Pero no vayamos a pensar que esta preocupación era nueva en los años en que Silvio Romero emprendía sus trabajos folklóricos. Lo nuevo era el método, la investigación directa, el arrojo intelectual de aquellos hombres que, sin contar con una lingüística desarrollada, ni siquiera con los rudimentos de la ciencia estilística, se dedicaron a recoger con fidelidad, de boca del pueblo, los relatos, romances y canciones, procedentes unos de la Península Ibérica, llegados otros en las bodegas y cubiertas de los barcos negreros, y trataron de organizarlos, clasificándolos y siguiendo el curso de sus transformaciones sucesivas. Si el método era, como decimos, nuevo, no lo era la preocupación. Desde la época colonial, el habitante del Brasil, el aborigen, venía despertando la curiosidad de poetas y prosistas, y este interés fue en aumento con el correr de los tiempos y ascendió hacia su apogeo a partir de la independencia del país. Ya durante el romanticismo, hubo dos corrientes literarias, la indianista y la sertanista, esta última orientada al estudio del blanco del interior, que plantearon con fuerza, en plena época romántica, el problema del conocimiento del hombre brasileño, de sus ideas y creencias, de su folklore y de su manera de vivir. Novelistas como José de Alencar (13) y poetas como Gonçalves Dias, rehabilitaron al indio brasileño, influidos, sin duda, por la leyenda europea del buen salvaje y, aunque nos conste que ambos hicieron largos viajes por el país y estudiaron la vida y las costumbres de sus habitantes, no nos cabe duda, a la vista de los resultados literarios que obtuvieron, de que su visión fue más poética que científica; de que lo sentimental superó casi siempre, en ella, a lo experimental.
"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
Es a los escritores postrománticos a los que cabe la gloria de haberse acercado con objetividad y espíritu verdaderamente comprensivo a los auténticos problemas sociales y populares del Brasil, sin que esta afirmación nos excuse de hacer justicia a la corriente de interés y simpatía suscitada por indianistas y sertanistas, y más tarde, y en un sentido más político y moderno, por los llamados condoreiros, entre los que destacó el poeta Castro Alves. En general, los críticos postrománticos fueron muy sensibles a las realidades nacionales. Bástenos con citar, junto a Tobías Barreto y Silvio Romero, a los no menos célebres Araripe Júnior y José Veríssimo y al menos conocido Celso de Magalhães, iniciador de los estudios folklóricos brasileños. Sería muy interesante—aunque excesivo para el objeto de este trabajo—seguir hasta nuestros días la línea de los estudios sobre tan interesante literatura oral. Baste con decir que, de entonces a acá, se producen dos hechos fundamentales. Uno de ellos es—después de la auténtica revolución que supuso la llamada Semana de Arte Moderna de São Paulo (1922)—la incorporación del lenguaje popular a la literatura culta, labor en la que destacaron los poetas de la generación modernista (Mário de Andrade, Murilo Mendes, Manuel Bandeira, etc). Otra, la edición, por el propio pueblo y para el pueblo, de su literatura, facilitada por la tardía difusión de la imprenta.
"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
Este último hecho es de una importancia fundamental, no sólo por cuanto ha fijado las más modernas versiones de buena parte del romancero popular brasileño y ha fomentado su crecimiento, no siempre en sentido positivo, sino también porque ha dado lugar a una escuela de grabadores a la que podemos considerar como una de las manifestaciones artísticas populares más puras e importantes del Brasil contemporáneo.
2
El fenómeno cultural que estamos estudiando parece tener su origen en dos estados del Nordeste brasileño: Pernambuco y Ceará. Cuando menos, es en las ciudades de Juazeiro (Ceará) y Recife, capital de Pernambuco, donde radican los más caracterizados talleres gráficos que imprimen los romances y los grabados que los ilustran, confeccionando unos folletos de amplia difusión entre las capas sociales de más bajo nivel cultural. Pero esta difusión no queda circunscrita a los estados mencionados. No sólo los demás estados del Nordeste (Piauí, Rio Grande do Norte, Paraíba, Alagoas y Sergipe) conocen este género literario (14): los folletos, llamados abecés en Sergipe y en Bahía, adonde también han llegado, y romances, respondiendo a su denominación ibérica (15), desde San Francisco a Ceará, se encuentran en proceso de difusión en el resto del Brasil y ya han llegado a Rio de Janeiro, llevados por los emigrantes que buscan trabajo en aquella capital.
"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
El público de esta literatura oral, que sólo se fija en modestas ediciones, hechas en imprentas verdaderamente rudimentarias, para facilitar su recuerdo y difusión, suele estar compuesto por analfabetos, incapaces de comprender otras formas más refinadas del arte literario, pero incapaces, asimismo, de prescindir de toda literatura. De ahí su interés para comprender la psicología de quienes consumen semejante poesía. Si al principio de este trabajo nos hemos referido a las formas tradicionales de la poesía brasileña, no todas ellas de origen indígena, no lo hemos hecho únicamente para poner de relieve su arraigo en el pueblo brasileño: hemos tenido también en cuenta que muchos de sus motivos y argumentos han pasado directamente de la tradición oral a los actuales romances o abecés. Con sus variantes locales, no sólo dependientes del idioma (formas dialectales), sino reflejadas incluso en el argumento (efecto de la adaptación y la transmisión), temas como el del caballero Roldan, del ciclo carolingio, que ya fue objeto de las investigaciones de Silvio Romero, se reflejan en títulos como Roldão no Leão de Ouro y Roldão que raptou dentro de um leão de ouro a Princesa Angélica que se achaba encarcerada.
