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Michel Houellebecq Michel Thomas (Saint-Pierre, isla de La Reunión, 26 de febrero de 1956), conocido como Michel Houellebecq, es un poeta, novelista y ensayista francés. Sus novelas Ampliación del campo de batalla, Las partículas elementales y Plataforma se convirtieron en hitos de la nueva narrativa francesa por su descripción de la miseria afectiva y sexual del hombre occidental de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Esas novelas le otorgaron consideración literaria, pero también dieron lugar al llamado «fenómeno Houellebecq», que provocó numerosos y apasionados debates en la prensa internacional.
Biografía
Michel Houellebecq (pronunciado [miˈʃɛl wɛlˈbɛk]) nació en Saint-Pierre, en la isla de Reunión, hijo de René Thomas, guía de montaña, y de Lucie Ceccaldi, doctora en medicina y anestesista graduada de la facultad de medicina de Argel, ambos militantes comunistas. Su nombre fue escogido por sus padres tras una visita de estos al Mont-Saint-Michel. Al parecer su madre habría falsificado su certificado de nacimiento para envejecerlo durante dos años, porque creía que tenía talento: él no nacería de esta manera el 26 de febrero de 1956, como se indica en su certificado de nacimiento, sino el 26 de febrero de 1958.
Según sus propias declaraciones, sus padres pierden interés en él muy temprano; la pareja se separa, y una hermanastra nace poco después. Al principio, son sus abuelos maternos, en Argelia, quienes lo cuidan, luego, tras el divorcio de sus padres, su padre lo recupera mediante un golpe de fuerza y lo confía a su abuela paterna. Henriette Thomas, también ferviente comunista, cuyo nombre ha adoptado como seudónimo por reconocimiento. Después de haber sido estudiante de secundaria en Meaux, asistió a las clases preparatorias para las grandes écoles en Lycée Chaptal en París (donde habría sido golpeado por sus compañeros, hecho que se refleja en Las partículas elementales) ya en 1975, se unió al Instituto Nacional Agronómico de París-Grignon (INA PG) donde iría ascendiendo peldaños progresivamente. En Agro, fundó la efímera revista de crítica literaria Karamazov, para la cual escribió algunos poemas y comenzó a filmar una película llamada Crystal of Suffering. Se graduó en la escuela en 1978, agrónomo con una especialización (fortuita) en "Desarrollo del entorno natural y ecología". Un período de desempleo le permite recurrir a la creación literaria: realiza el encuentro decisivo con Michel Bulteau, director de La Nouvelle Revue de París, que le propone colaborar en la colección de Infréquentables con las ediciones de Rocher. Luego ingresó en la École nationale supérieure Louis-Lumière, en la sección de fotografía (sección de rodaje), pero se fue en 1981, antes de graduarse. Su hijo Étienne nació el mismo año. Entonces experimenta un período de desempleo, luego de divorcio, lo que le genera una grave crisis nerviosa.
Comenzó dos años más tarde una carrera en ciencias de la computación en Unilog, trabajando luego como gerente de contratos en el departamento de TI del Ministerio de Agricultura, (rue de Picpus), en el distrito 12 de París, donde permaneció durante tres años (este período se evoca de manera romántica en Ampliación del campo de batalla). Solicitó un trabajo en la Asamblea Nacional y en 1990 aprobó la oposición de asistente administrativo en el departamento de TI. Este trabajo le proporciona entonces la paz que necesita. En 1991 publicó la biografía de H. P. Lovecraft, Contra el mundo, contra la vida. En 1996, habiendo adquirido la antigüedad necesaria y queriendo dedicarse a la escritura, solicitó su despido. En 1992, Michel Houellebecq recibió el Premio Tristan-Tzara por su colección de poemas La Poursuite du bonheur, publicada en 1991. Conoció a Juliette y André Darle, quienes luego invitaron a este joven poeta de treinta y seis años, empleado de la Asamblea nacional, casi desconocido, al Festival de Poesía Murale que tiene lugar en el castillo de los Estuarios en Aubigny-sur-Nère. Juliette Darle recuerda lo siguiente; "Percibí una personalidad singular en él e inmediatamente asimilé a Michel a los grandes autores del siglo XX [...]. Michel Houellebecq se había embarcado en una diatriba contra el liberalismo. El teniente de alcalde de Aubigny, Yves Fromion, había sido sorprendido y quería conocer a este curioso poeta. [...] No quedaba espacio, tenía que dormir en una caravana. Tuvimos grandes fiestas. Michel estaba leyendo poemas de Aragon llorando y tomando algunos tragos de whisky. Al día siguiente lo llevamos a Sancerre. "En 1998, su descripción de las relaciones de amor en Las partículas elementales es controvertida; luego se le acusa de misoginia y objetivación del cuerpo femenino por parte de las feministas radicales.
Con la publicación en 1994 de Ampliación del campo de batalla, que se llegó a comparar con El extranjero de Camus, pasó del anonimato total a convertirse, gracias exclusivamente a la publicidad de boca en boca, en autor de uno de los libros más vendidos del año. La obra fue traducida a numerosas lenguas y le dio a conocer al gran público. Algunos críticos, cogidos a contrapié, creyeron que su éxito sería flor de un día, pero ese vaticinio se disipó de golpe con la publicación de su segunda novela, Las partículas elementales, considerado el mejor libro francés de 1998 por la revista Lire y galardonada con el Prix Novembre. Ese mismo año obtuvo, además, el Premio Nacional de las Letras para jóvenes talentos. Su tercera novela, Plataforma, lo convirtió definitivamente en estrella mediática, no solo por traducirse a más de veinticinco lenguas, sino por ser objeto de una agria polémica en torno a su supuesta islamofobia y por su visión amoral de la explotación sexual del Tercer Mundo. En su obra se aprecia la influencia de autores tales como el marqués de Sade, Aldous Huxley, H.P. Lovecraft y Louis-Ferdinand Céline. A causa de la presión mediática, dejó Francia y vivió en Irlanda durante algunos años y después en el sur de España, en el cabo de Gata (provincia de Almería), para regresar años después nuevamente a Francia. En 2000, se exilió en Irlanda con su segunda esposa, Marie-Pierre Gauthier. En 2002, se trasladó a Andalucía, al parque natural de Cabo de Gata-Níjar.
En 2008, después de diecisiete años sin ver a su madre y tras de que dijera en entrevistas de prensa que probablemente había muerto, Lucie Ceccaldi publicó un libro, L'innocente, muy virulento con respecto a su hijo, en el que declara en particular: "A mi hijo, que se lo folle quien lo quiera o que lo haga con quien quiera, no tengo nada por lo que disculparme."1
A finales de 2012, en plena controversia a causa de su exilio fiscal, anunció su regreso a Francia. Instalado en su nuevo apartamento de París, comenta en una entrevista los motivos de su regreso, incluida la lasitud de las lenguas extranjeras. Niega cualquier gesto político deliberado con respecto a su salida de la costa suroeste de Irlanda, pero admite, sin embargo, que esto puede interpretarse como tal "ya que demuestra que el nivel de impuestos no es lo suficientemente fuerte como para desalentarlo". En el anuncio de la publicación de su colección de poemas Configuración de la última orilla en abril de 2013, expresa su deseo de continuar escribiendo: "La vida no me interesa lo suficiente como para poder hacerlo sin escribir".
Houellebecq en 2016
En 2014, es el principal protagonista de la película Near Death Experience. En 2016, se publica To Stay Alive: A Method, adaptación de su ensayo "Mantenerse vivo", dirigida por el director neerlandés Erik Lieshout. El 21 de septiembre de 2018, se casó con Qianyum Lysis Li, una joven de ascendencia china. En enero de 2019 publica Serotonina y es nombrado caballero de la legión de honor.
Estilo literario
La ausencia estilística de Houellebecq ha sido puesta de manifiesto por comentaristas y críticos. Su escritura, como él mismo ha referido, tiene una muy consciente «ausencia de estilo», aunque hay quien afirma que en realidad es capaz de utilizar los recursos cuando y como le conviene.2 Diferentes críticos, franceses principalmente, han denominado su forma de escribir como «estilo blanco» o «estilo plano» («forme plate»).3
Controversias
Michel Houellebecq en 2008.
Sus obras y opiniones, muy críticas con el pensamiento políticamente correcto y con los restos de mayo del 68, lo pusieron en el punto de mira de algunos medios, que lo acusaron de misógino, decadente, xenófobo y racista, lo cual no hizo más que aumentaran su popularidad y sus ventas. Algunos pasajes de Plataforma, donde aparece el tema del terrorismo islamista, fueron calificados de islamófobos. A raíz de una entrevista en la revista literaria Lire, publicada en septiembre de 2001, en la que afirmó que «la religión más idiota del mundo es el islam» y que «cuando lees el Corán se te cae el alma a los pies» fue entonces denunciado por varias agrupaciones islámicas y de derechos humanos por «injuria racial» e «incitación al odio religioso». El juicio, celebrado en París en octubre de 2002, dividió a la comunidad intelectual internacional entre defensores y detractores de la libertad de expresión, que recordó el caso Rushdie. Fue absuelto de todos los cargos: el juez argumentó en la sentencia que la crítica a la religión es perfectamente legítima en un estado laico. La polémica por su presunto antiislamismo se reavivó en 2015 con la publicación de Sumisión, novela en la que plantea los profundos cambios que sufre la sociedad francesa desde el año 2022, cuando asume la presidencia el islamista Mohammed Ben Abbes.4 Adorado por sus incondicionales (Fernando Arrabal lo considera el mejor escritor francés vivo) y denostado como pornógrafo, misógino y racista por sus variados oponentes (desde religiosos a notables izquierdistas), sus libros copan los suplementos literarios, las reediciones se suceden y se traducen a numerosas lenguas.
Su novela El mapa y el territorio, publicada en septiembre de 2010, recibió el premio Goncourt.5 Una revista lo acusó de plagiar algunos pasajes de la Wikipedia francesa y él reconoció haberlos usado, defendiéndose diciendo que «tomar prestados unos textos palabra por palabra no es robar siempre que los motivos de este reciclaje sean artísticos», evocando ese mismo uso por parte de autores como Borges o Georges Perec. Juristas y activistas del software libre esgrimieron las obligaciones que impone la licencia libre de la Wikipedia (uso libre, pero sus productos derivados deben tener la misma licencia libre) para colgar posteriormente en internet la novela de Houellebecq.6 Su obra contiene una de las críticas más implacables contra el capitalismo y la sociedad de mercado.
(Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Michel_Houellebecq )
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Dos poemas de Michel Houellebecq, de su obra Sobrevivir, 1991, en traducción de Altair Díez y Abel H. Pozuelo:
(UN POETA MUERTO YA NO PUEDE ESCRIBIR)
Un poeta muerto ya no puede escribir. De ahí la importancia de seguir vivo.
Este razonamiento tan simple. os resultará a veces difícil de mantener. En particular durante los períodos de prolongada esterilidad creativa. Ese manteneros con vida os parecerá, en tal caso, dolorosamente inútil: de todas formas, ya no podréis escribir...
A eso, una única respuesta: en el fondo, no lo podéis saber. Y si os hacéis un examen honesto, tendréis que darme la razón. Casos más extraños se han visto.
Si ya no podéis escribir, puede que sea el preludio de un cambio de forma. O de un cambio de tema. O de las dos cosas. O puede que sea, efectivamente, el preludio de la muerte de vuestra creatividad. Pero no podéis saberlo. No conoceréis nunca con exactitud a esa parte de vosotros mismos que os empuja a escribir. Solo podréis conocerla bajo formas aproximativas y contradictorias. ¿Egoismo o devoción? ¿Crueldad o compasión? Todo podría sostenerse. Prueba de que, finalmente, no sabéis nada; así que no os comportéis como si lo supieseis. Ante vuestra ignorancia, ante esa parte misteriosa de vosotros mismos, permaneced siempre honestos y humildes.
No es solo que los poetas que llegan a viejos produzcan, en conjunto, más, es que la vejez es sede de particulares procesos físicos y mentales que sería una lástima perderse.
