Aires de Libertad

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    Chantal Maillard (1951-

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    Chantal Maillard (1951-  Empty Chantal Maillard (1951-

    Mensaje por Pedro Casas Serra 14.09.20 12:39

    .


    Chantal Maillard

    Hija de padres belgas, nació en Bruselas en 1951, nacionalizándose española desde los 17 años.
    Es doctora en Filosofía Pura y profesora titular de Estética y Teoría de las Artes en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Málaga, en la que imparte enseñanza desde 1990.Vivió un año en Benarés, India, en cuya universidad se especializó en Filosofía y Religión India. Ha colaborado con críticas de filosofía, estética y pensamiento oriental en el Suplemento Cultural de los diarios ABC y El País.
    Como poeta, ha publicado, entre otros, «Semillas para un cuerpo» 1987, Premio Leonor de poesía «Hainuwele» 1990, Premio Ricardo Molina , «La otra orilla» 1990, «Poemas a mi muerte» 1994, Premio Santa Cruz de La Palma, «Conjuros» 2001, «Lógica borrosa» 2002, «Matar a Platón» 2004, Premio Nacional de Literatura, y "Notas al margen". Con la obra "Hilos", publicada en 2007, 0btuvo el Premio Nacional de la Crítica.
    Ha cultivado la prosa poética en «Filosofía en los días críticos», «Diarios 1996-1998» y «Benarés». Ha traducido y editado a Henri Michaux y ha colaborado en distintos proyectos y actividades editoriales como la realizada conjuntamente con Jesús Aguado, de la cual ha resultado una colección de libros (poesía, ensayo y teatro) de textos clásicos de la tradición india, editados en Benarés.
    Entre sus ensayos se destacan los títulos «La creación por la metáfora» 1992, «El crimen perfecto», «Aproximación a la estética india» 1993, «Confucionismo, taoísmo y budismo» 1995 «La razón estética» 1999.



    ANDUVE POR EL DORSO DE TU MANO, CONFIADA...

    Anduve por el dorso de tu mano, confiada,
    como quien anda en las colinas
    seguro de que el viento existe,
    de que la tierra es firme,
    de la repetición eterna de las cosas.
    Mas de repente tembló el universo:
    llevaste la mano a tus labios
    y bostezando abriste la noche
    como una gruta cálida.

    Llevabas diez mil siglos despertando
    y el fuego ardía impaciente en tu boca.


    Chantal Maillard (De "Hainuwele" 1990)


    Última edición por Pedro Casas Serra el 24.05.22 5:29, editado 1 vez

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    Chantal Maillard (1951-  Empty Re: Chantal Maillard (1951-

    Mensaje por Pedro Casas Serra 16.09.20 13:56

    Deseo dejar constancia del aprecio que nuestro querido Ángel Félix sentía por esta poeta a quien dedicó unos versos: https://www.airesdelibertad.com/t22476-leyendo-a-chantal-maillard?highlight=Chantal+Maillard

    Un abrazo.
    Pedro




    Otros poemas de Chantal Maillard:


    Prestado siempre el equilibrio
    (El) hilo o cable tenso por encima
    nunca colmado del abismo.

    Vieja metáfora el abismo,
    servible aún.
    .................Tensar la cuerda pues.
    Solo eso
    al levantarse.

    Chantal Maillard (La herida en la lengua, 2015)


    *


    Dormir

    como
    hacia el origen

    antes de la escritura
    antes de la palabra

    cuerpo
    dichoso si tan solo
    posible fuese nunca
    despertar


    Chantal Maillard (La herida en la lengua, 2015)


    *


    La verdad no.......¡el aire!

    Para abrir............a
    ...........................g
    ...........................u
    ...........................j
    ...........................e
    ...........................r
    ...........................o
    ...........................s

    por los que introducir
    la cabeza..............y mirar

    hacia otro lado.