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Pero, como es natural, los asuntos que podemos llamar locales, como O cavalo misterioso y la Historia do Boi Mandingueiro (16), tienen, junto a los relatos de cangaceiros (17) y otros temas verdaderamente populares, una abundante representación en estas colecciones de folletos, entre los que no faltan comentarios de actualidad, ya sean de tipo político o de sucesos sangrientos o simplemente cómicos. En cierto modo, algunos de los romances más modernos vienen a suplir entre sus lectores a la prensa de sucesos. Los mercaderes de esta literatura suelen ser los propietarios de tenderetes y quioscos, los buhoneros e incluso los limpiabotas. Pero su forma más eficaz de difusión es la recitación hecha por profesionales o la lectura que los aficionados más cultos ofrecen al corro de oyentes que suele formarse en los muelles, en los mercados o en las proximidades de las fábricas, a la hora de la salida o durante el descanso de los obreros.
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Tanto los textos como los grabados que los ilustran, suelen ofrecer una calidad muy variable. Abundan el mal gusto y lo que entre nosotros se ha llamado con el despectivo nombre de astracanada, pero de entre la enorme masa de versos e ilustraciones, que en todo caso tendrán un interés estilístico en sentido estricto, pueden seleccionarse estupendos ejemplos de arte popular. Vamos, pues, a referirnos a algunos de los mejores romances, para enmarcar el arte de los grabadores en madera del Nordeste del Brasil. Uno de los más célebres es el llamado del Boi Mandingueiro. Encontramos en él una de las descripciones hiperbólicas tan frecuentes en la literatura popular de todos los climas. Es la que pinta al caballo del vaquero (I8):
Meu cavalo se sustenta em ferro velho fundido. Come enxofre em vez de milho, bebe chumbo derretido, quando se dana, então, dez latas de alcatrão com sede já tem bebido (19).
"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
Este caballo, que nos recuerda al fabuloso animal que logró ensillar el héroe finés Lemminkainen (de su piel salía fuego, humo de su crin salía...) (20), nos lleva sobre sus míticos lomos hacia el espíritu, también popular, del Kalevala, en el que la hipérbole, referida esta vez a las supuestas cualidades extraordinarias de una persona, acerca a dos literaturas tan diferentes, mostrando así, en el evidente parentesco de ambas descripciones, una constante del alma popular :
El yerno, don excelente, no puede entrar en la casa, sin que se quite la puerta, sin que se arranquen las jambas, sin que el dintel se levante, sin que el umbral se varíe, sin quitar unas paredes y cambiar los basamentos. Alto en más de una cabeza es, y ancho en más de una oreja (21).
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Pero volvamos a nuestros romances, para encontrarnos, en el titulado Historia do Pavão Misterioso, con un curioso ejemplo de cómo este género de literatura, lejano a todo rigor científico, mezcla y baraja los datos históricos y topográficos, creando, una confusión que puede llegar a ser verdaderamente poética y a recordarnos, como en este caso, formas literarias cultas que persiguen un humor basado en el absurdo:
Eu vou contar uma história de um Pavão misterioso que levantou vôo da Grecia com um rapaz corajoso, raptando urna condessa, filha de um conde orgulhoso. Residia na Turquia um viuvo capitalista pai de dois filhos solteiros, o mais velho João Batista, então o filho mais novo se chamava Evangelista. O velho turco era dono duma fábrica de tecidos... (22).
"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
Además de los temas fabulosos que estamos viendo y de los históricos, heredados de la tradición peninsular, a los que ya nos hemos referido, los romances nos muestran otros tomados de los argumentos de las películas que han logrado mayor éxito popula r o de determinadas obras literarias cultas. Así, hay una adaptación de la novela Amor de Perdição, de Camilo Castelo Branco, que empieza así:
Eis aquí, leitor amigo, o Amor de Perdição, romance que foi real cheio de lance e emoção, onde o amor foi imolado por orgulho e ambição (23).
Y no nos resistimos a copiar unos trechos del romance que trata de la Peleja de Manei Riachão corn o Diabo:
Riachão estava cantando na cidade de Assú quando apareceu um negro da espécie de urubú. Tinha camisa de sola e as calças de couro cru. Beiços grossos e virados como a sola de um chinelo. Um olho muito encarnado e outro muito amarelo (24).
"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
Riachão, que ai principio no quería hacerlo, al discutir con el extraño personaje, descubre que se trata del mismísimo Demonio y le conjura invocando nombres de santos. Entonces,
O negro, soltando um grito, ali desapareceu, de urna catinga de enxofre a casa toda se encheu. Os cães uivaram na rua, o chão da casa tremeu (25).
Pero los temas son tantos cuantos puedan interesar a la imaginación popular: historias de amor, drama s folletinescos, anécdotas de palurdos que visitan la gran ciudad, sátiras políticas y sociales, crímenes, robos y raptos, desafíos, peleas (Peleja do cego Aderaldo con Zé Pretinho do Tucum) y valentones. De estos últimos ha dicho João Cabral de Melo Neto: «Hay otro punto de contacto entre la vida de estos valentones y las novelas picarescas españolas: la vida aventurera que los lleva de un lugar a otro. Las aventuras que corren. Los golpes que utilizan, entre los que se dan el simple asesinato o las formas más inteligentes y audaces del robo. Las oscilaciones de la suerte, pues pasan con frecuencia de momentos de gran prosperidad a momentos en los que necesitan mendigar, etc. Y sobre todo, cierta conciencia moral, que les hace comprender el camino equivocado que están viviendo» (26).
