SOMBRAS ADORMECIDAS
La nebulosa extiende sombras adormecidas,
su corazón escucha un profundo oleaje,
a veces un temblor demuestra que está viva,
y se siente feliz cantando sus cantares.
MÁXIMO GONZÁLEZ MARTÍN
EL ERRANTE
Para Manuel Sánchez Pérez-Seoane
Son muchos años que salí de casa
y sabía que tenía que llegar:
cada vez que abro los ojos
veo un nuevo paisaje.
Al principio me sentía a gusto,
reconocía alguna,
pero hace ya tiempo que las fui perdiendo.
No es que no sean ahora bellas
- siempre lo son -
ni que no brillen
ni que tengan menos colorido,
pero no son las mismas.
Ellas se fueron quedando atrás.
Conocía sus nombres
y parecía que me reconocieran.
No sé a dónde voy
pero me siento solo en un universo extraño
y que mis palabras se diluyen
en un eco de silencios.
EL ENSOÑADO
Si te veo en un ciprés esbelto,
en la golondrina que revolotea
y en la forma de una nube,
dónde mirar sin verte.
Tu voz me llama desde el profundo sueño
y entre las sábanas vienes a mi encuentro.
Y para no dejar de percibir tu aliento
ni el roce de tu piel
ni tu frescor,
no me despierto.
Rosa de mayo:
tu perfume me hiere y una lágrima
pugna por salir de mis vacías cuencas
y las aprieto con más fuerza
para no abandonar mi encierro.
Pues si abro los ojos,
como nube, golondrina, ciprés o rosa
te irías
sin dejar un recuerdo.
LA ACONGOJADA
En un instante
cayó mi corazón por el despeñadero
y contigo
- mañanas rosas
y noches blancas -
gran parte de mi vida.
No hay nada que calme mi dolor
pues si algo lo llena,
por el interrogante se desagua.
¿Si me tenías,
si vigilante estaba junto a ti,
si junto a mí todo lo superarías...
qué oscura noche te llamó al vacío
en este mediodía?
LA AMANTÍSIMA
Qué dulce es devenir en tus sueños
porque en un instante rompo tu añoranza.
Con mi sonrisa sé que tú sonríes,
vuelves a la niñez cogido de mi mano
y yo regreso de mi vejez donde tú eras quien me la cogía.
Entre nosotros nunca se ha quebrado el cordón umbilical,
sigues anidado en mi vientre
y nuestros corazones siguen latiendo al unísono.
Cómo dejarte si sé que me necesitas,
que estás perdido sin mí,
que mi sonrisa te saca del abismo de la tristeza y la desesperación.
Yo vendré siempre que me requieras, tú lo sabes,
porque no quiero otra cosa sino que seas feliz,
que retornes a tu infancia y a mis brazos.
Para tu nuevo día te deseo
que tengas dulces sueños: pásalo bien.
EL NAVEGADOR
Vuelo a muchos pies de altura
y desde aquí, el mundo
aparece muy global.
Por cierto, no se ven fronteras.
Los mares, los desiertos
son como brochazos de color;
las metrópolis, cagaditas de mosca.
Ahora el horizonte se oscurece.
Hemos dejado el sol por nuestra cola
y destacan unos puntitos de luz:
estrellas por arriba y ciudades por abajo.
Y yo dándole la vuelta a esta naranja
- mejor aún, mandarina pequeña -
en el frutero universal.
Entre mi pasaje - yo los llevo -
hay gente muy diversa:
ojos rasgados, grandes bigotes,
tez oscura, pequeños pies…
todos duermen, ahora van durmiendo.
En pocas horas cambiará en sus relojes
la fecha de su calendario.
Al dormir, todos respiramos igual,
a com pa sa da men te,
soñamos los mismos sueños.
Como yo que ahora sueño
que los transporto en un avión,
que soy su comandante.
EL ILUSTRADO
¡Neguémonos a hacer la genuflexión ante nadie!