Por lo demás, sobrevivir es difícil en extremo. Se podría pensar en adoptar una estrategia a lo Pessoa: encontrar un trabajito, no publicar nada, esperar apaciblemente la propia muerte.
En la práctica, nos encontraremos con dificultades importantes: sensación de perder el tiempo, de estar fuera de lugar, de no ser estimados en lo que valemos... pronto, todo eso se volverá insostenible. Será difícil evitar el alcohol. En resumidas cuentas, al final de ese camino se encuentran la amargura y la acritud, seguidas rápidamente por la apatía y la completa esterilidad creativa.
Por lo tanto esta solución tiene sus inconvenientes, pero, por lo general, es la únixa. No hay que olvidar a los psiquiátras, que disponen de la facultad de firmar bajas laborales. Por el contrario habrá que descartar la estancia prolongada en un hospital psiquiátrico: demasiado destructiva. No se utilizará más que como último recurso, como alternativa a la mendicidad.
Los mecanismos de solidaridad social (subsidio de desempleo, etc.) deben utilizarse en su totalidad, así como el apoyo económico por parte de amigos más acomodados. No desarrolléis demasiada culpabilidad a ese respecto. El poeta es un parásito sagrado.
El poeta es un parásito sagrado. A semejanza de los escarabajos del antiguo Egipto, puede prosperar sobre el cuerpo de las sociedades ricas y en descomposición. Pero también hay lugar para él en el seno de las sociedades fuertes y frugales.
No tenéis que pelear. pelean los boxeadores, no los poetas. Pero, en cualquier caso, sí que hay que publicar un poco; es la condición necesaria para que pueda tener lugar el reconocimiento póstumo. Si no publicáis un mínimo (siquiera algunos textos en una revista de segunda categoría), pasaréis desapercibidos en la posteridad; tan desapercibidos como en vida. Aunque seáis el más perfecto de los genios, tendréis que dejar algún rastro, y confiar en que los arqueólogos literarios exhumen el resto.
Puede salir mal; sale mal a menudo. Deberéis repetiros al menos una vez al día que lo importante es hacer lo que se pueda.
Estudiar la biografía de vuestros poetas favoritos os podría ser útil, debería permitiros evitar determinados errores.
Meteos en la cabeza que, por regla general, no hay ninguna buena solución para el problema de la supervivencia material, pero las hay muy malas.
La cuestión del sitio donde vivir, en general, no se os planteará: id a donde podáis. Tratad simplemente de evitar tener vecinos demasiado ruidosos, capaces ellos solos de provocar una muerte intelectual definitiva.
Una pequeña injerencia en el mundo profesional puede aportar ciertos conocimientos acerca del funcionamiento de la sociedad, eventualmente utilizables en una obra posterior. Pero un periodo de vagabundaje, en el que uno se sumerja en la marginalidad, aportará otros saberes. Lo ideal es alternar.
Otras realidades de la vida, como una vida sexual armoniosa, el matrimonio, o el hecho de tener hijos, son a la vez beneficiosas y fecundas. Pero casi imposibles de lograr. En el plano artístico, son terrenos prácticamente desconocidos.
Por lo general, iréis dando bandazos entre la amargura y la angustia. En ambos casos, el acohol os ayudará. Lo esencial es obtener aquellos momentos de remisión que os permitan realizar vuestra obra. Serán breves; esforzaos por asiros a ellos.
No temáis a la felicidad: no existe.
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(NO BUSQUÉIS EL CONOCIMIENTO POR EL CONOCIMIENTO EN SÍ)
No busquéis el conocimiento por el conocimiento en sí. Todo aquello que, en poesía, no proceda directamente de la emoción, carece de valor.
(Por supuesto, se ha de entender emoción en un sentido amplio: ciertas emociones no son ni agradables ni desagradables, como, en general, es el caso del sentimiento de extrañeza.)
La emoción suprime la cadena causal, es la única capaz de haceros percibir las cosas en sí mismas. Transmitir dicha percepción es el objeto de la poesía.
Esta identidad de propósitos entre la filosofía y la poesía es la fuente de la secreta complicidad que las une. Esta, en esencia, no se manifiesta escribiendo poemas filosóficos; la poesía debe descubrir la realidad por sus propias vías, puramente intuitivas, sin pasar por el filtro de una reconstrucción intelectual del mundo. Menos aún expresando la filosofía bajo una forma poética, lo que, a menudo, no es más que un timo. Pero es entre los poetas donde una nueva filosofía encontrará siempre a sus más serios lectores, a los más atentos y fecundos. Asimismo, solo ciertos filósofos serán capaces de discernir, sacar a la luz y utilizar las verdades ocultas en la poesía. En la poesía, casi tanto como en la contemplación directa -y mucho más que en anteriores filosofías- es donde encontrarán material para nuevas representaciones del mundo.
Respetad a los filósofos pero no les imitéis. Vuestra vía, desgraciadamente, se encuentra en otro sitio. Es indisociable de la neurosis. La experiencia poética y la experiencia neurótica son dos caminos que se cruzan, se entrelazan, y acaban por confundirse la mayoría de las veces, esto último por disolución del filón poético en el torrente sangriento de la neurosis. Pero no tenéis elección. No hay otro camino.
Trabajar permanentemente en vuestras obsesiones acabará convirtiéndoos en una piltrafa patética, minada por la angustia o devastada por la apatía. Pero, lo repito, no hay otro camino. Debéis alcanzar el punto sin retorno. Romper el círculo. Y producir algunos poemas antes de estrellaros contra el suelo. Habréis entrevisto espacios inmensos. Toda gran pasión desemboca en el infinito.
En definitiva, el amor resuelve todos los problemas. Asimismo, toda gran pasión acaba conduciendo a una zona de verdad. A un espacio diferente, doloroso en extremo, pero en el que la vista alcanza lejos, y con claridad. En donde los objetos, purificados, aparecen con toda su nitidez, en su límpida verdad.
Creed en la identidad entre lo Verdadero, lo Bello y lo Bueno.
La sociedad en la que vivís tiene como fin destruiros. Otro tanto se puede decir de vosotros respecto a ella. El arma que empleará es la indiferencia. Vosotros no podéis permitiros adoptar la misma actitud. ¡Pasad al ataque!
Toda sociedad tiene sus puntos débiles, sus heridas. Meted el dedo en la llaga y apretad bien fuerte.
Profundizad en los temas de los que nadie quiere oír hablar. El envés del decorado. Insistid sobre la enfermedad, la agonía, la fealdad. Hablad de la muerte, y del olvido. De los celos, de la indiferencia, de la frustración, de la ausencia de amor. Sed abyectos, seréis auténticos.
No os adhiráis a ninguna idea. O bien acedlo, y después traicionadla enseguida. Ninguna adhesión teórica debe reteneros por mucho tiempo. La militancia hace feliz, y vosotros no tenéis que ser felices. Vosotros estáis de parte de la infelicidad. Sois el lado oscuro.
Vuestra misión no es ante todo proponer, ni construir. Si lo podéis hacer, hacedlo. Si acabáis por concluir contradicciones insostenibles, decidlo. Pues vuestra misión más primordial es la de profundizar hacia lo Verdadero.
Sois el enterrador y el cadáver. Sois el cuerpo de la sociedad. Sois responsables del cuerpo de la sociedad. Todos responsables, en igual medida. ¡Besad el suelo, basura!
Determinad la inocencia, y la culpabilidad. Primero en vosotros mismos, lo que os proporcionará una guía. pero también en los demás. Considerad su comportamiento, y sus excusas; luego juzgad, con toda imparcialidad. No os respetéis ni a vosotros; no respetéis a nadie.
Sois ricos. Conocéis el Bien, conocéis el Mal. No renunciéis nunca a separarlos; no os dejéis guiar por la tolerancia, ese pobre estigma de la edad. La poesía está en condiciones de establecer verdades morales definitivas. Debéis odiar la libertad con todas vuestras fuerzas.
La verdad es escandalosa. Pero sin ella, no hay nada que valga. Una visión honesta y verosímil del mundo ya es en sí una obra maestra. Poco pesa la originalidad frente a esta exigencia. No os preocupéis por eso. De todos modos, la suma de vuestros fallos desprenderá, a la fuerza, cierta originalidad. En cuanto a vosotros, decid simplemente la verdad, ni más ni menos.
No podéis amar la verdad y al mundo. Pero vosotros ya elegisteis. Ahora el problema consiste en ser fieles a esta elección. Os invito a conservar el ánimo. No porque podáis esperar algo. Al contrario, sabed que estaréis muy solos. La mayoría de la gente se reconcilia con la vida, o bien se muere. Vosotros sois suicidas vivientes.
A medida que os aproximáis a la verdad, vuestra soledad aumenta. El edificio es espléndido, pero está desierto. Camináis por salas vacías, que os devuelven el eco de vuestros pasos. La atmósfera es límpida e inmutable. los objetos parecen esculpidos en piedra. A veces os ponéis a llorar, tan cruel resulta la nitidez de la visión. Os gustaría volver atrás, a las brumas del desconocimiento, pero en el fondo sabéis que ya es demasiado tarde.
Seguid. No temáis. Lo peor ya ha pasado. Por supuesto que la vida aún os desgarrará, pero, por vuestra parte, ya no tenéis demasiado que ver con ella. Recordad que, básicamente, ya estáis muertos. Ahora estáis cara a cara con la eternidad.
Algunos poemas de Michel Houellebecq, de suobra El sentido de la lucha, 1996, en traducción de Altair Díez y Abel H. Pozuelo:
A través de esos días en que nos domina el cuerpo
En los que el mundo está ahí, como un bloque de cemento,
Esos días sin placer, sin pasión, sin tormento,
Prácticamente divinos en su inutilidad
Entre los prados y los bosques de hayas,
Entre los edificios y la publicidad
Vivimos un momento de absoluta verdad:
Sí, el mundo está ahí, y es tal como parece.
Los seres humanos se han hecho de partes separables,
Su cuerpo coalescente no está hecho para durar
Solos en sus celdillas cuidadosamente madurados
Esperan alzar el vuelo, la llamada de lo impalpable.
El guardián viene siempre en mitad del crepúsculo;
Con mirar pensativo, tiene todas las llaves,
Las cenizas de los cautivos se avientan con prisa;
Hacen falta unos minutos para lavar la celda.
EN EL PARO
Atravieso una ciudad de la que ya nada espero
Entre seres humanos distintos cada vez
Me lo sé de memoria, ese metro elevado;
Transcurren días enteros sin que pueda ni hablar.
¡Ah! Esos mediodías, regresando del paro
Pensando en el alquiler, meditación sombría,
Prefieres no vivir, pero igualmente envejeces
Y nada cambia en nada, ni el verano, ni las cosas.
Al cabo de algunos meses, pasas al subsidio
Y el otoño vuelve, lento como una gangrena;
El dinero se vuelve la única idea, la única ley,
Estás realmente solo. Y te quedas atrás, atrás...
Los ottros continúan con su danza existencial
Tú estás aislado tras un muro transparente;
El invierno ha vuelto. Su vida parece real.
Tal vez, en algún sitio, te espera el porvenir.
*
Él camina en la noche, la mirada repleta de muerte
Y el frío se intensifica en los cruces
Hace más de un año que no hace el amor;
Los seres humanos se cruzan, se oye el rozar de sus cuerpos.
Él camina por la ciudad con una consigna,
De verdad que es curioso ver vivir a los demás,
Contemplar la vida como quien lee un libro
Y haber olvidado hasta el sabor de la nostalgia.
Él marca el código, ya está otra vez en su estudio
Y una mano helada se posa en su corazón
Definitivamente alguien ha cometido un error,
Ya no le quedan ganas de escuchar la radio.
Él está solo, ahora, y la noche es inmensa
Roza las cosas con mano insegura
Las cosas siguen ahí, pero pierde la razón
Y atraviesa la noche en busca de un sentido.
