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    Wisława Szymborska (1923-2012)

    Pedro Casas Serra
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    SZYMBORSKA  WISLAWA - Wisława Szymborska (1923-2012) Empty Wisława Szymborska (1923-2012)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 13 Feb 2012, 14:41

    WISLAWA SZYMBORSKA

    Wisława Szymborska (Prowent, actual Kórnik, 2 de julio de 1923 - Cracovia, 1 de febrero de 2012) fue una poetisa, ensayista y traductora polaca, Premio Nobel de Literatura 1996.

    BIOGRAFÍA

    La escritora y poeta polaca nació en Prowent, localidad que fue absorbida por Bnin, la que a su vez hoy forma parte de Kórnik, cerca de la ciudad de Poznań. Su familia se trasladó en 1931 a Cracovia, cuando ella tenía 8 años, y a partir de entonces esta va a ser su ciudad donde cursará sus estudios y vivirá hasta su muerte.

    Después de terminar la educación secundaria, trabajó en los ferrocarriles y, más tarde, ingresó en la Universidad Jagellónica a la carrera de Lengua y Literatura Polaca y Sociología, que no concluyó por problemas económicos.

    En sus años universitarios comenzó a publicar poesía en periódicos y revistas (su primer poema publicado fue Busco la palabra, aparecido en el suplemento literario del diario Dziennik Polski en marzo de 1945[2] ), en una de las cuales trabajó como secretaria e ilustradora. En Vida Literaria, revista en la que entró en 1953, tuvo una columna de crítica (1968-1981). Su primer poemario apareció en 1952 (debería haber publicado su primer libro en 1949, pero no pasó la censura). Más tarde, repudiaría de sus dos primeros libros publicados, por estar demasiado apegados al realismo socialista .

    Fue miembro del comunista Partido Obrero Unificado Polaco, del que con el tiempo se iría distanciando hasta adoptar una postura crítica (en 1957 ya comienza a tener contacto con disidentes, entabla amistad con Jerzy Giedroyc y colabora en su revista Kultura que se publica en París).

    Traductora de obras literarias del francés, perteneció a la Unión de Escritores y la Asociación de Escritores, y obtuvo numerosos honores y premios, entre los que destaca el Premio Nobel de Literatura 1996.

    Se la emparenta, geográfica, generacionalmente y por calidad, a escritores como Herbert o Milosz, a quien admiró desde muy joven.

    Wislawa Szymborska falleció en Cracovia el día 1 de febrero de 2012.

    Premios y reconocimientos

    Premio Ciudad de Cracovia de Literatura 1954
    Premio del Ministerio de Cultura 1963 (Polonia)
    Premio Goethe 1991
    Premio Herder 1995
    Doctor Honorífico de la Universidad Adam Mickiewicz en Poznań (1995)
    Premio del PEN Club de Polonia 1996
    Premio Nobel de Literatura 1996

    Obra:

    Wisława Szymborska en una entrevista en junio de 2010.Por eso vivimos (Dlatego żyjemy, 1952)
    Preguntas mí misma (Pytania zadawane sobie, 1954)
    Llamando al Yeti (Wołanie do Yeti, 1957)
    Sal (Sól, 1962)
    Mil alegrías, un encanto (Sto pociech, 1967)
    Si acaso (Wszelki wypadek, 1975)
    El gran número (Wielka liczba, 1976), Hiperión, Madrid, 2008
    Gente en el puente (Ludzie na moście, 1986)
    Fin y principio (Koniec i początek, 1993)
    De la muerte sin exagerar (1996)
    No sé qué gente (1997) Discurso ante la Academia Nobel.
    Paisaje con grano de arena, antología, trad. Ana María Moix y Jerzy Wojciech Slawomirski; Lumen, Barcelona, 1997
    El gran número. Fin y principio y otros poemas, trad. Gerardo Beltrán, Abel A. Murcia, Xaviero Ballester, Elzbieta Bortkiewicz, David Carrión, Calors Marrodán y Katarzyna Moloniewicz; Hiperión, Madrid, 1997
    Lecturas no obligatorias (Lektury nadobowiązkowe, 1992), prosa; traducción de Manel Bellmunt Serrano, Alfabia, Barcelona, 2009
    Instante (Chwila, 2002), trad. Gerardo Beltrán, Abel A. Murcia; Igitur, Tarragona, 2004
    Poesía no completa, antología, trad. Gerardo Beltrán, Abel A. Murcia, con una introducción de Elena Poniatowska; Fondo de Cultura Economica, México, 2002 (2ed. 2008, con actualización bibliográfica)
    Dos puntos (Dwukropek, 2005), trad. Gerardo Beltrán, Abel A. Murcia; Igitur, Tarragona, 2007
    Amor feliz y otros poemas (Miłość szczęśliwa i inne wiersze, 2007), antología, trad. Gerardo Beltrán, Abel A. Murcia; Bid & co. editor, 2010
    Aquí (Tutaj, 2009), trad. Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia; edición bilingüe, Bartleby, Madrid, 2009



