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    Alfred Tennyson (1809-1892)

    Pedro Casas Serra
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    Alfred Tennyson (1809-1892) Empty Alfred Tennyson (1809-1892)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 07 Sep 2022, 13:14

    .


    Alfred Tennyson Alfred Tennyson, I barón Tennyson, FRS (Somersby, Lincolnshire, Inglaterra, 6 de agosto de 1809 - Lurgashall, Sussex Occidental, Inglaterra, 6 de octubre de 1892) fue un poeta y dramaturgo inglés, uno de los más ilustres de la literatura universal, perteneciente al posromanticismo.

    La mayor parte de su obra está inspirada en temas mitológicos y medievales, y se caracteriza por su musicalidad y la profundidad psicológica de sus retratos. Más tarde en su carrera realizó varios intentos de escribir dramas teatrales aunque con escaso o reducido éxito. Fue además poeta laureado del Reino Unido durante la mayoría del reinado de la reina Victoria.

    Vida

    Orígenes

    Tennyson nació en la localidad de Somersby, en el condado de North Lincolnshire, entre Horncastle y Spilsby.​ Procedía de un entorno familiar extraño. Se crio en la cása de un párroco, pero sobre este escenario tan respetable se cernían la locura, el alcoholismo y la melancolía.​ Era el cuarto de los doce hijos del reverendo George Clayton Tennyson (1778-1831) y de su esposa Elizabeth Fytche (1781-1865). Los Tennyson eran una añeja familia de Lincolnshire asentada en Bayon's Manor. El abuelo del poeta, el parlamentario George Tennyson, había desheredado al padre de aquel, penosamente instalado en la casa parroquial de Somersby, en favor del hijo menor, Charles Tennyson D'Eyncourt,​ y esta decepción parece haber amargado al hijo mayor hasta un punto que habría de afectarle el resto de su vida.​ Elizabeth Fytche era hija del reverendo Stephen Fytche, vicario de Louth, en el mismo condado.​ El reverendo George Clayton Tennyson (1778-1831) fue párroco de Somersby (entre 1807 y 1831), Benniworth y Bag Enderby, así como vicario de Grimsby (desde 1815). George Tennyson (1750-1835) pertenecía a la burguesía agraria de Lincolnshire, siendo propietario de Bayon's Manor y Usselby Hall.​ De los doce hijos del matrimonio, ocho eran varones, y de éstos, dos además de Alfred llegarían a ser destacados poetas: Frederick Tennyson y Charles, quien posteriormente adoptaría el nombre de un tío y se convertiría en Charles Tennyson Turner. Todos los hijos parecen haber compartido en mayor o menor medida las aptitudes poéticas.​ El padre de Tennyson fue un poeta de cierta destreza.​ Según Eugene Parsons, George Clayton Tennyson fue un hombre de "habilidades superiores y grandes logros, interesado por la arquitectura, la música, la pintura y la poesía", y los Tennyson vivían cómodamente a pesar de su salario de párroco rural y su buen uso administrando el dinero les permitía veranear en Mablethorpe y Skegness, en la costa este de Inglaterra.​

    Tennyson era descendiente del rey Eduardo III de Inglaterra. Pues, al parecer, las raíces de su abuelo, George Tennyson, pueden trazarse desde la clase media de los Tennyson a través de Elizabeth Clayton, la madre del reverendo George Clayton Tennyson, a lo largo de diez generaciones hasta Edmund, duque de Somerset.

    Formación, infancia y juventud

    Alfred se crio en el hogar familiar​ hasta que, en la Navidad de 1815,​ fue enviado a Louth a vivir con su abuela y asistir a la escuela primaria de dicha ciudad,​ ya que su madre había mantenido una vinculación con este típico municipio de Lincolnshire, del que su padre, el reverendo Stephen Fytche, había sido vicario.​ El maestro era un hombre estricto y apasionado, y el poeta no guardaría un buen recuerdo de los cuatro años que pasó allí. Al finalizar ese período, en 1820, el joven regresó a Somersby para ser educado por su padre hasta que ingresara en la universidad. El rector era un erudito competente y un hombre de cierto gusto y facultad poéticas.​ En la rectoría, los muchachos tenían a su disposición una excelente biblioteca, y en ella basaría el joven poeta su amplio conocimiento de los clásicos ingleses.​ Se convirtió en un precoz y omnívoro lector, especialmente en el género de la poesía, hacia el cual se sintió más atraído por el encanto rural de Somersby y su entorno, que habría de celebrar en uno de sus primeros poemas descriptivos, The Ode to Memory (Oda a la memoria).​ Durante su infancia en el pueblecito de Somersby, el fértil paisaje pastoril de esta zona de Lincolnshire influyó en la imaginación del niño, y se refleja claramente en toda su poesía inicial, si bien en la actualidad se ha establecido con autoridad que las localizaciones de sus poemas temáticos, que habían sido ingeniosamente identificadas con arroyos y granjas existentes, eran totalmente imaginarias. Comenzó a escribir en prosa y verso a una edad muy temprana.​ Tennyson ya escribía de manera copiosa: a los doce años "una epopeya de 6.000 versos"​ siguiendo el modelo de Scott,​ a los catorce un drama en verso blanco, y así sucesivamente;​ estos ejercicios, muy apropiadamente, no han sido editados, pero el poeta diría de ellos al final de su vida: "Me parece que escribí todos ellos con una métrica perfecta".​ El padre del muchacho se aventuró a predecir que "si Alfred muere, se habrá ido uno de nuestros más grandes poetas".​ Una carta de Alfred a la hermana de su madre cuando tenía trece años, que contiene una crítica de Samson Agonistes,​ ilustrada con referencias a Horacio, Dante y otros poetas, pone de manifiesto una amplitud de lecturas verdaderamente notable para un muchacho tan joven.​ La noticia de la muerte de Byron (19 de abril de 1824) le causó una honda impresión: fue un día, dijo, "en el que el mundo entero parecía oscurecerse para mí"; se fue al bosque y talló "Byron ha muerto" sobre una roca.​

    La familia tenía la costumbre de pasar las vacaciones de verano en la costa del condado, frecuentemente en Mablethorpe, y allí Tennyson adquirió sus impresiones de la inmensidad del mar. FitzGerald atribuyó muy justamente la naturaleza paisajística del genio de Tennyson a la huella que dejó en su imaginación "el viejo Lincolnshire, donde no solo había tan buenos mares, sino también colinas y valles tan hermosos en medio de The Wolds".​ Tras publicar un poemario conjunto (1827), los jóvenes hermanos Charles y Alfred Tennyson gastaron parte de sus ganancias en alquilar un carruaje y conducir catorce millas hasta su rincón favorito de la costa en Mablethorpe.​ El 20 de febrero de 1828, Charles y Alfred Tennyson se matricularon en el Trinity College de Cambridge, donde ya estudiaba Frederick,​ el mayor de los hermanos vivos. El poeta contaría posteriormente a Edmund Gosse que su padre no le dejó salir de Somersby hasta que, en días sucesivos, hubo recitado de memoria la totalidad de las odas de Horacio. Los hermanos se instalaron en unas habitaciones en el número 12 de Rose Crescent, y posteriormente se trasladaron a Trumpington Street.​ Eran tímidos, y al principio hicieron pocos amigos; pero poco a poco reunieron a su alrededor algunos colegas selectos, y Alfred progresó hasta ser considerado en Cambridge "como un gran poeta y un hermano mayor" por un grupo que incluía a Richard Chenevix Trench, Monckton Milnes (Lord Houghton), James Spedding, W. H. Thompson,​ Edward FitzGerald, W. H. Brookfield,​ Blakesley, J. Mitchell Kemble,​ Merivale,​ Charles Buller​ y, sobre todo, Arthur Hallam (1811-1833),​ el hijo menor del historiador,​ destinado a convertirse en su amigo más querido e influir profundamente en su carácter y genio durante toda su vida,​ y cuyas amistad y temprana muerte habrían de ser la inspiración de su más grande poema.​ "Él estaba tan cerca de la perfección", solía decir Tennyson en ocasiones posteriores, "como podría llegar a estarlo un hombre mortal".​ Ya en 1829, Arthur Hallam se había convertido en un visitante frecuente e íntimo de la casa, y había formado un vínculo con la hermana de Tennyson, Emily. Dos años más tarde, esto maduraría hasta convertirse en compromiso.​ En la Universidad, Tennyson, Hallam y los demás integraron el grupo de los Apóstoles de Cambridge, una sociedad que pretendía formar una élite intelectual. En aquella época, las facultades de Tennyson se desarrollaban rápidamente; pues, además de gozar del continuo estímulo de una sociedad como la ya mencionada, proseguía fielmente los estudios propios del centro, perfeccionándose en los clásicos, así como en historia y ciencias naturales. Adquirió un interés entusiasta por las cuestiones políticas y sociales de la época, y también trabajó con ahínco en la composición poética.​

    En el verano de 1830 Tennyson y Hallam se ofrecieron como voluntarios en la milicia del insurgente español Torrijos, e hicieron una breve incursión en los Pirineos, sin encontrar enemigos.​ Hallam, con John Sterling,​ Trench y otros, estaba profundamente interesado por la fallida insurrección, encabezada por el general Torrijos, contra el gobierno de Fernando VII. Tennyson regresó de la expedición estimulado por los hermosos paisajes de los Pirineos.