"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
Aunque los autores de estos romances suelen ser anónimos, también hay poetas populares que han industrializado, en cierto modo, su profesión. Los más célebres son João Martins de Athayde, de Recife, y José Bernardo da Silva, de Juazeiro (Ceará). Este profesionalismo, lejos de mejorar la calidad de los romances, contribuye a su pérdida de espontaneidad y verdadero sentido folklórico y los sitúa en una zona intermedia entre la literatura auténticamente popular y la culta. Ya se sabe cuan fatales son para el arte estos términos medios. Es, pues, semejante profesionalismo el mayor peligro que se dibuja en el horizonte de este original género literario.
4
Hemos hablado en términos generales de la región creadora y difusora de los romances o abecés y de sus ediciones, bella y primitivamente ilustradas. No estará de más que completemos con unos sencillos trazos el perfil de la geografía física y humana del Nordeste brasileño. Siguiendo de Norte a Sur la línea de la costa, esta región natural, la más oriental del Continente Americano—Recife es el gran puerto sudamericano más próximo a Europa—, está compuesta por los siguientes estados: Piauí, Ceará, Rio Grande do Norte, Paraíba, Pernambuco, Alagoas y Sergipe (27). Las tierras costeras suelen ser abundantes, lo son en las inmediaciones de Pernambuco, en zonas pantanosas y en ellas se cultivan el cocotero y la caña de azúcar.
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Pero muchos habitantes de la costa suelen dedicarse a la pesca, bien al servicio de patronos o independientemente, sirviéndose de las jangadas, balsas formadas por cinco troncos y accionadas a vela. El jangádeiro es un tipo hábil y decidido que ha merecido bellas páginas descriptivas de algunos de los mejores escritores brasileños. También viven de la pesca, pero en aguaâ dulces, corrientes o estancadas, los pescadores de tarraza y los cultivadores de viveros. A estos tipos habrá que añadir el de los tiradores de cocos que, ayudándose con la peia o a cuerpo limpio, trepan a lo alto de los cocoteros para preparar y cortar sus frutos. Más al interior se encuentran los agrestes o bosques de árboles y arbustos poco exigentes de humedad. Si estas formaciones vegetales presentan cierto aspecto bucólico, no puede decirse lo mismo de la caatinga o bosque espinoso de los terrenos secos, llamada silva hórrida o, más poéticamente y por los indios aborígenes, bosque blanco. Viven en la caatinga el pájaro llamado jurití, el quem-quem y la temible serpiente cascabel. En este bosque, los vaqueros nordestinos, casi enteramente cubiertos de cuero para protegerse de las espinas, son el tipo humano más característico.
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Vaqueros, tiradores, jangadeiros, negros, mulatos y mestizos, obreros de las fábricas y de la construcción, cortadores de caña y cambiteiros (28) son el público habitual de los romances o abecés. Y los retirantes. El retirante es el tipo más patético de esta amplia zona brasileña, azotada por continuas sequías, entre las que se han hecho célebres las de los años 1877, 1899, 1915 y 1957. Cuando los alimentos y el trabajo llegan a faltar, los campesinos del interior, siguiendo los cursos de los ríos secos o casi secos durante el estiaje, como el Capibaribe y el Beberibe, o de escaso caudal, como el Parnaíba y el San Francisco, van aproximándose a la costa, en busca de un trabajo que les permita subsistir. Son los retirantes, el problema social más grave del Nordeste brasileño... Buen asunto para romances. Buen público para esta poesía espontánea y popular (29).
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Hace poco, tuvimos ocasión de conocer una importante colección de pruebas de grabados populares del Nordeste brasileño (30). Dichas pruebas habían sido expuestas con anterioridad en la Biblioteca Nacional de París, en el Kunstmuseum de Basilea, en Oporto y en Lisboa. El primer coleccionista importante de las planchas o matrices de estos grabados, ejecutados por artistas generalmente iletrados, que desconocen hasta los rudimentos de la xilografía y se valen incluso de maderas de embalar, fue el pintor y artista tipógrafo pernambucano Aloisio Magalhães, que recogió bastantes matrices en Pernambuco. Su labor fue continuada por el crítico de arte Lívio Xavier Júnior, director del Museo de Arte de la Universidad de Ceará, centro del que proceden las pruebas que en la actualidad siguen su viaje por Europa.
La muestra motivó en su día nuestro comentario (31) pero, dada la importancina de tal exhibición, nos propusimos redactar un trabajo, que ahora intentamos, en el que se dibujase el marco cultural y geográfico de estos grabados. En el mencionado comentario, tratábamos de sintetizar así las características de las obras expuestas: «Gráficamente, las xilografías del Nordeste demuestran un extraordinario poder de síntesis—genial en ocasiones—y una limpieza de ejecución que asombra cuando se sabe que sus autores son autodidactas y se valen de instrumentos y materiales de los más primitivos.»
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«La exposición viene a demostrarnos que cuando una comunidad no ha sido desnaturalizada por procesos evolutivos impuestos en contra de su íntima naturaleza, es a sus estratos populares a los que hay que acudir para encontrar las más puras fuentes de la creación artística, incluso de la capacidad para crear arte. Las posibilidades creadoras del pueblo, su realismo, que no excluye el buen gusto ni la fantasía, son bien patentes en esta singular exposición» (32). La técnica de estas xilografías es de las más simples que puedan imaginarse. Los artistas se valen con la misma maestría instintiva del trazo y de la mancha bien silueteada, que suelen combinar con acierto y equilibrio. Aunque a primera vista podríamos clasificar estos grabados en imaginativos y descriptivos, en atención a sus temas, es preciso que tengamos mucho cuidado para no caer en tamaña confusión. El grabador no es en ningún caso un inventor. Su papel queda reducido al de ilustrador en el sentido más estricto de la palabra, es decir, a ser un mero intérprete gráfico de las creaciones poéticas que han de ser impresas.
