Cecilia Domínguez Luis (1948-

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Cecilia Domínguez Luis (La Orotava. Tenerife, 17 de octubre de 1948​) es una escritora española.

Datos biográficos

Nació en La Orotava en 1948. Ya desde muy niña se sentía inclinada a la escritura y en 1960 con 12 años obtuvo el Primer Premio en el Concurso de estribillos convocado por el Liceo de Taoro y, unos años después, en 1964, el Primer Premio de un concurso Literario-eucarístico.
En 1966 comienza a estudiar Filosofía y Letras en la Universidad de La Laguna. Ese mismo año fallece su padre.
En 1968 se traslada a Madrid y empieza a estudiar Historia del Arte en la Universidad Complutense. Un año después regresa a Tenerife y se ve ante la imposibilidad de seguir estudiando. En 1980 finaliza la titulación de Magisterio y en 1987 se licencia en Filología Hispánica en la Universidad de La laguna.​
Ha publicado numerosos libros de poesía, novelas y cuentos, y su obra ha sido traducida al francés, al rumano y al alemán. Ha participado como ponente en diversos congresos nacionales e internacionales sobre lengua y literatura, así como en encuentros de poesía. También ha publicado artículos, poemas y cuentos en periódicos y revistas de las islas Canarias y de la península.​
Forma parte del comité de redacción de la revista Cuadernos del Ateneo del Ateneo de La Laguna, sociedad de la cual fue presidenta entre 1999 y 2001. También ha pertenecido a los consejos de redacción de otras revistas literarias como Fetasa y ACL: revista literaria, de la Academia Canaria de la Lengua.​
Desde el año 2011 es académica numeraria de la Academia Canaria de la Lengua y en junio de 2013 es nombrada miembro del Instituto de Estudios Canarios. En 2015 recibe el Premio Canarias en la modalidad de Literatura.

(Sacado de https://es.wikipedia.org/wiki/Cecilia_Dom%C3%ADnguez_Luis )


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Algunos poemas de Cecilia Domínguez Luis:


De Un cierto sabor para los días venideros, 1987:


EVA

En su primera crisis de locura
recorrió la alameda
abrazando los árboles desnudos.
Luego pintó sus labios
con un carmín barato
y sonrió a la luna
en una noche eternamente suya.



AT HOME

Hoy
que sólo siento un pedazo de vida colgando de mis dedos,
demasiado aturdida para hablarte,
te he dejado marchar
y he vuelto a correr las cortinas
bajo un sol que no sabe de estaciones.
Ahora
prepararé una sopa de tortuga
y la derramaré sobre el parquet pulido.
El chapoteo de mis pies
y la ausencia de ojos asombrados
me volverán, impune,
a las horas desiertas y únicamente mías.
Otros, por menos,
han perdido su sombra del asfalto,
pero yo me resisto:
no dejaré la mínima huella
y cuando vuelvas
la cena y el parquet estarán a punto.
Te diré cualquier cosa:
que no ha ocurrido nada interesante,
que me he aburrido un poco
o que, al fin, he acabado la novela.
Luego me iré a la cama, con el libro de siempre
y una tisana fría.



PROTESTA

Verano. Mediodía.
El vecino pide una toalla
y canturrea feliz
mientras yo seco mi embriaguez con un pañuelo
y sonrío
sobre todas las tristezas de este sábado
como un niño enfermo
junto a su juguete preferido.
Ya no son libres la cicuta y el láudano;
ahora sólo se venden en farmacias,
por "prescripción facultativa"
y con nombres absurdos pero higiénicos
que engañarían hasta al mismo Sócrates.
Y es un fastidio
tener que suicidarse lentamente
con whisky adulterado.



INVENTARIO

"caetera desideratum"

Se tiene
...............la mañana
para reconocernos sin sorpresas,
la siesta los domingos
en ciudades dormidas,
la enfermedad de siempre, almacenada,
por si no hay otra excusa,
un amuleto chino
regalo de un amigo para los días grises,
una caja de trastos,
alguna carta comprometedora,
un cansancio, ya viejo,
que nos visita al alba cada lunes,
un traje de ocasión en naftalina,
la ventana, la espera,
un cepillo de dientes,
un pañuelo olvidado por el ultimo amante,
el insomnio del viernes,
un reloj, una cita
para cumplir mañana
y algunas otras cosas sin mayor importancia.

Lo demás se desea.




De De pronto anochece, 1997:


SOLILOQUIO

Pienso en una jaula vacía
y en la mujer asomada a la ventana:
Unívocas las dos en esta tarde
que oscurece la lluvia.
........Me detengo en la sombra
con esa repentina sensación de vacío
que a veces nos inunda,
y es el tiempo que avanza sin nosotros.
........La mujer permanece
y el minuto que pasa prepara su silencio.
........Pienso si seguirán así todas las tardes,
si fueron las de ayer:
los barrotes de hierro, la ventana entreabierta,
los miles de reflejos
en sus ojos oscuros.
........Pero acaso la jaula siempre estuvo vacía,
como un regalo absurdo que nunca recordamos,
y la mujer no espera, sólo mira, impasible,
la lejanía gris de las ausencias.

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De Un cierto sabor ácido para los días venideros, 1987:


EL INTRUSO

Entró sin avisar en nuestra casa,
descorrió las cortinas,
dejó colillas en las habitaciones
y forzó nuestros ojos a mirarle sin odio.
Hizo pesquisas en nuestros labios mudos
y en nuestros pobres corazones temerosos.
En el jardín
arrancó los crisantemos y apisonó la hierba
sonriendo, insolente
como un dios joven y atrevido.
Nosotros le mirábamos, inmóviles,
con la inacción que deja la sorpresa.