    En febrero de 1831, Tennyson dejó Cambridge sin graduarse. Su padre se encontraba mal de salud, y su presencia era muy deseada en Somersby. Aunque los dos años y medio que pasó en el Trinity le habían aportado, gracias a las amistades que hizo allí, algunas de las mejores bendiciones de su vida, abandonó el college en no buenos términos con la universidad como «alma máter». En un soneto escrito en 1830 denunciaba sus capillas "iluminadas por velas" y sus "órganos solemnes", porque mientras los gobernantes de la universidad profesaban la enseñanza, ellos "no le enseñaban nada, no alimentaban su corazón". Pero sus amigos, y especialmente Arthur Hallam, habían suplido este defecto del plan de estudios de Cambridge; y Tennyson regresó a su hogar en el pueblo lleno de devoción hacia su madre, quien pronto centraría toda su atención, pues su padre murió repentinamente recostado en su silla de estudio un mes después del regreso de su hijo.​ Al quedar entonces vacante la vivienda de Somersby, surgió una angustiosa cuestión referente al futuro hogar de la familia Tennyson; pero como el nuevo rector (posiblemente no residente) no tenía intención de ocupar la rectoría, continuaron residiendo allí hasta 1837. No mucho después de la muerte de su padre, Tennyson estaba preocupado por su vista; pero un cambio de dieta corrigió lo que iba mal, y continuó leyendo y escribiendo como antes.​ Arthur Hallam estaba entonces prometido con Emily Tennyson (posteriormente señora Jesse, 1811-1889), y se quedaba con frecuencia en Somersby.​ El período feliz durante el noviazgo, cuando Hallam "leía sobre la hierba a los poetas toscanos" y Mary, hermana de Tennyson, llevaba su arpa y tocaba "una balada a la luna que escucha", les resultará familiar a los lectores de In Memoriam.​ Tennyson visitaba a los Hallam en Wimpole Street, donde se discutía apasionadamente sobre problemas sociales, así como sobre cuestiones literarias. Por otra parte, Tennyson se encontraba entonces preparando la publicación de un nuevo volumen, y Hallam estaba muy entusiasmado con A Dream of Fair Women, que ya estaba escrito, y con The Lover's Tale, que generaba dudas en su propio autor. Con respecto al primero de ellos, cabe destacar que es quizá la realización más característica del arte tennysoniano; es impecable en la dicción y el ritmo, sumamente bruñido y de una pasión dos veces destilada, pero todavía vibrante.​ En estos días de juventud, sus poemas, como los «sonetos azucarados» de Shakespeare, se transmitían libremente entre sus amigos íntimos antes de ser enviados a imprenta. En julio de 1832, Tennyson y Hallam emprendieron un viaje por el Rin. A su regreso, Hallam acusa recibo de los versos a J. S. (James Spedding) sobre la muerte de su hermano, y asegura que Moxon (que iba a publicar el volumen en preparación) estaba embelesado con The May Queen.​ La publicación de una de sus principales obras, Poems (1832), culminó poco antes de que cayera sobre Tennyson el golpe que durante un tiempo le dejó sin energías. En agosto de 1833 Arthur Hallam partió con su padre, gran historiador, con destino al Tirol. No llegaron más allá de Viena, donde el señor Hallam, al volver al hotel el 15 de septiembre de 1833, encontró a su hijo muerto en un sofá:​ una súbita hemorragia cerebral acabó con su vida. Sus restos fueron trasladados a Inglaterra y sepultados en un crucero de la vieja iglesia parroquial de Clevedon (Somerset), alzada sobre el canal de Bristol,​ el 3 de enero de 1834. Estos acontecimientos afectaron a Tennyson extremadamente.​ Arthur Hallam era el amigo más querido de Tennyson y estaba prometido a su hermana Emily, y toda la familia quedó sumida en una profunda angustia por su muerte.​

    Indiferente por igual a la fama y a la influencia, Tennyson pasó esos años principalmente en Somersby, en una devoción uniforme de su alma toda al arte de la poesía,​ leyendo mucho y muy variado, puliendo viejos poemas y escribiendo otros nuevos, carteándose con Spedding, Kemble, Milnes, Tennant y otros, y al mismo tiempo ejerciendo (en ausencia de sus dos hermanos mayores) de padre y consejero de la familia en el hogar.​ En 1835 se enamoró profundamente de Rosa Baring, una dama de gran belleza y fortuna, cuyo rechazo le inspiró algunos de sus poemas más dolidos y le recordó su precaria posición social. En 1836, sin embargo, la acostumbrada calma de la vida familiar se vio alterada por un acontecimiento cargado de importantes consecuencias para la vida futura y la felicidad de Tennyson. Su hermano Charles, clérigo por aquel entonces y coadjutor en Tealby (Lincolnshire), contrajo matrimonio, en 1836, con Louisa, la hija menor de Henry Sellwood, notario de Horncastle. En la ceremonia, la hermana mayor, Emily, fue elegida para la ocasión como dama de honor por el propio Alfred. Se habían conocido unos años antes, pero parece que esta fue la primera ocasión en la que Tennyson empezó a considerar en su mente la idea del matrimonio.​ En 1837, para su gran disgusto, los Tennyson abandonaron la rectoría de Lincolnshire donde habían vivido tanto tiempo. Se mudaron a High Beech, en Epping Forest,​ que sería su hogar durante tres años: Tennyson vivió con su madre y sus hermanos en Beech House (reconstruida en 1850), al pie de la colina de Wellington, de 1837 a 1840. Se le describía "deambulando extrañamente por la casa arriba y abajo de madrugada, murmurando poemas para sí".​ Su compromiso con Emily Sellwood había sido aceptado por los padres de ella en 1837, a pesar de las dudas que suscitaban su falta de medios y de empleo.​ Sin embargo, habrían de transcurrir diez años más antes de que pudieran permitirse el lujo de casarse:​ el matrimonio no tendría lugar hasta 1850.​ En ese mismo año (1837) Tennyson fue presentado a William Gladstone, quien se convirtió a partir de entonces en su cordial admirador y amigo. Entre tanto, en fecha tan tardía como 1840, el compromiso con Emily Sellwood permanecía en vigor; pero con posterioridad a esta fecha la correspondencia entre los dos fue prohibida por la familia de ella, y las perspectivas de matrimonio parecían tan remotas como siempre.​ En 1840, los Tennyson se trasladaron a Tunbridge Wells,​ donde el clima resultaría ser demasiado duro para la madre de Tennyson,​ y un año después a Boxley, cerca de Maidstone, para estar cerca de Edmund Lushington, que se había casado con Cecilia Tennyson. Alfred fue desde ese momento cada vez más frecuentemente a visitar Londres.

    Madurez

    A partir de 1842 la vida de Tennyson es un historial de éxito tranquilo en su arte y de conquista de la fama; las publicaciones de sus sucesivas obras se convertirían casi en los únicos eventos que irían marcando su existencia.​ Sin embargo, a pesar del éxito cosechado con la segunda edición de Poemas (1842) y del creciente reconocimiento que la siguió, la situación pecuniaria de Tennyson no mejoró.​ Las dificultades materiales surgían ahora por primera vez en su camino.​ Quizá para disipar las dudas surgidas en el seno de la familia de su prometida con respecto a su independencia económica, Tennyson había decidido invertir un patrimonio en un proyecto de maquinaria de pirograbado,​ que pretendía popularizar y abaratar el acabado artístico en el mobiliario y otros elementos de decoración del hogar.​ Así fue como el poeta se convirtió en víctima de cierto especulador, que le indujo a vender su pequeña finca en Grasby (Lincolnshire) y a invertir los ingresos, con todo el resto de su dinero y parte del de sus hermanos y hermanas, en una 'Compañía de Patentes de Talla Decorativa': en pocos meses todo el esquema se derrumbó, y Tennyson se quedó sin un centavo.​ Fue acometido por tan abrumadora hipocondría que se sumió en la desesperación, y durante algún tiempo estuvo bajo el cuidado de un médico hidropático en Cheltenham, donde el reposo y el aislamiento absolutos lo hicieron recobrar gradualmente la salud.​ Fue, sin duda, este estado crítico de su salud y de su fortuna lo que movió a sus amigos a apelar al entonces primer ministro, Sir Robert Peel;​ y en septiembre de 1845, a sugerencia de Henry Hallam,​ le fue otorgada al poeta una pensión de 200 libras anuales.​ Fue Monckton Milnes, según su propio relato, quien logró impresionar a Sir Robert Peel con su reivindicación del poeta, de quien el estadista no tenía previo conocimiento. Milnes le leyó "Ulises", y mereció la pena.​ La salud de Tennyson se fue recuperando poco a poco, y en 1846 estaba trabajando duro en La princesa; en el otoño de ese año llevó a cabo un tour por Suiza, y vio por primera vez las grandes montañas.​ En 1847, la postración nerviosa lo obligó nuevamente a someterse a un tratamiento en Prestbury: "Me dicen que no lea, que no piense; pero bien podrían decirme que no viva". La talasoterapia del doctor Gully fue probada con éxito.​

    El hogar de los Tennyson estaba entonces en Cheltenham: en sus visitas ocasionales a Londres el autor tenía la costumbre de ver a Thackeray, Coventry Patmore, Browning y Macready, así como a viejos amigos, pero evitaba la "sociedad". En 1848, durante un viaje a Cornwall, Tennyson conoció a Robert Stephen Hawker,​ de Morwenstow, con quien parece, aunque la evidencia es dudosa, haber conversado sobre el Rey Arturo y haber retomado su intención de escribir un poema épico sobre dicho tema.​

    El año 1850 fue quizás el más memorable de su vida, pues en él tuvieron lugar su matrimonio ―que, según él diría, llevó a su vida "la paz de Dios"―, su proclamación como poeta laureado tras la muerte de Wordsworth, y la publicación de su obra magna, In Memoriam.​ La venta de los poemas de Tennyson le dio seguridad para poder establecerse, y el 13 de junio de 1850 se casó en Shiplake con Emily Sarah Sellwood (1813-1896).​ Fue elegido ese lugar en particular debido a que, después de diez años de preparativos, los novios se habían reencontrado de nuevo en Shiplake, en casa de una prima de los Tennyson, Mrs. Rawnsley.​ De esta unión no es necesario añadir más que lo que de ella recordaría mucho después el propio poeta: "La paz de Dios llegó a mi vida frente al altar cuando me casé con ella".​ Wordsworth había muerto (en abril del mismo año), dejando vacante el título honorífico de poeta laureado del Reino Unido. La distinción fue ofrecida en primera instancia a Samuel Rogers, quien declinó el ofrecimiento alegando motivos de edad.​ Se le ofreció entonces a Tennyson, "debido principalmente a la admiración del príncipe Alberto por 'In Memoriam'", profunda elegía fúnebre a la muerte de su amigo Hallam:

       Las lágrimas del viudo, cuando ve el lugar vacío, caen como estas que lloran por siempre nuevas, en un vacío donde reposa corazón sobre corazón y donde las manos cálidas permanecen cerradas. Silencio, hasta que yo también me calle.

    El galardón era muy aceptable, aunque implicaba el consabido bombardeo de poemas y cartas de aspirantes o bardos celosos.​ El 19 de noviembre de 1850 la reina Victoria nombró a Tennyson poeta laureado. La retribución inherente al "cargo" era muy escasa, pero tenía un valor secundario para estimular en gran medida la venta de sus libros, que constituían su principal fuente de ingresos. La joven pareja adquirió una casa en Warninglid, en Sussex, que no les convenció, y luego una en Montpelier Row (Twickenham), que resultó mejor.​ El 20 de abril de 1851 nació su primer hijo, un varón que sin embargo no sobreviviría al parto.​ Por aquel entonces Tennyson andaba estudiando mucho sobre el mundo antiguo, y leyendo algo de Milton, Homero y Virgilio.​ En julio del mismo año Tennyson y su esposa viajaron al extranjero, visitando Lucca, Florencia y los lagos italianos, y volviendo por Splügen. El viaje sería posteriormente celebrado en su poema "La margarita".​ De 1852 los principales eventos fueron el nacimiento, en agosto, de su hijo mayor Hallam, segundo Lord Tennyson,​ y en noviembre la publicación de la Oda a la muerte del duque de Wellington,​ que apareció en la misma mañana del funeral.​ Para entonces la fama de Tennyson estaba ya sólidamente establecida, y el poeta y su familia decidieron mudarse para escapar de las hordas de admiradores que asediaban su casa.

