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Continúo la publicación de las Rimas de Bécquer.
Un abrazo.
Pedro
RIMA III
Sacudimiento extraño
Que agita las ideas,
Como huracán que empuja
Las olas en tropel;
Murmullo que en el alma
Se eleva y va creciendo,
Como volcán que sordo
Anuncia que va á arder;
Deformes siluetas
De seres imposibles,
Paisajes que aparecen
Como á través de un tul;
Colores que fundiéndose
Remedan en el aire
Los átomos del Iris,
Que nadan en la luz;
Ideas sin palabras,
Palabras sin sentido;
Cadencias que no tienen
Ni ritmo ni compás;
Memorias y deseos
De cosas que no existen;
Accesos de alegría,
Impulsos de llorar;
Actividad nerviosa
Que no halla en qué emplearse;
Sin riendas que le guie
Caballo volador;
Locura que el espíritu
Exalta y enardece;
Embriaguez divina
Del genio creador...
¡Tal es la inspiración!
Gigante voz que el caos
Ordena en el cerebro,
Y entre las sombras hace
La luz aparecer;
Brillante rienda de oro,
Que poderosa enfrena
De la exaltada mente
El volador corcel;
Hilo de luz que en haces
Los pensamientos ata;
Sol que las nubes rompe
Y toca en el zenit;
Inteligente mano,
Que en un collar de perlas
Consigue las indóciles
Palabras reunir;
Armonioso ritmo,
Que con cadencia y número
Las fugitivas notas
Encierra en el compás;
Cincel que el bloque muerde
La estatua modelando,
Y la belleza plástica
Añade á la ideal;
Atmósfera en que giran
Con orden las ideas,
Cual átomos que agrupan
Recóndita atracción;
Raudal en cuyas ondas
Su sed la fiebre apaga;
Oasis que al espíritu
Devuelve su vigor...
¡Tal es nuestra razón!
Con ambas siempre en lucha
Y de ambas vencedor,
Tan sólo el genio puede
A un yugo atar las dos.
RIMA V
Espíritu sin nombre
Indefinible esencia,
Yo vivo con la vida
Sin formas de la idea.
Yo nado en el vacío.
Del sol tiemblo en la hoguera.
Palpito entre las sombras
Y floto con las nieblas.
Yo soy el fleco de oro
De la lejana estrella;
Yo soy de la alta luna
La luz tibia y serena.
Yo soy la ardiente nube
Que en el ocaso ondea;
Yo soy del astro errante
La luminosa estela.
Yo soy nieve en las cumbres,
Soy fuego en las arenas,
Azul onda en los mares,
Y espuma en las riberas.
En el laúd soy nota.
Perfume en la violeta,
Fugaz llama en las tumbas,
Y en las ruínas hiedra.
Yo atrueno en el torrente,
Y silbo en la centella,
Y ciego en el relámpago,
Y rujo en la tormenta.
Yo río en los alcores,
Susurro en la alta hierba.
Suspiro en la onda pura,
Y lloro en la hoja seca.
Yo ondulo en los átomos
Del humo que se eleva,
Y al cielo lento sube
En espiral inmensa.
Yo, en los dorados hilos
Que los insectos cuelgan.
Me mezclo entre los árboles
En la ardorosa siesta.
Yo, corro tras las ninfas
Que en la corriente fresca
Del cristalino arroyo
Desnudas juguetean.
Yo, en bosque de corales,
Que alfombran blancas perlas,
Persigo en el Océano
Las náyades ligeras.
Yo, en las cavernas cóncavas,
Do el sol nunca penetra,
Mezclándome á los gnomos,
Contemplo sus riquezas.
Yo busco de los siglos
las ya borradas huellas,
Y sé de esos imperios
De que ni el nombre queda.
Yo sigo en raudo vértigo
Los mundos que voltean,
Y mi pupila abarca
La creación entera.
Yo sé de esas regiones
A do un rumor no llega
Y dónde informes astros
De vida un soplo esperan.
Yo soy sobre el abismo
El puente que atraviesa;
Yo soy la ignota escala
Que el cielo une á la tierra,
Yo soy el invisible
Anillo que sujeta
El mundo de la forma
Al mundo de la idea.
Yo, en fin, soy ese espíritu,
Desconocida esencia.
Perfume misterioso
De que es vaso el poeta.
RIMA VI
Como la brisa que la sangre orea
Sobre el oscuro campo de batalla.
Cargada de perfumes y armonías
En el silencio de la noche vaga;
Símbolo del dolor y la ternura,
Del bardo inglés en el horrible drama,
La dulce Ofelia, la razón perdida,
Cogiendo flores y cantando pasa.
RIMA VIII
Cuando miro el azul horizonte
perderse á lo lejos,
al través de una gasa de polvo
dorado é inquieto,
me parece posible arrancarme
del mísero suelo,
y flotar con la niebla dorada
en átomos leves
cual ella deshecho.
Cuando miro de noche en el fondo
oscuro del cielo,
las estrellas temblar, como ardientes
pupilas de fuego,
me parece posible á do brillan
subir en un vuelo,
y anegarme en su luz, y con ellas
en lumbre encendido
fundirme en un beso.
En el mar de la duda en que bogo,
ni aún sé lo que creo;
¡sin embargo, estas ansias me dicen
que yo llevo algo
divino aquí dentro!
RIMA X
Los invisibles átomos del aire
en rededor palpitan y se inflaman,
el cielo se deshace en rayos de oro,
la tierra se estremece alborozada,
oigo flotando en olas de armonía
rumor de besos y batir de alas,
mis párpados se cierran... ¿Qué sucede?
¿Dime?... ¡Silencio!... -¡Es el amor que pasa!
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