    Chantal Maillard (La herida en la lengua, 2015)


    *


    La piel del brazo
    el roce
    Abrázame le digo dice
    ella
    pero no hay otro
    movimiento
    que el de la caída
    y me pregunto cómo
    si ella más abajo o si yo
    más arriba
    o su brazo y no hay tiempo
    salvo para caer
    el edificio a un lado
    porque de espaldas no
    de espaldas es el suelo
    y el suelo es el miedo

    Abrázame le dice
    pero es
    tan larga la caída

    Chantal Maillard (La herida en la lengua, 2015)


    *


    Enterré un gato en el pinar
    Por qué será que no lo encuentro
    *
    Viento de maro
    La cabeza como nido de orugas
    procesionarias
    *
    En el árbol de orquídeas
    un mirlo
    La soledad... en qué árbol?
    *La mente como una mosca incordiante
    Manotazo
    *
    Recuerdo el cerezo en flor
    Ahora tacho las palabras escritas
    *
    Labios hinchados. Al envés del lápiz
    el frescor del grafito

    Chantal Maillard (La herida en la lengua, 2015)


    *


    LA CEREZA
    CANCIÓN DE CUNA

    Ella le sostenía
    de pie contra su pecho.
    Hace tiempo que cargo
    el mío a las espaldas.
    Sus huesos tintinean
    en una bolsa rota.

    Qué estraño es todo esto
    realmente, qué extraño.


    Ella me dice No
    no vayas a este sitio
    no hay lugar para ti
    volverás de vacío.
    Yo no le hago caso
    y vuelvo de vacío.

    Qué extraño todo esto
    realmente, qué estraño.


    Un pájaro empezó
    a comer la cereza
    que me llevo a la boca.
    Con los dientes escarbo
    el pequeño agujero
    abierto por su pico.

    Qué extraño,
    qué extraño es todo esto.


    Se quitaron lavida
    el hijo de mi adre,
    la hija de mi suegra
    y  el que nació de mí.
    Hoy las cigarras cantan
    en la hierba dorada.

    Realmente es extraño.

    Chantal Maillard (La herida en la lengua, 2015)


    *


    Lenguaje: lujosa encudernación
    de la ihnorancia.

    Chantal Maillard (La herida en la lengua, 2015)


    .

    *

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    Chantal Maillard (1951-  Empty Re: Chantal Maillard (1951-

    Mensaje por Pedro Casas Serra 17.09.20 11:39

    .


    Oídme..............Vengo
    de inhóspitos parajes.
    Territorios que nadie querría
    haber hollado.
    Para hablar necesito la fuerza
    que no tengo.
    Son tantos los obstáculos.
    Aquel lugar abajo sin cerrar
    este de aquí por nuestro siempre
    hambriento.......y aquél
    ......................aún tan otro.

    Oídme..............Soy de aquellas
    que vagan en los límites.
    Quien me escuche sin ansia entenderá.
    No somos libres de enseñarle
    a nadie
    lo que importa.

    Chantal Maillard, La herida en la lengua, 2015


    *


    Oídme................Hablo
    de cosas muy concretas.

    Hace tiempo me atrajo la eufonía
    confortante de las palabras........su
    cadencia y el brillo impertinente del espíritu - ¿espíritu? -
    en la cuerda floja de l nada.
    Fui de aquéllos.
    Fortalecí el ansia de saber porque el yo
    se refuerza sabiendo y
    quería ser más.
    Pero al fin sigue siendo nada
    el yo bajo el decir.

    Os hablo de cosas muy concretas.
    Quien habla es lo de menos.

    Chantal Maillard, La herida en la lengua, 2015


    *


    Ren-verser
    ......................tra-verser

    movilizar la atención
    adormecida....otorgarle

    a cada gesto su importancia
    y luego


    Chantal Maillard, La herida en la lengua, 2015


    *


    Tan solo merodear
    en torno a la membrana
    - visible apenas - ya
    sin ciencia que confunda
    el aquí con el dentro

    hasta que


    Chantal Maillard, La herida en la lengua, 2015


    *


    Y la lengua recorre
    a tientas su morada en busca
    de la palabra antigua.
    La otra palabra
    La que marco su impronta-
    mordedura
    en el hueso
    (blanco)
    del cráneo.