*
En un momento de renuncia, me dejo caer sobre la banqueta. Sin embargo, los engranajes de la necesidad vuelven a ponerse en marcha. Se jodió la noche; tal vez la semana; puede que la vida; eso no quita para que tenga que volver a salir para comprar una botella de alcohol.
Jóvenes burguesas circulan entre los anaqueles del Monoprix, elegantes y sexuales como ocas. Probablemente también haya hombres; me la suda. Es preferible no imaginarse ya posibles palabras entre uno mismo y el resto de la humanidad, la vagina no es más que un orificio.
Subo las esclaeras, apretando mi litro de ron dentro de una bolsa de plástico. Me estoy destruyendo, lo noto; mis dientes se desintegran. Y además, ¿por qué mi mirada espanta a las mujeres? ¿La juzgan implorante, fanática, colérica o perversa? No lo sé, probablemente no lo sabré nunca, pero eso constituye la desgracia de mi vida.
*
La Eternidad en pensión completa,
Descubrimiento individual de la región
Velada disco en que los cuerpos se compran,
Pero no se asegura nada para la noche.
Estoy en el sistema liberal
Como un lobo en un descampado,
Me adapto relativamente mal
Trato de no crear dificultades.
Algunas tardes, alimento la ilusión
De tener amigos en alguna parte
Es difícil de admitir:
Para vivir, es demasiado tarde.
Estoy en plenas vacaciones
Como un actor sin escenario,
Pero sé que los demás bailan
Y que se graban en vídeo.
*
En el metro, a la altura del periférico,
La máquina empieza a girar
Me detengo; súbitamente atento:
Oigo las explosiones del motor.
Al ralentí, como un órgano,
Como un ventrículo ennegrecido;
A lo lejos, vislumbro la torre GAN,
Allí es donde se decide mi vida.
Los ejecutivos suben hacia su calvario
En ascensores de níquel,
Veo pasar a las secretarias
Que se retocan el rímel.
Bajo las casas, en el fondo de las calles,
La máquina social avanza
Hacia ignotos objetivos;
Ya no tenemos ninguna oportunidad.
*
Enfrentada a la alternativa de la aurora, Annabelle sentía cómo las sombras de su juventud se deslizaban entre las cortinas. Le habría gustado pronunciar un adiós definitivo al amor. Todo la incitaba a ello: ahora debería de bastarle, se decía, con la sucesión de sus recuerdos. Ahora estaba la noche, y los órganos enfermos. Otra experiencia, otra vida; menos agradable que la anterior, pero más breve, probablemente. Su vecina tenía un caniche. ¿Y ella por qué no? Un caniche no te protege de los malhechores; pero su estado de infancia perpetuo es un gozo para la vista; obsserva el movimiento de las cortinas, da ligeros gemiditos al peribir la luz del día. Reconoce su correa y su collar. Como el hombre, algunas veces padece un cáncer. Recibe a la muerte con valor. Mira a su alrededor, emite un breve ladrido, y salta a la cascada.
*
Los cuerpos apilados en la arena,
Bajo la luz inexorable,
Poco a poco se transforman en materia;
El sol quiebra las piedras.
Las olas lentamente palpitan
Bajo la luz miserable
Y algunos cormoranes pueblan
El cielo con su grito lamentable.
Los días de la vida son iguales
A gaseosas desbravadas
Días de la vida bajo el sol,
Días de la vida en pleno verano.
*
El alba crece con dulzura
La leche se entibia, pequeñas llamas
Vibrantes y azules, pequeñas hermanas
Leche hinchada como un pecho de mujer
Y el sonido de la cafetera
En el silencio de la ciudad;
Hacia el Sur, el eco de un motor
Son las cinco, todo está tranquilo.
EL LARGO CAMINO A CLIFDEN
Al oeste de Clifden, promontorio
Allá donde el cielo se convierte en agua
Allá donde el agua se convierte en memoria
Justo a orillas de un mundo nuevo
A lo largo de las colinas de Clifden,
De las verdes colinas de Clifden,
Yo iré a depositar mi pena.
Para aceptar la muerte hace falta
Que la muerte se convierta en luz
Que la luz se convierta en agua
Y que el agua se convierta en memoria.
El oeste de la humanidad entera
Se encuentra en el camino de Clifden
En el largo camino de Clifden
Donde el hombre viene a dejar su pena
Entre las olas y la luz.
*
Muéstrate, amigo mío, mi doble
Mi existencia está en tus manos
No soy verdaderamente humano
Yo quisiera una existencia turbia
Una existencia como un estanque, como un mar
Una existencia con algas
Y corales, y esperanzas, y amargos mundos
Rodados por la pureza de las olas
El agua se deslizará sobre mi cadáver
Como un cometa olvidado
Y yo encontraré de nuevo un puerto,
Un lugar umbrío y protegido.
Avalancha de falsas razones
En el universo privado de sentido,
Las veladas llenas de privación,
Las murallas de la decadencia.
Como un pez marino eviscerado,
He dado mis órganos a las bestias
Mis intestinos descuartizados
Están muy lejos, ya, de mi cabeza.
La carne hormiguea de esperanza
Como un filete descomponiéndose,
Habrá momentos de erranza
En los que ya nada sea impuesto.
Soy libre como un camión
Que atraviesa sin conductor
Los territorios del terror,
Soy libre como la pasión.
Algunos poemas de Michel Houellebecq, de su obra La búsqueda de la felicidad, 1992, en traducción de Altair Díez y Abel H. Pozuelo:
HIPERMERCADO - NOVIEMBRE
Primero tropecé con un congelador.
Me asusté un poco y me puse a llorar.
Alguien masculló que yo rompía el clima;
Para parecer uno más, seguí adelante.
Barriobajeros embrutecidos de mirada animal
Se cruzaban sin prisa junto al agua mineral.
De entre los anaqueles llegaba un rumor
Como de circo y desmadre. Se me torcieron los pasos.
Me empotré en el mostrador de los quesos;
Había dos viejas comprando sardinas.
Una se volvió y le dijo a la otra:
"Hay que ver qué pena, un chico de su edad."
Y luego vi unos pies, circunspectos y anchos:
Era un vendedor que tomaba medidas.
Muchos se sorprendieron con mis nuevos zapatos;
Una última vez me quedé un poco al margen.
SIN RECONCILIARSE
Mi padre era un imbécil bárbaro y solitario;
Ebrio de decepción, solo ante el televisor,
Rumiaba unos planes frágiles y muy raros,
Su mayor alegría era verlos fracasar.
Me trató siempre como una rata a la que perseguir.
La mera idea de un hijo, creo, le asqueaba.
No soportaba pensar que le aventajase un día,
Solo por seguir vivo cuando él reventara.
Se murió en abril, gimiente y perplejo;
Su mirada delataba una cólera infinita.
Cada tres minutos, insultaba a mi madre,
Criticaba la primavera, hacía bromas procaces.
Al final, justo antes de acabar su agonía,
Una calma breve recorrió su pecho.
Sonrió al decir "estoy nadando en orines",
Y después se apagó con un ligero estertor.
*
Temo a toda esa gente razonable y sumisa
Que quiere privarme de mis anfetaminas.
¿Por qué quieren quitarme a mis últimas amigas?
Mi cuerpo está cansado y mi vida casi en ruinas.
A menudo los médicos, esas pústulas renegridas,
Fatigan mi mente con sentencias monótonas;
Yo vivo, o sobrevivo, má allá de las normas;
Me da igual. Mi meta no radica en esta vida.
A veces, de mañana, me sobresalto y grito,
Es rápido y breve, pero lo paso muy mal:
Me da igual, y a la mierda la protección social.
Por la tarde leo a Kant, estoy solo en mi cama.
Repaso la jornada, ha sido muy quirúrgica;
Me da igual. Vuelvo a estar en el punto inicial.
*
Mi cuerpo es como un saco surcado de hilos rojos
La habitación está oscura, mis ojos brillan débilmente
Me da miedo levantarme, noto por dentro
Algo blando, maligno, que se mueve.
Hace años que detesto esta carne
Que recubre mis huesos. De superficie adiposa,
Sensible al dolor, levemente esponjosa;
Un poco más abajo, un órgano se tensa.
Te odio, Jesucristo, por haberme dado un cuerpo
Los amigos se esfuman, todo huye, deprisa,
Los años pasan, se escurren, y nada resucita,
No deseo vivir y la muerte me asusta.
*
Me gustan los hospitales, asilos del dolor
Donde los viejos olvidados se transforman en órganos
Bajo la mirada burlona e indiferente
De los MIR que se rascan mientras comen plátanos.
En sus habitaciones sórdidas y sin embargo higiénicas
Se distingue muy bien la nada que les cerca
Sobre todo por la mañana, cuando se levantan, lívidos,
Y gimiendo ya piden el primer cigarrillo.
Los viejos saben llorar casi sin hacer ruido,
Olvidan lo que pensaban y los gestos que hacían
Ya casi no se ríen, y todo lo que les queda
Al cabo de unos meses, antes de la última fase,
Son solo algunas frases,casi siempre las mismas:
Gracias, no tengo hambre, el domingo vendrá mi hijo.
Me suenan las tripas, pero mi hijo vendrá.
Y sus manos casi blancas, y el hijo que nunca va.
*
¡Han latido ya tantos corazones sobre la tierra!
Y los pequeños enseres replegados en sus armarios
Narran la siniestra y lamentable historia
De aquellos que en este mundo no encontraron amor.
La vajilla individual de los viejos solteros,
Los cubiertos mellados de la viuda de guerra
¡Dios santo! Y los pañuelos de las señoritas viejas
El contenido de los armarios, ¡qué cruel es la vida!
Las cosas ordenaditas y la vida vacía
Y comprar, por la tarde, los restos del colmado
La tele puesta para no mirarla, comer sin apetito
Y, por fin, la enfermedad, que lo hace todo más sórdido,
Y el cansado cuerpo que se deshace en la tierra,
Ese cuerpo sin amor que se apaga sin misterio.
*
¡Qué complicada es la muerte de esas señoras tan ricas
Rodeadas de nueras que les llaman "cielo mío",
Aprietan un pañuelo de hilo bajo sus preciosos ojos,
Y van tasando los cuadros y los muebles antiguos.
Prefiero la de los viejos de los Pisos de Protección Oficial
Que siguen pensando que alguien les quiere hasta el final,
Esperando la visita de un hijo imaginario
Que pagará su atúd de abeto auténtico.
Esas señoras tan ricas acabarán en un cementerio,
Rodeadas de cipreses y de arbustos artificiales
Es como un paseo para las sexagenarias,
Los cipreses huelen bien y ahuyentan los mosquitos.
Los viejos de Protección Oficial acaban en un crematorio,
En una nevera, con la etiqueta en blanco.
El edificio está tranquilo. Nadie, ni siquiera los domingos,
Perturba el sueño del anciano guardián negro.
EL AMOR, EL AMOR
En un cine porno, unos jubilados cascados
Contemplan, escépticos,
Los retozos mal filmados de dos lascivas parejas;
No había argumento.
He ahí, pensaba yo, el rostro del amor,
El auténtico rostro.
Algunos son seductores, y seducirán siempre,
Y el resto sobrevive.
No existe ni el destino ni la fidelidad,
Solo cuerpos que se atraen.
Sin sentir ningún apego ni, desde luego, piedad,
Uno juega, y después destroza.
Algunos son seductores y por lo tanto muy amados;
Sabrán lo que es un orgasmo.
Pero hay tantos otros cansados y sin nada que ocultar,
Ni siquiera un fantasma;
Si acaso, una soledad agravada por la impúdica
Alegría de las mueres;
Si acaso, una certeza: "Eso no es para mí",
Un oscuro y pequeño drama.
Con certeza morirán un poco desengañados,
Sin ilusiones poéticas;
Practicarán a conciencia el arte de despreciarse,
Será algo mecánico.
Me dirijo a todo aquel que nunca haya sido amado,
Que nunca supo gustar;
Me dirijo a los ausentes del sexo liberado,
Y del placer corriente.
No temáis, amigos, vuestra pérdida es mínima:
El amor no existe en ninguna parte.
