Giovanni Quessep (San Onofre, 6 de enero de 1939) es un poeta colombiano. Quessep es descendiente de abuelos libaneses que emigraron al país a finales del siglo XIX, huyendo de la persecución del imperio otomano.
Biografía
El apellido original era Quessed, pero durante los trámites burocráticos terminó por escribirse con P final. Aunque regresaron al Líbano, veinticinco años después volvieron definitivamente a Colombia.
En 1949, su familia tiene que abandonar San Onofre durante el periodo de Violencia bipartidista en Colombia. Culmina sus estudios de bachillerato en Cartagena y Sincelejo, lugar en donde conocerá una de las obras que dará inicio a su obra poética y por la cual iniciara su formación literaria: La Divina Comedia. Aborda, además, la lectura de los cuentos clásicos (hermanos Grimm, Perrault, Andersen), Las mil y una noches y la poesía española de los Siglos de Oro y la poesía de Rubén Darío. Estas lecturas le incitan a escribir y así publica sus primeros poemas en la revista de su colegio.
Después de sus estudios secundarios, viaja a Bogotá y estudia Filosofía y Letras en la Universidad Javeriana y más tarde realiza un postgrado de Literatura Hispanoamericana en el Instituto Caro y Cuervo. Siguiendo las huellas de su maestro Dante, viaja a Italia en donde estudia la poesía del renacimiento y asiste a un curso conocido como Lectura Dantis.
En 1961 publica su primer libro, Después del paraíso, libro convencional, ceñido a la métrica y a la rima del soneto, que lo distanció de sus contemporáneos nadaístas. Años después apareció su poemario El Ser no es una fábula (1968), a partir del cual consolida un universo poético propio, un intento por recordar de que palabra fuimos inventados, y que nos sumerge en un imaginario simbolista donde se mezclan la exterioridad de las cosas, el lenguaje práctico, y las realidades oníricas y subjetivas de los cuentos de hadas y las leyendas, lugares recurrentes en sus poemas.
Fue cofundador de la revista Golpe de dados y ha colaborado para otras tantas como Pluma, Eco, Plural, Aquarimántima, Mundo Nuevo, Revista Casa Silva, Gradiva, Gaceta de Colcultura, y El Urogallo.
Instalado de nuevo en Colombia, es profesor de Literatura en la Universidad del Cauca a la que perteneció hasta hace poco y donde le es otorgado el título Honoris Causa en Filosofía y Letras en 1992.
Acerca del Autor
Acerca de él encontramos numerosas críticas literarias, que nos hablan acerca de su carácter simbolista y la creación de diferentes mundos poéticos, oníricos algunas veces, a partir de la realidad cotidiana, así como la referencia a múltiples autores y libros. Sin embargo, Quessep en sus poemas se queda muchas veces en el terreno de lo literario de forma intencionada como el mismo lo ha dicho: "Me alejo de todo estilo de época y de toda moda y no me interesa describir los objetos de la realidad más tangible. Creo que todo poema debe ser una metáfora del alma: metáfora de sus maravillas y de sus terrores, de sus cielos y de sus abismos, esto es, la transfiguración de la realidad, lo que no constituye el olvido de la misma, sino su afirmación más profunda. Aun el yo lírico es del reino de las fábulas.” De esta forma su poesía es “…un tipo de reflejo simbolista que responde a un periodo de estridencia, trivialidad y casi aniquilación de la poesía colombiana: el Nadaísmo”.
Mario Alejandro Molano Vega, en su investigación monográfica sobre su obra, se encamina hacia la forma en que el proceso de secularización ideológica ha afectado la poesía colombiana, y en particular, el modo en que Giovanni Quessep ha sostenido su obra frente a las nuevas circunstancias actuales. Según él, ciertos valores, ideales y formas expresivas que provienen de la tradición y de algunas concepciones religiosas, son elementos que serán reinterpretados desde las necesidades actuales, para componer una nueva forma expresiva. Molano Vega encuentra, como sugerían algunos críticos, que la poesía de Quessep efectúa algunas transformaciones específicas sobre ciertos textos e ideologías.
