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Burgos es una ciudad preciosa con dos catedrales: la Catedral de Burgos, llena de capillas, reliquias, tumbas y retablos para veneración de los creacionistas; y el Museo de la Evolución Humana, donde están recogidos todos los hallazgos del yacimiento de Atapuerca para ilustración de los evolucionistas. Pero este poema no va de eso, sino de un palacio, los medallones de su patio y un río.
EL CANTAR DE BURGOS
Burgos es una ciudad preciosa con dos catedrales: la Catedral de Burgos, llena de capillas, reliquias, tumbas y retablos para veneración de los creacionistas; y el Museo de la Evolución Humana, donde están recogidos todos los hallazgos del yacimiento de Atapuerca para ilustración de los evolucionistas. Pero este poema no va de eso, sino de un palacio, los medallones de su patio y un río.
I El propietario
Hacia el año del Señor de mil quinientos sesenta,
falleció en Roma el canónigo de la catedral de Burgos,
Don Francisco de Miranda Salón y España, abad
de Salas, protonotario apostólico. De gusto
muy cultivado, se hizo, de estilo renacentista,
en el barrio La Calera, edificar un palacio
obra de Juan de Vallejo. Generoso con su gente,
dispuso en su testamento que fuera usufructuario
de todas sus propiedades hasta su fallecimiento,
a quien era su doméstico, Don Juan Obregón, canónigo
como él. Para los niños dejados de la Fortuna,
vista su necesidad, fundó una Casa de Expósitos.
Ordenó se levantase en San Francisco - convento
que se halla en Valladolid - la capilla de Miranda
y en ella fuera enterrado él y sus progenitores,
y de no llegarse a tiempo, Santa María la Blanca.
Para sus aniversarios, destinó cuarenta mil
maravedís, designando, para su mantenimiento,
capellán a su sobrino Gonzalo. No se conoce
la fecha en que falleció ni dónde se hallan sus restos.
II Los medallones del patio
Jasón y Medea
Nadie puede dudar del amor de Medea
que empleando sus artes proporcionó a Jasón
el vellocino de oro, y abandonó su aldea
por seguir a su amado, pupilo de Quirón.
¿Mas ello justifica que en plena melopea
de ira y desengaño por su ruin traición,
asesinara a Creusa con un vestido mágico
y también a sus hijos dándoles un fin trágico?
César y Cleopatra
Reina de ambos Egiptos, no llores tu derrota,
arrebataste el trono al frater Ptolomeo,
Julio César su espada dejó en tu vientre rota
y al morir, Marco Antonio le remplazó en deseo.
No sientas, Cleopatra, que tu suerte se agota
dado que Octavio Augusto no está por el recreo,
que el áspid de la cesta bese tu corazón
y si te quedan lágrimas, llora por Cesarión.
Nerón y Popea
Casarte con un loco no fue una buena idea
aun siendo hijo de Claudio y emperador romano,
tuviste que pensártelo, bellísima Popea,
antes de a tal sujeto entregarle tu mano.
Que quien es violento y mal hacer desea
matará sin dudarlo a Seneca ya anciano,
a su madre Agripina y a Octavia su mujer,
y a ti misma y tu hijo aun antes de nacer.
Hipólito y Fedra
Es una triste historia la de Fedra, poeta,
que Eurípides dos veces en tragedia cantó,
que siendo hija de Minos y Parsifae de Creta,
fue la segunda esposa que Teseo casó.
De Hipólito, su hijastro, se enamoró, pobreta,
y al desdeñarla éste, de abusos le acusó,
provocando la muerte del joven inocente
y al conocerla ella, su suicidio igualmente.
Protesilao y Laodamia
Candorosa Laodamia, poco duró tu gozo,
que el día de tu boda, sin culminar los ritos,
a la guerra de Troya se marchó aquel gran mozo,
Protesilao tu esposo, en pos de nuevos hitos.
Lastima que cayera ante Héctor en el pozo
del Hades tenebroso uniéndose a otros mitos.
