Inquiérole a mi Dios ¡Qué más de mí pretende!
Si al jalonar mi vida de ensueño en alboradas,
y tras las noches lúgubres, de lunas eclipsadas...
¿No sea el amor...un sol, que el corazón enciende?
Cual rosa del desierto y del vergel allende,
cristalizada el alma, en cuarzos de afiladas
puntas... ¡Niégasme Dios! las luces esmeraldas
que en mi razón, obtusa...¿El amor sea su duende?
Sangrante es la ilusión del verso enamorado
herido por las sombras, del espacio y del tiempo,
por más que una sonrisa resbale por mis labios...
Amo esta eternidad del verso sublimado
donde la luz es luz, la sombra pasatiempo,
y el espacio, y el tiempo, trascienden astrolabios.
Última edición por W. Faila el Mar 17 Ago 2010, 01:52, editado 3 veces (Razón : recomendado)
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