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por ernesto würth Sáb 08 Mar 2014, 11:36MONÓLOGO MUSICAL.(PROSA POETICA)
sería necesario decir que escucho la séptima sinfonía de Mahler, dirigida por el maestro argentino Daniel Baremboim. Notable como le da a la orquesta, la velocidad precisa y la música fluye como si estuviera dirigida por el autor.
me he sumergido en esta música como quien entra a una piscina de aguas temperadas, en donde el ruido del agua, es como el silencio de mis recuerdos y saudades, acompañada por el vibratto de los cornos. Hay otro vibratto que sacude mi mente y divaga en torno de una mujer cuyo recuerdo y compañía me hace falta para gozar intensamente de Mahler. Esa compañía, ese comentario musical, esa intensidad que cae siempre en el asombro, me hizo tanta falta, en cada nota de cada movimiento de esta sinfonía……me faltaron sus luces denotando el asombro que cada nota le producía en sus oídos. Había un eco que me faltaba a mi lado, un silencio indispensable de tener alguien al lado, que te seduce en el tiempo y el espacio mientras las melodías flotan en el aire. Había momentos en que Elenita se cansaba cuando los tenores y contraltos cantaban largas canciones. Encontraba demasiado germanismo en estos cantos. Y no dejaba de tener razón. Así yo daba vuelta la página para complacerla y escuchar algo que a ella le gustare. Y cuantas veces reemplazábamos la musica clásica por Julio Iglesias, Ana Belen o Serrat.
En cambio, nos ocurre un placer diferente si escuchamos a Mozart. Es natural que asi sea, por cuanto es una musica romantica, con compases alegres, con pocos bronces y muchas maderas. A ratos nos imaginamos que estamos en un castillo feudal bailando minueto y nos imaginamos la elegancia de un salon, lleno de parejas bailando en la fila que tiene ese baile. E inmediatamente, pensábamos en Salzburgo, donde fuimos a beber de esta música en la misma tierra que albergó a Wolfgang. Además de la inmensa felicidad de visitar estos antiguos pueblos germanos, en donde nos topábamos con muchachas vestidas a la usanza, a veces con réplicas de mis hijas, con un parecido tan grande, que nos quedábamos impresionados.
Se me viene a la mente cuando estando en Hamburgo, un amigo nos invitó a un concierto de música folklórica alemana. Inicialmente pensamos en algo similar al folklore sudamericano al que estamos acostumbrados en esta latitudes. Se realizó en el Museo de esta ciudad en una sala repleta de cuadros del siglo pasado. Teníamos curiosidad a ésta musica. Nos entregaron un programa, el que leí antes de que comenzara el concierto. Y le dije a mi mujer, parece que nos equivocamos o entendimos mal, porque mira tú la musica que van a tocar: Beethoven, Schubert, Brahms, Mozart, Strauss, . Y en realidad, tocaron canciones antiguas germanas, llevadas a la musica por estos genios. Y claro, pensamos, ellos tomaron del folklore, los temas para tanta musica al borde de lo clásico. Es que como sudamericanos, pensamos que el folklore debia ser con guitarra y arpa. Y que el minueto está dentro del folklore. Nos reíamos para nuestros adentros y recordamos a San Petersburgo en Rusia, donde oíamos tocar musica de Tchaikowski y bailada por cosacos y campesinos. Y era musica popular, folklórica.
Y pensé, ¡cuanta falta hace tener al lado a una musa, que te mantenga esterilizados tus nervios auditivos! Porque hay una pausa en todo esto, un silencio ensordecedor que produce el vacío de las saudades. Los allegros sostenutos se transforman en minuetos, (como si las alegrías se transformasen en marchas fúnebres perdiendo la música el interés con una zozobra.
Pensaba mientras tanto, en una grande y alejada idea, de que no me hace falta, pensamiento de ella, que respeto, por que asi como la música vive flotando en el cosmos, y mi yo junto a mi sino, pareciera divagar en esas mismas nubes verdes, solamente pueden desde este lejos, pensar en un minuto que pasará volando, lo diletante del pensamiento transformado en saudade, de un abrazo y un beso, transformado en brisa. Y que añoro, pero solo lo digo imitando una sonrisa, que mas tarde será una pena, tejida en el recuerdo. El dulce recuerdo de una música de Mahler.
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