Martín Gambarotta (Buenos Aires, 1968) Publicó Punctum (Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1996), Seudo (VOX, Bahía Blanca, 2000), Relapso+Angola (VOX, Bahía Blanca, 2005) y Refrito (2007). Es una de las nuevas voces en poesía que, surgidas en las últimas décadas entre menemismo, decadencia económica y rock argentino logró transformar, junto a otros, la poesía argentina. Leerlo -a mí me sucedió- es una experiencia de ida.
PUNCTUM (fragmento)
1
Una pieza
donde el espacio del techo es igual
al del piso que a su vez es igual
al de cada una de las cuatro paredes
que delimitan un lugar sobre la calle.
La bruma se traslada a su mente
vacía, no sabe quién es y el primer
pensamiento "un perro que se da cuenta que es perro
deja de serlo'' vuelve a formar parte
del sueño pero aparece, difusa,
la maceta: una pava abollada con plantas
en el centro de la mesa: dos caballetes
sosteniendo una tabla de madera
--entonces está despierto.
Las manchas de óxido en el cielo--
el color de la luz sobre las cosas, el cielo
que se retrae y es óxido borroneado
entre sus ojos y cae dormido de nuevo, pero aparece
un orden en la materia despierta.
La ubicación lúcida
del lugar en el día, el ruido,
el cuerpo latiendo,
la ruina de una idea que corre
por una red de nervios,
palabras de acero
contenidas en un soplo:
un orificio cabeza de alfiler
en una cavidad del corazón.
2
En el 2do. estante,
un tenedor torcido entre el alcohol puro
y las gillettes usadas.
Sobre la heladera tiembla
una estatuita: es un tenista banado en oro falso
en el acto de sacar el primer servicio.
Cada minuto un trofeo de plástico.
Y en qué momento un hombre pierde
noción y su mente queda en blanco:
cuando no puede dormir y no aguanta
el hecho de estar despierto.
Cómo se llama eso que cuelga de la pared,
cómo se llama eso que cubre la lámpara.
Rodeado de cosas sin nombre a mí también
me hubiera gustado empezar esto
con: de noche junto al fuego
pero acá
no hay, salvo en potencia, fuego
y eso que se divisa, una oscuridad
baldía sobre nosotros, a duras penas
puede ser llamada noche, nada
hace suponer el final de la transmisión nocturna
que ahora termina y deja
la pantalla nevada
trasladando a la penumbra del pasillo
la oscilación de un aire gris que no provoca
ninguna emoción salvo en las cosas.
Antes del corte de la programación estuvo
el vuelo de una polilla en la pantalla
a contrapunto de la banda de sonido del Gran Chaparral,
una japonesa que se tiraba a la pileta,
los subtítulos en verde decían:
"acaso no eres tú la de los ojos azules",
en otro canal, el documental sobre cáncer de piel
y en otro un delfín saltando aros de fuego
y de nuevo la japonesa secándose la nuca
con la toalla, mirando la cámara
cambia y otro dice "solo se escribe
acerca de la muerte por dinero."
Cadáver, esto ya no es rock,
algunos roban estéreos, otros roban esposas
pero todos robamos.
Discriminando entre el dolor y la apertura siciliana
va hasta la pieza y en una hoja escribe
la jugada de una partida por correspondencia
que va a reproducir un tablero en Concordia
en otra noche. Alguien lee
la nota: Jaque,
torre negra toma peón alfil uno
mate
y sabe que todas sus piezas están perdidas.
No hay color, únicamente
queda la variación en los tonos
de gris que, en el pasillo,
se funden con el destello aguado de un aviso de yogur
que viene de la calle:
PORQUE LO MAS IMPORTANTE dice ES UNO MISMO.
3
En la cocina
la llama de la hornalla
oscila detrás del Guasuncho, que
se cree el héroe del Barrio Pepsi
pero que nunca salió de estas cuadras
a no ser para cobrar una renta.
Guasuncho, de visita en la cocina
él, que hace unos años fundó
una pseudo célula clandestina y después se puso
a vender biblias para el Ministerio de Ondas de Amor y Paz.