¿Pero era necesario hacerlo regresar
y tras tan breve encuentro, tenerte que matar?
Demofonte y Filis
Te uniste a Demofonte, Filis, princesa tracia,
y al decirte que se iba a Atenas de visita
prometiendo volver, temiendo una desgracia,
con objetos sagrados le entregaste una arquita.
Nueve veces bajaste al puerto a mirar hacia
el horizonte mar sin cumplir él su cita.
Tú muerta, abrió la arquita y un espectro salió
y al caer del caballo, por su espada murió.
Paris y Helena
¿Por qué tuviste, Helena, que dejar a tu esposo
Menelao, rey de Esparta, tras írsete la olla
al ver al bello Paris, causando tan penoso
conflicto entre los griegos y el derrumbe de Troya?
Pero, gracias a ti, Homero, fastuoso
aedo, elaboró la Ilíada, esa joya
donde dioses y hombres, en combate reunidos,
alcanzaron la gloria, triunfantes o vencidos.
Eneas y Creusa
Aquí canto a Eneas, héroe troyano,
que encendida Troya por las griegas teas,
Anquises a cuestas y Ascanio en la mano,
a su padre e hijo libró de peleas,
fundando en el Lazio el pueblo romano.
Pero ten presente, lector que me leas,
que siempre el recuerdo va para quien amas:
su querida Creusa, muerta entre las llamas
III A orillas del Arlanzón
El río viene cantando para aquel que tiene oído,
aunque sea musitando te juro que lo he sentido;
habla de quien va esperando, habla de quien se ha perdido,
no sé cómo ni hasta cuándo pero lo he comprendido.
Rememoro de Gentilis la ternura
bajo la fronda que el curso perseguía
y atesoro en mis recuerdos con usura
la belleza indescriptible de aquel día.
El río viene contento besando las dos orillas,
seguro del sentimiento de amor de las dos Castillas;
da de beber al sediento, riega los huertos y villas,
da alegría al pensamiento, calma a las gentes sencillas.
Nuestros cuerpos abundaban la ventura
de confundirse en la hierba que crecía,
abandonada a la dicha su cordura
volaban besos, palomas de armonía.
Río que sigues pasando y pasando seguirás,
sigue los campos lavando hoy y por siempre jamás;
acompáñanos bailando los días que tú querrás
y despídenos llorando cuando no nos veamos más.
Pedro Casas Serra (02-07-2018)
Hacia el año del Señor de mil quinientos sesenta,
falleció en Roma el canónigo de la catedral de Burgos,
Don Francisco de Miranda Salón y España, abad
de Salas, protonotario apostólico. De gusto
muy cultivado, se hizo, de estilo renacentista,
en el barrio La Calera, edificar un palacio
obra de Juan de Vallejo. Generoso con su gente,
dispuso en su testamento que fuera usufructuario
de todas sus propiedades hasta su fallecimiento,
a quien era su doméstico, Don Juan Obregón, canónigo
como él. Para los niños dejados de la Fortuna,
vista su necesidad, fundó una Casa de Expósitos.
Ordenó se levantase en San Francisco - convento
que se halla en Valladolid - la capilla de Miranda
y en ella fuera enterrado él y sus progenitores,
y de no llegarse a tiempo, Santa María la Blanca.
Para sus aniversarios, destinó cuarenta mil
maravedís, designando, para su mantenimiento,
capellán a su sobrino Gonzalo. No se conoce
la fecha en que falleció ni dónde se hallan sus restos.
II Los medallones del patio
Jasón y Medea
Nadie puede dudar del amor de Medea
que empleando sus artes proporcionó a Jasón
el vellocino de oro, y abandonó su aldea
por seguir a su amado, pupilo de Quirón.
¿Mas ello justifica que en plena melopea
de ira y desengaño por su ruin traición,
asesinara a Creusa con un vestido mágico
y también a sus hijos dándoles un fin trágico?
César y Cleopatra
Reina de ambos Egiptos, no llores tu derrota,
arrebataste el trono al frater Ptolomeo,
Julio César su espada dejó en tu vientre rota
y al morir, Marco Antonio le remplazó en deseo.