    ALGUNOS POEMAS DE WISLAWA SZYMBORSKA


    De "Llamando al Yeti", 1957:


    LOS DOS MONOS DE BRUEGHEL

    Así es mi gran sueño del examen de reválida:
    dos monos atados con cadenas, sentados en la ventana,
    el cielo revolotea tras los cristales
    y el mar se baña.

    Me examino de historia de la gente.
    Tartamudeo y me atasco.

    Un mono clava en mí su mirada y aguza irónico el oído,
    el otro finge dormitar,
    y, en el silencio que sigue a la pregunta,
    me sopla la respuesta
    con un débil tintineo de cadenas.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    NOTAS DE UNA EXPEDICIÓN NO REALIZADA AL HIMALAYA

    Así, pues, esto es el Himalaya.
    Montañas corriendo hacia la luna.
    El instante del despegue detenido
    en un cielo rasgado.
    Un desierto de nubes lleno de agujeros.
    Un golpe en la nada.
    El eco: un mudo blanco.
    Silencio.

    Yeti, abajo es miércoles,
    hay abecedario y pan,
    dos y dos son cuatro,
    y la nieve se funde.
    Hay una manzana roja
    partida en cuatro.

    Yeti, entre nosotros
    no sólo existe el crimen.
    Yeti, no todas las palabras
    condenan a muerte.

    Heredamos la esperanza,
    regalo del olvido.
    Verás como entre ruinas
    parimos niños,

    Yeti, tenemos Shakespeare.
    Yeti, tocamos el violín.
    Yeti, al anochecer
    prendemos la luz.

    Aquí, ni luna ni tierra,
    y se congelan las lágrimas.
    ¡Oh, Yeti, casi hombre de la luna,
    piénsalo y vuelve!

    Así dije, a gritos, al Yeti
    entre las cuatro paredes de avalanchas,
    y para entrar en calor pateaba
    en la nieve,
    en la eterna.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    NADA DOS VECES

    Nada sucede dos veces
    y es lo que determina
    que nazcamos sin destreza
    y muramos sin rutina.

    No por ser el más obtuso
    en la escuela de lo humano
    puedes repetir el curso
    de invierno o de verano.

    Ningún día se repite,
    ni dos noches son iguales
    ni dos besos parecidos,
    ni dos citas similares.

    Hace poco por tu nombre
    alguien te llamó de cerca,
    pensé que caía una rosa
    desde tu ventana abierta.

    Hoy tu mirada rehuyo,
    clavo la mía en la hiedra.
    ¿Rosa? ¿Qué es una rosa?
    ¿Es una flor? ¿Una piedra?

    ¿Por qué el instante presente
    vértigo y pena procura?
    Hoy siempre será mañana:
    es y será su hermosura.

    Entre sonrisa y abrazos
    verás que la paz se fragua,
    aunque seamos distintos
    cual son dos gotas de agua.

    (traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    LAS CUATRO DE LA MADRUGADA

    Hora de la noche al día.
    Hora de un costado a otro.
    Hora para treintañeros.

