REHACIENDO CAMINATAS POR
EL ESTERO DE REÑACA CONVERSANDO CON HORMIGAS.
2014.
Ha terminado otro año más, en este cruento encuentro
con la vida, y nos cuesta reconocer que es creíble la idea que ha de comenzar otra etapa, misteriosa, ya que desconocemos sus resultados, sus detalles, malos regulares o buenos.
En estas caminatas en las que el camino está trazado, el encuentro con las hormigas es evidente y necesario. Debo
ponerme a la altura de las hormigas y no al revés, considerar que estoy cambiando ideas con seres tan pequeños. Soy yo quien se empequeñece. Debo aplicar ciertas normas filosóficas de Carl Popper para dar el ancho a mis ideales. El sostiene que si la filosofía es un intento de reflexión crítica acerca de lo único que nos es común a todos los humanos<<<
Un filósofo, o sea, alguien con capacidad para pasar de los prejuicios a los juicios de las ideas, meramente absorbidas a partir del entorno y la tradición, a otras más críticas y esclarecidas que puedan dar cuenta de la realidad tal cual ésta es y no como quisiéramos que fuera. (apuntes en clase del profesor Agustin Squella.) Los que consideran la filosofía como algo problemático, sería algo hecho o practicado de algún modo, por todos los seres humanos
En general conocemos a los filósofos como portadores de de una verdad absoluta, muy difícil de conocer y practicar por seres comunes y corrientes.
En definitiva, lo que propicia Popper en sus teorías de la filosofía, es la HUMILDAD en sus intenciones en sus expectativas y en sus programas, justificando con ello, la actividad de quienes la practican y de validar sus magros resultados.
Por otro lado el filósofo Jaques de Bouveresse advierte que lo que el público espera de la filosofía, es el alivio indispensable que representa la posesión de una verdad simple, comenzando por la simple verdad sobre la imposibilidad de alcanzar cualquier verdad.
Me interesa profundizar más y espero hacerlo alguna vez, sobre estas alternativas de la vida y la muerte.
Ahí están los valores de estas caminatas y conversaciones con las hormigas, a veces serias y otras divertidas, porque la vida es eso, seriedad y alegría a la vez.
Cuando en medio de estas conversaciones, esa viejita, vecina del barrio que se rió de mí por estar conversando con hormigas y que esparció la idea que yo era un ser loco,
raro, y además le agregaba detalles de mi locura agrandando su original decir sobre mi modesta persona. Tuve que dar muchas explicaciones a varios vecinos para salvar mi fama y creo no haberlo logrado totalmente,
Además, solo ha pasado meses desde la muerte de mi mujer y el vocablo MUERTE, me suena mal. Se juntan varios hechos dolorosos que se van acumulando.
¿con quien conversar sobre la vida y la muerte? Hay muchas personas de la familia, amigos, conocidos, pero la mayoría de ellos te van a responder con el discurso religioso. Eso no me satisface, la famosa fé es algo que cada vez soporto menos. Y valoro la idea de conversar con esas hormigas, seres diminutos, que luchan por vivir y no morir pronto, además es novedoso. Limpio y claro.
En la puerta del hormiguero, ubicado en un gran montículo de tierra roja, de mas o menos 1 metro de altura, esta un gran macho, de recia estampa, vigilando la entrada y salida de miles de hormigas. Su nombre es Hilarión, muy conocido mío con varias horas de conversaciones. Habla español
con fluidez. Está generalmente de pié en la entada y con sus dos ojos inmensos vigila el paso de hormigas que entran y salen. A mi me tiene cariño, yo a él igual y nos tuteamos, con deferencia y mucho interés. Nuestra simpatía nació un día en que miré una hormiga que se cruzaba en mi camino, poniéndole mi zapato encima. Casi lo mato, si no fuese que les suelas de mi zapato eran de goma y tenía unas hendiduras, donde Hilarión se cobijó.
Liberándolo cuando me di cuenta de aquello. cosas de la vida real, diría mi amigo filósofo, a quien le conté sobre mi amistad con las hormigas.
Nada real esa amistad tuya, pero todo puede ser y callaba.