Enrojecía el mar. El horizonte
se poblaba de nubes y de alas
y nos amamos, sin remordimiento,
bajo la maliciosa mirada del fauno.



NOCTURNO PARA DESCONOCIDOS

Ahora que aún no sé nada de tu historia,
del silencio que rompes en las viejas paredes,
del ayer que fustiga
tu corazón, nacido para noches de lluvias,
ni tú sabes el miedo
que me hace creer en la muerte del alba,
de la estancia en que guardo las llaves
de un delirio secreto,
ni de los nombres que cosecho
bajo un árbol marino.
Ahora es el momento
de atravesar los puentes que duermen en la tarde
y amarnos, libremente, sin tregua
..........................hasta mañana.

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De Víspera de la ausencia, 1989:


ROMA

El desfile de las viejas catedrales
será para la próxima primavera
y el guerrero prepara su arnés
con la tristeza consabida de todos los sábados.

Estamos ante los surtidores opalinos,
con las tímidas monedas que esperan el crepúsculo
para su caída entre las náyades de piedra.
Después de todo
aún nos quedan ídolos para ahuyentar el miedo
y tu cuerpo, que despierta un deseo incurable bajo mi piel,
acoge a las primeras palomas de la tarde.

Demasiados arcángeles sobre las arquivoltas.

Huyamos,
mientras el sol se derrama
sobre los príncipes sagrados y el oro ceniciento.

El guerrero ha besado los pies de los apóstoles.

Cavemos nuestro lecho
junto al último árbol de la colina
y derramemos nuestra sed bajo los pájaros errantes
que señalan el camino del mar.

La doncella se ofrece al rato detrás de los cristales
y el guerrero sonríe, prisionero, y la habita.




De De pronto anochece, 1997:


INFORME SOBRE EL HUMO

Ir muriendo es, a veces,
apurar el licor de nuestro vaso,
mirar en los cristales
al otro ser aislado que nos mira
como esperando un gesto
ajeno que destruya su círculo de agua,
o esperar, con temor y deseo, la noche
para que llegue el sueño, furtivo, y nos libere.

No hay demasiado tiempo
para cubrir los ojos con paisajes de lunas
que conjuren la niebla.
Las sirenas, ansiosas,
depositan, maléficas, su canto entre las sombras
-suave la voz que invita
..........................a saciarnos de espejos-.

El morir es, a veces,
una esquina que dobla hacia playas desiertas,
una fruta que cae,
catedrales ausentes,
la multitud pidiendo que canten las estatuas,
un ángel que señala, sonriendo, el vacío,
y esa incierta codicia
con que miras mi cuerpo
.........................cuando acaba la tarde.

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SORTILEGIO

Ella tiene las trenzas negras
pero es algo vieja ya y está cansada.
..........Se pincha cuando cose,
arroja al suelo la camisa rota
y su mirada torva recorre las paredes.

La escalera desierta cruje, habita
el silencio del cuarto. Ella espera.

Está abierto el armario:
sábanas olvidadas
amarillean mudas sin saber de las noches.

-En la esquina del sueño una rata dormita-

Ha llegado el momento:
Se levanta y escupe
y sin amor ni odio
....................desmantela la casa.




De Doce lunas de eros, 2000:


NOVIEMBRE (fragmento)

1-2

Hueles a algo lejano.
Como a otro mar
que un día
depositó en tu orilla
su deseo.

3-4

Y
como ávidos insectos
devorarnos
en el caos ardiente
de esta isla remota.

5-6

Las ramas del acebo
ocultan el instante.
Y yo muerdo tu mano
que encarcela mi grito.

7

Dime dónde reposas.
El olor de la vid
ha impregnado mis sábanas
que esperan, como amantes,
acoger nuestro abrazo.

8-9

Escucha
la llamada de la tierra.
Los laureles destinan
las ramas más hermosas
a ser lecho y refugio
para nuestro desvelo.

10-11

Tus besos tienen
el poder de la lluvia:
al llegar a mis labios
desbordan el torrente
de mi cuerpo.

12-13

No busques en mi olor
el perfume con que ungiste mi piel,
porque es otro el que exhala mi cuerpo
para confundirte.

14

Llenos están los odres
y el lecho huele a mirto y cinamomo.
Cuando llegues, el néctar y el ocaso
nos llevarán al reino del incendio.

***

28

Nada importa
que no sea este cuerpo que se ofrece,
la boca que succiona,
muerde y absorbe el gozo hasta la cima:
la pasión
que nos vuelve al paraíso.

29

La eternidad:
ese instante
de cuerpos en desorden
ondulando, fundiéndose
en un mar sin orillas.

30

Besos, sudor, saliva
que reavivan el fuego
de la piel,
por llegar
a ese instante sin memoria
en que los cuerpos fluyen
devorados.

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De Azogue, 2005:


COLGASTE LAS NARANJAS...

Colgaste las naranjas.
¿Fue sentencia o deseo
de suspender los frutos del incendio al filo de tus ojos?
Yo miraba tu gesto en el cristal,
de espaldas a tu espalda.
Y fue la noche;
y fueron otras noches,
amaneceres cálidos y ocasos lujuriosos.
Y tu mano y los frutos
tomaron por asalto mi memoria.



FRENTE A FRENTE...

Frente a frente
la mano señala al otro que mira.
Univoca la historia,
la tierra y el instante.
La quietud
que aprisiona y acepta el desafío.
Ajena es la distancia,
como un soplo de aire que, en el fondo,
las cortinas agita.


CECILIA DOMÍNGUEZ LUIS, En voz alta. Las poetas de las generaciones de los 50 y los 70. Hiperión, 2007.