OBRAS ESCOGIDAS
2) POESÍAS VARIAS
XXX
¡IMPOSIBLE! CONT.
II.
¡Italia, Italia! Bendecido suelo
En que halla el peregrino fatigado
Con las confusas glorias del pasado
Del porvenir el misterioso anhelo.
Región encantadora
Que sólo ensueños de placer inspira;
Maga fascinadora,
Si el que nunca te vio por ti suspira,
El que deja de verte, por ti llora.
Iba la tarde a declinar; domando
De sus corceles el ardiente brío,
Que trotan resoplando,
Van dos jinetes, de exterior sombrío,
La romana campiña atravesando.
Don Luis Chacón es uno; su escudero
Gaspar el otro; aquel que le adiestrara
En manejar la rienda y el acero,
Y que por ver el júbilo en su cara
Viviera sin hablar un año entero.
Mas en vano lo intenta,
En vano de sus muchas correrías
Episodios y fábulas le cuenta,
O de risueños y lejanos días
El apacible cuadro le presenta.
Nada la nube ahuyenta
Que en torno de don Luis se agita y crece,
Que de su oculto lloro se alimenta,
Que le aniquila al par que le enardece;
Y entre la cual, envuelto y abismado,
Una visión fantástica parece
Persiguiendo la dicha que ha soñado
Y el soplo de su aliento desvanece.
Borrar quiere del alma
Lo que grabado lleva en la memoria;
Mas sólo en el olvido está la calma,
Y quiso el cielo que la misma palma
Sirva para el martirio y la victoria.
Por eso de Gaspar teniendo en poco
La charla y el cariño,
Cruza el desierto que asoló la gloria
Con la sublime exaltación del loco,
Con la serena intrepidez del niño.
¡Ni un árbol, ni una flor! ¡Negras colinas
Interrumpen a veces de aquel llano
La triste soledad! Allá, a lo lejos,
Sobre las agrias cumbres del Albano,
Derrama el sol sus últimos reflejos.
Pirámides de ruinas
Dan por asiento la gastada piedra;
Y en el frontón hundido
Busca reposo la torcaz paloma,
Mientras, bebiendo el aire corrompido,
Bajo un dosel de hiedra,
Sus anchas fauces el lagarto asoma.
Del acueducto erguido
Logra la cabra dominar la altura,
Y allí su sed ardiente
Templa en el hilo de agua transparente
Que entre las rotas bóvedas murmura.
Óyese de repente
Sordo rumor que turba al más sereno:
Es un búfalo enorme
Que, oculto en el repliegue de una roca,
Se baña revolcándose en el cieno.
La cabeza deforme
Mueve con lentitud acompasada,
Y espuma destilando por su boca,
Gira en torno la estúpida mirada.
CONT.
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