La primera pregunta que le hice a Hilarión fué su edad, y cual es su espacio de vida. Mi vida es muy corta, alrededor de 30 dias humanos, para nosotros equivale a 3 meses nuestros. Las obreras que es el grueso de la población, igual, tres meses. Las hormigas madres, viven 3 años de uds. Los reproductores machos, hasta que fecundan a la reina, ya que mueren después del acto. Entre los machos hay quienes son especies de sanadores, o meicos. A veces viven más de lo usual. Esta es más o menos y en general el estatuto vital. Pero a veces, una lluvia, un calor rojo, algún gas venenoso pueden provocarnos millones de muertes en pocos momentos. De ahí, la importancia de las madres que ponen millones de huevos, para mantener la población.
Nosotros vivimos en esta tierra, desde hace 400 millones de años. Nuestra vida se inició en el planeta Hipocarpes, que era luna del sol, el ser que nos cuida y da vida. Llegamos a estas tierras en una gran montaña que se desprendió de Hipocarpes en una explosión solar.
Cuando llegamos acá dicen las narradoras de los milenios,
que no habían seres humanos, sólo amibas, cuerpos de
formaciones encadenadas, antibióticos, moléculas en formación, posteriormente comienzan aparecer cuerpos extraños semejando nadas. Seres sobrevivientes de una explosión nuclear ocurrida después que una gran civilización tuvo su era de oro.
¿ustedes tienen escrituras que cuentan de ello?
Por supuesto, nuestra Biblioteca consta de más de 100.000 millones de volúmenes, que están guardadas a mas de 5000 metros de profundidad, protegidas por cuerpos especiales de machos.
Nosotros somos una civilización callada, diminuta, y hemos
aportado con nuestras investigaciones acerca de los seres elementales a partir de las amebas. El ser humano es lo que es gracias a nuestros aportes científicos ya que su evolución se debe a las transformaciones de los líquidos amnióticos y otros compuestos de esta vida celular.
Cuénteme Hilarión, ¿Cuál es el sistema político de uds?
Somos una población de miles de miles de millones de seres vivientes, distribuidos en todo el mundo. No existen cifras matemáticas que nos cuenten exactamente. Somos un gran matriarcado monárquico absoluto, las reinas que son miles de millones, gobiernan en forma silenciosa dedicadas a la proliferación de la especie. El sexo mata de inmediato a los machos. Nuestro fin es acumular comida para los tiempos que vienen, no hay otros motivos.
Pero ¿existe amor, el sexo en las hormigas? Me responde con una leve sonrisa,
Creo que entre nosotros no existe ése amor que uds. Los humanos practican tanto. Lo sé porque hasta este estero llegan parejas en la noche, para tener sexo. Los miro callado, y presiento algo raro en esa relación. Lo hacen a escondidas del resto. en cambio para nosotros es natural, incluso cuando lo hacemos con la reina y después morimos.
Pensé en nuestra pobre civilización, en la cual el matriarcado subsiste a pesar del sexo, que no mata pero aumenta el número. Pienso en miles de millones de seres que dependen del sexo, que aman u odian, matan y subsisten en busca de otro sexo. Positivamente pareciera que la generalidad busca amor y placer. Pero hay de todo en la viña del señor, como dicen los siúticos. Hay matrimonios en donde la compra venta del sexo es cosa normalizada. Maridos pivots, que se arriendan mensualmente, anualmente, y cuando se ponen inactivos, la mujer cesa su contrato. ¿debería buscar otra presa? Mata? Quien sabe, hay de todo, busca sexo.
Hilarión me cuenta de todo en su actividad. Las hormigas cumplen la finalidad de sanear el ambiente, comiéndose todas las sobras que se descomponen, sobre todo, en los cementerios, donde gozan comiendo carne fresca.
Comemos los mejore filetes, me dice, cuidando no comer a los que mueren de enfermedades infecciosas.
Pensé en otras hormigas o especies parecidas, como las langostas y jaibas, que en el mar se alimentan de deshechos, cuyas carnes son tan apetecidas por los humanoides a pesar que son excrementos.
Comer huevas de centurión es de lo más elegante. El caviar. Además tiene precio.
