Fanny Rubio (1949-

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Fanny Rubio (Linares, Jaén, Jaén, 18 de octubre de 1949) es una catedrática de universidad, investigadora y escritora, experta en poesía española contemporánea.

Biografía

Nacida en Linares el 8 de octubre de 1949, inicia sus estudios universitarios en Granada, aunque se licenció en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid en 1971. Doctora en Filología Románica por la Universidad de Granada en diciembre de 1975, su tesis doctoral versó sobre las revistas poéticas durante el franquismo. Vinculada a la Universidad de Granada desde 1971 como becaria de investigación, marchó a Fez junto a su marido, Bernabé López, especialista en Historia y Cultura Árabe, en 1974. Fanny Rubio enseña durante dos cursos en la Universidad de Fez. En el curso 1976-77 fue profesora adjunta contratada por la UNED de Madrid. Desde 1977 es profesora de la Complutense, primero como Adjunta contratada, luego como Titular y por último como catedrática de Literatura Española desde 2009.​ Se casó en 1971 con Bernabé López García. Tiene una hija.

Trayectoria

En 1966 publicó su primer libro, Primeros poemas y en 1970 obtuvo el Premio de Poesía de la Universidad Complutense con su libro Acribillado amor. En esos años, ya en Granada, contactó con el Partido Comunista de España y el sindicato Comisiones Obreras, llegando a participar en la vida orgánica del partido a través de su Comisión de Cultura. En ese ámbito conocería a Juan Genovés, Armando López Salinas, Cristina Almeida (a quien visitó en la cárcel de Carabanchel), a la cantautora Elisa Serna y a Teresa Rial (presas en la cárcel de Yeserías), y a Dulcinea Bellido, Carmen Rodríguez, Josefina Samper. En ese periodo colaboró en la prensa izquierdista: Mundo Obrero, Nuestra Bandera, así como en las revistas Argumentos, Materiales, Mientras tanto…. En 1982 se desvincula del PCE, aunque no de su militancia sindical. Ese año publica Retracciones.​
Viajó a Alemania en 1985 con Basilio Martín Patiño y un grupo de amigos y de esta experiencia nació su libro de poesía Dresde, publicado más tarde (1990). A finales de la década de 1980 coordina los cursos de verano de humanidades de la Universidad Complutense de Madrid.​ Publica nuevos libros de poesía: Reverso (1988), En re menor (1990), Urbes (1991), Cuadrantes…, libros de relatos: A Madrid por capricho (1988), y de crítica literaria: Dámaso Alonso, Hijos de la ira (1990). En 1992 publica su primera novela, La sal del chocolate, en la que relata el período de la Transición;​ y tres años después La casa del halcón, novela en la que una periodista es cómplice de una situación que la supera.​ En ese periodo asesora la serie documental de Televisión Española Esta es mi tierra, junto a escritores como Jon Juaristi o Luis Landero.​
En 1998 publicó la novela El dios dormido,​ en cuya presentación, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, doce mujeres homenajearon a la María Magdalena protagonista de la obra: Carmen Alborch, Amalia Iglesias, Rosa Pereda, Isabel Vilallonga, Cristina Sánchez, Dulce Chacón, Ángeles Caso, Marina Rossell, Ana Rosetti, Margarita Pinto, Beatriz Herranz y Clara Janés.​
Su novela El hijo del aire (2001) forma parte de una trilogía dedicada a recuperar la memoria contemporánea y aborda el tema de las desapariciones de la dictadura argentina. Fue llevada al teatro por José Luis Fernández y el grupo Escalinata Teatro de Jaén en 2002.

Instituto Cervantes

En 2006 fue nombrada directora del Instituto Cervantes de Roma, a propuesta de su director, César Antonio Molina,​ cargo en el que permaneció dos años. En 2009 recibió la Encomienda de Isabel la Católica por su labor fuera de España.

Memoria histórica

En 2006 denuncia el maltrato por parte del Ayuntamiento de Valencia de los restos mortales de sus abuelos, enterrados en el cementerio civil de la localidad.​ En junio firma una carta, junto a otros intelectuales progresistas como Joan Oleza, Cristinja Almeida o Matías Alonso, en la que piden al Papa que medie en la protección de la fosa común de Valencia.