No sientas, Cleopatra, que tu suerte se agota
dado que Octavio Augusto no está por el recreo,
que el áspid de la cesta bese tu corazón
y si te quedan lágrimas, llora por Cesarión.
Nerón y Popea
Casarte con un loco no fue una buena idea
aun siendo hijo de Claudio y emperador romano,
tuviste que pensártelo, bellísima Popea,
antes de a tal sujeto entregarle tu mano.
Que quien es violento y mal hacer desea
matará sin dudarlo a Seneca ya anciano,
a su madre Agripina y a Octavia su mujer,
y a ti misma y tu hijo aun antes de nacer.
Hipólito y Fedra
Es una triste historia la de Fedra, poeta,
que Eurípides dos veces en tragedia cantó,
que siendo hija de Minos y Parsifae de Creta,
fue la segunda esposa que Teseo casó.
De Hipólito, su hijastro, se enamoró, pobreta,
y al desdeñarla éste, de abusos le acusó,
provocando la muerte del joven inocente
y al conocerla ella, su suicidio igualmente.
Protesilao y Laodamia
Candorosa Laodamia, poco duró tu gozo,
que el día de tu boda, sin culminar los ritos,
a la guerra de Troya se marchó aquel gran mozo,
Protesilao tu esposo, en pos de nuevos hitos.
Lastima que cayera ante Héctor en el pozo
del Hades tenebroso uniéndose a otros mitos.
¿Pero era necesario hacerlo regresar
y tras tan breve encuentro, tenerte que matar?
Demofonte y Filis
Te uniste a Demofonte, Filis, princesa tracia,
y al decirte que se iba a Atenas de visita
prometiendo volver, temiendo una desgracia,
con objetos sagrados le entregaste una arquita.
Nueve veces bajaste al puerto a mirar hacia
el horizonte mar sin cumplir él su cita.
Tú muerta, abrió la arquita y un espectro salió
y al caer del caballo, por su espada murió.
Paris y Helena
¿Por qué tuviste, Helena, que dejar a tu esposo
Menelao, rey de Esparta, tras írsete la olla
al ver al bello Paris, causando tan penoso
conflicto entre los griegos y el derrumbe de Troya?
Pero, gracias a ti, Homero, fastuoso
aedo, elaboró la Ilíada, esa joya
donde dioses y hombres, en combate reunidos,
alcanzaron la gloria, triunfantes o vencidos.
Eneas y Creusa
Aquí canto a Eneas, héroe troyano,
que encendida Troya por las griegas teas,
Anquises a cuestas y Ascanio en la mano,
a su padre e hijo libró de peleas,
fundando en el Lazio el pueblo romano.
Pero ten presente, lector que me leas,
que siempre el recuerdo va para quien amas:
su querida Creusa, muerta entre las llamas
III A orillas del Arlanzón
El río viene cantando para aquel que tiene oído,
aunque sea musitando te juro que lo he sentido;
habla de quien va esperando, habla de quien se ha perdido,
no sé cómo ni hasta cuándo pero lo he comprendido.
Rememoro de Gentilis la ternura
bajo la fronda que el curso perseguía
y atesoro en mis recuerdos con usura
la belleza indescriptible de aquel día.
El río viene contento besando las dos orillas,
seguro del sentimiento de amor de las dos Castillas;
da de beber al sediento, riega los huertos y villas,
da alegría al pensamiento, calma a las gentes sencillas.
Nuestros cuerpos abundaban la ventura
de confundirse en la hierba que crecía,
abandonada a la dicha su cordura
volaban besos, palomas de armonía.
Río que sigues pasando y pasando seguirás,
sigue los campos lavando hoy y por siempre jamás;
acompáñanos bailando los días que tú querrás
y despídenos llorando cuando no nos veamos más.
Pedro Casas Serra (02-07-2018)
Última edición por Pedro Casas Serra el Vie 27 Nov 2020, 13:52, editado 1 vez
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