La diferencia entre nosotros y uds. es que no tenemos signos monetarios, la riqueza nuestra consiste en vivir bien y tranquilos. Trabajar casi a ciegas sin saber adonde vamos. Nuestra vida es corta, creemos en el mañana sin saber que es. Si me tiento con la reina sé que después moriré
Estas explicaciones que me da Hilarión, me llevan a comparar nuestra vida con la de estos s eres pequeñísimos, que no piensan en la muerte ni en la vida que cuelgan de sus pequeñas extremidades. Ellas no se miran, no saben si son bellas, para qué sirven, solo dependen de su hambre,
De guardar alimentos toda su existencia, sin preguntar nada. ¿conversan las hormigas?
Claro que sí, me responde. Lo suficiente para entender lo que están haciendo en el momento. Sin saber si es bueno o malo lo que hacen.
A veces pienso que los humanoides pecamos de estúpidos,
Cuando nos hacemos cuestionar por cualquier detalle y se compara todo, produciendo una desnivelización que puede convertirse en guerras, revoluciones, o simples discusiones
Todas ellas producidas por esos billetes que los estados emiten para nivelar el orden moral y social.
Caminaba una mañana en busca de mi profesor, y pensaba con pena, esas costumbres nuestras, que sin ser corrientes, manchan la concepción de la vida común y sencilla, esa en la que muchos vivimos. No me refiero al matrimonio común en que un hombre y una mujer se unen para vivir siempre atados al amor, para toda la vida, o hasta la muerte los separe. De dos seres que se atraen, recíprocamente, y que gozaran del sexo como un juguete interesante.
Me refiero a las costumbres excepcionalmente raras, de matrimonios por conveniencia, basados en principios que no lo son, por intereses económicos, religiosos. O simplemente de un paganismo extremo, ofensivo.
Todo ello creo que depende de la cultura personal de quienes emiten esas costumbres.
La falta de cultura y la rapidez con que se mueven las clases sociales en su intrépida búsqueda de escalar posiciones, hace que esa falta cultural se apropie de métodos poco claros. Hay casos notables en este sentido. Se da generalmente entre mujeres que escalan y suben de posición social debido a su aspecto físico, una mujer excepcionalmente buenamoza. Una lady D, una actriz de cine, o un actor para hablar del género masculino. Una persona inteligente fuera de lo común. A menudo esas personas no tenían los valores necesarios para entrar en una sociedad de gentes estudiosas, acostumbradas a normas rígidas en lo moral y cultural. En la lucha de clases sociales se habla en este aspecto claramente.
Un caso notable es Woody Allen, donde se contraponen situaciones de diferentes alturas. Donde hay una moral particular, única.
A veces mi amigo filósofo compañero de caminatas, me dice no hay que tocar estos temas en manera generalizada.
Hay que detenerse a pensar en que todo cambia. Nuestra generación es diferente a la de nuestros padres y será a lo mejor distinta la de nuestros hijos. Estos cambios son chocantes, no siempre aceptados y confunden. Hay que andar con cuidado.
Los valores morales, ¿cambian en forma natural? ¿o son desproporcionados? Todo depende de quien los juzgue.
Pensé en tanto amigo y amiga nueva, con quienes me liga
esta afición a la Literatura, la poesía, creo que nunca antes los había tenido a tantos. Y hablamos de todo en nuestros versos, y de repente alguien nos pide un hueco de calor, una palabra ante un problemas personal. Alguna vez los respondo con mi consejo, pero he aprendido, que hacerlo acarrea problemas a la larga. ¿será esa diferencia cultural que hemos hablado? Para que profundizar. Es que a esta edad existen zanjas de épocas diferentes que nos hacen distintos en la manera de pensar. Pero es entretenido, salvo algunas excepciones….
Volvemos a la rigidez de las hormigas. En su hábitat no se ven cambios por miles de años. No sé si serán imperceptibles, pero es difícil imaginárselos, por ser una cultura plana, sin ambiciones, económicamente invisibles. Pero reconozco mi incapacidad para seguir una comparación más allá de lo que he hecho, a no ser que se me ocurran otras mas adelante. Y recordé esta anécdota:
Era el año 2001 que terminaba y con Elenita preparábamos la fiesta de fin de año, para recibir el año nuevo. Estábamos concientes que era nuestro último festejo. Ella estaba muy mal, apenas si caminaba, afirmada de mi brazo. Queríamos comer algo rico, y compramos locos el marisco chileno más apetecido. Compramos dos docenas del tamaño grande. Nuestra nana, era especial para cocerlos y quedaran blandos. Todo perfecto, se cocieron y los guardamos en el mueble de la cocina. El día 31 los fui a mirar para sacarlos y completarles el aderezo, una mayonesa con whisky y el acompañamiento que más le agradaba a mi mujer: papas mayo.