    En el invierno de 1853 Tennyson entró en posesión de una pequeña casa y granja llamada Farringford, cerca de Freshwater, en la Isla de Wight, que inicialmente arrendó y posteriormente compró:​ este hermoso lugar, circundado de encinas y cedros, entró en su vida y la llenó de color con su delicado encanto.​ Durante el resto de su vida, Farringford seguiría siendo el hogar de Tennyson durante la mayor parte del año.​

    En cuanto a su relación con la doctrina y el pensamiento de Frederick Maurice, en qué temprano momento de su vida tuvo Tennyson conocimiento personal de aquel es algo que parece incierto. Pero, desde sus días en Cambridge, Tennyson había sido amigo íntimo de aquellos que conocieron y honraron a Maurice, y no podría haberse librado de conocer bien la tendencia general de su doctrina.​ Maurice, por otra parte, estaba estrechamente aliado con hombres tales como los Hare,​ R. C. Trench, Charles Kingsley y otros de entre las primeras amistades de Tennyson, vivamente interesados en cuestiones teológicas. Y en este punto cabe añadir que Tennyson había propuesto a Maurice ser el padrino de su primer hijo en 1851, y fue más allá en su requerimiento con las conocidas estanzas invitando a Maurice a visitar a la familia en su nuevo hogar en la isla de Wight en 1853.​

    En marzo de 1854 nació otro hijo de los Tennyson y fue bautizado como Lionel. Este fue el año de la guerra de Crimea, cuyas causas y desarrollo interesaron profundamente a Tennyson. En mayo de este año se encontraba en Londres concertando con Moxon la edición ilustrada de sus poemas, en la que tan distinguida participación tuvieron Millais, Holman Hunt y Rossetti, el joven grupo prerrafaelita. Más tarde, estuvo de visita en Glastonbury y otros lugares relacionados con la leyenda del Rey Arturo, que él ya se estaba preparando para tratar de forma cíclica.​

    En junio de 1855 fue investido Doctor en Derecho civil en Oxford: fue recibido para la ocasión, que puede considerarse su primera aparición pública, con una "tremenda ovación".​

    Tras el fracaso de su obra Maud, el delicado espíritu de Tennyson había quedado herido. Durante algunos años el mundo no supo nada de él; estuvo en Farringford, ocupando su tiempo en las tradiciones artúricas. Se había convertido en objeto de una curiosidad personal desmesurada, siendo un tipo difícil de encontrar y objeto de divertidas leyendas.​ Se preocupaba poco por la sociedad en general, aunque tenía muchos amigos íntimos y devotos.​ Fue en 1857 cuando Bayard Taylor​ lo vio, y quedó impresionado frente a un hombre "alto y ancho de hombros como un hijo de Anak, con el pelo, la barba y los ojos de una oscuridad sureña".​ Los siguientes fueron años de viajes.​ Este período de retiro algo misterioso del mundo abarcó un tour por Gales en 1857, una visita a Noruega en 1858 y un viaje a través de Portugal en 1859.​ En 1860 visitó Cornwall y las islas Sorlingas;​ y en 1861 viajó por Auvernia y los Pirineos, con Arthur Hugh Clough, que moriría a los pocos meses.​ Con motivo de la publicación de su "Dedicatoria" de los Idilios al príncipe consorte, Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, fallecido en diciembre de 1861, Tennyson fue presentado en abril de 1862 a la reina, quien "se quedó pálida y como una estatua ante él, en una especie de inocencia majestuosa".​ En adelante, el poeta gozó del favor constante de la soberana, aunque nunca pudo ser moldeado como un cortesano convencional.​ Bien entrado el año Tennyson hizo una excursión por Derbyshire y Yorkshire con F. T. Palgrave.​

    Los años sucesivos estuvieron marcados por la ausencia de acontecimientos, salvo los viajes, la labor poética y la lectura infatigables, las visitas de amigos y las conversaciones con estos. Publicó en magacines algunos breves poemas, pero no editaría ningún libro nuevo hasta El Santo Grial en 1869.​ En abril de 1864 Garibaldi visitó Farringford; en febrero de 1865 la madre de Tennyson murió en Hampstead a los ochenta y cinco años; en el verano siguiente Tennyson viajó por Alemania. Pasaba el tiempo, con incidentes aunque escasos y leves, la popularidad de Tennyson en Gran Bretaña creciendo continuamente hasta límites sin precedentes en los anales de la poesía inglesa.​ En 1867 adquirió unos terrenos en Blackdown, más allá de Haslemere, en aquel momento un aislado rincón de Inglaterra; allí Mr. James Knowles (posteriormente sir) comenzó a construirle una casa finalmente bautizada como Aldworth.​ El 23 de abril de 1868 (día del aniversario de Shakespeare) había colocado la primera piedra​ de su nueva residencia. También en 1869, Tennyson fue nombrado miembro honorario del Trinity College de Cambridge.​ En 1873 Gladstone le ofreció una Dignidad de Baronet, y Disraeli de nuevo en 1874; y en ambos casos tal honor fue gallardamente rechazado,​ si bien en la primera ocasión el poeta lo habría aceptado para su hijo.​ Durante estos años los pensamientos de Tennyson estaban en gran parte ocupados con la construcción de Aldworth.​

    En marzo de 1880 Tennyson fue invitado por los estudiantes de la Universidad de Glasgow a postularse para el rectorado; pero al tener conocimiento de que el concurso se llevaría a cabo siguiendo criterios políticos, y que él había sido propuesto como candidato del Partido Conservador, retiró su aceptación. Siguiendo la prescripción de Sir Andrew Clark​ para tratar de cambiar de aires, a causa de una dolencia que había padecido desde la muerte de su hermano Charles el año anterior, Tennyson y su hijo visitaron Venecia, Baviera y el Tirol.​ En 1881 posó para un retrato de Millais, y perdió a uno de sus más viejos y valiosos amigos: James Spedding.

    Últimos años

    El año 1883 le trajo otro pesar con la muerte de su amigo Edward FitzGerald.​ En septiembre de ese mismo año, Tennyson y Gladstone emprenden un viaje por el norte de Escocia, hasta las Orcadas, y a través del océano hasta Noruega y Dinamarca. En Copenhague fueron agasajados por el Rey y la Reina, y después de numerosos festejos, regresaron a Gravesend: esta aventura sirvió para animar al poeta, que había estado deprimido desde la muerte de su hermano favorito, Charles, y que en aquel momento entraría en una etapa de admirable vigor. Durante el viaje, Gladstone había decidido ofrecer un título nobiliario a Tennyson​ mientras visitaban el Castillo de Pembroke.​ Por recomendación de Gladstone, la reina le ofreció el título en diciembre;​ En enero de 1884,25​ después de ciertos reparos, el poeta consintió en aceptarlo, pero agregó: "Por mi parte, echaré de menos mi sencillo nombre toda la vida". El 11 de marzo de 1884 tomó posesión de su escaño en la Cámara de los Lores como barón Tennyson de Aldworth y Farringford. Votó un par de veces, pero nunca tomó la palabra en la Cámara.​ También en 1884 su hijo Hallam contrajo matrimonio con la señorita Audrey Boyle, y ambos (hijo y nuera) permanecieron en el hogar paterno hasta el final de la vida de Tennyson.​ Hasta superados los setenta años había disfrutado, con enfermedades ocasionales, de buena salud en general.​ Pero en 1886 el poeta sufrió su más grave desgracia familiar con la muerte de su segundo hijo, Lionel, quien había contraído fiebre tropical mientras visitaba a Lord Dufferin en la India, y murió durante el viaje de regreso, en el mar Rojo (abril de 1886).​ Fue un golpe que cayó pesadamente sobre él.​ Durante 1887 el poeta hizo un crucero en el yate de un amigo, visitando Devonshire y Cornwall.​ A finales de 1888 sufrió un peligroso ataque de gota reumática, del que en diciembre parecía que difícilmente podría esperar recuperarse, pero su magnífica constitución le hizo salir adelante.​ En la primavera del año siguiente, se encontraba lo suficientemente recuperado para disfrutar de otro viaje por mar en el «Sunbeam», el yate de su amigo Lord Brassey.​ Durante 1890-1891 sufrió gripe, y sus fuerzas se vieron notablemente mermadas. En 1891 pudo volver a disfrutar de su pasatiempo favorito, la vela.​ De hecho, se constataba que había recuperado maravillosamente el buen humor de su juventud, e incluso una parte nada desdeñable de su fortaleza física.​

    En el verano de 1892 aún sería capaz de viajar a Devonshire y tomar parte una vez más en un crucero en yate a las islas del Canal;​ y aún no sería esta su última salida lejos de casa, pues en julio estuvo de visita en Londres. Sin embargo, poco después de cumplir los ochenta y cuatro años, aparecieron síntomas de debilidad, y a principios de septiembre su estado comenzó a ser alarmante.​ No obstante, aún tuvo fuerzas para disfrutar de la compañía de numerosos visitantes, revisar las pruebas de un poemario en preparación (La muerte de Enone) e interesarse por la inminente producción de Becket, condensada y adaptada por Henry Irving, en el Lyceum (finalmente se estrenaría en febrero de 1893). Durante los últimos días de ese mes su estado de salud estaba tan visiblemente quebrantado que fue preciso avisar al doctor Clark. La debilidad fue rápidamente en aumento, aparecieron signos de un funesto síncope el miércoles 5 de octubre.​ Tennyson conservó hasta el final su lucidez intelectual y un dominio absoluto de sus facultades, leyendo a Shakespeare con manifiesto raciocinio hasta pocas horas antes de su muerte.​ Con el esplendor de la luna llena cayendo sobre él, su mano aferrando su libro de Shakespeare, y luciendo, como nos han contado, casi sobrenatural en la majestuosa belleza de su vejez, Tennyson falleció en Aldworth en la noche del 6 de octubre de 1892,​ a la 1:35 de la madrugada.​ Cimbelino, la obra que había estado leyendo en su última tarde, fue depositada en su ataúd, y el día 12 fue enterrado públicamente con gran solemnidad en la abadía de Westminster.​ Los portadores del féretro fueron el duque de Argyll,​ Lord Dufferin, Lord Selborne,​ Lord Rosebery, Jowett, Lecky, James Anthony Froude, Lord Salisbury, el Dr. Butler (profesor del Trinity de Cambridge), el ministro de Estados Unidos R. T. Lincoln), Sir James Paget y Lord Kelvin. El templo estaba custodiado por miembros de la Brigada ligera de Balaclava, por algunos Rifle Volunteers de Londres y por los chicos del Gordon Boys' Home. La tumba se encuentra junto a la de Robert Browning, y frente al monumento a Chaucer. El busto del poeta, obra de Woolner,​ fue posteriormente ubicado "junto a la columna, cerca de la tumba". La estela conmemorativa de Tennyson, erigiéndose sobre Freshwater en la cima de High Down, fue inaugurada por el deán de Westminster el 6 de agosto de 1897. La señora Tennyson murió, a los ochenta y tres años de edad, el 10 de agosto de 1896, y fue enterrada en el cementerio de Freshwater. Una placa en la iglesia conmemora a ambos esposos.​

    Su biografía, escrita con admirable devoción y gusto por su hijo, Hallam, segundo Lord Tennyson, fue publicada en dos volúmenes en 1897.​ Esta obra memorística amplió e intensificó aún más la estimación mundial hacia Tennyson. En ella reveló detalles hasta entonces solo conocidos por sus amigos íntimos: que el poeta, que vivió como un recluso, rara vez en la última mitad de su vida salió de su entorno doméstico; que en su retiro se dedicó a la adquisición continua de conocimientos y al perfeccionamiento de su arte, sin llegar a perder nunca el contacto con el pulso de la nación o la simpatía por todo aquello que afectara al honor y la felicidad de las personas.​ En el momento de su muerte, y durante algún tiempo después de esta, el reconocimiento entusiasta del genio de Tennyson era demasiado extravagante para perdurar.