“Los textos de la tradición quessepiana a través de los cuales se hace visible el proceso de secularización, si pudiéramos agruparlos y enfrentarlos, conformarían dos extremos opuestos: uno de ellos, tal vez el más conocido, estaría configurado por las actitudes metafísicas o idealistas encarnadas en las escrituras bíblicas y la literatura medieval, por ejemplo; el otro extremo tendría que ver, en cambio, con la postura historicista y secular del universo, que comienza a despuntar especialmente desde la literatura barroca y se encuentra en la estética del arte por el arte”.
Rastreando las primeras críticas y discusiones en torno a su poesía, da cuenta de que ésta era entendida como una “resistencia a la deshumanización”; el problema gira en torno al ser humano espiritual e interiormente empobrecido por una visión instrumental del mundo; exalta los mundo interiores y rechaza aquella forma mecánica y utilitaria de relacionarnos con el mundo, de donde habría surgido la deshumanización y el empobrecimiento espiritual que es llamado “progreso”. Quessep “pretende abrir un espacio para la expresión del espíritu humano… con la convicción de que una vida autentica para poder estar bien y disfrutar.”.
Según James J. Alstrum en la excelsa musicalidad de Quessep, sin embargo, podemos hallar que su línea poética parte de influencias que siguen a José Asunción Silva, continúan por los juegos de León de Greiff, se hace más ‘melodiosa’ entre los “Piedracielistas” como Eduardo Carranza, y más sugerente por Aurelio Arturo.
Maria Mercedes Carranza apunta a que Quessep resulta libresco y su temática poco novedosa, sin embargo, Alstrum enmienda este acierto, planteando su resistencia a las propuestas formales de su época, como una forma de aparente evasión del mundo circundante y como rechazo al prosaísmo del lenguaje del vivir cotidiano,2 lo que sigue a Molano Vega; a pesar de una predilección preciosista por las imágenes, el tratamiento formal a las diferentes preocupaciones, como el amor, la muerte, el devenir temporal, la conservación de la memoria colectiva por medio del verbo lírico, son complejamente elaboradas.
Según María Dolores Jaramillo, la poesía de Giovanni Quessep reflexiona acerca del hombre como Ser en el tiempo, y habla sobre el trabajo poético, su misión y su lugar dentro de la vida del hombre. En ella se evidencia que “la poesía aparece como poder hechicero que redime al hombre del mundo cotidiano y le permite penetrar lo invisible y misterioso”.3 Su lenguaje usa un estilo lacónico y, por lo tanto, muy expresivo, cuya capacidad de evocación lo llevan a concebir la poesía como creadora de realidad y materializadora de imaginarios personales y colectivos. Siguiendo esta línea busca la grandeza de la imaginación que constituyan para el hombre puentes para sobrellevar la lucha con el tiempo, el olvido o el dolor. La poesía como un artificio para encantar el devenir, en otras palabras, “el poema es una narración del tiempo. Otra fabulación paralela a éste”.
Fernando Charry Lara resalta “el manejo de las arquitecturas clásicas del verso” y las “maneras de composición”, refiriéndose al empleo del soneto, el cuarteto, la canción, el madrigal, la elegía y la cuarteta asonantada como formas frecuentes de la estrofa, las cuales se combinan y crean nuevas variaciones que recuerdan a la tradición modernista y evidencian el conocimiento profundo de la Literatura Española que tiene Quessep.
“…El amor que se va, el paso del tiempo y los recuerdos que persiguen la palabra, la preocupación por la muerte o la búsqueda de la poesía y la ensoñación como aliciente vital, son algunos temas fundamentales de Quessep”,3 señala Dolores Jaramillo. De esta manera, su lenguaje usa un estilo lacónico y, por lo tanto, muy expresivo, cuya capacidad de evocación lo llevan a concebir la poesía como creadora de realidad y materializadora de imaginarios personales y colectivos.