Cual no sería mi estupor, al mirar la fuente de locos, que estaba negra, cubierta por miles de hormigas. Pensé en mi mujer, cuyo desagrado sería inminente. Complicado además ya que habría que hacer otra cosa.. y no lo dudé un instante: tomé la fuente de locos y la sumergí en el lavadero de copas, lavando los locos con agua hirviendo. De esa manera se limpiarían, ya que las hormigas no son sucias y no habría peligro de nada. Además era una manera invisible de dejar las cosas así con aquí no pasó nada. Miré como murieron miles de hormigas quedando los locos tan blancos como si no hubiera ocurrido nada.
Esa noche nuestros comensales gozaron con los locos y mi mujer estaba feliz. No entro en detalle de esa fiesta que para mi no era tal, sabía que tanto yo como ella no pasaríamos este año próximo. Pero había que celebrar y lo hicimos.
Hoy en reñaca recuerdo haber muerto tantas hormigas a pesar que hoy las visito y estudio. Cosas de la vida. Además cuando estos bichos hacen de las suyas en las ca- sas, mueren con el Flit u otro herbicida que esta disponible para atacar a quienes nos roban alimentos.
Por supuesto que a Hilarión nunca le conté de esa matanza.
A los pocos días de esa caminata, me encontré con otro cuidador en la puerta del hormiguero. ¿está Hilarión?
No me respondió de mala gana, murió ayer en brazos de la reina.
Y no pregunté más. Y me dirigí a la costanera, a pensar…….
Iba llegando a orillas del mar y me recordé de los elefantes.
¿se estarían comiendo mis rosas rojas casi negras?
FIN
EL ESTERO DE REÑACA CONVERSANDO CON HORMIGAS.
2014.
Ha terminado otro año más, en este cruento encuentro
con la vida, y nos cuesta reconocer que es creíble la idea que ha de comenzar otra etapa, misteriosa, ya que desconocemos sus resultados, sus detalles, malos regulares o buenos.
En estas caminatas en las que el camino está trazado, el encuentro con las hormigas es evidente y necesario. Debo
ponerme a la altura de las hormigas y no al revés, considerar que estoy cambiando ideas con seres tan pequeños. Soy yo quien se empequeñece. Debo aplicar ciertas normas filosóficas de Carl Popper para dar el ancho a mis ideales. El sostiene que si la filosofía es un intento de reflexión crítica acerca de lo único que nos es común a todos los humanos<<<
Un filósofo, o sea, alguien con capacidad para pasar de los prejuicios a los juicios de las ideas, meramente absorbidas a partir del entorno y la tradición, a otras más críticas y esclarecidas que puedan dar cuenta de la realidad tal cual ésta es y no como quisiéramos que fuera. (apuntes en clase del profesor Agustin Squella.) Los que consideran la filosofía como algo problemático, sería algo hecho o practicado de algún modo, por todos los seres humanos
En general conocemos a los filósofos como portadores de de una verdad absoluta, muy difícil de conocer y practicar por seres comunes y corrientes.
En definitiva, lo que propicia Popper en sus teorías de la filosofía, es la HUMILDAD en sus intenciones en sus expectativas y en sus programas, justificando con ello, la actividad de quienes la practican y de validar sus magros resultados.
Por otro lado el filósofo Jaques de Bouveresse advierte que lo que el público espera de la filosofía, es el alivio indispensable que representa la posesión de una verdad simple, comenzando por la simple verdad sobre la imposibilidad de alcanzar cualquier verdad.
Me interesa profundizar más y espero hacerlo alguna vez, sobre estas alternativas de la vida y la muerte.
Ahí están los valores de estas caminatas y conversaciones con las hormigas, a veces serias y otras divertidas, porque la vida es eso, seriedad y alegría a la vez.