Ahora rehabilitado, con restos de chicle en el labio inferior
de su sonrisita parapolicíaca dice
hesitante
loco
loco, yo era amigo de Luca.
Guasuncho cuenta de una minita
que, siguiendo los pasos de su hermana mayor,
usa una remera donde un águila sostiene
el bate de beisbol en una garra y laureles en la otra.
En dos semanas cambió menos que en la media hora donde
hablamos del futuro en tiempo pasado.
El parlante roto, dice Guasuncho
hacía que la canción,
Blondie, se escuchara de a ráfagas, arrastrada
hasta la pieza desde otro lugar
menos pensado; después de la escena
de celos en el comedor coreano algo
quebró la sucesión de los hechos
y entonces, todo indicaba que era él,
no era yo, dice Guasuncho, con un envase
en la mano, ni ella, una mujer
sacando un jean del bolso
los personajes que a la otra mañana se movían detrás
de la vidriera mal enjabonada
en el San Cristobal Laverap.
Nadie comenta salvo Confuncio
que comparando de reojo al Guasuncho
con una diapositiva de cuando tenía 17
le dice, nunca debiste confiar tanto
en alguien que le pone Heráclito a su gato.
4
Hace un año la noche era igual
y nada le asegura que, acostado,
ésta no sea en realidad
otra noche y que el pasado
no pasó
o está gateando
por debajo de esa cama.
La noción del tiempo
perdida hasta que el alcohol le dilata
suave, las arterias
y un latido irregular del corazón
alcanza
para que las horas se reacomoden
en alguna de las dos noches
donde toma algo de un vaso rajado.
Mirando el reflejo de su cara
en el revés de una cuchara,
puede tirar el vaso a la mierda o dejarlo
en la mesa de luz: entre esos dos
puntos del deseo vacila el futuro
y lo importante podrá ser
el ruido,
azul, de los cubitos
de hielo derritiéndose en el vaso
pero lo esencial es el fulgor de una soldadora
llegando desde una construcción lejana: el esqueleto
de un edificio sin terminar
congelado en la iluminación que, desde más atrás,
irradia la terminal empapelada
con afiches de la gobernación:
NO, dicen el rojo, a la droga.
A mitad de cuadra los empleados de una farmacia de turno
fumando bajo una cruz, verde, de neón. Alcanza con bajar
la persiana para eliminar la escena. Cadáver, cada hora
que pasa vale más que un año en la vida de un perro.
Acostado
en la cama impresionista,
sentiría
el roce de un grano de arroz en su paladar seco,
mira la foto de una amiga
que estuvo internada
en un hospicio de París. Eso
suena pretencioso y, releyendo,
sería mejor cambiar París por Federación, hospicio
por hospital, internada por encerrada, pero
se atiene a los datos reales de la nota
detrás de la foto. En el papel
brilloso está prendiendo un cigarrillo,
protege la llama del encendedor en el hueco de la mano
de aquel viento que arrasó una playa. Atrás: el mar
cuando las olas crecen para romper.
Bajo un cielo anti-óxido su amiga, algo pálida;
el pelo del largo al que llega
dos meses después de rapado. La escena soluciona
un problema: sabría a quién llamar si en el bolsillo
de su pantalón, en vez de un cassette y una goma de borrar,
tuviera dos fichas larga distancia.
5
El cerebro en remojo. Intelecto inútil de las cosas. Universo
innecesario. Algo que lo devuelve al principio final.
