DESEO

En lo profundo del alma
una pena me acongoja por tu causa.
Tú lo sabes, ¡adorada mía!
Me siento a la deriva
en un mundo sin fronteras.
Son corceles desbocados
los pensamientos taimados
desnudando los encantos
de tu cuerpo tan ansiado.
La mente, enfebrecida,
goza en esta quimera,
sin valla que la contenga
en su lúbrica carrera.
La defensa en el pudor,
que esgrimes tan a porfía,
veda a este pobre mortal
trocar tierra por cielo,
inmolándome al Infierno
por tu esquivo proceder
que me niega este deseo.
Mientras –¡ladina coqueta!-
te demuestras asequible
para excitar mi celo,
y así... poder recrearte
en mi torturado anhelo
de abrazarte, besarte,
y sentirte... !toda mía!

Querer, que me quieran,
es la mayor ilusión de mi vida,
y a fuerza de poner cariño
he logrado que me quieran.

Tú dices quererme mucho,
¡es grande mi alegría!
y sepas que desde ahora
a gala tendré el quererte.
Que tu nombre no se olvida.