    Hora acicalada para el canto del gallo.
    Hora en que la tierra niega nuestros nombres.
    Hora en que el viento sopla desde los astros extintos.
    Hora de y-si-tras-de-nosotros-no-quedara-nada.

    Hora vacía.
    Sorda, estéril.
    Fondo de todas las horas.

    Nadie se siente bien a las cuatro de la madrugada.
    Si las hormigas se sienten bien a las cuatro de la madrugada

    habrá que felicitarlas. Y que lleguen las cinco,
    si es que tenemos que seguir viviendo.

    (traducción de Gerardo Beltrán)



    De "Sal", 1962:


    UN MOMENTO EN TROYA

    Las muchachitas
    escuálidas y sin esperanza
    de que las pecas desaparezcan de sus rostros

    no llaman a nadie la atención,
    caminan por los párpados del mundo,

    a medio cenar,
    a medio leer un libro,
    al contemplarse frente al espejo,
    suelen ser raptadas y conducidas a Troya.

    En un abrir y cerrar de ojos, en primorosos tocadores,
    se convierten en bellas Helenas.

    Ascienden por la escalera real
    entre susurros de admiración y sedas.

    Se sienten ligeras. Saben
    que la belleza es descanso,

    que los labios moldean el significado de sus palabras
    y los gestos se esculpen solos
    en un meimportaunbledo inspirado.

    Sus caritas, que valen
    una negativa a los embajadores,
    orgullosas se alzan en cuellos
    dignos de un asedio.

    Los galanes de las películas,
    los hermanos de las compañeras
    y el profesor de dibujo, ¡ay!,
    todos sucumbirán.

    Las muchachitas
    contemplan el desastre
    desde la torre de sus sonrisas.

    Las muchachitas se estrujan las manos
    en un rito embriagador de hipocresía.

    Las muchachitas
    con la desolación como telón de fondo,
    la ciudad en llamas por diadema
    y zarcillos hechos de lamentos.

    Pálidas y sin una sola lágrima.
    Saciadas de imágenes. Triunfales.
    Y tan sólo tristes
    por tener que volver.

    Las muchachitas
    que vuelven.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    VOCABULARIO

    - La Pologne? La Pologne? ¿Un frío espantoso, verdad? -me pregunta, y respira con alivio. Son tantos los países que surgen cada dos por tres, que el tema de conversación menos resbaladizo es el clima.
    - Madame -me encantaría responderle-, los poetas de mi país escriben con los guantes puestos. Aunque, a decir verdad, a veces se los quitan: sí, cuando cae una luna de justicia. Con estrofas de alaridos punzantes, único medio de apagar el estruendo del vendaval, cantan la vida sencilla de los pastores de focas. Nuestros clásicos hacen cisuras con carámbanos de tinta en la nieve apelmazada. El resto, los decadentes, lloran la suerte de los copos de nieve. Quien quiere morir ahogado debe hacerse con un pico para agrietar el hielo. ¡Ay, madame, querida madame!
    Eso es lo que me encantaría decir. Pero no recuerdo cómo se dice "foca" en francés. Ni estoy segura de qué palabras corresponden a "carámbanos" y a "agrietar".
    - La Pologne? La Pologne? ¿Un frío espantoso, verdad?
    - Pas du tout -respondo glacial.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    ELEGÍA TURÍSTICA

    Todo es mío y nada me pertenece,
    nada pertenece a la memoria,
    todo es mío mientras lo contemplo.

    Las diosas, apenas recordadas,
    corren el riesgo de perder sus cabezas.

    De la ciudad de Samokov sólo queda la lluvia,
    la lluvia y nada más.

    Desde el Louvre hasta la uña
    París se entela.

    Del bulevar Saint-Martin queda una escalinata
    que conduce a la difuminación,

    y, de los puentes de Leningrado,
    sólo, y con suerte, uno y medio.

    ¡Pobre Upsala,
    con ese trocito de su imponente catedral!

