Aires de Libertad

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    Elsa López (1943-

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    Elsa López (1943- Empty Elsa López (1943-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 22 Mar 2023, 06:43

    .


    Elsa López (Fernando Poo, (actual Malabo) Guinea española; 17 de enero de 1943) es una escritora española, especializada en poesía.

    Biografía

    Amada Elsa López Rodríguez nació y vivió en Fernando Poo, actual Malabo, hasta 1947, año en que se mudó a la isla de La Palma, Canarias, donde vivió hasta 1955,1​ para por fin trasladarse a Madrid donde cursó los estudios de bachillerato.​

    En 1965 obtuvo la licenciatura en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid​ y, tras un año como profesora de Literatura Española en Lausana, Suiza, en 1966 se incorporó como profesora en el liberal Colegio Estudio de Madrid, heredero de la Institución Libre de Enseñanza.​

    A partir de 1972 comenzó su actividad docente en distintos institutos de enseñanza media, obteniendo en 1980 el doctorado en Filosofía y Letras y en 1982 la cátedra de Filosofía en el Instituto Isabel La Católica de Madrid, donde impartió clase hasta 1993.

    De 1987 a 1989 presidió la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid y dirigió la editorial Siddharth Mehta, creando en 1989 su propia editorial, Ediciones La Palma.​

    En 1993 recibió el I Premio de Investigación José Pérez Vidal y se trasladó a Canarias en comisión de servicio para dirigir y coordinar los proyectos El Papel de Canarias (1993) y Memoria de las islas (1994-2000) del Gobierno de Canarias. Ese mismo año, fundó en Santa Cruz de La Palma el museo etnográfico y centro de arte popular La Casa de Jorós.​

    De 2002 a 2006 dirigió la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores.5​6​ De donde fue destituida por desacuerdos con Antonio Gala, aunque la escritora ya había anunciado con anterioridad que quería abandonar el cargo.​

    Actualmente dirige Ediciones La Palma y Promoción Cero.

    Su obra ha sido reconocida con numerosos premios, como el Premio de poesía Ciudad de Melilla convirtiéndose en la primera vez que una mujer ganaba este premio;​ o el I Premio de Investigación José Pérez Vidal en el año 1993;​ incluida en varias antologías y traducida a distintos idiomas.​

    En el 50 aniversario de la Independencia de Guinea Ecuatorial fue invitada por los centros culturales de la Embajada de España en Malabo a integrar el Jurado del Certamen Nacional 12 de Octubre​ creado en los 80 por el desaparecido Centro Cultural Hispano-Guineano.

    Premios

       I Premio de Investigación José Pérez Vidal (1993)​
       Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla (1987)​
       Premio Internacional de Poesía Rosa de Damasco (1989)​
       XII Premio Nacional de Poesía José Hierro (2002)
       XIII Premio de Poesía Ciudad de Córdoba Ricardo Molina (2005)​
       Medalla de Oro de Canarias (2016)​
       Premio Canarias en Literatura (2022)

    (Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Elsa_L%C3%B3pez​ )


    *


    Algunos poemas de Elsa López:


    De El viento y las adelfas (1973):


    CUANDO EL VIENTO ESTREMECE LAS RAMAS D LAS ACACIAS...

    Cuando el viento estremece las ramas de las acacias
    y siento que ya es otro tiempo,
    y abro en las esquinas la puerta de la sombra
    y mi pecho se inunda de bruma,
    y recuerdo que hay entre encinas lúgubres
    los primeros restos de escarcha,

    yo vuelvo a La Palma.

    Cuando el humo de los tugurios me araña los ojos
    y de los labios se me deslizan comisuras blancas,
    y hay espuma en mis sienes,
    y el olor del asfalto se me pega como un sudario a la nuca,
    y recuerdo que agazapados en sus cubiles
    hay hombres que no conocen el mar,

    yo vuelvo a La Palma.

    Cuando se me extravía la mirada en los límites de las mesetas
    y observo que más allá hay tierra todavía,
    y las nubes se estrechan como arañazos
    a lo largo de un horizonte de tierra devastada,
    y recuerdo que si abro mi ventana
    no veré ahora el mar,

    yo vuelvo a La Palma.



    EL NIÑO ME MIRA, SUSPENSO

    El niño me mira, suspenso.
    Luego emprende una carrera torpona
    que le lleva hacia mí.
    Viene a esconder la cabeza en mi regazo.
    Con los brazos rodea mis rodillas
    y se aleja, riendo, sin tiempo para un beso.
    Y se escapa su olor de carnes apretadas,
    el suave golpeteo de su boca en mi vientre,
    la forma inconexa de llamarme "caliño".

    Y se va de mi risa,
    carrera peligrosa entre sillas y columpios,
    arrebatando vida de todos los rincones.

    El niño me mira, de nuevo, lejano.
    Yo he sido para él ese minuto tibio del abrazo.

    Y a mí me deja sola. El niño.



    EL PLANTO. LOS AMIGOS

    El Planto. Los amigos.
    Se han ido, casi todos, de la siesta y las piedras.
    Se han ido de las ventanas y las adelfas.

    ¡Qué poco de mí queda ya en la isla!

    Me duele este camino que baja hasta la playa,
    porque en él se han quedado pedazos de la infancia.

    Cuando bajo la cuesta
    ya no sé d ss rostros ni su voz.

    Sólo José, el de Engracia, me trae a la memoria
    ramalazos de entonces.
    Y cuando y le digo: "Adiós, José, ¿qué hay"
    (él no sabe que llevo una niña pequeña muerta dentro del alma),
    y l responde: "Aquí..."
    hay algo que me rompe.

    Corro por el camino con la garganta llena de piedras y cristales.
    José, ¿por qué se muere uno, de pronto, una mañana?
    ¿Por qué crecen los niños
    y se pierden los riscos, las islas, los estanques?

    José me mira, serio, bajo el árbol de cebo.
    Yo sigo hacia el barranco.
    Recordándolos todos, uno por uno:
    la abuela, Juan José, Maruca, la ermita, Lola Guardia, Pepón,
    la escuela, el mapa de la isla, descolorido y tierno, con manchitas
    de moscas emborronando el mar y las costas de América,
    los estanques, Paulina, Gregorio, Doña Pancha, Pepe Guerra y Narciso.

    Y llegó hasta las las.

    (La isla desde el muelle es de acuarela verde.)

    Y me arranco del pecho aquella niña triste
    y la arrojo en el agua.




    De Inevitable océano (1982):


    HOY QUIERO REGRESAR...

    Hoy quiero regresar.
    Tengo miedo al saber
    que la higuera se va volviendo grana,
    y al viejo nisperero le han crecido los gajos
    hasta alcanzar la casa.