Cuando en medio de estas conversaciones, esa viejita, vecina del barrio que se rió de mí por estar conversando con hormigas y que esparció la idea que yo era un ser loco,
raro, y además le agregaba detalles de mi locura agrandando su original decir sobre mi modesta persona. Tuve que dar muchas explicaciones a varios vecinos para salvar mi fama y creo no haberlo logrado totalmente,
Además, solo ha pasado meses desde la muerte de mi mujer y el vocablo MUERTE, me suena mal. Se juntan varios hechos dolorosos que se van acumulando.
¿con quien conversar sobre la vida y la muerte? Hay muchas personas de la familia, amigos, conocidos, pero la mayoría de ellos te van a responder con el discurso religioso. Eso no me satisface, la famosa fé es algo que cada vez soporto menos. Y valoro la idea de conversar con esas hormigas, seres diminutos, que luchan por vivir y no morir pronto, además es novedoso. Limpio y claro.
En la puerta del hormiguero, ubicado en un gran montículo de tierra roja, de mas o menos 1 metro de altura, esta un gran macho, de recia estampa, vigilando la entrada y salida de miles de hormigas. Su nombre es Hilarión, muy conocido mío con varias horas de conversaciones. Habla español
con fluidez. Está generalmente de pié en la entada y con sus dos ojos inmensos vigila el paso de hormigas que entran y salen. A mi me tiene cariño, yo a él igual y nos tuteamos, con deferencia y mucho interés. Nuestra simpatía nació un día en que miré una hormiga que se cruzaba en mi camino, poniéndole mi zapato encima. Casi lo mato, si no fuese que les suelas de mi zapato eran de goma y tenía unas hendiduras, donde Hilarión se cobijó.
Liberándolo cuando me di cuenta de aquello. cosas de la vida real, diría mi amigo filósofo, a quien le conté sobre mi amistad con las hormigas.
Nada real esa amistad tuya, pero todo puede ser y callaba.
La primera pregunta que le hice a Hilarión fué su edad, y cual es su espacio de vida. Mi vida es muy corta, alrededor de 30 dias humanos, para nosotros equivale a 3 meses nuestros. Las obreras que es el grueso de la población, igual, tres meses. Las hormigas madres, viven 3 años de uds. Los reproductores machos, hasta que fecundan a la reina, ya que mueren después del acto. Entre los machos hay quienes son especies de sanadores, o meicos. A veces viven más de lo usual. Esta es más o menos y en general el estatuto vital. Pero a veces, una lluvia, un calor rojo, algún gas venenoso pueden provocarnos millones de muertes en pocos momentos. De ahí, la importancia de las madres que ponen millones de huevos, para mantener la población.
Nosotros vivimos en esta tierra, desde hace 400 millones de años. Nuestra vida se inició en el planeta Hipocarpes, que era luna del sol, el ser que nos cuida y da vida. Llegamos a estas tierras en una gran montaña que se desprendió de Hipocarpes en una explosión solar.
Cuando llegamos acá dicen las narradoras de los milenios,
que no habían seres humanos, sólo amibas, cuerpos de
formaciones encadenadas, antibióticos, moléculas en formación, posteriormente comienzan aparecer cuerpos extraños semejando nadas. Seres sobrevivientes de una explosión nuclear ocurrida después que una gran civilización tuvo su era de oro.
¿ustedes tienen escrituras que cuentan de ello?
Por supuesto, nuestra Biblioteca consta de más de 100.000 millones de volúmenes, que están guardadas a mas de 5000 metros de profundidad, protegidas por cuerpos especiales de machos.
Nosotros somos una civilización callada, diminuta, y hemos
aportado con nuestras investigaciones acerca de los seres elementales a partir de las amebas. El ser humano es lo que es gracias a nuestros aportes científicos ya que su evolución se debe a las transformaciones de los líquidos amnióticos y otros compuestos de esta vida celular.
Cuénteme Hilarión, ¿Cuál es el sistema político de uds?