    Chantal Maillard, La herida en la lengua, 2015


    *


    Eran una
    sola resonancia
    de infinitas voces
    retumbando en el caos.

    Labios vendados / almas
    vendadas

    y en la boca-túnel
    la herida


    Chantal Maillard, La herida en la lengua, 2015


    *


    Mira, ya oscureció, dijo.
    Era de madrugada.

    Esperaba que el pánico acudiese
    pero no. No hubo interrupción.
    El músculo seguía latiendo
    con un ruido sordo como depiedras
    que al caer en la boca -ahora tan estrecha-
    del túnel
    cegaba la abertura.

    Chantal Maillard, La herida en la lengua, 2015


    *


    "Aprieta", le dijeron..........Apretar
    era........retraer el índice
    sobre el cerco suave del acero
    hasta vencer su resistencia.

    Apretó.

    Fue la dulzura del acero, lo juro, su
    pulida............dulzura.

    ¿Por qué gritaba aquella gente?
    ¿Por qué ese alboroto
    de piernas y de sangre?

    Chantal Maillard, La herida en la lengua, 2015


    *


    No debisteis alzaros.
    Erguida, la loba no puede defenderse.
    Mira: tus crías bambolean
    colgadas de tus pezones fríos.

    No debiste aceptar el don de la palabra.
    Ven, sidermita, vuelve
    a tragarte la lengua.

    Chantal Maillard, La herida en la lengua, 2015


    .


    Última edición por Pedro Casas Serra el 17.09.20 11:52, editado 1 vez

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    Chantal Maillard (1951-  Empty Re: Chantal Maillard (1951-

    Mensaje por Pedro Casas Serra 17.09.20 11:49



    .


    Escucha. Pon atención
    y escucha
    el golpe del martillo.

    .........nunca
    .........la misma
    .........................nota
    en la piedra que estalla.

    Deshaz el nudo arranca
    la venda de tus dedos.

    ..............Sé testigo.
    Canta. Si vuelves a cantar
    tal vez

    ..................o tal vez no.

    Chantal Maillard, La herida en la lengua, 2015


    *


    Un día
    tan sólo...........ha durado
    la historia de los hombres.

    Si el amor fuese eterno
    si al menos el

    .................-¿amor?-

    Chantal Maillard, La herida en la lengua, 2015


    *


    Y he aquí que el mar - animal
    bondadoso - hendidura dúctil -
    devuelve a las orillas
    nuestros cuerpos desnudos.

    Chantal Maillard, La herida en la lengua, 2015


    *

    Desandar lo andado. Aspirar a encontrar un pueblo sabio, un pueblo antiguo, un pueblo elefante, cuya fuerza no estuviese al servicio de la agresión, la conquista o el poder, que tan sólo exigiese que se respetara su derecho de paso; el camino sagrado por el que la manada atraviesa los territorios sin dañarlos.

    Hallar un pueblo sabio. Desear salvar la tierra si tan sólo se hallase uno.

    Chantal Maillard, La herida en la lengua, 2015


    .

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    Chantal Maillard (1951-  Empty Re: Chantal Maillard (1951-

    Mensaje por cecilia gargantini 06.03.23 15:38

    Me gustó muchísimo leer sus versos y saber que el querido Ángel Félix la valoraba tanto.
    Abordajes originales, juegos con el espacio y unas imágenes muy potentes. Graciasssssss Pedro!!!!!
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    Chantal Maillard (1951-  Empty Re: Chantal Maillard (1951-

    Mensaje por Pedro Casas Serra 08.03.23 4:42

    Muchas gracias, Cecilia, por tu interés.

    Un abrazo.
    Pedro

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    Chantal Maillard (1951-  Empty Re: Chantal Maillard (1951-

    Mensaje por Pedro Casas Serra 01.04.23 6:01

    .


    Otros poemas de Chantal Maillard, de su obra La herida en la lengua (2015):


    BALBUCEOS

    En una de las que serían sus últimas noches de libertad, Friedrich Nietzsche sale de su alojamiento en el número 20 de la calle Milano. Es enero en Turín, y hace frío. Aprieta el nudo de la bufanda en torno al cuello de su abrigo. Va a cruzar la calle cuando, ante él, un caballo se desploma. El cochero, impaciente, lacera a latigazos el lomo del animal, que no puede tirar de la carga. El filósofo corre hacia él, se abraza a su cuello y, llorando, le pide perdón en nombre de la humanidad.

