¡NO A LA GUERRA!
731 - El jugador de dados, de Mahmoud Darwish
¿Quién soy para decirles a ustedes
lo que les digo?
Yo no fui una piedra que pulieron las aguas
y se volvió un rostro
no fui una caña que perforaron los vientos
y se volvió una flauta…
Yo soy el jugador de dados,
en ocasiones gano y en ocasiones pierdo
soy igual que ustedes
o tal vez un poco menos…
Nací al lado del pozo
y los tres árboles solitarios como monjas
nací sin una celebración y sin partera
me dieron mi nombre por casualidad
me incorporé a una familia
por casualidad,
y heredé sus rasgos físicos y su carácter
y sus enfermedades:
en primer lugar, un defecto en sus arterias
y una presión sanguínea alta
en segundo, timidez al dirigirse a la madre, y al padre
y a la abuela, el árbol
en tercero, una esperanza en la cura de la influenza
mediante una taza de té de manzanilla caliente
en cuarto lugar, pereza en la narración sobre el antílope
y la alondra
en quinto, aburrimiento en las noches de invierno
en sexto, un tremendo fracaso en el canto…
No existe para mí algún papel por lo que fui
fue una casualidad haber sido
un varón…
y una casualidad ver una luna
pálida como limón acosar a las mujeres en vela
y no me esforcé
para encontrar
¡un lunar en los lugares más privados de mi cuerpo!
Pudo haber sido que no existiera
pudo haber sido que no fuese mi padre
quien se hubiera casado con mi madre por casualidad
o pude haber sido
como mi hermana, que gritó y enseguida murió
y no se percató
de que vino al mundo sólo una hora
y no conoció a su madre…
o quizá como el huevo de una paloma
despedazado antes de que el polluelo saliera del cascarón.
Fue una casualidad haber sido
el sobreviviente del accidente del autobús
aquella ocasión cuando no logré llegar a mi viaje escolar
pues había olvidado la existencia y sus asuntos
mientras leía en la noche una novela de amor
encarné el papel del autor dentro de la historia
y el papel dual del amante-víctima
de esta manera fui el mártir del amor dentro del relato
y el sobreviviente del accidente automovilístico.
Ningún papel tengo en bromear con el mar
sin embargo, soy un joven liviano
de entre los que se arrojan desde lo alto para vagar en la
gravitación de un agua
que lo llama: ¡Ven hacia mí!
ningún papel tengo en sobrevivir del mar
me salvó una gaviota humanitaria
que vio la ola atraparme y paralizar mis brazos.
Pudo haber sido que no estuviera afligido
por la locura del Mu‘allaqah de al-Ğahiliyyah
si el portón de la casa hubiera dado al norte
sin dar al mar
si la patrulla de la armada no hubiera visto el fuego
de las aldeas
horneando la noche
si quince mártires
hubieran reconstruido las barricadas
si ese lugar agrícola no se hubiera destruido
tal vez me habría vuelto un olivo
o un maestro de la geografía
o un experto en el reino de las hormigas
¡o un vigilante del eco!
Quién soy para de decirles a ustedes
lo que les digo
en la puerta de la iglesia
si no soy salvo un lanzamiento de dados
en medio de un devorador y su presa
pero gané más lucidez
no para estar feliz en mi noche iluminada por la luna
sino para ser testigo de la matanza.
Me salvé por casualidad: fui más pequeño que los objetivos
militares
y más grande que una abeja trasladándose entre las flores
del cerco
temí mucho por mis hermanos y por mi padre
temí por un tiempo de vidrio
temí por mi gata y por mi conejo
y por una luna encantadora postrada sobre el minarete alto
de la mezquita
temí por las uvas de la viña
que cuelgan como las tetas de nuestra perra…
y caminó el miedo debido a mí y caminé debido a él
descalzo, olvidando mis recuerdos de infancia por lo que
quiero
del mañana —no hay tiempo para el mañana.
