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Comparación del Roberto el Diablo y el Carlomagno castellanos con sus respectivos folletos brasileños:
Basándome en un exhaustivo análisis comparativo entre las obras mencionadas, aquí tan sólo pretendo hablar de él de modo general y conjunto, trayendo a colación únicamente ejemplos representativos que resulten útiles para extraer conclusiones. Se ha llevado a cabo el contraste de A batalha de Oliveiros com Ferrabrás y A prisão de Oliveiros e seus companheiros con el segundo libro de la Historia del emperador Carlomagno en la qual se trata de las grandes proezas y hazañas de los doce pares de Francia, y de cómo fueron vencidos por el traidor Ganalon; y de la cruda batalla que hubo Oliveros con Fierabras, Rey de Alexandria (Traducida del francés al castellano por Nicolás de Piamonte, Madrid: año de 1806. Por la viuda de Barco López, Calle de la Cruz, donde se hallará) y, por otro lado, de el folleto História de Roberto do Diabo con el texto titulado Aquí comienza la espantosa y maravillosa vida de Roberto el Diablo, así al principio llamado, hijo del duque de Normandía, el cual después, por su santa vida, fué llamado hombre de Dios (en El conde Partinuples / Roberto el Diablo / Clamades y Clarmonda, ed. Ignacio B. Anzoátegui, Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1944), título idéntico ( a excepción del adjetivo "maravillosa", que ha de cambiarse por "admirable") al de una edición de 1530 que recoge Gayangos [58] y que muy probablemente no haga sino reproducir un texto impreso en Burgos, 1509. [59]
Para comenzar a demostrar que Gomes de Barros se basó en traducciones muy fieles de los textos castellanos que digo, nada mejor que mostrar algunas sorprendentes coincidencias y similitudes de tales textos con los folletos brasileños:
Desde luego, la identidad de contenido entre los folletos y sus originales es casi completa, y las obras de cordel tan sólo se distancian en el lenguaje, en ciertas omisiones y en cuestiones de detalle. Pero aunque la similaridad sea la norma, algunos parecidos y coincidencias asombrosos señalan inequívocamente que las fuentes de los folletos son los textos castellanos impresos en el inicio del siglo XVI, traducidos posteriormente al portugués. La fidelidad a los originales franceses fue objetivo primordial de Piamonte, lo que se aprecia en las palabras que el mencionado traductor incluye en el capítulo X, donde se da inicio al segundo libro: "Y en este libro no entiendo otra cosa, sino volver los versos franceses en prosa castellana, siguiendo al pie de la letra, sin añadir ni quitar cosa alguna [...]". Y este evidente propósito de leal transcripción de las fuentes es el mismo que asumiría el traductor portugués Moreira así como, a su manera, Gomes de Barros, del cual hemos visto que en la Historia da Donzela Teodora declaraba no haber añadido nada de su invención. No se le puede pedir más, ya que su intención es la de hacer una versión en verso que sintetice en pocas páginas, en un folleto de cordel, una obra anterior, por lo que ajustarse estrictamente a los originales no tiene cabida y además resulta imposible. Pero es la conciencia de copista respetuoso por el material antiguo que ha caracterizado a los distintos transmisores de las obras lo que ha hecho posible que en el Brasil de hoy puedan adquirirse folletos de esencia netamente medieval.