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    Alfred Tennyson (1809-1892) Empty Re: Alfred Tennyson (1809-1892)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 07 Sep 2022, 13:14

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    Obra literaria

    En marzo de 1827, Charles Tennyson y su hermano Alfred publicaron con J. & J. Jackson, libreros de Louth,1​ una colección anónima de Poems by two Brothers (Poemas de dos hermanos). Ese "dos" se refería a Charles y Alfred (cuyas contribuciones predominaban), quienes compartieron los sorprendentes beneficios: 20 libras. Charles había escrito su aportación entre los dieciséis y los diecisiete años, y Alfred la suya entre los quince y los diecisiete.​ El pequeño volumen resulta extrañamente decepcionante, principalmente porque Alfred se mostró temeroso de incluir en él aquellas composiciones juveniles en las que podría haberse percibido un verdadero presagio de originalidad poética.​ Dichos ejemplos, que al parecer fueron descartados por resultar "demasiado fuera de lo común para el gusto del público",​ incluyen un fragmento dramático bastante notable, cuya acción está ambientada en España, y muestran un dominio igualmente asombroso de la métrica y de la musicalidad en los versos escritos "después de leer «La novia de Lammermoor»". El pequeño volumen impreso contiene principalmente poemas imitativos, en los que el tono y el estilo están obviamente tomados de Byron, Moore y otros favoritos del momento; y solo de cuando en cuando exhibe algún elemento distintivo prometedor. Parece ser que no atrajo la atención ni de la prensa ni del público.​

    En junio de 1829, Alfred Tennyson ganó la Medalla del Canciller por su poema titulado Tombuctoo. Con grandes imperfecciones, este trabajo en verso blanco miltoniano muestra el genio de un poeta, a pesar de una curiosa oscuridad tanto de pensamiento como de estilo.​ Su padre le había instado a concursar; y teniendo para ello un viejo poema sobre La batalla de Armagedón, lo adaptó al nuevo tema e impresionó tanto al jurado que, a pesar de la audaz innovación de su verso blanco, le otorgaron el premio. Monckton Milnes y Arthur Hallam se encontraban entre los otros candidatos. Este último, en una carta a su amigo W. E. Gladstone, hablaba con no menos generosidad que verdadera percepción crítica del "espléndido poder imaginativo que impregnaba" el poema de su amigo. Ciertamente merecía este elogio, y resulta tan puramente tennysoniano como cualquier cosa que haya escrito su autor.​ Pero para entonces Tennyson estaba escribiendo composiciones aún más prometedoras, y, tal y como pronto percibiría Arthur Hallam, con un extraordinario fervor en el culto a la belleza. Los resultados de este entusiasmo y de esta labor artística aparecieron en el volumen de Poemas principalmente líricos, publicado en 1830.8​ Se trataba de un liviano volumen de 150 páginas​ que publicó la editorial de Effingham Wilson, en el Royal Exchange. El volumen contenía, entre otras composiciones que al autor finalmente no le interesó conservar, poemas ya familiares como "Claribel", "Ode to Memory", "Mariana in the Moated Grange" (basado en una frase aislada de Medida por medida), "Recollections of the Arabian Nights", "The Poet in a golden clime was born", "The Dying Swan: a Dirge", "Ballad of Oriana" y "A Character". Si existe huella alguna de la influencia inconsciente de algún maestro poético en dichos poemas, es la de Keats y Coleridge.​ Si bien los poemas exhiben aquí y allá en su aspecto descriptivo un exuberante y florido figuralismo que no se ve refrenado por ese gusto perfeccionado que estaba por venir, no es menos claramente discernible una amplitud de perspectiva, una profundidad del sentimiento espiritual así como una versatilidad lírica, que desde el principio distinguieron al recién llegado de Keats. Sin embargo, los lectores amantes de la poesía contemporánea no se sintieron atraídos de inmediato por el libro.​ No obstante, los poetas e intelectuales del momento reconocieron enseguida a un alma gemela. Los poemas fueron elogiados por Sir John Bowring en la Westminster Review. Leigh Hunt los reseñó favorablemente en The Tatler; y Arthur Hallam contribuyó al Englishman's Magazine ―un efímero proyecto de Edward Moxon― con una muy notable reseña.​ Este libro habría resultado asombroso como producción de un joven de veintiún años, aun cuando, desde la muerte de Byron seis años antes, no se había dado una singular escasez de buena poesía en Inglaterra. Al menos aquí, en el liviano volumen de 1830, estaba revelado un nuevo escritor, y en "Mariana", "El poeta", "El amor y la muerte" y "Oriana", un cantor de melodía maravillosa aunque aún impura.​ En general, no fue muy favorablemente recibido por los críticos.​ En América tuvo una popularidad mayor.​ El veterano S. T. Coleridge, elogiando la genialidad del libro, censuró la imperfección métrica del mismo. Por esta crítica se reprendería a sí mismo constantemente.​ No obstante, Coleridge era perfectamente justo en su observación; y la anarquía métrica de los "Madelines" y "Adelines" del volumen de 1830 mostraba que Tennyson, con toda su delicadeza de modulación, aún no había dominado el arte del verso.​

    El soneto que comienza con "Check every outflash" fue enviado por Hallam (quien se disculpó por hacerlo) a Moxon para su nueva revista, y algunas otras bagatelas encontraron un hueco en The Keepsake.​ El volumen Poems, by Alfred Tennyson apareció a finales del año 1832 (aunque datado en 1833).​ Comprende la obra poética de los años 1830-1833, transcurridos principalmente en Somersby: poemas aún reconocidos entre sus trabajos más nobles e imaginativos, si bien algunos de ellos serían posteriormente revisados, llegando en algunos casos a la recomposición.​ Esta fue sin duda una de las más asombrosas revelaciones de genio completo jamás producidas por un hombre tan joven.​ Poemas, el primer volumen de poesía que publicó Tennyson como poeta maduro (1832), recibió muchas críticas; incluso se le ridiculizó acusándole de pertenecer a la "escuela cockney", es decir, que estaba influido por autores como Leigh Hunt o Keats. Keats indudablemente fue para él modelo indiscutible, más que por sus ideas por las imágenes, la dicción y los recursos métricos que utilizaba.​ Merecen ser destacados The Lady of Shalott, A Dream of Fair Women, Œnone, The Lotos-Eaters, The Palace of Art y The Miller's Daughter, junto a un puñado de otros poemas líricos, deliciosos y sublimes.​ The Lady of Shalott imita la forma de la balada, suavizándola y refinándola, privándola de la áspera inmediatez que tiene, por ejemplo, The Ancient Mariner.​ Se vendieron inmediatamente 300 copias del libro.​ El primer efecto de la muerte de Hallam sobre el arte de su amigo Tennyson fue la composición, en el verano de 1834,​ del poema Las dos voces, o reflexiones de un suicidio, también resultado inmediato de esta tragedia, que, tal como el poeta relatara posteriormente a su hijo, por un tiempo "borró toda alegría de su vida y le hizo anhelar la muerte". Es notable que cuando este poema fue publicado por vez primera en el segundo volumen de la edición de 1842, era el único de todos los poemas que adjuntaba la significativa fecha «1833».​ Al mismo período pertenecen los inicios de los Idilios del rey y de In Memoriam, ambos largamente meditados.​ El silencio que vendría después sería según unos el resultado de la conmoción por la pérdida de su mejor amigo; según otros se debió al desánimo ante el mal recibimiento que tuvieron sus dos volúmenes de poemas, publicados aquel mismo año.

    Entre tanto, Tennyson continuó trabajando con formalidad y de manera constante en su arte. Se tiene constancia de que ya en 1835 tenía preparado mucho material inédito para un nuevo volumen, incluyendo "La muerte de Arturo", "The Day Dream" y "La hija del jardinero". En 1837, una invitación a contribuir a un volumen de carácter memorial, consistente en contribuciones voluntarias de los principales escritores de poesía del momento, dio oportunidad a Tennyson de legar al mundo ―que probablemente no hizo mucho caso― un poema que más tarde sería clasificado entre sus más perfectas creaciones líricas. El volumen, titulado El tributo y editado por Lord Northampton, era en beneficio de la familia de Edward Smedley, un literato muy respetado que estaba pasando una mala racha.​

    En 1842, la edición en dos volúmenes de sus Poemas rompió los diez años de silencio que se había impuesto a sí mismo mantener.​ En la nueva edición de Poemas, junto con muchas composiciones ya conocidas por todos los amantes de la poesía moderna, se encontraban ricas y abundantes adiciones a su obra.​ Además de la reedición de los principales poemas de los volúmenes de 1830 y 1833, muchos de ellos reescritos, el segundo volumen contenía material absolutamente nuevo, e incluía "Locksley Hall", "La muerte de Arturo", "Ulises", "Las dos voces", "Godiva", "Sir Galahad", "Visión del pecado", y poemas líricos tales como "Break, break, break" y "Gira hacia el este, Tierra feliz".​ La mayoría de aquellos estudios sobre la vida doméstica en Inglaterra, que formaban una sección tan sumamente popular de la obra de Tennyson, tales como "La hija del jardinero", "De camino al correo" y "El Lord de Burleigh", eran ahora publicados por vez primera.​ En Ulises, Tennyson combinó todo lo positivo de sus comienzos poéticos con un tema que simboliza la concepción romántica del espíritu heroico​ y creó el género lírico moderno del monólogo dramático, en el cual el poeta asume la máscara psíquica de un personaje histórico o literario al que hace hablar en primera persona identificándose con él. El guerrero ya entrado en años se ve incapaz de acomodarse a la rutina de la vida cuando vuelve a Ítaca, con lo cual decide volver al mar con sus guerreros, tal como había ya escrito Dante Alighieri en su Divina comedia.​ Los versos de este poema esconden un desprecio poco paternal, el desprecio que siente el hombre de acción frente al previsor y al conservador. A pesar de que los victorianos parecían estar satisfechos de la civilización que estaban construyendo, también admiraban a quienes desertaban de ella para llevar una vida de acción o de heroica sencillez (como ocurre con el héroe de Maud), antítesis típicamente posromántica.​ Y tampoco podemos olvidar que bajo el círculo de seguridad que rodea al viejo guerrero se esconde, según algunos críticos, esa fuerza subterránea que arrastra en dirección contraria.​ Es a partir de 1842 que debe datarse la fama universal de Tennyson; desde el momento de la publicación de esos dos volúmenes dejó de ser una curiosidad, o el favorito de una camarilla de adelantados, y ocupó su lugar como el principal poeta de su época en Inglaterra.​