    Desdichado bailarín de Sofía,
    cuerpo sin rostro.

    Primero, su rostro sin ojos,
    después, sus ojos sin pupilas,
    y las pupilas de un gato, luego.

    El águila caucasiana sobrevuela
    un desfiladero reconstruido,
    y el oro sin ley del sol
    y las piedras falsificadas.

    Todo es mío y nada me pertenece,
    nada pertenece a la memoria,
    todo es mío mientras lo contemplo.

    Inagotables, inabarcables,
    peculiares por una hebra,
    un grano de arena, una gota de agua:
    paisajes.

    Imposible ni de una brizna retener
    una imagen completa.

    Un saludo y un adiós
    en una sola mirada.

    Y un solo movimiento del cuello
    para lo que sobra y lo que falta.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    TRINOS

    Bajo la peluca de una encina
    suelta las eternas notas y trina,
    notas italianas desliza por lianas
    finas cual si hiladas por una araña.

    Con un mi de pecho mima mimosa
    a mil oídos de color de rosa,
    espejillos brillan en su garganta,
    tríples mínimas de sílanas canta,
    minas de lamines y golosinas
    la muy pícara en sus jícaras chinas
    cría con neblinas de fililí.

    Pero ¿qué oígo? ¡Ay de mí!
    El fagot triste ya está aquí.
    La música ceñuda y grave
    la agarra y encierra con llave.
    Basso Profondo, ¡ten piedad!,
    do-re-mi, ¡mane, thecel, phares!

    ¿Quieres que calle? ¿Quieres llevártela
    a los fríos bastidores del mundo?
    ¿A la región de la crónica ronquera? ¿Al Tártaro del catarro?
    ¿Donde el perpetuo carraspear perpetran?
    ¿Donde zangoletean las bocazas de pez
    de los corazones zafios?

    ¡Oh, no! ¡No! ¡No más penar!
    Pon buena cara al mar azar.
    Un instante el sino aciago y feroz
    danza en la liana vibrante de la voz,
    y un instante le basta para cobrar aliento
    y ascender con el eco hasta el firmamento
    do la voz humana se hace cristal
    y suena a lluvia de luz sideral.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    VELADA POÉTICA

    Ser, ¡oh, Musa!, boxeador o no ser nada.
    Por nosotros nunca ruge el público enardecido.
    Hay doce personas en la sala.
    Nos instan a iniciar la velada.
    La mitad está aquí porque fuera llueve,
    el resto, ¡oh, Musa!, parientes.

    Las mujeres al desmayo dispuestas
    irán a ver como dos pesos gallo se arrancan las crestas.
    Sólo el boxeo ofrece escenas dantescas.
    Y la ascensión, ¡oh, Musa!, a los cielos.

    No ser púgil, ser poeta,
    vivir condenado a esproncedas forzados,
    a falta de músculos exhibir al mundo
    -¡en el mejor de los casos!- futuras lecturas escolares,
    ¡oh, Musa!, ¡oh, Pegaso,
    ángel acaballado!

    En primera fila un viejecito en trance
    sueña que su mujer, que en paz descanse,
    resucita y le hace un pastel de chocolate.
    Con fuego, pero lento, ¡que no se queme el pastel!,
    comenzamos nosotros, ¡oh, Musa!, a leer.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    EN LA TORRE DE BABEL