Pero comencemos ahora mismo a citar pruebas que manifiesten los textos castellanos que subyacen bajo los textos de cordel: En primer lugar podemos hablar, fuera desde luego de las líneas argumentales principales (que coinciden plenamente), de la repetición en los folletos de los nombres y las acciones de muchos personajes secundarios, apenas citados, y de la coincidencia de algunos movimientos mínimos de los personajes centrales: Así, por destacar sólo algunos ejemplos, en la historia de Roberto el Diablo, tanto en la historia castellana como en la versión de cordel, se dice que Roberto de niño se peleaba con los de su edad rompiendo a menudo "brazos y piernas", y al final de la historia, cuando el ermitaño anuncia el perdón de Roberto, éste agradece tan gran don por tan poco trabajo en ambas historias. En cuanto a la historia de Carlomagno, en el primer folleto también se dice que Oliveros se presenta ante Ferrabrás como "Guarim", nombre de su escudero, y declara ser primerizo en lides (cap. XVII - estrofas 28-40). Más tarde, aunque Oliveros no confiaba en su contrincante, acabará ayudándole a armarse (cap. XVIII - est. 41-42). En el transcurso de la pelea los caballos de ambos se arrodillan tras grandes golpes, y Oliveros en un momento dado besa la cruz de la espada (en el Carlomagno después de la oración, y en el folleto antes de la misma) (cap. XIX - est. 43-62). La espada que Oliveros toma del caballo de Ferrabrás tiene un nombre muy similar: "Baptisto" en el Carlomagno y "Batizo" en el folleto (cap. XXI - est. 75-93). Y al final del primer folleto Oliveros llora de alegría ante la conversión de Ferrabrás, como también ocurre en la fuente castellana (cap. XXII - est. 94-101). En cuanto a lo correspondiente al segundo folleto (A prisão...), los turcos se llevan a Oliveros con los ojos vendados en ambas historias (cap. XXIII - est. 9-14); El capitán de Balán se llama "Brulante" en el Carlomagno y "Burlante" en A prisão... (cap. XXV- est. 15-19), mientras el carcelero de los pares es en ambos casos "Brutamonte" (cap. XVI- est. 20-33). Muy posiblemente por exceso de celo, Gomes de Barros dice también que a los pares presos los sacan de la cárcel con una cuerda algo no muy comprensible si no se conoce algo sólo explicado en la versión castellana: que los caballeros estaban prisioneros en un pozo (cap. XXVII- est. 34-35). Tras el enfrentamiento con los embajadores de Balán, en las dos versiones es precisamente Ricarte quien persigue al escapado, y es Roldán quien anima a continuar y propone cortar las cabezas de los muertos (cap.XXIX- est. 39-45). En el mismo pasaje del folleto se dice "Já de águas mórtas distante", lo que resulta un verso tremendamente oscuro si no se conoce que Aguas Muertas es el lugar donde se encuentra Balán, algo que sólo se dirá en el cap. XXXI del Carlomagno. Una vez que los Pares han llegado como embajadores a la corte de Balán, en ambas historias es justamente el maestresala quien se encargará de acomodarlos en distintas cámaras (cap. XXXI- est 60-73). Más tarde, Sortibán advierte a Balán de la naturaleza traicionera de las mujeres, y Floripes se queja diciendo que juzga a los demás por lo que es él (cap. XXXII- est. 74-84). En la estrofa 93 Roldán propone salir de la torre a por comida y una dama se desmaya por el hambre, lo que se refleja en los caps. XXXIV y XXXV del Carlomagno. En este mismo libro, Guy de Borgoña es apresado al tropezar con un muerto, medio de captura que, por descuido, Gomes de Barros sitúa al comienzo del folleto, cuando Oliveros resulta hecho prisionero por los turcos tras la batalla con Ferrabrás. A continuación, en ambas historias Floripes suplica a los pies de Roldán que libere a Guy (cap. XXXVI- est. 95-96). Más adelante Ricarte convence a los demás que debe ser él quien se aventure a pedir ayuda, pues ya tiene un hijo como descendencia, y saldrá de madrugada (cap. XL- est. 98-101). Cuando regresa con refuerzos, en el puente de Mantible Galafre intenta golpear a Ricarte, pero su arma se clava en una roca. Y, ya próximo el fin de la historia, Carlomagno le pide a Balán que se bautice y luego lo hará Fierabrás de rodillas: Primero consiente pero luego dará un puñetazo al arzobispo y escupirá en la pila bautismal. Así las cosas, Carlomagno ordena se le dé muerte en el campo (cap. LIV- est. 113-121).
Éstas son las coincidencias más sobresalientes, pero aún hay otras que sorprenden por el detalle: En las dos versiones de Roberto el Diablo, los duques permanecen 17 años sin hijos (se dice que no se relataron las fiestas de boda por no aumentar la historia: aquí el autor castellano obvia detalles de su fuente francesa, pero Gomes de Barros no hace sino copiar las palabras del libro en que se basa); Entre las señales que acompañan al nacimiento de Roberto, se da el derrumbamiento del palacio. Años más tarde, los enviados del duque se topan con 30 bandidos de la tropa de Roberto. Cuando más adelante Roberto va a visitar a su madre, en el castillo la gente se encierra en sus casas o se sube a los tejados. Por otro lado en la batalla entre Oliveros y Fierabrás se compara a ambos combatientes con leones (cap. XIX- est. 43-62), y también en ambas versiones, Ferrabrás avisa a Oliveros de que hay 10.000 turcos esperándole escondidos (cap. XXII- est. 94-101). Y en cuanto a A prisão..., cuando los pares salen de la cámara de Floripes, el primero con el que se encuentran es un rey, a quien Roldán mata de un gran golpe.