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Por lo tanto, si el grabador es realista cuando traza la 131 silueta de un animal, una escena de desafío o un paisaje callejero, no dejará de serlo cuando representa al hombre lobo de Paraíba o a la muchacha que se volvió culebra, puesto que se limita a representar algo que le ha sido propuesto por la realidad del romance, obligada por la tradición, sin poner, salvo el gusto, nada de su cosecha. El lector de romances, que no entiende de sutilezas ni libertades interpretativas, no le permitiría el menor desliz. Es decir, sería capaz de contar los dientes del lobizón y medir el tamaño de su monstruosa cabeza de la misma manera que se fijaría en la clase de cananas usadas por el cangaceiro de otro relato. De ahí el auténtico e ingenuo encanto de estos grabados que tantos datos aportan sobre el alma popular de los nordestinos. En general, son equilibrados de composición y carecen de fondo en sentido plástico, de manera que las figuras quedan nítidamente recortadas, exentas de todo misterio y de cualquier complicación espacial. El grabado quiere ser signo, casi letra de alfabeto, si no fuese porque siempre se refiere a tipos o situaciones particulares y bien definidos, antes que creación con vida independiente, si bien su propia fuerza expresiva los convierte a menudo en tal. Es, pues, perfectamente ortodoxo, desde el punto de vista ilustrativo, puesto que se integra en el texto sin perjuicio, en muchas ocasiones, de su valor como obra independiente.
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También entre los grabadores, y paralelamente a lo que ocurre con la poesía, va apareciendo cierto tipo de profesionalismo. Ya no son anónimos la totalidad de los ilustradores de los romances nordestinos (33). El riesgo de adulteración, la adulteración consumada, se producen también en este campo. Pero una y otra, poesía y grabado, deben tener un valor permanente, por lo menos los más ejemplares de entre los que hasta ahora disponemos: el de mostrar el nacimiento y la evolución de un arte eminentemente popular y digno de incorporarse, a través de autores de sólida preparación artística, a las tendencias que tratan en la actualidad de lograr un gran arte de mayorías mediante la síntesis de las corrientes popular y culta, que no son, en el fondo, sino dos aspectos de una misma realidad, de una verdadera identidad de aspiraciones.
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(1) Violeiros. (2) Sertanejo. (3) Caboclos. (4) HUMBERTO DE CAMPOS, Antologia da Academia Brasileira de Letras, páginas 170 y sigs., Livraria José Olympio, Rio de Janeiro, 1935, Citado por Luis da Câmara Cascudo en el estudio que precede a Ia obra de Sílvio Romero, Cantos Populares do Brasil, Livraria José Olympio, Rio de Janeiro, 1954, págs. 17 y sigs. (5) El demonio de los indios del Brasil. (6) Duende en figura de negrito cojo. (7) O caipora, de 'caá, bosque, y pora, habitante o morador, en lengua india. Especie de diablo disfrazado de hombre. ( Mata. (9) O catetú. Animal monstruoso de la mitología india. (10) Mujeres mitológicas, especie de sirenas de las aguas dulces. (11) Especie de galápago o tortuga terrestre. (12) Loe. cit., págs. 18 y 19. (13) Alencar llegó a recoger las poesías relativas a la gesta del ganado. (14) Al hablar de la región Nordeste, lo hacemos en un sentido no sólo geográfico, sino también influido por el tema que estamos tratando. Administrativamente, la región Nordeste está formada por los siguientes estados y territorios: Maranhão, Piauí, Ceará, Rio Grande do Norte, Paraíba, Pernambuco, Alagoas y Fernando de Noronha. (15) En portugués, la palabra romance se emplea para designar la novela. Así, las formas de los relatos en prosa son: conto (cuento), novela (novela corta) y romance (novela). La palabra rimance se emplea, para evitar confusiones, al designar la forma poética que nosotros llamamos romance. De ahí que señalemos cómo el pueblo, sin aceptar la palabra culta rimance, continúa usando el término ibérico original. (16) Historia del Buey Brujo. (17) Bandoleros, salteadores de caminos, considerados en muchos casos como bandidos generosos.
