El himno de mi cuerpo

Sin entrar en lamentos, he vuelto a mi mecano
para reconstruir el mundo a mi medida.

Los dioses levantan la cabeza y me advierten de que mi orgullo
puede incrementar los fuegos internos hasta la consunción.
Pero al haberme hermanado con Prometeo,
el pecho crece y mis aguas se manifiestan.

No soy un escéptico.
Tampoco un ser que ha rendido su color animal
a los gritos de amenaza de los procuradores.
Ahora nadie puede impedir a mi piel saludos de victoria,
aunque he de reconocer que es un juego incompleto
y nunca llegaremos a las anforas con la esencia precisa.

Los orígenes permanecen escondidos en la redoma de los ritos.
Tan sólo una cruz y una herida de costado,
brindan el contrafuerte de la permanencia.

Mi conciencia insiste en detener el redoble
y he de silenciarla en el armario de meditaciones.

Sobre las últimas gotas de lluvia,
insisto en conocer mi cosmos
e interpretar el himno de mi cuerpo
donde brilla otro universo y acuden otras doctrinas.
Con mi sensación de hombre múltiple mantengo la unidad.
No es blasfemia decir que me siento árbol,
que me siento tierra de esplendores
y que mi surco sólo aceptará las semillas que hayan sido pautadas
en la lejanía de nuestra esfera.
Es condición que espero mantener entre el silencio de las campanas.

Apreciado Ignacio

Qué gusto da sorber tu belleza transcental, amigo
Tu cuerpo, altar de tu alma;
tu misión, instrumento del destino;
tu gana, la certeza del evolucionar.
Me fascina este acto de limpieza interior
dejando el cuerpo puro como el cosmo,
cual su pedacito más necesario.

Mi afecto poeta

Inês Marucci escribió:Apreciado Ignacio

Qué gusto da sorber tu belleza transcental, amigo
Tu cuerpo, altar de tu alma;
tu misión, instrumento del destino;
tu gana, la certeza del evolucionar.
Me fascina este acto de limpieza interior
dejando el cuerpo puro como el cosmo,
cual su pedacito más necesario.

Mi afecto poeta

Gracias Ines por tu interpretación del poema.Me emociona que así lo veas.
Un fuerte abrazo
Ignacio

"No es blasfemia decir que me siento árbol,
que me siento tierra de esplendores
y que mi surco sólo aceptará las semillas que hayan sido pautadas
en la lejanía de nuestra esfera.
Es condición que espero mantener entre el silencio de las campanas."

Bellísimo poema, Ignacio,
es místico, luminoso...
Creo que, cuando
el alma trasciende el cuerpo
uno puede ser árbol, tierra,
estrella... un diós...
Un beso, amigo
Maria Lua

Me atrae esa libertad con que te descubres...
Maravilloso poema Maestro.
Mil cariñosssssssss del almaaaaaaaa.

LILI

Ignacio Bellido escribió:Sin entrar en lamentos, he vuelto a mi mecano
para reconstruir el mundo a mi medida.

Los dioses levantan la cabeza y me advierten de que mi orgullo
puede incrementar los fuegos internos hasta la consunción.
Pero al haberme hermanado con Prometeo,
el pecho crece y mis aguas se manifiestan.

No soy un escéptico.
Tampoco un ser que ha rendido su color animal
a los gritos de amenaza de los procuradores.
Ahora nadie puede impedir a mi piel saludos de victoria,
aunque he de reconocer que es un juego incompleto
y nunca llegaremos a las anforas con la esencia precisa.

Los orígenes permanecen escondidos en la redoma de los ritos.
Tan sólo una cruz y una herida de costado,
brindan el contrafuerte de la permanencia.

Mi conciencia insiste en detener el redoble
y he de silenciarla en el armario de meditaciones.

Sobre las últimas gotas de lluvia,
insisto en conocer mi cosmos
e interpretar el himno de mi cuerpo
donde brilla otro universo y acuden otras doctrinas.
Con mi sensación de hombre múltiple mantengo la unidad.
No es blasfemia decir que me siento árbol,
que me siento tierra de esplendores
y que mi surco sólo aceptará las semillas que hayan sido pautadas
en la lejanía de nuestra esfera.
Es condición que espero mantener entre el silencio de las campanas.