Solo es una broma cruel de la que vosotros sois víctimas,
Una jugada de experto.
NATURALEZA
No envidio a esos pomposos imbéciles
Que se extasían ante la madriguera de un conejo
Porque la naturaleza es fea, cargante y hostil;
No tiene ningún mensaje que transmitir al ser humano.
Es agradable, al volante de un potente Mercedes,
Atravesar lugares grandiosos y solitarios;
Manejando con destreza la palanca de cambios
Se dominan los montes, los ríos y las cosas.
Los cercanos bosques se deslizan bajo el sol
Y parecen reflejar conocimientos antiguos;
Se presienten maravillas en el fondo de sus valles,
Y al cabo de unas horas, empiezas a confiarte;
Te bajas del coche y empiezan los problemas.
Aterrizas en mitad de un desorden repugnante,
De un universo abyecto y desprovisto de sentido
Hecho de piedras, de zarzas, de moscas y de serpientes.
Echas de menos los aparcamientos y los vapores de gasolina,
El brillo suave y sereno de un mostrador de níquel;
Demasiado tarde. Demasiado frío. Comienza la noche.
El bosque te oprime en su cruel sueño.
*
Son las nueve de la noche, la oscuridad se instala
Ya no puedo gritar más, ya no me quedan fuerzas
Llueve suavemente, empiezan las vacaciones
Trato de imaginar que todo eso me da igual.
Por vigésima vez descuelgo el teléfono
Ya no tengo nada que decir, pero puedo escuchar,
Seguir la vida de la gente e interesarme por ella,
Nadie contesta, por vigésima vez.
He comprado pan y queso en lonchas,
Lo que debería evitar que me reventase el ojo derecho
La comida gorgotea, creo que estamos a domingo,
El tiempo, por fortuna, es moderadamente fresco.
Si hay alguien que me ame, en la Tierra o en las estrellas,
Debería darme alguna señal ahora
Siento cómo se acumulan los indicios de un desastre,
En mi brazo, la cuchilla traza una línea recta.
*
Como una planta de maíz arrancada de su terreno,
Una vieja concha olvidada por el mar,
A orillas de la vida
Me vuelvo hacia ti, que te atreviste a amarme
Ven conmigo, partamos, me gustaría reencontrar
Las huellas de la noche.
*
Tarde de falsa alegría,
Y los cuerpos que se desunen
Tú ya no me deseas demasiado,
Nuestras miradas ya no son cómplices.
¡Oh! La separ5ación, la muerte
En nuestras miradas entrelazadas
La lenta desunión de los cuerpos,
En esta bella tarde de verano.
EL TREN DE CRÉCY-LA-CHAPELLE
Me gustaría mucho tener algún contemporáneo
Cuando el insomnio socaba mis noches, a veces, muy tarde;
Me gustaría tanto encontrar alguna mirada,
Hablar con la gente como se habla a un humano.
Parapetado en mi desconfianza y mi timidez,
La noche se le antoja tan larga a mi mente enferma
Me gustaría tabto a veces tener amigos,
Me dicen que estoy perdiendo mis mejores años.
¡Ah! Esas adolescentes que no amé
Cuando cogía el tren de Crécy-la-Chapelle
Los sábados al mediodía, al volver del instituto;
Las veía moverse, y me parecían bellas.
Sentía latir en mí un mundo de deseos
Y los sábados por la noche observaba mi cara:
No me atrevía a bailar, pero tampoco a irme,
Nadie me besaba. Me sentía muy solo.
LA GRIETA
En la inmovilidad, el silencio impalpable,
Yo estoy ahí. Estoy solo. Si me golpean, me muevo.
Trato de proteger una cosa roja y sangrante,
El mundo es un caos preciso e implacable.
Hay gente alrededor, les oigo respirar
Y sus pasos mecánicos se cruzan sobre el enrejado.
He sentido, no obstante, el dolor y la rabia;
Cerca de mí, muy cerca, un ciego suspira.
Hace muchísimo tiempo que sobrevivo. Tiene gracia.
Recuerdo muy bien los tiempos de esperanza
E incluso recuerdo mi primera infancia,
Pero creo que es este mi último papel.
¿Sabes? Lo vi claro desde el primer segundo,
Hacía algo de frío y yo sudaba de miedo
El puente estaba roro, eran las siete en punto
La grieta estaba ahí, silenciosa y profunda.
*
Esas ganas de no volver a hacer nada y, sobre todo, de no volver
a sentir nada.
Esa súbita necesidad de callarse y desligarse
En los jardines del Luxemburgo, tan calmos,
Ser un viejo senador que envejece sobre sus laureles.
Y ya nada de nada, ni los niños, ni sus barcos, ni, sobre todo,
la música
Vendra a perturbar esa meditación desencantada y casi ataráxica
Ni, sobre todo, el amor, ni el temor.
¡Ah! No tener ningún recuerdo de la opresión.
*
Incapaz de nostalgia
Envidio la calma de los viejos
La pequeña muerte en sus miradas,
Su aire de estar al otro lado de la vida.
Incapaz de imponerme
Envidio la sed de los conquistadores
La simplicidad de los niños,
La forma que tienen de llorar.
Mi cuerpo tensado hasta el delirio
Espera como una llamarada
Un devenir, un chasquido;
Por la noche me entreno para morir.
*
Comediante precoz, experto en sufrimiento,
He vivido una extraña y patética infancia.
Jugaba a los cochecitos, creía en la amistad,
Y muy a pesar mío ya suscitaba piedad.
La agonía de las flores es brutal
Como lo contrario de una explosión,
La putrefacción de sus pétalos
Evoca nuestro desamparo.
Crecí en medio de máquinas de placer
Que atravesaban la vida sin amar, sin sufrir;
Yo no he renunciado a ese mundo ideal
Entrevisto entonces. Y a menudo me he hecho daño.
La agonía del hombre es sórdida
Como una lenta crucifixión.
No se llega a hacer el vacío;
Uno muere con sus ilusiones.
ÚTIMOS TIEMPOS
Habrá días y tiempos difíciles
Y noches de sufrimiento que parecen irremontables
En que lloramos tontamente con ambos brazos sobre la mesa
En que la vida, en suspenso, se aguanta solo por un hilo.
Amor mío te oigo caminar por la ciudad.
Habrá cartas escritas y rotas en pedazos
Ocasiones perdidas amigos cansados
Viajes inútiles desplazamientos vanos
Horas sin moverse bajo un tórrido sol,
Estará el miedo, que me persigue en silencio
Que se acerca a mí, que me mira de frente
Y su sonrisa es hermosa, su paso lento y tenaz
El recuerdo se encierra en sus ojos vítreos,
Mi futuro se encuentra en sus manos metálicas
Desciende sobre el mundo como un halo de hielo.
Estará la muerte, y tú lo sabes, mi amor
Estará la desdicha y los días finales
Nada se olvida nunca, las palabras y los rostros
Flotan alegremente hasta la última orilla
Habrá una añoranza, y luego un pesado sueño.
*
¿Es cierto que algún sitio más allá de la muerte
Alguien nos ama y nos espera tal como somos?
Oleadas de aire helado se suceden sobre mi cuerpo;
Necesito una clave para reunirme con los hombres.
¿Es ciertoque a veces los seres humanos se ayudan entre sí
Y que se puede ser feliz más allá de los trece años?
Determinadas soledades me parecen irremediables;
Hablo del amor, en realidad yo no creo en él.
Cuando la noche se concreta en el centro de la ciudad
Yo salgo de mi estudio, con mirar implorante;
Los bulevares mueven coladas de oro móvil
Nadie me mira, soy inexistente.
Más tarde me acurruco cerca de mi teléfono
Marco unos números, pero cuelgo a tiempo.
Hay una forma agazapada detrás del tocadiscos;
Sonríe en la oscuridad, tiene todo el tiempo del mundo.
CONFRONTACIÓN
Y si necesitamos tanto amor, ¿de quién es la culpa?
¿Si no podemos por principio adaptarnos
A ese universo de transacciones generalizadas
Que tanto les gustaría vernos adoptar
A los psicólogos y demás?
Y si necesitamos tanta ensoñación, ¿de quién es la culpa?
¿Si una fracción aún por determinar de nuestra psique
No puede por definición contentarse
Con una gestión armoniosa de nuestras pulsiones catalogadas
Cuatro o cinco, como máximo?
Y si necesitamos creer en algo
Que nos sobrepase, nos haga avanzar, y en lo que descansar al
mismo tiempo,
Si necesitamos de una dicha en absoluto cuantificable,
De una fuerza interior que germine en nosotros y se ría de los
imponderables,
Que se desarrolle en nosotros y dé a nuestra existencia un valor,
una utilidad y un sentido inalienables,
Si también, y a la vez, necesitamos sentirnos culpables,
Sentirnos humillados e infelices por no ser más de lo que somos
Si realmente necesitamos todo eso para sentirnos hombres,
¿Qué le vamos a hacer?
Es tiempo de aflojar la presa.
*
Es cierto que este mundo donde respiramos mal
Ya no nos inspira más que un asco manifiesto,
Un deseo de huir sin esperar las vueltas,
Y ya no leemos los titulares del diario.
Queremos regresar a la antigua morada
Donde vivieron nuestros padres bajo el ala de un arcángel,
Queremos reencontrar esa moral extraña
Que santificaba la vida hasta su última hora.
Queremos algo así como una fidelidad,
Como un enlazamiento de suaves dependencias,
Algo que sobrepase y contenga la existencia,
Ya no podemos vivir lejos de la eternidad.
*
Bola de sangre, bola de odio,
¿Por qué toda esa gente reunida?
Es la sociedad humana;
La noche cae de nuevo sobre Paris.
Mientras que en el azul ficticio
Se cruzan los euromisiles,
Un viejo sabio con ojo lloroso
Examina unos cuantos fósiles.
Dinosaurios, amables dinosaurios,
¿Qué veían vuestros estúpidos ojazos?
¿Ya se luchaba a muerte
en vuestros letárgicos pantanos?
¿Hubo una edad dorada,
Una buena ley natural?
Responded, amables dinosaurios:
¿Por qué la vida es tan cruel?
*
VERONIQUE
La casa era rosa con postigos azules
Yo veía en la noche los rasgos de tu rostro
La aurora se acercaba, estaba algo nervioso,
La luna se deslizaba entre un lago de nubes.
Tus manos dibujaban un espacio invisible
En que podía moverme y desplegar mi cuerpo
Y yo andaba hacia ti, próxima e inaccesible,
Como un agonizante se arrastra hacia la muerte.
De pronto cambió todo en una explosión blanca,
El sol se levantó sobre un nuevo reino;
Hacía casi calor, y era domingo,
Se elevaban en el aire las armonías de un salmo.
Yo leía un extraño afecto en tus ojos
Y era muy feliz en mi pequeña perrera;
Fue un sueño muy tierno y realmente luminoso,
Tú eras mi alma y yo, tu caniche.
LOS VISITANTES
Ahora están ahí, reunidos a media pendiente;
Sus dedos vibran y se rozan en una suave elipse.
Un poco por todas partes crece una atmósfera expectante;
Han venido de lejos, es el día del eclipse.
Han venido de lejos y ya casi no tienen miedo;
El bosque estaba frío y prácticamente desierto.
Ellos se han reconocido mediante signos de colores;
Casi todos están heridos, su mirada está inerte.
Reina sobre esos montes una calma de santuario;
El cielo se inmoviliza y todo se pone en su sitio.
El primero se arrodilla, con mirada severa;
Han venido de lejos para juzgar a nuestra raza.
Michel Houellebecq Michel Thomas (Saint-Pierre, isla de La Reunión, 26 de febrero de 1956), conocido como Michel Houellebecq, es un poeta, novelista y ensayista francés. Sus novelas Ampliación del campo de batalla, Las partículas elementales y Plataforma se convirtieron en hitos de la nueva narrativa francesa por su descripción de la miseria afectiva y sexual del hombre occidental de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Esas novelas le otorgaron consideración literaria, pero también dieron lugar al llamado «fenómeno Houellebecq», que provocó numerosos y apasionados debates en la prensa internacional.