    Hacia 1846, Poemas había alcanzado su cuarta edición, y ese mismo año su autor fue violentamente atacado por Bulwer-Lytton en su sátira El nuevo Timón: romance poético de Londres.​ En pocas líneas, Tennyson fue despachado como «Schoolmiss Alfred», y su demanda de una pensión fue groseramente impugnada. Tennyson replicó con unas cuantas estanzas de gran poder tituladas "El nuevo Timón y los poetas" y firmadas por «Alcibíades». Aparecieron en Punch (28 de febrero de 1846), después de haber sido remitidas a aquella, según el hijo del poeta, por John Forster sin el conocimiento de su autor. Una semana después el poeta dejó constancia de su pesar y se retractó en dos estanzas tituladas "An Afterthought (Una reflexión tardía)". Aparecen en su selección de Poemas bajo el epígrafe «Disputas literarias», pero el poema previo no fue incluido en ninguna recopilación autorizada de sus obras.​

    La princesa se publicó en 1847, en una configuración posteriormente modificada y ampliada de forma considerable:​ inicialmente no incluía las seis canciones accesorias, que fueron añadidas por primera vez en la tercera edición (1850). El poema, puntualmente apreciado por poetas y pensadores, no parece, pese a alcanzar cinco ediciones en seis años, haber incrementado significativamente la popularidad de Tennyson.​ La princesa ha envejecido. Se la recuerda por algunas poesías líricas cinceladas y por la parodia de Gilbert titulada Princess Ida, la cual, sin embargo, va perdiendo terreno por la dificultad de tener presente el original.​ Sin embargo, este volumen sí incrementó materialmente su reputación: en las canciones que en esta obra se entremezclan, como "El declive del esplendor" o "Lágrimas, ociosas lágrimas", el autor alcanza el dominio completo de esta rama de su arte.​ Carlyle y FitzGerald perdieron "toda esperanza en él después de «La princesa»", o fingieron hacerlo. Era cierto que el rumbo de su genio resultó levemente alterado, en una dirección aparentemente menos pura y austera que la del arte más elevado; pero sus concesiones a los gustos del público incrementaron enormemente la amplitud del círculo al que se dirigía.​ Mas, por otra parte, estaba muy lejos de In Memoriam, que aparecería anónimamente en 1850.​

    Tras superar ciertos avatares, In Memoriam pudo publicarse, en su forma anónima original, en mayo de 1850. El público quedó inicialmente muy desconcertado por la naturaleza y el objeto de este poema, que no era más que una crónica de las emociones de Tennyson durante el duelo, ni siquiera una declaración de sus creencias filosóficas y religiosas, además de, como él siempre explicaría después, una especie de Divina Comedia que culmina con la felicidad del matrimonio de su hermana menor, Cecilia Lushington. De hecho, las grandes tachas de In Memoriam, su redundancia y el desorden de sus partes, eran en gran parte debidas al modo inconexo de su composición.​ In Memoriam no es ni un poema largo ni una colección de poesías líricas cortas, sino algo no del todo bien situado entre ambas cosas.​ El poema, escrito en estanzas de cuatro versos ―modalidad que el poeta creía haber inventado él mismo, pero que de hecho había sido utilizada mucho antes por Sir Philip Sidney, Ben Jonson y especialmente por Lord Herbert de Cherbury― había ido creciendo hasta su versión definitiva durante un período de diecisiete años tras la muerte de Arthur Hallam. Publicado sin nombre en la portada, nunca hubo lugar a dudas sobre su autoría. El público, a cuyas creencias y pesares más profundos y por tanto más comunes apelaba el poema, lo acogió de inmediato. Los críticos no fueron tan rápidos en su reconocimiento. A algunos de ellos el poema les parecía desesperadamente oscuro.​ El estamento religioso, por otra parte, se mostró perplejo e irritado por diferentes razones. Considerando que el poema era intensamente serio y espiritual en su pensamiento y propósito, y que sin embargo exhibía una antipatía por cualesquiera sentencias concretas relativas a la verdad religiosa comunes en aquella época, la facción de los teólogos lo denunció enconadamente. Para aquellos que, por otro lado, estaban familiarizados con las corrientes más profundas de la labor de investigación religiosa entre las mentes pensantes del momento, era evidente que el poema reflejaba en gran medida la influencia de Frederick Denison Maurice.​ A diferencia de los Idilios del rey, In Memoriam sí resulta representativo de la época victoriana, para el lector actual, del espíritu de su tiempo. In Memoriam está elaborado a partir de una serie de poemas elegíacos motivados por la muerte de su amigo.​ Resulta sobrecogedor por lo que tiene de dolor insoportable, de aflicción y largos meses de melancolía, de tormentos y dudas espirituales.​ Los poemas siguen el devenir de su dolor en el tiempo y la consiguiente crisis religiosa en que se ve sumido. Afronta la nueva visión del mundo natural que los descubrimientos científicos iban imponiendo sobre las personas cultas.​

    En 1851 produjo su fino soneto dedicado a Macready con motivo de la retirada del actor de los escenarios.​ Tras su regreso, en el verano de 1851, desde Italia a Twickenham, donde residían entonces (Chapel House, Montpelier Row), el poeta se mantuvo ocupado en diversos poemas de carácter nacional y patriótico ―"Britons, guard your own" y "Hands all round", publicados en The Examiner―, estimulado por la actitud ambigua de Luis Napoleón hacia Inglaterra.​ En 1852 apareció su noble Oda a la muerte del duque de Wellington.​ De inmediato se topó con una "depreciación casi unánime". El formato y la sustancia parecían poco convencionales.​ No hay duda de que este volumen fue posteriormente ampliado y ligeramente modificado a mejor, y a día de hoy sigue siendo uno de los poemas más admirados de Tennyson.​

    En 1854 publicó La carga de la Brigada Ligera,​ y estuvo ocupado componiendo Maud y los poemas líricos que lo acompañan.​ Su amigo y vecino en la isla de Wight, Sir John Simeon, le había sugerido que los versos compuestos para El tributo a Lord Northampton de 1837 resultaban, en esa forma aislada, ininteligibles, y podría convenir que fuesen precedidos y seguidos por otros versos de modo que contaran una historia en un formato de tipo dramático. La sugerencia fue tenida en cuenta, y la obra progresó a lo largo de ese año y estaría terminada a comienzos de 1855. En diciembre de 1854, leyó en The Times la noticia de la desastrosa carga de la Brigada ligera en Balaclava, y escribió de una sentada, basándose en la descripción del corresponsal del Times, sus memorables versos, en los que incluyó la expresión "alguien se había equivocado".​ El poema fue publicado en The Examiner el 9 de diciembre.​ Los numerosos planos de composición que vemos en In Memoriam se reducen a uno en Maud, donde Tennyson trata más convenientemente la tragedia en relación con un personaje imaginario.​ Maud apareció en el otoño de 1855.​ Es un poema muy extenso, absolutamente impresionante, sobre el asesinato, la obsesión, la locura, el amor desesperado, todo ello salpimentado con versos más accesibles de intensa belleza.​ Su recepción por los críticos, sin embargo, fue la peor prueba para su ecuanimidad que Tennyson había tenido que soportar.​ En Maud había sobrepasado muy por encima su habitual serenidad de estilo, alcanzando un éxtasis de pasión y unas audacias expresivas que resultaron apenas inteligibles a sus lectores, y que ciertamente no fueron bienvenidos.​ En consecuencia, la publicación de Maud supuso un retroceso perceptible en su creciente popularidad.​ El poema, un monólogo dramático en sucesivas canciones, fue recibido por la mayoría de los críticos y por el público en general, incluso entre sus hasta entonces fervientes admiradores, con una violenta oposición y hasta con escarnio. Había muchas razones para ello. Era la primera vez que Tennyson había contado una historia dramáticamente; y al ser narrado el asunto en primera persona, un gran número de lectores atribuyó al propio poeta los sentimientos del narrador ―una persona fuera de sus cabales (como Hamlet) por sus propios errores y por un amargo sentimiento causado por las encarnizadas maldades de la sociedad, en este caso (siendo la época de la guerra de Crimea) "las heridas de un mundo en calma y una paz duradera"―. La repulsa de este modo experimentada por el poeta se deja sentir de modo penetrante.​ El pequeño volumen contenía, además de la Oda a la muerte del duque de Wellington, "La margarita", las estanzas dirigidas al reverendo F. D. Maurice, "The Brook: An Idyll" y La carga de la Brigada Ligera. Este último poema estaba en una segunda edición remozada con arreglo a su formato original y muy superior, incluyendo el verso "alguien se había equivocado", que había sido imprudentemente omitido a petición de amigos timoratos o fastidiosos.​

    El genio de Tennyson se adaptaba perfectamente al poema narrativo breve de carácter lírico, como "The Lady of Shalott", sobre el amor fatal de Elaine por Lanzarote (1832, 1842); "Enone", que trata de la ninfa del monte Ida enamorada de Paris (1832); o "The Lotos-Eaters", en el que se evoca el paradisíaco país de los lotófagos de la Odisea, donde se perdía la memoria y la conciencia del deber. Pero su ambición le indujo a dedicarse al poema épico, línea en la que trabajó, a intervalos, durante toda su vida.​ Sin desanimarse por las críticas adversas, Tennyson continuó trabajando en aquellos poemas artúricos, cuya idea no le había dejado conciliar el sueño durante el proceso de otras obras. "Enid" estaba listo en el otoño de 1856, y "Ginebra" quedaría completado a principios de 1858.20​ En 1857 dos poemas artúricos habían sido impresos a título privado y a modo de tentativa, bajo el título Enid y Nimue, o lo verdadero y lo falso, para tantear cómo sería apreciado el formato idílico por el círculo íntimo de amigos de Tennyson.​ También en 1858 escribió el primero de esos poemas lírico-dramáticos individuales monologados por los cuales su popularidad se iba a incrementar enormemente. "The Grandmother (La abuela)" aparecería en Once A Week, con una hermosa ilustración de Millais, en julio de 1859.​ El fiasco de Maud sería compensado con creces gracias al entusiasmo con que habría de ser recibida su siguiente obra en el momento de su publicación:​ el público estaba totalmente preparado y lleno de curiosidad por conocer el nuevo tratamiento por parte de Tennyson de las leyendas artúricas​ y, en el verano de 1859, la primera serie de Idilios del rey vio al fin la luz, y alcanzó un éxito popular superior al experimentado antes por cualquiera de los poetas ingleses, salvo quizás Byron y Scott.​ A veces estas obras carecen de unidad y más bien parecen agrupaciones líricas que poemas orgánicamente concebidos.​ Poemas líricos tales como "Sir Galahad" y "La dama de Shalott" habían mostrado hasta qué punto el poeta había leído y reflexionado sobre el tema.​ Al mismo tiempo, poemas como "Elaine" y "Ginebra" hicieron en seguida las delicias de los más exquisitos, y de los que no lo eran tanto. Hombres tan diferentes como Jowett, Macaulay, Dickens, Ruskin y Walter (de The Times) nutrieron el coro de elogios entusiastas.​ El duque de Argyll había predicho que los Idilios serían "comprendidos y admirados por muchos de los que eran incapaces de comprender y apreciar muchas de sus restantes obras", y la predicción se cumplió.​ Un mes después de su publicación, habían sido vendidos 10 000 ejemplares.​ Sin embargo, Idilios del rey no logra convertirse en la épica nacional que Tennyson habría deseado hacer, a pesar de que tiene pasajes maravillosos.​ Los Idilios eran cuatro: "Enid", "Vivien" (antes "Nimue"), "Elaine" y "Ginebra".​ Consistían en episodios de la epopeya de la caída del rey Arturo y la Mesa Redonda que Tennyson tanto tiempo estuvo preparando, y de los que apenas podía decir que llegara a concluir, aunque casi treinta años más tarde los daría por terminados.​ Los cuatro Idilios eran parte de un gran poema histórico o místico, y fueron bienvenidos como cuatro esmerados estudios de mujeres prototípicas.​ El público y los críticos por igual se sintieron extasiados con la "dulzura" y la "pureza" de tratamiento. Unos pocos, como Ruskin, dudaron acerca de "esa mayor tranquilidad del estilo"; uno o dos llegaron a sospechar que la "dulzura" fue obtenida con un cierto sacrificio de la fuerza, y que la "pureza" implicaba una concesión a los convencionalismos victorianos.​ El hispanista y catedrático de la Universidad de Oxford William James Entwistle (1896-1952) opina que el verso suelto tennysoniano se reveló como medio inadecuado para la arturíada de los Idilios del rey. "Lo que pudo haber sido una crítica moral de la época se fragmentó" ―según Entwistle― "en episodios sueltos; el verso es también excesivamente limado para ser perdurable. Es esencialmente lírico o episódico, y cuando se le toma así, como en la magnífica "Muerte de Arturo", está lleno de noble sonoridad."​ Desde la publicación de los primeros Idilios hasta el final de la vida del poeta su fama y su popularidad siguieron imparables.​