Con esto he querido resaltar la presencia en ambas versiones de algunos nombres secundarios (de personajes y lugares), de ciertas cifras y de acciones insignificantes de personajes o acontecimientos superfluos. Poco inventa Gomes de Barros, pero también es raro que se ciña al original descendiendo a tales detalles. Pero aun hay datos que muestran un seguimiento del original aún más fiel del autor brasileño y que acaban por desterrar toda duda de que las fuentes de los folletos de Gomes de Barros son justamente las que apuntábamos más arriba. Y es que en ocasiones Gomes de Barros parece copiar casi literalmente algunas expresiones del texto que versiona:
El comienzo de la Historia de Roberto el Diablo es idéntico para el folleto y la fuente castellana: "Na provincia de Normandía" / "En la provincia de Normandía". Por otro lado, cuando las gentes ven cómo Roberto se les aproxima exclaman: "Fujamos, la vem Roberto do Diabo!" / "¡Guardaos de Roberto el Diablo, que viene!". Más adelante, cuando su madre le revela la maldición, se dice de Roberto que quedó "amortecido no chão" / "amortecido en el suelo". Por su parte, la historia de Carlomagno también se inicia de manera similar: "El almirante Balán era un gran señor muy poderoso y tenía un hijo llamado Fierabrás..." / "O almirante Balão / Tinha um filho, Ferrabrás" (cap. XI- est. 4-10). Cuando Fierabrás se encuentra con "Guarin", le tiene lástima y le dice: "¿En que erraste a Carlomagno?" / "Que fizeste a teu senhor?". Cuando Fierabrás pregunta a "Guarin" por la apariencia de los pares, éste responde con la misma ironía: "Oliveros es de mi grandor y tamaño" / "Oliveiros, na figura / é o mesmo que ver a mim" (quizá Gomes de Barros es a la vez más tosco y más gracioso); y cuando Fierabrás se extraña de que Roldán no haya acudido a la batalla, Oliveros/Guarin responde con la misma bravuconada despectiva: "Roldán jamás hizo cuenta de un sólo pagano" / "Roldão nunca se ocupou / Brigar con um turco somente!". Además, cuando Fierabrás aprecia que su enemigo lleva sangre en las piernas, Oliveros oculta la verdadera razón diciendo "que la sangre procedía del caballo, que era duro a las espuelas" / "O sangue é de meu cavalo, / Que é muito duro de espora" (los cuatro últimos ejemplos en cap. XVII- est. 28-40). Fierabrás se enojará cuando se tire el bálsamo, y dice: "Echaste a perder lo que con todo el oro del mundo no se podrá mercar" / "Do mundo todo o tesouro / No podería comprar". Y al final del primer folleto, Fierabrás le ofrece a Oliveros sus armas para que se enfrente con los turcos y encarece así su regalo: "Agora tienes cuatro que valen cuatro ciudades" (se refiere a famosas espadas) / "Uma presa como aquela / Vale mais que uma cidade" (hablando de las armas en general) (cap. XXII- est. 94-101). En lo que respecta al segundo folleto, cuando Floripes mata al carcelero Brutamonte se narra: "dio con él en la tierra muerto" / "Deixandoo morto por terra" (cap. XXVI- est. 20-33). Más adelante (cap. XXX- est. 46-59) los pares discuten entre ellos, y alguien comenta: "Señor Roldán, no es cordura dar un golpe y recibir diez" / "Que a pessoa alguma agrada / Dar uma forte pancada / E outra igual recebir". Y en el combate definitivo entre las tropas de Carlomagno y las de Balán se encuentra la siguiente descripción: "arroyos de sangre corrían por el campo / O sangue o campo tomaba" (cap. LI- est. 107-109).
No creo que haga falta más para demostrar que los folletos de Gomes de Barros no provienen de la oralidad ni del romancero sino de los textos que decíamos. Por otra parte, lo dicho puede ilustrarnos sobre las peculiaridades que entraña la elaboración de un folleto de cordel y, más específicamente, nos informa acerca del singular modo de trabajo de Gomes de Barros. Pero aún sabremos más del proceso de creación de un folleto si nos fijamos en las disimilitudes que las obras de cordel que tratamos presentan con respecto a sus fuentes españolas. Desde luego, las lógicas limitaciones de los folletos, así como sus características formales "genéricas", determinan las diferencias de las obras de cordel, sin olvidar que en todo caso se está realizando una actualización de una historia, lo que conlleva otras tantas novedades.