    Hoy quiero regresar.
    Cuando febrero se acerca, ya sin frío,
    para recobrar aquel remolino de almendras
    y tuneras.
    Aquel olor salitre y miel de abeja
    que se despeñaba, cuesta abajo,
    por el camino de la ermita y los dragos.

    Hoy quiero regresar
    al muelle, las norays,
    y la sirena de los barcos.
    Regresar a ti,
    al otro lado de los sueños,
    por donde multiplicas la ternura y los muertos.



    VUELVE, PALOMA

    Vuelve, paloma.
    Vuelve.
    Tú sabes que te amo.
    Y no es fácil saber
    que esta náusea que brota
    es parte de u sangre.

    Por los cristales cuelgan
    barquitas de papel,
    corales y guirnaldas.
    ¡Mi niño, dulce rama!
    No llores.
    Cuando tu padre vuelva
    iremos todos juntos
    a navegar montañas.
    Vuelve.
    Que tengo dentro el grito,
    pegado entre los dientes.
    Que te amo.
    Que te he querido,
    como siempre,
    desde una sonrisa triste
    borrosa por la lluvia.
    Te he amado
    y después
    te amo todavía
    a pesar del barro.

    Te haremos una casa
    con flores amarillas
    y una cuna de palma.
    ¡No llores, tierna rama!
    Que el mar es de hojalata,
    y las personas grandes
    no saben lo que dicen.

    Vuelve.
    Que la cuna sin mimbres
    flota sola en el agua.
    Vuelve.
    Que arriba en el barranco
    han rehecho los brezos
    su tronco anochecido.
    Que uno se muere solo,
    sin miedo y sin cansancio,
    en un entierro amargo
    de polvo y de cemento.
    Retorno sin campanas
    y la venta vacía.

    Mariposas blancas sobre los tagasates
    las sábanas al viento.
    De topo en topo,
    galope blanquecino, la niebla va subiendo
    hasta encontrar abierta la puerta de la casa.

    Vuelve.
    Que quiero pintar de nuevo las ventanas,
    plantar madreselvas al borde del estanque
    y besarte los ojos en cada madrugada.
    Encontrarnos arrugas en la frente
    y una strella de mar recorriendo el cerebro.

    Los niños en la plaza
    desperdigan el sueño entre migas de pájaros.
    De nuevo llega el viento
    a romper las esquinas de nuestra vieja casa.

    Vuelve.
    Para no saber qué decirte.
    Para decirnos silencio.
    Sólo silencio.

    Hoy fueron todos juntos a recoger el trigo.
    Había una gallofa más arriba del monte.
    Y pasaron cantando por el camino nuevo.

    Las mujeres bordaban sentadas en la cuesta,
    y los niños volvían de mirar el barranco
    y seguir las serpientes que los llevan al agua.

    Los viejos se sentaron al pie de la cancela.
    Saludaron mi vientre, encendieron la pipa.
    ¿Y el hombre? Me dijeron.

    Seguro que faltaron tus brazos en la siega.
    Tu sudor.
    Y aquella algarabía de papas y calderos
    después de la gallofa.

    Seguro que faltaron tus risas al regreso
    sobre carros repletos de vino y de cansancio.
    Y el llegar a mis brazos,
    y tus brazos abiertos.

    Pero ¡vuelve!,
    que acaso nos esperan el drago y las hortensias
    para hacer una casa de mar y de domingo,
    con una enredadera al filo de la veta.
    Con la verja de trigo y las ventanas verdes.

    Y un clavel sin raíces clavado en la ventana.
    Y al borde de la noche,
    subirán los muchachos por el camino viejo
    a recoger las cabras y los fejes de monte.

    Se sentarán debajo de nuestro nisperero,
    y comerán el gofio sentados en la mesa.

    Con los troncos de tea
    me harán un tendedero con pañales de espuma.
    Quemarán los balangos
    y plantarán un drago en el primer cantero.

    Y en el primer domingo,
    después de la bajada,
    estrenaremos viento,
    amor,
    de madrugada.

    Y luego, alguna tarde,
    la mirada enhebrada al mar y la fajana,
    llegarás, alfarero de luz,
    a socavar mi entraña.
    Y pondrás en mi almohada
    aquel gran ramo verde aplastado en tus manos.

    ¡Vuelve!
    Que quiero vivir mucho.
    Quiero secarme junto a ti
    y el hijo,
    viendo morir la luz
    detrás de las palomas.



    TE HE QUERIDO, TÚ BIEN LO SABES

    Te he querido, tu bien lo sabes.
    Te he querido y te quiero
    a pesar de ese hilo de luto que me hilvana
    al filo de la tarde.
    Y tengo miedo.
    De la lluvia, del pájaro de nubes,
    del silencio que llevo conmigo a todas partes.
    Tengo miedo a la noche,
    a quedarme encerrada entre alambres del sueño,
    a la palabra olvido
    y a tus brazos en forma de barrotes dorados.
    Miedo a recorrer la casa y saberla vacía,
    o a quererte, de nuevo, mucho mejor que antes.
    No me abandones en esta larga ausencia.
    Recuerda lo que he sido para ti otros inviernos:
    el tiempo de querernos indefinidamente,
    el mar,
    los barcos que llegaban sin muertos a la orilla,
    el ruido de las olas al fondo de la casa.
    Y el viento,
    recuerda el viento, amor, doblando las esquinas.




    De Penumbra (1985):


    AL PRINCIPIO FUE SÓLO EL ASOMBRO

    Al principio fue sólo el asombro.
    Darse cuenta de que estaba muy lejos
    y ya no volvería al olor de los mangos,
    ni al vinillo de tea,
    nia a los higos y almendras
    camino de Las Tricias.

    Luego vino la pena.
    La sensación amraga de vivir la distancia,
    y verse naufragada en ríos de cemento.



    CUANDO EL CANSANCIO ES GRANDE...

    Cuando el cansancio es grande
    y tiene forma oblicua,
    se sienta en el rincón más tibio de la casa
    y reconstruye el mapa completo de la isla:

    El reborde de espuma
    rizado de gaviotas.
    Los volcanes al sur,
    al norte los barrancos.
    La palma de su mano
    abierta bajo el cielo
    en forma de caldera.
    Las nubes esmaltadas,
    el viento,
    los muros de la casa,
    y la abuela sentada
    en el sillón de mimbre
    viendo morir los barcos
    encima del estanque.

    En ese itinerario de océano amargos,
    el llanto se repliega de nuevo en lo más hondo
    a contemplar, sin ruido, el paso de las aves.



    CUANDO AL LLEGAR LA NOCHE...

