Evoluciones.
Los grupos crecen
y la afinidad extiende el corazón
al ver la debilidad de sus nacidos
que necesitan su primeros años
para la vigilancia íntima
de todos los peligros
que les acarrea la vida.
Comienza por amor
las primeras vivencias,
ante los pasos y experiencias
del paso del tiempo
para resistir una nueva Vida.
Llueve, nieva, caen rayos, hace frío,
y sale fuego de la tierra.
Sus vidas peligran
al ser de la serie alimenticia
carne de la primera cadena.
Por ello la línea evolutiva
reacciona ante los sonidos o ante la visión
creando en nuestra mente la pareidolia
que, si le añadimos la apofenia
con la hierofania,
podríamos ver el origen del carácter sagrado.
Pero no,
vivimos en Dios
porque nuestra vida, solo con El,
resiste al fallecimiento.
Todo es un porvenir
Nacen, crecen y se multiplican.
Piensan, actúan y caminan.
Suman, aprenden, y comienzan a mirar al cielo.
Su inteligencia desborda su propio ingenio,
comienza a ver sus propias debilidades
y ve que necesita apoyo
porque ante sus debilidades,
intuye,
le da fuerzas en sus momentos más íntimos.
Cuanto más avanza en su evolución
menos secretos tiene en su corporación.
Se expanden las ideas,
pero también en la diversidad se dispersan.
Cada cual, según sus talentos,
intenta imponer a los otros reglas continuas,
midiendo el amor con la avaricia,
el egoísmo, con las riquezas,
el poder con las imposiciones,
y el vivir con los sentimientos.
El final,
hombre rico, hombre pobre,
con sus desavenencias.
Los grupos crecen
y la afinidad extiende el corazón
al ver la debilidad de sus nacidos
que necesitan su primeros años
para la vigilancia íntima
de todos los peligros
que les acarrea la vida.
Comienza por amor
las primeras vivencias,
ante los pasos y experiencias
del paso del tiempo
para resistir una nueva Vida.
Llueve, nieva, caen rayos, hace frío,
y sale fuego de la tierra.
Sus vidas peligran
al ser de la serie alimenticia
carne de la primera cadena.
Por ello la línea evolutiva
reacciona ante los sonidos o ante la visión
creando en nuestra mente la pareidolia
que, si le añadimos la apofenia
con la hierofania,
podríamos ver el origen del carácter sagrado.
Pero no,
vivimos en Dios
porque nuestra vida, solo con El,
resiste al fallecimiento.
Todo es un porvenir
Nacen, crecen y se multiplican.
Piensan, actúan y caminan.
Suman, aprenden, y comienzan a mirar al cielo.
Su inteligencia desborda su propio ingenio,
comienza a ver sus propias debilidades
y ve que necesita apoyo
porque ante sus debilidades,
intuye,
le da fuerzas en sus momentos más íntimos.
Cuanto más avanza en su evolución
menos secretos tiene en su corporación.
Se expanden las ideas,
pero también en la diversidad se dispersan.
Cada cual, según sus talentos,
intenta imponer a los otros reglas continuas,
midiendo el amor con la avaricia,
el egoísmo, con las riquezas,
el poder con las imposiciones,
y el vivir con los sentimientos.
El final,
hombre rico, hombre pobre,
con sus desavenencias.
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