Yo nací en este barrio, conozco
estas calles que dan en la mar
mejor que mis riñones, las sé a todas horas,
el pan lo cocían a las cinco.
Otras veces pasé por estas calles,
vi como iban cambiando ventanas,
mercerías por agencias de viaje,
sequísimo el espacio, ni tan siquiera pobre,
miseria para sostener la cal,
coches aparcados
cerca de las vías del tren,
grupos de jóvenes en desuso, parterres
con hojas de periódico manchadas,
latas de cerveza, neumáticos, condones
y algunas jeringuillas y hierros retorcidos:
pura mala leche de una vida oxidada.
Yo aquí cené con hombres que ya han muerto,
besé a mujeres que nunca he vuelto a ver.
Pero el recuerdo, la pasión, la espera,
no son ya un lugar, una cama, un bar de barrio,
aquí está el futuro,
la estrechez sin su significado,
eso sé, y que estas cosas pesan, joder,
y asustan,
como las cenizas de mi madre
hundiéndome lentamente
en el río con nieve,
en el mar que calcina intestinos,
que te extiende y se traga tu infancia.
Jordi Virallonga, Hacía triste, 2010.
Comentario del poema:
Poema de 29 versos distribuidos en 5 estrofas de 4, 12, 2, 6 y 5 versos. Es un poema polimétrico con versos que van de las tres a las catorce sílabas, con un predominio de versos de arte mayor: alejandrinos, endecasílabos y decasílabos. Aunque la irregularidad métrica y el tono coloquial parecen acercarlo a la prosa, tiene un ritmo muy marcado, propio del verso libre. Hay también abundancia de rimas (21 en total), la mayoría asonantes que producen a lo largo de la composición una cierta cadencia.
El tema, que viene casi dado por el título, sería el reencuentro con el barrio. Desde un yo poético, en ese recorrido por el barrio se nos va hablando de su transformación, de la evocación de vivencias y, finalmente, del dolor de las pérdidas: la madre y la infancia.
En la primera estrofa se nos habla de su identidad con respecto al barrio, de forma rotunda y precisa: “yo nací”, “conozco”, “sé” o la exactitud del verso de cierre: “el pan lo cocían a las cinco”.
La segunda estrofa, la más extensa, nos describe el barrio desde otras visitas, como testigo de su transformación o más bien de su degradación.
Inicia la parte más lírica en la tercera estrofa, con la evocación de un pasado que ya no volverá, en dos versos casi paralelísticos:
"Yo aquí cené con hombres que ya han muerto"
"Besé a mujeres que nunca he vuelto a ver"
En la cuarta y penúltima estrofa aparece el dolor por la pérdida del barrio o de los lugares de referencia sentimental y forma unidad con la última estrofa que une a ese dolor la pérdida de la madre y, de manera más amplia, la pérdida de la infancia.
Hay que destacar en todo el poema un tono confesional, en un lenguaje coloquial, mezclado con expresiones que contienen un gran lirismo. Dentro del coloquialismo encontramos términos estereotipados del habla popular, o más concretamente del habla de un barrio: “conozco estas calles…mejor que mis riñones”, “pura mala leche” “estas cosas pasan, joder, y asustan”.
Es importante el uso anáforico del pronombre personal “Yo” con el que se inicia el poema y que se repite en el verso 17 que abre una estrofa de dos versos, en la que se insiste en su relación con el barrio y en el paso del tiempo.
En la primera estrofa tiene mucho peso el último verso, que aparece separado solo por una coma del anterior y en el que intuimos una elipsis ya que aglutina, sin necesidad de nombrarlos, todos los elementos que hacen al narrador “conocedor” del barrio: este verso es decasílabo y resaltan en él tres palabras clave: el pan lo cocían a las cinco, con esa aliteración de la ce. Es un verso rotundo y ejemplifica el grado de conocimiento del narrador sobre el barrio.
Hay ya en esta primera estrofa datos que nos hablan de la ubicación del barrio: “conozco/ estas calles que dan en la mar”, curiosamente aquí en femenino, en contraposición con “el mar que calcina intestinos” que encontramos en la estrofa final.
En la segunda estrofa y la más extensa, el narrador se nos presenta como testigo de la degradación de ese barrio. Utiliza un campo semántico acorde con lo que describe: una zona suburbial: miseria, sequísimo, grupos de jóvenes en desuso, latas de cerveza, neumáticos, jeringuillas, etc. Los elementos aparecen en una enumeración en asíndeton, sin orden aparente, lo que les da un pretendido aspecto caótico.
El ritmo se mantiene por la métrica abundante en alejandrinos y endecasílabos, los primeros con marcadas bimembraciones: “y algunas jeringuillas/ y yerros retorcidos”. Encontramos también paralelismos: grupos de jóvenes, hojas de periódico, latas de cerveza… Es muy importante en esta estrofa el recurso de la “cosificación” en las expresiones “jóvenes en desuso” y “vida oxidada”, de gran impacto poético.
La cuarta estrofa, mencionada más arriba, formada por dos versos casi paralelísticos, introducida por ese yo inicial, no solamente nos habla del paso del tiempo en el barrio, sino del paso del tiempo en el propio protagonista.
En la tercera y cuarta estrofa se acentúa el lirismo. Se vuelve al recurso de la enumeración en asíndeton. En los elementos enumerados se da prioridad a aquellos que están más en función de los sentimientos: recuerdo, pasión, espera… Nos habla aquí de la conciencia de la pérdida del barrio: “eso sé, y que estas cosas pesan, joder/ y asustan”. En este cierre tan coloquial, señalamos la anáfora “y” así como la aliteración de las eses y la interjección “joder”, dan a toda la estrofa un tono confesional.
Esta confesionalidad continúa en la última estrofa con la comparación “como las cenizas de mi madre”, posiblemente una metáfora de la madre muerta: “hundiéndome lentamente”, personificación que nos presenta además la acción en proceso. En el verso “en el río con nieve” hay un simbolismo de ese hundimiento en términos muy poéticos que se contrapone al verso siguiente, iniciado por un paralelismo:
"en el río con nieve"
"en el mar que calcina intestinos"
"que te extiende"
Además de los paralelismos, son importantes en esta estrofa las personificaciones del mar (masculino)
"que calcina intestinos"
"que te extiende y se traga tu infancia"
Poema urbano. Parece (por el contexto) que coinciden el yo lírico con el autoral, lo que nos daría un poema de carácter autobiográfico, confesional o testimonial.
Juliana Mediavilla. Grupo Metáfora. Barcelona, Noviembre de 2010.
Biografía del autor: Jordi Virallonga
Poeta, ensayista, crítico, y traductor español nacido en Barcelona en 1955.
Es catedrático de Filología Española de la Universidad de Barcelona y cofundador y presidente del Aula de Poesía de Barcelona. Como crítico y traductor de varios idiomas, colabora permanentemente con diferentes periódicos y revistas.
Su obra poética está contenida en las siguientes obras: "Saberte" 1981, "Perímetro de un día" en 1986, "El perfil de los pacíficos" 1992, "Crónicas de usura" 1996, "Todo parece indicar" 2003, "Los poemas de Turín" 2004 y "Hace triste" 2010.
También ha publicado los cuadernillos Dos poemas en Turín, La vida es mentira, no obstante va en serio, y Con Orden y concierto. Parte de su obra ha sido traducida al italiano, portugués y turco.
Entre los premios obtenidos se destacan el Premio Ciudad de Irún en 1996 y el Premio Internacional de Poesía Villa de Aoiz en 2002.
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Última edición por Pedro Casas Serra el Jue 02 Ago 2018, 13:39, editado 1 vez
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