    Cuando al llegar la noche
    la ciudad se apaga
    y los ruidos crecen
    deformando el asfalto,
    se sumerge debajo de las sábanas.
    Con los ojos cerrados
    examina, impasible, la quilla de los barcos,
    el reborde afilado del muelle,
    las montañas de espuma
    asomando sus picos por encima del agua.
    Entonces se pregunta
    qué será del recuerdo
    si alguno le devora los restos del naufragio
    cuando el hambre y las algas
    le midan los párpados
    y el cuchillo de arena se le clave a la espalda.

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    Elsa López (1943- Empty Re: Elsa López (1943-

    Mensaje por cecilia gargantini Jue 23 Mar 2023, 15:03

    Siempre me gustó Elsa López, desde que la oí nombrar allá en Madrid, en el encuentro del foro.
    Tengo siempre la sensación de que dice lo que siento y no he podido expresar.
    Me encanta que incorpores poemas suyos.
    Gracias Pedro!!!!!!!!!! Besosssssssssss
    Pedro Casas Serra
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    Elsa López (1943- Empty Re: Elsa López (1943-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 23 Mar 2023, 15:56

    .


    De Del amor imperfecto (1987):


    YA NUNCA VOLVEREMOS AL VIEJO PARAÍSO DONDE NACE LA LLUVIA...

    Ya nunca volveremos al viejo paraíso donde nace la lluvia,
    donde huelen a alfalfa cortinas y manteles.

    Ya nunca volveremos a medir la distancia
    que queda entre las ramas del drago florecido.
    Ni a remover la tierra,
    ni a regar los maizales,
    ni a pintar las ventanas,
    ni a recoger el agua en cubos transparentes.

    Ya nunca vendrá el frío
    a llenarnos el pozo de zarzamora verde.
    Ni volverá tu boca a dejar en la mía el sabor de la almendra.



    TERMINÓ LA AGONÍA Y EL TIEMPO DE LOS SUEÑOS...

    Terminó la agonía y el tiempo de los sueños.
    Ha vencido el hastío,
    la ciudad y sus tumbas de hormigón y de acero.
    Ya no nos queda nada.
    (Se ha muerto casi todo lo que amamos un día.)
    Si acaso una mirada,
    alguien que reconoce lo que fuimos a veces
    cabalgando veleros y sueños de papel.



    RECUERDO AQUELLOS DÍAS CUANDO TÚ ME BESABAS...

    Recuerdo aquellos días cuando tú me besabas
    tras las torres caídas del castillo y las olas.
    Y recuerdo las noches naufragando tu cuerpo
    en aquella penumbra universal del hambre.
    Yo entonces era otra.

    Pero no he renunciado ni al amor ni a la herida.



    SABÍA QUE VENDRÍAS

    Sabía que vendrías.
    Que tu barca de acero encallaría en el fondo
    entre las plataneras.
    Que subirías la cuesta hilada de mocanes
    por aquel caminito en forma de culebra.
    Que primero llegaría tu cabeza,
    luego el cuello,
    los hombros,
    tu espalda contra el risco y los dragos del lomo,
    el beso adormecido.
    Te quiero, me dirías.



    ME DICES...

    Me dices
    que las calles ya no son ni siquiera las mismas.
    Que han cambiado el olor de las plazas
    y tú te vas perdiendo por dentro de los muros.
    Los mismos donde el  beso nos daba escalofríos
    y tu carne se abría en rojos nubarrones.



    RECUERDA QUE LA LLUVIA CAYÓ PORQUE YO QUISE...

    Recuerda que la lluvia cayó porque yo quise
    y porque tú quisiste me miraste al espejo
    y me encontraste hermosa de verde y gabardina.
    Recuerda que lloraste cogido de mi mano
    y yo llené de besos tu infancia despoblada.
    Recuerda que la noche llegó porque yo quise.
    Y te miré a los ojos,
    y te besé las manos,
    y preparé tu ropa y el plato de naranjas.
    Recuerda que fue cierto.



    ME MIRAS

    Me miras.
    Haces que no me miras.
    Yo tiemblo.
    Tiemblo toda
    como si una paloma
    me midiera los brazos.
    Sonrío.
    Hago que me sonrío.
    Ganas de reír.
    De besarte.
    De alargarte los dedos
    y dejar que resbalen
    por todos tus caminos.
    Ganas de levantarme
    y sentarme en tus piernas,
    acurrucarme toda debajo de tus alas.
    Ganas de que me beses,
    de que acerques tus manos
    y me cojas el pelo,
    me empujes hacia ti,
    sobre ti,
    frente a ti,
    inmovilizada de nuevo por tu boca.



    DESEO SEGUIRTE COMO EN UN VIEJO PLANO

    Deseo seguirte como en un viejo plano.
    Deseo aplastarte.
    Hundirme en tus caderas,
    agotarme en tus muslos,
    sentir que me penetras
    y horadas mi cintura.
    Arrojarme sobre ti como si fueras tierra,
    como si fueras agua.



    MUJER DESIERTO

    Mujer desierto.
    Detrás de los espejos
    aún quedará de ti el recuerdo traslúcido,
    la sed, el hambre,
    y el amor perfilado de una noche sin hombre.

    Nadie sabrá jamás
    si fuiste aquella otra o eras ya la misma,
    ...............................-reseca y en barbecho-
    de la primera tarde,
    ...............................-de negro y en mantilla-
    cuando de ti ya eran los días sin manteles,
    cuando ya adivinabas la suerte de tus sábanas.

    Mujer en negro.
    Negro toro el de esa lidia
    que te dejó los pechos sin sol y sin arena.




    De La casa Cabrera (1989):


    LA CASA LLEVA EL NOMBRE...

    La casa lleva el nombre,
    el rasgo de una mano,
    de un rostro,
    de una historia.
    La casa es el poder,;
    es el lugar sagrado que los dioses habitan.
    Por eso, una mañana, a principios de otoño,
    eligieron sus dueños el lugar deseado,
    el sitio donde se levantaría,
    piedra a piedra,
    la casa.
    Construyeron el camino
    que conducía hasta ella.
    Alzaron la planta, los muros,
    la fachada,
    y decidieron adornarlas con copas y azoteas.
    Luego creció,
    se hizo espacio geométrico,
    habitable.
    Se hizo balcón,
    fachada sin estrías,
    ventanales de luna,
    oquedades,
    mariposas de hierro,
    esperanza sin límites.
    Y unos meses más tarde
    llegaron a su puerta los que la habían soñado.



    AQUÍ LA LUZ SE ABRE...

    Aquí la luz se abre,
    se extiende al interior,
    penetra por las bóvedas
    y alcanza,
    como una tromba dulce,
    los árboles del patio.
    Aquí la lluvia nace,
    aumenta y se desploma.
    Se inclina en las barandas,
    recorre las paredes,
    los arcos rebajados,
    las columnas de arista.
    Aquí crece la vida,
    florece el árbol mágico.
    Mariposas de cartón
    anidan en el arco,
    azul y transparente,
    del viejo lucernario.
    Revolotean el sueño
    de los hombres que habitan
    detrás de cada puerta.
    Se posan en sus libros
    de cuentas infinitas,
    y se mueren de cristal
    detrás de los montantes
    que dan al Paraíso.