¿Cómo va usted, señor magistrado, a impartir justicia
si se inclina ante otros por tener la sangre azul?
¡Vivimos en pleno siglo XVIII!
¡Todos hemos nacido de mujer!
¿Por qué algunos, por su origen, están por encima de los demás?
¿Por qué disfrutan sin esfuerzo de todos los privilegios?
Usted, señor magistrado, que administra la ley,
no puede hacer diferencias. Usted debe decidir en conciencia.
Ya es hora de que nos libremos de servilismos y sinecuras,
de que alcemos con dignidad nuestras voces para proclamar
el inicio de un mundo en que solo el esfuerzo,
la iniciativa y el comercio doten a los hombres de grandeza
y los hagan merecedores del aplauso de sus conciudadanos.
¡Abajo la tiranía de la sangre!
LA PRIMERIZA
Y, ahora, que ya es tarde, solo quedan días oscuros
para el estudiante de los días claros.
C.V.
Éramos jóvenes. Yo te escribía versos.
¿Hubieran cambiado las cosas de ser más decididos,
de vencer los tabúes?
Probablemente no, no coincidieron nuestros tiempos.
Los dos - tan virginales -
no supimos qué hacer con nuestros cuerpos.
Cuando más alto era su precio.
Después los malvendimos como baratijas a otros.
Con mucho sufrimiento.
Y quedan las preguntas:
¿Habría funcionado entre los dos?
¿Perdimos la ocasión por cobardía o inexpertos?
LA LISTILLA
Siempre que íbamos al skating
te pedía varias veces dinero para comprarme chucherías
pero aquella tarde en que antes de salir
me diste una cantidad para que yo sola
me la administrase toda la semana, te dije:
oye, papa, creo que hoy podría llevarme la merienda de casa.
¿Te acuerdas? ¡Yo sí que era espabilada!
Ahora, tantos años después,
hay uno, no, dos, no, tres… o tal vez ninguno
- tan listos como yo - que me preguntan lo mismo:
hoy, que me has dado la semanada,
al ir al skating ¿podría llevarme la merienda de casa?
Te lo comento en sueños mientras patinando
me alejo muy lejos.
LA FIDELÍSIMA
Te contemplo desde el cuadro
en que me llevas cogida de la correa
y somos dos - tu y yo – pero
al estar en el lago reflejados
somos cuatro.
Como hoy, nos repartimos
entre el sueño y la vigilia,
pero hoy
yo dormida y tú despierto.
Y mi ladrido no es
sino el eco de un ladrido
que dejó de sonar hace años.
Como tú eres el revés en el agua
del que fuiste
recogido en una fotografía
trasladada a una pintura
y hoy a un sueño.
Ni tú ni yo, ni el cuadro ni el retrato
somos ya:
viajamos los cuatro
cogidos de la correa del tiempo.
EL INFICIONADO
Sí, ya sé: “Póntelo. Pónselo.”
Pero solo fue una vez, parecía tan sano,
a veces no había tiempo, no llevaba,
la farmacia quedaba lejos, me daba vergüenza pedirlos,
se me rompió, se me cayó,
iba bebido o salido o drogado,
era tan joven,
necesitaba hacerlo, querer, que me quisieran,
aunque fuera mentira, pagando, un simulacro,
estaba tan triste, tan solo,
no imaginé las consecuencias,
estaba enamorado…
Luego la angustia, la analítica.
Y si salía que no, un suspiro de alivio y otra vez a empezar.
Y si era que sí,
antes una condena a muerte,
ahora solo una cadena perpetua
de medicamentos, de médicos, de marginación.
Dicen que mutó de los gorilas al hombre en África.
Otros, que es producto de laboratorio, humano.
¿Y todo esto solo por hacer el amor?
LAS CASAS
- Las paredes no hablan.
- Pues a mí, sí.
Y me vienen juntas
como si fueran una sola
las casas de mi niñez.
Por las que anduve, exploré, me escondí.