Camino, camino de prisa, corro, subo, bajo, grito,
ladro, aúllo, llamo, vocifero, voy rápido, voy despacio,
caigo, me vuelvo ligero, me seco, me pongo en marcha,
vuelo, veo, no veo,
tropiezo, me pongo pálido, me pongo verde, me pongo azul,
me parto, sollozo,
tengo sed, me canso, tengo hambre, me derrumbo,
me levanto, corro,
olvido, veo, no veo, recuerdo, oigo, percibo,
desvarío, deliro, murmuro, grito, no puedo, me quejo,
enloquezco, me pierdo, me encojo, y me extiendo,
me derrumbo, subo, y me hundo,
me desangro, y me desmayo.
Por mi buena suerte los lobos habían desaparecido de allí,
por casualidad, o huyeron del ejército.
Ningún papel tengo en mi vida
salvo cuando,
cada vez que ella me enseñaba sus recitaciones,
yo decía: ¿Hay aún más?
a continuación, encendía su candil
e intentaba su ajuste…
Pude no haber sido una golondrina
si el viento hubiese querido eso para mí,
y el viento es la suerte del viajero…
fui al norte, fui al este, fui al oeste
pero en cuanto al sur, me era lejano e inalcanzable.
porque el sur es mi país
entonces me convertí en una metáfora de golondrina
para sobrevolar mis ruinas
en primavera como en otoño…
bautizo mis plumas en la niebla del lago
luego prolongo mi saludo al Nazareno
que nunca muere
pues en él está el aliento de Dios
y Dios es suerte del Profeta…
Por mi buena suerte soy un vecino de naturaleza divina…
y por mi mala suerte, la cruz
¡ella es la eterna escalera hacia nuestro mañana!
Quién soy para decirles a ustedes
lo que les digo,
¿Quién soy yo?
Pudo no haberse aliado conmigo la revelación
pero la revelación es la suerte de los solitarios
en realidad, el poema es un lanzamiento de dados
sobre un pedazo de oscuridad
brilla, o tal vez no brilla
entonces caen las palabras
como plumas sobre la arena.
Ningún papel tengo en el poema
salvo mi obediencia hacia su ritmo:
movimientos de los sentimientos un sentimiento
equilibrando a otro
una intuición que revela el significado
y un trance en el eco de las palabras
y la imagen de mi alma que se transportó
desde mi “Yo” hacia los demás
la confianza en mí mismo
y mi anhelo por el manantial
Ningún papel tengo en el poema
excepto cuando se corta la revelación
y la revelación es la suerte de la habilidad
cuando te esfuerzas.
Pudo haber sido que no amara a la joven
aquella que me preguntó: ¿Qué hora tienes?
Si no hubiera estado en mi camino hacia el cine…
pudo no haber existido una ladrona de corazones igual
a ella, o bien sólo un pensamiento oscuro e incierto…
Así es como nacen las palabras. Instruyo a mi corazón
sobre el amor para albergar la rosa y la espina…
sufistas mis vocablos. Y sensoriales mis deseos
y no soy el que soy ahora salvo
si se reunieron los dos:
yo, y mi yo femenino.
¡Oh, amor! ¿Qué eres tú? Cuánto tú eres tú,
y cuánto no eres tú. ¡Oh, amor!, sopla sobre nosotros
tempestades estruendosas para convertirnos en aquello
que deseas
para nosotros del advenimiento celestial en lo corporal.
Y disuélvete en un desagüe que se desborda por ambos lados.
Pero tú —aun si estuviste visible o recubierto—
no existe forma para ti
y nosotros te amamos aun cuando amamos por casualidad
tú eres la suerte de los desamparados.
Por mi mala suerte me salvé repetidamente
de la muerte por amor
por mi buena suerte no he dejado de ser frágil
¡para ser puesto a prueba!
El amante que experimenta dice para sus adentros:
“Él, el amor, es nuestra mentira verdadera”
y lo escucha la enamorada
y dice: “Él, el amor, es lo que viene y se va,
como el relámpago y el rayo”.
