Antes de comenzar con los sonetos de Garcilaso, intento resumir, y bastante(es muy extenso) sobre la originalidad de Garcilaso, según un estudio elaborado por Rafael Lapesa
DE LA EDAD MEDIA AL RENACIMIENTO. La lírica de cancionero entraba en el siglo XVI con una elaboración muy refinada, con notable maestría de oficio y con un instrumento expresivo, el octosílabo, que brotaba con fluidez y se adaptaba con facilidad tanto a las exigencias de los distintos niveles de lenguaje como a las conveniencias de los diversos géneros.
A lo largo del siglo XV el influjo de Petrarca había ido infiltrándose en ella, declaradamente en Santillana y Mena, de modo menos ostensible, pero quizá no menos hondo, en otros. Rasgos petrarquistas se encuentran, sin desbordar los cauces formales de la poética castellana, en la concepción del amor por destino, en la introspección menos estereotipada y en el sentimiento de la naturaleza.
Se sentía la necesidad de renovar y ampliar los géneros de la poesía cancioneril. Veamos cómo lo intentaron dos poetas:
Torres Naharro, residente en Italia, antes que Boscán y Garcilaso introdujeran en la lírica española los géneros y metros de la ítalo-clásica; otro, Cristóbal de Castillejo, contemporáneo de la gran innovación y refractario a ella.
Nos consta que Garcilaso lo hizo, pues en 1532, entre el soneto IV y la canción del Danubio, dedicó a Boscán una copla octosilábica jocosa porque el barcelonés, «estando en Alemana, danzó en unas bodas» e hizo algo que causó las risas de los circunstantes; pero las demás poesías octosilábicas de Garcilaso parecen ser todas anteriores.
D E L PETRARQUISMO AL CLASICISMO,(XIII)
La conjunción de petrarquismo y clasicismo sitúa a ¡a poesía garcilasiana dentro de las más dignas corrientes literarias aparecidas en Italia en el primer tercio del siglo xvi.
Garcilaso amplía los cauces de su poética: junto al soneto y la canción, máximos logros del petrarquismo, cultivará la égloga, la elegía, la epístola y la oda. Y a veces, como sus contemporáneos, convertirá el soneto en sustituto moderno del epigrama clásico (sonetos Xin, xvi y XXIX, por ejemplo).
Los cancioneros, March, Petrarca, Sannazaro y Virgilio; en segundo término Horacio, Ovidio, Ariosto, Tansillo, Bernardo Tasso...;
todos son circunstancias más o menos actuantes, pero circunstancias al fin, en el gradual enriquecimiento del mundo poético de Garcilaso.
Sirvieron de guía en unos casos, de estímulo en otros, o se limitaron a proporcionar materiales para la nueva labor creadora. En general fueron revelando al poeta lo que llevaba dentro de sí y no había puesto en juego. Si el saber humanístico que muestran las obras escritas en Italia no pudo ser improvisado, menos aún la fina sensibilidad.
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