    De La fajana oscura (1990):


    EL ÚLTIMO RECODO DEL SOL

    Allí habitaron los hijos del sol.
    Descendieron de las nubes en sus carros de fuego,
    pusieron nombre a la casa y las tierras
    y, poco a poco, olvidaron su origen
    y que alguna vez fueron los dueños del paraíso.
    Pero ninguna de ellos se atrevió a negar la raíz de su mirada,
    el mentón pronunciado,
    los hombros valerosos,
    la inocente transparencia de los hijos.
    Los demás odiaban su plenitud
    y para castigarla
    recorrieron a la soberbia de los dioses
    que les enviaron la enfermedad y la muerte.
    La espada de acero que esgrimía el enemigo destruyó sus cosechas
    y los caminos que los llevaban al mar.
    Los carros de combate arrancaron las cercas,
    los árboles, las paredes,
    y el lugar elegido fue, definitivamente, arrasado.
    Luego vino la calma, la lenta agonía de sus habitantes,
    el silencio de los pájaros,
    la muerte.
    Y allí,
    elevado sobre el mar,
    cubierto de niebla y de viento,
    defendido por la agresiva altura de los dragos
    cuya sabia poseía la esencia de la inmortalidad,
    allí, donde se cultivaban las manzanas de oro,
    allí, al final de la isla,
    en el último recodo del sol,
    quedó El Tablado.



    LA FAJANA OSCURA

    Los pájaros heridos que procedían del agua
    llegaron por los riscos,
    alcanzaron el fondo miel de la colina
    y murieron -sin mar-
    en el viejo barranco de la Fajana Oscura.



    EL PATIO

    Por eso a sus amigos les dice casi siempre
    -sin temor a equivocarse-
    que la imagen constante e invariable del mundo
    nunca fue la redonda.
    Que el universo tiene la curva exacta de su patio
    (los árboles son frases referidas:
    "más grandes", "menos verdes", "más altos"
    que esa larga palmera que cubre su ventana)
    que quiera o no lo quiera,
    el mundo tiene aspecto de almendra,
    de dátil, de guayaba...



    SÓLO ERA GRIS EL AIRE

    Después de despertarlo el ruido de la lluvia
    se quedó bajo las sábanas con los ojos cerrados.
    Le gustaba el sonido.
    Adivinaba el olor.
    Luego fue a la ventana.
    Frente a él todo era semejante a otros días:
    el paisaje, el color de los árboles, la forma de la tierra.
    Sólo era gris el aire.
    Y tuvo la extraña certidumbre
    de estar en el mismo lugar de hace mil años.
    SÓLO ERA GRIS EL AIRE


    GUERRERO SOLITARIO

    A Oscar Benítez

    ¿Por dónde cabalgas
    -viajero de la noche-
    caballero sin lanza y sin espada
    herido por la herida mortal de ser más hombre?
    He esperado tu sombra
    asomada al camino por donde nunca vuelves
    enredados mis brazos a las rejas doradas de la celda.
    (Yo soy de las que no preguntan por tu muerte)
    Solitario guerrero del muelle y la avenida,
    ¿qué oculta tu coraza de medieval herrumbre?,
    ¿qué la noche y el día de tu gesto sin rostro?
    Las calles te confunden,
    las nubes te confunden,
    te confunden las grises doncellas de la calle.
    Te brilla la mirada de celador furtivo
    y te guardas las manos para enterrar la noche
    en que no duerme solo.
    Del último torneo te sangran las heridas
    y el pañuelo de seda que dejé en tus almohadas
    se ha deshecho de hilos
    por la muerte tan dulce que le diste.
    ¡Ay la triste armadura!
    El día que amanezca
    irás por el sendero que conduzca a mis trenzas
    y subirás por ellas
    hasta encontrarme hermosa.




    De Cementerio de elefantes (1992):


    LA MADRE

    Estos días azules y este sol de la infancia.
    ANTONIO MACHADO

    Cuando murió la madre
    lo supo de una forma distinta,
    poco clara quizás.
    De herencia le dejó un álbum de serpientes,
    una cómoda antigua con cristal de bohemia,
    un cuadro con jardines y una calle de plomo.
    No lloró casi nada,
    -o mucho,
    poco importa eso ahora-
    Pero hoy,
    al recordarla detrás de los cristales
    de esa ciudad sin niños,
    le ha venido a la pena la imagen de su cuerpo,
    una ventana,
    la isla de colores,
    el muelle de granito con sus prismas dorados,
    la casa, los anones, el mar, las plataneras,
    oscuros paraísos cubiertos de sal fina
    y una muchacha absurda de mirtos al alféizar
    viendo morirse el agua
    por detrás de la línea que llaman horizonte.
    (La madre le contaba
    que le gustaba verse,
    agridulce y romántica,
    mirar aquellos barcos hacerse diminutos
    y quedar engullidos por azules praderas)



    TESTAMENTO

    Y para ella pido un último deseo:
    que asuma sin reparos el papel de ser sombra,
    de ser el signo oculto de ocultas mansedumbres,
    viriles armaduras,
    infinitos deseos,
    el llanto acogotado en dos hilos de perlas
    -auténticas, por cierto-
    y luego reventarse un jueves de noviembre
    esparciendo su sangre por la ropa planchada,
    el cubo y la fregona esmaltada de grises.
    Lo demás son mentiras, imágenes, relatos.



    LA CIUDAD

    I

    A Francisco Bustelo

    La ciudad es un inmenso crucigrama de asfalto
    donde los niños pobres tienen huelas de barro
    y el aire huele a humo salpicado de orines.
    La ciudad es una bocanada de petróleo,
    el silencio pegajoso de la nada
    donde los hombres tristes se construyen el ruido
    para espantar su miedo.
    Donde la madre, el olor a lejía asumido a sus huesos,
    se acomoda en el hueco rosado de la muerte
    (bocacalles hambrientas devoran la tristeza,
    todavía caliente el corazón del hijo)
    y en el sueño se inventa la tierra prometida.

    Yo pienso en las orillas.