Agujeros negros abriéndose del centro hacia los
bordes. Idea para un ensayo: a los 21 Sid Vicious mata a su chica
en un hotel, lo meten preso y su mamá le lleva la heroína
así se puede dar la última sobredosis acampando bajo las
estrellas Manolo dice has tenido ese sentimiento alguna vez
muchacho, tú sabes, andar cabalgando por la llanura 2 o tal vez 3 días
conduciendo el ganado del Sr Cartwright a pastar más al norte
hasta que llegas a una posada y una chica te saca las botas
ah, manito no te imaginas lo que te pierdes
y Manolo mira el fuego y se pone a puntear en su guitarra
mejicana, canturrea
nena estoy cansado de cabalgar sacame las botas
en tanto que más atrás una fila de indios Navajo
se mece de un lado a otro haciendo corito
-uuuuuuuuuuuhhhhhh, sacame las botas
y dejame amar- todos parados delante de un cartel luminoso
que se prende
PORQUE LO MAS IMPORTANTE dice ES UNO MISMO
y se apaga
de modo que
se ve obligado y le dice
Manolo no puedes tocar no tienes
manos
y Manolo contesta sin mirarlo
sabes eres un buen muchacho
puedes decirme
Manolito si quieres
así me llaman en el Chaparral
y Manolo pide un yogur
sale un minuto de los reflectores
de la escena que parece
estar rodándose en la banquina de la Ruta 2
para firmarle autográfos a sus fans que le dicen eh,
Manolo es verdá que te la moves a Greta,
joya, Manolito, y otros
andan con pancartas que dicen Manolo
come with your Navajos a vivir to Ciudad Evita.
6
....
Maleza mojada. Maleza. Plantas.
Luz lluviosa (pantalla).
.....
El trabajo de tal y tal en un taller armando llaveros
pegando muñequitos de Jesús a unas cruces
i.n.r.i. de plástico.
....
No soy parecido a ése
sino que soy el que agarra
y con los restos de un
aerosol pone la palabra D-----
en su remera.
....
El que se apellidaba Héroe.
....
Tiró un cartón de yogur bebible por la ventanilla
al mismo tiempo que volanteaba, a los gomazos,
el Ferlaine por los adoquines de Gandhi.
....
El abogado que mataron metiéndole
un palo en el culo.
....
La cabecera oxidada
de una cama de hospital
en el basural.
....
O no pasa nada o no entiendo
lo que pasa.
....
En el mismo lugar velocímetros rotos.
...
Y qué hay del tío de G,
que cuando visitaba su país natal
hablaba un castellano perfecto
pero que de vuelta acá le volvía el acento raro.
....
Y esa vez que tuvo un derrame mezclaba
las palabras de uno y otro idioma
como el que.
.....
Perro que se da vuelta
y ataca a su propio dueño.
......
Y en los días de calor, a cierta distancia,
los edificios desvirtuados detrás
de una capa de vapor.
....
Un tipo desnudo en campera de cuero.
....
El viejo postrado dudando en qué idioma
pensar "me estoy muriendo" a causa del exceso
de sangre que corría por su cabeza.
.....
Esto es lo que yo llamo un
cocktail. Esto es lo que
estoy....Nemrod.
......
Nebulosa.
......
Mear sangre.
......
Qué, a vos también te gustaría
ser un lanzallamas, llenarte
la boca de kerosene azul
y untar, si es que se dice así, en el balde
un palo con un trapo en la punta
llevártelo a la boca y escupir combustible
entre los dientes para ver cómo el chorro prende fuego
unos centímetros por encima
de la carne ajada de los labios?
...
ENSAYO (Sid Vicious)
Vicious en el sentido de sádico. De pibe
apaleaba perros en el parque Slough.
Y Sid porque ningún careta
jamás le pondría ese nombre a su hijo.
Mi verdadero nombre fue John Slivkin.
Creo que Slivkin quiere decir
preso en eslavo.
Cuando tenía 15 aprendí a tocar el bajo
con tres dedos.
A los 19 usaba dos.
Ese año grabamos un disco llamado
La Gran Estafa del Rock and Roll
y pasé unos días en el Chelsea Hotel.
Al otro verano
toda la pendejada de Inglaterra
andaba usando esas remeras con la primera plana
de The Sun estampada en el medio.
Sid Vicious, decía el titular, is dead.
7
...............El viento silba
en una damajuana vacía. Por la ventana, un
relámpago dibuja el
ideograma en el cielo
y saca radiografías de la noche. Llueve.
Este es un hecho impuesto
sobre el paisaje por el peso de las nubes.
Afuera, todas las cosas están mojadas.