    Entretanto, el corazón y los pensamientos de Tennyson estaban, como siempre, con los intereses y el honor de su país, y los versos de "Fusileros, ¡formación!", publicados en The Times (mayo de 1859), tuvieron su origen en la última acción de Luis Napoleón, y en los nuevos peligros y complicaciones para Europa que surgieron de aquella. Una canción para la Marina ("Jack Tar"), impresa por vez primera en las Memorias del poeta escritas por su hijo, fue compuesta bajo las mismas influencias.​ Instado por el duque de Argyll, Tennyson volvió su atención sobre el tema del Santo Grial, aunque avanzaba en ello de manera irregular y lentamente.​ La historia de "Sea Dreams", mezcla narrativa-dramática, cuyo villano refleja ciertas experiencias desastrosas del propio poeta, fue publicada en el Macmillan's Magazine en 1860.​ Con motivo de su segundo viaje a los Pirineos (1861), escribió el poema lírico "A lo largo del valle", en recuerdo de su visita a aquel lugar treinta años antes con Arthur Hallam.​ Posteriormente compuso "La torre de Helen" y la "Dedicatoria" de los Idilios al príncipe consorte ("This to his Memory").​ Había dejado de lado temporalmente las leyendas artúricas, y se entregó a la composición, en 1862, de Enoch Arden,​ (o El pescador, como lo tituló en un principio).​ que, sin embargo, no aparecería hasta 1864 en un volumen que también contenía "Sea Dreams", "Aylmer's Field" y, sobre todo, "El granjero del norte".​ Este iba a ser el primero de una serie de poemas en el dialecto de North Lincolnshire.​ En 1863 "Aylmer's Field" estaba terminado, y el laureado escribió su "Bienvenida a Alejandra" con ocasión del matrimonio del príncipe de Gales.​ Idilios del hogar (Londres, 1864), el volumen de Enoch Arden, fue un éxito inmediato, con 60.000 copias vendidas rápidamente.​ Contenía, además de los títulos anteriormente mencionados, "Titono" (ya impreso en el Cornhill Magazine) y "La abuela".​ El volumen (principalmente quizás gracias a "Enoch Arden", una leyenda ya común en diversas formas para la mayoría de los países europeos) se convirtió, a juicio de su hijo, en la más popular de todas las obras de Tennyson, con la única excepción de In Memoriam. Traducciones al danés, alemán, latín, neerlandés, italiano, francés, húngaro y checo atestiguan su amplia reputación.​ En 1865 se publicó en Londres una Selección de las obras de Alfred Tennyson, Doctor en Derecho Civil, poeta laureado, con seis poemas nuevos.​ Es esta la época de dos de sus raros panfletos impresos a título privado: La ventana (1867)​ y La víctima (1868).​ El noble poema Lucrecio, una de las más grandes monografías en verso de Tennyson, apareció en mayo de 1868, y en este año quedó por fin terminado El Santo Grial; fue publicado en 1869, junto con otros tres Idilios pertenecientes a la épica artúrica y varios poemas líricos misceláneos, además de Lucrecio.​ La recepción de este volumen fue cordial, pero no tan universalmente respetuosa como Tennyson había llegado a esperar de su adorado público.​ Continuó con absoluta calma, sin embargo, seguro de su misión y de su música.3​ El último torneo fue publicado en la Contemporary Review en 1871. Su siguiente volumen, Gareth y Lynette (1872), dio continuidad y, como él mismo supuso entonces, culminó los Idilios del rey, para gran satisfacción del poeta, que había encontrado muchas dificultades en el acabado de las últimas secciones del poema.​ No estaba el ciclo poético aún terminado, tal como él consideraba, pero por el momento lo desterró de su mente.​

    Considerando que su trabajo con las epopeyas románticas artúricas estaba concluido, Tennyson centró su atención en una rama poética que le había atraído desde siempre, pero que nunca había intentado en serio: el drama. Se propuso un esquema ―del que no se puede decir que llevara muy lejos―, el de ilustrar "la formación de Inglaterra" a través de una serie de grandes tragedias históricas. Su Queen Mary, la primera de estas obras-crónicas, fue publicada en 1875 y llevada a escena por Sir Henry Irving en el Lyceum en 1876. A pesar de que estaba plena de admirable escritura dramática, teatralmente no fue bien compuesta, y fracasó en el escenario.​ Queen Mary era un drama en verso blanco cuidadosamente construido sobre el modelo de Shakespeare. Este nuevo punto de partida no fue en general bien recibido por el público, pues es bien cierto que cualquier imitación de los dramas poéticos isabelinos resulta necesariamente algo exótico. Por otra parte, Tennyson nunca había estado en estrecho contacto con el teatro. Solía bromear observando que "los críticos hoy en día son tan exigentes que no esperan solamente de un poeta-dramaturgo que sea un autor de primer nivel, sino un director, un actor y un espectador de primer nivel, todo en uno". Hay un elemento de verdad en esta broma. Fue justamente debido a que Shakespeare había abarcado todas las facetas antes mencionadas que sus obras poseen la cualidad especial de la que adolece el drama puramente literario.​ Extremadamente pertinaz en este sentido, el poeta siguió intentando su asalto al teatro, intento sobre intento, prácticamente todos fallidos hasta el séptimo y último, que por desgracia fue póstumo. Obtener realmente éxito en los escenarios habría dado a Tennyson más satisfacción que cualquier otra cosa, pero no le fue dado vivir lo suficiente para ver esta flor agregada también a la gruesa corona de su gloria. Entretanto Harold, una tragedia de fatalidad, se publicó en 1876; pero, pese a ser tal vez el mejor de los dramas de su autor, nunca se representó.​

    Durante estos años, sus escasos poemas líricos fueron enérgicas baladas de aventuras, inspiradas por un patriotismo exaltado ―La venganza (1878), La defensa de Lucknow (1879)―, pero reimprimió y finalmente publicó su viejo poema inédito El cuento del amante,​ y una pequeña obra suya, El halcón, adaptación en verso de Boccaccio, fue producida por los Kendal​ en su teatro a finales de 1879​ Fanny Kemble​ la definió acertadamente como "un pequeño poema exquisito en la acción"; y , a pesar de que su trama es peligrosamente grotesca como objeto de tratamiento dramático, producida e interpretada por los Kendal resultaba indudablemente encantadora. La obra sería publicada por vez primera (en el mismo volumen junto con The Cup) en 1884.​ Tennyson había alcanzado la barrera de los setenta años, y tácitamente se dio por sentado que se retiraría a un reposo digno. A decir verdad, inicia entonces un nuevo período de actividad poética. En 1880 publicó la primera de seis importantes colecciones de poemas líricos, titulada Baladas y otros poemas, y que contiene el sombrío y magnífico "Rizpah". Tennyson contaba entonces setenta y un años de edad, pero estos poemas incrementaron significativamente su reputación, por la amplitud y variedad de los temas y su extraordinario tratamiento.​ Muchos de ellos estaban basados en anécdotas escuchadas en la juventud del poeta, o leídas en periódicos y revistas, y referidas a él por amigos.​ The Cup (1881) y The Promise of May (1882), dos pequeñas obras de teatro, fueron producidas sin sustancial éxito en teatros de Londres:​ la segunda de ellas es tal vez la menos exitosa de todos los escritos más extensos del poeta, pero su fracaso le irritó en exceso.​

    En el otoño de 1884 se publicó su tragedia Becket, pero finalmente el poeta se desengañaría del teatro y renunciaría a toda esperanza de "satisfacer las exigencias de nuestro teatro moderno". Curiosamente, tras su muerte, Becket sería una de sus obras de mayor éxito sobre los escenarios.​ En 1885 se publicó otra interesante miscelánea, Tiresias y otros poemas, con una dedicatoria póstuma a Edward FitzGerald. Cabe destacar que en este volumen los Idilios del rey quedaban completados por fin con la publicación de Balin y Balan; contenía además el espléndido discurso A Virgilio,​ el noble poema "The Ancient Sage", y el poema en dialecto irlandés "To-morrow".​ El viejo poeta incansable seguía escribiendo con tesón, y para 1886 tenía lista otra colección de poemas líricos, Locksley Hall Sixty Years After (Locksley Hall, sesenta años después);​ tenía problemas de visión, pero su memoria y su curiosidad intelectual eran tan vivaces como siempre.​ En el transcurso de 1887 preparaba otro libro de poemas, escribía "Vastness (Inmensidad)" (publicado en marzo en el Macmillan's Magazine) y "Old Roä", otro poema de Lincolnshire, basado en una historia que había leído en un periódico.​ Tenía más de ochenta años cuando publicó la colección de nuevas poesías titulada Deméter y otros poemas (1889), que apareció casi simultáneamente a la muerte de Browning, hecho que dejó de facto a Tennyson como figura única en la literatura poética.​ El citado volumen contenía, entre otros breves poemas, "Merlín y el rayo", una alegoría que ensombrece el rumbo de su carrera poética, y el memorable "Crossing the Bar", escrito un día mientras cruzaba el Solent en su viaje anual de Aldworth a Farringford.​ En 1891 completó para el productor estadounidense Daly un viejo e inédito drama sobre el tema de Robin Hood:​ The Foresters: Robin Hood y la doncella Marian,​ fue estrenado en Nueva York en marzo de 1892, con Miss Ada Rehan​ como Lady Marian,​ y reestrenado en el Daly's Theatre de Londres en octubre de 1893.​ Durante ese año (1891), Tennyson se dedicó sin descanso a la composición poética, terminando "El sueño de Akbar", "Kapiolani" y otros contenidos del volumen póstumo titulado La muerte de Enone (1892).​ En 1892, el último año de su vida, escribió sus Versos en la muerte del duque de Clarence.​ Tras su muerte, en 1894 se publicó en Londres una edición de sus Obras completas en un solo volumen, con las últimas modificaciones.​

