Jesús Munárriz (San Sebastián, 1940) es poeta, editor y traductor español. Desde 1975 dirige Ediciones Hiperión.
Biografía
De padres navarros, nació en San Sebastián en 1940 y vivió en Pamplona hasta 1957, año en el que se trasladó a Madrid, ciudad donde reside desde entonces. Abandonó sus estudios de arquitectura para licenciarse en Filología alemana en la Universidad Complutense de Madrid, y se especializó más tarde en la Universidad de Jena, en Weimar. Estuvo casado con la escritora Lourdes Ortiz, de la que tuvo un hijo (Jaime) y se separó en 1973, divorciándose más tarde, cuando las leyes lo permitieron. Casado en segundas nupcias con Maite Merodio, con quien ha tenido dos hijas. Primer Premio de Interpretación Masculina del Teatro Español Universitario de Madrid en 1960. En los años setenta del pasado siglo fue autor de canciones, en solitario o en colaboración con Chicho Sánchez Ferlosio o Luis Eduardo Aute, que fueron cantadas y grabadas por Rosa León, Ana Belén, Ana María Drack, Massiel, Pepa Flores 'Marisol', o él mismo. Con Luis Eduardo Aute escribió y grabó en 1976 el LP Forgesound.
Editorial Ciencia Nueva
Jesús Munárriz fue cofundador y director de la editorial Ciencia Nueva desde su fundación hasta su cierre administrativo en 1969. La editorial Ciencia Nueva estuvo vinculada al clandestino Partido Comunista y a la lucha antifranquista. También fue codirector de la colección de poesía Saco roto de la editorial Helios y de la revista La Ilustración poética española e iberoamericana. Más tarde fue director de publicaciones de la editorial Siglo XXI de España.
Ediciones Hiperión
Munárriz fue fundador y director desde 1975 de Ediciones Hiperión (Premio Nacional a la mejor labor editorial cultural en 2004), editorial en la que destacan las colecciones "libros Hiperión", "poesía Hiperión" y "Ajonjolí".
Ha traducido libros de poetas alemanes (como Friedrich Hölderlin, Johann Wolfgang von Goethe, Heinrich Heine, Rainer Maria Rilke, Gottfried Benn, Paul Celan o Bertolt Brecht), franceses (Charles Baudelaire, A. Pieyre de Mandiargues, Marcel Schwob, Louis Aragon, Paul Éluard, Yves Bonnefoy, Paul Valéry), portugueses (Cesário Verde, Fernando Pessoa, Eugénio de Andrade, Vasco Graça Moura, Carlos Drummond de Andrade, Herberto Helder, Nuno Júdice), anglosajones (William Shakespeare, John Donne, John Keats, Robert Louis Stevenson, Oscar Wilde, Ezra Pound, varios de ellos firmados con el seudónimo de "Gustavo Falaquera") y de ensayistas como Werner Bahner y Michael Nerlich.
Ha publicado las siguientes antologías: Miguel Hernández, Antología, Poetas del poeta. A Friedrich Hölderlin en el 150 aniversario de su muerte (junto con Anacleto Ferrer); Ellas tienen la palabra. Dos décadas de poesía española (junto con Noni Benegas); Doce poetas españoles, una muestra; Alfonsina Storni, Antología mayor; Un siglo de sonetos en español; El origen del mundo (firmada como "Juan Abad"), Sextinas. Pasado y presente de una forma poética (junto con Chús Arellano y Sofía Rhei), Poesía ¿eres tú? (en colaboración con Fermín Herrero); Uni-versos. Antología de poemas uni-versales recopilados por JM y sus amigos, y ha preparado y publicado ediciones de Álvaro Flórez Estrada, Voltaire, William Morris, Rafael Cansinos Asséns, Catalina de Erauso, "la monja alférez", José Asunción Silva, José Juan Tablada y Gustavo Adolfo Bécquer.
