“Gallos poéticos”, por Antonio Iturbe (La Vanguardia, 01-06-2019)

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“Gallos poéticos”, por Antonio Iturbe (La Vanguardia, 01-06-2019)

Escucho a mi hijo de 15 años pegado a su ordenador escuchando una bulla que me saca de quicio. Está enganchado a esas batallas de gallos que montan los raperos. Resoplo. En la pantalla unos tipos berrean no se sabe qué burradas. ¡Más le valdría leer un libro que escuchar a esos descerebrados!

Una tarde, me rindo. Abdico. Me siento a su lado derrotado a ver a esos raperos indocumentados. Están sobre un escenario lanzándose puyas verbales, a veces con música y otras sin ni siquiera música, en una sala abarrotada de público joven, cientos, tal vez miles. Me dice mi hijo que es una batalla entre dos argentinos, Wos y Replik. Resoplo. En una pantalla les ponen durante dos minutos una palabra o un tema cada 15 segundos y han de improvisar una rima que tenga relación con ella y ponga en aprietos a su oponente. He de reconocer que son ágiles mentalmente, que rápidamente improvisan pareados y que tienen contenido. Replik suelta a velocidad de vértigo: “Frente a tu oponente / Julio Verne da vueltas / 80 vueltas al mundo / Yo doy 80 vueltas en 80 mundos diferentes / Te confundo frente a frente cuando yo te fundo / mientras yo te inmundo / Te inundo”. ¿Julio Verne? Y, más tarde, me deja todavía más pasmado al responder a su oponente: “Yo te gano sí o sí, soy un campeador como el Mío Cid”. ¿El Mío Cid? Miro a mi hijo con cara de pasmo y me sonríe: “Esto es el freestyle” me dice, la modalidad de improvisación del rap. Ni siquiera me había tomado la molestia hasta ahora de averiguar que el significado de la palabra RAP es rhythm and poetry: ¡ritmo y poesía! Naturalmente que también dicen mil tacos en estas batallas de gallos, pero también los decía Cela, y todo el mundo le reía las gracias y hasta le dieron el Nobel.

La poesía empezó también con la competencia en la plaza pública. Ya en la época de Homero había en Grecia batallas poéticas: los bardos, profesionales de la recitación, competían con sus poemas frente al aristócrata que patrocinaba el evento y el ganador se llevaba la bolsa. Las peleas poéticas forman parte de la historia de la literatura, solo hay que ver los combates entre Góngora y Quevedo, que dejan cualquier batalla de gallos en un arrullo de tórtolos.

En freestyle importa la estructura: alternar rimas en la misma estrofa y no limitarse al pareado. Pero mi hijo me dice que lo fundamental es el flow: acoplar la cadencia de la palabra a la base rítmica que suena de fondo sonoro. Que fluyan juntas música y rimas. Uno de los freestylers de primera fila en lengua española, Blon, es de Parets del Vallès. Ha publicado en Penguin su poemario Eternamente y explica que “A mí siempre me ha gustado escribir. Me llena más que cualquier otra cosa.” Las editoriales están volcadas en publicar youtubers con mucho vídeo y poca letra que hacen libros como parte de su merchandising. Aquí hay mucho más que brillo mediático. Le dice, y nos dice a todos: “Esta es una lluvia / de sangre espiritual”. Los puristas dirán que esto no es poesía. Pero yo vi sudar a esos freestylers, rimar en estado de trance, dejarse ir en un fluir de palabras. A mí me emocionó ver a tantos miles de jóvenes vibrar con el viejo arte declamatorio de los juglares.

Antonio Iturbe (La Vanguardia, 01-06-2019)


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Gracias por tu interés, Enrique. La poesía salió de la calle y ha de volver a ella y la música más popular puede ser el instrumento. (Participé con el grupo Metáfora en la celebración de un Dia de la Dona (Día de la Mujer) y los poemas que habíamos compuesto al efecto los cantó una rapera. Me gustó el resultado.)

Un abrazo.
Pedro