“Sampere: el poeta”, por Vicenç Llorca (Avui, 27-05-2018)
Marginado en aquella época, a mí me parece, en cambio, un poeta portentoso, de modo que decido escribir un ensayo sobre su obra que acabará apareciendo el año 1989: Màrius Sampere. Assaig de revisió del realisme històric (Màrius Sampere. Ensayo de revisión del realismo histórico). Es preciso quitarle la etiqueta de poeta del realismo social, que le pesa como una losa en el conjunto de las letras catalanas, y reflexionar sobre qué ha pasado en la poesía catalana con ciertos autores después de este movimiento. Màrius Sampere es más: es un creador libre que, más allá de la influencia realista de los años sesenta, necesita ser comprendido desde su propia originalidad. Una originalidad muy ligada a las corrientes neoexpresionistas contemporáneas, a la capacidad de hacer presente la inmanencia, a redescubrirse como médium entre el cielo y el infierno de los hombres. Poeta de la paradoja, de la contradicción y de su aceptación como definidora del ser humano (“Pero solo el contrasentido tiene sentido”), sus versos viajan desde los misterios del cosmos hasta las realidades más aparentemente apoéticas. Lo absurdo de la realidad se muestra a menudo bajo la figuración del caos que toma forma de demonio y que a menudo encuentra en la ciudad su mejor metáfora.
La obra de Màrius no solo es fuerte y talentosa, sino que tiene una extraña capacidad de dialogar con su tiempo y de abrir nuevos caminos. A finales de los ochenta, el poeta y editor Àlex Susanna también cree que la voz de Sampere es única y se dispone desde el Llibre de les inauguracions (Libro de las inauguraciones) (1986) a dar salida editorial a su obra y a publicar mi ensayo. Poco a poco, se va invirtiendo la incomprensión de su obra. Màrius hace lo que ha de hacer: escribir. Y, libro tras libro, no solo da sentido de continuidad a su universo literario, sino que lo enriquece. Oniris i el tret del caçador (Oniris y el disparo del cazador) (1987) remacha el clavo y deviene uno de los mejores poemarios de aquella época.
En poco tiempo, Sampere abre el camino a una poética que sintetiza muchos trazos de la poesía visionaria contemporánea -representada por autores como Blake y Rimbaud- y del vitalismo que afirma la intuición como medio de conocimiento para establecer lo que podríamos llamar una mística del presente, comprendiendo como a tal un deseo de trascendencia espiritual en el verso desde la condición carnal de la persona. Una poesía metafísica que, desnuda ya de los lastres existencialistas y sociales de la poesía de los sesenta, descubre desde ella misma una capacidad mitológica original y sugestiva. Se suceden diversos títulos fundamentales hasta Demiúrgia (1996), que parece cerrar este ciclo de reflexión metafísica de la vida.
A inicios del siglo XXI se producen dos fenómenos fundamentales. Por una parte, el reconocimiento institucional a través de diversos premios y, por otra, lo que seguramente ha sido determinante para entender el rejuvenecimiento permanente de su vida y de su obra: un amplio consenso crítico y la admiración de las nuevas generaciones de autores. Sampere supera, durante el siglo XXI, todas las expectativas creativas publicando un número ingente de poemarios que merecerán, los próximos años, una cuidadosa atención crítica. Entre otros, citamos Les imminències (Las inminencias) (Proa, 2002), L’esfera insomne (La esfera insomne) (Labreu, 2015) y novelas tan singulares como El gratacel (El rascacielos) (Meteora, 2016).
“Lo que me pasa, Vicenç, es solo una estrofa”. Porque Màrius Sampere es un poeta genial que sabe que la poesía es la escritura de un poema infinito del que solo escribimos una parte. Vuelvo al Besós, el río donde nos cruzamos por primera vez y que inunda metafóricamente su obra. En una ocasión me dijo: “El Besós es mi arco de la victoria. Tiene cuarenta años de mi vida. Tiene mis tres perros enterrados. La humedad, el frío, el dolor de mi madre.” Y seguramente, añadiría, una buena parte de los secretos literarios que convierten Màrius Sampere en uno de los mejores poetas europeos contemporáneos.
(Traducción del catalán de Pedro Casas Serra)
Algunos poemas de Màrius Sampere:
VA SER UNA NIT
Va ser una nit.
Anem-nos-en a morir, va dir la mare.
M’agafava fortament la mà.
Jo la seguia dòcil, ben unit
a l’amor i el ventre que em guiaven
a tornar a néixer del dolor de la dona.
Caminàrem a l’atzar del vent
cap a la pedrera sinistra,
pels camps preliminars del suïcidi,
i ens exhortava a fer-ho
l’himne antic de les herbes humides.
Ella no deia res, bleixava fort.
