CARTA DE AMOR IMPOSIBLE II
PRIMER PREMIO IX CERTAMEN CARTAS DE AMOR
PIEDRABUENA (Ciudad Real)
Autor: Juan José Alcolea Jiménez©
Amanece en Enero del dos mil y no puede
ya mi pecho callarse tanta ausencia que grita.
De mi nombre ya sabes, como sabe la tarde
la canción de ponientes que de noche la sitian.
Yo quisiera mostrarte en esta carta que empiezo
del amor que me abrasa una leve noticia,
un apunte tan sólo que en su torpe concierto
expresara algún eco del clamor de tu alquimia.
Y quisiera contarte de estas cosas que entiendo
que contigo se vierten por el caz de mi vida,
tantos ebrios momentos que apurando brebajes
en tu boca tan sólo con mi boca se citan.
¿Cómo aupar de alfabetos el rumor de tus besos?
¿Cómo al breve sonido transmutar tu caricia?
¿Cómo el largo camino que recorre tu cuerpo
ayuntar a esta albura del papel y de tinta?
¿Puede, acaso, la noche con su oscuro silencio
expresar de la aurora la eclosión en que habita?
O la roca del cierzo que la adama y la dora
¿puede hablarnos del beso con que su moja su arista?
¿Cómo puede mi boca expresar en palabras
esa hondura de hallazgos que en tu sueño me abrigan?
¿Cómo hallar esa exacta trasgresión del silencio
que enhebrara de nombres por tu urdimbre de cimas?
¿Cómo aunar al sonido tu creciente de pechos?
¿Cómo el tacto inefable de tu ronca medida?
¿Cómo el cauce que allega a tu abismo más cierto
puedo en torpes palabras reflejar con justicia?
¿Qué cerrada redoma conformara ese abierto
catecismo de abejas que florece en tu herida?
¿Qué matraz puede acaso condensar el gemido
con que ausente te escapas cuando a mi me terminas?
No es posible decirte lo que el pecho reclama,
su sacrática lengua fue tal vez abolida,
y mi voz es cual mudo grito informe que al viento
se derrota en arpegios que tan sólo te atisban.
Mas aquí dejo escrito este apunte de intento
que tan sólo en mi carta puede hacer la poesía,
pues me faltan palabras y me sobran silencios
para hilar todo aquello que decirte querría.
Cuando abierta mi carta se derrame en tus ojos,
no se enturbie tu pecho por lo poco que diga,
lo que falta es lo mucho que quisiera decirte
lo que dice el lo poco que mi boca me dicta.
Que te vaya bonito y no tardes, que tengo
de tu ausencia una enorme magnitud emprendida
y es barbecho el recuerdo de la mies de tu boca
y es la casa silencio que llamándote mira.
Y es la mesa un espejo donde llora tu asiento
y es la puerta un encierro que del mundo me exilia
y es la noche una herida y es la cama un desierto
y es tristeza este tiempo que sin ti me declina.
Tuyo: AMADÍS.
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CARTA DE AMOR
A UN ZAPATO VIEJO
En Rivas y a catorce de un Enero
repleto de cadencias y de nieves,
invierno de un dos mil que ya se siembra
de plata por mis sienes.
Yo soy uno cualquiera ¿A quién le importa?
un hombre en su camino hacia la muerte
que cuenta en esta carta, sin premura,
a un humilde zapato lo que siente.
Te escribo a ti, mi fiel viejo zapato,
tantos años unido con mi suerte,
lustroso en la Fortuna o sucio y triste
si Dios me daba cartas indolente.
A ti que vas sufriendo sin palabras
el peso de mi ser sin ofenderte,
a ti que eres mi límite del suelo
y acaso mi fanal hacia un poniente.
Ya ves que poca cosa me motiva,
tú, pobre cobertura que me envuelve
el pie para evitar que de la tierra
me suba el frío llanto de lo inerte.
No sé si entenderás esto que escribo
a la larga paciencia que me tienes,
no sé se es que estoy loco y lo que digo
son huecas pesadillas de mi mente.
Mas que puede importarte a ti mi duda,
tu posas y al pisar, sencillamente,
tu huella deja impronta sobre el suelo
del ser que te da vida ciertamente.
Yo soy otro artefacto que respira
sin ver de quién soy suela o recipiente,
herido por la suerte de la vida
que tú llevas andando oscuramente.