    La Historia considera este episodio como uno de los síntomas de su locura.


    *


    Recluido en un torreón a las orillas del río Neckar, en los últimos años de su vida, Friedrich Hölderlin, según se cuenta, a cualquier pregunta que se le hiciese, contestaba invariablemente «pallaksch, pallaksch», una expresión con la que se remeda el balbuceo de los niños pequeños. Celan alude a ello en el poema «Tubinga. Enero»: Si viniera, / si viniera un hombre, / si viniera un hombre al mundo, hoy, con / la barba de luz de / los patriarcas: / debería, / si hablara de este / tiempo, / debería / sólo balbucir y balbucir, / siempre-, siempre- / asíasí. («Pallaksch. Pallaksch.») Era un mes de enero cuando los altos mandos de las SS se reunieron en tubinga para decretar el exterminio del pueblo judío. Hay épocas, en efecto, en que la boca de un sabio no podría sino balbucir. Pero

    ¿y en qué época no? ¿La historia de la humanidad no es acaso toda entera, desde sus inicios, la historia de un crimen? Las naciones europeas no cesan de recordarse mutuamente el holocausto judío, pero ¿fue éste el único? ¿En qué ciudad se decretó el genocidio de Namibia (1904-1908)? ¿En qué mes el de Armenia (1915-1923), el de Ucrania (1929), el de España (1936-1975), el de la Franja de Gaza? ¿Lo recordamos?

    Tan sólo en los últimos sesenta años, con implicación directa o indirecta de los gobiernos de Occidente, fueron masacrados

    siete millones de vietnamitas
    dos millones de camboyanos
    dos millones de kurdos
    quinientos mil serbios
    un millón doscientos mil argelinos
    setenta mil haitianos
    ochocientos mil tutsis y hutus
    doscientos mil guatemaltecos
    trescientos mil libaneses
    un número aún creciente de palestinos

    ¿los recordamos?


    *


    Y aunque así fuese, ¿nos sentiríamos concernidos? Cuanta más alta sea la cifra más espectacular será el suceso y, por lo tanto, menos habrá de implicarnos: el dolor siempre acude en singular. Sumamos y redondeamos como para ajustar la tasa de sufrimiento. ¿Puede acaso sumarse el sufrimiento? ¿Será más el dolor de todo un pueblo que el de cada uno de sus miembros? ¿Cómo sufre «un pueblo»? ¿Existe el Pueblo o la Nación independientemente de su gente? Y

    cada uno de los seres que padecen ¿no será siempre el mismo, una y otra vez, infinitamente?

    Ahora, cuando todo es aquí, irremediablemente aquí y ahora, ante la permisión del horror yo digo:

    Si viniera,
    si una mujer viniera, ahora,
    si una mujer viniera al mundo con
    la espiga de luz de
    las matriarcas: debería
    si hablara de este
    tiempo
    debería
    tan sólo balbucir, balbucir
    y así tal vez
    tal vez así
    asíasí
    tal vez


    *


    Sobre el puente Mirabeau, Celan se inclina. Contempla las aguas oscuras. Sus remolinos. A finales de abril la noche aún es fría. El metal de la baranda le abrasa las manos. Dice Algo sobrevivió en medio de las ruinas. Algo accesible y cercano: el lenguaje…

    ¿Que lenguaje?

    La lengua tiembla al imaginar cómo se sirvieron de ella nuestras naciones para programar el exterminio de las tribus africanas. Qué palabras justificaron durante el segundo Reich las primeras alambradas y los primeros experimentos étnicos con los pueblos nama y herero. Con qué discursos celebraron los belgas la usurpación de los territorios congoleños y la masacre de su gente. Qué silencios encubrieron las mutilaciones, las torturas y vejaciones que infligieron los británicos a kikuyus y masáis y qué argucias emplearon para desplazarlos en masa de Kenia y de Tanzania.