A poc a poc la mà va amorosir-se
i no tenia ungles ni suor.
Va deturar-se, i en un lloc estrany
on la mort no hi era ni hi seria,
va besar-me el front; va demanar, perdona’m,
i desfent el camí de les estrelles
tornàrem cap a casa.
Llibre de les inauguracions, 1986
FUE UNA NOCHE
Fue una noche.
Vámonos a morir, dijo mi madre.
Me cogía fuertemente de la mano.
Yo la seguía dócil, muy unido
al amor y el vientre que me guiaban
a volver a nacer del dolor de la mujer.
Anduvimos al azar del viento
hacia la cantera siniestra,
por los campos preliminares del suicidio,
y nos exhortaba a hacerlo
el himno antiguo de las hierbas húmedas.
Ella no decía nada, jadeaba con fuerza.
Despacio la mano se suavizó
y no tenía uñas ni sudor.
Se detuvo, y en un lugar extraño
donde la muerte no estaba ni estaría,
me besó la frente; pidió, perdóname,
y deshaciendo el camino de las estrellas
volvimos hacia casa.
Libro de las inauguraciones, 1986
EL METRO
Cada matí agafo el metro
cap al final del trajecte. Molt sovint
quedem al vagó quatre viatgers
llegint o pensant,
apartats l’un de l’altre per no encomanar-nos
l’amor sense esma de dos quarts de vuit.
L’insecte múltiple del xerric de les rodes
m’entra pels forats de les orelles
i amb estúpides potes profètiques
se’m passeja pel cervell; jo me l’escolto:
¿I si mai no es deturés la màquina, i el límit
caigués més enllà de l’última parada,
com un viatge infinit a causa d’un senzill
capgirament tècnic, o per un excés
de platí en les agulles?
Mai no ocorre; sempre arribo a la ciutat
on treballo. Enlloc no hi ha prodigi;
l’atzar, el meu atzar, és matemàtic.
Però tinc la certesa
que l’artefacte perfora pacientment
l’univers subterrani, i que cada dia
se’n va més cap al lluny, a l’estació
inexistent i freda
on els pares m’esperen en silenci.
Llibre de les inauguracions, 1986
EL METRO
Cada mañana cojo el metro
hasta el fin de trayecto. A menudo
quedamos en el vagón cuatro viajeros
leyendo o pensando,
separados unos de otros para no encomendarnos
el amor sin ánimo de las siete y media.
El insecto múltiple del chirrido de las ruedas
me entra por los agujeros de las orejas
y con estúpidas patas proféticas
se me pasea por el cerebro; yo lo escucho:
¿Y si nunca se parase la máquina, y el final
fuera más allá de la última parada,
como un viaje infinito debido a una sencilla
inversión técnica, o por un exceso
de platino en las agujas?
Nunca ocurre; siempre llego a la ciudad
donde trabajo. Nunca ocurre el prodigio;
el azar, mi azar, es matemático.
Pero tengo la certeza
que el artefacto perfora pacientemente
el universo subterráneo, y que cada día
va más lejos, a la estación
inexistente y fría
donde mis padres me esperan en silencio.
Libro de las inauguraciones, 1986
FLORS AL GERRO DE LA TAULA
No sabrem mai qui era
que ens posà flors al gerro de la taula.
Com que la mà invisible
volia el nostre bé,
no ho sabrem mai.
Fou la llum de la tarda
qui descobrí l’escena,
i jo vaig dir-me, és màgia!
Però l’autor de totes les coses
–només era això–
s’ha fet molt petit en la persona
que ens estima en silenci.
I no ho sabrem mai.
Oniris i el tret del caçador, 1987
FLORES EN EL JARRÓN DE LA MESA
Nunca sabremos quién
nos puso flores en el jarrón sobre la mesa.
Como la mano invisible
quería nuestro bien,
no lo sabremos nunca.
Fue la luz de la tarde
la que descubrió la escena,
y yo me dije, ¡es magia!
Pero el autor de todas las cosas
–solo era eso–
se ha hecho muy pequeño en la persona
que nos ama en silencio.
Y no lo sabremos nunca.
Oniris y el disparo del cazador, 1987
COM M’AGRADA
Com m’agrada escriure en una llengua
que diuen que es mor.
Quina sensació de pau i alleujament
portar-la de baixada cap als aiguaneixos,
l’obaga, l’entrecuix, la santa dona
de les primeres clarors.
S’obria el sexe i jo obria els ulls
i vaig llegir, per les parets sagnants,
això: parlaré!
I ara dic, ara que ho sé tot
de l’amor i dels lladres,
com més fonda la mort, més endins de la terra!
La taula i les estrelles, 1992
CÓMO ME GUSTA
Cómo me gusta escribir en una lengua
que dicen que se muere.