Feminismo

Destaca en su obra un feminismo original que poco tiene que ver con el feminismo al uso. Fanny Rubio ha investigado el cambio dado por la mujer de objeto de representación a sujeto con personalidad propia, cambio experimentado en todos los órdenes de nuestra sociedad. Y ha querido mostrar cómo, a lo largo de la Historia de la Literatura, el sujeto femenino toma un lenguaje desterritorializado. Con motivo del centenario de la publicación del Quijote, dirigió el estudio El Quijote en clave de mujeres, que recoge casi una veintena de ensayos sobre el papel de la mujer en esta obra. En una conferencia afirmó: "Miguel de Cervantes fue un preilustrado y un referente de libertad para las mujeres".

Reconocimientos

• Premio Meridiana 2007, del Instituto Andaluz de la Mujer de la Junta de Andalucía.​
  

• Encomienda de Isabel la Católica en 2009, por el Consejo de Ministros de España.
  

• El cantautor Paco Ibáñez musicó el poema El rey Almutamid.
  

(Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Fanny_Rubio )


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Algunos poemas de Fanny Rubio:


De Acribillado amor, 1970:


AÑO PRIMERO DE LA LUNA...

Año primero de la luna. Se consiguió ondear la americana.
Año espacial y solo de bordón y estrangulada música.
Cambiaron los anuncios de la televisión.
Hoy ha nacido delante de tu casa la primera de las plantas atómicas.
Tu cenicero se heló esta madrugada
y los demás seguimos en débil transfusión
sin que coincida nuestra trayectoria, nuestro grupo sanguíneo,
nuestra forma de hacernos el amor o tan sólo los grados del termómetro, enfermos de la misma dolencia.

Hoy vienes de un cansancio.
Querido, hoy llegas cuando se han esfumado las palabras,
porque sólo nos queda lo indecible,
porque puedes estar en lo probable.
O es que falla la física.
O es que tío Carlos no nos conocía desde aquel monosílabosedante colectivo con formato económico trisílabo.

Oh tú, oh fiera, escucha.
Oh dolor maquillado de sonrisa,
oh locura fundada, oh rodilla nerviosa,
cuando aún no tenemos una geografía estable
donde velarse en paz nuestra ceniza
y crece la estadística del miedo
porque no se consulta al que puede venir a torturarse,
cuando sigues estando y eres fuerte.

A veces nos paramos y vamos reduciéndonos
a un estante, un papel,
algún periódico minoritario y todo,
a algún amor que casi siempre ayuda
para un sereno sobrevivir de triste,
hasta que tú, tus eses, tus ojos, tus esdrújulas, sonriendo
junto a aquellos muchachos lírico-desatados
que nos hacían a veces ser irónicos,
subrayas las palabras, pintas la media luna...

Y ahora, una patada, un beso, me despido.
Estoy cansadamente hablando.
Recuerda, centraminas, estabilizadores
y aquel bruto psiquiatra encuestador
(también faltaba sangre aquella noche,
aquella madrugada tan difícil.
Los hospitales no quisieron saber de los abrazos.)

Hoy también muerdes duro; Basta, Pablo.
Te pensamos en Granada y a Lunes.

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De Retracciones, 1982:


NO QUISE BLANQUEARTE...

No quise blanquearte.
Sodoma te he amado apaleada y trágica,
Sodoma yo te arne cuando, dicen los libros, eras un cementerio de mentiras y estatuas.

Sodoma si yo te hubiese conocido viva habria encabezado diariamente una marcha para que Dios cediera.
Sodoma a veces pienso que te burlas.
Sodoma l,es cierto que no tenias diez justos?
Sodoma, entiendo poco de estadisticas, casi nad del muerto último.
Sodoma, tras la ira, acribillada, eras una bestia hermosisima.

Dicen que también hubo niños en la masacre, que perecieron miles de palomas y caballos e incluso autom6viles. Sodoma ¿Es cierto
que el morir de tus lobos fue escalofriante, que se iban secando uno por uno como el cloruro del mar muerto?

Sodoma no te ocultes; tuvieron que inventarte para la historia tuberculosa, negra,
fue necesaria aquella aberraci6n definitoria por disfrazar el crimen colectivo.
Sodoma he intentado 1evantar esta piedra y verte respetada por tus propios gusanos
para dejar mis 1abios
en e1 1ugar que, dicen, fue de 1a ma1dici6n.



AHONDABAN EN LA NOCHE...

Ahondaban en la noche, adivinando la memoria, sin agotarla. Hormigas en cadena anudando el recuerdo a la epidermis, ciegas, atando, descomponiendo el fuego en lengua, el tiempo en almidonado cartílago, la camisa en paloma reiterada, en laberinto el cuarto.

Buscaban en el fondo con vértigo de búfalo caído, explorando como el rocío el pozo, viento en la oscuridad, junto a la sangre.