    EL ARMARIO

    A Vicente Pérez Bravo

    Hay muchas clases de armarios.
    Armarios que se compran,
    armarios que se encuentran en las tiendas del barrio.
    Armarios olvidados en el rincón oscuro de la casa.
    Hay armarios de plata,
    de madera maciza,
    de madera.
    Los hay negros, lacados de colores,
    casi blancos.
    Hay armarios como cajones,
    como vitrinas,
    como de luna llena con claridad de estanque.
    Infinidad de armarios.
    Pero una noche -finales de invierno-
    me llegó por sus dedos el calor de la infancia
    y el sonido del mar en la alacena.
    Yo alcancé, muy despacio, el recinto sagrado.
    Crucé ceremoniosa por los claros manteles,
    porcelanas, luciérnagas...
    Y él me cogió las manos,
    me llevó hasta un armario con sabor a manzanas.
    "Aquí guardo..." -me dijo-
    No hizo falta explicarlo.
    Volaron mariposas,
    rompieron en pedazos las estrellas
    y yo supe que allí estaba escondida el alma de la casa,
    el olor de la abuela recién planchado,
    la falda de la madre rozando las paredes,
    sus zapatillas blancas,
    y el beso que le daba las noches de tormenta.



    EL QUE SE ARROJA AL AGUA...

    El que se arroja al agua
    con su cuerpo magnífico
    y luego deja gotear el mar por sus caderas y las mías
    como una prueba incontestable de perfección y afecto.
    Aquel que me sonríe
    desde la hilera mágica de su terrible boca,
    inocente guerrero,
    putrefacto montón de espléndida hermosura,
    el único que sabe cómo he perdido la batalla
    y por eso me observa, todavía,
    con una cierta sombra de dulzura.
    El que arrastra mi cuerpo
    por el campo de batalla
    despedazado el tronco y la plateada cabellera,
    y aún tiene conmigo la deliciosa costumbre
    de besarme los pies,
    ese es el que amo.



    CUANDO VOY POR LAS CALLES, SOLITARIA Y AUSENTE...

    Cuando voy por las calles, solitaria y ausente,
    voy pensando en tu cuerpo.
    Te llevo entrelazado por todas las cinturas
    que acometo desiertas.
    Tú estás en las aceras,
    en las piedras del suelo,
    en esos soportales que aúllan tus abrazos,
    en la melancolía de mujeres sin rumbo
    que perdieron el grito y la memoria nuestra.
    Y yo sé que eres mío por encima de ritos
    y vagas ceremonias.
    Lo sé porque te amo y tú me lo has oído.
    Y yo sé que te amo
    porque mis brazos duelen al recordar los tuyos
    y el espacio que ocupo se vuelve oscuro y frío
    cuando escondes tus ojos por detrás de los míos,
    y una vez que me has visto crecer y duplicarme
    me hieres y abandonas delante de las otras.

    Y yo sé que te amo por ser capaz de hacerlo:
    de alejarte, de huirte,
    dejarte ensombrecido,
    ausente de tu tronco y mis enredaderas.


    Última edición por Pedro Casas Serra el Vie 24 Mar 2023, 05:41, editado 1 vez

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    Elsa López (1943- Empty Re: Elsa López (1943-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 23 Mar 2023, 15:57

    Celebro haber acertado con una poeta de tu predilección, Cecilia, gracias a ti por tu interés.

    Un abrazo.
    Pedro

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    Elsa López (1943- Empty Re: Elsa López (1943-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 24 Mar 2023, 05:30

    .


    De Al final del agua (1993):


    NO ESTOY TRISTE, NO LO CREAS

    No estoy triste, no lo creas.
    Estoy algo cansada, eso es posible.
    Algo pálida quizás,
    algo enlutada,
    algo reseca acaso.
    Estoy hecha de vidrio,
    de escarcha y de metal todos los huesos
    y sólo hay una cosa que me entibia la nuca:
    el aliento mortal que me regalas
    cuando te acercas vivo hasta mi lecho.



    NO TE ASUSTE MI AMOR

    No te asuste mi amor.
    Es húmedo y perplejo,
    mágico, adolescente,
    ingenuo,
    iconoclasta.
    Te cerca por rellanos y escaleras,
    te despedaza a dentelladas frías
    y luego le conmueven las heridas que te abre.



    CUANDO AL CAER LA TARDE RECONOZCA TUS HUELLAS...

    Cuando al caer la tarde reconozca tus huellas
    en un rastro lejano de añiles putrefactos,
    sabré que me has amado
    y te has muerto en mis brazos
    al final de la ruta de las aves del mundo.
    Allí, al final del agua,
    donde se pierde el aire y mi pecho sin nubes,
    allí donde termina tu amor y mi horizonte.



    TAN SENCILLO ESTE AMOR...

    Tan sencillo este amor,
    tan luminoso,
    y tú no aciertas nunca
    a saber de verdad lo que me pasa.
    Lo que me pasa, amor,
    es que te quiero,
    es que el aire se agrupa de corceles,
    golondrinas de mar,
    garzas azules.
    Lo que te ocurre, amor,
    es que eres tonto,
    que mi amor se ha quedado
    flotando entre los brezos
    y tú no aciertas nunca
    a saber de verdad lo que me pasa.
    Tú que lo sabes todo,
    que todo lo adivinas y comprendes.
    ¡Qué tonto eres, amor!
    ¡Qué tonto eres!



    CUANDO TÚ ME ACARICIAS...

    Cuando tú me acaricias
    revientan los maizales,
    estalla la madera,
    y va y se derrama la sal por los manteles.
    Cuando tú me acaricias
    el mar se hace pedazos,
    las paredes se agrietan
    y a mí me entra la risa de cada primavera.
    Cuando tú me acaricias
    me sale a borbotones la tristeza
    que alargo al infinito
    de tu-no-sé-si-estás-o-si-te-has-muerto.



    TÚ TIENES LA COSTUMBRE DE LOS RÍOS

    Tú tienes la costumbre de los ríos:
    pasar por las riberas sin mojarte,
    formar algún remanso en el camino
    y luego hacerte bulla, catarata,
    arrasar con las plantas de la orilla
    y arrojarte de golpe en los océanos.

    Tú tienes la costumbre de los peces:
    deslizarte muy suave entre mis muslos
    y quedarte parásito en mi origen
    cubriéndome de escamas la cintura
    para luego afiliarte a la albacora
    y tomar otro rumbo sobre el agua.

    Tú tienes la costumbre de las aves:
    volar por los aleros de mi casa,
    desmigajar el pan que me alimenta
    y hacer nidos de caña en mi regazo
    para luego alejarte en desbandada
    dejándome la miel entre los dientes.



    ACÉRCATE A MI CASA Y ENTRA DESPACIO EN ELLA...

    Acércate a mi casa y entra despacio en ella.
    Por ti la he construido.
    Por ti inventé vidrieras.
    Por ti puse manteles bordados en la mesa
    y adorné con geranios las macetas del patio.
    Por ti lavé mortajas,
    di cera en los salones,
    perfumé los armarios
    y compré mariposas para endulzarme el sueño.



    TE MORIRÁS PRIMERO...