    -Pallaksch. Pallaksch.


    ¿Cómo narrar la actual desolación de las costas de Ghana, de Benín, de Liberia, donde el aire dibuja con plomo y mercurio, sobre un mar sin peces, manzanas envenenadas?

    ¿Cómo contar la matanza de Odioma (2006) en el delta del Níger sumergido bajo el manto hediondo del petróleo holandés?

    En 1995 Ken Saro-Wiwa fue ahorcado por alzar la voz en defensa del pueblo ogoni. Desde su celda se le oía cantar.

    ¿Cuántos cantaron que no se oyeron? ¿Cuántos cantan ahora, en este instante?


    La lengua inventa expresiones, lugares comunes: «genocidio», «exterminio», «masacre», «desastre» para disimular en el concepto lo que de ella se desborda.

    La lengua falsea. La lengua miente.

    En el mes de enero del año 2011 Susana Chávez fue asesinada en Ciudad Juárez. Su cuerpo mutilado. Su cabeza introducida en una bolsa de basura. A salvo sus poemas.

    En su torreón sobre el río Neckar, Hölderlin balbucea.
    Tiene sesenta y tres años y el aliento corto.
    Es enero en Tubinga. Hace frío.

    —Pallaksch, pallaksch
    —. También la lengua tirita.


    *


    Diez millones.
    Un número.
    Un número tan sólo
    para diez
    millones
    de casas incendiadas
    de cuerpos mutilados
    de gritos
    silenciados
    uno
    a
    uno
    en boca que arde y
    no entiende.

    1
    0

    o
    0
    0

    0
    0
    0

    siete
    veces
    el signo de la nada sobre
    diez
    millones
    de historias
    que nunca contará
    la lengua de los otros.

    Dos palabras.
    Cuatro sílabas.

    Un globo que soltamos
    al final de la fiesta.
    La piñata que espera
    el golpe de una mano
    nunca
    inocente.


    *


    Pero he aquí que diez
    millones de tigres
    elefantes
    y ballenas
    de aves
    y de lobos de
    reptiles
    diez millones
    por diez
    millones de panteras
    de seres voladores
    animales que duermen
    con los ojos abiertos
    insectos, musarañas
    y grandes paquidermos
    diez millones por diez
    millones de hormigas,
    de abejas y de búfalos,
    diez millones de seres
    unidos por un fin
    en la tregua del hambre
    barrieron los humanos
    como si fuese arena
    y empujándoles hasta
    los confines del mundo
    devolvieron
    al caos
    lo que le pertenece.

    (Sobrevivió una anciana.
    Viste la piel de un perro vagabundo.
    Sin luces, balbucea.
    No tiene descendencia.)


    *


    ¿Que qué pasó? Señora, eso aquí nadie lo pregunta.
    El diablo se escapó y anduvo por los poblados.
    Durante cien días anduvo entre nosotros con
    el machete afilado.
    No, Señora, aquí nadie pregunta.
    Quien no aprende a perdonar
    no tendrá paz dentro de sí.


    .............................(le respondió a la periodista la
    ...............superviviente de un genocidio).


    *


    La superficie no resiste. Huyo hacia delante llevando el dolor cosido a los talones. Ninguna acequia en la que ahogarlo, ninguna huella en la que perderlo. Decido enfrentarlo como se enfrenta al cielo la llanura: a descubierto.

    Habré de perderme a mí ya que en el mí se aloja todo dolor. Digo dolor para nombrarlo, exorcizarlo, y en el nombre me digo para exorcizar al mí. Escribo el mí para que ruede hacia la página, pero se me pega a los dedos y no acierto, no acierto a diluir en la tinta el llanto. A sacudidas me digo, a sacudidas la letra y luego

    contra lo irremediable me alzo.
    Alzo el grito.
    Contra lo irremediable.

    Vago por el mundo dejando un rastro de gritos. Cada saludo un grito, cada sonrisa un grito. Mi sonrisa oculta el primer grito del mundo, el único, el mismo, aquel que brota en el final, cuando ya nada importa.

