En la Plaza de Santa Ana

Plaza de Santa Ana,sobre el vuelo de los estorninos que acuden a su noche.
En este entorno de árboles y aguas de redención, se diluye la identidad para aceptar una escala de infinitas rutas sobre el sentimiento.
Algunas hojas de los castaños, pugnan
por elevarse hasta las nubes, buscando su armonía,
y la luz se marchita, permitiendo que el cuerpo descanse y todo el conjunto
que me rodea ,es una entonación.
No hay perdida.No hay deseo.Ni tampoco el tiempo muestra su
pretensión de ruta.
El camino aún conserva vestigios de morada, y puede acoger
el pensamiento definitivo, donde se deposita la densidad de los años, y recuerda los tiempos cuando el torrente y la oración, formaban un conjunto,y las manos
de entrega mostraban la verdadera ofrenda.
Sigo junto a la fuente en una espera innnecesaria y la pleamar se condensa en los árboles para formar un sostenido de plegaria.
Alguien me observa desde la terraza de un café, y hay un clamor de tierra que se despoja de andaduras impropias, para formar conmigo el rombo deseado, donde se inscriben de nuevo un alfabeto ,que hace tiempo se detuvo,cuando el iluminado tuvo la osadía de pronunciar el nombre de Dios.
Y desde mi cuerpo busco la cripta junto a un arbusto que me ofrece la continuidad...

Con tus letras no secuestras y nos llevas al recuerdo y la serenidad. No será la misma plaza, pero mi infancia transcurrió en la plaza de Santa Ana de Madrid (Santana decíamos entonces) e inevitablemente este poema me transporta.

Un abrazo.

Querido Ignacio
Esa Plaza de Santa Ana, debe tener más de una buena sombra de Carbayón y aguas santas.

Me gusta esta amalgama que se produce, entre texto y lector (yo)

Un abrazo
Rossana

si compañero deben haber sido tiempos hermosso un gran saludo...

Me llevo una imagen maravillosa de tus versos...
Millonessssss de besossssssssss.

LILI

Con tus letras no secuestras y nos llevas al recuerdo y la serenidad. No será la misma plaza, pero mi infancia transcurrió en la plaza de Santa Ana de Madrid (Santana decíamos entonces) e inevitablemente este poema me transporta.

Un abrazo.Ignacio

Muy agradecido por tus palabras, querido tocayo.
Un abrazo
Ignacio

Perfecta quietud y aceptación; fluido permiso al acontecer. Dejarse estar y ser en ello.

Me ha llegado, mucho.

Beso
Lu

Querido Ignacio
Esa Plaza de Santa Ana, debe tener más de una buena sombra de Carbayón y aguas santas.

Me gusta esta amalgama que se produce, entre texto y lector (yo)

Un abrazo
Rossana

Gracias Rossana,seguro que los hay,y he vivido su sombra y luz
Un abrazo y espero te haya llegado el libro
Ignacio

De tu mano, solamente tú, puedes enlazar verso a verso la belleza del lenguaje
Un saludo abrazado

Querido Ignacio

Plaza de Santa Ana (de Madrid)…
Como el abracadabra de los magos. Viví allí de niño, muy niño, tres o cuatro años, Recuerdo los balcones de las casas, el Teatro, tardes de parque, de jugar al trompo y al tacón, de alguna amiga…
Censura del tiempo, alguna escena.
Mas tarde… uff la Cervecería Alemana, el Central, charlas sobre Marcuse, sobre Mao, la policía…
-Está hablando con una autoridad…
La épica de la clandestinidad… hoy solo es un cuento para niños, la prehistoria
Mas abajo el Ateneo, carnet de cuero y crujido de tarima bajo los pasos.
-¡A las barbas y a la pana! (gritaba “alguien”)
Hoy, turistas, artesanos, algún hippy trasnochado. El teatro sigue allí, y la cervecería y el Central… al fondo había un banco con nombre de zarzuela, el Simeón, hoy abducido o trasmutado en hotel entre los disparos de las réflex digitales
Un concierto de Krae y de nostalgias alguna noche con mis hijos…
Cuando me reencarne, si es que pasa, La plaza estará allí y los artesanos continuaran vendiendo pulseras recién traídas de Vietnam o de otra parte, Con prospecto, en el que diga que están hechas con las manos
Probablemente un poeta como tu escribirá versos a la Plaza, sentado en el recuerdo algún banco

Un abrazo

José Antonio