGLO XX

ESPAÑA

RAMON GAYA.

6. SEIS SONETOS DE UN DIARIO

VI (Cont. del anterior)

Aquí está su contorno, su figura,
su apretada presencia desvalida,
su armazón, su relieve, su atrevida
mansedumbre corpórea: es tierra pura,

es carne dolorosa de escultura,
es un molde vacío, es una vida,
más que ciega, callada y aterida,
que estuviera sin nadie y ya madura.

Es la caja del hombre, es su corteza
solitaria, sin él; todo es regazo,
lugar, concavidad, sedienta clama.

Parece abandonado a la belleza,
esperando, pasivo, que a este trazo
se asome todo el ser, y acuda el alma.

SONETOS SIGLO XX

ESPAÑA

RAMON GAYA.

7. MANSEDUMBRE DE OBRA

Acude entero el ser, y, más severa
también acude el alma, si el trazado,
ni justo ni preciso, ha tropezado,
de pronto, con la carne verdadera.

Pintar no es acertar a la ligera,
ni es tapar, sofocar, dejar cegado
ese abismo que ha sido encomendado
a la sed y al silencio de la espera.

Lo pintado no es nada: es una cita
- sin nosotros, sin lienzo, sin pintura-
entre un algo escondido y lo aparente.

Si todo, puntual, se precipita,
la mano del pintor –su mano impura-
no se afana, se aquieta mansamente.

SONETOS SIGLO XX

ESPAÑA

RAMON GAYA.

8. MANO VACANTE

La mano del pintor –su mano vivano
puede ser ligera o minuciosa,
apresar, perseguir, ni puede ociosa,
dibujar sin razón, ni ser activa,

ni sabia, ni brutal, ni pensativa,
ni artesana, ni loca, ni ambiciosa,
ni puede ser sutil ni artificiosa;
la mano del pintoe –la decisiva

ha de ser una mano que se abstiene
no muda, ni neutral, ni acobardada,
una mano vacante, de testigo,

intensa, temblorosa, que se aviene
a quedar extendida, entrecerrada:
una mano desnuda, de mendigo.

SONETOS SIGLO XX

ESPAÑA

ANTONIO VICENTE GIL

Esto es lo que pone RGG:

España. Siglo XX.
Poeta hallado en Internet.


... y yo no encuentro más; por defecto siempre me sale un autor luso del siglo XV


1. LUJO

Estaba yo soñando en tus praderas
por no decir que andaba ensimismado
rebobinando cintas del pasado
haciendo así las horas llevaderas.

Pensé de pronto en la gravedad
que es una fuerza, vulgo una atracción
y al recordarlo en plan cavilación
vi que allí había una falsedad.

Si a mayor masa, hay mayor influjo
erró el gran Newton en su ley famosa
pasa al revés pues no es lo que dedujo.

Me atraes tú más que el sol, y eso es hermosa
porque tenerte a ti es todo un lujo;
riges mi cielo y no eres una diosa.

SONETOS SIGLO XX

ESPAÑA

ANTONIO VICENTE GIL

2. MEMECES

Veré por fin tus ojos avellana
alborotar risueños por mi vida
que siempre estuvo presa y seducida
por los embrujos que su ley emana.

Resonarán acordes de placer
atronarán cadencias silenciosas
destellarán miradas luminosas
retumbarán susurros de mujer.

Se juntarán allí dos arrebatos
amalgamando sones de escaseces
que llenaron momentos más ingratos.

Te podré amar, amor lo que mereces
y olvidaremos esos malos ratos
pasando así tan sólo a ser memeces.

SONETOS SIGLO XX

ESPAÑA

ANTONIO VICENTE GIL

3. AUTOSERVICIO

Penetraré inerme en tus defensas
para llegar al centro de tu vida
y así encontrar el sitio donde anida
esa pasión que ardiente me dispensas.

Quiero tener la llave de la fuente
de donde mana fértil tu lujuria
y si llegasen días de penuria
poder abrir el grifo en plan urgente.

Seguro estoy que aceptas la propuesta
para evitarme tan grande suplicio
y en su lugar gocemos de una fiesta.

Y no te creas que es sólo por vicio
pues es más bien un signo y manifiesta
que hoy todo va en plan autoservicio.

SONETOS SIGLO XX

ESPAÑA

ANTONIO VICENTE GIL

4. CONFLICTO DE INTERESES

Cuando el amor se siente hasta el extremo
de desear el bien de la otra parte
sabiendo así que debes de alejarte
lo que se tiene es el amor supremo.

Si su interés está muy por encima
del interés que tienes por ti misma
te ves inmersa en tan profundo cisma
que te lacera, hiere y te lastima.

Quiero seguir cautivo y sin cadenas
y ahí quiero estar por siempre en tu mazmorra
mientras me des tu amor a manos llenas.

Manda el conflicto ya mismo a la porra
compra alegrías a cambio de penas
pero eso sí, yo espero estar de gorra.