Por eso en esta carta, te repito,
cansado y viejo amigo de mi suerte,
yo quiero demostrarte ese cariño
que ya es profundo amor, y agradecerte
no el frío que me quitas ni las piedras
que evitas que en mi planta se me inserten,
ni el agua de los charcos, ni la herida
de tanta rozadura que te arremete,
yo quiero, dulcemente, en este día
tu muda compañía agradecerte,
tu terca ubicación junto a mi cama
en plena soledad mientras mi frente
ajena a tu constancia está dormida
en otra dimensión indiferente.
A ti, que me conoces tan de cerca,
que sabes mi rumor íntimamente,
a tu cinta de gris encanecida,
al cuero de tus alas y a la urgente
llamada de socorro de tu suela
y a tus ojos sin luz abiertos siempre.
Perdóname los golpes, las patadas
que di con tu puntera y tenme siempre
presente cuando, polvo en el olvido,
tú sigas siendo cosa y yo me ausente.
HERMES
Juan José Alcolea Jimenez©
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Carta de amor a mi cama
TERCER PREMIO CARTAS DE AMOR COVIVAR 2004
RIVAS VACIAMADRID
Febrero y a catorce de un inicio
de siglo derramado ya en presente.
Mi nombre que más da, a quién le importa
un eco soy de voz que canta y siente.
Te escribo a ti mi fiel y vieja cama,
por ti vierto de amor mi verso urgente,
por ti que sin quejarte me acomodas
y dulce me descansas y me duermes.
A ti que vas sufriendo sin palabras
mi peso, mi volumen y mi suerte ,
a ti que me conoces tan de cerca
y sabes mi rumor íntimamente.
Algunos pensarán que soy un loco,
un pobre desquiciado y quizá acierten,
pero es que sólo a ti puedo contarte
los páramos que a veces me comprenden.
En ti por esta carta me recibo
y quiero, así, de amor, en ti ofrecerme,
¡Oh dócil tasación que en tu blandura
de puro acariciar mi insomnio inviertes!
Tú sabes que mis labios en la aurora
tu blanca palidez besan y sienten
y sabes el caudal de mi gemido
ahogar sobre tu pecho blandamente.
Quisiera aquí decirte tantas cosas,
mi cama, ya de niño mi juguete,
apoyo que jamás su piel retira,
que besa del adviento hasta la muerte.
¿Recuerdas que contigo me guardaba
de niño en el silencio que estremece
y en ti mi llanto triste se quedaba
cual lluvia de cristal en blanca nieve?
Y luego, en pubertad, cómo me oías
del pecho el palpitar su sangre urgente,
las ansias de ceñir, de ser ceñido,
su canto de esperanza y de simiente.
Recuerdas cuando en tiempos la tuviste
a ella junto a mí, pálpito ardiente,
sus labios en mis labios conjugados
y el tiempo como un mar ancho y caliente. .
Ahora, ya lo ves, sólo tú quedas,
tan sólo tú y mi llanto por su muerte,
tan sólo tu humildad es mi medida
y es hueco donde aunar su sueño ausente.
En este día yo, tan sólo quiero
tu muda compañía agradecerte,
tu terca ubicación bajo mi almohada
en plena soledad, mientras mi frente,
ajena a tu calor está dormida
en otra dimensión, indiferente.
No quiere la palabra, piedra esquiva,
prestarme el ronco son ya de su fuente,
acaso la palabra es envidiosa,
y quiera solo ella poseerme.
Adiós mi dulce lecho, que esta carta
de amor sea mi promesa para siempre,
que el dios de los objetos te bendiga
el día en que de luz de ti me ausente.
Juan José Alcolea Jimenez©
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La tarde escribe memorias
2006
La tarde escribe memorias
en la sed de los espejos
y en las páginas de un libro
pétalos de pensamiento.
Luz de caricia, las manos
buscándose por los senos
y el barro de mil pedazos
roto de bocas y encuentro.
Parió la noche la luna
y estábamos sonriendo
con los ojos calcinados
de abrasarnos y bebernos.
Memorias de aquella tarde
colgadas por los percheros
olvidados de esta casa
donde nos hicimos nuestros.
¡Qué marejada de risas
por tus gemidos latiendo!
¡Qué desasirme a la nada
por tus abismos inmerso!
Todas las tardes: la tarde,
todas las muertes: tu centro,
toda recuerdo: su olvido
y todo amor, cuerpo a cuerpo.
Juan José Alcolea Jiménez©
Hoy a las 09:47 por Maria Lua
» CECILIA MEIRELES ( POETA BRASILEÑA)
Hoy a las 09:41 por Maria Lua
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