En Mito y poesía, un texto en prosa que figura como introducción de Carta imaginaria (1998), escribe Quessep estas palabras que podrían aplicarse a toda su poesía: “El poeta no teme a la nada. Sabe la lengua del coloquio de los pájaros, que aprendió Adán en el Paraíso terrenal. Y sabe, también, que la poesía es una danza, y que hay un arte de pájaros en su asombro y en su vuelo. Los ojos del poeta están tejidos de un cristal mágico, en su pasión tiene la esfericidad de los cielos y de su música extremada. A medida que se distancian de lo real, hallan la verdad de la poesía, o duración de las fábulas, que es el alma. El poeta, que no lo ignora, pone en juego su ser; pero, si quiere preservar en éste, debe entregarse a la única ley que rige la creación poética: la palpitación del abismo. Y el abismo es el centro del universo: están en él las constelaciones, pero también la rosa, “espejo del tiempo”, semejante a la luna en la metáfora del místico persa. Belleza o abismo, palabra y música: encantamiento total, orden del espíritu que descubre la ciencia del amor y abre las puertas de lo desconocido”.
(Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Giovanni_Quessep )
*
Algunos poemas de Giovanni Quessep:
De El ser no es una fábula, 1968:
MIENTRAS CAE EL OTOÑO
Nosotros esperamos
envueltos por las hojas doradas.
El mundo no acaba en el atardecer,
y solamente los sueños
tienen su límite en las cosas.
El tiempo nos conduce
por su laberinto de hojas en blanco
mientras cae el otoño
al patio de nuestra casa.
Envueltos por la niebla incesante
seguimos esperando:
La nostalgia es vivir sin recordar
de qué palabra fuimos inventados.
MATERIA SIN SONIDO DE AMOR
Vamos perdiendo cielo. Nos acosa
la alta noche. Soñamos y perdemos.
Los dados falsos, las huecas imágenes
en la tierra. ¿Algún día no fue nuestro
el mar, su ciclo de labios y pájaros,
su complicado amor, el son eterno
de su discordia? Turbias soledades.
Miramos esta luz y vuelan hojas
o nunca ya sin nombre de no ser
la transparencia, tocamos el tiempo
ya tan nosotros, ya tan nada, tan
palabra caída en loca hermosura.
Vamos perdiéndonos, precipitándonos
de esperanza. Materia sin sonido
de amor, materia aislada de los sueños
y el bosque de hadas en la húmeda noche.
Todo el resto es camino. ¿Dios? Silencio.
LA IMPURA CLARIDAD
También en nuestro sueño el tiempo enciende
su negación fabuladora. Nadie
olvida que morir es esta impura
claridad. Como el mar entre palomas.
¿Quién se nombra culpable? (Ah esperanza,
materia de los días inventados.)
Se nos pierden los sueños, alguien dice
palabras o hundimientos: por nosotros
vuelan los naves hacia la leyenda.
Todo es exilio y mar, todo su hondura
y orilla y nunca y tiempo que nos cuenta.
CUANDO DIJO SU NOMBRE
Cuando oí su relato del exilio
supe que la impiedad no tiene nombre,
y el recio sol caía como un hierro
sobre nosotros, y entendí la muerte.
Cuando dijo, inocente, el hombre es sólo
cero a la izquierda, cero a la esperanza,
movió mi carne un blanco laberinto
de amor, y creció el tiempo de la culpa.
Ciegas palabras en la tarde dieron
su lucha contra el mar, y sol rodaba
como una purulenta rosa oscura.
Cuando oí su relato del exilio
vino la gran desolación, el luto,
que movía los pasos en la sombra,
y la trampa del sueño, interminable.
El pronunció su nombre, ya una larga
soledad comenzaba a separarnos.”
TU PURA NADA
Todo te pertenece en esperanza:
El canto de los pájaros, el nombre
de tu destino (oh pozo sin orillas,
piedra y silencio). ¿Dónde la memoria
de lo soñado, la secreta forma
de ser entre la muerte y las palabras?
Todo te pertenece, casi olvido,
blanca corriente que va de tus manos
al resplandor de la tarde o al mar
donde se dice tormenta, imposible.
Eres la soledad, tu pura nada,
tu ausencia de unos pasos en la tierra.