Ha publicado libros de poesía para adultos (Viajes y estancias, Cuarentena, Esos tus ojos, Camino de la voz, Otros labios me sueñan, De lo real y su análisis, Corazón independiente, Viento fresco, Peaje para el alba, Viva voz, Artes y oficios, Flores del tiempo, Sólo amor, Por la gracia de Dios, Rojo fuego nocturno, Va por ustedes, Museo secreto, Nos han robado un ángel, Los ritmos rojos del siglo en que nací; un cuento triste, Y de pronto Rimbaud) y para niños (Disparatario, Con pies pero sin cabeza, Dibujos animados), así como varios de jaikus (Jaikus aquí, Capitalinos, Escaramujos, Fugacidades).
En 1996 fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras por la República Francesa.
En 2006 fue distinguido en Melegnano (Milán, Italia) con el Premio Internacional de Poesía Clemente Rebora, y en Cartagena de Indias (Colombia) con el tercer premio del Premio Panhispánico de Traducción Especializada por la obra "El Persiles descodificado o la "Divina Comedia" de Cervantes", (obra original, Le Persiles décodé ou la " Divine Comédie" de Cervantes, de Michael Nerlich, en francés, inglés, alemán, italiano y latín) y editada por Ediciones Hiperión (Madrid, 2005).
En 2009 le fue impuesta la Medalla de Oro de Don Luis de Góngora por la Real Academia de Córdoba (España).
(Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Jes%C3%BAs_Mun%C3%A1rriz )
*
Algunos poemas de Jesús Munárriz:
De Viajes y estancias. De aquel amor me quedan estos versos (1975):
EL BLANCO ABRIÉNDOLE PASO AL DORADO...
El blanco abriéndole paso al dorado,
que se explica en rubio y traspasa al limón,
frontera donde emerge el rosa de tapiz,
ocre de loma, blanco de aventura ahora,
rosa otra vez, tostado, oro y almizcle,
con veredas de miel, colores de tu cuerpo,
arco-iris fructífero de mi melancolía.
De Cuarentena (1977):
yo nací en el cuarenta
y la paz empezó en el treintainueve.
así que me tocó
prácticamente toda.
*
se revisaron
las lápidas de los cementerios
y se borraron nombres,
fechas,
hoces y martillos.
*
aprenderse los nombres de las calles
fue bastante sencillo.
los antiguos
llevaban casi todos poco tiempo
y los nuevos
eran siempre los mismos.
*
"ni un hogar sin lumbre
ni un español sin pan"
escrito en las paredes
de las ruinas.
*
recordaban
cuántas veces se habían agredido
verbalmente -y no sólo-,
mutuamente acusado
de traidores,
cuántas veces se habían echado
en cara la derrota,
y allí, en la misma celda,
callaban.
*
había infinidad
de restricciones.
las de agua y las de luz
no eran las menos llevaderas.
*
coleccionar objetos,
cromos, canicas, chapas,
emblemas, cajetillas vacías de tabaco,
era nuestro deporte predilecto.
por eso nos causaron sensación
las primeras cerillas sin bandera:
eran coleccionables.
*
hacíamos yo-yós
con botones de abrigos.
lo más difícil
era encontrar abrigos
bastante viejos.
*
los jóvenes llevaban permanente
si podían pagarla, y cuando no,
se ondulaban en casa con unas tenacillas.
y las señoras de los altos cargos
llevaban el peinado arriba españa.
*
cuando llovía fuerte
se pensaba en el trigo, en las legumbres,
en la oliva;
en la naranja cuando helaba.
más que metereológico,
era aquel interés
alimenticio.
*
los sastres preferidos
eran los que sabían dar la vuelta
a los abrigos viejos
o sacar de un chaleco
un par de pantalones para el niño.
balenciaga quedaba un poco lejos.
*
no se ponía demasiado empeño
en discutir las condiciones de trabajo.
conseguir un empleo
era casi un regalo.
sobre todo teniendo antecedentes.
*
en un arranque de moral,
se suprimieron por decreto
los prostíbulos del país.
y desde entonces no tenemos putas.
*
se servía café,
también café café,
pero sólo el café café café
tenía una pequeña
proporción de café.
*
eso sí:
había más bien pocos
accidentes de tráfico.
*
de vez en cuando
habbía que humillarse más de loacostumbrado
por ejemplo
para pedir la recomendación
sin la que el hijo no habría de estudiar.
en tales ocasiones
podía más la lucha por la vida
que la lucha de clases.