Cadáver, lo que en una ciudad vale mucho
en otra se consigue en cualquier lado.
La silla:
una reposera de playa
en el medio de la pieza:
un cubo de espacio donde gime algo de materia
y entonces es anoche el lugar delimitado donde
duerme. No hay
ideas.
En el sentido estricto,
ninguna, a no ser
nada, separa esa noche
de las manchas de óxido
que se despliegan hoy
y según la graduación de la luz
van conformando ante sus ojos
un cielo. Y ninguna
separa el anteayer, a no ser nada
o el filamento fisurado de una bombita de luz,
del día anterior
y nada separa, a no ser
nada, a ese anteayer de su ayer
y al día antes de ayer de su ayer,
a no ser una sucesión de pantallas nevadas
desplegadas en el sueño. Cadáver, qué esperabas?
Esperabas el ferry que cruza de noche?
El ferry que cruza en 50 minutos
al Uruguay? Esperabas que alguien levante por vos
su brazo en la cubierta para señalarte un punto de fuego blanco
no,
verde, que no
brilla, desiste, se
quema,
no
muere,
se apaga
diluyéndose
en esa hora que no tiene
ubicación en el día, como el día no cuaja
en ninguna semana del mes, un mes, a su vez, sacado
de quicio en un año hepático?
El tiempo se atiene al mandato de la luz. Detrás del
vidrio roto, mantenido en lugar por un broche de metal,
únicamente se tiene noción si se sigue
la variación de colores. Primero
aparecen los caballetes, las plantas,
y después el pensamiento: "un perro que se da cuenta
que es perro deja de serlo.''
8
En un sentido
si fuera hasta la cocina donde
anoche estuvo el Guasuncho vería
el filtro de un cigarrillo flotando en el agua
estancada de la pileta, las
etiquetas de las 5 o 6 botellas
dejadas por días al sol perdiendo color,
moho azul
entre los restos de un té,
una foto recortada del diario
pegada con un imancito
a la heladera: un delantero de la B.
Se deja estar en la curva del silencio.
Ni hablar
de abrir la canilla
para tomar del pico, para sentir, no el sabor del agua sino
más bien el gusto metálico de los caños
que la llevaron de un río hasta el lugar,
un resabio de óxido en el agua
ese gusto, rojo, del tiempo pasando.
PUNCTUM (fragmento)
1
Una pieza
donde el espacio del techo es igual
al del piso que a su vez es igual
al de cada una de las cuatro paredes
que delimitan un lugar sobre la calle.
La bruma se traslada a su mente
vacía, no sabe quién es y el primer
pensamiento "un perro que se da cuenta que es perro
deja de serlo'' vuelve a formar parte
del sueño pero aparece, difusa,
la maceta: una pava abollada con plantas
en el centro de la mesa: dos caballetes
sosteniendo una tabla de madera
--entonces está despierto.
Las manchas de óxido en el cielo--
el color de la luz sobre las cosas, el cielo
que se retrae y es óxido borroneado
entre sus ojos y cae dormido de nuevo, pero aparece
un orden en la materia despierta.
La ubicación lúcida
del lugar en el día, el ruido,
el cuerpo latiendo,
la ruina de una idea que corre
por una red de nervios,
palabras de acero
contenidas en un soplo:
un orificio cabeza de alfiler
en una cavidad del corazón.
2
En el 2do. estante,
un tenedor torcido entre el alcohol puro
y las gillettes usadas.
Sobre la heladera tiembla
una estatuita: es un tenista banado en oro falso
en el acto de sacar el primer servicio.
Cada minuto un trofeo de plástico.
Y en qué momento un hombre pierde
noción y su mente queda en blanco:
cuando no puede dormir y no aguanta
el hecho de estar despierto.
Cómo se llama eso que cuelga de la pared,
cómo se llama eso que cubre la lámpara.
Rodeado de cosas sin nombre a mí también
me hubiera gustado empezar esto
con: de noche junto al fuego
pero acá
no hay, salvo en potencia, fuego
y eso que se divisa, una oscuridad
baldía sobre nosotros, a duras penas
puede ser llamada noche, nada
hace suponer el final de la transmisión nocturna
que ahora termina y deja
la pantalla nevada
trasladando a la penumbra del pasillo
la oscilación de un aire gris que no provoca
ninguna emoción salvo en las cosas.
