Carmen González Mas (1931-

.


CARMEN GONZÁLEZ MÁS (1931- https://www.todostuslibros.com/autor/gonzalez-mas-carmen



De Súbita juventud:


NO ME GUSTA ESTE MUNDO...

No me gusta este mundo,
matan a los poetas
y a los niños.

No me gusta este mundo,
se acaban las sonrisas
y hasta los tulipanes de ceniza se cubren.

Hay bombas de sarcoma,
pistolas de guindilla
y balas de traición.

No me gusta este mundo,
me aburren las gentes vacías
y los tocinos de cielo se suben a las nubes.

No me gusta este mundo,
hay guerras y guerrillas
y mueren los poetas.



SE PRETENDE QUE LA FLOR...

Se pretende que la flor se agoste,
que la luz del farol no acompañe al romance
y el vuelo de las aves se restrinja.

Se pretende amordazar a los jilgueros,
que el perfume del nardo tenga virus
y el chopo ya no crezca de cara junto al río.

Se consiguió que el odio nos separe,
que la insatisfacción nos prenda por la espalda
y la juventud nos pese como un fraude.




De Quehacer idílico:


AQUÍ REINA LA ALEGRÍA...

Aquí reina la alegría

-¿Qué quieres merendar?
-Me decías despacio.

-Collares ensartados de espuma,
un arte rupestre.
Tengo predilección por lo maravilloso.

Danzábamos alegres, optimistas.
Tomábamos una taza de té,
tú lo servías.
Ponías azúcar.
Me dabas una tostada untada en mermelada.
El té, olvidado en la taza se enfriaba.



Y TODO HA SEGUIDO SU CURSO...

Y todo ha seguido su curso
después de aquel encuentro:

Las fábricas continuaron abriendo
a toque de sirena.

La trilla de los campos
con la igualdad de siempre.

Los tratados de guerra,
la subida de precios.

Todo ha seguido su rutina,
un moler grano a grano.

Nacieron más insectos,
se fabricaron bombas.

También se dispararon más cohetes
y hubo un buen porcentaje de comuniones falsas.

Todo sigue su curso
después de aquel encuentro.

.


De Súbita juventud, 1961:


A GOLPE DE REMO

A golpe de remo,
a golpe de mar,
te alejas entre brumas.

Un día,
hermano mar,
me llevarás al fondo,
seré pastor de algas,
de peces y corales.

Cuando me esté extinguiendo
buscaré caracolas que te lleven mi eco,
que te acerquen mi ruego,
y si la espuma crece,
serán palabras mías,
telegramas de muerte.



De Quehacer idílico, 1966:


EN EL PERIÓDICO LEEMOS...

En el periódico leemos:

-La poesía parnasiana...
-Se ha desbordado un río...
-Se estrelló otro avión...
-El prisma individual...

Bueno,
que se termine el mundo,
dame el anzuelo de tus dedos,
que soy un pez.

.


QUÉ RICAS LAS PALABRAS...

Qué ricas las palabras
que boca a boca compartíamos.
Qué sincero ese desperezo
de todas las mañana.
Qué auténtico olfatear un café humeante.

Te decía las palabras más aprisa
por verte a ti decirlas más despacio.

Qué ricas las palabras
que boca a boca compartíamos.



NI EXTRANJERA NI EXTRAÑA...

Ni extranjera ni extraña,
que viniste a este mundo
por un camino llano,
trayendo un aire, suavemente,
como una telaraña imperceptible,
casi nada,
y toda una fuerza apasiona da
saltando valiente y disparada.

Cada vez que mar a mar te escapas,
se me esfuma tu seriedad, ligeramente,
como el viento del pino al arce,
casi nada,
y me quedo esperando
viendo romperse el cielo,
sin esperanza ni dirección
con un hondo dolor por toda espada.

.


De Juana la más loca, 1968:


I (fragmento)

Juana, la más loca,
desde que se anunció el progreso
ha perdido el sueño.
Habla y habla con sus ovejas,
se encara con el viento.
Examina y ve a su pueblo preso.
Ella no quiere
que midan las calles,
ni que corten de raíz
árboles huecos.
Juana, la más loca,
no desea barrenos
removiendo las entrañas del suelo.
Ha tomado miedo a la noche.
Y duerme sentada en la cama,
medio encaramada.