Qué sensación de paz y alivio
traerla de bajada hacia los veneros,
la umbría, la entrepierna, la santa mujer
de las primeras claridades.
Se abría el sexo y yo abría los
ojos y leí, en las paredes ensangrentadas,
esto: ¡hablaré!
Y digo ahora, ahora que lo sé todo
sobre el amor y los ladrones,
¡cuánto más honda la muerte, más dentro de la tierra!
La mesa y las estrellas, 1992
KOAN
Em dic Màrius i vaig néixer, m’hi ajudaren
legions de dimonis, entre els quals hi havia
els meus pares, els darrers ancestres
i sens dubte els més bells. Encara me’ls estimo
i ells m’estimen a mi, em consta: bo i morts
m’aconsellen i animen. Tot això ho sé
perquè hauré de morir.
També a vosaltres
us cridaran pel vostre nom
i naixereu, també us hi ajudaran
legions de dimonis, un dels quals seré jo.
Demiúrgia, 1996
KOAN
Me llamo Màrius y nací, me ayudaron
legiones de demonios, entre los cuales
estaban mis padres, los últimos ancestros
y sin duda los más bellos. Aún los amo
y ellos a mí, me consta: incluso muertos
me aconsejan y animan. Todo esto lo sé
porque he de morir.
También a vosotros
os llamarán por vuestro nombre
y naceréis, también os ayudarán
legiones de demonios, uno de los cuales seré yo.
Demiúrgia, 1996
BALADA DEL DÉU, EL RIU I LA MAR
He vist Déu baixar pel Besòs,
l’única vegada que l’he vist, mai més.
Va ser un matí molt clar, brutalment clar,
ho havia de ser. De sobte, el cel retrocedí
fins a l’espai de la pietat, el color blau tancava
el cicle de les pluges espesses i fosques, un vent fi,
sempre frontal, maldava per endur-se
tots els danys de la nit. Però les veus del soterrani
lloaven la crescuda del riu,
l’aigua, escumosa, pervinguda
del mal del fang, s’havia alçat dotze pams
per damunt de la seva pròpia respiració,
arrossegava soques i bidons, el turó negre
d’un ventre fart de mort, palmons i rates, tot allò concernent
a la primera pregunta del món. Vaig dir-me
que devia ser Ell, surant en l’oli i la bromera
dels àcids expulsats pels furtius onanistes
amants de tanques i canals: Déu anava a mar,
vaig refer la vella història: de primer
s’hauria esgarriat dalt la muntanya
del Sanatori de l’Esperit Sant, per això, per fugir-ne,
hauria davallat als carrers tristos de Sant Adrià
on la gana i la humitat l’haurien emmalaltit, després,
més blanc i magre que la puresa,
efectivament tísic,
hauria escopit sang als dos marges del riu o esperaria
que florissin, agraïdes, la runa i la mala herba,
però vingué la tempesta. Així devia haver estat
i ara anava a mar. Ho fa per tres raons
de pes: per no tornar a caure en l’error d’ésser vist,
per guarir-se amb el iode i la sal, per recobrar
la immensitat perduda. Allà,
al capdavall del riu,
entrarà en el circuit de les taronges d’or,
es complaurà que el peix i la lluna siguin u,
coneixerà el vell Ulisses, que mai no tornà a casa:
amb ell repetirà el periple
de l’ànima nostra, també feta d’aigua.
Demiúrgia, 1996
BALADA DE DIOS, EL RÍO Y EL MAR
He visto a Dios bajar por el Besós,
solo una vez lo he visto, nunca más.
Fue una mañana muy clara, brutalmente clara,
tenía que serlo. De repente, el cielo retrocedió
hasta el espacio de la piedad, el color azul cerraba
el ciclo de las lluvias espesas y oscuras, un viento fino,
siempre frontal, se afanaba por llevarse
todos los males de la noche. Pero las voces del sótano
alababan la crecida del río,
el agua, espumosa, advenediza
del daño del barro, se había elevado doce palmos
por encima de su propia respiración,
arrastraba troncos y bidones, el cerro negro
de un vientre harto de muerte, palos y ratas, todo lo concerniente
a la primera pregunta del mundo. Me dije
que debía de ser Él, flotando en el aceite y la espuma
de los ácidos expulsados por los furtivos onanistas
amantes de vallas y canales: Dios iba al mar,
rehice la vieja historia: primero
se habría descarriado arriba en la montaña
del Sanatorio del Espíritu Santo, por eso, para huir,
habría bajado a las tristes calles de Sant Adrià
donde el hambre y la humedad lo habrían enfermado, después,
más blanco y magro que la pureza,
realmente tísico,
habría escupido sangre a las dos márgenes del río o esperaría
que florecieran, agradecidos, los escombros y la maleza,
pero vino la tormenta. Así debía de haber sido
y ahora iba al mar. Lo hace por tres razones
de peso: para no caer de nuevo en el error de ser visto,
para curarse con el yodo y la sal, para recobrar
la inmensidad perdida. Allá,
al final del río,
entrará en el circuito de las naranjas de oro,
se alegrará de que el pez y la luna sean uno,
conocerá al viejo Ulises, que nunca volvió a casa:
con él repetirá el periplo
de nuestra alma, hecha también de agua.