La diferencia que primero salta a la vista es la composición en verso: La Historia de Roberto do Diabo está escrita en sextilhas (- a - a - a), mientras los folletos extraídos del Carlomagno fueron compuestos en décimas (a b b a a c c d d c) (forma propia en toda América de las obras de cordel que provienen de Piamonte, según vimos), estando formadas ambas estrofas por versos octosílabos que riman en consonante. De las ataduras de la rima y la medida se puede resentir el contenido y, en este sentido, en varias ocasiones se debieron alterar datos de la fuente original para ajustarse al número de sílabas u obtener una rima. Por otro lado, mientras los textos en prosa están divididos por capítulos con epígrafes (propio de los libros de caballerías), los folletos recogen una tirada indefinida de versos sólo fragmentada en estrofas.
Otra singularidad son las actualizaciones: Se moderniza el lenguaje y se hace coloquial hasta lo pintoresco. El lenguaje es uno de los rasgos propios de la literatura de cordel, y a la vez que en él radica su riqueza popular (también hablo de imágenes y comparaciones) y es una de las aportaciones novedosas a los antiguos textos, en ocasiones resulta peligrosamente chocante, sobre todo al narrar una historia medieval, que puede perder verosimilitud. Vayan sólo dos ejemplos como muestra: Mientras en el Carlomagno tan sólo se dice de Fierabrás que tenía una "espantable voz", Gomes de Barros lo adorna diciendo: "Só um trovão cuando estronda / Troa como ele troou" (cap. XI- est. 4-10), lo que supone una inusual amplificación descriptiva en una composición que persigue la síntesis. Por otro lado, tras el enfrentamiento entre Carlomagno y Roldán, éste dice cuando otros caballeros se le vienen encima: "No se llegue a mí sino el que tuviere aborrecido el vivir; el que se moviere, sacarlo he presto del mundo", y frente a esta elocuencia, el Roldán del folleto tiene algo de hampón ("Qualquer que tocar en mim / Diga que está de viagem!") (cap. XIII- est. 14-18). Pero en algunas ocasiones, la actualización alcanza también al contenido, y entonces se producen los más estrafalarios y graciosos anacronismos: Éstos son especialmete numerosos en la Historia do Roberto do Diabo: Del protagonista se dice que a los tres días de nacer ya comía carne con farinha (sin duda de mandioca), plato popularísimo en Brasil. Este dato es absolutamente inventado por Gomes de Barros y supone una actualización en el tiempo y en el espacio. Otros anacronismos son casi humanitarios, como cuando, hablando de la petición de mano de la madre de Roberto, se dice que ella dio el sí, mientras en la historia original no se tiene para nada en cuenta su voluntad, como era propio en la época. Otras curiosas actualizaciones temporales igual de novedosas se dan finalizando el folleto: En las grandes batallas que se traban en Roma se emplean armas de fuego, y ya al final se dice de Roberto que: "Governou com paciéncia / pela constitução". Los folletos que provienen del texto de Piamonte son mucho más comedidos en este sentido pero, aun así, en el puente de Mantible Galafre les pide a los Pares que le paguen el tributo en moneda brasileña ("cem mil réis" por cada pie de caballo).
Otra cuestión que determina de manera importantísima la conformación de la historia de cordel es la falta de espacio: En el folleto de Roberto el Diablo se versifican en 48 páginas otras 33 en prosa, y aunque en esta historia las omisiones no son exageradas, sí son notables. Otra cosa sucede en A prisão..., donde 154 páginas en prosa se ven comprimidas en 16 en verso (aunque a columna doble). Como se puede entender, las supresiones son incontables y suelen cebarse en todo lo que es superfluo o lo parece. Todo lo que se sale de la trama central (digresiones morales, cuentos intercalados, descripciones tediosas, etc.) y todo lo que no hace avanzar la historia, se anula sin miramientos. De todo esto hay incontables ejemplos que nos eternizarían (valgan tres algo hiperbólicos: la supresión del capítulo XIV completo del Carlomagno, en el que el autor reprende tanto a Roldán como al emperador por su comportamiento, y el "olvido" de la totalidad del capítulo XXIV del mismo libro, en el que se narra la curación y el bautismo de Fierabrás, algo que se sale del argumento central de A prisão..., además del hecho de que en Historia de Roberto do Diabo se pasan por alto los cuentos de las bromas que les gastaba Roberto a los judíos haciéndose pasar por loco).