    Como poeta, Tennyson es mucho más complejo de lo que parece; tenemos que estar muy despiertos a las connotaciones de las palabras, a los efectos métricos.​

    Tennyson es un poeta de musicalidad excepcional que refinó sus dotes naturales a base de trabajo y de la constante revisión de sus obras.​ La poesía de Tennyson se caracteriza por una amplia perspectiva; por su intensa simpatía con los sentimientos y las aspiraciones de la humanidad; por su profunda comprensión de los problemas de la vida y el pensamiento; por un noble patriotismo que encuentra su expresión en poemas tales como La venganza, La carga de la Brigada Ligera o la Oda a la muerte del duque de Wellington; por su exquisito sentido de la belleza; por su maravilloso poder de descripción vívida y minuciosa, logrado en ocasiones por medio de una sola y afortunada frase y a menudo reforzado por la perfecta correspondencia entre sentido y sonido; y por una grandiosidad y una pureza de tono generales. Ningún poeta lo ha superado en precisión y delicadeza del lenguaje y en integridad de la expresión. Como poeta lírico no tiene, tal vez, quien le aventaje, y únicamente dos o tres le igualan en la poesía inglesa, e incluso poseía una cuota no menor de humor, como demuestra en "El granjero del norte" y otras composiciones. Cuando se tienen en consideración el volumen, la variedad, el acabado y la duración de su obra, así como la influencia que ejerció en su época, se le debe asignar un lugar único entre los poetas de su país.​

    En nuestros días hay críticos que restan mérito a la obra de Tennyson por mostrarse tan próximo a su público (gente probablemente poco refinada) y consideran ridículo el hecho de que manifestara su simpatía por la propia reina.​

    Edward FitzGerald, ese genio brillante aunque veleidoso, persistió en sostener que Tennyson nunca llegó a aportar nada más a la reputación obtenida por los dos volúmenes de 1842; y esto podría ser cierto hasta cierto punto, pues si hubiera muerto o dejado de escribir en aquella fecha aún sería calificado, entre todos los buenos críticos, como un poeta de una singularidad absoluta, el de más raro encanto y más amplio rango intelectual e imaginativo, y de una felicidad y melodía en el lenguaje inigualadas. En todo aquello que constituye a un artista lírico consumado, Tennyson difícilmente pudo dar más pruebas de su calidad. Pero nunca habría llegado a la enorme audiencia que reunió a su alrededor de no haber sido por In Memoriam, los Idilios artúricos (sobre todo la primera entrega) y las numerosas y conmovedoras odas y baladas que conmemoran la grandeza de Inglaterra y las proezas y lealtades de sus vástagos. Son esa cualidad polifacética y esa magnanimidad, la intensidad con que Tennyson se identificó con las necesidades y los intereses de su país, con sus alegrías y sus penas, lo que, tanto como su genio puramente poético, hizo que fuera querido y popular para un público más amplio del que quizás haya gozado cualquier poeta de su siglo.

    (Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )


    *


    Algunos poemas de Alfred Tennyson:


    BIEN ESTÁ Y ALGO ES: PODEMOS DETENERNOS...

    Bien está y algo es: podemos detenernos
    aquí, donde en la tierra inglesa lo sepultan,
    y tal vez de su polvo se labre la violeta
    de su tierra nativa.

    Poco es, mas parece, en verdad, que benditos
    son sus tranquilos huesos,
    al descansar, en medio de nombres familiares,
    y en el mismo lugar que habitó siendo joven.

    Venid, pues, manos puras : sostened la cabeza
    que duerme o que se puso la máscara del sueño:
    y vengan cuantos gusten de llorar, y aquí el rito
    de los muertos escuchen.

    ¡Ah! Pero, si pudiera,
    sobre el fiel corazón me arrojaría, y junto
    a sus labios, le diera, con mi aliento, la vida
    que en mí casi se apaga;

    mas no muere del todo y, sufriendo, persiste
    y lentamente forma ese temple más duro,
    y guarda la mirada que ya no encontraría,
    las palabras que nunca ha de escuchar de nuevo.

    Versión de Màrie Manent



    CIRCUNSTANCIAS

    En vecinas aldeas, dos chiquillos, jugando
    como locos, en medio de los brezos; en una
    fiesta dos forasteros que se encuentran; bajito,
    junto al muro de un huerto, dos amantes hablando;
    dos vidas enlazadas con dorada ventura;
    junto a la torre gris, dos tumbas, con el césped
    que limpian mansas lluvias y donde margaritas
    florecen; dos chiquillos en una misma aldea.
    Así va, de hora en hora, la ronda de la vida.

    Versión de Màrie Manent



    CUANDO BAÑA MI LECHO LUZ DE LUNA...

    Cuando baña mi lecho luz de luna,
    bien sé que en el lugar de tu reposo,
    junto al agua anchurosa de poniente,
    derrámase una gloria en las murallas:

    entre las sombras surge tu mármol reluciente,
    al deslizarse, lenta, una llama de plata,
    aclarando las letras de tu nombre,
    la cifra de tus años.

    El místico esplendor flota y se aleja:
    en mi lecho se apagan las luces de la luna
    y, cerrando los ojos fatigados,
    duermo hasta que el crepúsculo se sumerge en sus grises;

    y entonces sé que ya la bruma flota,
    como velo traslúcido, de ribera a ribera,
    y en el oscuro templo, al modo de un espíritu,
    centellea tu lápida a la aurora.

    Versión de Màrie Manent


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    Alfred Tennyson (1809-1892) Empty Re: Alfred Tennyson (1809-1892)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 07 Sep 2022, 13:40

    .


    DOBLANDO LA ESCOLLERA

    El poniente, el lucero de la tarde
    y para mí una clara llamada. Acaso la escollera
    no haga gemir al agua, cuando emprenda
    mar adentro mi ruta,

    y haya sólo el reflujo que parece dormido,
    demasiado turgente para rumor o espuma,
    cuando lo que sorbía del fondo ilimitado
    regresa ya a su centro.

    Crepúsculo y campana vespertina
    y luego, ya la noche.
    y acaso no haya adioses doloridos
    el día en que me embarque,

    pues, si de nuestros hitos del Lugar y del Tiempo
    la marea me aparta,
    confío, cara a cara, mirar a mi Piloto,
    doblada la escollera.

    Versión de Màrie Manent



    IN MEMORIAM

    Cuando rosadas plumas al alerce coronan,
    y gorjea primores el tordo en una cima,
    o bajo el matorral estéril se desliza
    y vuela, azul marino, el pájaro de marzo,

    ven, toma aquella forma por la cual reconozco
    a tu espíritu a tiempo, entre tus pares:
    y brille la esperanza de los años futuros,
    anchurosos en tu frente.

    Cuando va madurando, de hora en hora, el verano
    y en muchas rosas de dulzura alienta,
    y sobre las mil ondas de los trigos
    que en torno a la alquería solitaria murmuran:

    ven entonces, no cuando velamos en la noche,
    sino con luz de sol, que cálida se tiende :
    vente con la hermosura de esa tu nueva forma,
    y dentro de la luz, como una luz más clara.

    Versión de Màrie Manent



    LA HIJA DEL MOLINERO

    Esa es la chica del molino
    y tan linda, tan linda se hizo,
    que quisiera yo ser el pendiente
    que en la oreja le tiembla:
    pues, oculto en sus bucles noche y día,
    rozaría su cuello tibio y blanco.

    Ser el cinto quisiera
    de su talle tan fino, tan fino:
    su corazón daría contra mí sus latidos,
    dolorido o alegre;
    si late como debe yo sabría,
    abrazando su talle, muy apretado siempre.
    Ser un collar quisiera
    y así mecerme todo el día
    en su seno aromado,
    a una con su risa y sus suspiros :
    y tan leve, tan leve allí estuviera,
    que por la noche apenas me desabrocharía.

    Versión de Màrie Manent



    LA DAMA DE SHALOT

    I

    En las orillas del río, durmiendo,
    grandes campos de cebada y centeno
    visten colinas y encuentran al cielo;
    a través del campo, marcha el sendero
    hacia las mil torres de Camelot;
    y arriba, y abajo, la gente viene,
    mirando a donde los lirios florecen,
    en la isla que río abajo aparece:
    es la isla de Shalott.

    Tiembla el álamo, palidece el sauce,
    grises brisas estremecen los aires
    y la ola, que por siempre llena el cauce,
    por el río y desde la isla distante
    fluye que fluye, hasta Camelot.
    Cuatro muros grises: sus grises torres
    dominan un espacio entre las flores,
    y en el silencio de la isla se esconde
    la dama de Shalott.

    Tras un velo de sauces, por la orilla,
    a las pesadas barcas las deslizan
    unos lentos caballos; y furtiva,
    una vela de seda traza huidiza,
    surcos de espuma, hacia Camelot.
    Pero ¿ quien la vio nunca saludando?
    ¿o en la ventana de su estudio estando?
    ¿o acaso es conocida en el condado
    la dama de Shalott?

    Sólo los segadores muy temprano,
    cuando siegan ya maduros los granos,
    escuchan ecos de un alegre canto
    que desde el río llega, alto y claro
    hasta las mil torres de Camelot:
    Bajo la luna el segador trabaja,
    apilando haces en las eras altas.
    Escucha y murmura: “es ella, el hada,
    la dama de Shalott”.

    II

    Ella teje una tela día y noche,
    tela mágica de hermosos colores.
    Ha oído murmurar un rumor, sobre
    una maldición: ay como se asome
    y mire lejos, hacia Camelot.
    No sabe que maldición pueda ser,
    ella teje y no deja de tejer,
    y otra cosa no hay que pueda temer,
    la dama de Shalott.

    Moviéndose sobre un espejo claro
    que cuelga frente a ella todo el año,
    sombras del mundo aparecen. Cercano
    ve ella el camino que serpenteando
    conduce a las torres de Camelot;
    Allí el remolino del río gira,
    y descortés el aldeano grita,
    y de las mozas las capas rojizas
    se alejan de Shalott.

    A veces un tropel de alegres damas,
    un abate, al que portan con calma,
    o es un pastor de cabeza rizada,
    o de largo pelo y carmesí capa,
    un paje se dirige a Camelot;
    y a veces cruzan el azul espejo
    caballeros de dos en dos viniendo:
    no tiene un buen y leal caballero
    la dama de Shalott.

    Pero en su tela disfruta y recoge
    del espejo las mágicas visiones,
    y a menudo en las silenciosas noches
    un funeral con plumas y  faroles
    y música, iba hacia Camelot:
    O venían, la luna en su camino,
    amantes casados de ahora mismo;
    “Estoy enferma de tanta sombra”, dijo
    la dama de Shalott.