    Te morirás primero,
    ya lo sé.
    No creas que me importa.
    Me vestiré de gala,
    con los tacones altos miraré las estrellas
    y andaré por las plazas como si fuera fiesta.
    Ya verás,
    cuando te mueras
    irán nuestros amigos al entierro.
    Habrá ramos, ofrendas,
    un latido de pájaro golpeará las ventanas
    y el altar se hará añicos durante el ofertorio.
    Yo me pondré las gafas de no querer mirarte,
    las de mirar el mar y verlo a mi manera.
    Escucharé tus versos,
    aquellos que escribiste antes de yo leerlos,
    seguiré las estatuas
    y me vendrá tu llanto y el amor que te tuve.
    ¿Te imaginas, amor?
    Tú allí, muerto, tan solemne y tan quieto,
    y yo un bullir de rosas en los bancos del fondo.
    Yo, de rojo vestida,
    trenzas negras de pelo
    y las manos muy blancas acariciando espejos
    por donde te has mirado.
    Sin una sola lágrima.
    Oculta por la pena que siempre fuera mía.
    Pensando en tus caricias
    y el júbilo perfecto de una siesta de sol
    que nunca llegaría.
    ¿Te imaginas, amor?
    Tus nietos, tus parientes,
    y en el último asiento una hermosa muchacha
    iluminado el arco de sus blancas axilas
    por la luz de tus ojos.
    Vendrán los oradores y hablarán de tu ingenio,
    de tus muecas feroces,
    de las horas amables en que ocupabas sitios,
    lugares acordados.
    Hablarán de tus gestos,
    de tu bufanda oscura,
    del inconstante deleite de tu boca,
    del mar que te ocupaba los momentos felices.
    Llorarán los acólitos,
    las vírgenes de plomo,
    los ángeles de cera...

    Y nunca sabrá nadie que me he muerto contigo.



    YO SOY LA QUE COMPARTE CONTIGO EL ABANDONO...

    Yo soy la que comparte contigo el abandono,
    la que entretiene sus juegos con los tuyos
    y deja a cielo abierto el campo de batalla.
    Yo soy la favorita.
    La más agasajada.
    La que mejor comprende tu soledad de alberca,
    la que sabe reposarte de cetros y coronas,
    la que teje sin descanso esa capa de lino
    que volverá a cubrirte los días de tormenta.
    La que mejor conoce tus noches de penumbra.
    La que presiente, sin hablar, tu aventura más cierta,
    la que te ríe los lances
    y prepara la cena con manjares divinos
    que calmarán tu pena y el dolor de las otras.
    Aquella que aletea muy cerca de tus sienes
    y al oído te reclama su vuelo más alto.
    De todas soy la más amada, la más hermosa,
    la más triste de todas.



    ¡QUÉ LITURGIA DE BESOS!

    ¡Qué liturgia de besos!
    ¡Qué borrasca!
    ¡Qué quejumbre al hacerte sólo mío!
    ¡Qué estallido de sol entre tus piernas!
    ¡Qué tromba de color por detrás de tu espalda!
    ¡Qué delirio al final del combate
    cuando dices mi nombre entre risas y almohadas!
    ¡Qué ascensión y luego qué derrumbamiento de la carne!
    ¡Qué rotundo mi amor en tu agonía!
    ¡Y qué muerte tan dulce la tuya entre mis brazos!



    TE DESPIERTO Y TE DIGO...

    Te despierto y te digo
    que algo me pasa dentro
    y tengo mucho miedo a morirme yo sola.
    Tú me acunas los pies,
    me besas en los párpados,
    te inventas una historia para dormir cadáveres
    y me dices que vuelva a renacer contigo.
    Un día y otro día yo subo las persianas,
    cambio libros de sitio,
    doy brillo a los relojes,
    perfumo los estantes,
    escribo en las paredes tu nombre y sus ausencias,
    me pongo los zapatos y camino a buscarte.




    De Tránsito (1995):


    EL CIELO NO ES AZUL Y YO ALARGO LOS DEDOS...

    El cielo no es azul y yo alargo los dedos,
    rompo el doble cristal que me aprisiona
    y vuelo hacia tu pozo
    hacia el lugar umbrío donde me desconocen.
    (La ventana es muy alta, el río está muy lejos,
    y hay un montón de lirios flotando en las orillas).
    Luego alcanzo tu nombre y te llamo.
    Te llamo por tu nombre y la costumbre de tu nombre.
    Me despojo del manto
    y me entrego desnuda al festín de los perros.



    NO LLORES, AMOR MÍO...

    No llores, amor mío,
    no se nublen tus ojos,
    que voy a andar ligera a tus pies enredada
    y no podrás seguirme cuando llegue a tu pecho.
    Aguárdame en la sombra al final de los árboles.
    Extenderé las alas y volaré hacia ti.
    Penetraré lo oscuro,
    reclamaré del bosque la humedad de tu tronco
    y ya no habrá enemigos pendientes de tu espalda.
    Tienes que estar atento,
    que cuando emprenda el vuelo tendremos el instante,
    el fulgor de las alas,
    y luego vendrá el vértigo del amor más brutal.
    Vendrá un crujir de plumas,
    la sangre, como almíbar,
    y el grito, ya inhumano,
    de la muerte más dulce
    que hayas imaginado.
    Voy a morir, amor,
    llevada por tu voz hasta el lugar exacto
    donde termina el vuelo.
    Cuando emprendí este viaje,
    yo estaba preparada por el gran elmuadín
    para alcanzar el trono
    y contemplar un día el viejo paraíso
    destinado a mis ojos.
    Pero te he visto.
    He visto las montañas,
    los perfiles de Grecia,
    el sol que nos oculta
    -redondo, anaranjado-
    las costas de Turquía.
    Mis alas clarearon por las dunas celestes
    y he sabido de ti
    y de la miel amarga que liban tus abejas.



    ¡AY, PALOMA, MI PECHO1

    ¡Ay, paloma, mi pecho!
    No enseñes el dolor que te hace leve.
    No pronuncies el nombre que te delataría.
    Sobrevuela el espacio que ocupo por tu boca,
    lánzate valerosa sobre mis ojos tristes
    y devora la lágrima que convive conmigo.
    Que el rey y señor mío
    no sepa que en mis brazos han florecido albahacas.

    Él es cruel y no entiende que nuestro amor es alto.



    NO VAYAS POR EL AIRE...

    No vayas por el aire,
    que él es halcón furtivo
    y ha afilado sus garras para hincarlas a muerte
    sobre tu piel reseca.
    Que piensa devorarte
    y arrastrar tus cabellos por las tierras de Ammán.
    Ha propuesto a la corte
    que se dicten las leyes necesarias y urgentes
    para dejarme sola al llegar el invierno
    y tu voz y tu cuerpo se hagan inalcanzables.
    Construye empalizadas,
    levanta torreones,
    abre vados y zanjas para que todo el reino
    quede aislado del mundo
    y no puedas hacerte de mi nido tu lecho.