A la vida le digo: despacio, espérame
hasta que seques las últimas gotas en mi copa…
en el jardín hay una rosa común, y el aire no puede
separarse de la rosa
espérame para que no huyan de mí los ruiseñores
y me equivoque en el tono
en la plaza los cantantes afinan las cuerdas
de sus instrumentos
para el himno de la despedida. Despacio, redúceme
para que no se prolongue el himno, que se corte el énfasis
entre los comienzos,
entonces sea insostenible un dúo y el final de un solo
elemento:
¡viva la vida!
despacio abrázame para que no me disperse el viento.
Pero incluso sobre el viento, no puedo separarme
del alfabeto.
Si no me hubiese parado sobre una montaña
me habría alegrado por la ermita del águila: ¡sin luz superior!
pero una gloria así es la coronación por el oro del azul sin
final
difícil de visitar: permanece el solitario allí en su soledad
y no puede descender sobre sus pies
pues ni el águila camina
ni el ser humano vuela
pero qué cumbre se compara con el abismo
¡tú, oh soledad sublime de la montaña elevada!
No existe algún papel por lo que fui
o por lo que seré…
es la suerte. Y la suerte no tiene nombre.
la hemos nombrado herrero de nuestros destinos
o la nombramos cartero del cielo
la nombramos carpintero del lecho del recién nacido
o del ataúd del difunto
la nombramos sirviente de los dioses en los mitos
nosotros fuimos quienes escribieron los textos para ellos
y nos ocultamos atrás del Olimpo…
y los creyeron los hambrientos vendedores de cerámica
pero nos tildaron de mentirosos los saciados señores del oro
por la mala suerte del autor la ficción es
lo real sobre los escenarios de los teatros.
Detrás de los bastidores se debate el asunto.
La pregunta no es: ¿cuándo?
sino: ¿por qué? y ¿cómo? y ¿quién?
¿Quién soy para decirles a ustedes
lo que les digo?
Pudo haber sido que no existiera
que cayera la caravana en una emboscada,
y la familia tuviera un hijo menos,
él es quien escribe ahora este poema
letra por letra, hemorragia tras hemorragia
sobre este sillón
con sangre de color negro, la cual no es tinta de cuervo
ni su graznido,
sino la noche exprimiéndose toda
gota a gota, de la mano de la suerte y el talento.
Pudo haber sido que la poesía ganara más si él
no hubiera sido, y nadie más que él, una abubilla
sobre la entrada del abismo
quizá él habría dicho: Si hubiera sido otro
me habría vuelto yo, de nuevo.
De esta manera alardeo: Narciso no fue tan hermoso
como él lo creyó. Pero sus creadores
lo comprometieron con su espejo. Entonces prolongó
su contemplación
en el aire purificado por el agua
si hubiera estado en su poder mirar a alguien distinto a él
habría amado a una joven que lo mirara fijamente,
mientras olvidaba a los ciervos galopar entre los lirios
y las margaritas…
si hubiera sido un poco más inteligente
habría quebrado su espejo
y así vería cuánto él es de los demás…
si hubiera sido libre no se habría vuelto un mito…
Y el espejismo es el libro del viajero en los desiertos…
si no fuera por él, si no estuviera el espejismo, no habría
continuado la marcha
buscando el agua. Aquí viene una nube —dice él—
y carga la vasija de sus esperanzas con una mano
y con la otra
aprieta su cintura. Luego clava sus pisadas sobre la arena
para juntar la nube en la fosa. Y el espejismo lo llama
lo seduce, lo engaña, lo levanta: ¡Lee!,
si no lograste la lectura. Y ¡escribe!,
si no lograste la escritura. Entonces él lee: agua, agua, agua.
Y escribe con trazos sobre la arena: “Si no hubiera sido por
el espejismo
no estaría vivo ahora”.
Por la buena suerte del viajero
la esperanza es gemela de la desesperación, o es una poesía
improvisada.
Cuando el cielo se pone gris
y veo una rosa que sobresalió de repente
de entre las fisuras del muro
no digo: El cielo es gris
al contrario, prolongo la contemplación en la rosa
y le digo: ¡Que grandiosa jornada!
