SONETOS SIGLO XX
JOSÉ MARÍA DE COSSIO
Valladolid. 1.893 – 1.977
Académico de la Real Academia Española,
ocupó la silla G de 1.948 a 1.977.
Ensayista, crítico, poeta y escritor.
Su obra más importante fue “Los Toros”
Fue el menor de los cuatro hijos de Mariano de Cossío y Cuesta y de Carmen Martínez-Fortún y Martínez Talavera. Como sus hermanos, cursó sus primeros estudios en el Colegio San José de los padres jesuitas de Valladolid, en el que en 1907 alcanzó el grado de bachiller. Luego estudió Derecho en la Universidad vallisoletana, donde se licenció en 1912 tras lo que, con la idea de hacer el doctorado, marchó a Madrid. No llegó a doctorarse, pero fue alumno en la Universidad Central de Giner de los Ríos y de Gumersindo de Azcárate. Se trasladó a la Universidad de Salamanca, donde cursó estudios de Filosofía y Letras y fue alumno de Miguel de Unamuno, del que se hizo gran amigo, y quien visitaría —como uno de los huéspedes más ilustres— la Casona en Tudanca (Cantabria), propiedad familiar de los Cossío.
Ya desde sus años de juventud, José María de Cossío tuvo una clarísima vocación literaria que se proyectó hacia la poesía, al mismo tiempo que empezó a ocuparse de la biblioteca de la Casona en Tudanca y a publicar sus primeros trabajos. En cuanto a la biblioteca de la Casona, la enriqueció sin un programa general de adquisiciones, aunque su fondo extraordinario puede organizarse en varios apartados: clásicos grecolatinos, literatura española del Siglo de Oro (cancioneros, romanceros y refraneros, ediciones príncipes, gramáticas…), obras de las generaciones del 98 y del 27, de la que hay, además, un importante conjunto de manuscritos autógrafos. Este fondo bibliográfico, que José María de Cossío organizó y enriqueció a lo largo de toda su vida, puede considerarse exponente de su personalidad de gran humanista, además de un gran legado para Cantabria, en particular, y para las letras españolas, en general.
Resulta significativo el hecho de que estudiara entonces los Romances de la tradición oral recogidos en la montaña (1919), que sigue publicando en sucesivas fechas. A partir de estos momentos, la obra de José María de Cossío es abundantísima, artículos sobre poesía del siglo xviii, estudios críticos, ediciones de clásicos…, en las revistas científicas más importantes de estos años o en diversos diarios. Todo ello descubre su interés por estudiar las manifestaciones poéticas populares, en ese afán general de la cultura del momento por conocer y valorar las manifestaciones propias de la literatura castellana en la línea que habían iniciado Menéndez Pidal y otros estudiosos que provenían del Centro de Estudios Históricos, otra de las ramificaciones de la influencia institucionista.
Colaboró, asimismo, en la revista vallisoletana Revista Castellana, y participó con sus hermanos en la vida cultural de Valladolid, dando conferencias y formando parte de todas las tertulias literarias de la ciudad.
Además, en estos años de la década de 1920, José María de Cossío hizo frecuentes viajes a Madrid para asistir y capitanear cuanta novedad literaria aconteciera.
Los años pasados en Salamanca y su contacto con el campo, donde se crían los toros de lidia, fueron las circunstancias más que probables de las que nació la vocación taurófila de Cossío. A partir de entonces, tuvo amistad con las grandes figuras del toreo, como Gallito, Belmonte, El Gallo, o Ignacio Sánchez Mejías. Sin duda, esa amistad fue no sólo la historia de un aficionado, sino también, como ha dicho Jesús Cabezón, la de un romántico de la fiesta del que quedan centenares de testimonios.
A partir de estos mismos años, Cossío permaneció muchas temporadas en Tudanca, donde fue dando forma a su excepcional biblioteca a la par que se dedicó a escribir ininterrumpidamente. Fue desde la Casona de Tudanca donde Cossío con Gerardo Diego, Jorge Guillén —que estaba en París— y Miguel Artigas —que en ese momento (1923) era director de la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander— empezaron a impulsar una nueva mirada a Góngora, que culminó en el homenaje al poeta en 1927, acto que marcó simbólicamente el nacimiento de la generación poética más brillante de la España contemporánea.
Cossío siguió escribiendo en todas las revistas científicas, tanto clásicas como de vanguardia, y era ya muy conocido en el medio intelectual del Madrid de esos años.