Se asomaban al borde de la lenta mirada, allí donde la luna se entreabría, en donde sueño y mano reconocen

dulces como la luz.

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"SOC UNA DONA"...

"Soc una dona".

Mientras canta en la plaza funde su figurilla irreverente con luces del crepúsculo, como si derramara en el cincuenta aniversario del voto femenino la secular cicuta, el viejo modo.

Detiene sin querer desde la altura sus ojos en los ojos separados del mar y de la silenciosa multitud se lleva el fértil calendario, la mirada de históricas ojeras, la ceniza del llanto.

Mas no es la voz, sino un vuelo alentado de palomas, lo que camina hacia la tierra verde, lo que en nocturno exilio reconoce los cabellos de octubre, lesbia corona de alianza.



TOCA LA LUZ EL FONDO...

Toca la luz el fondo
para afirmar la voz
que no se ha pronunciado
y crece rítmica en lo oscuro.

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De Reverso, 1987:


SOLAR

Resistiendo cuarenta y dos inviernos sin que contrachapados, railitas, super plásticos de media-baja lograran desplazarla. Factor primero de la estabilidad familiar, un metro ochenta, clavada sobre el suelo, cuatro cilíndricos pilares. Ella la madre desde 1939 de todos los pingüinos, nueras hijos y nietos del rancio tronco familiar: uno a uno el periódico diario.

Sin que nadie discuta la suficiencia de un elemento tan dado por supuesto se acercan vírgenes, lavados, a celebrar con sopa de sobre y cubierto de plata los eventos.

Meticulosamente se organiza la distribución espacial: los niños, ah, los niños aparte, a la derecha el yerno primogénito (la hija) del beato sillón, en torno suyo cada cual con su silla, otra memoria del subdesarrollo.

Silencioso reducto, cómplice de los signos del pie, fosa común de inútiles (perdidos) sentimientos, confidencias a media noche, tragada rebeldía, ve crecer a los vástagos, alguno de los cuales se aproxima y7a con temor solemne aquí no se pronuncian estas cosas.



LOS ÚLTIMOS DEL SUR

Atrás se quedó el trigo, la compostura del naranjo, la cubrición grisazul de la oliva. Atrás el brazo campesino alimentado de semilla lunar y río grande, la nívea anciana de tímpano sagrado.

Llegaron como pájaros de circular memoria, la pupila obcecada en la galaxia conquistable, hacia la nube negra y el paraíso de la lata, hasta el borde punzante de la lágrima. Alargaron la fila del exilio y soñaron durante muchas noches, junto a certificados victoriosos, con programas de radio y líderes y dominguera exhibición retorno.

Pero ellos, hijos del limo y la aceituna, sabían del fuego y de la rueca y en secreto huían del humo oscuro que los llevaba a los estados en desvalida peregrinación, que los vencía (intermitente bocanada) en el gran almacén hasta —a falta de pan— grabar en su memoria una canción de míticos naufragios.

Y en la nostalgia de los áticos, al ritmo estereofónico de los lavavajillas, sin otros pétalos que los que el plástico legisla, veían, sin vuelo, el horizonte. Y no resueltos a morir de olvido se preguntaban —fetichistas siempre— cuándo encender la lámpara de aceite, única referencia ritual que les traían los días vegetales

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PACO RABANNE: IN MEMORIAM

Por este bello frasco hoy soy capaz de terminar tu historia.Míralo entronizado: Sólo una de sus gotas marca el límite de tu perímetro sobre la sábana e inspira el adjetivo justo del antiguo deseo.

Debo reconocer que en otro tiempo sentí hospitalidad donde hubo aroma. Pensé yo que adoraba el gesto hidalgo, la soterrada tecla, el paseo ilustre sobre un flamante coche de alquiler y la llegada de tu bondad legisladora (doble llave) cual si viniera de celebrar sus Cortes en Toledo. Mas no fue el hombre sino su bálsamo, lo que acotó la seductora geografía. No fue la voz acariciante, las ínsulas soñadas, el último dietético capricho—tu zona de poder— en mi despensa lo que inundó de luz la tarde pudorosa 

sino el viento que ataba la prolongación tenue de mi desasosiego. Ay, portero de noche, dulce mío, te debo confesar que fue la huella del perfume que se extendió en tu cuerpo lo que yo amé 

y él sólo fue partícipe y testigo de la hermosa mentira.




De Dresde, 1990:


DEJA SENTIR EL FONDO...