A dos de mis amigos les digo a la entrada de la noche:
Si fuera inevitable un sueño, que sea
igual a nosotros… y simplemente
como esto: cenamos juntos dentro de dos días,
nosotros tres,
reunidos por la veracidad de la profecía en nuestro sueño
y porque de los tres no ha faltado nadie
desde hace ya dos días,
¡celebremos por la sonata de la luna
y por la indulgencia de la muerte que al vernos juntos
y tan felices
agachó la mirada!
No digo: La vida lejana por allá es una realidad
y una ilusión los lugares
lo que digo es: La vida, aquí, es posible.
Y, por casualidad, se convirtió la tierra en una tierra santa
no porque sus lagos, sus valles y sus árboles
sean una copia de los paraísos celestiales
sino porque un profeta caminó allí
rezó sobre una roca que lloró
y se derrumbó la colina del temor a Dios
desvaneciéndose.
Y, por casualidad, se convirtió el declive del campo
en un país
un museo para el polvo…
porque miles de soldados perecieron allí
por ambos bandos, defendiendo a sus dos comandantes
quienes dicen: ¡Vamos hacia adelante!, mientras ambos
esperan el botín
en sus tiendas de campaña de seda…
mueren los soldados repetidamente y no saben
hasta ahora ¡quién fue el vencedor!
Por casualidad, sobrevivieron algunos narradores y dijeron:
“Si hubieran vencido los otros a los otros
tendría nuestra historia humana otros anuncios”.
Te amo verde, ¡oh, tierra verde! Una manzana
ondulando en la luz y el agua. Verde. Tu noche
es verde. Tu alba es verde. Espárceme con cariño…
con el cariño de la mano de la madre, en un puñado del aire.
Yo soy una semilla de entre tus semillas verdes…
Aquel poema no tiene sólo un poeta
pudo no haber sido lírico…
¿Quién soy para decirles a ustedes
lo que les digo?
Pudo haber sido que yo no fuera quien soy
Pudo haber sido que no estuviera aquí…
Pudo haberse derrumbado el avión
conmigo una mañana,
pero por mi buena suerte suelo quedarme dormido durante
el amanecer
por lo que me retrasé en mi cita con el avión
pudo haber sido que no viera Damasco, El Cairo,
ni el museo del Louvre, y las ciudades mágicas.
Pudo haber sido, si hubiera sido más lento al caminar,
que rompiera el rifle mi sombra
lejos del cedro vigilante.
Pudo haber sido, si hubiera sido más rápido al caminar,
que me hiciera astillas
y me volviera una idea pasajera.
Pudo haber sido, si me hubiera excedido en el sueño,
que perdiera la memoria.
Por mi buena suerte duermo solo
y escucho mi cuerpo
creo que mi talento consiste en descubrir el dolor
para gritarle al médico, un poco antes del fallecimiento, por
diez minutos,
diez minutos suficientes para que esté vivo por casualidad
y para decepcionar la opinión de la nada.
¿Quién soy yo para decepcionar la opinión de la nada?
¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo?
“El jugador de dados” es uno de los últi- mos poemas de Darwīš, muy representativo de su “último estilo”5 literario. Se publicó por primera vez en el diario al-Quds al-’Arabī [Jerusalén Árabe] el 2 de julio de 2008 (Darwish, 2008, p. 10), y luego se incluyó en un poemario póstumo (Darwish, 2009, pp. 35-56). Está escrito en verso libre y estructurado en 47 estrofas con un número variable de versos. La disposición tipográfica en los manuscritos originales, actualmente en ex- hibición en el Mahmud Darwish Foundation and Museum (2008b, 2008c), ubicado en Ramala, la comparten tanto la versión publicada en al-Quds al-’Arabī como la del poemario póstumo. Darwīš lo recitó durante el festival cultural de vera- no celebrado en el Palacio de Cultura de Ramala, del 1 al 31 de julio de 2008, acompañado por los músicos palestinos at-Tulātiyyu Ğibrān [el trío Jubran]. Fue la última presentación pública del gran poeta, semanas antes de morir tras una cirugía cardiaca en Houston, Texas, el 9 de agosto de 2008 (Farsakh, 2009, p. 101; Joudah, 2009, p. 1)."
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