Nunca los sueños, nunca el paraíso:
Todo te pertenece, en sombra y agua
CON DURA TRANSPARENCIA
Cada esperanza tiene su memoria,
su sol de hierro, su llanto de exilio;
cada esperanza cruza por la muerte
como a través de un túnel desolado;
cada esperanza lucha por nosotros,
nos declara inocentes, nos asombra
de soledad, y en medio de la lluvia
desanuda su ciego laberinto;
cada esperanza llega hasta el poema
que recuerda los trenes y los pájaros;
cada esperanza es un tiempo que dura
soñando, por la tierra inhabitable;
cada esperanza llama por su nombre
las noches y los días, el ser puro
de culpa como un fruto, el hueso insomne
donde el mar confabula, el mar a solas;
cada esperanza cruza por la muerte
con dura transparencia y dura sombra.
EL MAR Y LOS AMANTES
El mar no reconoce
la voz de los amantes.
Su claridad terrible
golpea, corta, invade
de sucia transparencia
los cuerpos en la tarde.
El mar que nunca vuelve
nos lleva en su oleaje.
Su fruto de hermosura
final, va por el aire
quemando, oscureciendo
la tibieza constante
del mundo en sus orillas.
Tiempo: esperanza: nadie.
(Oh exilio y hundimiento
irrefutale.)
La soledad es esto:
El mar en todas partes.
RAZÓN DE TU CUERPO
Tu cuerpo en la tarde,
Blanco mar de muerte
Que incendia sus naves.
Tu cuerpo en la noche,
Turbiedad del agua
Muralla de bronce.
(Sobre ti se queman
Días y palabras,
Hondura perfecta.)
Tu cuerpo en mi cuerpo,
Vendaval siniestro.
MAR Y NOMBRES
El mar abre la noche, quema sueños
con su tiempo hacia abajo. Azul. Voraces
pájaros en la sombra. El mar pronuncia
los nombres, los escoge: el nuestro. Nunca
fueron soñados peces, nunca flores.
Nunca el mar tuvo tiempo de leyenda.
Callamos. El otoño es casi imagen.
El agua se deshoja y recomienza.
De Duración y leyenda, 1972:
EPITAFIO DEL POETA ADOLESCENTE
Conoció a una muchacha
Bella como la palma del templo de Delos
Cambió su nombre por el de Ulises
Navegante y encantador
Y en las islas innumerables
Apenumbró su corazón la flor del olvido
Lo sorprendió la muerte
Cuando trataba de contar la Odisea
PARA GRABAR A LA ENTRADA DEL JARDÍN DESTRUIDO
Todo esto fue la alondra
Y hoy es polvo
Todo ausencia del laurel y la rosa
Pero si descendieras
Hasta el color o el vuelo
Verías crecer la luna
Las nubes que son otra
De las formas del tiempo
PARAÍSO PERDIDO PARA EL POETA
Nadie puede cantar
Esa es la tarde
Esa la luna
Que nos pertenece
Decimos la palabras
Y hay un tiempo
Como el olvido
Y una historia trunca
(Torna rosa mortal)
¿Es nuestro el canto
Durable en su leyenda?
Nadie puede
Merecer esa tarde
O esa luna
POEMA PARA RECORDAR A ALICIA EN EL ESPEJO
Aquí lo legendario y lo real
Nuestra historia resulta semejante
A la de esa muchacha maravillosa que penetró en el espejo
Estuvo siempre a punto de desaparecer
Pero ninguno pronunció la fórmula que la devolviera al polvo
Ni Tweedledum ni Tweedledee ni la Reina ni el Rey Rojo
....Que lo único que tenía que hacer era despertarse
Tal vez somos un cuento
Tal vez sin que nunca nos percatemos
....La nave de Ulises
....O el ruiseñor de Keats
....(Ese pájaro no destinado a la muerte)
Digamos entonces que lo que ha sido un canto de la Odisea
....Continuará siendo nosotros
....Sin dejar de ser por eso el país de las maravillas
Y alguien podrá reconocemos
Al escuchar la historia no escrita todavía
En la historia castillo la historia luna múltiple
....En la historia juguete destruido
La historia en fin cuando pasó una nube sobre Alicia
Tal vez somos la sombra de ese azul en su mano
EN LA LUNA QUE HE CONTADO
En la luna que he contado
Leve de nombre y memoria
En la rosa casi historia
Del jardín imaginado
Todo ilumina en pasado
Todo florece en perdido
Músicas de lo que ha sido
O irrealidad del que cuenta
Blanca luna o rosa cruenta
Contar es ir al olvido
ALGUIEN SE SALVA POR ESCUCHAR AL RUISEÑOR
Digamos que una tarde
el ruiseñor cantó
sobre esta piedra
porque al tocarla
el tiempo no nos hiere
no todo es tuyo olvido
algo nos queda
Entre las ruinas pienso
que nunca será polvo
quien vio su vuelo
o escuchó su canto
LA ALONDRA Y LOS ALACRANES
Acuérdate muchacha
Que estás en un lugar de Suramérica
No estamos en Verona
No sentirás el canto de la alondra
Los inventos de Shakespeare
No son para Mauricio Babilonia
Cumple tu historia suramericana
Espérame desnuda
Entre los alacranes
Y olvídate y no olvides
Que el tiempo colecciona mariposas.