Somos una población de miles de miles de millones de seres vivientes, distribuidos en todo el mundo. No existen cifras matemáticas que nos cuenten exactamente. Somos un gran matriarcado monárquico absoluto, las reinas que son miles de millones, gobiernan en forma silenciosa dedicadas a la proliferación de la especie. El sexo mata de inmediato a los machos. Nuestro fin es acumular comida para los tiempos que vienen, no hay otros motivos.
Pero ¿existe amor, el sexo en las hormigas? Me responde con una leve sonrisa,
Creo que entre nosotros no existe ése amor que uds. Los humanos practican tanto. Lo sé porque hasta este estero llegan parejas en la noche, para tener sexo. Los miro callado, y presiento algo raro en esa relación. Lo hacen a escondidas del resto. en cambio para nosotros es natural, incluso cuando lo hacemos con la reina y después morimos.
Pensé en nuestra pobre civilización, en la cual el matriarcado subsiste a pesar del sexo, que no mata pero aumenta el número. Pienso en miles de millones de seres que dependen del sexo, que aman u odian, matan y subsisten en busca de otro sexo. Positivamente pareciera que la generalidad busca amor y placer. Pero hay de todo en la viña del señor, como dicen los siúticos. Hay matrimonios en donde la compra venta del sexo es cosa normalizada. Maridos pivots, que se arriendan mensualmente, anualmente, y cuando se ponen inactivos, la mujer cesa su contrato. ¿debería buscar otra presa? Mata? Quien sabe, hay de todo, busca sexo.
Hilarión me cuenta de todo en su actividad. Las hormigas cumplen la finalidad de sanear el ambiente, comiéndose todas las sobras que se descomponen, sobre todo, en los cementerios, donde gozan comiendo carne fresca.
Comemos los mejore filetes, me dice, cuidando no comer a los que mueren de enfermedades infecciosas.
Pensé en otras hormigas o especies parecidas, como las langostas y jaibas, que en el mar se alimentan de deshechos, cuyas carnes son tan apetecidas por los humanoides a pesar que son excrementos.
Comer huevas de centurión es de lo más elegante. El caviar. Además tiene precio.
La diferencia entre nosotros y uds. es que no tenemos signos monetarios, la riqueza nuestra consiste en vivir bien y tranquilos. Trabajar casi a ciegas sin saber adonde vamos. Nuestra vida es corta, creemos en el mañana sin saber que es. Si me tiento con la reina sé que después moriré
Estas explicaciones que me da Hilarión, me llevan a comparar nuestra vida con la de estos s eres pequeñísimos, que no piensan en la muerte ni en la vida que cuelgan de sus pequeñas extremidades. Ellas no se miran, no saben si son bellas, para qué sirven, solo dependen de su hambre,
De guardar alimentos toda su existencia, sin preguntar nada. ¿conversan las hormigas?
Claro que sí, me responde. Lo suficiente para entender lo que están haciendo en el momento. Sin saber si es bueno o malo lo que hacen.
A veces pienso que los humanoides pecamos de estúpidos,
Cuando nos hacemos cuestionar por cualquier detalle y se compara todo, produciendo una desnivelización que puede convertirse en guerras, revoluciones, o simples discusiones
Todas ellas producidas por esos billetes que los estados emiten para nivelar el orden moral y social.
Caminaba una mañana en busca de mi profesor, y pensaba con pena, esas costumbres nuestras, que sin ser corrientes, manchan la concepción de la vida común y sencilla, esa en la que muchos vivimos. No me refiero al matrimonio común en que un hombre y una mujer se unen para vivir siempre atados al amor, para toda la vida, o hasta la muerte los separe. De dos seres que se atraen, recíprocamente, y que gozaran del sexo como un juguete interesante.
Me refiero a las costumbres excepcionalmente raras, de matrimonios por conveniencia, basados en principios que no lo son, por intereses económicos, religiosos. O simplemente de un paganismo extremo, ofensivo.
Todo ello creo que depende de la cultura personal de quienes emiten esas costumbres.
La falta de cultura y la rapidez con que se mueven las clases sociales en su intrépida búsqueda de escalar posiciones, hace que esa falta cultural se apropie de métodos poco claros. Hay casos notables en este sentido. Se da generalmente entre mujeres que escalan y suben de posición social debido a su aspecto físico, una mujer excepcionalmente buenamoza. Una lady D, una actriz de cine, o un actor para hablar del género masculino. Una persona inteligente fuera de lo común. A menudo esas personas no tenían los valores necesarios para entrar en una sociedad de gentes estudiosas, acostumbradas a normas rígidas en lo moral y cultural. En la lucha de clases sociales se habla en este aspecto claramente.