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(18) Los textos de los romances o abecés que citamos nos han sido amablemente facilitados por el poeta João Cabral de Melo Neto. (19) Mi caballo se sostiene / en hierro viejo fundido. / Come azufre en vez de maíz, / bebe plomo derretido, /'cuando se irrita, entonces, /diez latas de alquitrán / con sed ya se ha bebido. (20) Kalevala. Traducción y prólogo de María Dolores Arroyo, El Mensaje, José Janes, editor, Barcelona, 1953, canto XIV, pág. 175. (21) Op. cit. Canto XXI, págs. 289 y 290. (22) Voy a contar una historia / de un Pavo Real misterioso / que alzó vuelo de Grecia / con un muchacho valiente, / raptando a una condesa, / hija de un conde orgulloso. / / Residía en Turquía / un viudo capitalista / padre de dos hijos solteros, / el más viejo, Juan Bautista, / entonces, el hijo más joven / se llamaba Evangelista. / El viejo turco era dueño / de una fábrica de tejidos... (23) He aquí, lector amigo, / el Amor de Perdición, / novela que fue real, / llena de interés y emoción, / donde el amor fue inmolado / por orgullo y ambición. (24) Riachão estaba cantando / en la ciudad del Assú / cuando se presentó un negro / del tipo del urubú (especie de buitre). / Llevaba camisa de suela / y pantalones de cuero crudo. // Labios gruesos y vueltos / como la suela de una chinela. / Un ojo muy encarnado / y otro muy amarillo. (25) El negro, soltando un grito, / de allí desapareció, / de un olor malo de azufre / toda la casa se llenó. / Los perros ladraron en la calle, / el suelo de la casa tembló. (26) De un texto leído en Radio Club do Brasil, en el programa Falam os Críticos del 26 de mayo de 1953. (27) Véase la nota 14. (28) Trabajadores que conducen la caña desde la plantación al molino, a lomos de borriquillos y acémilas. (29) Para todo lo referente a esta parte de nuestro trabajo, y para su ampliación, pueden verse las siguientes obras de fácil consulta: Types et Aspects du Brésil, Extraits de la Revista Brasileira de Geografia, traduite en français par Annette et Francis Ruellan, I. B. G. E., Conselho Nacional de Geografia, Rio de Janeiro, 1957, págs. 59 a 175, y Brasil -alguns apontamentos, edição e propriedade do Escritorio de Propaganda e Expansão Comercial do Brasil em Lisboa, s/d. (30) Se celebró sucesivamente en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, en Barcelona y en Sevilla. Constaba de 72 pruebas en pequeño formato, para folletos en octavo. Véase el catálogo Grabados Populares del Nordeste Brasileño, de la Colección del Museo de Arte de la Universidad de Ceará -Brasil, presentados por el Servicio de Propaganda y Expansión Comercial de la Embajada del Brasil en Madrid, Museo de Arte Contemporáneo, Madrid, 1962. Va precedido de una presentación escrita por João Cabral de Melo Neto. (31) Grabados Populares del Nordeste del Brasil, por ÁNGEL CRESPO, in Artes, núm. 18, pág. 21, Madrid, 23 de abril de 1962. (32) Art. cit (33) En la exposición mencionada, además de veintinueve grabados anónimos o no identificados, había dos de Antonio Batista da Silva, uno de Antonio Lucena, cuatro de Alvaro Barbosa, dos de Caetano Cosme da Silva, siete de Cerilo (Severino Gonçalves de Oliveira), quince de Dam asió Paulo, uno de João Pereira da Silva, uno de José Caboclo da Silva, seis de Manoel Apolinario, uno de Manoel Camilo dos Santos, uno de Manoel Serafim, uno de Palito (Severino Marques de Souza) y otro de Walderedo. De los citados en el texto, el titulado El hombre lobo de Paraíba es original de Antonio Batista da Silva, y La muchacha que se volvió culebra, de Cerilo. (Véase el catálogo citado en la nota 30.)
"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
Gracias, Cecilia! Es muy interesante la Literatura de Cordel en Nordeste de Brasil. Besos Maria Lua
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A Murilo Mendes Entre soledades y objetos, ropas y caricias, gotean lentos, fluyen sordos los enigmas. Atraviesan la espesura amarga de la noche. Penetran el cierre frío de las piedras. Caen en el seno de la tierra, en el seno hondo y transformador de la tierra.
CANCIÓN DE LA NIÑA AHOGADA
En la sombra difusa En la arena mojada Alga o amapola En la playa encontrada.
En la marina quietud En el silencio de la sirena Yace en la playa Perdida en la arena.
En la turbia transparencia De alga amoratada Sólita, sólita, En la playa olvidada.
DE PROFUNDIS
Donde la arcilla resistió a la forma, más allá de los abismos, extinguidos los velos, modulando el origen de las fuentes, los amantes muertos rígidos de silencio yacen bajo el sueño de las raíces. Traducciones de Ofelia CubiHán (Venezuela).
"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
Diná Silveira Ribeiro, más conocida como de Diná Silveira Queirós (Sao Paulo, 9 de noviembre de 1911 - Río de Janeiro, 27 de noviembre de 1982) fue una escritora brasileña que incursionó en la novela, cuento y crónica.34 Publicó sus principales trabajos entre 1939 y 1955,1 mientras que junto a Clarice Lispector, se la llegó a considerar como una de las más importantes escritoras en lengua portuguesa
Biografía
Hija de Alarico Silveira y Dinorá Ribeiro, nació en la ciudad de Sao Paulo el 9 de noviembre de 1911; pertenece a una familia que incluye a varios nombres ilustres presentes en los medios intelectuales brasileños, entre los que se pueden mencionar al escritor regionalista Valdomiro Silveira y el poeta y filólogo Agenor Silveira —ambos tíos de Dina—, el cuentista y dramaturgo Miroel Silveira, la novelista Isa Leal, el poeta Cid Silveira, el traductor Brenno Silveira y el editor Ernie Silveira, todos ellos, primos de la escritora.
Tras quedar huérfana de madre muy joven, se fue a vivir con su tía abuela Zelinda. Junto a su hermana Helena, estudió en el Colegio Les Oiseaux, donde ambas iniciarían sus actividades como escritores. A los diecinueve años, se casó con el abogado y literato Narcélio de Queiroz, con quien tuvo dos hijas: Zelinda y Léa.
Debutó en 1937 con el relato corto Pecado, publicado Correio Paulistano;3 mientras que en 1939 publicó su primera novela, la premiada Floradas na Serra , que tuvo enorme éxito entre los lectores. En conmemoración de los cuatrocientos años de la fundación de Sao Paulo, Dinah publicó por capítulos en 1954 la novela A Muralha,5 que sería posteriormente adaptada para la televisión en formato telenovelesco:6 en 1961 por TV Tupi, en 1968 por TV Excelsior y en 2000 por TV Globo. Ambos trabajos literarios son sus obras más conocidas y aún hoy, son reeditadas. Dentro de los géneros que abordó, destaca por ser una de las pioneras en la ciencia ficción de Brasil, además de abordar el género fantástico: aquí destacan Eles Herdarão a Terra (1960) y su colección y Comba Malina (1969).12
En 1961, enviudó de su primer marido. En 1962, fue nombrada agregada cultural de la Embajada de Brasil en Madrid, y poco después contrajo segundas nupcias con el diplomático Dário Moreira de Castro Alves, con quien se mudó a Moscú, en la entonces Unión Soviética. Durante este período, escribió crónicas que conformaron más tarde en el volumen Café da Manhã, de 1969. En 1964 regresó a Brasil, para retornar a Europa nuevamente dos años más tarde, estableciéndose en Italia. Dinah murió el 27 de noviembre de 1982 en la ciudad de Río de Janeiro.