SI SE NOMBRA LA BLANCURA
Si se nombra la blancura
Deshaciéndose en tu mano
Lo nombrado es ya lejano
Silencio de la escritura
Otoño de su hermosura
La palabra es su partida
Hilo de muerte florida
Que va tejiéndole el fin
Mano que ha sido jardín
Porque se cuenta se olvida
MENSAJE ENVIADO EN LA PUNTA DE UNA LANZA
Se cumplen las parábolas El reino
Va a convertirse en polvo
Por más que lo custodien
Duendes y encantadores
Cuando mi lanza que ya corta el aire
Caiga a tus pies cantando
Se ha esperado milenios No lo invento
Todo puede leerse en los escudos
Y el color de la tarde
De Canto del extranjero, 1976:
MADRIGAL
Ni siquiera tus pasos recordados,
ese blanco rumor que te acercaba
por el cielo nocturno,
por la oscura vigilia;
ni siquiera esa música de hoja desprendida,
tu música que amé
como en sueños he amado
las desoladas hojas de la muerte;
ni siquiera la orilla del encanto imposible
que miraban mis ojos.
No sé qué soledades
habitan en tu alma,
no sé qué cielo impronunciable.
CANCIÓN Y ELEGÍA
Abandonas la música del bosque
Oh cuerpo amado si olvidé tu nombre
¿Qué tiempo de castillo entre las ruinas
La clausurada torre?
Desde mi canto para qué leyenda
(Tejió el amor la túnica imprecisa)
Si el canto no es real si el caminante
No asciende a tu colina
Si sombra de un color es la palabra
Ceniza de la piedra es el destino
Y el poeta lejano de la noche
Al lado del olvido
Dónde la oculta voz que te nombraba
El extranjero la doliente luna
Viene venía por el mar de vino
La nave en la penumbra
Penumbra de la nave es el espejo
La púrpura o lo blanco de la muerte
Vendrás venías por el mar antiguo
Mágica ya y doliente
La mano y el cristal en su premura
Oh rostro amado si perdí tu nombre
Nave del paraíso te deshojas
Solitaria del bosque
Quién moverá mis pasos en la arena
Celeste o gris si al reino desencanta
El hilo de la muerte o la memoria
Cercano de la nada
Vuélveme ahora a mi país de origen
Nómbrame el reino para mí celeste
¿Qué sombra de silencio por el agua
Paraíso de nieve?
Nave de casi ayer entre las manos
El mar no permanece a tus orillas
Ya fábula de un cuento para siempre
Y espejo de las islas
CERCANÍA DE LA MUERTE
El hombre solo habita
Una orilla lejana
Mira la tarde gris cayendo
Mira las hojas blancas
Rostro perdido del amor
Apenas canta y mueve
La rueda del azar
Que lo acerca a la muerte
Extranjero de todo
La dicha lo maldice
El hombre solo a solas habla
De un reino que no existe
EL OTRO ENCANTO
¿Quién abriría la puerta
cuando yo iba de caza por el bosque,
si vengo de tan lejos
y nadie me conoce?
Alguien cruza el jardín
desvelado de fábulas,
no recuerdo sus ojos
ni su túnica blanca.
Quiero encontrar de nuevo
a los que amé y me amaron,
volver a mi morada
que es tarde y por el sueño va nevando.
¿Quiénes me llaman a estas horas
de la vida y la muerte?
Vendrán por mi alma y hablan
del otro encanto del que nadie vuelve.