    Intrusa de mi mundo y del ajeno, no hallo lugar para el descanso.

    La fe de los comienzos, no.
    El perdón
    no.
    ..................Sólo
    ..................el balbuceo.

    La salvación
    no.
    ..................Sólo
    ..................el balbuceo.

    Después del grito
    el balbuceo.

    Asolada
    el balbuceo.

    Mis pasos doblándose hacia dentro.
    La mente desposeída de estrategias.
    ............................................................Sólo
    el balbuceo.

    Dolor, ni tan siquiera —palabra sin sentido—. No abro las cortinas. Ninguna cortina. La habitación a oscuras. Málaga, Damasco, Delhi, en todas las ciudades la vida me es ajena. Todas las ventanas son la misma ventana. Todas las aceras reciben el mismo cuerpo. La misma soledad cayendo, excesiva. Morir es un exceso. Me ex-

    cedo. Balbuceo.

    Sigo alimentándome tan sólo para poder decir el exceso.
    A contra-vida.
    Abajo.

    Y a nadie que esté vivo ha de importarle lo que digo.
    No es más que un murmullo soterrado, apenas inquietante.


    *


    EL campo de Kobe, al sudeste de Etiopía.
    Los campos saharauis de Tinduf.
    Los campos de Saklepeha, en Liberia.
    Los campos de Bahai, Ereba, Guerida, Forshana Goz-Beida y Nigrana, Djabal y Goz Amer, en el Chad.
    Los campos de Kibati, Bulenbgo, Buhimba y Mugunga, en la República congoleña. Los de Mweso y Masisi.
    El campo somalí de Dadaab, al nordeste de Kenia. Los de Hagadera, Ifo, Dagahale, en su frontera.
    El campo de Domeez, en el Kurdistán iraquí.
    El campo sirio de Za’atari, en Jordania. El de Muraiyeb al Fohud y el de Anmar al Hmud.
    La Franja de Gaza.

    El campo de ara Tepe y el de Moria, en la isla de Lesbos.
    El campo sirio de Idomeni, en la fron ntera griega con Macedonia.
    El campo sirio de Deri, en Turquía.
    El campo incendiado y desmantelado de Calais, al noste de Francia.
    El camposanto del Mediterráneo y el de la tierra libre.

    Mientras tanto Europa, la esclarecida Europa, duerme como aquel monje su sueño de trescientos años oyendo cantar a un pájaro. Otros pájaros, oscuros, habrán de despertarla.


    *


    A los campos provisionales de Chhattisgarh, de Bhairamgarh, de Gedam, de Bijapur no se llega huyendo de otra gente, sino empujado con violencia por la propia para que no se estorbe o se entorpezca el beneficio de unos cuantos. Desiertos e piedra estéril a cambio de las tierras confiscadas, de los que si se sale será para acabar en otros guetos: zhopadpatti, shanty towns, slums, bustees, poblados de detritus y hojalata que atraviesan las ciudades bordeando las vías de los trenes, zona franca de miseria de la que no se escapa.

    Vi una fogata. Y a una niña oscura en brazos de su padre. Ella le sonreía mientras él la miraba. Y las llamas ardían más rojas y más vivas en los ojos del padre que en la propia hoguera. Yo pasaba en un coche.


    *


    Hocicos temblorosos. Sacudidas. Uno de los cautivos trepa por los barrotes. Suspendido atraviesa la jaula y baja y vuelve a trepar. Dos paseantes se detienen. —El trapecista, dice él acercando los dedos al hocico. —Qué artista, dice ella. Y se alejan torciendo la boca en una sonrisa cómplice. El pequeño animal ha cruzado la jaula por la parte inferior, donde sus compañeros, ovillados, tiritan unos contra otros, y ha vuelto a subir royendo frenéticamente los barrotes. Pienso angustia, pienso libertad. Sin libertad, ¿qué nos impulsa a seguir vivos sino el deseo de esa misma libertad?