Demiúrgia, 1996
TEMPS DE PREETERNITAT
Si és cert que crema el firmament
bufeu ben fort, així
potser n’apagareu
l’estrella culpable.
Potser. Car el temps de cada cosa
té una mateixa dentadura blanca
per a tots els atzars, l’esmolaren a la mida
de la fam i el bes.
A l’últim, si em pugeu
en una ambulància,
no la feu córrer:
que jo tingui temps de morir.
Subllum, 2000
TIEMPO DE PREETERNIDAD
Si es verdad que arde el firmamento
soplad muy fuerte, así
quizás apagaréis
la estrella responsable.
Quizás. Puesto que el tiempo de cada cosa
tiene una misma dentadura blanca
para todos los azares, lo afilaron a la medida
del hambre y el beso.
Al final, si me subís
en una ambulancia,
no la hagáis correr:
que yo tenga tiempo de morir.
Subluz, 2000
MAI NO ARRIBARÀ LA FI DEL MÓN
Mai no arribarà la fi del món
si et recordo la veu
i sigui recordada
la meva veu després, i molt més tard
encara, memòria fidel,
conjurant la tenebra i els enterramorts,
arrenqui del silenci les imperceptibles
preguntes dels ulls cecs: on ets?, on ets?,
on ets?, i cap resposta
no s’alci de la terra
llevat d’una flor.
Les imminències, 2002
NUNCA LLEGARÁ EL FIN DEL MUNDO
Nunca llegará el fin del mundo
si te recuerdo la voz
y sea recordada
mi voz después, y mucho más tarde
aún, memoria fiel,
conjurando la tiniebla y los sepultureros,
arranque del silencio las imperceptibles
preguntas de los ojos ciegos: ¿dónde estás?, ¿dónde estás?,
¿dónde estás?, y ninguna respuesta
se alce de la tierra
salvo una flor.
Las inminencias, 2002
MARE, NO EM RENYIS
Mare, no em renyis,
sí, ja sé que m’he fet vell,
però jo no he sigut!
Jo no he sigut, deia d’infant
a l’empara de la llum. Per què
no dir-ho ara, al recer
de l’ombra?
Les joguines trencades per terra,
tot fet malbé, no tens remei! Mentida
ha estat aquell.
I sempre aquell, mare, el mateix
que et va desfer el llit,
el pare, el dimoni pelut
que ens roba la bellesa.
Potser és just: li devíem l’alè,
la pell llisa, fins i tot
el dret d’estimar-nos. Però jo no he sigut,
mare, tu ja ho veus, jo ja vinc
a poc a poc, amb bastó.
L’estació dels espiadimonis, 2010
MADRE, NO ME REGAÑES
Madre, no me regañes,
sí, ya sé que me he hecho viejo,
pero ¡yo no he sido!
Yo no he sido, decía de niño
al amparo de la luz. ¿Por qué
no decirlo ahora, al cobijo
de la sombra?
Los juguetes rotos por el suelo,
todo echado a perder, ¡no tienes remedio! Mentira,
ha sido él.
Y siempre él, madre, el mismo
que te deshizo la cama,
el padre, el demonio peludo
que nos roba la belleza.
Quizás es justo: le debíamos el aliento,
la lisa piel, incluso
el derecho de amarnos. Pero yo no he sido,
madre, tú ya lo ves, yo ya vengo
despacio, con bastón.
La estación de los libélulas, 2010
TOT UN CEL
Tot un cel
enorme, excessiu,
només per posar-hi un menjador.
Tot un cel
ferit d’immensitat
per un plat a taula.
Per un ventre prenys,
per un anus contràctil,
per una ànima amb dentadura
i un front amb rodes.
Tot un cel i morir.
I no saber si un ou o una castanya.
Ningú més i l’ombra, 2014
TODO UN CIELO
Todo un cielo
enorme, excesivo,
solo para poner un comedor.
Todo un cielo
herido de inmensidad
por un plato en la mesa.
Por un vientre preñado,
por un ano contráctil,
por una alma con dentadura
y una frente con ruedas.
Todo un cielo y morir.
Y no saber si un huevo o una castaña*.
* un huevo y una castaña: cosas totalmente diferentes
Nadie más y la sombra, 2014
Poemas de Màrius Sampere
(Versión castellana de Pedro Casas Serra)
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