COPLAS DEL CIEGO IV

COPLAS DEL CIEGO  IV

Y los chimentos siguieron, por estos lares del sur,
Entre chácharas y supuestos, juzgamientos y sentencias,
Tuvieron tela para cortar por largo rato, les cuento como la historia terminó, si es que no me han mentido... ¡Qué se yo!



¡Jesús!..¿Vio doña María
la bulla que resultó?
Déle mija, cuente, cuente...
¡Hay mucha consternación!
¡Y como no!, si estos pillos
pecaron por el amor...
Dicen que eso no es pecado
cuando abrasa la pasión.
¡Ja! Usted ya lo justifica.
No, pero alguien exclamó
lo de tirar la piedra esa,
primero si no pecó.
Todos los que se juntaron,
¿sabe acaso quienes son?

Allá por esas Españas,
los guías, juez censurador,
plomeros, las de la noche...
¿Que se venden con ardor?
Las mismitas; los doctores,
y todo el mundo opinó.
¿Y por acá que se dice?
María, ¿usted no escuchó?
Dicen las habladurías,
que hasta el cura se enojó,
intendente, comisarios,
l"Señoras" del té en reunión...
¿Las chismosas elegantes?
Alguien la piedra tiró...
El comisario quería
hasta ponerlo en prisión,
pero después le dijeron
que al divorcio lo asumió.
Fue el mismísimo intendente,
quien las cosas aclaró...

Y las monjas del convento,
hasta una se desmayó,
en la misa del domingo
cuando el cura dio el sermón.
Que diablos habrá pasado,
¡que exagerada por Dios!
Es que dicen malas lenguas,
la pobre se enamoró,
del gauchito Nicomedes
en una rara ocasión.
¿Cómo? Eso no lo sabía,
usted nunca me contó.
Lo que pasa es que la niña
triste porque no la amó
se fue para Buenos Aires,
y en convento se metió;
pero al gaucho Nicomedes
ella jamás lo olvidó.
Y luego vino a Ushuaia,
a enseñar se dedicó
Pero cuando ella podía
unas piedras le compró.
Dicen que pa hacer rosarios,
yo digo pa ver su amor.

¿Y sabe algo del tal gaucho?
Una noche se embriagó
Y entre las copas y copas,
a la monjita nombró.
¡Pero ella ya está casada,
casada con el  Señor!
Pero vio  como  las cosas
mezcla el mismo Creador...
No me diga que la monja
que un día se enamoró
está dispuesta a seguirlo
renunciando por amor
a los hábitos sagrados.
La Marita le dejó
con divorcio, senda libre,
a las piedras dedicó,
viajando por este mundo
¡ya con otro se casó!
Y la monja interesada
a Dios un favor pidió,
si el milagro se le cumple,
su milagro del calor
ella dejará la escuela,
se irá con quien la turbó.

¿Que pasó con Berenguela
esa, la que es de León?
Los chimenteros comentan,
que pica de flor en flor,
y que se la ve de noche,
no con uno, ni con dos,
si parece que son varios
los que llaman su atención.
¡Mírela a esa del  Skype
al fin como terminó!
Bueno, no tiremos piedras.
Seguro alguna pecó...
¡Pues será usted mi compadre,
yo lavé mi corazón!

Y el chusmerío seguía
en la ciudad sin perdón,
y grande fue la sorpresa
del cura en la confesión,
cuando la monja le dijo
que se iría con valor
a casar con Nicomedes,
¡arde su calefacción!


Moraleja

Tu nunca le digas nunca,
a las cosas del amor.
Ni te brinques, ni te asustes
si te besan con ardor.
Las cosas en este mundo
son más dulces con pasión.
Si te besan con ternura
no pienses, disfrutaló...
¡Que la vida pasa pronto,
si es con pasiones, mejor!...


Ana María Di Bert
9/04/2015

Me has hecho reir, Ana, esta historia ya está tomando tintes de drama de Sautier Casaseca, solo falta que se descubra ahora que la monja y el Nicomedes son hermanos... ¡Bien!

Un abrazo.
Pedro

Realmente,mis queridísimos José Antonio y Anita, me han hecho empezar el día con una sonrisa.
Besitossssssssss miles para cada uno

Realmente,mis queridísimos José Antonio y Anita, me han hecho empezar el día con una sonrisa.
Besitossssssssss miles para cada uno

Es este compañero que me va llevando por estos caminos del humor Ceci.
Nosotros también nos reímos mucho inventando las locuras que se nos vienen a la cabeza y las ponemos.
La risa ees el remedio del alma, hace bien a todos, si logramos que alguien lo haga, bienvenidos
si, señor..
Gracias en nombre de los dos hermanitos de travesuras buenas...¡Ja, ja, ja!

Te quermos

Ana y José