ELEGÍA
A mi padre
Quisiera ver la luna
Que ha nevado en sus ojos
Para un dolor o música
Bellos países en el polvo
¿Quién ha visto pasar
El tiempo de las hadas?
Dadle una hoja de cedro
O melodiosa o blanca
Quisiera ver la luna
De nevadas violetas
Sobre este cuerpo solitario
Que un día entró a la niebla
Y me contaba en el idioma
De su lejana Biblos
Donde hay un ánfora que guarda
Una alondra color de vino
Quisiera ver la luna
Callada del que duerme
La soledad de piedra
De esa otra Biblos que es la muerte
¿Quién se ha quedado a solas
Con demonios y hadas?
Aquí estuvo el edén
Sólo hay olvido o fábula
Dadle una hoja de cedro
De rumoroso azul
Para un dolor o cántico
Bella palabra de Venut
¿De dónde es esta rueca
Mortal? ¿Su vino amargo?
Vuela vuela madeja oscura
Que el polvo pide un dátil blanco
Quisiera ver la luna
Callada del que duerme
La soledad de piedra
De esa otra Biblos que es la muerte
LECTURA DE OMAR KHAYYAM
Vendrá la noche en que esta luna
Ha de buscarme y me hallará
Con la mirada del insomne
Que refleja un cielo mortal
De algún tiempo de maravillas
Me llamarán para que vuelva
Tal vez quien hace esta penumbra
O la que duerme entre violetas
El insomne sabe la historia
Del otro azul de la desdicha
Ah de la noche de esa luna
Mi soledad calla y olvida
Palabras que se lleva el viento
Músicas a punto de otoño
En la tiniebla caen las hojas
Para otro cantico de polvo
CANTO DEL EXTRANJERO
Penumbra de castillo por el sueño
Torre de Claudia aléjame la ausencia
Penumbra del amor en sombra de agua
Blancura lenta
Dime el secreto de tu voz oculta
La fábula que tejes y destejes
Dormida apenas por la voz del hada
Blanca Penélope
Cómo entrar a tu reino si has cerrado
La puerta del jardín y te vigilas
En tu noche se pierde el extranjero
Blancura de isla
Pero hay alguien que viene por el bosque
De alados ciervos y extranjera luna
Isla de Claudia para tanta pena
Viene en tu busca
Cuento de lo real donde las manos
Abren el fruto que olvidó la muerte
Si un hilo de leyenda es el recuerdo
Bella durmiente
La víspera del tiempo a tus orillas
Tiempo de Claudia aléjame la noche
Cómo entrar a tu reino si clausuras
La blanca torre
Pero hay un caminante en la palabra
Ciega canción que vuela hacia el encanto
Dónde ocultar su voz para tu cuerpo
Nave volando
Nave y castillo es él en tu memoria
El mar de vino príncipe abolido
Cuerpo de Claudia pero al fin ventana
Del paraíso
Si pronuncia tu nombre ante las piedras
Te mueve el esplendor y en él derivas
Hacia otro reino y un país te envuelve
La maravilla
¿Qué es esta voz despierta por tu sueño?
¿La historia del jardín que se repite?
¿Dónde tu cuerpo junto a qué penumbra
Vas en declive?
Ya te olvidas Penélope del agua
Bella durmiente de tu luna antigua
Y hacia otra forma vas en el espejo
Perfil de Alicia
Dime el secreto de esta rosa o nunca
Que guardan el león y el unicornio
El extranjero asciende a tu colina
Siempre más solo
Maravilloso cuerpo te deshaces
Y el cielo es tu fluir en lo contado
Sombra de algún azul de quien te sigue
Manos y labios
Los pasos en el alba se repiten
Vuelves a la canción tú misma cantas
Penumbra de castillo en el comienzo
Cuando las hadas
A través de mi mano por tu cauce
Discurre un desolado laberinto
Perdida fábula de amor te llama
Desde el olvido
Y el poeta te nombra sí la múltiple
Penélope o Alicia para siempre
El jardín o el espejo el mar de vino
Claudia que vuelve
Escucha al que desciende por el bosque
De alados ciervos y extranjera luna
Toca tus manos y a tu cuerpo eleva
La rosa púrpura
¿De qué país de dónde de qué tiempo
Viene su voz la historia que te canta?