    ¿Qué hora es? -Sí, soy feliz,
    sólo me falta un cascabel en el cuello
    que te titinee al oído cuando duermas.
    ¿De veras no oíste la tormenta? El viento azotó los  muros;
    como un león bostezó la torre con su enorme puerta
    y sus goznes chirriantes.
    -¿No lo recuerdas?
    Llevaba un simple vestido gris
    abrochado en el hombro. -Acto seguido,
    el cielo estalló en infinitas chispas.
    -¿Cómo iba a entrar?
    ¡No estabas solo! -De repente, vi colores
    anteriores a la creación de la vista.
    -Lástima
    que no puedas prometerlo. -Tienes razón,
    quizá fue un sueño.
    -¿Por qué mientes,
    por qué me llamas por el nombre de la otra?,
    ¡la amas todavía? -¡Oh, sí, quisiera
    que te quedaras conmigo!
    -No soy rencorosa,
    debiera haberlo adivinado.
    ¿Sigues pensando en él? -No, no lloro.
    ¿Eso es todo? -Como a ti, a nadie.
    Al menos eres sincera. -Tranquilo,
    dejo la ciudad. -Tranquila,
    me voy de aquí.
    -Tienes unas manos preciosas.
    Es una vieja historia, el acero me atravesó
    sin tocar el hueso.
    -De nada,
    querido, de nada. -No sé
    ni quiero saber qué hora es.


    (traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    INESPERADO ENCUENTRO

    Somos muy amables el uno con el otro,
    decimos que es bonito encontrarse después de tantos años.

    Nuestros tigres beben leche.
    Nuestros azores van a pie.
    Nuestros tiburones se ahogan en el agua.
    Nuestros lobos bostezan ante una jaula vacía.

    Nuestras víboras se han sacudido los relámpagos,
    los monos la inspiración, los pavos reales las plumas.
    ¡Cuánto hace que dejaron nuestros cabellos los murciélagos!

    Callamos sin acabar la frase,
    sonriendo sin remedio.
    Nuestras personas
    no saben como hablarse.

    (traducción de Abel A. Murcia Soriano)


    ESTOY DEMASIADO CERCA

    Estoy demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
    No vuelo sobre él, de él no huyo
    entre las raíces arbóreas. Estoy demasiado cerca.
    No es mi voz el canto del pez en la red.
    Ni de mi dedo rueda el anillo.
    Estoy demasiado cerca. La gran casa arde
    sin mí gritando socorro. Demasiado cerca
    para que taña la campana en mi cabello.
    Estoy demasiado cerca para que pueda entrar como un huésped
    que abriera las paredes a su paso.
    Ya jamás volveré a morir tan levemente,
    tan fuera del cuerpo, tan inconsciente,
    como antaño en su sueño. Estoy demasiado cerca,
    demasiado cerca. Oigo el silbido
    y veo la escama reluciente de esta palabra,
    petrificada en abrazo. Él duerme,
    en este momento, más al alcance de la cajera de un circo
    ambulante con un solo león, vista una vez en la vida,
    que de mí que estoy a su lado.
    Ahora, para ella crece en él el valle
    de hojas rojas cerrado por una montaña nevada
    en el aire azul. Estoy demasiado cerca,
    para caer del cielo. Mi grito
    sólo podría despertarle. Pobre,
    limitada a mi propia figura,
    mas he sido abedul, he sido lagarto,
    y salía de tiempos y damascos
    mudando los colores de mi piel. Y tenía
    el don de desaparecer de sus ojos asombrados,
    lo cual es la riqueza de las riquezas. Estoy demasiado cerca,
    demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
    Saco mi brazo que está debajo de su cabeza dormida.
    Mi brazo dormido, lleno de agujas imaginarias.
    En la punta de cada una de ellas, para su recuento,
    se han sentado ángeles caídos.

    (Traducción de Elzbieta Borkiewicz)


    CONVERSACIÓN CON UNA PIEDRA

    Llamo a la puerta de una piedra.
    -Soy yo, déjame entrar.
    Quiero penetrar en tu interior,
    echar un vistazo,
    respirarte.

    -Vete -dice la piedra-.
    Estoy herméticamente cerrada.
    Incluso hecha añicos,
    sería añicos cerrados.
    Incluso hecha polvo,
    sería polvo cerrado.

    Llamo a la puerta de una piedra.
    -Soy yo, déjame entrar.
    Vengo por mera curiosidad.
    Sólo la vida permite satisfacerla.
    Quisiera pasearme por tu palacio,
    y luego visitar una hoja y una gota de agua.
    No me queda mucho tiempo.
    Mi mortalidad debería ablandarte.