    CORRE, AMOR, POR EL AIRE...

    Corre, amor, por el aire,
    no detengas tu vuelo.
    La reina tiene miedo, amor,
    la reina está asustada,
    que ayer sostuvo el arco y las flechas reales
    cuando vio a los guerreros dispuestos a la caza.
    El vuelo de mis alas se extendió sobre ellos
    y el rey dijo: "Matadla".
    Pero la reina dijo:
    "Está llena de gracia,
    tiene el vuelo ligero y las alas le brillan
    al descender la noche.
    Y cuando vuelve a casa huele a arrayán su pelo
    y tiene los pies fríos de haber volado tanto.
    No la matéis, señor,
    es Shamra, la pequeña,
    la hija más amada,
    la que habéis prometido como reina a Damasco.
    Dejádmela que viva.
    Le cortaré las alas y aunque se vuelva triste
    los caminos de Bosra no volverán a verla."
    Eso fue lo que dijo.




    De Mar de amores (2002):


    PASTOREO

    Ay pastor,
    rebaño es este cuerpo
    que apacienta y habita los prados de tu casa..
    Vigílame, pastor.
    Acéchame los labios y el pasto donde como.
    Vigila los cercados,
    que hay un lobo rondando por el invierno mío.
    que las nieves son altas y se ha posado el hielo
    en este pobre pecho que a veces fuera tuyo.



    AIRES DE LIMA

    A Manuel González Ortega

    Yo vi romperse el agua camino de Beirut
    cogida de tu mano sobre El Roque y las algas
    que tienen por costumbre el fondo de tus ojos.

    Yo vi cómo giraban las aves de la tierra
    cerca de tu cabeza.
    Y vi como la lluvia se hacía gris en el aire
    sobre la casa grande rojo-indio del valle.

    Yo vi las jacarandas naciendo del asfalto.
    Y los papayos verdes.
    Y aquel árbol florido de naranjas redondas
    colgando de tus dedos.

    Yo vi cómo la noche se prolongaba oscura
    por tus hombros caídos y por tu boca espesa.
    Y vi cómo la muerte me alcanzaba despacio
    hasta dejarme a solas.



    MASCARONES DE PROA

    A Regino García-Badell

    Me hundo y luego vuelvo a renacer de nuevo.
    No pueden las tormentas con mi rostro y su pena.
    Derivo mar adentro.
    Me tragan los abismos
    y resurjo de nuevo sobre el mar y las olas.
    Yo soy insumergible.
    Como esos mascarones de los barcos antiguos
    que navegan soberbios del tajamar en lo más alto.



    ALADAS

    Yo no soy esa muchacha
    de pelo ensortijado y cintas en el pelo
    que baila para ti en los antiguos salones del Coimbra.
    Yo no soy esa otra que se desliza suavemente
    por las gastadas alfombras del viejo comedor
    -los brazos en alto como nubes o pájaros-
    tarareando canciones que te dejan partido el corazón.
    No te engañes, mi amor,
    no confundas mi voz y mis canciones
    con el tono ligero de las suyas.
    Resucítame y créceme, amado, no te escondas.
    Emerge de la lluvia, del mar, de las cenizas.
    Resurge en llamaradas.
    Que el brillo de tu rostro no lo empañe la noche
    ni el llanto de mis ojos.
    Acaricia mis hombros
    con la suave ternura de otros tiempos
    -la misma que utilizas con ella-
    y di que aún soy hermosa
    y que mi pelo brilla como si fueran alas.

    No me hagas la muerte más difícil.




    De Quince poemas de amor adolescente (2003):


    TE QUIERO POR SER CUERDA Y TENER CINCO DEDOS...

    A Mario Alcaraz


    Te quiero por ser cuerda y tener cinco dedos
    y una guitarra abierta a la voz imposible.
    Por guardarme secretos.
    Por compartir conmigo
    aquellos veinte años de lluvia y paraísos
    cuando escuchar a Brouwer
    era un acto de voluntad heroica.
    Ya entonces me invadía esta misma certeza
    de acompañarte siempre en la esquina del frío
    esperando la hora de que abrieran las puertas
    y ascender a lo alto
    donde nos alimentaran por igual los acordes.
    Te quiero, sobre todo te quiero, porque me has enseñado
    a pronunciar el nombre de Ludwig Van Beethoven,
    a corregir acentos y a escribir sin dudarlo
    el nombre interminable de Johann Kaspart Mertz.



    TE QUIERO PORQUE UN DÍA ME LLEVASTE HASTA EL RÍO...

    A Alexis Amador

    Te quiero porque un día me llevaste hasta el río
    y al vuelo de las aves que anidan en el agua.
    Y me tocaste el hombro para darme el aliento
    que pierdo en ocasiones.
    Porque me miras grave
    y me guiñas los ojos para poder seguirte.
    Y me alientas,
    y me acoges,
    y me retienes por el aire cuando vuelo sin rumbo
    o he perdido el oriente.



    TE QUIERO PORQUE APRENDO CONTIGO A SER DISTINTA...

    A Rocío Cano

    Te quiero porque aprendo contigo a ser distinta.
    A sonreír de pronto
    cuando me miras detrás de los paisajes
    que inventas para mí cada mañana.
    Porque recortas telas, cartones, ventanales,
    tejados y azoteas.
    Porque pintas cobaltos y rojos bermellones
    o simplemente hieres de azules y azafranes
    las puertas de mi casa.
    Porque eres suave y hueles como las caracolas
    y, en ciertas ocasiones, me robas los perfumes
    que ya nunca me pongo.



    TE QUIERO PORQUE FUMAS Y BEBES Y BLASFEMAS...

    A Paul M. Viejo

    Te quiero porque fumas y bebes y blasfemas
    y escribes sin cesar por las paredes
    o en la estación del tren
    o en los bordes urgentes de una alcoba vacía.
    Porque le has puesto verbos al dolor que te invade
    y aunque lo llames Marta
    soy yo quien te acompaña
    por esa travesía pesarosa de un nombre.
    Y te quiero por todo o casi ya por todo
    lo que me das o quitas o me pones.
    Y sabes, tú lo sabes, y yo también lo sé,
    que formas laberintos para que me distraiga
    y me quede dormida cuando llega la tarde.