Nave de Claudia acércame a tu orilla
Dile que lo amas
Torre de Claudia aléjale el olvido
Blancura azul la hora de la muerte
Jardín de Claudia como por el cielo
Claudia celeste
Nave y castillo es él en tu memoria
El mar de nuevo príncipe abolido
Cuerpo de Claudia pero al fin ventana
Del paraíso
EPITAFIO
Tus ojos a la sombra
Del almendro nevado
Solo verán el cielo
Del que hilo mi canto
Yo sé que el polvo insomne
Ya no guarda tus músicas amadas
Que alguien te dice para siempre
Maravillas que hacen el alma
Y aún mi corazón entre las flores
Así un azul por el abismo
Te siente como hada de los valles de piedra
Llamar a solas de un jardín perdido
De Madrigales de vida y muerte, 1978:
QUERO APENAS UNA CANCIÓN
Estoy cansado de llamar
a la puerta de los que amo,
mi camino se cubre de violetas
y de sombras perdidas de mi canto.
Se ha ido la estación de la azucena
por la muerte que fue una bella fábula;
ahora nadie me conoce,
todos se alejan de mi alma.
No sé qué camino seguir
ni a quién decirle que me ame,
mis ojos miran la floresta
y estoy cansado y se hace tarde.
Quiero apenas una canción
que me traiga tus manos de hada
una canción para la vida
bajo esta llama de ciprés tan blanca.
Quiero vivir o morir, lo mismo
me debe ser la muerte que la vida.
¿Quisieras tú decirme la canción
de la esperanza o a desdicha?
Sólo te pido una palabra
y algo del cielo de tu música:
guardaré a la sombra de mi otoño
cubierto por las flores y la luna;
Estoy cansado de llamar
pero nadie me abre sus puertas;
acuérdate de mí en la noche
azucena de un valle que perdiera.
ME PIERDE LA CANCIÓN QUE ME DESVELA
¿Quién se ha puesto de veras
a cantar en la noche y a estas horas?
¿Quién ha perdido el sueño
y lo busca en la música o la sombra?
¿Quién dice esa canción entretejida
de ramas de ciprés por la arboleda?
Ay de quien hace su alma de esas hojas,
y de esas hojas hace sus quimeras.
¿De dónde vienes, madrigal, que todo
lo has convertido en encantada pena?
Ay de mí que te escucho en la penumbra,
me pierde la canción que me desvela.
CALLAR ES BELLO
Callar es bello, a veces,
en la desdicha, cuando el alma
reconoce sus flores
en la muerte encantada;
y oír apenas esa música
de los jardines en desvelo,
mientras caen los pétalos
que nos llevan, insomnes, a otro tiempo.
Callar es bello, entonces,
oír el polvo amado
que pasa por un cielo innumerable
en la noche mortal o el desencanto.
Nada decir, mirar en sueños
la penumbra del bosque,
como un ala que se abre
desde el azul profundo de sus flores.
Oh tú que reinas en la noche,
rosa del paraíso que no vuelves,
déjame oír tu mágico embeleso
por los caminos de la nieve.
Dime, ¿qué azul me guardará en tu cuerpo
perdido, dime, hay otra forma
de no morir sino es el canto
que se desvela a solas?
Callar es bello en la desdicha
bajo la sombra enajenada,
y esperar a que cierre nuestros ojos
el cielo interminable de las fábulas.
SI EL AMOROSO DUELO
La vida se me ha ido
por la desdicha, acaso
sin encontrar ya nunca
las fábulas que he amado.
Si un madrigal nocturno
escribo ahora y para siempre,
si el amororso duelo
olvida el bien de la rosa celeste,
o el alba que soñaba
ya es un telar cansado y polvoriento,
quizá mi muerte sean
los tapices que hallara por tu cielo.
TORNAS AÚN DEL SORTILEGIO
¿Adónde descendiste,
a qué región oscura,
para salvarme de la muerte,
Violeta, por la luna?
Destino de lo blanco
donde principia el cielo,
las músicas hallaste
y el amoroso encantamiento.