Biografía
Michel Houellebecq (pronunciado [miˈʃɛl wɛlˈbɛk]) nació en Saint-Pierre, en la isla de Reunión, hijo de René Thomas, guía de montaña, y de Lucie Ceccaldi, doctora en medicina y anestesista graduada de la facultad de medicina de Argel, ambos militantes comunistas. Su nombre fue escogido por sus padres tras una visita de estos al Mont-Saint-Michel. Al parecer su madre habría falsificado su certificado de nacimiento para envejecerlo durante dos años, porque creía que tenía talento: él no nacería de esta manera el 26 de febrero de 1956, como se indica en su certificado de nacimiento, sino el 26 de febrero de 1958.
Según sus propias declaraciones, sus padres pierden interés en él muy temprano; la pareja se separa, y una hermanastra nace poco después. Al principio, son sus abuelos maternos, en Argelia, quienes lo cuidan, luego, tras el divorcio de sus padres, su padre lo recupera mediante un golpe de fuerza y lo confía a su abuela paterna. Henriette Thomas, también ferviente comunista, cuyo nombre ha adoptado como seudónimo por reconocimiento. Después de haber sido estudiante de secundaria en Meaux, asistió a las clases preparatorias para las grandes écoles en Lycée Chaptal en París (donde habría sido golpeado por sus compañeros, hecho que se refleja en Las partículas elementales) ya en 1975, se unió al Instituto Nacional Agronómico de París-Grignon (INA PG) donde iría ascendiendo peldaños progresivamente. En Agro, fundó la efímera revista de crítica literaria Karamazov, para la cual escribió algunos poemas y comenzó a filmar una película llamada Crystal of Suffering. Se graduó en la escuela en 1978, agrónomo con una especialización (fortuita) en "Desarrollo del entorno natural y ecología". Un período de desempleo le permite recurrir a la creación literaria: realiza el encuentro decisivo con Michel Bulteau, director de La Nouvelle Revue de París, que le propone colaborar en la colección de Infréquentables con las ediciones de Rocher. Luego ingresó en la École nationale supérieure Louis-Lumière, en la sección de fotografía (sección de rodaje), pero se fue en 1981, antes de graduarse. Su hijo Étienne nació el mismo año. Entonces experimenta un período de desempleo, luego de divorcio, lo que le genera una grave crisis nerviosa.
Comenzó dos años más tarde una carrera en ciencias de la computación en Unilog, trabajando luego como gerente de contratos en el departamento de TI del Ministerio de Agricultura, (rue de Picpus), en el distrito 12 de París, donde permaneció durante tres años (este período se evoca de manera romántica en Ampliación del campo de batalla). Solicitó un trabajo en la Asamblea Nacional y en 1990 aprobó la oposición de asistente administrativo en el departamento de TI. Este trabajo le proporciona entonces la paz que necesita. En 1991 publicó la biografía de H. P. Lovecraft, Contra el mundo, contra la vida. En 1996, habiendo adquirido la antigüedad necesaria y queriendo dedicarse a la escritura, solicitó su despido. En 1992, Michel Houellebecq recibió el Premio Tristan-Tzara por su colección de poemas La Poursuite du bonheur, publicada en 1991. Conoció a Juliette y André Darle, quienes luego invitaron a este joven poeta de treinta y seis años, empleado de la Asamblea nacional, casi desconocido, al Festival de Poesía Murale que tiene lugar en el castillo de los Estuarios en Aubigny-sur-Nère. Juliette Darle recuerda lo siguiente; "Percibí una personalidad singular en él e inmediatamente asimilé a Michel a los grandes autores del siglo XX [...]. Michel Houellebecq se había embarcado en una diatriba contra el liberalismo. El teniente de alcalde de Aubigny, Yves Fromion, había sido sorprendido y quería conocer a este curioso poeta. [...] No quedaba espacio, tenía que dormir en una caravana. Tuvimos grandes fiestas. Michel estaba leyendo poemas de Aragon llorando y tomando algunos tragos de whisky. Al día siguiente lo llevamos a Sancerre. "En 1998, su descripción de las relaciones de amor en Las partículas elementales es controvertida; luego se le acusa de misoginia y objetivación del cuerpo femenino por parte de las feministas radicales.
Con la publicación en 1994 de Ampliación del campo de batalla, que se llegó a comparar con El extranjero de Camus, pasó del anonimato total a convertirse, gracias exclusivamente a la publicidad de boca en boca, en autor de uno de los libros más vendidos del año. La obra fue traducida a numerosas lenguas y le dio a conocer al gran público. Algunos críticos, cogidos a contrapié, creyeron que su éxito sería flor de un día, pero ese vaticinio se disipó de golpe con la publicación de su segunda novela, Las partículas elementales, considerado el mejor libro francés de 1998 por la revista Lire y galardonada con el Prix Novembre. Ese mismo año obtuvo, además, el Premio Nacional de las Letras para jóvenes talentos. Su tercera novela, Plataforma, lo convirtió definitivamente en estrella mediática, no solo por traducirse a más de veinticinco lenguas, sino por ser objeto de una agria polémica en torno a su supuesta islamofobia y por su visión amoral de la explotación sexual del Tercer Mundo. En su obra se aprecia la influencia de autores tales como el marqués de Sade, Aldous Huxley, H.P. Lovecraft y Louis-Ferdinand Céline. A causa de la presión mediática, dejó Francia y vivió en Irlanda durante algunos años y después en el sur de España, en el cabo de Gata (provincia de Almería), para regresar años después nuevamente a Francia. En 2000, se exilió en Irlanda con su segunda esposa, Marie-Pierre Gauthier. En 2002, se trasladó a Andalucía, al parque natural de Cabo de Gata-Níjar.
En 2008, después de diecisiete años sin ver a su madre y tras de que dijera en entrevistas de prensa que probablemente había muerto, Lucie Ceccaldi publicó un libro, L'innocente, muy virulento con respecto a su hijo, en el que declara en particular: "A mi hijo, que se lo folle quien lo quiera o que lo haga con quien quiera, no tengo nada por lo que disculparme."1
A finales de 2012, en plena controversia a causa de su exilio fiscal, anunció su regreso a Francia. Instalado en su nuevo apartamento de París, comenta en una entrevista los motivos de su regreso, incluida la lasitud de las lenguas extranjeras. Niega cualquier gesto político deliberado con respecto a su salida de la costa suroeste de Irlanda, pero admite, sin embargo, que esto puede interpretarse como tal "ya que demuestra que el nivel de impuestos no es lo suficientemente fuerte como para desalentarlo". En el anuncio de la publicación de su colección de poemas Configuración de la última orilla en abril de 2013, expresa su deseo de continuar escribiendo: "La vida no me interesa lo suficiente como para poder hacerlo sin escribir".
Houellebecq en 2016
En 2014, es el principal protagonista de la película Near Death Experience. En 2016, se publica To Stay Alive: A Method, adaptación de su ensayo "Mantenerse vivo", dirigida por el director neerlandés Erik Lieshout. El 21 de septiembre de 2018, se casó con Qianyum Lysis Li, una joven de ascendencia china. En enero de 2019 publica Serotonina y es nombrado caballero de la legión de honor.
Estilo literario
La ausencia estilística de Houellebecq ha sido puesta de manifiesto por comentaristas y críticos. Su escritura, como él mismo ha referido, tiene una muy consciente «ausencia de estilo», aunque hay quien afirma que en realidad es capaz de utilizar los recursos cuando y como le conviene.2 Diferentes críticos, franceses principalmente, han denominado su forma de escribir como «estilo blanco» o «estilo plano» («forme plate»).3
Controversias
Michel Houellebecq en 2008.
Sus obras y opiniones, muy críticas con el pensamiento políticamente correcto y con los restos de mayo del 68, lo pusieron en el punto de mira de algunos medios, que lo acusaron de misógino, decadente, xenófobo y racista, lo cual no hizo más que aumentaran su popularidad y sus ventas. Algunos pasajes de Plataforma, donde aparece el tema del terrorismo islamista, fueron calificados de islamófobos. A raíz de una entrevista en la revista literaria Lire, publicada en septiembre de 2001, en la que afirmó que «la religión más idiota del mundo es el islam» y que «cuando lees el Corán se te cae el alma a los pies» fue entonces denunciado por varias agrupaciones islámicas y de derechos humanos por «injuria racial» e «incitación al odio religioso». El juicio, celebrado en París en octubre de 2002, dividió a la comunidad intelectual internacional entre defensores y detractores de la libertad de expresión, que recordó el caso Rushdie. Fue absuelto de todos los cargos: el juez argumentó en la sentencia que la crítica a la religión es perfectamente legítima en un estado laico. La polémica por su presunto antiislamismo se reavivó en 2015 con la publicación de Sumisión, novela en la que plantea los profundos cambios que sufre la sociedad francesa desde el año 2022, cuando asume la presidencia el islamista Mohammed Ben Abbes.4 Adorado por sus incondicionales (Fernando Arrabal lo considera el mejor escritor francés vivo) y denostado como pornógrafo, misógino y racista por sus variados oponentes (desde religiosos a notables izquierdistas), sus libros copan los suplementos literarios, las reediciones se suceden y se traducen a numerosas lenguas.
Su novela El mapa y el territorio, publicada en septiembre de 2010, recibió el premio Goncourt.5 Una revista lo acusó de plagiar algunos pasajes de la Wikipedia francesa y él reconoció haberlos usado, defendiéndose diciendo que «tomar prestados unos textos palabra por palabra no es robar siempre que los motivos de este reciclaje sean artísticos», evocando ese mismo uso por parte de autores como Borges o Georges Perec. Juristas y activistas del software libre esgrimieron las obligaciones que impone la licencia libre de la Wikipedia (uso libre, pero sus productos derivados deben tener la misma licencia libre) para colgar posteriormente en internet la novela de Houellebecq.6 Su obra contiene una de las críticas más implacables contra el capitalismo y la sociedad de mercado.
(Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Michel_Houellebecq )
*
Dos poemas de Michel Houellebecq, de su obra Sobrevivir, 1991, en traducción de Altair Díez y Abel H. Pozuelo:
(UN POETA MUERTO YA NO PUEDE ESCRIBIR)
Un poeta muerto ya no puede escribir. De ahí la importancia de seguir vivo.
Este razonamiento tan simple. os resultará a veces difícil de mantener. En particular durante los períodos de prolongada esterilidad creativa. Ese manteneros con vida os parecerá, en tal caso, dolorosamente inútil: de todas formas, ya no podréis escribir...
A eso, una única respuesta: en el fondo, no lo podéis saber. Y si os hacéis un examen honesto, tendréis que darme la razón. Casos más extraños se han visto.
Si ya no podéis escribir, puede que sea el preludio de un cambio de forma. O de un cambio de tema. O de las dos cosas. O puede que sea, efectivamente, el preludio de la muerte de vuestra creatividad. Pero no podéis saberlo. No conoceréis nunca con exactitud a esa parte de vosotros mismos que os empuja a escribir. Solo podréis conocerla bajo formas aproximativas y contradictorias. ¿Egoismo o devoción? ¿Crueldad o compasión? Todo podría sostenerse. Prueba de que, finalmente, no sabéis nada; así que no os comportéis como si lo supieseis. Ante vuestra ignorancia, ante esa parte misteriosa de vosotros mismos, permaneced siempre honestos y humildes.
No es solo que los poetas que llegan a viejos produzcan, en conjunto, más, es que la vejez es sede de particulares procesos físicos y mentales que sería una lástima perderse.
Por lo demás, sobrevivir es difícil en extremo. Se podría pensar en adoptar una estrategia a lo Pessoa: encontrar un trabajito, no publicar nada, esperar apaciblemente la propia muerte.
En la práctica, nos encontraremos con dificultades importantes: sensación de perder el tiempo, de estar fuera de lugar, de no ser estimados en lo que valemos... pronto, todo eso se volverá insostenible. Será difícil evitar el alcohol. En resumidas cuentas, al final de ese camino se encuentran la amargura y la acritud, seguidas rápidamente por la apatía y la completa esterilidad creativa.