Al año 1928 corresponden, entre otros, el estudio de la “Égloga III” de Garcilaso, publicado en Meseta y titulado “Un experimento de poética”, o “Juan de Mairena y el Barroco” en la Revista de Occidente, y varios artículos sobre temas montañeses publicados en el Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo. En esta misma publicación empezaron a aparecer en este año y en años sucesivos las “Correspondencias literarias del siglo xix”. En el año 1931 apareció su primer estudio sobre toros y literatura. Se trata de un estudio y una antología: Los toros en la poesía castellana, donde recoge el tema taurino desde los romances anónimos y las poesías de tradición popular a la poesía moderna.
Sobre este tema aparecerán en distintos años otros trabajos. En 1933, y junto a Tomás Maza Solano, apareció publicado por la Sociedad Menéndez y Pelayo de Santander el primer tomo de Romancero popular de la montaña, y al año siguiente se publicó el tercer tomo. Este mismo año de 1933, el Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander dedicó un número extraordinario en homenaje a José María de Pereda en el centenario de su nacimiento, en el que Cossío publicó un artículo titulado “La historicidad de Peñas Arriba”. Los artículos, los prólogos o las ediciones críticas de distintos poetas, tanto españoles como extranjeros, se sucedieron durante todos estos años y, aunque en menor medida, no se interrumpen durante los años de la Guerra Civil, durante la cual, Cossío vivió en Madrid en una casa de la Ciudad Jardín con Ramón Carande y, como señala Jesús Cabezón, no abandonó a pesar de las circunstancias su permanente afición de bibliófilo visitando librerías de viejo y de alguna manera, en palabras de Andrés Trapiello, “capeó el temporal de la guerra”; en esa casa siguió viviendo algún tiempo al acabar la contienda aunque ya entonces pasaba largas temporadas en Tudanca.
En 1942, Espasa Calpe publicó El romanticismo a la vista. Tres estudios. La misma editorial sacó en edición independiente Vocabulario Taurino autorizado.
Al año siguiente, Espasa, editorial en la que Cossío tuvo importantísima presencia, por ejemplo, como director de las ediciones de clásicos castellanos, le hizo el encargo de publicar un gran tratado sobre los toros.
Esta magna obra consta de cuatros tomos que se publicaron entre 1943 y 1961 bajo el título Los Toros.
Tratado técnico e histórico. Sin duda, estos tomos suponen el más completo y exhaustivo tratado de tauromaquia publicado hasta la actualidad, pues aborda la fiesta en su totalidad: se estudia el origen y el desarrollo de la lidia con un análisis profundísimo de sus diferentes suertes, se estudia la raza y encastes del toro bravo, su importancia en la cultura (en la lengua, la literatura y las artes), así como los principales escenarios (tanto plazas de toros como regiones del mundo en que ha arraigado la fiesta) y más destacados protagonistas mediante un inventario biográfico de diestros.
La editorial ha querido seguir publicando tomos que supongan la continuidad de la obra de Cossío, por un lado, y la consignación de la fiesta hasta nuestros días. Cada uno de los nuevos tomos es de uno o varios autores, y aunque en conjunto se siguen llamando “el Cossío”, lo cierto es que se han ido convirtiendo en crónicas taurinas más o menos brillantes en detrimento de la profundidad técnica e histórica de los tomos publicados por Cossío.
Debe consignarse, asimismo, que, en palabras de Rafael Gómez de Tudanca, entre los manuscritos más secretos de Tudanca, algunos con la advertencia autógrafa de “impublicables”, se encuentran dos cuadernos de papel rayado que constituyen un diario íntimo de José María de Cossío, cuya primera anotación se produce en Santander el 18 de junio de 1931 y la última en Tudanca el 10 de julio de 1955. No se trata, desde luego, de un diario sistemático sino de anotaciones fragmentadas cuya constancia indica la existencia de largos intervalos de interrupción. En todo caso, muestran un conjunto bien significativo de su manera de anotar los comentarios que le sugiere tal o cual hecho aderezado con su impresión particular. A pesar de esa indicada fragmentación, por sus líneas desfilan personajes múltiples que configuran un inigualable friso de su cotidiano vivir.
El 6 de junio de 1948, José María de Cossío leyó su discurso de recepción en la Real Academia Española, titulado Lope, personaje de sus comedias. Cossío, que sucedía en la docta casa a Eduardo Marquina, fue contestado por Emilio García Gómez.