Antes del corte de la programación estuvo
el vuelo de una polilla en la pantalla
a contrapunto de la banda de sonido del Gran Chaparral,
una japonesa que se tiraba a la pileta,
los subtítulos en verde decían:
"acaso no eres tú la de los ojos azules",
en otro canal, el documental sobre cáncer de piel
y en otro un delfín saltando aros de fuego
y de nuevo la japonesa secándose la nuca
con la toalla, mirando la cámara
cambia y otro dice "solo se escribe
acerca de la muerte por dinero."
Cadáver, esto ya no es rock,
algunos roban estéreos, otros roban esposas
pero todos robamos.
Discriminando entre el dolor y la apertura siciliana
va hasta la pieza y en una hoja escribe
la jugada de una partida por correspondencia
que va a reproducir un tablero en Concordia
en otra noche. Alguien lee
la nota: Jaque,
torre negra toma peón alfil uno
mate
y sabe que todas sus piezas están perdidas.
No hay color, únicamente
queda la variación en los tonos
de gris que, en el pasillo,
se funden con el destello aguado de un aviso de yogur
que viene de la calle:
PORQUE LO MAS IMPORTANTE dice ES UNO MISMO.
3
En la cocina
la llama de la hornalla
oscila detrás del Guasuncho, que
se cree el héroe del Barrio Pepsi
pero que nunca salió de estas cuadras
a no ser para cobrar una renta.
Guasuncho, de visita en la cocina
él, que hace unos años fundó
una pseudo célula clandestina y después se puso
a vender biblias para el Ministerio de Ondas de Amor y Paz.
Ahora rehabilitado, con restos de chicle en el labio inferior
de su sonrisita parapolicíaca dice
hesitante
loco
loco, yo era amigo de Luca.
Guasuncho cuenta de una minita
que, siguiendo los pasos de su hermana mayor,
usa una remera donde un águila sostiene
el bate de beisbol en una garra y laureles en la otra.
En dos semanas cambió menos que en la media hora donde
hablamos del futuro en tiempo pasado.
El parlante roto, dice Guasuncho
hacía que la canción,
Blondie, se escuchara de a ráfagas, arrastrada
hasta la pieza desde otro lugar
menos pensado; después de la escena
de celos en el comedor coreano algo
quebró la sucesión de los hechos
y entonces, todo indicaba que era él,
no era yo, dice Guasuncho, con un envase
en la mano, ni ella, una mujer
sacando un jean del bolso
los personajes que a la otra mañana se movían detrás
de la vidriera mal enjabonada
en el San Cristobal Laverap.
Nadie comenta salvo Confuncio
que comparando de reojo al Guasuncho
con una diapositiva de cuando tenía 17
le dice, nunca debiste confiar tanto
en alguien que le pone Heráclito a su gato.
4
Hace un año la noche era igual
y nada le asegura que, acostado,
ésta no sea en realidad
otra noche y que el pasado
no pasó
o está gateando
por debajo de esa cama.
La noción del tiempo
perdida hasta que el alcohol le dilata
suave, las arterias
y un latido irregular del corazón
alcanza
para que las horas se reacomoden
en alguna de las dos noches
donde toma algo de un vaso rajado.
Mirando el reflejo de su cara
en el revés de una cuchara,
puede tirar el vaso a la mierda o dejarlo
en la mesa de luz: entre esos dos
puntos del deseo vacila el futuro
y lo importante podrá ser
el ruido,
azul, de los cubitos
de hielo derritiéndose en el vaso
pero lo esencial es el fulgor de una soldadora
llegando desde una construcción lejana: el esqueleto
de un edificio sin terminar
congelado en la iluminación que, desde más atrás,
irradia la terminal empapelada
con afiches de la gobernación:
NO, dicen el rojo, a la droga.