    -Soy de piedra –dice la piedra-
    Imposible perturbar mi seriedad.
    Vete,
    no tengo músculos risorios.
    Llamo a la puerta de una piedra.
    Soy yo, déjame entrar.
    Me han dicho que encierras salas enormes y vacías,
    nunca vistas y bellas en vano,
    mudas, donde nunca han retumbado los pasos de nadie.
    Confiésalo: ni tú misma lo sabías.

    -Salas enormes y vacías –dice la piedra-.
    Pero no hay espacio disponible.
    Bellas, quizá, pero no para el gusto
    de tus limitados sentidos.
    Puedes verme pero nunca catarme.
    Mi superficie te da la cara,
    pero mi interior te vuelve la espalda.

    Llamo a la puerta de una piedra.
    -Soy yo, déjame entrar.
    En ti no busco refugio para la eternidad.
    No soy desdichado.
    Ni carezco de techo.
    Mi mundo merece el regreso.
    Quiero entrar y salir con las manos vacías.
    La prueba de haber estado en ti
    se limitará a mis palabras
    en las que nadie creerá.

    -No entrarás –dice la piedra-.
    Te falta el sentido de la participación.
    Y no existe otro sentido que pueda sustituirlo.
    Incluso la vista omnividente
    te resultará inútil si eres incapaz de participar.
    No entrarás; ese sentido, en ti, es sólo deseo,
    mero intento, vaga fantasía.

    Llamo a la puerta de una piedra.
    -Soy yo, déjame entrar.
    No puedo esperar mil siglos
    para entrar en tus paredes.

    -Si no crees en mis palabras –dice la piedra-,
    acude a la hoja, que te dirá lo mismo que yo,
    o a la gota de agua, que te dirá lo mismo que la hoja.
    Pregunta también a un cabello de tu cabeza.
    Estoy a punto de reír a carcajadas,
    de reír como mi naturaleza me impide reír.

    Llamo a la puerta de una piedra.
    -Soy yo, déjame entrar.

    -No tengo puerta –dice la piedra.

    (Traducción de Abel A. Murcia)


    .


    Última edición por Pedro Casas Serra el Miér 01 Jun 2022, 14:54, editado 3 veces
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    Mensaje por Maria Lua Lun 13 Feb 2012, 17:38

    LAS CUATRO DE LA MADRUGADA

    Hora de la noche al día.
    Hora de un costado a otro.
    Hora para treintañeros.

    Hora acicalada para el canto del gallo.
    Hora en que la tierra niega nuestros nombres.
    Hora en que el viento sopla desde los astros extintos.
    Hora de y-si-tras-de-nosotros-no-quedara-nada.


    Hora vacía.
    Sorda, estéril.
    Fondo de todas las horas.

    Nadie se siente bien a las cuatro de la madrugada.
    Si las hormigas se sienten bien a las cuatro de la madrugada

    habrá que felicitarlas. Y que lleguen las cinco,
    si es que tenemos que seguir viviendo.


    Interesante...
    Muy original el poema que destaco
    de WISLAWA SZYMBORSKA...
    No la conocía...
    Gracias por compartir
    un poco de su obra...
    Besos, querido amigo Pedro
    Maria Lua


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    "Ser como un verso volando
    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 14 Feb 2012, 06:29

    Celebro que te haya interesado, Maria, continuaré dejando poemas suyos, algunos antológicos.

    Un abrazo.
    Pedro
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 15 Feb 2012, 14:06

    .



    De "Qué alegría más grande", o "Mil alegrías -Un encanto-" 1967


    LA ALEGRÍA DE ESCRIBIR

    ¿Hacia dónde corre por el bosque escrito el corzo escrito?
    ¿A saciar su sed a orillas del agua escrita
    que le calcaría el ocico cual hoja de papel carbón?
    ¿Por qué alza la cabeza?, ¿ha oído algo?
    Sobre sus cuatro patas, prestadas por la realidad,
    levanta la oreja bajo mis dedos.
    Silencio -palabra que cruje en el papel
    y separa las ramas que brotan de la palabra "bosque".