    III

    A tiro de arco del alero de ella,
    él cabalgaba entre la mies de la era;
    deslumbraba el sol entre hojas nuevas,
    y ardía sobre las broncíneas grebas
    del valiente y audaz Sir Lancelot.
    Un cruzado al que arrodillado puso
    con la dama por siempre en el escudo,
    brillaba en el campo amarillo, junto
    la lejana Shalott.

    Brillaba libre enjoyada la brida:
    una rama de estrellas imprevistas
    colgadas de una Galaxia amarilla.
    Sonaban alegres las campanillas
    mientras cabalgaba hacia Camelot:
    y en bandolera, plata entre blasones,
    colgaba un potente clarín. Al trote,
    su armadura tintineaba, sobre
    la lejana Shalott.

    Bajo el azul despejado del cielo
    refulgía la silla de oro y cuero,
    ardía el yelmo y la pluma del yelmo,
    juntas como una sola llama al viento,
    mientras cabalgaba hacia Camelot:
    Así en la noche púrpura se viera,
    bajo cúmulos sembrados de estrellas,
    un cometa, cola de luz, que llega,
    a la quieta Shalott.

    Su frente alta y clara, al sol brillaba;
    sobre los pulidos cascos trotaba;
    por debajo de su yelmo flotaban
    los bucles negros, mientras cabalgaba,
    cabalgaba directo a Camelot.
    Desde la orilla, y desde el río,
    brilló en el espejo de cristal,
    “tralarí lará” cantando en el río
    iba Sir Lancelot.

    Dejó la tela, y dejó el telar,
    tres pasos en su cuarto ella fue a dar,
    ella vio el lirio de agua reventar,
    el yelmo y la pluma ella fue a mirar,
    y posó su mirada en Camelot.
    Voló la tela, y se quedó aparte;
    se rompió el espejo de parte a parte;
    “la maldición vino a mi”, gritó suave
    la dama de Shalott.

    IV

    En la tormenta que de este soplaba,
    los bosques de oro pálido menguaban,
    y el río ancho en su orilla los lloraba.
    Un cielo negro y bajo diluviaba
    encima las torres de Camelot.
    Ella bajó hasta el río, y encontróse
    bajo un sauce, una barca aún a flote,
    y escribió, justo en la proa del bote,
    “La Dama de Shalott”.

    Del río a través del pequeño espacio
    como un audaz adivino extasiado
    y en trance, viendo ante sí su trágico
    destino, y con el semblante impávido,
    ella miró lejos, a Camelot.
    Y cuando el día por fin se acababa,
    ella se tendió, y soltando amarras,
    dejó que la corriente la arrastrara,
    la dama de Shalott.

    Tendida, vestida de un blanco nieve
    desbordando por los lados del bote
    las hojas cayendo sobre ella, leves,
    a través del sonido de la noche,
    ella flotaba hacia Camelot.
    Y mientras la afilada proa hería
    los campos y las esbeltas colinas,
    se oyó un cantar, su última melodía,
    la dama de Shalott.

    Se oyó un cantar, un cantar triste y santo
    cantado con fuerza y luego muy bajo,
    hasta helarse su sangre muy despacio,
    por completo sus ojos se cerraron
    fijos en las torres de Camelot.
    Porque hasta allí llegó con la marea,
    de las primeras casas a la puerta,
    y cantando su canción quedó muerta,
    la dama de Shalott.

    Debajo la torre y la balconada
    entre las galerías y las tapias
    hermosa y resplandeciente flotaba,
    pálida de muerte, entre las casas,
    entrando silenciosa en Camelot.
    Al embarcadero juntos salieron:
    dama y señor, burgués y caballero,
    su nombre junto a la proa leyeron,
    la dama de Shalott.

    ¿Qué tenemos aquí ? ¿ Y qué es todo esto ?
    Y en el palacio de luces y juegos
    el jolgorio real tornó silencio;
    Se santiguaron todos con miedo,
    los caballeros, allí en Camelot:
    Pero Lancelot, meditando un poco,
    fue y dijo, “Ella tiene el rostro hermoso,
    por gracia de Dios misericordioso,
    la dama de Shalott.”

    Versión de Pedro Calafat



    LA MAÑANA ESTÁ EN CALMA, SIN RUMORES; EN CALMA...

    La mañana está en calma, sin rumores; en calma,
    como para ofrecerse a un dolor más tranquilo;
    y tan sólo, chocando con las hojas marchitas,
    el fruto del castaño se desliza hasta el suelo.

    Calma y profunda paz en estas altas lomas
    y en gotas de rocío que inundan las aliagas,
    y en esas telarañas de plata, que entre el oro
    y el verde centellean.

    Calma y tranquila paz en la llanura vasta
    que a lo lejos se tiende, con boscajes de otoño,
    y en las granjas pobladas y en torres que se tornan
    menudas y se mezclan con el mar murmurante.

    Calma y profunda paz en el aire anchuroso,
    en las hojas que torna rojizas la otoñada,
    y si en mi corazón hubiere alguna calma,
    será desesperanza tranquila, solamente.

    Calma sobre los mares y plateado sueño
    y correr de las ondas, que van a su reposo;
    y calma de la muerte en aquel noble pecho,
    que alienta, pero sólo con las aguas profundas.

    Versión de Màrie Manent




    LA PRINCESA (fragmento)

    Ven al valle, ¡oh doncella! , desde lejanas cumbres:
    ¿qué gozo hay en la altura -el pastor le cantaba-,
    en la altura y el frío, esplendor de los montes?
    Deja ya de moverte tan cerca de los cielos
    y no resbale el sol en castigado pino,
    ni se pose una estrella en la torre brillante;
    y ven, pues el Amor es del valle, es del valle
    el Amor: ya tus cumbres abandona y, llegándote,
    lo hallarás junto a umbrales venturosos, él mismo,
    o bien con la Abundancia, de la mano, en maizales,
    o rojo de la púrpura que en los lagares surte,
    o como una raposa en las viñas; no gusta
    de andar sobre los cuernos de plata con la Muerte
    y el Día, ni podrías apresarlo en el blanco
    barranco, ni encontrarlo en bahías de hielo,
    que, apretadas, se inclinan en surcados declives,
    desviando al torrente de las puertas oscuras.
    Ven conmigo. El torrente te deslice, bailando,
    para hallarlo en el valle; deja que las salvajes
    águilas, de delgada cabeza, chillen solas,
    y deja que se inclinen los monstruosos riscos,
    esparciendo mil trémulas guirnaldas de agua y humo,
    que, cual roto designio, por el aire se pierden.
    No quieras tú perderte. Ven conmigo. Los valles
    te esperan. Los azules pilares de la lumbre
    para ti se levantan; gritan niños y tañe
    tu pastor la zampoña y todo son es dulce
    y más dulce tu voz y dulces los rumores:
    mil arroyos, corriendo hacia los verdes prados,
    el gemir de palomas en los olmos añosos
    y aquel leve murmullo de innúmeras abejas.

    Versión de Màrie Manent



    LA PRINCESA(fragmento)

    Lágrimas, vanas lágrimas, no sé qué significan,
    lágrimas profundas de una desolación divina
    suben desde el corazon y en los ojos se agolpan
    al contemplar los felices campos de otoño
    y pensar en los días que ya no volverán.

    Frescos como el rayo que brilla en la vela,
    que trae desde el averno a los amigos nuestros,
    triste como el último rayo que colorea la nave
    y se hunde junto a todo lo que amamos;
    tan tristes, tan frescos, los días que no volverán.

    Ah, tristes y extraños como el alba, en verano,
    el temprano canto de los pájaros que despiertan
    para el oído del agonizante, cuando los ojos que agonizan
    ven como la plaza brilla tras la ventana;
    tan tristes, tan raros los días que no volverán.

    Caros como los besos recordados tras la muerte
    y dulces como aquellos que la fantasía inventa
    en labios de otros; profundo como el amor,
    profundo como el primer amor, por la nostalgia excitados;
    ¡Oh Muerte en Vida, los días que no volverán!

    Versión de Edgardo Dobry y Andrés Ehrenhaus




    NOS DEJAS. TENDERÁS POR EL RHIN LA MIRADA...

    Nos dejas. Tenderás por el Rin la mirada
    y por las bellas lomas a cuya sombra un día
    yo con él navegué; y pasarás, rozando
    las tierras estivales, de trigos y viñedos,

    hacia aquella ciudad donde exhalara el último
    suspiro. No parece en su esplendor más viva
    que la ligera llama
    cuyo brillo contempla la Muerte en el Leteo.

    Que su amplio Danubio discurra en su hermosura
    y ciña aquellas islas, remoto a mis miradas:
    no he visto a Viena y nunca la veré; pues prefiero
    soñar que allí se oculta

    una oscuridad triple, y que allí el Mal acecha
    la boda, el nacimiento; que, a menudo, el amigo
    del amigo se aparta y los padres se inclinan
    allí sobre más tumbas, y aúllan mil angustias,

    persiguiendo a los hombres, y hacen presa
    en los fríos hogares, y la tristeza erige
    su sombra contra el vivo esplendor de los reyes.
    Y, empero, de sus labios
    oí que no hay ciudad materna donde avance,
    aquí y allá, con fasto
    mayor, el doble curso de los carruajes, yendo
    por parques y suburbios, bajo el color castaño

    de follajes más vivos; ni habrá mayor contento,
    me decía, en ninguna muchedumbre,
    cuando todo lo alegran los faroles y suenan
    regocijos y cantos en la tienda y la choza,

    en estancia imperial o en la abierta llanura;
    y va rodando en círculos la danza, y el cohete
    estalla, hecho mil copos
    de color carmesí o lluvia de esmeralda.

    Versión de Màrie Manent


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    Alfred Tennyson (1809-1892) Empty Re: Alfred Tennyson (1809-1892)

    Mensaje por Pascual Lopez Sanchez Jue 08 Sep 2022, 00:30

    Exposición biográfica detallada y excelente.

    Cuando baña mi lecho luz de luna,
    bien sé que en el lugar de tu reposo,
    junto al agua anchurosa de poniente,
    derrámase una gloria en las murallas:

    entre las sombras surge tu mármol reluciente,
    al deslizarse, lenta, una llama de plata,
    aclarando las letras de tu nombre,
    la cifra de tus años.

    El místico esplendor flota y se aleja:
    en mi lecho se apagan las luces de la luna
    y, cerrando los ojos fatigados,
    duermo hasta que el crepúsculo se sumerge en sus grises;

    y entonces sé que ya la bruma flota,
    como velo traslúcido, de ribera a ribera,
    y en el oscuro templo, al modo de un espíritu,
    centellea tu lápida a la aurora.

    Un bello poema.

    Gracias, Pedro.


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 08 Sep 2022, 03:21

    Gracias a ti por tu interés, Pascual. Roánticos y postrománticos ingleses y americanos tienen versos de una gran belleza e inspiración.

    Un abrazo.
    Pedro


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