SONETOS SIGLO XX

ESPAÑA

ANTONIO VICENTE GIL

5. PLENILUNIO DE INFORTUNIO

Tras días de arduos, pírricos esfuerzos
de duro asedio a tus dos fortalezas
fui despojando sendas de malezas
para llegar a ti sin más refuerzos.

Por tusa recintos, loco yo buscaba
la llave maestra de tus fantasías
hállela al fin tras altas celosías,
sentí poder llegar a ti sin traba.

Era de noche, claro plenilunio,
creí tener ya todo bien ganado,
mas tropecé de faz con mi infortunio.

Metí la llave, presto en tu candado,
me quedé frío y eso que era en junio
al ver que el chisme aquel lo habías cambiado.

SONETOS SIGLO XX

ESPAÑA

ANTONIO VICENTE GIL

6. LA BOCANA

Prudencia tuve, ahora quiero riesgo,
riesgo de andar buscando tu presencia
presencia real aun sólo en plan audiencia
audiencia que hará cambiar algo el sesgo.

El sesgo que ahora llevan nuestras vidas
vidas que están contando lo que falta
falta mucho y estoy a la que salta
salta con ganas ahora contenidas.

Sí, contenidas y de mala gana
gana un buen premio, lánzate ya al ruedo
ruedo hacia ti hoy mismo o mañana.

Mañana está bien, di que sí sin miedo
miedo si fuese en barco a la bocana
bocana del puerto del Padornedo.

SONETOS SIGLO XX

ESPAÑA

ANTONIO VICENTE GIL

7. DIFICIL ELECCION

Te prometí que haría un buen soneto
sobre tu teta y eso hago ahora
empiezo aquí con una gran demora
pues aun no sé a cual de los dos meto.

Tu teta izquierda se hace de querer
es desenvuelta, inquieta y retozona
tiene pues puntos para ser campeona
y es algo digno de tocar y ver.

Y qué decir de la teta derecha
es vivaracha y siempre está dispuesta
a la jarana, y nunca va de estrecha.

Si de esta duda quieres la respuesta
rápida, veloz y hasta toda mecha,
pónmelas a mano y la tendrás presta.

SONETOS SIGLO XX

ESPAÑA

ANTONIO VICENTE GIL

8. MUJER CON MALETA

Cargó los restos de una vida herida
en su maleta vieja y desfondada,
se fue alejando triste y camuflada
a paso lento hacia una nueva vida.

Se hizo invisible para su pasado
mientras cargaba hiel sobre sus hombros
restos de estragos hoy ya sólo escombros
en un presente triste y desolado.

Llamó al portón de la felicidad
cuando le abrieron sólo fue un poquito
por donde no entró ni su soledad.

Con su maleta y su destino escrito
y con su cuerpo pura terquedad
siguió tirando hacia el infinito.

Discúlpame, Lluvia. En la distribución que hice de los autores me salté ("me comí" se dice en mi pueblo) al siguiente autor ( iba delante de ANTONIO VICENTE GIL - y tampoco encontré ningún dato suyo). Lo pongo y te doy paso.

SONETOS SIGLO XX

ESPAÑA

GIL, ANGEL

España. Siglo XX.

PROCELARIA

Naciste hija de reina; con madrina sultana.
Aranjuez vio tu cuna, y Córdoba la mora
azul y luminosa, fue de tu infancia aurora,
¡cuando nacer debiste en Sevilla y Triana!

Guadalquivir y Tajo te han servido de espejo,
y entre las platabandas de jardines reales
impávidos testigos de ardientes madrigales,
deslizóse el idilio de tu primer cortejo.

Alma de procelaria, consumida en deseos,
amores insaciables o simples devaneos
que siente de la vida, la inextinguible sed;

ni Aranjuez la realenga, ni Córdoba sultana
debieron prohijarte, caprichosa gitana...
porque eres tú la Carmen creada por Bizet.


Y, ahora sí: ES TU TURNO

Pues; recibido y gracias, señor poeta.
Creo que ya será mañana, pero tomo el testigo.

Sin prisas, que no damos a basto para la segunda página.

Besos.

SONETOS SIGLO XX



GIL, ILDEFONSO MANUE
Paniza. (Zaragoza) 1.912
Escritor y Poeta.



Gil López, Ildefonso Manuel. Paniza (Zaragoza), 22.I.1912 – Zaragoza, 28.IV.2003. Escritor.
Hijo de un farmacéutico rural, con alguna afición teatral, vivió de niño en Daroca, donde vio la muerte de su hermana mayor y a los dieciséis años perdió a su padre: una infancia feliz y estas quiebras estuvieron presentes en su poesía hasta el último verso. Cursó estudios de Derecho en Madrid y allí inició su vida literaria, bajo la protección de Benjamín Jarnés (que prologó su primer libro, Borradores, en 1931) y en la cercanía de un grupo de amigos —los hermanos Panero, Maravall, Azcoaga, Gullón...— con los que compartió el deseo de “rehumanización” de la lírica.

