SIGLO XIX
ROSARIO DE ACUÑA
SONETOS
42) La primavera
Tenue brisa se cierne entre las flores
robándolas perfume en su corola;
cantan en la enramada, agreste y sola,
trémulos de placer los ruiseñores.
Irradia el sol espléndidos colores;
su rojo manto extiende la amapola;
el mar con tonos de oro se arrebola
y la selva se llena de rumores.
¡Ya viene! Por el monte y la cañada
se oyen cantares de pasión henchidos.
¿Quién no la adora? Vedla coronada
de perlas de rocío y mariposas...
Viene prendiendo en la floresta nidos,
dando besos de amor y abriendo rosas.
Montañas de Santander, 1897
43) El verano
El cielo azul con límite brumoso;
la mies en ondas de oro cimbreada;
el crepúsculo unido a la alborada;
el mar tranquilo; el monte silencioso:
en el otero, fresco y oloroso
se oye piar de clueca y de pollada;
rumor de vuelo y sones de cascada:
zumbar de insecto, arrullo cadencioso.
¡Ya llega! Con su cetro nacarado
toca la tierra y surgen sus tributos.
¿Cómo no amarle? Vedle coronado
con destellos del sol enrojecidos...
Viene, entre aromas, sazonando frutos.
llenando trojes y poblando nidos.
Montañas de Santander, 1897
44) El otoño
Templa su fuego el sol bajo el nublado
las nubes rompen sus tupidos velos
y desciende la lluvia, y arroyuelos
de límpido cristal recoge el prado;
pájaro amante, insecto enamorado,
sienten la última vez ardientes celos;
marchan la golondrina y los polluelos;
se adorna el bosque con matiz dorado.
¡Ya está aquí! El mar levanta las espumas
y acres perfumes a la tierra envía,
¿Quién no le ama? Entre rosadas brumas
coronado de mirtos y laureles
viene dando a las vides ambrosía,
vertiendo frutos, regalando mieles.
Montañas de Santander, 1897
45) El invierno
Denso celaje los espacios cruza;
en las cañadas los torrentes crecen;
la fiera, el bruto, el ave se guarecen;
helada nieve el cierzo desmenuza;
el mar rugientes olas entrecruza;
hojas, insecto y flor desaparecen;
los troncos y las rocas se enmohecen,
y la ventisca el monte encaperuza.
¡Vedle llegar! Con vívidos fulgores
bordan los astros su nocturno cielo.
¿Quién no le quiere? Henchido de vigores,
por la nieve su frente encanecida,
viene cuajando brotes bajo el hielo,
prestando savias, concentrando vida.
Montañas de Santander, 1897
• El Cantábrico, Santander, 31-7-1899 (1)
• Heraldo de Murcia, Murcia, 4-8-1899 (1)
• La Juventud Literaria, Murcia, 10-9-1899 (1)
• Regina de Lamo (ed): Rosario de Acuña en la escuela. Madrid [1933], pág. 141 (1)
(1) Aparecen publicados los cuatro sonetos bajo el título Las estaciones. En El Cantábrico y Heraldo de Murcia, se señala que los textos son inéditos; sólo en el diario santanderino aparece la datación. En Rosario de Acuña en la escuela, editado por Regina de Lamo en 1933, se incluye como parte de la composición titulada Las cuatro estaciones.
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