Academia Brasileña de Letras
Dina se convirtió en la segunda mujer en ocupar un sillón —el séptimo ocupante de la silla de siete— en la Academia Brasileña de Letras, en reemplazo de Pontes de Miranda; fue recibida el 7 de abril de 1981,7 el mismo año de la publicación de su último trabajo, la novela Guida, Caríssima Guida.
Obras A continuación se muestra la lista de trabajos organizados por año de publicación de la primera edición.
1939 - Floradas na Serra, novela 1941 - A Sereia Verde, cuentos 1949 - Margarida La Rocque, novela 1951 - As Aventuras do Homem Vegetal, infantil 1954 - A Muralha, novela 1956 - O Oitavo Dia, teatro 1957 - As Noite do Morro do Encanto, cuentos 1960 - Era Uma Vez Uma Princesa, biografía 1960 - Eles Herdarão a Terra, cuento 1965 - Os Invasores, novela 1966 - A Princesa dos Escravos, biografía 1968 - Verão dos Infiéis, novela 1969 - Comba Malina, cuento 1969 - Café da Manhã, crônicas 1974 - Eu Venho, Memorial do Cristo I 1977 - Eu, Jesus, Memorial do Cristo II 1979 - Baía de Espuma, infantil 1981 - Guida, Caríssima Guida, novela En coautoría 1960 - Antología Brasileira de Ficção-científica, cuento 1961 - Histórias do Acontecerá, cuento 1962 - O Mistério dos MMM, novela 1962 - Quadrante 1, crónicas 1963 - Quadrante 2, crónicas
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"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
La llamó Paroquisa el ama porque le recordaba a una india que tenía este dulce nombre, la que vino del Amazonas, traída a Guaramiranga, en Ceará, por un amigo. Paroquisa llegó con una hijita, la niña Cipiarrí, que aprendió a jugar con los niños blancos. Pero la madre jamás pudo olvidar a su tribu, y lloraba. A veces, sentía un impulso, se rasgaba las ropas, se adornaba con plumas y con cuentas, y salía corriendo hacia el bosque, donde se hartaba de la ilusión de su vuelta al clan perdido. Otras, cuando las niñas se lo pedían, se ponía a bailar, alegre, pero después de un rato caía en un furor pavoroso, aullando, saltando, hasta hacer que las pequeñas huyesen asustadas. Esta nueva Paroquisa no vino del Norte, vino del Sur, de allá por Paraná. Pero incluso cerca de Londrina, orgullo del interior brasileño, se encuentran tapuyas «paroquisas», indias de la naturaleza, que no hay quien las civilice. Vino a Rio porque quería conocer el rio-maro, el Agua Grande de sus abuelos y el museo donde—¡lo jura!—está embalsamado un tío suyo. Pero ésta no es una Paroquisa furiosa. La suya es una nostalgia de dulzura perdida. ¿De dónde le vendrá la generosidad, incluso la buena educación tapuya, que tan bien conocí yo en mi zona de la Mogiana? Paroquisa no se adapta a nuestras 152 costumbres. Si llega a casa del ama una vista, ella viene de la cocina, sucia, con las manos oliendo a cebolla y se empeña en saludar al recién llegado. La dueña de la casa le explica, con toda paciencia, que no debe hacerlo. Paroquisa no se convence: —Le va a parecer a la mujer, si no aparezco, que soy una soberbia. Le han enseñado algunas nociones de higiene, y le asusta la cantidad de cosas que pueden producir enfermedades: —¿Puedo comer bollo?... ¿No me sentará mal? Mire que tengo la oreja agujereada... Un día de éstos ocurrió la aventura de la primera salida de la criada. El ama invitó a Paroquisa a dar un paseo. Paroquisa se sintió muy satisfecha, se lavó y se vistió con mucho esmero. Entonces, la señora y la tapuya se pusieron en la cola del autobús, gran novedad para Paroquisa. Fueron llegando los autobuses, la cola se movió, y les llegó la vez a la tapuya y a su señora. Pero antes de subir, se produjo una escena de patética ridiculez. Paroquisa, con rapidez, dio la mano a cada una de las personas que estaban en la cola: —Hasta luego, hasta luego, hasta luego...—despidiéndose amablemente. Hubo quien la saludó efusivamente, deslumbrado por ese rayo de sol de buena voluntad humana desaparecida de las ciudades. Hubo quien encogió, desconfiado, la mano, y quien no entendió la cosa; quien se rió y quien se enterneció. Una breve revolución sentimental conmovió profundamente la cola. Y la señora y Paroquisa se fueron. Cuando me contaron la historia me impresioné mucho, con la única y tranquila mano tendida hacia la indiferencia de la ciudad. Y me pregunté si no estamos perdiendo, caminando hacia aquello que el tapuya considera, con el labio caído: —¡Pero qué falta de poca educación! El jovial hasta luego a la dama desconocida, al muchacho atlético, a la criada, al boy, al portugués y al soldado produjo un inesperado resplandor poético en una cola cualquiera. Era la visita del sentimiento de fraternidad del Campo, donde cualquier hijo de Dios merece, por lo menos, nuestros buenos días y nuestra despedida.