En la mortal noche perpetua
o en el alba desamparada,
tornas aún del sortilegio,
fabuladora de mi alma.
DESDICHA DE LOS SUEÑOS
Desdicha de los sueños
pasados, y mis voces
perdidas, que nombraban
las piedras o las flores.
Por el bosque plateado
volabas, ciervo leve,
como canción o rama
florecida en la muerte.
Quién sabe de qué tiempo
vendrían en su música
las almas que eran blanco
nocturno de esta luna.
Tornaban en la sombra
las voces encantadas:
Desdicha de ese polvo
que cae sobre el alma.
NO VUELVAS A TU REINO
No vuelvas a tu reino
que el jardín es cristal, ciprés el cielo,
y guarda las cenizas
de la palabra o del encantamiento.
Verías, si tornaras,
su cuerpo ya de piedra
donde se teje la desesperanza,
y en sus ojos el gris de la Quimera.
Vuelve más bien a la doliente isla
donde tu corazón es viento y polvo,
vuelve a tu nave púrpura
que eres de sueño y mar, amargo y solo.
Ah de tu alma. nadie te responde
en el otoño, cielo de la ausencia:
la luna que ahora ves ya no es tu luna
y es tu bosque el ayer de otras violetas.
De Preludios, 1980:
QUIZÁ TODO HA PASADO
Quizá todo ha pasado
y ya nada hay que hacer,
quizá toda la nieve ha caído
y la primavera también es ceniza.
Tal vez nunca se oigan
estas palabras, su rumor
que viene desde adentro
con pájaros o nubes y hojas secas.
Pero mis ojos buscan y hallan
lo que no tiene nombre, lo que nace
de una mano celeste, o miran
un cuerpo dorado con asombro, unas Flores.
Posiblemente se ha perdido
el gozo de vivir un día más,
pero hay algo que no conocemos
y espera nuestra canción en el alba.
Entonces un secreto,
la verdad que es el amor, su belleza,
quiera posiblemente darnos
para la muerte su más hondo cielo.
QUIEN AMA LA PENUMBRA MELODIOSA
La desdicha me acerca a mi destino
y a mi naturaleza verdadera,
la desdicha, que hace fantasía y palabras
del telar rumoroso de la vida.
Esperanzas no tengo si no es en la leyenda,
vive el poeta a sola y su canto es su cielo.
Quien ama la penumbra melodiosa
despertará del polvo entre alas y violetas.
Por eso hoy quiero estar tan solo como nunca
y ver las maravillas de la muerte:
Afuera hay un jardín y alguien, en sueños,
me da un ramo de flores y se aleja cantando.
EL ESCARNIO
Tanto cielo que tuve,
tanto que fue el edén, lo que los hombres sueñan,
a los cuarenta años de mi vida
ya nada puedo amar de la quimera.
Vino el dolor, de pronto
vino la muerte,
y no quisiera el luto,
pero me visten a la fuerza.
No espero sino el escarnio, la burla
de quienes saben que la dicha no existe,
mas quién podrá decirme
¿cuál reino es éste que abre sus puertas para el cielo?
PARA HACERTE A LA MÚSICA
Necesitas de todo, de los caminos grises,
de las hondas penumbras
o las luces del alba,
de pájaros que cantan aún en el silencio;
necesitas del cielo
y la hoja de otoño,
de unas manos vacías o el amor que no vuelve,
de la blancura de la nieve;
necesitas de todo para el sueño,
para hacerte a la música de los azules más distantes,
para que al fin tu alma
tenga confianza en la muerte.
PRESENCIA DICHOSA
¿De dónde vienes, dime, en esta hora
de luz, que entre la magia de los pinos
tus manos son el cielo y como antes
amorosa visión al polvo llegas?
El tiempo no transcurre. Ya es un canto,
hondísimo rumor de hojas o nubes.
Oh tú que descendiste de la dicha,
cuéntame si el edén es solo un sueño.
Destino del poeta es el amor.
En tu país sin nombre ¿acaso has visto
a la que amó mi alma, a la celeste
pasión que me redime de la vida?
Vienes y pasas y tu cuerpo vuela
desvanecido en músicas no halladas.
Tal vez la rosa es imposible, ante ella
mis ojos quedan para siempre muertos.
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