III (fragmento)

Juana, la más loca,
recuerdo aquella mirada azul
de tu cordura,
era casi centelleante.
Mudaste de la sencillez
a un mundo de guerrillas.
Juegas con un rompecabezas
en la mente.
Y cuando pasas por 
la puerta de la iglesia,
sacudes con un palo
las aldabas.
Recorres sin dirección
pensando a viva voz.
A veces cantas,
te oigo discurrir
por la ventana de mi casa,
silbando esos maitines
que el cura tararea los domingos.
No sé por qué
te tuvo que prender a ti
esa fría locura,
atenazada de melancolía.
No sé tú te buscas,
y si al final
te encuentras.
Si llegan a tu oído
palabras de otro mundo
con diáfanas sonrisas.
No sé si acosada de sombras
oyes el silbo del tiempo.
No sé qué tarde
o qué mañana,
te dio, a rajatabla,
ese delirio,
esa gran vuelta de campana,
llevándose hasta
el color de la mirada.

.


De María la perdiz (Historia de Aracena), 1971:


JUVENTUD (fragmento)

Casi masticaba la tierra,
las almendras aún verdes y jugosas,
húmedas, sin for4mar su fruto interno.
Con sus manos, se llevaba a los labios
todo lo que se pudiese amar, extraer,
la esencia, el jugo, la vida.
Siempre tenía en las manos una flor,
un tallo, una raíz, un junco.
Buscaba caminos nuevos
y descansaba a la sombra de un árbol.
Si el calor era fuerte elegía la sombra
de un cerezo. Le gustaban los seres vivos
emitiendo sonidos. Los niños riendo
y cantando. Juntar sus manos
con otras manos.
Unir su rostro con otro rostro.
No matar un deseo. No morir antes de vivir.



VEJEZ (fragmento)

María la Perdida, comenzó a pensar en la muerte.
Para borrar estas tristezas buscaba a sus amigas.
Guadalupe, la más querida de todas, había muerto.
Cinta, la de las manos siempre tibias,
estaba muy lejos de su tierra.
Ester, la de fe en santos y milagros,
vivía sin saber cómo ni por qué.
Paula, la de las hermosas palabras,
le aconsejaba no pensar
en la soledad, la vejez y la muerte.

La ciudad de Aracena,
iba quedando atrás...
vio las puertas de los palomares abiertas.
Vio la cenicienta viña, las cepas como heridas.
En las bodegas el mosto estaría fermentando,
envejeciendo para ganar en calidad.
Se fue alejando de la música
y la algarabía a la puerta de la iglesia.
Se detuvo en la calle del Pozo de la Nieve,
allí abre su boca la entrada
a la Gruta de las Maravillas.

Por un momento pensó en asomarse
a los lagos enrojecidos por el misterio
y la grandiosidad de espacio.
Estaba sola. Era invierno.
El día de San Blas, patrón de Aracena.

Siguió caminando. De vez en cuando
volvía la cabeza hacia atrás.
Sólo contemplaba ya algo de la muralla
y los torreones del castillo.
Apretó el paso.
Y no volvió a mirar el pasado.

Dicen que las adelfas son venenosas.
Dicen que estuvo sin alimentarse durante días.
Dicen que de inanición no murió.
Dicen que tenía la cabeza reclinada
en una adelfa sin flor...

.


De Carmen del principio al final, 1975:


(fragmento)

En sonido directo
tu nombre estará presente
del principio al final.
Manzanilla amarga,
la piso al caminar.



CARMEN

¿Puedes echar a volar?
En pleno vuelo, dime:
¡cómo te llamaré
para no nombrarte!
El aire se llenaría de ti,
todo jara perfumada
dentro y fuera de tu nombre.
El perfil y las manos
¡si no los alcanzamos!
que será de ti, de mí...

En las manos está la esencia
una carga indescriptible,
un temblor, una impresión.
En las manos,
el contacto más caliente,
la partícula más trémula
de unos dedos que recorren
el contorno de tu nombre.

