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Ho Xuan Huong (1772-1822) fue una poetisa vietnamita en chu nom nacida al final de la dinastía Le. Considerada una de las figuras más importantes de la poesía de su país.
Biografía
Los hechos de su vida son difíciles de esclarecer. Al ser una concubina en una sociedad confunciana, su trabajo le enseñó a ser una mujer de mente independiente que se resistía a las normas sociales a través de sus comentarios políticos y el uso de humor y expresiones que hacían referencia al sexo. Sus poemas son a menudo irreverentes y están llenos de dobles sentidos, pero se consideran eruditos.
Su deseo de escribir en nom en vez de en chino tradicional contribuyó a su prominencia en el siglo XVIII.
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
*
Algunos poemas de Ho Xuan Huong, de Ho Xuan Huong. Perfume primaveral, traducción de Jesús munárriz, Hiperión,1996.
LA QUE NACIÓ SIN SEXO
¿Qué conflicto entre las doce hadas de los nacimientos
la privó de su joya primaveral para plantarla no se sabe dónde?
¿Qué más da que sus grititos sean de rata
o que bordonee como el abejorro cuyas picaduras se hinchan?
Desafío a cualquiera a saber si es tubérculo o flor.
¿Quién podrá distinguir si es tallo o es corola?
Ya que es así, así sea, de acuerdo, poco importa;
nunca en toda su vida se oirá llamar nuera.
LA JOVEN DORMIDA EN PLENO DÍA
La acaricia la brisa del verano.
Apenas se ha tumbado, ha quedado dormida.
Se le cae del pelo la peineta,
se le ha desanudado la pechera.
Ni rastro de rocío sobre las dos colinas del País de las Hadas.
La fuente de las flores de durazno no brota todavía.
El hombre honrado, aunque vacila, no puede apartar la vista;
partir le duele, pro no debería quedarse.
LA MADRE SOLTERA
Por complaciente, ahora me encuentro embarazada.
¿Sientes, amado mío, la pena que yo siento?
Aún no ha podido el cielo unir nuestros destinos
cuando un hijo termina con mi talle de sauce.
Toda la vida, amado, te pesará esta falta;
yo aceptaré tal carga, fruto de nuestro amor.
Poco importa lo que anden diciendo y criticando.
Algunas son prudentes; otras, habilidosas.
EL COLUMPIO
¡Bravo por quien clavó con tanta habilidad los cuatro postes!
Unos suben a columpiarse; otros, sentados, los contemplan.
Sus rodillas de grulla docla el chico e impulsa, impulsa a base de riñones,
y la chica, arqueando su cintura de avispa, tensa, tensa la pelvis;
cuatro perneras de pantalones rosa restallan en el aire,
los dos pares de piernas, de dos en dos se estiran.
Quienes practican estos juegos primaverales,, ¿ya saben a qué juegan?
Cuando quiten los postes, los hoyos quedarán abandonados.
LA GRUTA DE CAC CO
Entre el cielo y la tierra ha nacido esta roca,
la divide en dos bloques una grieta honda, honda,
cubre el musgo sus bordes y el hueco se desgarra,
acompasadamente bate el viento los pinos,
salpica el agua fresca sus perlas gota a gota,
entra en ella un camino que se pierde en lo oscuro.
El hábil escultor que esta roca talló, alabado sea,
porque la hizo accesible, al entreabrirla, a los ojos de muchos.
EL POZO
La callejuela que conduce a él es húmeda y profunda.
¡Oh qué pozo excelente, de agua clara que es una maravilla!
Centellea la pasarela con sus dos tablas blancas.
Su agua corre en un reguero de transparente limpidez.
En torno a su brocal trepa la grama en pequeños mechones.
Un pececillo vivaracho en medio de la corriente nada.
Quién sabe si este pozo, al igual que una virgen, está intacto.
A ver quién es el guapo que se atreve a pescar en esas aguas.
EL FRUTO DEL ÁRBOL DE PAN
Mi cuerpo es como el fruto que da el árbol del pan,
de corteza rugosa, de pulpa muy espesa;
amigo, si te gusta, hunde en él tu punzón
pero, ojo, si lo palpas te pringarás los dedos.
COMPARTIR MARIDO
Compartir un marido con otra, ¡puta suerte!
Una duerme bajo mullidos edredones y la otra se congela.
Si, por casualidad, algún encuentro cuaja,
son uno o dos al mes, a tres no llegan.
Una se arrima para sacar algún tazón y el arroz está mal cocido,
una sirve igual que una criada, sólo que no le pagan.
¡Ah, si hubiera sabido que esto iba a ser así,
me habría resignado a vivir siempre sola, como vivía antes!
A LA QUE LLORA A SU MARIDO BOTICARIO
En el silencio, mis oídos escuchan llantos y sollozos.
Ya sé que aún amas a tu esposo, pero laméntate en voz baja.
¿Te acuerdas de su barra de regaliz tan dulce?
¿Y su canela en rama, que era amarga y picante?
Puso al fuego las pieles y capullos frutales y los dejó al partir;
un tallo de apio y sus semillas de nenúfar los maceró y se los llevó.
¿A quién le pasarás su tajadero?
La vida ¡ay! es un préstamo y la muerte un retorno.