Por lo tanto esta solución tiene sus inconvenientes, pero, por lo general, es la únixa. No hay que olvidar a los psiquiátras, que disponen de la facultad de firmar bajas laborales. Por el contrario habrá que descartar la estancia prolongada en un hospital psiquiátrico: demasiado destructiva. No se utilizará más que como último recurso, como alternativa a la mendicidad.
Los mecanismos de solidaridad social (subsidio de desempleo, etc.) deben utilizarse en su totalidad, así como el apoyo económico por parte de amigos más acomodados. No desarrolléis demasiada culpabilidad a ese respecto. El poeta es un parásito sagrado.
El poeta es un parásito sagrado. A semejanza de los escarabajos del antiguo Egipto, puede prosperar sobre el cuerpo de las sociedades ricas y en descomposición. Pero también hay lugar para él en el seno de las sociedades fuertes y frugales.
No tenéis que pelear. pelean los boxeadores, no los poetas. Pero, en cualquier caso, sí que hay que publicar un poco; es la condición necesaria para que pueda tener lugar el reconocimiento póstumo. Si no publicáis un mínimo (siquiera algunos textos en una revista de segunda categoría), pasaréis desapercibidos en la posteridad; tan desapercibidos como en vida. Aunque seáis el más perfecto de los genios, tendréis que dejar algún rastro, y confiar en que los arqueólogos literarios exhumen el resto.
Puede salir mal; sale mal a menudo. Deberéis repetiros al menos una vez al día que lo importante es hacer lo que se pueda.
Estudiar la biografía de vuestros poetas favoritos os podría ser útil, debería permitiros evitar determinados errores.
Meteos en la cabeza que, por regla general, no hay ninguna buena solución para el problema de la supervivencia material, pero las hay muy malas.
La cuestión del sitio donde vivir, en general, no se os planteará: id a donde podáis. Tratad simplemente de evitar tener vecinos demasiado ruidosos, capaces ellos solos de provocar una muerte intelectual definitiva.
Una pequeña injerencia en el mundo profesional puede aportar ciertos conocimientos acerca del funcionamiento de la sociedad, eventualmente utilizables en una obra posterior. Pero un periodo de vagabundaje, en el que uno se sumerja en la marginalidad, aportará otros saberes. Lo ideal es alternar.
Otras realidades de la vida, como una vida sexual armoniosa, el matrimonio, o el hecho de tener hijos, son a la vez beneficiosas y fecundas. Pero casi imposibles de lograr. En el plano artístico, son terrenos prácticamente desconocidos.
Por lo general, iréis dando bandazos entre la amargura y la angustia. En ambos casos, el acohol os ayudará. Lo esencial es obtener aquellos momentos de remisión que os permitan realizar vuestra obra. Serán breves; esforzaos por asiros a ellos.
No temáis a la felicidad: no existe.
*
(NO BUSQUÉIS EL CONOCIMIENTO POR EL CONOCIMIENTO EN SÍ)
No busquéis el conocimiento por el conocimiento en sí. Todo aquello que, en poesía, no proceda directamente de la emoción, carece de valor.
(Por supuesto, se ha de entender emoción en un sentido amplio: ciertas emociones no son ni agradables ni desagradables, como, en general, es el caso del sentimiento de extrañeza.)
La emoción suprime la cadena causal, es la única capaz de haceros percibir las cosas en sí mismas. Transmitir dicha percepción es el objeto de la poesía.
Esta identidad de propósitos entre la filosofía y la poesía es la fuente de la secreta complicidad que las une. Esta, en esencia, no se manifiesta escribiendo poemas filosóficos; la poesía debe descubrir la realidad por sus propias vías, puramente intuitivas, sin pasar por el filtro de una reconstrucción intelectual del mundo. Menos aún expresando la filosofía bajo una forma poética, lo que, a menudo, no es más que un timo. Pero es entre los poetas donde una nueva filosofía encontrará siempre a sus más serios lectores, a los más atentos y fecundos. Asimismo, solo ciertos filósofos serán capaces de discernir, sacar a la luz y utilizar las verdades ocultas en la poesía. En la poesía, casi tanto como en la contemplación directa -y mucho más que en anteriores filosofías- es donde encontrarán material para nuevas representaciones del mundo.
Respetad a los filósofos pero no les imitéis. Vuestra vía, desgraciadamente, se encuentra en otro sitio. Es indisociable de la neurosis. La experiencia poética y la experiencia neurótica son dos caminos que se cruzan, se entrelazan, y acaban por confundirse la mayoría de las veces, esto último por disolución del filón poético en el torrente sangriento de la neurosis. Pero no tenéis elección. No hay otro camino.
Trabajar permanentemente en vuestras obsesiones acabará convirtiéndoos en una piltrafa patética, minada por la angustia o devastada por la apatía. Pero, lo repito, no hay otro camino. Debéis alcanzar el punto sin retorno. Romper el círculo. Y producir algunos poemas antes de estrellaros contra el suelo. Habréis entrevisto espacios inmensos. Toda gran pasión desemboca en el infinito.
En definitiva, el amor resuelve todos los problemas. Asimismo, toda gran pasión acaba conduciendo a una zona de verdad. A un espacio diferente, doloroso en extremo, pero en el que la vista alcanza lejos, y con claridad. En donde los objetos, purificados, aparecen con toda su nitidez, en su límpida verdad.
Creed en la identidad entre lo Verdadero, lo Bello y lo Bueno.
La sociedad en la que vivís tiene como fin destruiros. Otro tanto se puede decir de vosotros respecto a ella. El arma que empleará es la indiferencia. Vosotros no podéis permitiros adoptar la misma actitud. ¡Pasad al ataque!
Toda sociedad tiene sus puntos débiles, sus heridas. Meted el dedo en la llaga y apretad bien fuerte.
Profundizad en los temas de los que nadie quiere oír hablar. El envés del decorado. Insistid sobre la enfermedad, la agonía, la fealdad. Hablad de la muerte, y del olvido. De los celos, de la indiferencia, de la frustración, de la ausencia de amor. Sed abyectos, seréis auténticos.
No os adhiráis a ninguna idea. O bien acedlo, y después traicionadla enseguida. Ninguna adhesión teórica debe reteneros por mucho tiempo. La militancia hace feliz, y vosotros no tenéis que ser felices. Vosotros estáis de parte de la infelicidad. Sois el lado oscuro.
Vuestra misión no es ante todo proponer, ni construir. Si lo podéis hacer, hacedlo. Si acabáis por concluir contradicciones insostenibles, decidlo. Pues vuestra misión más primordial es la de profundizar hacia lo Verdadero.
Sois el enterrador y el cadáver. Sois el cuerpo de la sociedad. Sois responsables del cuerpo de la sociedad. Todos responsables, en igual medida. ¡Besad el suelo, basura!
Determinad la inocencia, y la culpabilidad. Primero en vosotros mismos, lo que os proporcionará una guía. pero también en los demás. Considerad su comportamiento, y sus excusas; luego juzgad, con toda imparcialidad. No os respetéis ni a vosotros; no respetéis a nadie.
Sois ricos. Conocéis el Bien, conocéis el Mal. No renunciéis nunca a separarlos; no os dejéis guiar por la tolerancia, ese pobre estigma de la edad. La poesía está en condiciones de establecer verdades morales definitivas. Debéis odiar la libertad con todas vuestras fuerzas.
La verdad es escandalosa. Pero sin ella, no hay nada que valga. Una visión honesta y verosímil del mundo ya es en sí una obra maestra. Poco pesa la originalidad frente a esta exigencia. No os preocupéis por eso. De todos modos, la suma de vuestros fallos desprenderá, a la fuerza, cierta originalidad. En cuanto a vosotros, decid simplemente la verdad, ni más ni menos.
No podéis amar la verdad y al mundo. Pero vosotros ya elegisteis. Ahora el problema consiste en ser fieles a esta elección. Os invito a conservar el ánimo. No porque podáis esperar algo. Al contrario, sabed que estaréis muy solos. La mayoría de la gente se reconcilia con la vida, o bien se muere. Vosotros sois suicidas vivientes.
A medida que os aproximáis a la verdad, vuestra soledad aumenta. El edificio es espléndido, pero está desierto. Camináis por salas vacías, que os devuelven el eco de vuestros pasos. La atmósfera es límpida e inmutable. los objetos parecen esculpidos en piedra. A veces os ponéis a llorar, tan cruel resulta la nitidez de la visión. Os gustaría volver atrás, a las brumas del desconocimiento, pero en el fondo sabéis que ya es demasiado tarde.
Seguid. No temáis. Lo peor ya ha pasado. Por supuesto que la vida aún os desgarrará, pero, por vuestra parte, ya no tenéis demasiado que ver con ella. Recordad que, básicamente, ya estáis muertos. Ahora estáis cara a cara con la eternidad.
Algunos poemas de Michel Houellebecq, de suobra El sentido de la lucha, 1996, en traducción de Altair Díez y Abel H. Pozuelo:
A través de esos días en que nos domina el cuerpo
En los que el mundo está ahí, como un bloque de cemento,
Esos días sin placer, sin pasión, sin tormento,
Prácticamente divinos en su inutilidad
Entre los prados y los bosques de hayas,
Entre los edificios y la publicidad
Vivimos un momento de absoluta verdad:
Sí, el mundo está ahí, y es tal como parece.
Los seres humanos se han hecho de partes separables,
Su cuerpo coalescente no está hecho para durar
Solos en sus celdillas cuidadosamente madurados
Esperan alzar el vuelo, la llamada de lo impalpable.
El guardián viene siempre en mitad del crepúsculo;
Con mirar pensativo, tiene todas las llaves,
Las cenizas de los cautivos se avientan con prisa;
Hacen falta unos minutos para lavar la celda.
EN EL PARO
Atravieso una ciudad de la que ya nada espero
Entre seres humanos distintos cada vez
Me lo sé de memoria, ese metro elevado;
Transcurren días enteros sin que pueda ni hablar.
¡Ah! Esos mediodías, regresando del paro
Pensando en el alquiler, meditación sombría,
Prefieres no vivir, pero igualmente envejeces
Y nada cambia en nada, ni el verano, ni las cosas.
Al cabo de algunos meses, pasas al subsidio
Y el otoño vuelve, lento como una gangrena;
El dinero se vuelve la única idea, la única ley,
Estás realmente solo. Y te quedas atrás, atrás...
Los ottros continúan con su danza existencial
Tú estás aislado tras un muro transparente;
El invierno ha vuelto. Su vida parece real.
Tal vez, en algún sitio, te espera el porvenir.
*
Él camina en la noche, la mirada repleta de muerte
Y el frío se intensifica en los cruces
Hace más de un año que no hace el amor;
Los seres humanos se cruzan, se oye el rozar de sus cuerpos.
Él camina por la ciudad con una consigna,
De verdad que es curioso ver vivir a los demás,
Contemplar la vida como quien lee un libro
Y haber olvidado hasta el sabor de la nostalgia.
Él marca el código, ya está otra vez en su estudio
Y una mano helada se posa en su corazón
Definitivamente alguien ha cometido un error,
Ya no le quedan ganas de escuchar la radio.
Él está solo, ahora, y la noche es inmensa
Roza las cosas con mano insegura
Las cosas siguen ahí, pero pierde la razón
Y atraviesa la noche en busca de un sentido.
*
En un momento de renuncia, me dejo caer sobre la banqueta. Sin embargo, los engranajes de la necesidad vuelven a ponerse en marcha. Se jodió la noche; tal vez la semana; puede que la vida; eso no quita para que tenga que volver a salir para comprar una botella de alcohol.
Jóvenes burguesas circulan entre los anaqueles del Monoprix, elegantes y sexuales como ocas. Probablemente también haya hombres; me la suda. Es preferible no imaginarse ya posibles palabras entre uno mismo y el resto de la humanidad, la vagina no es más que un orificio.