Sus rincones me aguardan
otra vez, sus puertas se me abren
como el primer día,
sus pasillos, sus cuartos,
sus objetos son hoy
más claros que nunca
en mi memoria.
Casas de mi niñez, de mi familia,
salones que me acogieron,
pajareras de sus jardines,
huertas, piscinas, cuadros,
librerías, dormitorios,
mesas bien puestas, aparadores, tresillos...
miles de objetos
caminan hacia mí
que los observo con curiosidad,
los cojo y los retengo en mis ojos.
Yo era un niño que hablaba poco
pero que miraba mucho.
EL YO DISMINUIDO
Tú sabrás más que yo pero yo enamoraba más a la gente. A mí, Milagros me sentaba en su falda y me contaba cuentos, ¿puedes decir tú lo mismo de alguien?
Tía Ramona me preparaba unos sándwiches deliciosos y tía Rosita, cuando acababa el curso escolar, me llevaba a ver varias películas en una tarde. Era un niño afortunado.
Mis veranos duraban tres meses y medio y encima los pasaba con mamá: alquilábamos una casa en Lloret y aquellos días de playa sí que eran largos, larguísimos (casi tan largos como tus días de ahora) y felices.
Y como aún me sobraba tiempo, mis otros tíos se me disputaban para que pasara unos días con ellos, de la torre de unos a la torre de los otros. ¡Aquello sí que era una fiesta!
Y los inviernos, con papá en Madrid: el Museo de la Guerra, el Parque del Retiro, la Casa de Campo, el Teatro de la Zarzuela... Iba al colegio, sí, pero mis profesores me tenían cariño, hacía amigos y aprendía cosas.
Es verdad que a veces me sentía como una maleta, pero una maleta muy querida y cuidada por todos. Tú vives de recuerdos, yo vivía en un mundo de fantasía rodeado de ángeles que me protegían.
Oigo el rasgueo de la guitarra
y oigo mis versos.
Sé que me amáis.
Y que es sincero vuestro lamento.
Que vuestro canto, que llega a mis oídos,
es más que eso.
Es llanto por la vida pronto segada.
Por un poeta muerto.
Porque no solo es por mi marcha
vuestro homenaje.
También conmigo lloráis un poco
que en este valle
quedáis más suspendidos, algo dispersos.
Quizá os falte
un trozo de sonrisa - ¿quizá la mía? -
que al caminarlo os alegrase.
Es penosa la muerte, la despedida.
Pero aún lo es más
cuando lo celebrado
también, quizá,
es que vosotros mismos,
que vuestra marcha pronto vendrá.
No lloráis por mi solo, lloráis conmigo.
Por todo lo que ha sido y ya no será.
LA VACIADA
no pasa nada,
solo se oye un silencio que enfría…
M.A.R.
¿Tú sabes qué es el vacío?
El vacío es no tener nada,
no sentir nada
y que los días pasen
- de la mañana a la noche -
sin que te abandone esta sensación.
Y saber que probablemente
va a ser así siempre,
que no existe futuro
ni pareja ni hijos
ni horizonte.
Trabajar - cuando puedes -
levantarte sin ganas
y aceptarlo resignadamente.
Estar gorda como una bota
por la medicación.
Entonces es cuando escribes
un poema como éste
que te di hace años.
¿Imaginas lo que hubiera podido llegar a ser
sin este vacío del que no salgo nunca?
EL AMANTÍSIMO
Amar es estar siempre vigilante.
Por eso, cuando levantabas la mirada,
encontrabas la mía.
Porque quería que no perdieras la pureza,
que nunca dejaras de ser ese niño
que miraba todo con los ojos muy abiertos.
Por eso quería poder retirarte los obstáculos,
evitarte los problemas, los sufrimientos
que yo había tenido.
Pero no pude evitarte los que vienen de la sangre
por el hecho de nacer de una estirpe,
porque junto a lo bueno, se hereda lo malo.
¡De eso no pude protegerte!
LA DIFERENTE
Mi padre, no,
pero mi madre me trataba distinto
que a mi hermana pequeña,
hacía diferencias.