En la trayectoria vital de Cossío no debe dejar de consignarse su entusiasta colaboración con su gran amigo Pedro Salinas, en la creación de unos cursos que más tarde constituirán la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
La producción literaria de José María de Cossío es extraordinaria y su reseña completa excede la naturaleza de esta biografía, pero cabe señalar alguno de sus libros más importantes. En 1952, Espasa publicó Fábulas mitológicas en España; la Diputación Provincial de Santander publicó, en 1960, Rutas literarias de la montaña y, por su parte, Espasa publicó Cincuenta años de poesía española (1850-1900), dos de los libros que revisten particular importancia. Sin dejar de publicar estudios y artículos, sobre todo de poesía, José María de Cossío murió en Valladolid, el 24 de octubre de 1977. Seis años después, sus restos se trasladaron desde el panteón familiar de Valladolid al cementerio de Tudanca.
Obras de ~: Los toros en la poesía castellana: (estudio y antología), Madrid, Compañía Ibero-Americana de Publicaciones, 1931; Anecdotario incompleto de Don Luis de Góngora, Madrid, Cruz y Raya, 1933; Romancero popular de la montaña: colección de romances tradicionales, recogidos y ordenados por ~ y T. Maza Solano, Santander, Sociedad Menéndez Pelayo, 1933; “La historicidad de Peñas Arriba”, en Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, XV (1933), págs. 108-121; Poesía española: notas y estudios de crítica literaria: notas de Asedio, Madrid, Espasa Calpe, 1936; Siglo xvii: Espinosa, Góngora, Gracián, Calderón, Polo de Medina, Solís: notas y estudios de crítica literaria, Madrid, Espasa Calpe, 1939; Notas y estudios de crítica literaria: El Romanticismo a la vista. Tres estudios, Madrid, Espasa Calpe, 1942; Vocabulario taurino autorizado: del libro “Los Toros”. Tratado técnico e histórico, Madrid, Espasa Calpe, 1942; Los toros en la poesía [Buenos Aires], Espasa Calpe, 1944; Lope, personaje de sus comedias. Discurso leído el día 6 de junio de 1948, en su recepción pública, por ~ y contestación del [...] Sr. D. Emilio García Gómez, Madrid, Talleres de la Editorial Espasa Calpe, 1948; La fiesta de Toros: Publicaciones de la Dirección General de Turismo, Barcelona, Imprenta Seix y Barral Hermanos, ¿1949?; Fábulas mitológicas en España, pról. de D. Alonso, Madrid, Espasa Calpe, 1952; Rutas literarias de la montaña, Santander, Diputación Provincial [1960]; Cincuenta años de poesía española (1850-1900), Madrid, Espasa Calpe, 1960; Los toros. Tratado técnico e histórico, Madrid, Espasa Calpe, 1943-1961, 4 vols. (en el vol. I con la colaboración de Zacarías Salazar y Alberto Vera).
Bibl.: G. Diego, El lío de los Cossíos, Santander, La VB de Cantabria, 1930; F. de Cossío, Confesiones: Mi familia, mis amigos y mi época, Madrid, Espasa Calpe, 1959; R. Alberti, La arboleda perdida: libros I y II de memorias, Buenos Aires, Compañía General Fabril Editora, 1959; G. Diego, “José Ma ría de Cossío, alma y obra”, en La Estafeta Literaria, n.º 624 (1977), págs. 4-8; R. Gómez (ed.), Miguel Hernández: Las cartas a José María de Cossío, presencia de Miguel Hernández por V. Aleixandre, Santander, Institución Cultural de Cantabria, 1985; J. Guillén, Correspondencia: 1922-1965. Jorge Guillén y José María de Cossío, Málaga, Ayuntamiento, 1993 (ed. crítica de G. Gómez de Tudanca y J. Neira, Valencia, Pre-Textos, 2002); G. Diego, Epistolario: nuevas claves de la generación del 27. Gerardo Diego, José María de Cossío, pról. de E. Diego, ed., transcr. y notas de R. Gómez de Tudanca, Alcalá de Henares, Madrid, Ediciones de la Universidad-Fondo de Cultura Económica, 1996; R. Alberti, Correspondencia a José María de Cossío y otros hallazgos inéditos; seguido de Auto de fe, ed. y est. por R. Gómez de Tudanca y E. Mateos Miera, Valencia, Pre- Textos, 1998; I. de Cossío, Cossío y los toros, Pozuelo de Alarcón (Madrid), Espasa Calpe, 1999; R. Gómez de Tudanca, Semblanza y obra de José María de Cossío: contribución a la bio-bibliografía, preludios de G. Diego y A. Zamora Vicente, Santander, Sociedad Menéndez Pelayo, 2000; A. M.ª Arias de Cossío, “Los tres hermanos Cossío en busca de lo nuevo”, en J. Casamartina i Parassols (ed.), Ángeles Santos, un mundo insólito en Valladolid, catálogo de la exposición, Valladolid, Museo Patio Herreriano, 2003.
Por: Ana María Arias de Cossío
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