"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
Había en Rio, hasta anteayer, un hombre que se llamaba Juan Bautista, el Juan Bautista de las orquídeas para los enamorados de estos caminos llenos de secretos de amor que son todos los caminos de Rio. No era un florista con lugar fijo, sentado junto a una puerta húmeda y olorosa a follaje, ni tampoco uno de esos comerciantes de flores del Mercado, carentes de poesía. Era único en su género. Descubrió una radiante profesión. Se encontró con un cable de acero suspendido de la Piedra de la Gávea, colgado desde una altura vertiginosa, de las que hacen temblar las piernas. Se entrenó, y aprendió a subir por el cable como un tarzán por los bejucos. ¡Qué alegre ascensión la suya! Juan Bautista tenía sus forofos, unos niños que venían a saludarle durante sus gloriosas subidas. Algunos se reían. Era el éxito de la risa, estimulando los espíritus: —Fíjate... Sube... como si fuese un mono. Otros no decían nada. Se metían los dedos en la boca y miraban, miraban para lo alto, pálidos de envidia y de emoción. Juan Bautista, o veces, se las arreglaba para hacer señas a la chiquillería. ¡Era un éxito! Llegaban tarde a la escuela, no podían contar a la madre y al padre lo que habían estado haciendo, porque los padres interpretan siempre como tonterías nuestras mayores admiraciones, pero aun así era estupendo contemplar aquella arriesgada aventura. Los niños volvían incluso con la idea de haber cometido un hurto. ¡Tanta emoción..., y gratis!... ¡Tanta belleza conseguida sin trucos! El cosechador de orquídeas era casi un héroe de las aventuras de los tebeos. Juan Bautista descansaba en una gruta, fresca y agradable, puesta en el aire como la mano de Dios Padre hecha albergue y seguridad. Después, seguía viajando por una cuerda... y allá, en lo más alto, conocía la vastedad de los vientos puros, poseía la visión de la ciudad, insignificante desde aquella altura: tan sólo tiras blancas, entre el mar y la montaña. En este mundo agreste estaba su vasto reino de las orquídeas. Orquídeas blancas, traslúcidas, para manos de novias, orquídeas intensamente violetas para expresar, sin palabras, un poco de sentimiento, y también las más rojas, manchadas de claro, chorreantes de orvallo, sensuales y temblorosas, como bocas y rostros esperando el amor. Juan Bautista cogía contento las flores, como un conquistador. ¡A centenares! Y venía, con una cesta atada a los hombros, deslizándose hasta abajo. En el camino estarían los novios. Eran sus clientes habituales. Juan Bautista no conocía el verdadero precio de las flores. Había orquídeas de cincuenta cruceiros, las más raras, y las había de diez, las más corrientes. Y las criadas de Copacabana aparecían a veces con tres o cuatro orquídeas en el vestido del domingo: —¿Quién le ha dado... esas flores?—preguntaba la señora, con un vivo sentimiento de frustración. —¡Mi novio!... ¿Verdad que son bonitas! Ni el florista de enfrente tiene orquídeas tan grandes y frescas. ¿No es verdad? ¡Ah, cuánta pequeña felicidad repartía Juan Bautista entre los niñas y los enamorados! El mismo fue un verdadero rey en esta ciudad de monarcas desconocidos. Anteayer, los novios del eterno paseo de la ciudad no vieron ya a aquel hombrecillo amable que vendía sus maravillosas orquídeas, impregnadas de un perfume y una frescura que les venía con seguridad de la pureza de las alturas. Juan Bautista estaba tendido en el fondo del precipicio. Fue un niño quien identificó ante la policía al héroe de sus sueños. Era un pelele aplastado, arrugado, parecía un papel viejo que se estruja y se tira a la calle. Pero sobre aquel harapo ensangrentado cayó y se esparció desde el cesto una lluvia de orquídeas. Era la opulenta mortaja de un rey.
"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
J.Borges estuvo sólo un año en un colegio: aprendió a leer a escribir y a contar. Lo demás lo enseñó la vida!
Xilografía y Cordel: El arte de J. Borges.
Descubra la pasión y el talento de J. Borges a través de sus xilografías únicas, que encantan al mundo con sus habilidades.
Xilografía: Un arte milenario para contar Historias Antes de abordar la rica historia de J. Borges, es importante contextualizar que la historia de la Xilografía está ligada, en sus orígenes, a la historia de la escritura, la imprenta y el libro, pero a la necesidad del ser humano de dejar constancia de sus ideas. , las historias cotidianas y los códigos de conducta son antiguos. Los grabados más antiguos que se conocen proceden de China, país que dominó el arte del papel y la tipografía, incluso antes de que Gutenberg introdujera la imprenta a los europeos, revolucionando la historia de los libros impresos. Sin embargo, también encontramos registros históricos de grabados en Japón y Egipto, África.
La xilografía en Occidente, a diferencia de lo que ocurrió en Oriente, nació ligada a imágenes, como representaciones de santos y naipes, y no necesariamente a letras. Aun así, fue fundamental para la difusión del libro, ya que la técnica del grabado fue mejorando con el paso de los siglos, revolucionando la sociedad. Con la impresión masiva de libros, un número cada vez mayor de personas aprendió a leer, impulsando el desarrollo de la sociedad en su conjunto.
Lo que se observa en todos los países donde la técnica de la xilografía tiene registro histórico es su carácter popular y su capacidad para conectar con la gente, contar historias cotidianas y transmitir la cultura de forma accesible.