Y un día, ya mayor, encontré un papel
con una dirección de un pueblo de Valencia.
Y cogí un tren
y fui a buscar mi pasado
y hallé a mi madre de leche,
la que me había cuidado tras nacer,
con la que mi madre, soltera,
me había dejado
hasta encontrar un padre
que me diera sus apellidos.
Y comprendí por fin
y morí en paz.
EL ANGUSTIADO
Lo bueno de los problemas
es que uno mayor
oculta los menores,
al igual que una nube, negra y gorda,
tapa las nubecillas ligeras de algodón.
Y ya no es importante el tiempo, bueno o malo,
si hará calor o frío,
o la espera de una multa de Hacienda
o una resolución judicial,
sino solo el tamaño de una herida:
si cicatriza bien, si no supura,
si va cerrándose
y ya no queda nada
del mal que la causó.
Son complicadas las cosas
- somos complicados -
no nos basta con vivir al día:
levantarnos, ducharnos,
vestirnos y salir a la calle
no es suficiente.
Queremos garantías:
sobre la semana que viene,
el mes que viene,
el año próximo.
Y cuantas más, mejor.
Nos corroen las dudas
y observamos atentamente cada punto
de esa cremallera
que nos separa de nosotros mismos,
que desearíamos ver cerrada
y nosotros, a salvo, al otro lado.
Pero en los dos lados
estamos nosotros también,
no hay cremalleras para la inquietud.
Por si no nos habíamos dado cuenta,
el mal forma parte de nosotros.
EL YO GASIFICADO
Hoy vengo a saludarte
porque tengo un ratito.
Porque no creas que por aquí
nos sobra el tiempo.
Sí, sé que dirás que disponemos
de toda la eternidad.
Pero hay que estar presentables
y eso, siendo moléculas, es trabajoso,
enseguida te dispersas y pierdes brillo.
Bien, al grano:
las cosas andan muy mal por ahí
y hay que arreglarlas.
Veo esos hombres tirando todo el día
de carritos llenos de hierros
recogidos de los contenedores de basura.
Y luego están esas barracas.
¡Al lado de tu casa!
Así - tan mal repartido -
no te extrañe que luego pase lo que pasa.
Hay que poner algo de orden
y empezar a repartir con más equidad las cosas.
Después no digas que no te advertí.
¡Espabila!
EL NO EXTRATERRESTRE
No soy extraterrestre
solo deseo
que no sean personas
que no entienden mi idioma
ni mi modo de ser
ni mis costumbres
ni mis gustos
ni mis necesidades
ni mis preferencias
ni mi historia
quienes decidan
muy lejos de aquí
qué hacer con mi dinero.
Porque siempre se equivocan
y lo hacen mal
- o no llega
o solo llega una parte -
y encima me dicen
cómo he de hablar
cómo he de comportarme
que debo estar contento
agradecido
y sentirme feliz
de que ellos me gobiernen
a distancia
porque conocen mejor que yo
lo que me conviene,
que siempre ha sido así
y que siempre lo será.
EL ABUELO
Estoy hablando de un hombre que de joven vino a trabajar a Barcelona y estudiaba de noche al acabar el trabajo.
Estoy hablando de un hombre que construyó en España las primeras máquinas de hilatura textil que hasta entonces se habían de importar de Inglaterra.
Estoy hablando de un hombre que cuando fallecía uno de sus trabajadores, daba empleo en la fábrica a su hijo mayor para que la familia siguiera recibiendo su salario.
Estoy hablando de un hombre al que sus obreros montaron una escolta a fin de evitarle un mal encuentro durante la guerra civil.
Estoy hablando de un hombre al que cuando una crecida del río Ter se le llevó la fábrica, sus obreros le ofrecieron el campo de fútbol que les había regalado para que la levantara de nuevo.
Estoy hablando de un hombre que explicaba el diseño de sus máquinas dibujándolas con un palo sobre la tierra y que si tenía diferencias con un trabajador, decía “salgamos fuera”, y las dirimían a puñetazos.