*
"la televisión
pronto llegará"
cantaban.
no sabían aún
cuánta amenza había en sus canciones.
*
cuando había billetes de pesetas
¿quién manejaba los de mil pesetas?
De Viva voz (canciones) (Inédito):
SIN REMISIÓN
El día en que
definitivamente causes baja,
el día en que
te ahogue las palabras la mortaja,
el día en que
todo lo tuyo quepa en una caja,
el día en que
otros te han de afeitar con tu navaja,
¿qué va a ser de las letras
que has dejado aceptadas?
¿quién se hará cargo de
tus deudas aplazadas?
¿qué va a decir el banco
si le piden informes?
¿cómo dejar colgados
problemas tan enormes?
No puede ser.
La única vez
en que te van a rodear de cirios,
la única vez
en que tu cuerpo lo cubran los lirios,
la única vez
en que te lloren troyanos y tirios,
la única vez
en que tu ausencia provoque delirios,
¡cómo van a rabiar
de envidia los vecinos!
¡cómo hablarán de ti
los socios del casino!
¡cómo se va a tragar
sus broncas el gerente!
¡la pena es que tu estés
ya de cuerpo presente!
¡Lástima de ocasión!
Quieras o no,
te han de borrar del empadronamiento,
quieras o no,
te van a dar un nuevo alojamiento,
quieras o no,
tu vida se reduce a un testamento,
quieras o no,
te enterrarán según el reglamento.
¿En qué acabaron tus
posturas personales?
¿tu admiración por los
gestos originales?
¿tus rebeldías más
o menos marginales?
Ya ves, por fin aquí
todos somos iguales.
¡Qué decepción!
Malo es tener
que aceptar las propias limitaciones,
malo es tener
que enfrentarse con ciertas situaciones,
malo es tener
que obrar según ajenas decisiones,
malo es tener
en la tumba también obligaciones.
Vas a cerrar las cuentas
del último balance,
puede que esta vez la
previsión no te alcance,
pero debes pensar
que en estas circunstancias
poco te importarán
pérdidas o ganancias.
¡Todo acabó!
Sin remisión.
De Esos tus ojos (1981):
QUEDAR
Quedar, quedar, quedar, como enterrados
vivos a los que va faltando el aire,
esta única obsesión: sobrevivir
cuando la nada acabe con nosotros.
Quedar, quedar, quedar, dejar un rastro
de que un día existimos, fuimos alguien,
vengarnos del callar definitivo
con este grito que llamamos arte.
Quedar, quedar, quedar, sobrevivir
aunque sea tan sólo unos segundos,
como enterrados vivos cuyas huellas
arañan la madera de la caja en que yacen.
AQUÍ
No hay forma que estructure esta materia
gloriosamente informe: cada brizna de paja,
cada mancha de barro, cada gota
de sudor o de sangre
aquí
son magma intacto, fermento
ácido de la vida.
Todo tiene su sitio, del estiércol al oro,
desde la carne al humo de los sueños,
aquí
todo tiene un destino y se lo da a su entorno:
materia humanizada.
Edades que allá arriba llevan nombre de histoiria
fétidamente muerta,
enmohecidas páginas cerradas,
aquí
son vida cotidiana, olores y sabores
abiertos al sentido en cada esquina.
Esto hemos sido; así fue nuestra estirpe.
Remotos genes se abren al recuerdo
y se sienten en casa. Esta medina de Fez
en carne viva
no debió salir nunca de Toledo o de Córdoba,
de Granada, de Cuenca o de Tudela;
aquí,
en esta medina de Fez,
aún sigue respirando España por su herida.
Tres razas, tres idiomas y tres libros,
aquí está lo que fuimos,
trasterrado.
Al toro cárdeno de España
alguien le impuso un único camino
y le vendó los ojos para mejor domarlo:
siglos de yugo hieren sus espaldas.
Aquí todo es raíz para quien quiera
no echar nunca raíces
en agostado páramo,
aquí el tiempo se enrosca como un gato
o se yergue vestido de palmera,
aquí baila la vida su danza de la muerte
y se contempla España en el espejo
cuarteado de Al-Andalus.
Aquí, en esta medina de Fez, hoy anochece
en encendidos miradores
y contemplan absortas azoteas la luna.