A mitad de cuadra los empleados de una farmacia de turno
fumando bajo una cruz, verde, de neón. Alcanza con bajar
la persiana para eliminar la escena. Cadáver, cada hora
que pasa vale más que un año en la vida de un perro.
Acostado
en la cama impresionista,
sentiría
el roce de un grano de arroz en su paladar seco,
mira la foto de una amiga
que estuvo internada
en un hospicio de París. Eso
suena pretencioso y, releyendo,
sería mejor cambiar París por Federación, hospicio
por hospital, internada por encerrada, pero
se atiene a los datos reales de la nota
detrás de la foto. En el papel
brilloso está prendiendo un cigarrillo,
protege la llama del encendedor en el hueco de la mano
de aquel viento que arrasó una playa. Atrás: el mar
cuando las olas crecen para romper.
Bajo un cielo anti-óxido su amiga, algo pálida;
el pelo del largo al que llega
dos meses después de rapado. La escena soluciona
un problema: sabría a quién llamar si en el bolsillo
de su pantalón, en vez de un cassette y una goma de borrar,
tuviera dos fichas larga distancia.
5
El cerebro en remojo. Intelecto inútil de las cosas. Universo
innecesario. Algo que lo devuelve al principio final.
Agujeros negros abriéndose del centro hacia los
bordes. Idea para un ensayo: a los 21 Sid Vicious mata a su chica
en un hotel, lo meten preso y su mamá le lleva la heroína
así se puede dar la última sobredosis acampando bajo las
estrellas Manolo dice has tenido ese sentimiento alguna vez
muchacho, tú sabes, andar cabalgando por la llanura 2 o tal vez 3 días
conduciendo el ganado del Sr Cartwright a pastar más al norte
hasta que llegas a una posada y una chica te saca las botas
ah, manito no te imaginas lo que te pierdes
y Manolo mira el fuego y se pone a puntear en su guitarra
mejicana, canturrea
nena estoy cansado de cabalgar sacame las botas
en tanto que más atrás una fila de indios Navajo
se mece de un lado a otro haciendo corito
-uuuuuuuuuuuhhhhhh, sacame las botas
y dejame amar- todos parados delante de un cartel luminoso
que se prende
PORQUE LO MAS IMPORTANTE dice ES UNO MISMO
y se apaga
de modo que
se ve obligado y le dice
Manolo no puedes tocar no tienes
manos
y Manolo contesta sin mirarlo
sabes eres un buen muchacho
puedes decirme
Manolito si quieres
así me llaman en el Chaparral
y Manolo pide un yogur
sale un minuto de los reflectores
de la escena que parece
estar rodándose en la banquina de la Ruta 2
para firmarle autográfos a sus fans que le dicen eh,
Manolo es verdá que te la moves a Greta,
joya, Manolito, y otros
andan con pancartas que dicen Manolo
come with your Navajos a vivir to Ciudad Evita.
6
....
Maleza mojada. Maleza. Plantas.
Luz lluviosa (pantalla).
.....
El trabajo de tal y tal en un taller armando llaveros
pegando muñequitos de Jesús a unas cruces
i.n.r.i. de plástico.
....
No soy parecido a ése
sino que soy el que agarra
y con los restos de un
aerosol pone la palabra D-----
en su remera.
....
El que se apellidaba Héroe.
....
Tiró un cartón de yogur bebible por la ventanilla
al mismo tiempo que volanteaba, a los gomazos,
el Ferlaine por los adoquines de Gandhi.
....
El abogado que mataron metiéndole
un palo en el culo.
....
La cabecera oxidada
de una cama de hospital
en el basural.
....
O no pasa nada o no entiendo
lo que pasa.
....
En el mismo lugar velocímetros rotos.
...
Y qué hay del tío de G,
que cuando visitaba su país natal
hablaba un castellano perfecto
pero que de vuelta acá le volvía el acento raro.
....
Y esa vez que tuvo un derrame mezclaba
las palabras de uno y otro idioma
como el que.
.....
Perro que se da vuelta
y ataca a su propio dueño.
......
Y en los días de calor, a cierta distancia,
los edificios desvirtuados detrás
de una capa de vapor.