Deja sentir el fondo. Un trazo gris y blanco nos lleva hacia lo cóncavo. Te miro en esta última aventura visible, sin cepillo de dientes: qué hace quí mi pijama barnizado. Te veo vestido de palabras mías en este carnaval nocturno, en la absorción, en remolino, de hojas verdes. ¿Esta es la realidad diseminante que se tejía furtiva a través de los cambios de color?

No hay más poder que esta balsa de trigo, mi amante fragmentado, máscara azul contra el no ser.

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UN PEZ REY NOS CONDUCE EN ESTAS AGUAS...

Un pez rey nos conduce en estas aguas que se beben el "Hotel de Pologne". Llega un doctor agazapado que pide un mondadientes.

Entraremos descalzos al naufragio, sin maestresala ni ciudadanía.

No hay más historia que esta voz.

Dame el lápiz de ojos en la primera tregua, no vamos a morir, desmaquillados, sin ceniza, este miércoles.



DRESDE

Tu espaldea ya era hija del cisne y del estruendo.

Llegué a la hora
.......que el cazador de medianoche
.......daba los últimos bandazos.
 
Seguí tu rastro mineral y en el camino
.......la corona de un príncipe polaco
.......rodaba entre columnas degolladas.
 
Pude escuchar el crepitar, sobre una cúpula,
.......de la última gota de plomo.
 
Tanto desguace vino a mi pupila
.......que supe por el soplo de los fuegos
.......que debía comenzar desde la sombra
.......a deletrear tu ruina de templo arponeado,
.......a conocer, hacia el agua redonda,
.......el curso remoto de la hormiga.
 
Así, sentada dentro de mis ojos,
.......al borde de la espada ceniza
.......busqué atender el verde pulso
.......de la abeja expectante en el fruto calcinado

y tenuemente dejé caer los dados
.......que me anunciaran
.......en la nocturna pausa,
.......Dresde,
.......cómo sería tu amanecer.

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CONMEMORACIÓN

Labrar tras el asedio.
Piedra labrada para conmemorar
que la muerte no puede con la piedra.

Ni marcha, ni timbal.
llanto por la ciudad descimentada.
Mira mis folios volanderos
como lienzos y ábacos, adoquines de pesadilla
y piedra, para calcificarme.
Piedras.

Así, podrán hacerse los discursos,
la Épica, porque
¿quién oirá los discursos si no hay piedra?



PRUEBA DE AUTOR

I

Babel se esconde tras el adjetivo y la palabra mano se hace cabaña en el invierno. Unas a otras se fecundan las letras hasta obligarme a respetar su tiempo y a nacerme con ellas. Así navego dentro de mí misma en la humareda del secreto, separada de mí, en el abismo que expresa lo indecible.

Si me asomo al mar nuestro, el mar que tú y yo nos inventamos cuando inclinamos el mentón herido de muerte en las ojivas, un crepitar de llamas da lugar a otro desprendimiento de conciencia, porque las aguas verdes y las negras alojan en su abrazo el temblor de una lengua que habrán de pronunciar en exclusiva los ángeles rebeldes

y si decido huir por la entramada me sorprendo dentro de un obstinado coro de mendigos, huérfanos de la aurora, rebuscando con sus enfebrecidas linternas en el lodo.



¿QUÉ FARÉ, MAMMA?

Un neblí dio tres vueltas sobre mi mar de los tejados después de haberse posado tontamente encima de aquella gata azul y de un castaño de ese parque, que lo acogieron con relativa buena educación.

Desde el balcón de mis vecinos constató, durante media hora, que desde estos rosales no se ocultaran armas, asfalto amenazante o cazadores de rarezas (nunca se sabe, en la ciudad).

Sus ojos se posaron en mi sillón de mimbre como prueba de rendición ante los lilos.

Con sólo darme cuenta de que tenía las patas amarillas, mucho antes de mirarlo a mi gusto, dio su primer salto mortal, de un lado a otro de esta calle.

Su llegada expulso a todos y cada uno de los gorriones autóctonos, incluso a golondrinas ya entradas en años con las que habíamos pactado, desde hacía dos inviernos, un diálogo ejemplar.

Desde entonces apenas hace ruido. Sólo quiere mirar y que lo mire. Se pasa las mañanas junto al rosal y por las tardes se queda en la ventana donde escribo, para leer en español y aconsejarme con un elemental pero absolutamente interesado parpadeo.

Hoy mi marido me ha puesto en el dilema de elegir entre el neblí y él.

Por eso mamma ¿qué faré?


FANNY RUBIO, En voz alta. Las poetas de las generaciones de los 50 y los 70, Hiperión, 2007.