En 1934 fundó con Gullón la revista Literatura, en cuya colección publicó su primer libro significativo, La voz cálida.
Sólo en 1945 reanudó su carrera literaria con otro volumen de versos, Poemas de dolor antiguo. En medio, quedaron su detención por los franquistas en Teruel (donde esperó su fusilamiento), la incorporación forzosa al ejército sublevado, su expulsión de la función pública y una complicada supervivencia personal.

En 1947 publicó El corazón en los labios y en 1950, El tiempo recobrado, quizá su mejor libro y una de las expresiones más altas de la lírica de su generación: como señaló José Manuel Blecua, sus versos testimoniaban una línea de contención clasicista y el predominio de los temas del paso del tiempo, la vida cotidiana, la fidelidad a la familia (casó con Pilar Carasol en 1944 y el primero de sus cinco hijos nació en 1945) en un tono esperanzado pero no resignado. Su relato La moneda en el suelo, 1951, Premio Internacional de Primera Novela, y los poemas de El incurable (1957) metaforizan su incomodidad: el primero en forma de parábola muy pesimista y el segundo, con un tono de melancolía trágica que también embarga la novela Juan Pedro, el dallador (1953). Se había titulado en Letras (y leyó una tesis doctoral sobre Mor de Fuentes en 1949, además de publicar algún trabajo pionero sobre la obra de Benjamín Jarnés) pero no logró hacer carrera universitaria; en 1962, tras publicar su novela Pueblonuevo (1960), sobre la emigración rural, decidió pasar a Estados Unidos, donde enseñó Literatura Española y publicó numerosos trabajos de crítica e investigación sobre Bécquer, García Lorca, Valle-Inclán, etc. De la etapa americana son sus libros de versos De persona a persona (1971), Luz sonreída, Goya, amarga luz (1972) y Poemaciones (1982). De su regreso (que tuvo efecto en 1984) fueron Las colinas (1989) y la novela-testimonio de sus dramáticos días turolenses, Concierto al atardecer (1992), además de sus memorias en dos volúmenes (1996 y 2000), aunque siguió publicando versos hasta el último momento, cada vez más cercanos a la reflexión metapoética que ya dominaba Poemaciones.


Obras de ~: Borradores, nota prelim. de B. Jarnés, Madrid, Imprenta Galo, 1931; La voz cálida. Poemas, Madrid Ediciones Literatura, 1935 (Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2003); Poemas del dolor antiguo, Madrid, Adonais, 1945; Homenaje a Goya, Zaragoza, Pórtico, 1946 (ed. rev. y retitulada, Luz sonreída, Goya, amarga luz, Zaragoza, Javalambre, 1972); El corazón en los labios, Valladolid, Colección Halcón, 1947; El tiempo recobrado,

Madrid, Ínsula, 1950; La moneda en el suelo, Barcelona, José Janés, 1951 [ed. con est. introd. de M. Hernández Martínez, Huesca-Zaragoza, Instituto de Estudios Altoaragoneses-Prensas Universitarias de Zaragoza, 2001 (col. Larumbe. Biblioteca de Cultura Aragonesa, vol. 16)]; Juan Pedro el dallador, Zaragoza, Estudios Literarios-Heraldo de Aragón, 1953; L. de Camoes, Os Lusiadas, trad. de ~, Madrid, Revista de Occidente-Universidad de Puerto Rico, 1955; El incurable, Madrid, Adonais, 1957; Pueblonuevo, Madrid, Aguilar, 1960; De persona a persona, Santander, La Isla de los Ratones, 1971; Poemaciones, pról. de M.ª A. Martín Zorraquino, Zaragoza, Guara Editorial, 1982; Las colinas, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1989; Concierto al atardecer, Zaragoza, Diputación General de Aragón, 1992; Un caballito de cartón: memorias, 1915-1925, Zaragoza, Xordica Editorial, 1996; Vivos, muertos y otras apariciones: memorias, 1926-1998, Zaragoza, Xordica Editorial, 2000; Obra poética completa, ed., introd. y notas de J. González Soto, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2005, 2 vols.

Bibl.: R. Hiriart, Un poeta en el tiempo, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1981; VV. AA., Homenaje a Ildefonso- Manuel Gil, Zaragoza, Ayuntamiento, 1982; A. Pérez Lasheras, “Ildefonso-Manuel Gil, entre el dolor antiguo y las colinas de la gloria”, en Poesía Aragonesa Contemporánea, Zaragoza, Mira, 1996, págs. 75-100; M. Hernández Martínez, El silencio cálido desde una colina: El cancionero de la vida de Ildefonso Manuel Gil (basado en la tesis doctoral), Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1997; M. A. Martín Zorraquino, Estudios sobre la poesía de Ildefonso Manuel Gil, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2005.

Por: José Carlos Mainer Baqué