....
Un tipo desnudo en campera de cuero.
....
El viejo postrado dudando en qué idioma
pensar "me estoy muriendo" a causa del exceso
de sangre que corría por su cabeza.
.....
Esto es lo que yo llamo un
cocktail. Esto es lo que
estoy....Nemrod.
......
Nebulosa.
......
Mear sangre.
......
Qué, a vos también te gustaría
ser un lanzallamas, llenarte
la boca de kerosene azul
y untar, si es que se dice así, en el balde
un palo con un trapo en la punta
llevártelo a la boca y escupir combustible
entre los dientes para ver cómo el chorro prende fuego
unos centímetros por encima
de la carne ajada de los labios?
...
ENSAYO (Sid Vicious)
Vicious en el sentido de sádico. De pibe
apaleaba perros en el parque Slough.
Y Sid porque ningún careta
jamás le pondría ese nombre a su hijo.
Mi verdadero nombre fue John Slivkin.
Creo que Slivkin quiere decir
preso en eslavo.
Cuando tenía 15 aprendí a tocar el bajo
con tres dedos.
A los 19 usaba dos.
Ese año grabamos un disco llamado
La Gran Estafa del Rock and Roll
y pasé unos días en el Chelsea Hotel.
Al otro verano
toda la pendejada de Inglaterra
andaba usando esas remeras con la primera plana
de The Sun estampada en el medio.
Sid Vicious, decía el titular, is dead.
7
...............El viento silba
en una damajuana vacía. Por la ventana, un
relámpago dibuja el
ideograma en el cielo
y saca radiografías de la noche. Llueve.
Este es un hecho impuesto
sobre el paisaje por el peso de las nubes.
Afuera, todas las cosas están mojadas.
Cadáver, lo que en una ciudad vale mucho
en otra se consigue en cualquier lado.
La silla:
una reposera de playa
en el medio de la pieza:
un cubo de espacio donde gime algo de materia
y entonces es anoche el lugar delimitado donde
duerme. No hay
ideas.
En el sentido estricto,
ninguna, a no ser
nada, separa esa noche
de las manchas de óxido
que se despliegan hoy
y según la graduación de la luz
van conformando ante sus ojos
un cielo. Y ninguna
separa el anteayer, a no ser nada
o el filamento fisurado de una bombita de luz,
del día anterior
y nada separa, a no ser
nada, a ese anteayer de su ayer
y al día antes de ayer de su ayer,
a no ser una sucesión de pantallas nevadas
desplegadas en el sueño. Cadáver, qué esperabas?
Esperabas el ferry que cruza de noche?
El ferry que cruza en 50 minutos
al Uruguay? Esperabas que alguien levante por vos
su brazo en la cubierta para señalarte un punto de fuego blanco
no,
verde, que no
brilla, desiste, se
quema,
no
muere,
se apaga
diluyéndose
en esa hora que no tiene
ubicación en el día, como el día no cuaja
en ninguna semana del mes, un mes, a su vez, sacado
de quicio en un año hepático?
El tiempo se atiene al mandato de la luz. Detrás del
vidrio roto, mantenido en lugar por un broche de metal,
únicamente se tiene noción si se sigue
la variación de colores. Primero
aparecen los caballetes, las plantas,
y después el pensamiento: "un perro que se da cuenta
que es perro deja de serlo.''
8
En un sentido
si fuera hasta la cocina donde
anoche estuvo el Guasuncho vería
el filtro de un cigarrillo flotando en el agua
estancada de la pileta, las
etiquetas de las 5 o 6 botellas
dejadas por días al sol perdiendo color,
moho azul
entre los restos de un té,
una foto recortada del diario
pegada con un imancito
a la heladera: un delantero de la B.
Se deja estar en la curva del silencio.
Ni hablar
de abrir la canilla
para tomar del pico, para sentir, no el sabor del agua sino
más bien el gusto metálico de los caños
que la llevaron de un río hasta el lugar,
un resabio de óxido en el agua
ese gusto, rojo, del tiempo pasando.
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