PESAN LOS PEDALES DE LA VIDA.

ernesto würth escribió:






PESAN LOS PEDALES DE LA VIDA.


No sé cuando me fuí  lejos de las cosas.
O me fugué de ciertos montes y montañas;
Si,  fuíme lejos de mi mismo, los ocasos
madrigueras de ladrones y monjes tibetanos
abadejos, bares, prostitutas, novelas de ficción
puntos cardinales llenos de pestilentes holocaustos
de bicicletas volando sobre caminos inventados;
libres pensamientos filosóficos   desencuentros
divariando en lo que es o no es impertinente
lo que molesta mis creencias apagadas por ruídos sordos,
feliz amanecida bajo el árbol de mi abuelo
donde encuentro el cariño boreal de mi pasado;
pedaleo soñando mis caminos serpenteados
sin frenos que opaquen mis pensamientos;
quiero pasar el puente sobre el río nibelungo
y tomarme un sorbo de agua con anillos imaginarios;
volver a mallarauco a pisar las gredas negras,
y sentarme bajo plantas de alcachofas;
regresar al sauce mecido por mis brisas   ancianas
y volverme a pedalear lejos  de sus ramas     envolventes;
este ha sido un viaje solitario sin recuerdos
alejado de cariños envolventes que me afixian con ecos
de recuerdos que me asolan  tantas horas idas
que hoy no sirven para pedalear mi bicicleta
o acaso acelerar sobre cien,  mi lamborghini imaginario.

Me pesan los pedales mentales, los caminos, las ciudades
Los frenos necesarios para detenerme a pensar en otra cosa.
Son pesadas las cargas que nos imponen principios
vulnerados por creencias falsas de mayonesas condimentadas
de ricos sabores pero no alimentan el alma estresada.

Nos acostumbramos a comer falsos sabores con gusto a nada.
A pesar de quienes discrepan de las nadas.
Es más fácil discrepar, que aceptar los pensamientos vírgenes.
Es  más cómodo quedarse vagando sin decir lo que se siente.
Pedalear la bicicleta hacia adelante a mirar la veritas inconciente.

ernesto würth escribió:

Me pesan los pedales mentales, los caminos, las ciudades
Los frenos necesarios para detenerme a pensar en otra cosa.
Son pesadas las cargas que nos imponen principios
vulnerados por creencias falsas de mayonesas condimentadas
de ricos sabores pero no alimentan el alma estresada.

Nos acostumbramos a comer falsos sabores con gusto a nada.
A pesar de quienes discrepan de las nadas.
Es más fácil discrepar, que aceptar los pensamientos vírgenes.
Es  más cómodo quedarse vagando sin decir lo que se siente.
Pedalear la bicicleta hacia adelante a mirar la veritas inconciente.