    ELSA LÓPEZ, A mar abierto (Poesía 1973-2003), Hiperión, 2006

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    Elsa López (1943- Empty Re: Elsa López (1943-

    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez Dom 23 Abr 2023, 01:31

    Sabes, Pedro... ¡he olvidado tantas cosas que cuando me doy cuenta de ello - siempre "a posteriori"- me entran ganas de llorar.
    Tengo una carta de Elsa López, del 30 de Abril de 1998. Se dirigió a mí por indicación de Antonio Gala. Y me envió un poema de su libro TRÁNSITO. Luego el proyecto que pensaba no cuajó. Pero tengo la carta y el poema - un poco más amarillos-  (también un poema de Jorge Riechmann para el mismo proyectó  que nunca llegó a la meta). Un extraño pudor por no haber conseguido lo que pretendía me impidió dirigirme a ellos.

    En fin...

    ¿Quieres que ponga el poema de Elsa? He repasado uno a uno todos los poemas y el que me envió no está. Su pequeña carta está escrita a mano, y el poema pasado a máquina - ¡qué tiempos!-.  Si me das permiso lo pasaría con mucho gusto - imagino que a ella no le importará_.

    Un abrazo.


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    Elsa López (1943- Empty Re: Elsa López (1943-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 23 Abr 2023, 14:19

    Naturalmente que me gustaría, Pascual. Creo que sería una aportación de gran valor. Gracias.

    Un abrazo.
    Pedro


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    Elsa López (1943- Empty Re: Elsa López (1943-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 20 Mar 2024, 10:47

    .


    Algunos poemas más de Elsa López:


    De El viento y las adelfas:


    ME LLEVARON UN DÍA DEL MAR Y DE LA ISLA...

    Me llevaron un día del mar y de la isla.
    Me arrancaron la escuela, el uniforme claro y la cinta de seda,
    los calcetines cortos y las desolladuras de juegos y escondites,
    la lata del aceite para cazar lagartos, los nísperos calientes,
    y los amigos viejos que me contaban cuentos
    al borde del camino.
    Me tiraron al patio las pantuflas de esparto.
    El caballo de caña se murió en una esquina
    sin gritos ni emboscadas detrás de un rostro pálido.

    Delante de mis ojos se borraba la casa,
    la abuela,
    y el camino.

    La Palma era redonda, salpicada de espuma.

    Y yo tenía sueño
    y me quedé dormida.




    De Del amor imperfecto:


    ES LA HORA DEL CALOR Y LA SOMBRA...

    Es la hora del calor y la sombra.
    Cuando el trigo es agosto
    y Castilla una franja de dorada miseria.

    -Ella plancha.
    Cose.
    Recorta los pañales.
    Y la siesta se pierde en las tijeras grises
    y en el mantel de hule-.

    Es la hora del sueño,
    de reírse,
    de no saber uno imaginar por dentro,
    de quedarse mirando las manos encalladas
    y la niñez perdida detrás de los cuchillos.



    TU AMOR CRECÍA...

    Tu amor crecía.
    Trepaba.
    Se hacía viña.
    Yo quería decirte que era hermoso el verano,
    que la ta5rde era hermosa entre nuibes y grajas.
    Que cuando recordabas el estanque  la casa,
    yo leía entre tus líneas
    esa gran aventura del paisaje perdido.



    CUANDO TU LENGUA ESCARBA MI CUERPO LACERADO...

    Cuando tu cuerpo escarba mi cuerpo lacerado
    que fue tan sólo tuyo durante un tiempo espeso,
    inmortal y perfecto.

    Entonces tú terminas
    y yo comienzo a amarte.

    Cuando he rugido
    cóncava
    debajo de tus piernas,
    y has dejado un reguero de sal y hierbabuena
    sobre mi piel reseca.

    Entonces tú terminas
    y yo comienzo a amarte.

    Cuando la luz se apaga,
    y tu cuerpo se queda
    tendido y olvidado entre blandas semillas.

    Entonces tú terminas
    y yo comienzo a amarte.




    De Cementerio de elefantes:


    TE VOY A HACER, AMOR, UN ZUMO DE NARANJAS...

    Te voy a hacer, amor, un zumo de naranjas,
    agua de cañasanta,
    o quizás una copa de toronjil caliente.
    Te voy a preparar el viejo rito
    bajo las colchas que todavía huelen a colonia lavanda
    y a carnes afeitadas.
    Te voy a dar un beso, amor,
    en la frente, quizás,
    o quizás sólo rozarte el pecho,
    -madreselva inexplorada todavía-
    o a lo mejor sólo te miro
    con la taza de loza desconchada
    cogida entre las manos en actitud de oferta.




    De Al final del agua:


    DE REPENTE SE PARARON LOS COCHES...

    De repente se pararon los coches.
    La calle se hizo mansa
    y  tú te fuiste suavemente, sin prisas.
    No volví la cabeza.
    Mis pies caminaron por sí solos
    encadenados a la plácida quietud
    de la ciudad inventada por tus manos.
    Me gustaba sentirte solo mío
    en esta lejanía de semáforos verdes.
    Podemos seguir eternamente vivos el uno para el otro
    sin esperarnos nada,
    sin el menor resquicio de futuro.
    (Sencillamente hermosa
    esa historia de amor imprevisible)



    SHANKARA ERA EL CAMINO POR EL AGUA QUE PERDÍAS...

    Shankara era el camino por el agua que perdías.
    El hombre sin espacios
    por el que te enredabas a mi pelo mojado.
    Shankara era encinas,
    las fosas de tu cuerpo,
    mis besos sin medida mordiéndote la sangre.
    Shankara era un palacio de elefantes azules,
    tus manos sobre el fuego taladrando mis ingles,
    mandarinas de oro cayendo en el asfalto
    y tu sueño rendido a la luz de febrero,
    mucho antes, quizás, de llegar a Shankara.



    YO CAMINO CONTIGO EN DIRECCIÓN AL MAR...

    Yo camino contigo en dirección al mar.
    Te llevo a las colinas y al olor de los barcos.
    En los turbios postigos se ocultan las miradas
    de aquellos que nos cercan para romper tus juegos
    de almidón y de besos.
    No tiembles, tierna rama,
    que en ese charco inmenso que voy a regalarte
    hay anclado un velero con velamen de hojaldre
    y timonel de azúcar
    en que voy a llevarte a conocer la ruta
    de los grandes delfines.


    ELSA LÓPEZ, En voz alta. Las poetas de las generaciones de los 50 y los 70, edición de Sharon Keefe Ugalde, Hiperión 2007.

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    Elsa López (1943- Empty Re: Elsa López (1943-

    Mensaje por cecilia gargantini Miér 20 Mar 2024, 14:49

    Gracias Pedro!!!!!!!!! Me gusta muchísimo Elsa López.
    Muy bueno el aporte que hace también Pascual.
    Besossssss para ambos
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    Elsa López (1943- Empty Re: Elsa López (1943-

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 20 Mar 2024, 16:16

    Muchas gracias, Cecilia, por tu interés.

    Un abrazo.
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