Lentamente ha trepado por un cielo gozoso
que la acoge en sus brazos de naranja.
Ella, impasible, cruza sus dominios,
se acuerda del pasado, sonríe tristemente.
ASÍ DE BELLO
Todo parece arder, las casas blancas,
teñidas por los rayos del poniente,
resplandecen de pronto como ascuas,
la neblina se eleva de la tierra
como un humo dormido y apacible,
nubes de fuego cierran el paisaje.
Así podría ser, probablemente
así de bello sea nuestro mundo
en su último destello, cuando el aire
se ilumine de pronto y cada átomo
se escinda en su interior, y una cadena
infinita de desintegraciones
sea el fin de trabajos y de días.
De Camino de la voz (1988):
POCAS PALABRAS
Pocas palabras. Sólo las precisas.
Materia adentro, corazón arriba,
alma adelante.
.........................Sólo las amadas.
Pocas palabras. Todas encendidas.
De Otros labios me sueñan (1992):
UN VIEJO POETA EN EL EXILIO, JUNTO AL
MEDITERRÁNEO, RECUERDA SU INFANCIA
(Collioure, febrero, 1939)
—Cansado. Estoy cansado.
Casi tres años dura ya esta guerra
que hoy es sólo derrota y abandono.
Tres años de matanza, triste tierra
violenta y cainita,
son muchos para un viejo.
Y de pronto lo soy:
sin Leonor, sin Guiomar, sin patria,
soy sólo un viejo que ha dejado escritos
versos de luz al paso de los días
y que piensa cumplida su jornada.
Me siento muy cansado,
tanto como este mar que a mis pies deposita
su inmemorial esfuerzo,
Tántalo ciego de infinitos besos.
A sus claras orillas anclaré mi destino.
Acunará su ritmo mis trabajados huesos
y su paciente música
llegará hasta mi barro reviviendo ola a ola,
mientras el mundo sea,
estos días azules y este sol de la infancia.
TRAS HABER HOLGADO CON PRÓCULA,
-Llaman a esto pecado los fanáticos.
A esta explosión que lenta se alabea,
a este sentir con cada poro, vibrar en cada vello,
a este ser piel,
a esta dulzura derramada en carne viva,
a este glotón enjambre de alegría,
a estos nervios sabiéndose universo gozoso,
al corazón alardeando de su mejor humor,
al milagroso encaje en la sonrisa,
a la satisfacción ardiendo en ojos,
a la felicidad
llaman pecado.
Pero es Dios quien se ama en nuestros cuerpos
-nuestros cuerpos dispuestos para el éxtasis
por Su sabiduría-
y su goce es el nuestro. Amemos, Prócula.
MONÓLOGO DEL RENEGADO
-Navarro de nación, turco de oficio,
sirvo al sultán y del sultán me sirvo.
Nací noble en un valle en que todos lo son.
A los catorce años un clérigo, mi ayo,
me azotó ante testigos.
Lo atravesé con la ballesta. Huí.
Me apresaron los turcos rumbo a Italia.
Barbarroja me amó. Fui su bardax.
Hoy me llaman Alí. De mi prepucio
dieron cuenta los peces. No me pesa.
Nunca soñé poder disfrutar tanto
cuando mi ayo me molía a palos
de roble pirenaico.
Por lo que peco ahora en una noche
la Inquisición me turraría vivo
y llevo algunos años ejerciendo.
Aquí soy uno más. Y poderoso.
Me llamáis renegado. Más renegué de joven.
Sirvo al sultán. Vosotros a Castilla.
No alardeéis de nada. Soy más libre, paisanos,
que vosotros.
Olvidando mi nombre, vengaréis mi memoria.
Pues soy turco y navarro. Mal que os pese.
BAJO LA LLAMA
(TUMBA DEL SOLDADO DESCONOCIDO)
-¿Desconocido? El padre
del que me encerró aquí, debajo de la llama,
será el desconocido.
A mí me conocía todo el mundo en mi pueblo,
y eso que no es pequeño.
Me querían, también. Y me han llorado
al darme por perdido.
Desconocidos los que me llamaron a filas,
me sacaron de casa, me vistieron de caqui,
me endilgaron un arma
y pretendieron que matara gente
disfrazada también de otro color.