Principales técnicas de xilografía: del tallado a la impresión La palabra xilografía deriva del griego y significa, en términos generales, “escritura” o “grabado” sobre madera. Esta técnica utiliza una matriz de madera tallada, preparada por el artista con el diseño elegido o letras en alto relieve. Luego, esta matriz se presiona contra una hoja de papel, dando como resultado un grabado. A este proceso lo llamamos tala de madera. Descubra más aquí .
El soporte de la xilografía no se limita al papel; Se puede utilizar sobre madera, tela o cualquier material que pueda grabarse. Además, es posible utilizar pintura o no, creando un grabado en seco. Todas estas variaciones se consideran grabadas en madera, según los teóricos en el campo.
Hay dos tipos de xilografías: Fio (también llamada xilografía de madera tumbada) y Topo (también llamada xilografía de madera en pie). La distinción entre estas dos formas de cortar la matriz de la madera determina las herramientas, la técnica de tallado, el tipo de corte adecuado para cada tipo de madera y todas estas diferencias se reflejan en el resultado final.
Elegir la madera a utilizar es un arte entre los leñadores, quienes tienen sus particularidades distintas, como los meses adecuados para la cosecha, los árboles ideales para cada técnica y la preocupación por la conservación, utilizando, en algunos casos, únicamente madera procedente de podas. Esta relación íntima con la naturaleza es una parte esencial del proceso de tallado.
Entre los tipos de impresión destacan la impresión manual, la impresión en prensa y la impresión en blanco y negro, así como la impresión en color, que puede obtenerse con una o más matrices. La versatilidad de la xilografía permite la creación de obras ricas en detalle y profundidad, demostrando la habilidad y creatividad de los artistas que dominan la técnica.
Xilografías y literatura de Cordel: el arte de J. Borges
La historia de la xilografía se entrelaza con la literatura de cordel, una de las más puras manifestaciones del espíritu inventivo del pueblo brasileño. En este contexto, J. Borges, reconocido maestro de la xilografía, se destaca como un artista que trasciende fronteras y culturas. Su viaje hacia el arte comenzó de manera simple, escribiendo su primer cordel, “O Encontro de Dois Vaqueiros no Sertão de Petrolina”, en 1964. Este modesto comienzo marcó el comienzo de una carrera impresionante.
Del Sertão al Mundo
La autoformación de J. Borges es testimonio de su pasión y talento. Aprendió a crear xilografías de forma intuitiva, empezando a realizar sus propios grabados cuando amigos de Cordel le pidieron ilustraciones para sus folletos. Con singular habilidad, talló sus patrones en madera, creando obras de arte que cautivaron al mundo.
Este talento no pasó desapercibido y pronto fue reconocido por coleccionistas y marchantes, quienes le presentaron a Ariano Suassuna, uno de los nombres más importantes de la cultura nororiental. Suassuna no sólo consideró a J. Borges el mejor de la región, sino también el mejor de Brasil y del mundo. A partir de este encuentro se impulsó la carrera de J. Borges, con exposiciones en países como Francia, Alemania, Suiza, Italia, Venezuela y Cuba.
J. Borges: un artista polifacético y de renombre internacional La obra de J. Borges también trascendió los límites de la xilografía. Ilustró libros de autores reconocidos como Eduardo Galeano, José Saramago y Miguel de Cervantes. Además, fue el único artista brasileño invitado a participar del Calendario de las Naciones Unidas (2002), presentando su grabado “A Vida na Floresta”.
Sus obras retratan la vida cotidiana, el cangaço, escenas de amor, castigos divinos, travesuras, religiosidad, milagros, misterios, personajes imaginarios y antropomorfos, con obras originales e irreverentes.
La importancia de la obra de J. Borges fue reconocida con varios premios, como la medalla de honor al mérito de la Fundación Joaquim Nabuco (1990), el Premio de Grabado Manuel Mendive en la V Bienal Internacional Salvador Valero (Venezuela, 1995) y el Orden Encomienda al Mérito Cultural (1999, Ministerio de Cultura), entre otras.
Legado y Enseñanza: J. Borges y la Preservación de la Cultura Popular Además de su producción artística, J. Borges se dedica a la educación y la preservación de la cultura popular. Realiza talleres para jóvenes y niños en su Memorial, transmitiendo su conocimiento y pasión por el cordel. Su esperanza es que las generaciones futuras lleven adelante la riqueza cultural del Nordeste y la literatura cordelera, manteniendo viva esta tradición que encanta los corazones de todo el mundo.
En el interior del Memorial J. Borges, los visitantes tienen el privilegio de explorar una gran cantidad de creaciones originales en diversos formatos. Las obras del maestro son tan versátiles como cautivadoras, impresas en blanco y negro o en color. El legado que pretende dejar el memorial es la innovación constante y las posibilidades de apreciación in situ del arte de Borges.
Inaugurado en 2003, el Memorial J. Borges es un espacio único que invita a los visitantes a explorar una variedad de experiencias culturales. Cuenta con una tienda física que alberga cientos de piezas a la venta, mientras que el estudio es el lugar donde el maestro realiza su labor artística. El taller es donde las obras cobran vida, siendo reproducidas con mimo y dedicación. Los visitantes tienen acceso a todos estos espacios, disfrutando de una experiencia verdaderamente única. Y si tienes suerte, incluso podrás intercambiar unas palabras con el propio artista.
"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
El arte de J.Borges: xilogravura en libros de cordel
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"Ser como un verso volando o un ciego soñando y en ese vuelo y en ese sueño compartir contigo sol y luna, siendo guardián en tu cielo y tren de tus ilusiones." (Hánjel)
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