Ho Xuan Huong (1772-1822) fue una poetisa vietnamita en chu nom nacida al final de la dinastía Le. Considerada una de las figuras más importantes de la poesía de su país.
Biografía
Los hechos de su vida son difíciles de esclarecer. Al ser una concubina en una sociedad confunciana, su trabajo le enseñó a ser una mujer de mente independiente que se resistía a las normas sociales a través de sus comentarios políticos y el uso de humor y expresiones que hacían referencia al sexo. Sus poemas son a menudo irreverentes y están llenos de dobles sentidos, pero se consideran eruditos.
Su deseo de escribir en nom en vez de en chino tradicional contribuyó a su prominencia en el siglo XVIII.
(Sacado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] )
*
Algunos poemas de Ho Xuan Huong, de Ho Xuan Huong. Perfume primaveral, traducción de Jesús munárriz, Hiperión,1996.
LA QUE NACIÓ SIN SEXO
¿Qué conflicto entre las doce hadas de los nacimientos
la privó de su joya primaveral para plantarla no se sabe dónde?
¿Qué más da que sus grititos sean de rata
o que bordonee como el abejorro cuyas picaduras se hinchan?
Desafío a cualquiera a saber si es tubérculo o flor.
¿Quién podrá distinguir si es tallo o es corola?
Ya que es así, así sea, de acuerdo, poco importa;
nunca en toda su vida se oirá llamar nuera.
LA JOVEN DORMIDA EN PLENO DÍA
La acaricia la brisa del verano.
Apenas se ha tumbado, ha quedado dormida.
Se le cae del pelo la peineta,
se le ha desanudado la pechera.
Ni rastro de rocío sobre las dos colinas del País de las Hadas.
La fuente de las flores de durazno no brota todavía.
El hombre honrado, aunque vacila, no puede apartar la vista;
partir le duele, pro no debería quedarse.
LA MADRE SOLTERA
Por complaciente, ahora me encuentro embarazada.
¿Sientes, amado mío, la pena que yo siento?
Aún no ha podido el cielo unir nuestros destinos
cuando un hijo termina con mi talle de sauce.
Toda la vida, amado, te pesará esta falta;
yo aceptaré tal carga, fruto de nuestro amor.
Poco importa lo que anden diciendo y criticando.
Algunas son prudentes; otras, habilidosas.
EL COLUMPIO
¡Bravo por quien clavó con tanta habilidad los cuatro postes!
Unos suben a columpiarse; otros, sentados, los contemplan.
Sus rodillas de grulla docla el chico e impulsa, impulsa a base de riñones,
y la chica, arqueando su cintura de avispa, tensa, tensa la pelvis;
cuatro perneras de pantalones rosa restallan en el aire,
los dos pares de piernas, de dos en dos se estiran.
Quienes practican estos juegos primaverales,, ¿ya saben a qué juegan?
Cuando quiten los postes, los hoyos quedarán abandonados.
LA GRUTA DE CAC CO
Entre el cielo y la tierra ha nacido esta roca,
la divide en dos bloques una grieta honda, honda,
cubre el musgo sus bordes y el hueco se desgarra,
acompasadamente bate el viento los pinos,
salpica el agua fresca sus perlas gota a gota,
entra en ella un camino que se pierde en lo oscuro.
El hábil escultor que esta roca talló, alabado sea,
porque la hizo accesible, al entreabrirla, a los ojos de muchos.
EL POZO
La callejuela que conduce a él es húmeda y profunda.
¡Oh qué pozo excelente, de agua clara que es una maravilla!
Centellea la pasarela con sus dos tablas blancas.
Su agua corre en un reguero de transparente limpidez.
En torno a su brocal trepa la grama en pequeños mechones.
Un pececillo vivaracho en medio de la corriente nada.
Quién sabe si este pozo, al igual que una virgen, está intacto.
A ver quién es el guapo que se atreve a pescar en esas aguas.
EL FRUTO DEL ÁRBOL DE PAN
Mi cuerpo es como el fruto que da el árbol del pan,
de corteza rugosa, de pulpa muy espesa;
amigo, si te gusta, hunde en él tu punzón
pero, ojo, si lo palpas te pringarás los dedos.
COMPARTIR MARIDO
Compartir un marido con otra, ¡puta suerte!
Una duerme bajo mullidos edredones y la otra se congela.
Si, por casualidad, algún encuentro cuaja,
son uno o dos al mes, a tres no llegan.
Una se arrima para sacar algún tazón y el arroz está mal cocido,
una sirve igual que una criada, sólo que no le pagan.
¡Ah, si hubiera sabido que esto iba a ser así,
me habría resignado a vivir siempre sola, como vivía antes!
A LA QUE LLORA A SU MARIDO BOTICARIO
En el silencio, mis oídos escuchan llantos y sollozos.
Ya sé que aún amas a tu esposo, pero laméntate en voz baja.
¿Te acuerdas de su barra de regaliz tan dulce?
¿Y su canela en rama, que era amarga y picante?
Puso al fuego las pieles y capullos frutales y los dejó al partir;
un tallo de apio y sus semillas de nenúfar los maceró y se los llevó.
¿A quién le pasarás su tajadero?
La vida ¡ay! es un préstamo y la muerte un retorno.
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