Procuré escaquearme,
pero en la guerra sólo los jefes se escaquean.
Tuve que disparar, también serví de blanco,
y durante algunos meses tuve suerte.
Más o menos la cosa era como aguantar
una tormenta en descampado,
sólo que los obuses y las bombas
tiene más mala leche que los rayos.
No sé cómo acabé Algo me cayó encima
y me despanzurró como a un huevo un martillo.
Pingajos de uniforme empaquetados
en una bolsa, corno la basura,
sin identificar: así acabé, aquÍ, estoy.
Desconocido, claro ni mi madre
me hubiera conocido.
Bueno, morí, está bien, todos tenemos
vocación de cadáver
y cuando toca, toca
pero ¿quién fue el rnacabro que en vez de darme tierra,
como a tantos millones,
me emparedó entre mármoles, me plantó la llamita
y me dejó a merced de ilustres visitantes
con ofrendas florales a toque de trompeta
para siempre jamás?
Soldado nunca fui. Me uniformaron
para la degollina.
¿Desconocido? Siempre para ellos,
nunca para los míos.
Apaguen ese fuego por favor;
Arranquen de mi polvo esas letras de bronce.
Más leve es de civil la eternidad.
MONÓLOGO DEL POETA EDITOR
In memoriam Juan Ramón Jiménez,
Emilio Prados, Manuel Altolaguirre,
José Bergamín, Josep Janés, Pere Quart,
Carlos Barral, Julio Antonio Gómez,
poetas editores, todos insumisos.
-Nunca sabré por qué entré en este lío,
en este casi oficio casi ni
-pues ni escuelas lo enseñan ni títulos lo avalan-
en que un poeta nunca se enriquece ni medra.
Nunca sabré por qué azar o destino
me tocó ir de partero:
tantos hijos ajenos
que me hubieran gustado todos guapos y listos
y a veces eran tontos, y a veces eran feos.
Me tocó descubrir, contratar, corregir,
prologar, solapar, resumir, reseñar,
informar, presentar, difundir, colocar
y también financiar,
y a veces atinar y a veces patinar,
disfrutar y sufrir,
y mi sueldo fue corto y mi trabajo harto,
y aunque amigos gané,
centupliqué también mis enemigos.
Miles de incomprendidos genios me señalaron
mi error al no editarlos
o mi aviesa intención
al no ampararlos con mis largos brazos
-¡si supieran qué cortos!-
De folios cajoneros, pulcros a veces, otras
de mataduras llenos,
hice miles de clónicos juguetes atractivos,
tentadores, hermosos, sugerentes
libros que echar al mundo en busca de unos ojos
comprensivos, lectores.
Los sueños solitarios salieron a la calle
y encontraron amigos:
yo les uní las manos.
Leí, volví a leer y di a leer
cientos de miles de tatuados folios
y me tocó intuir cuáles podrían
o debían gustar a los demás,
cuáles, aún mereciéndolo, no lo conseguirían,
y cuáles no debían planteárselo.
Publiqué a tantos listos que el pueblo soberano
dijo que ni de coña
-carne de saldo. ínfulas de Sotheby's-,
pero también a otros que, mereciendo cancha,
fueron dinamitados, silenciados, borrados
ergo ninguneados
por quienes ante imbéciles se bajaron las calzas
y cuanto defecó el moro dieron por oro.
....Di a luz a grandes tipos -y también a gentuza.
Vendí a cuatro pesetas buenos duros,
letras de oro de ley en baratillo.
Ofrecí margaritas a damas y zagales
y también a los puercos,
y aunque a veces por liebre serví gato
espero que el recuerdo quede de mis aciertos,
olvídenme los fallos.
Disfruté como nadie leyendo en la alta noche
inéditos ignotos
que de verdad decían otras cosas
o las de siempre pero de distinta manera,
y pensando que pronto
serían un bien público mis secretos tesoros.
Burócratas obtusos al mando de adheridos
a la adicción inquebrantable
hocicaron en mis originales
y unos fueron tachados y otros fueron zurcidos,
y más de un argumento se vio algo matizado,
y más de un Diego suplantó a algún digo.
A las de los demás, más que a mi obra,
dediqué tiempo, afán, sabidurías.