Se pueden suponer además los tremendos apuros que debió pasar el autor en su tarea de síntesis increíble: Contrastando los originales con los folletos que desprendieron, se aprecia que Gomes de Barros comenzaba a versificar sin presiones, pero la tensión aumentaba a medida que se agotaba el limitado papel para el folleto y todavía restaba por resumir una tremenda porción de la obra-base. Por esta razón, cuando ya sólo restan cinco páginas para el final del folleto A prisão..., Leandro Gomes de Barros anuncia honrosamente que va a saltarse algunos pasajes de la historia original, aunque defiende su postura despreciando toda la materia que desecha como aburrida y poco importante. Y, en efecto, a partir de entonces comienza a obviar capítulos enteros un tanto brutalmente: Esta es la suerte que corren los capítulos XXXVIII, XXXIX, XLI, XLII, XLIV, XLVIII, L y LII. Un aprieto algo más leve fue el que debió padecer con la Historia do Roberto do Diabo, donde también ignora los dos últimos capítulos del original y finaliza su obra con la socorrida boda del protagonista.
Este folleto aún presenta otra particularidad con respecto a sus fuentes: La hipérbole de la crueldad del protagonista, al que se tilda de sanguinario ya de niño, cuando se divertía incendiando casas habitadas (según el añadido de Barros), el mismo que cuando ya tenía larga experiencia en el homicidio se ensaña a cuchilladas con su maestro porque le riñe (en el original ésta es su primera víctima mortal: el maestro le abofetea y él responde con una puñalada en el pecho), y no otro que el que sacaba los corazones a sus víctimas aún vivas (en el original, una vez muertas). Si en el texto castellano Roberto es increíblemente violento y cruel, esto aún se acentúa más en el folleto brasileño. Pero la hipérbole lo alcanza todo: Pronto se dice de él que se hizo famoso en el mundo entero, y cuando se decanta por el bien, realizará igualmente proezas sobrehumanas. Esto contrasta notablemente con la versión castellana, que cuida mucho la verosimilitud (citando como fuentes las crónicas francesas, dando nombres de lugares muy concretos y reales, etc.) excepto al final, cuando se deja llevar por los excesos caballerescos. La hipérbole es también un rasgo distintivo de los folletos sobre Oliveros, a pesar de que la versión del Piamonte es ya de por sí bastante exagerada. Esto se aprecia en la batalla por la captura de Oliveros, en la que Leandro Gomes de Barros comenta que siete de los Pares franceses no habrían tenido problema para derrotar a diez mil turcos.
En fin, este gusto por la desmesura me parece otro de los rasgos que distinguen estos folletos: Prima lo fabuloso y apabullante sobre la realidad o la verosimilitud. Aunque la hipérbole de las cualidades guerreras es consustancial a los libros de caballerías, bien pudiera decirse que para los folletos de cordel la palabra "hipérbole" se queda corta.
Una última característica que se me ocurre señalar es el desorden: No se versifica paso a paso capítulo por capítulo, sino que son frecuentísimas las confusiones: En ciertos puntos de la historia se incluyen datos o detalles que provienen de otro lugar del original, se adelantan acontecimientos, se atribuyen algunas acciones a distintos personajes... En fin, en ocasiones da la impresión que Gomes de Barros ha cerrado el libro de Carlomagno y ha comenzado a versificar una historia que tiene prácticamente memorizada por su familiaridad con él. Nada mejor para ilustrar esto que las estrofas 63-74 de A batalha de Oliveiros com Ferrabrás, en las que se recoge un trecho de la historia que debía venir antes. Gomes de Barros debió abrir de nuevo el libro encontrándose con que había omitido algo interesante, pero no por eso rehace todo lo escrito, sino que sin ningún empacho lo reincorpora de improviso allí donde le ha encontrado escribiendo, y lo hace de esta manera: "Eu agora me lembrei / Da falta que cometí / Mas foi porque me esqueci, / Por isso não relatei". Sin embargo, y a pesar de estos despistes, lo cierto es que predomina, como hemos visto, una fidelidad sorprendente a las fuentes.
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