EXCEPCIONAL, querido Maestro, pura poesía...
Mi abrazo y, mis respetos.
María.

..."Sobre las últimas gotas de lluvia,
insisto en conocer mi cosmos
e interpretar el himno de mi cuerpo
donde brilla otro universo y acuden otras doctrinas.
Con mi sensación de hombre múltiple mantengo la unidad.
No es blasfemia decir que me siento árbol,
que me siento tierra de esplendores
y que mi surco sólo aceptará las semillas que hayan sido pautadas
en la lejanía de nuestra esfera.
Es condición que espero mantener entre el silencio de las campanas."


Me encanta tu poema, hombre plural. Es un canto glorioso entre el silencio de las campanas"....

Besos
Helena

Pues sin egocentrismos desde luego, hay que amarse a si mismo, condicion basica, diria yo, para poder amar a la mujer que nos fue destinada por el universo. Enhorabuena. (hay muchas cosas mas en ese poema).

Abrazos - Ibrn

Maria Lua escribió:"No es blasfemia decir que me siento árbol,
que me siento tierra de esplendores
y que mi surco sólo aceptará las semillas que hayan sido pautadas
en la lejanía de nuestra esfera.
Es condición que espero mantener entre el silencio de las campanas."

Bellísimo poema, Ignacio,
es místico, luminoso...
Creo que, cuando
el alma trasciende el cuerpo
uno puede ser árbol, tierra,
estrella... un diós...
Un beso, amigo
Maria Lua

Maria Lua me alegro que así lo veas y me emociona.Lo recité esta tarde en la "Semana de poesía de Barcelona" y sentí este comentario llegarme.
Gracias querida amiga.
Ignacio

Liliana Aiello escribió:Me atrae esa libertad con que te descubres...
Maravilloso poema Maestro.
Mil cariñosssssssss del almaaaaaaaa.

LILI

Lili gracias siempre por los ánimos que me das.
Un gran abrazo
Ignacio

Ignacio: Todo un hinmo su poema. Me gusta.
Sol-Sole

No es blasfemia decir que me siento árbol,
que me siento tierra de esplendores
y que mi surco sólo aceptará las semillas que hayan sido pautadas
en la lejanía de nuestra esfera.
Es condición que espero mantener entre el silencio de las campanas.


Muy bello y sincero himno el tuyo..Ignacio...Si me enseñas la música
lo canto contigo.....Tus palabras se siembran y al ratito florecen
Siempre me ha gustado leer tus poemas ..pero éste ..en concreto..
tiene un encanto especial... con esa tierra de esplendores con la que te sientes identificado..
Belleza pues ...para mi que te resalto al seleccionar estos versos
Un abrazo amigo
Rosa

María García Romero escribió:

Ignacio Bellido escribió:Sin entrar en lamentos, he vuelto a mi mecano
para reconstruir el mundo a mi medida.

Los dioses levantan la cabeza y me advierten de que mi orgullo
puede incrementar los fuegos internos hasta la consunción.
Pero al haberme hermanado con Prometeo,
el pecho crece y mis aguas se manifiestan.

No soy un escéptico.
Tampoco un ser que ha rendido su color animal
a los gritos de amenaza de los procuradores.
Ahora nadie puede impedir a mi piel saludos de victoria,
aunque he de reconocer que es un juego incompleto
y nunca llegaremos a las anforas con la esencia precisa.

Los orígenes permanecen escondidos en la redoma de los ritos.
Tan sólo una cruz y una herida de costado,
brindan el contrafuerte de la permanencia.

Mi conciencia insiste en detener el redoble
y he de silenciarla en el armario de meditaciones.

Sobre las últimas gotas de lluvia,
insisto en conocer mi cosmos
e interpretar el himno de mi cuerpo
donde brilla otro universo y acuden otras doctrinas.
Con mi sensación de hombre múltiple mantengo la unidad.
No es blasfemia decir que me siento árbol,
que me siento tierra de esplendores
y que mi surco sólo aceptará las semillas que hayan sido pautadas
en la lejanía de nuestra esfera.
Es condición que espero mantener entre el silencio de las campanas.

EXCEPCIONAL, querido Maestro, pura poesía...
Mi abrazo y, mis respetos.
María.