    A punto de saltar sobre la página en blanco acechan
    letras que acaso no congenien,
    frases tan insistentes
    que consumarán la invasión.

    Una gota de tinta contiene una sólida reserva
    de cazadores, apuntando con un ojo ya cerrado,
    preparados para el descenso por la pluma empinada,
    para cercar el corzo y llevarse el fusil a la cara.

    Olvidan que esto, lo de aquí, no es la vida.
    Aquí, negro sobre blanco, rigen otras leyes.
    Un abrir y cerrar de lojos durará cuanto yo quiera,
    se dejará fraccionar en eternidades minúsculas
    llenas de balas detenidas en pleno vuelo.

    Nada sucederá si yo no lo ordeno.
    Contra mi voluntad no caerá la hoja,
    ni una brizna se inclinará bajo la pezuña del punto final.

    ¿Existe, pues, un mundo
    cuyo destino regento con absoluta soberanía?
    ¿Un tiempo que retengo con cadenas de signos?
    ¿Un vivir que no cesa si éste es mi deseo?

    Alegría de escribir.
    Poder de eternizar.
    Venganza de una mano mortal.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    EL ÁLBUM

    Nadie en mi familia murió de amor.
    Romances sí hubo, no cosa seria.
    ¿Tísicos Romeos? ¿Julietas con difteria?
    No. Alcanzaron la vejez en flor.
    ¡Ni uno murió de cartas sin respuesta,
    con letra por las lágrimas borrosa!
    Llegaban vecinos, traje de fiesta,
    con anteojos, levita y una rosa.
    Nadie se asfixió dentro de un armario
    por huir de maridos de sus amantes.
    Faralaes, mantillas y volantes
    echaron a nadie de la foto por falsario.
    ¡Cuán lejos sus almas del infierno del Bosco!
    Sus pistolas no defendían amores furtivos.
    (Morían a balazos, mas por otros motivos,
    en el frente, en un catre bien tosco.)
    Ni la bella, la del moño vistoso,
    con ojeras como de bacanal,
    partió a vela en pos de un joven fogoso
    por el mar de su hemorragia cerebral.
    Antes del daguerrotipo quizás hubo amor de veras,
    pero no en las fotos de mi familia.
    Los días tenían tempo de vigilia
    y ellos morían de gripe o de paperas.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    SOLILOQUIO PARA CASANDRA

    Soy yo, Casandra.
    Y esta es mi ciudad convertida en cenizas.
    Y este es mi báculo y mis cintas de vidente.
    Y esta es mi cabeza llena de dudas.

    Cierto: he vencido.
    Mi acierto reverbera en el cielo.
    Sólo a los augures a quienes nadie cree
    les es dado contemplar semejantes perspectivas.
    Sólo las predicciones de quienes empezaron con mal pie
    se cumplen demasiado pronto
    como si nunca hubieran existido.

    Ahora recuerdo con absoluta claridad
    cómo, la gente, al verme, se mordía la lengua.
    Las risas se apagaban.
    Las manos se desenlazaban.
    Los niños corrían a buscar a sus madres.
    Yo ni siquiera conocía sus fugaces nombres.
    Y, en mi presencia, nadie llegaba nunca al final
    de aquella canción de las hojas verdes.

    Les amaba.
    Pero les amaba desde las alturas.
    Desde más allá de la vida.
    Desde el porvenir. Desde donde reina el vacío,
    donde contemplar la muerte es lo más fácil.
    Les hablé con dureza, y lo lamento.
    Contemplaos desde las estrellas, les gritaba.
    Contemplaos desde las estrellas.
    Y escuchaban y bajaban la vista al suelo.