Aprender y querer un nombre
es una zozobra, un fantasma
que nos ronda con destreza,
apretándonos los puños,
comprimiéndonos la nuca
a lo mejor sin saber.

.


De La melancólica sonrisa de esperanza, 1975:


(fragmentos)

¿Tu más intenso deseo...?
Quizá fuese pasear
por rincones íntimos,
en silencio para meditar...
Quizá llevar un puñado de cerezas
muy maduras y rojas
entre tus manos blanquísimas
y saborearlas tú sola,
una tras otra,
en el huerto de tu pueblo
con media docena
de cariñosos animales tiernos
alrededor de ti, corriendo.

¿Eres tú quien me va dictando?
Una criatura que suspira,
porque a veces
oímos llorar
débil y tristemente
como un gorrión herido
o un mirlo sin cobijo.

En la vigilia
donde la frontera del sueño
nos envuelve
con una tela de araña
y nos confunde
hasta no querer salir
de ese estado,
exaltado unas veces,
otras apagado.

¿Eres tú quien me impulsa...
inquietándome,
a seguir con esta historia?

Acabará en el segundo acto,
en cuanto el telón descienda,
aunque quizá
no tenga desenlace todavía.

Todo se va,
la dolescencia,
las edades.
Y los ojos los abrimos
cargados de sorpresa.
El cántaro de barro
que llevamos en las manos
se va quedando vacío,
hueco hasta de aire.
No tiene ni agua,
ni asas por donde asirlo.

¿Soy yo quien te dio forma?
Poco a poco
sin casi darnos cuenta
vamos escribiendo
nuestra propia historia.
Cientos y cientos de historias.
Cada edad que pasa,
cada hoja que se seca
es una historia.

Tus mismos vestidos
cubiertos de brillos en la escena
son historia.
Plumas que vuelan,
metales finos,
abalorios de vidrio...,
esquemático
y patético documento.



De Recreación del personaje, 1979:


(fragmento)

He visto vender
en ambulantes puestos,
pájaros. Les faltaba el oxígeno
en jaulas y cajas, pequeñas,
apretadas tablas clavadas.
Estaban hacinados
muchos pajarillos tiernos.
El comerciante los lanzaba
contra el suelo a los más asfixiados
y luego los arrojaba a un cubo.

¿A quién denunciar esto?
¿Al alcalde de la localidad?
Imposible. Él es el primero
que toma de aperitivo
pájaros fritos
en el bar de la esquina.

¿Al gobernador?
Imposible. Sus hijos
salen con las escopetas
a cazar pájaros.

¿Al Jefe de Gobierno?
Imposible. Él sabe
de la contaminación
con los desechos químicos
que van al río de aquella ciudad.
Metales pesados envenenando
la degradación terrestre.

¿A quién denunciar que se
asesina a los pájaros?
¿Quién puede salvar a esos
jilgueros, canarios, verderones...?
Los gorriones también se mueren
al saberse prisioneros.


***


Dentro de pocos días
habremos regresado al punto de partida.
Este Sueño,
loco y rebelde Sueño,
se borrará de mi mente.
Te volverás a escapar,
a deslizar entre mis manos y piernas.
Te irás con avidez de novedades.
Luego regresarás.
Cada vez regresas antes.

Me llamas por mi nombre
que se enlaza con el tuyo.Vuelves con cansancio
y decepción.
El enigma de todo Sueño,
alucinado Sueño contigo.
Amarrada a un personaje
que delira dentro de mí,
un personaje querido, purificado.




De Criatura extraterrestre, inédito:


ESCRIBO A CARMEN CONDE

Carmen...
Muchas veces nos ahogamos
en este planeta
cerrado como una cremallera.
Vacíos los alcorques.
El llanto de seres inocentes
nos llega en su agonía,
en su soledad.
Aguijón de hacha cortante,
añoranzas siempre vivas,
como las manos de los niños.


CARMEN GONZÁLEZ MÁS, En voz alta. Las poetas de las generaciones de los 50 y los 70, Hiperión, 2007.