por Lluvia Abril Sáb 25 Mar 2023, 02:15
Luis Rogelio Rodríguez Nogueras
(17 de noviembre de 1944 – 6 de julio de 1985)
CUANDO BAJO MI CUERPO
Cuando bajo mi cuerpo
ondulas como una serpiente el tuyo
que untaste con aceite de hígado de cervatillo;
cuando tus dientes,
que masticaron hojas de árbol de menta
se hunden en mis pobres labios;
cuando tus uñas de pantera
dejan diez largos surcos en mi espalda;
cuando de tu garganta brotan
los murmullos de la selva
y un agudo quejido que parece un canto
y tiemblan los cristales de las copas
cuando en sucesivas oleadas de ARDIENTE LAVA
derramas la miel que destilan tus riñones
sollozando como si fueras a MORIR
en el vértigo del huracán que sacó de cauce
el río de tu sangre;
entonces
cómo desearía verte bailar desnuda
como bailas cada noche ante cien pares de ojos
en los festines del ricachón Epulón,
que al final te paga en granos de oro
cómo me gustaría verte bailar,
pero para mí, sólo para mí,
no para todos mientras yo, uno más en el coro
sin rostro de la orquesta,
sufro tañendo el laúd
mientras los poderosos gozan de los destellos
de tu cuerpo
oh, tú, perra inconstante,
presta siempre a irte a la cama del que
ponga en tu cuello un collar de perlas
o coloque bajo tu lengua un rubí.
Y cuando en esa fiesta en la que toco para
no morir de hambre
te veo danzar desnuda
si acaso el sexo cubierto con una estrella de mar
aún viva
y los pezones con dos conchas
cuando tu vientre rota
ante los ojos lascivos
y tu boca se entreabre, ofreciéndose, como una fruta,
y tus nalgas, convocan, temblando, al mejor postor,
entonces, cómo deseo tenerte bajo mi cuerpo,
ondulando, como una serpiente , ese cuerpo de diosa
que untaste con aceite de higado de cervatillo.
Ya ves: siempre me faltas,
oh, tú, esquivo, bello, ignorante, hermoso animal de mi vida,
siempre no te tengo aunque te tenga
jamás podré dormir entre tus pechos
sin despertar sobresaltado
porque soñé que otra boca los besaba;
jamás podré verte bailar
ante cien pares de ojos
sin desearte para mí solo.
Caprichosa, como eres, voluble,
como la lluvia
que no llega cuando la tierra humea bajo el ojo
implacable del sol. Y mueren de sed
los becerros,
o llega con furia ciega,
para barrer las posesiones del hombre.
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