Gracias María, por tu comentario te agradezco siempre con el mejor abrazo
Ignacio

HELENA escribió:..."Sobre las últimas gotas de lluvia,
insisto en conocer mi cosmos
e interpretar el himno de mi cuerpo
donde brilla otro universo y acuden otras doctrinas.
Con mi sensación de hombre múltiple mantengo la unidad.
No es blasfemia decir que me siento árbol,
que me siento tierra de esplendores
y que mi surco sólo aceptará las semillas que hayan sido pautadas
en la lejanía de nuestra esfera.
Es condición que espero mantener entre el silencio de las campanas."


Me encanta tu poema, hombre plural. Es un canto glorioso entre el silencio de las campanas"....

Besos
Helena

Querida amiga Helena,espero que lo que me indicabas ayer haya salido favorablemente,de corazón lo deseo. Gracias por lo de hombre plural, lo soy en muchas facetas, y pongo ilusión en lo que hago, con los errores pertinentes.
Un abrazo.
Ignacio

Iben Xavier Lorenzana escribió:Pues sin egocentrismos desde luego, hay que amarse a si mismo, condicion basica, diria yo, para poder amar a la mujer que nos fue destinada por el universo. Enhorabuena. (hay muchas cosas mas en ese poema).

Abrazos - Ibrn

Iben, gracias por tu siempre amable comentario, pero como me gusta explicar un poco te explico:Es cierto que lo primero que ha de tener una persona, sea poeta o futbolista o santón o gurú, es "autoestima", esto es básico para un buen funcionamiento personal, y desde luego para tener empatía con el resto de personas." Ama al projimo como a ti mismo".es sentencia clara y necesaria.
Este poema habla de esa necesidad, de la necesidad de valorar nuestro cuerpo incluso desde otro ángulo de doctrinas.Saber que nuestro cuerpo tiene todo un mundo que no valoramos,no necesariamente el mío, en este caso soy un mero
"cantor" del cuerpo de todos, el que hace una propuesta para todos. El egocentrico, es el que sólo se tiene en cuenta a si mismo.,
no es el caso, aunque desde luego mantengo la necesaria "autoestima" para poder seguir amando al amigo, a la compañera
y a este Foro.
Perdona este largo comentario, hecho con el mayor cariño y respeto al tuyo.
Un gran abrazo
Ignacio

Belquis Castillo escribió:


Amigo, poeta
Inmenso placer leer nuevamente tus excelentes versos,
gracias por compartirlos.
Besitos maracuchitosss

Gracias Belquis un placer y un honor sentir tu comentario y presencia en este Foro.
Un abrazo
Ignacio

Soledad Menichetti escribió:Ignacio: Todo un hinmo su poema. Me gusta.
Sol-Sole

Muy amable por tu comentario, y un gran abrazo.
Ignacio

Ignacio Bellido escribió:Sin entrar en lamentos, he vuelto a mi mecano
para reconstruir el mundo a mi medida.

Los dioses levantan la cabeza y me advierten de que mi orgullo
puede incrementar los fuegos internos hasta la consunción.
Pero al haberme hermanado con Prometeo,
el pecho crece y mis aguas se manifiestan.

No soy un escéptico.
Tampoco un ser que ha rendido su color animal
a los gritos de amenaza de los procuradores.
Ahora nadie puede impedir a mi piel saludos de victoria,
aunque he de reconocer que es un juego incompleto
y nunca llegaremos a las anforas con la esencia precisa.

Los orígenes permanecen escondidos en la redoma de los ritos.
Tan sólo una cruz y una herida de costado,
brindan el contrafuerte de la permanencia.

Mi conciencia insiste en detener el redoble
y he de silenciarla en el armario de meditaciones.




Sobre las últimas gotas de lluvia,
insisto en conocer mi cosmos
e interpretar el himno de mi cuerpo
donde brilla otro universo y acuden otras doctrinas.
Con mi sensación de hombre múltiple mantengo la unidad.
No es blasfemia decir que me siento árbol,
que me siento tierra de esplendores
y que mi surco sólo aceptará las semillas que hayan sido pautadas
en la lejanía de nuestra esfera.
Es condición que espero mantener entre el silencio de las campanas.

Ignacio, Sorprendida con este trabajo, hay tanto ingenio que cada verso deja una sensación increíble, es un arte leerte. Magistral.
Te abrazo con admiración y cariño. Sony