    Por sobrevivir, cualquier animal embiste las paredes de su celda, atraviesa continentes, camina hasta extenuarse, desplaza a otros, se defiende y mata. Ninguno, sin embargo, esclaviza a otro por provecho o diversión, ninguno encarcela a otro para contemplar las piruetas que da tratando de hallar salida. La crueldad no son las fauces del tigre en el cuello de una gacela, no, la crueldad es moral, y la moral es humana. La estupidez también.


    *


    No nos enseñaron a desconfiar de los buenos.

    La tierra yerma se estremece. Bajo su piel el pueblo de las ratas huye en desbandada.


    *


    Nunca suficientemente desolados para tocar fondo y arañar el lodo. Tan sólo acariciarlo con la punta de los pies quebrados, huesos Egon Schiele, suspendidos. Levitación en ciernes. Detenida ascensión y vuelo tan sólo permitidos en la fase más leve del sueño.

    Soportados por millones de esclavos que arrojados al frío olvidaron su origen y sus cuentos para no recordar el trayecto de ser otro a ser nadie, ¿qué haremos con la vigilia?

    Breve temblor de vasos en la mesa. Los pájaros emigran.

    Quién tuviese aún tatuada en la piel la segura trayectoria de las aves y la suerte de morir en vuelo, sin sorpresa, sin un grito. Quién pudiese aún vivir en la inocencia, sin preguntas, sin temor y sin vergüenza.


    *


    Desandar lo andado. Aspirar a encontrar un pueblo sabio, un pueblo antiguo, un pueblo elefante, cuya fuerza no estuviese al servicio de la agresión, la conquista o el poder, que tan sólo exigiese que se respetara su derecho de paso: el camino sagrado por el que la manada atraviesa los territorios sin dañarlos.

    Hallar un pueblo sabio. Desear salvar la tierra si tan sólo se hallase uno.


    CHANTAL MAILLARD, Lo que el pájaro bebe en la fuente y no es el agua . Poesía reunida 2004-2020, Galaxia-Gutemberg, 2022.

    Pedro Casas Serra
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    Chantal Maillard (1951-  Empty Re: Chantal Maillard (1951-

    Mensaje por Pedro Casas Serra 09.03.24 6:04

    .


    Cuatro poemas más de Chantal Maillard:


    Y SI TE QUIERO ABIERTO...

    Y si te quiero abierto
    como el centro imposible de un mundo transparente,
    si te quiero imposible, más allá de mis brazos
    o la aurora que extiende un sueño en las tinieblas,
    más abierto que el viento, más leve y más amante,
    será porque mañana nos quisiera infinitos,
    unidos como nieve a punto de ser agua.

    Y es por eso que dejo resonar la memoria,
    todas esas palabras de hilo que se enredan
    en tu boca o la mía.



    TODOS TIENEN ALGÚN OBJETO PRECIOSO QUE OFRECER...

    Todos tienen algún objeto precioso que ofrecer:
    un cuenco de agua negra en que mirarse,
    la piel recién curtida de un leopardo,
    un hijo o un potro amado por los vientos.
    Pero yo nada tengo:
    cuando quiero mostrar tu reflejo en mis manos
    te pierdo, y otra noche infinita
    comienza, pues al perderte ni siquiera yo
    me pertenezco.



    TE SUPE FRÁGIL Y DESNUDO...

    Te supe frágil y desnudo,
    tan frágil eras, tan desnudo
    que se  quebró tu sombra al respirar.
    Abrí la puerta y las voces del agua
    adoptaron la forma de tu cuerpo.
    Tan leve parecías, tan al borde
    de ti
    que la noche aprendió
    el modo de dormirse sobre el río.


    EL BUITRE

    El buitre herido desplegó sus alas grises
    mientras las barcas se alejaban.
    Siete veces rompió su vuelo, y al fin,
    con el impacto de su cuerpo estalló
    el espejo que el sol extiende sobre el agua.
    Luego bebió la luz a grandes sorbos
    como se bebe la sangre de un dios
    después del sacrificio.

    Y fue una nave parda mecida por el viento.


    CHANTAL MAILLARD, Ellas tienen la palabra. Dos décadas de poesía española. Edición de Noni Benegas & Jesús Munárriz, Hiperión, 2006.


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