Subo las esclaeras, apretando mi litro de ron dentro de una bolsa de plástico. Me estoy destruyendo, lo noto; mis dientes se desintegran. Y además, ¿por qué mi mirada espanta a las mujeres? ¿La juzgan implorante, fanática, colérica o perversa? No lo sé, probablemente no lo sabré nunca, pero eso constituye la desgracia de mi vida.
*
La Eternidad en pensión completa,
Descubrimiento individual de la región
Velada disco en que los cuerpos se compran,
Pero no se asegura nada para la noche.
Estoy en el sistema liberal
Como un lobo en un descampado,
Me adapto relativamente mal
Trato de no crear dificultades.
Algunas tardes, alimento la ilusión
De tener amigos en alguna parte
Es difícil de admitir:
Para vivir, es demasiado tarde.
Estoy en plenas vacaciones
Como un actor sin escenario,
Pero sé que los demás bailan
Y que se graban en vídeo.
*
En el metro, a la altura del periférico,
La máquina empieza a girar
Me detengo; súbitamente atento:
Oigo las explosiones del motor.
Al ralentí, como un órgano,
Como un ventrículo ennegrecido;
A lo lejos, vislumbro la torre GAN,
Allí es donde se decide mi vida.
Los ejecutivos suben hacia su calvario
En ascensores de níquel,
Veo pasar a las secretarias
Que se retocan el rímel.
Bajo las casas, en el fondo de las calles,
La máquina social avanza
Hacia ignotos objetivos;
Ya no tenemos ninguna oportunidad.
*
Enfrentada a la alternativa de la aurora, Annabelle sentía cómo las sombras de su juventud se deslizaban entre las cortinas. Le habría gustado pronunciar un adiós definitivo al amor. Todo la incitaba a ello: ahora debería de bastarle, se decía, con la sucesión de sus recuerdos. Ahora estaba la noche, y los órganos enfermos. Otra experiencia, otra vida; menos agradable que la anterior, pero más breve, probablemente. Su vecina tenía un caniche. ¿Y ella por qué no? Un caniche no te protege de los malhechores; pero su estado de infancia perpetuo es un gozo para la vista; obsserva el movimiento de las cortinas, da ligeros gemiditos al peribir la luz del día. Reconoce su correa y su collar. Como el hombre, algunas veces padece un cáncer. Recibe a la muerte con valor. Mira a su alrededor, emite un breve ladrido, y salta a la cascada.
*
Los cuerpos apilados en la arena,
Bajo la luz inexorable,
Poco a poco se transforman en materia;
El sol quiebra las piedras.
Las olas lentamente palpitan
Bajo la luz miserable
Y algunos cormoranes pueblan
El cielo con su grito lamentable.
Los días de la vida son iguales
A gaseosas desbravadas
Días de la vida bajo el sol,
Días de la vida en pleno verano.
*
El alba crece con dulzura
La leche se entibia, pequeñas llamas
Vibrantes y azules, pequeñas hermanas
Leche hinchada como un pecho de mujer
Y el sonido de la cafetera
En el silencio de la ciudad;
Hacia el Sur, el eco de un motor
Son las cinco, todo está tranquilo.
EL LARGO CAMINO A CLIFDEN
Al oeste de Clifden, promontorio
Allá donde el cielo se convierte en agua
Allá donde el agua se convierte en memoria
Justo a orillas de un mundo nuevo
A lo largo de las colinas de Clifden,
De las verdes colinas de Clifden,
Yo iré a depositar mi pena.
Para aceptar la muerte hace falta
Que la muerte se convierta en luz
Que la luz se convierta en agua
Y que el agua se convierta en memoria.
El oeste de la humanidad entera
Se encuentra en el camino de Clifden
En el largo camino de Clifden
Donde el hombre viene a dejar su pena
Entre las olas y la luz.
*
Muéstrate, amigo mío, mi doble
Mi existencia está en tus manos
No soy verdaderamente humano
Yo quisiera una existencia turbia
Una existencia como un estanque, como un mar
Una existencia con algas
Y corales, y esperanzas, y amargos mundos
Rodados por la pureza de las olas
El agua se deslizará sobre mi cadáver
Como un cometa olvidado
Y yo encontraré de nuevo un puerto,
Un lugar umbrío y protegido.
Avalancha de falsas razones
En el universo privado de sentido,
Las veladas llenas de privación,
Las murallas de la decadencia.
Como un pez marino eviscerado,
He dado mis órganos a las bestias
Mis intestinos descuartizados
Están muy lejos, ya, de mi cabeza.
La carne hormiguea de esperanza
Como un filete descomponiéndose,
Habrá momentos de erranza
En los que ya nada sea impuesto.
Soy libre como un camión
Que atraviesa sin conductor
Los territorios del terror,
Soy libre como la pasión.
Algunos poemas de Michel Houellebecq, de su obra La búsqueda de la felicidad, 1992, en traducción de Altair Díez y Abel H. Pozuelo:
HIPERMERCADO - NOVIEMBRE
Primero tropecé con un congelador.
Me asusté un poco y me puse a llorar.
Alguien masculló que yo rompía el clima;
Para parecer uno más, seguí adelante.
Barriobajeros embrutecidos de mirada animal
Se cruzaban sin prisa junto al agua mineral.
De entre los anaqueles llegaba un rumor
Como de circo y desmadre. Se me torcieron los pasos.
Me empotré en el mostrador de los quesos;
Había dos viejas comprando sardinas.
Una se volvió y le dijo a la otra:
"Hay que ver qué pena, un chico de su edad."
Y luego vi unos pies, circunspectos y anchos:
Era un vendedor que tomaba medidas.
Muchos se sorprendieron con mis nuevos zapatos;
Una última vez me quedé un poco al margen.
SIN RECONCILIARSE
Mi padre era un imbécil bárbaro y solitario;
Ebrio de decepción, solo ante el televisor,
Rumiaba unos planes frágiles y muy raros,
Su mayor alegría era verlos fracasar.
Me trató siempre como una rata a la que perseguir.
La mera idea de un hijo, creo, le asqueaba.
No soportaba pensar que le aventajase un día,
Solo por seguir vivo cuando él reventara.
Se murió en abril, gimiente y perplejo;
Su mirada delataba una cólera infinita.
Cada tres minutos, insultaba a mi madre,
Criticaba la primavera, hacía bromas procaces.
Al final, justo antes de acabar su agonía,
Una calma breve recorrió su pecho.
Sonrió al decir "estoy nadando en orines",
Y después se apagó con un ligero estertor.
*
Temo a toda esa gente razonable y sumisa
Que quiere privarme de mis anfetaminas.
¿Por qué quieren quitarme a mis últimas amigas?
Mi cuerpo está cansado y mi vida casi en ruinas.
A menudo los médicos, esas pústulas renegridas,
Fatigan mi mente con sentencias monótonas;
Yo vivo, o sobrevivo, má allá de las normas;
Me da igual. Mi meta no radica en esta vida.
A veces, de mañana, me sobresalto y grito,
Es rápido y breve, pero lo paso muy mal:
Me da igual, y a la mierda la protección social.
Por la tarde leo a Kant, estoy solo en mi cama.
Repaso la jornada, ha sido muy quirúrgica;
Me da igual. Vuelvo a estar en el punto inicial.
*
Mi cuerpo es como un saco surcado de hilos rojos
La habitación está oscura, mis ojos brillan débilmente
Me da miedo levantarme, noto por dentro
Algo blando, maligno, que se mueve.
Hace años que detesto esta carne
Que recubre mis huesos. De superficie adiposa,
Sensible al dolor, levemente esponjosa;
Un poco más abajo, un órgano se tensa.
Te odio, Jesucristo, por haberme dado un cuerpo
Los amigos se esfuman, todo huye, deprisa,
Los años pasan, se escurren, y nada resucita,
No deseo vivir y la muerte me asusta.
*
Me gustan los hospitales, asilos del dolor
Donde los viejos olvidados se transforman en órganos
Bajo la mirada burlona e indiferente
De los MIR que se rascan mientras comen plátanos.
En sus habitaciones sórdidas y sin embargo higiénicas
Se distingue muy bien la nada que les cerca
Sobre todo por la mañana, cuando se levantan, lívidos,
Y gimiendo ya piden el primer cigarrillo.
Los viejos saben llorar casi sin hacer ruido,
Olvidan lo que pensaban y los gestos que hacían
Ya casi no se ríen, y todo lo que les queda
Al cabo de unos meses, antes de la última fase,
Son solo algunas frases,casi siempre las mismas:
Gracias, no tengo hambre, el domingo vendrá mi hijo.
Me suenan las tripas, pero mi hijo vendrá.
Y sus manos casi blancas, y el hijo que nunca va.
*
¡Han latido ya tantos corazones sobre la tierra!
Y los pequeños enseres replegados en sus armarios
Narran la siniestra y lamentable historia
De aquellos que en este mundo no encontraron amor.
La vajilla individual de los viejos solteros,
Los cubiertos mellados de la viuda de guerra
¡Dios santo! Y los pañuelos de las señoritas viejas
El contenido de los armarios, ¡qué cruel es la vida!
Las cosas ordenaditas y la vida vacía
Y comprar, por la tarde, los restos del colmado
La tele puesta para no mirarla, comer sin apetito
Y, por fin, la enfermedad, que lo hace todo más sórdido,
Y el cansado cuerpo que se deshace en la tierra,
Ese cuerpo sin amor que se apaga sin misterio.
*
¡Qué complicada es la muerte de esas señoras tan ricas
Rodeadas de nueras que les llaman "cielo mío",
Aprietan un pañuelo de hilo bajo sus preciosos ojos,
Y van tasando los cuadros y los muebles antiguos.
Prefiero la de los viejos de los Pisos de Protección Oficial
Que siguen pensando que alguien les quiere hasta el final,
Esperando la visita de un hijo imaginario
Que pagará su atúd de abeto auténtico.
Esas señoras tan ricas acabarán en un cementerio,
Rodeadas de cipreses y de arbustos artificiales
Es como un paseo para las sexagenarias,
Los cipreses huelen bien y ahuyentan los mosquitos.
Los viejos de Protección Oficial acaban en un crematorio,
En una nevera, con la etiqueta en blanco.
El edificio está tranquilo. Nadie, ni siquiera los domingos,
Perturba el sueño del anciano guardián negro.
EL AMOR, EL AMOR
En un cine porno, unos jubilados cascados
Contemplan, escépticos,
Los retozos mal filmados de dos lascivas parejas;
No había argumento.
He ahí, pensaba yo, el rostro del amor,
El auténtico rostro.
Algunos son seductores, y seducirán siempre,
Y el resto sobrevive.
No existe ni el destino ni la fidelidad,
Solo cuerpos que se atraen.
Sin sentir ningún apego ni, desde luego, piedad,
Uno juega, y después destroza.
Algunos son seductores y por lo tanto muy amados;
Sabrán lo que es un orgasmo.
Pero hay tantos otros cansados y sin nada que ocultar,
Ni siquiera un fantasma;
Si acaso, una soledad agravada por la impúdica
Alegría de las mueres;
Si acaso, una certeza: "Eso no es para mí",
Un oscuro y pequeño drama.
Con certeza morirán un poco desengañados,
Sin ilusiones poéticas;
Practicarán a conciencia el arte de despreciarse,
Será algo mecánico.
Me dirijo a todo aquel que nunca haya sido amado,
Que nunca supo gustar;
Me dirijo a los ausentes del sexo liberado,
Y del placer corriente.
No temáis, amigos, vuestra pérdida es mínima:
El amor no existe en ninguna parte.
Solo es una broma cruel de la que vosotros sois víctimas,
Una jugada de experto.
NATURALEZA
No envidio a esos pomposos imbéciles
Que se extasían ante la madriguera de un conejo
Porque la naturaleza es fea, cargante y hostil;
No tiene ningún mensaje que transmitir al ser humano.
Es agradable, al volante de un potente Mercedes,
Atravesar lugares grandiosos y solitarios;
Manejando con destreza la palanca de cambios
Se dominan los montes, los ríos y las cosas.