Estoy hablando de un hombre que se casó con Ramona Valls, la propietaria de la fonda de Manlleu, y tuvieron ocho hijos y veinticinco nietos.
Estoy hablando de mi abuelo, Josep Serra Sió.
Estoy hablando de un prócer al que sus conciudadanos levantaron en Manlleu un monumento que aún sigue en pie.
Existen unas formas, unos colores,
la transparencia del aire
que cada mañana salgo a capturar
y a imprimir sobre una hoja de papel.
Y existen unos pinceles, unas acuarelas,
agua y una paleta
sobre la que los voy mezclando,
añadiendo, subrayando…
Y existen esas manchas sobre la hoja
que voy formando, sobreponiendo,
rebajando con agua,
contorneando el blanco del papel.
Y existen la concentración de la mirada,
la fuerza de los dedos,
la suavidad de la muñeca
para construir una nueva realidad
que sea reflejo de la otra:
la que llega a mis ojos
y mis nervios llevan a mi cabeza
y mi cabeza a mis manos
y mis manos a la hoja de papel
donde la voy dejando con paciencia
en sombra y luz, formas y colores,
hasta, ay, acabar la pintura.
LA ESTRELLA
Soy la estrella de la libertad.
Estoy perdida en el espacio.
Has de buscarme.
Y una vez encontrada, seguirme.
Salgo en la noche con los sueños
que no son realidad.
Pero puedes alcanzarme
si me eres fiel.
Brillo para todos
los que quieran mirarme.
Sigo aquí.
Alza tus ojos y me contemplarás.
También brillo de día.
Pero dentro de ti.
Contra todo pronóstico
sigue tu corazón.
Te dirán que soy un espejismo,
que no soy realidad,
intentarán desanimarte
porque yo solo brillo para los que tienen fe.
LA VIDA
Vivir es demasiado corto.
Naces sin saber porqué.
Todo sonríe a tu alrededor.
Aprendes cosas sin sentido.
Los padres te enseñan a seguir sus pasos.
Pero los caminos son otros.
De todo tu bagaje solo te sirve el amor.
Tras cada cruce hay una incógnita.
Y casi siempre te confundes.
Tú deseas hacer las cosas bien.
Pero hay mil formas y nunca aciertas.
Hieres sin querer.
Te lastiman sin proponérselo.
Todo es una sucesión de despropósitos.
Y haces lo único que sabes hacer: equivocarte.
Las personas que amas desaparecen.
También todo lo demás: tu mundo.
Quisieras dejar algo, un recuerdo.
Pero lo tuyo no interesa a nadie.
Como hormigas en un hormiguero.
En un ajetreo constante y sin sentido.
Esperando con miedo la muerte.
COCÓ
Para David Baena
Cocó está cada día más amigable.
A Juan Ramón ya no le pica.
Cuando por las mañanas le ofrece el dedo
para llevarlo a la ducha,
echa a volar
y se esconde bajo los muebles un buen rato
hasta que se deja coger.
Es un juego.
Se han acabado los trocitos de galleta
en el desayuno
y alguna que otra exquisitez
en las comidas.
Desde que solo come lo suyo
y se le vaporiza
con agua con vinagre de manzana
- como nos dijo David, su veterinario -
su plumaje ha recuperado
la brillantez de sus colores.
Por la tarde, cuando se le lleva
a pasear por la casa
por su artrosis,
va tan contento
y curiosea por los rincones.
Ya no le da miedo dejar su jaula.
Y si en nuestra ausencia
un ruido le asusta
y sale despedido de ella,
al regresar lo encontramos
subido al sofá
- tan pancho.
Esta noche he soñado
que oía ruido
y me lo encontraba
casi sin plumas en una ala
y comiendo con fruición
un trozo de camembert.
No había forma
de que lo soltara del pico.
LA TIBETANA
Para Rosa Pérez
Yo tengo una amiga que es budista.