E igual que el viejo ciego prefería ufanarse
de los libros leídos
antes que de los fruto de sus manos,
a mí también recuérdenme
más por los que edité que por los que escribí,
aunque estos los tracé con mis mejores artes
y a algunos les gustaron.
Ya sé que es ley de vida que se coman los higos
y que nadie se acuerde de quien plantó la higuera.
No importa, este es mi oficio, lo elegí libremente
y, mandangas aparte, yo con los libros gozo
pensándolos, haciéndolos, leyéndolos,
enamorándome
de lo que sueñan sus palabras.
Y creo que, en efecto, en el principio
estaba la palabra
y que, mucho después, pacientes hombres
de indefinido oficio inventaron la forma
de llevarla a los más
para que obrara,
y yo he sido uno de ellos
y eso es todo.
MONÓLOGO DE ZIMMER
No es un huésped molesto, pese a todo.
Sólo es un niño grande. Los niños, ya se sabe,
dan a veces disgustos, tabarras; también él.
Pero si está tranquilo es agradable:
charla, improvisa versos, se vuelve muy locuaz
o disfruta de la naturaleza, sonriente.
En el buen tiempo me acompaña al huerto
o a la viña y mientras yo trabajo él coge flores,
que luego olvida. El sol le hace feliz
y se abandona a su calor, sobre la hierba,
y se le va ese frío que le atrista por dentro.
Es un hombre tranquilo si se le deja en paz,
pero los críos, a veces, le importunan
y vuelve a casa de mal genio, y no hay quién pare
pasea por su cuarto como fiera enjaulada
o nos saca de quicio con el piano,
machacando las mismas teclas siempre.
Le ocurre, sobre todo, en el mal tiempo,
con el frío, la lluvia, el cielo gris,
días y días sin salir de la buhardilla,
sin cortarse las uñas ni el pelo, ni la barba,
sin asearse,
asomado al cristal con ojos idos,
perdidos en el Neckar,
taconeando el suelo horas y horas.
Pero por qué insistir en estas cosas:
todos tenemos días malos.
En general, se porta bien. Y me hace compañía.
Además, es muy entretenido
la gente que conoce. De otros tiempos.
A veces le visitan -no mucho, es la verdad-
y pasan por mi casa señorones, o escritores famosos,
o señoritas interesantísimas
que le contemplan con respeto
y le piden poemas dedicados.
Yo les ofrezco vino, o agua fresca,
o frutas en verano,
y ellos me hablan de él, de lo importante
que podía haber sido, de su talento
extrañamente roto, de su hermosura
y de la de sus versos.
Yo les cuento diabluras que me hace
y les divierten o les ponen tristes, depende,
y al despedirse, algunos, dejan unas monedas
para comprarle dulces, que le gustan muchísimo.
Cuando se van, a él le cambia la cara
y se queda pensando, ensimismado,
y está así varios días, como dándole vueltas,
rumiándolo, y entonces
yo lo observo sin que él se dé cuenta
y siempre pienso: no está loco,
sólo hace lo que quiere,
libre, en paz.
De pronto, cualquier cosa,
un gorrión, unos mirlos, una insignificancia
le vuelve a su mirar de niño grande
y sonríe otra vez, no se sabe, como a las musarañas,
y a mí me desconcierta porque lo veo ido
y también me lo creo.
De ella, no habla nunca. Si la nombran
en su presencia o le preguntan
por aquella señora,
finge no recordar o les responde
que le dio nueve hijos,
todos de altos destinos: papa, rey...
Luego, a solas, cuando no le ve nadie,
sube a su torre y llora. Yo le he oído
a través de la puerta. y me partía el alma.
En fin señores, ahora me parece
que he charlado de más
y les estoy cansando.
Como les dije, no es un huéped molesto
y estoy muy orgulloso de tenerlo en mi casa
de sencillo ebanista.
Así que vuelvan cuando quieran,
ya ven que ha sido muy correcto con ustedes
y que no le ha aburrido su visita.
Mucho me alegra haberles conocido.
Adiós, señores.
Zimmer.
A sus pies.
Última edición por Pedro Casas Serra el Lun 10 Abr 2023, 03:47, editado 1 vez
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