Los cercanos bosques se deslizan bajo el sol
Y parecen reflejar conocimientos antiguos;
Se presienten maravillas en el fondo de sus valles,
Y al cabo de unas horas, empiezas a confiarte;
Te bajas del coche y empiezan los problemas.
Aterrizas en mitad de un desorden repugnante,
De un universo abyecto y desprovisto de sentido
Hecho de piedras, de zarzas, de moscas y de serpientes.
Echas de menos los aparcamientos y los vapores de gasolina,
El brillo suave y sereno de un mostrador de níquel;
Demasiado tarde. Demasiado frío. Comienza la noche.
El bosque te oprime en su cruel sueño.
*
Son las nueve de la noche, la oscuridad se instala
Ya no puedo gritar más, ya no me quedan fuerzas
Llueve suavemente, empiezan las vacaciones
Trato de imaginar que todo eso me da igual.
Por vigésima vez descuelgo el teléfono
Ya no tengo nada que decir, pero puedo escuchar,
Seguir la vida de la gente e interesarme por ella,
Nadie contesta, por vigésima vez.
He comprado pan y queso en lonchas,
Lo que debería evitar que me reventase el ojo derecho
La comida gorgotea, creo que estamos a domingo,
El tiempo, por fortuna, es moderadamente fresco.
Si hay alguien que me ame, en la Tierra o en las estrellas,
Debería darme alguna señal ahora
Siento cómo se acumulan los indicios de un desastre,
En mi brazo, la cuchilla traza una línea recta.
*
Como una planta de maíz arrancada de su terreno,
Una vieja concha olvidada por el mar,
A orillas de la vida
Me vuelvo hacia ti, que te atreviste a amarme
Ven conmigo, partamos, me gustaría reencontrar
Las huellas de la noche.
*
Tarde de falsa alegría,
Y los cuerpos que se desunen
Tú ya no me deseas demasiado,
Nuestras miradas ya no son cómplices.
¡Oh! La separ5ación, la muerte
En nuestras miradas entrelazadas
La lenta desunión de los cuerpos,
En esta bella tarde de verano.
EL TREN DE CRÉCY-LA-CHAPELLE
Me gustaría mucho tener algún contemporáneo
Cuando el insomnio socaba mis noches, a veces, muy tarde;
Me gustaría tanto encontrar alguna mirada,
Hablar con la gente como se habla a un humano.
Parapetado en mi desconfianza y mi timidez,
La noche se le antoja tan larga a mi mente enferma
Me gustaría tabto a veces tener amigos,
Me dicen que estoy perdiendo mis mejores años.
¡Ah! Esas adolescentes que no amé
Cuando cogía el tren de Crécy-la-Chapelle
Los sábados al mediodía, al volver del instituto;
Las veía moverse, y me parecían bellas.
Sentía latir en mí un mundo de deseos
Y los sábados por la noche observaba mi cara:
No me atrevía a bailar, pero tampoco a irme,
Nadie me besaba. Me sentía muy solo.
LA GRIETA
En la inmovilidad, el silencio impalpable,
Yo estoy ahí. Estoy solo. Si me golpean, me muevo.
Trato de proteger una cosa roja y sangrante,
El mundo es un caos preciso e implacable.
Hay gente alrededor, les oigo respirar
Y sus pasos mecánicos se cruzan sobre el enrejado.
He sentido, no obstante, el dolor y la rabia;
Cerca de mí, muy cerca, un ciego suspira.
Hace muchísimo tiempo que sobrevivo. Tiene gracia.
Recuerdo muy bien los tiempos de esperanza
E incluso recuerdo mi primera infancia,
Pero creo que es este mi último papel.
¿Sabes? Lo vi claro desde el primer segundo,
Hacía algo de frío y yo sudaba de miedo
El puente estaba roro, eran las siete en punto
La grieta estaba ahí, silenciosa y profunda.
*
Esas ganas de no volver a hacer nada y, sobre todo, de no volver
a sentir nada.
Esa súbita necesidad de callarse y desligarse
En los jardines del Luxemburgo, tan calmos,
Ser un viejo senador que envejece sobre sus laureles.
Y ya nada de nada, ni los niños, ni sus barcos, ni, sobre todo,
la música
Vendra a perturbar esa meditación desencantada y casi ataráxica
Ni, sobre todo, el amor, ni el temor.
¡Ah! No tener ningún recuerdo de la opresión.
*
Incapaz de nostalgia
Envidio la calma de los viejos
La pequeña muerte en sus miradas,
Su aire de estar al otro lado de la vida.
Incapaz de imponerme
Envidio la sed de los conquistadores
La simplicidad de los niños,
La forma que tienen de llorar.
Mi cuerpo tensado hasta el delirio
Espera como una llamarada
Un devenir, un chasquido;
Por la noche me entreno para morir.
*
Comediante precoz, experto en sufrimiento,
He vivido una extraña y patética infancia.
Jugaba a los cochecitos, creía en la amistad,
Y muy a pesar mío ya suscitaba piedad.
La agonía de las flores es brutal
Como lo contrario de una explosión,
La putrefacción de sus pétalos
Evoca nuestro desamparo.
Crecí en medio de máquinas de placer
Que atravesaban la vida sin amar, sin sufrir;
Yo no he renunciado a ese mundo ideal
Entrevisto entonces. Y a menudo me he hecho daño.
La agonía del hombre es sórdida
Como una lenta crucifixión.
No se llega a hacer el vacío;
Uno muere con sus ilusiones.
ÚTIMOS TIEMPOS
Habrá días y tiempos difíciles
Y noches de sufrimiento que parecen irremontables
En que lloramos tontamente con ambos brazos sobre la mesa
En que la vida, en suspenso, se aguanta solo por un hilo.
Amor mío te oigo caminar por la ciudad.
Habrá cartas escritas y rotas en pedazos
Ocasiones perdidas amigos cansados
Viajes inútiles desplazamientos vanos
Horas sin moverse bajo un tórrido sol,
Estará el miedo, que me persigue en silencio
Que se acerca a mí, que me mira de frente
Y su sonrisa es hermosa, su paso lento y tenaz
El recuerdo se encierra en sus ojos vítreos,
Mi futuro se encuentra en sus manos metálicas
Desciende sobre el mundo como un halo de hielo.
Estará la muerte, y tú lo sabes, mi amor
Estará la desdicha y los días finales
Nada se olvida nunca, las palabras y los rostros
Flotan alegremente hasta la última orilla
Habrá una añoranza, y luego un pesado sueño.
*
¿Es cierto que algún sitio más allá de la muerte
Alguien nos ama y nos espera tal como somos?
Oleadas de aire helado se suceden sobre mi cuerpo;
Necesito una clave para reunirme con los hombres.
¿Es ciertoque a veces los seres humanos se ayudan entre sí
Y que se puede ser feliz más allá de los trece años?
Determinadas soledades me parecen irremediables;
Hablo del amor, en realidad yo no creo en él.
Cuando la noche se concreta en el centro de la ciudad
Yo salgo de mi estudio, con mirar implorante;
Los bulevares mueven coladas de oro móvil
Nadie me mira, soy inexistente.
Más tarde me acurruco cerca de mi teléfono
Marco unos números, pero cuelgo a tiempo.
Hay una forma agazapada detrás del tocadiscos;
Sonríe en la oscuridad, tiene todo el tiempo del mundo.
CONFRONTACIÓN
Y si necesitamos tanto amor, ¿de quién es la culpa?
¿Si no podemos por principio adaptarnos
A ese universo de transacciones generalizadas
Que tanto les gustaría vernos adoptar
A los psicólogos y demás?
Y si necesitamos tanta ensoñación, ¿de quién es la culpa?
¿Si una fracción aún por determinar de nuestra psique
No puede por definición contentarse
Con una gestión armoniosa de nuestras pulsiones catalogadas
Cuatro o cinco, como máximo?
Y si necesitamos creer en algo
Que nos sobrepase, nos haga avanzar, y en lo que descansar al
mismo tiempo,
Si necesitamos de una dicha en absoluto cuantificable,
De una fuerza interior que germine en nosotros y se ría de los
imponderables,
Que se desarrolle en nosotros y dé a nuestra existencia un valor,
una utilidad y un sentido inalienables,
Si también, y a la vez, necesitamos sentirnos culpables,
Sentirnos humillados e infelices por no ser más de lo que somos
Si realmente necesitamos todo eso para sentirnos hombres,
¿Qué le vamos a hacer?
Es tiempo de aflojar la presa.
*
Es cierto que este mundo donde respiramos mal
Ya no nos inspira más que un asco manifiesto,
Un deseo de huir sin esperar las vueltas,
Y ya no leemos los titulares del diario.
Queremos regresar a la antigua morada
Donde vivieron nuestros padres bajo el ala de un arcángel,
Queremos reencontrar esa moral extraña
Que santificaba la vida hasta su última hora.
Queremos algo así como una fidelidad,
Como un enlazamiento de suaves dependencias,
Algo que sobrepase y contenga la existencia,
Ya no podemos vivir lejos de la eternidad.
*
Bola de sangre, bola de odio,
¿Por qué toda esa gente reunida?
Es la sociedad humana;
La noche cae de nuevo sobre Paris.
Mientras que en el azul ficticio
Se cruzan los euromisiles,
Un viejo sabio con ojo lloroso
Examina unos cuantos fósiles.
Dinosaurios, amables dinosaurios,
¿Qué veían vuestros estúpidos ojazos?
¿Ya se luchaba a muerte
en vuestros letárgicos pantanos?
¿Hubo una edad dorada,
Una buena ley natural?
Responded, amables dinosaurios:
¿Por qué la vida es tan cruel?
*
VERONIQUE
La casa era rosa con postigos azules
Yo veía en la noche los rasgos de tu rostro
La aurora se acercaba, estaba algo nervioso,
La luna se deslizaba entre un lago de nubes.
Tus manos dibujaban un espacio invisible
En que podía moverme y desplegar mi cuerpo
Y yo andaba hacia ti, próxima e inaccesible,
Como un agonizante se arrastra hacia la muerte.
De pronto cambió todo en una explosión blanca,
El sol se levantó sobre un nuevo reino;
Hacía casi calor, y era domingo,
Se elevaban en el aire las armonías de un salmo.
Yo leía un extraño afecto en tus ojos
Y era muy feliz en mi pequeña perrera;
Fue un sueño muy tierno y realmente luminoso,
Tú eras mi alma y yo, tu caniche.
LOS VISITANTES
Ahora están ahí, reunidos a media pendiente;
Sus dedos vibran y se rozan en una suave elipse.
Un poco por todas partes crece una atmósfera expectante;
Han venido de lejos, es el día del eclipse.
Han venido de lejos y ya casi no tienen miedo;
El bosque estaba frío y prácticamente desierto.
Ellos se han reconocido mediante signos de colores;
Casi todos están heridos, su mirada está inerte.
Reina sobre esos montes una calma de santuario;
El cielo se inmoviliza y todo se pone en su sitio.
El primero se arrodilla, con mirada severa;
Han venido de lejos para juzgar a nuestra raza.
Hoy a las 09:47 por Maria Lua
» CECILIA MEIRELES ( POETA BRASILEÑA)
Hoy a las 09:41 por Maria Lua
» MARIO QUINTANA ( Brasil: 30/07/1906 -05/05/1994)
Hoy a las 09:40 por Maria Lua
» CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE (Brasil, 31/10/ 1902 – 17/08/ 1987)
Hoy a las 09:38 por Maria Lua
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Hoy a las 09:36 por Maria Lua
» Luís Vaz de Camões (c.1524-1580)
Hoy a las 09:33 por Maria Lua
» VICTOR HUGO (1802-1885)
Hoy a las 09:31 por Maria Lua
» Rabindranath Tagore (1861-1941)
Hoy a las 08:37 por Maria Lua
» Khalil Gibran (1883-1931)
Hoy a las 08:33 por Maria Lua
» Yalal ad-Din Muhammad Rumi (1207-1273)
Hoy a las 08:28 por Maria Lua