Un caso notable es Woody Allen, donde se contraponen situaciones de diferentes alturas. Donde hay una moral particular, única.
A veces mi amigo filósofo compañero de caminatas, me dice no hay que tocar estos temas en manera generalizada.
Hay que detenerse a pensar en que todo cambia. Nuestra generación es diferente a la de nuestros padres y será a lo mejor distinta la de nuestros hijos. Estos cambios son chocantes, no siempre aceptados y confunden. Hay que andar con cuidado.
Los valores morales, ¿cambian en forma natural? ¿o son desproporcionados? Todo depende de quien los juzgue.
Pensé en tanto amigo y amiga nueva, con quienes me liga
esta afición a la Literatura, la poesía, creo que nunca antes los había tenido a tantos. Y hablamos de todo en nuestros versos, y de repente alguien nos pide un hueco de calor, una palabra ante un problemas personal. Alguna vez los respondo con mi consejo, pero he aprendido, que hacerlo acarrea problemas a la larga. ¿será esa diferencia cultural que hemos hablado? Para que profundizar. Es que a esta edad existen zanjas de épocas diferentes que nos hacen distintos en la manera de pensar. Pero es entretenido, salvo algunas excepciones….
Volvemos a la rigidez de las hormigas. En su hábitat no se ven cambios por miles de años. No sé si serán imperceptibles, pero es difícil imaginárselos, por ser una cultura plana, sin ambiciones, económicamente invisibles. Pero reconozco mi incapacidad para seguir una comparación más allá de lo que he hecho, a no ser que se me ocurran otras mas adelante. Y recordé esta anécdota:
Era el año 2001 que terminaba y con Elenita preparábamos la fiesta de fin de año, para recibir el año nuevo. Estábamos concientes que era nuestro último festejo. Ella estaba muy mal, apenas si caminaba, afirmada de mi brazo. Queríamos comer algo rico, y compramos locos el marisco chileno más apetecido. Compramos dos docenas del tamaño grande. Nuestra nana, era especial para cocerlos y quedaran blandos. Todo perfecto, se cocieron y los guardamos en el mueble de la cocina. El día 31 los fui a mirar para sacarlos y completarles el aderezo, una mayonesa con whisky y el acompañamiento que más le agradaba a mi mujer: papas mayo.
Cual no sería mi estupor, al mirar la fuente de locos, que estaba negra, cubierta por miles de hormigas. Pensé en mi mujer, cuyo desagrado sería inminente. Complicado además ya que habría que hacer otra cosa.. y no lo dudé un instante: tomé la fuente de locos y la sumergí en el lavadero de copas, lavando los locos con agua hirviendo. De esa manera se limpiarían, ya que las hormigas no son sucias y no habría peligro de nada. Además era una manera invisible de dejar las cosas así con aquí no pasó nada. Miré como murieron miles de hormigas quedando los locos tan blancos como si no hubiera ocurrido nada.
Esa noche nuestros comensales gozaron con los locos y mi mujer estaba feliz. No entro en detalle de esa fiesta que para mi no era tal, sabía que tanto yo como ella no pasaríamos este año próximo. Pero había que celebrar y lo hicimos.
Hoy en reñaca recuerdo haber muerto tantas hormigas a pesar que hoy las visito y estudio. Cosas de la vida. Además cuando estos bichos hacen de las suyas en las ca- sas, mueren con el Flit u otro herbicida que esta disponible para atacar a quienes nos roban alimentos.
Por supuesto que a Hilarión nunca le conté de esa matanza.
A los pocos días de esa caminata, me encontré con otro cuidador en la puerta del hormiguero. ¿está Hilarión?
No me respondió de mala gana, murió ayer en brazos de la reina.
Y no pregunté más. Y me dirigí a la costanera, a pensar…….
Iba llegando a orillas del mar y me recordé de los elefantes.
¿se estarían comiendo mis rosas rojas casi negras?
FIN
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