El otro día me dijo qué había de hacer
si encontraba una cucaracha en el suelo de mi casa.
No hay que sacarse la zapatilla y matarla a zapatillazos.
No.
Eso es malísimo para tu karma.
Hay que ponerle un vaso encima - por la parte abierta -
y pasar por debajo un papel después.
Así la has capturado.
Luego sales a la calle y la dejas bajo un árbol.
Mejor con un poco de comida.
Los tibetanos creen en la reencarnación.
Si te portas bien, te reencarnas en un ser superior.
Si no, en otro inferior.
Y si ya no puedes hacerlo mejor, en Buda.
Por eso hay que respetar todo lo que tiene vida.
También da de comer a las palomas.
Lo hace por la noche y a escondidas.
Los vecinos le tienen echado el ojo.
Dicen que las palomas ensucian la acera donde les echa de comer,
que atraídas por la comida salen ratas de las cloacas.
Pero cuando se cree en algo
hay que estar dispuesto a sufrir persecución por ello.
EL TERRORISTA
¡Alabado sea Dios! ¡El Grande, el Misericordioso!
Los hermanos han sido vengados, los infieles han sido exterminados,
el poder de Dios ha sido restablecido.
Yo soy el elegido por Dios para castigar a los impíos,
reparar la muerte de los fieles por los seguidores de Satán,
recuperar el reinado de Dios.
Oídme, los que vivís para el lucro y la lujuria:
¡Solo quienes cumpláis los preceptos de Dios sobreviviréis!
¡Allahu akbar! ¡Allahu akbar!
(21-08-2017. Ayer, en Subirats, fue localizado y muerto por la policía el autor del atentado de las Ramblas, por consiguiente la cédula terrorista de doce miembros ha sido totalmente desarticulada. Ahora se prosiguen investigaciones sobre sus conexiones internacionales. Entre los terroristas ha habido ocho muertos y cuatro detenidos. El total de víctimas mortales asciende a quince. La sociedad está á horrorizada por todas estas muertes. Nadie se explica como ha podido pasar.)
Hola Pedro, soy Lupe.
Siempre te he llamado
para felicitarte por estas fechas
y este año no podía faltar.
Cuando salí de mi casa
para servir,
hice de la tuya mi hogar,
encontré en tu madre
una consejera,
y cuando mi hermano,
por mi boda,
no pudo hacerlo,
tú me acompañaste al altar.
¿Cómo estás?
Yo ya no estoy.
Me fui una mañana de este verano.
Mi hija te llamó para decírtelo.
¡Felices Fiestas!
EL ENVIADO
Os traigo una buena noticia:
el buen Dios no existe.
Quien nos procura consuelo en la desgracia,
confianza en un futuro mejor,
perdón para nuestras faltas...
somos nosotros mismos.
Y también una mala:
el Dios vengativo y cruel, tampoco.
Quien justifica nuestros mayores crímenes,
perpetúa la injusticia,
ignora nuestras súplicas...
somos nosotros también.
ONTOLOGÍA
Somos Deseo, Deseo insatisfecho.
El Deseo nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte.
El Deseo puede satisfacerse con Amor o con Poder.
La Libertad está en la posibilidad de elección.
La Vida se mueve entre el Amor (que puede destruirnos)
y el Poder (que puede destruir a los otros).
La Vida es un equilibrio entre la destrucción propia y la ajena.
Destruir lo mínimo debería ser la meta.
La Muerte puede entenderse como el triunfo del Amor.
Morir permite que la Vida continúe.
Religión, política, leyes…
son construcciones humanas para hacer más transitable el camino.
Por eso no son fijas sino mudables.
Pedro Casas Serra (16-2 a 02-05-2017)
Otros poemas del mismo libro: https://www.bubok.es/libros/227222/Hablando-con-Salvador-Espriu-en-el-cementerio-de-Sinera-y-Sombras-adormecidas
.
Última edición por Pedro Casas Serra el Vie 27 Nov 2020, 11:13, editado 2 veces
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