    Vivían en el interior de la vida.
    Imbuidos de un vendaval.
    Predestinados.
    Presos ya al nacer en cuerpos para el adiós.
    Pero en ellos había una esperanza húmeda,
    una llama alimentada con su propio chisporroteo.
    Sabían qué es un instante,
    ¡ay!, uno al menos, único, cualquiera
    antes que

    Tuve yo razón.
    Pero la razón no da fruto.
    Y estas son mis vestimentas chamuscadas por el fuego.
    Y estos son mis trebejos de vidente.
    Y este es mi rostro desfigurado.
    Un rostro que pudo ser hermoso y no lo supo.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    EL TARSIUS

    Yo, soy un tarsius, hijo de un tarsius,
    nieto y bisnieto de tarsius,
    animalejo diminuto que consta de dos pupilas
    y de un resto meramente imprescindible;
    por milagro salvado de toda elaboración artesanal
    por no resultar apetitoso,
    porque para estolas los hay más grandes que yo,
    mis glándulas no traen suerte,
    y los conciertos se celebran sin mis intestinos;
    yo, un tarsius,
    estoy sentado vivo en el dedo de un hombre.

    Buenos días, amo y señor,
    ¿qué me darás
    por no tener que darte nada?
    ¿qué recompensa ofreces por tu magnanimidad?
    ¿Qué precio me adjudicas, a mí, al impagable,
    por arrancarte una sonrisa con mis cómicos gestos?

    Rebosas bondad, mi señor,
    y benevolencia, mi amor;
    pero ¿quién lo proclamaría al mundo entero
    si no existieran animales indignos de morir?
    ¿Vosotros mismos, quizá?
    ¿Acaso lo que sabéis de vosotros
    no llena una noche de insomnio de estrella a estrella?
    Sólo nosotros, los pocos no desollados,
    no deshuesados, no desplumados,
    inviolados en razón de espinas, escamas, cuernos, colmillos
    y de cuanta ingeniosa proteína
    se tenga,
    somos -¡oh, noble señor!- tu sueño
    que te declara por un momento inocente.

    Yo, un tarsius, padre y abuelo de tarsius,
    animalejo diminuto, casi mitad de algo,
    pero totalidad no peor que otras;
    tan leve que se yergue la rama que me sostiene
    y pude ascender a los cielos
    de no haber tenido que caer una y otra vez
    como las penas caen de los corazones,
    ¡ay!, conmovidos;
    yo, un tarsius,
    sé cuán importante es ser un tarsius.

    (traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    VIETNAM

    Mujer, ¿cómo te llamas? -No sé.
    ¿Cuándo naciste, de dónde eres? -No sé.
    ¿Por qué cavaste esta madriguera? -No sé.
    ¿Desde cuándo te escondes? -No sé.
    ¿Por qué me mordiste el dedo cordial? -No sé.
    ¿Sabes que no te vamos a hacer nada? -No sé.
    ¿A favor de quién estás? -No sé.
    Estamos en guerra, tienes que elegir. -No sé.
    ¿Existe todavía tu aldea? -No sé.
    ¿Éstos son tus hijos? -Sí.

    (Versión de Gerardo Beltrán)


    A MI CORAZÓN EL DOMINGO

    Gracias te doy, corazón mío,
    por no quejarte, por ir y venir
    sin premios, sin halagos,
    por diligencia innata.

    Tienes setenta merecimientos por minuto.
    Cada una de tus sístoles
    es como empujar una barca
    hacia alta mar
    en un viaje alrededor del mundo.

    Gracias te doy, corazón mío,
    porque una y otra vez
    me extraes del todo,
    y sigo separada hasta en el sueño.

    Cuidas de que no me sueñe al vuelo,
    y hasta el extremo de un vuelo
    para el que no se necesitan alas.

    Gracias te doy, corazón mío,
    por haberme despertado de nuevo,
    y aunque es domingo,
    día de descanso,
    bajo mis costillas
    continúa el movimiento de un día laboral.

    (Versión de Gerardo Beltrán)


    POR FIN LA MEMORIA

    Por fin la memoria encontró lo que buscaba.
    Me halló a la madre, me dejó ver al padre.
    Para ellos soñé una mesa, dos sillas. Se sentaron.
    De nuevo me eran míos, de nuevo me vivían.
    Las dos lucernas de sus rostros en el crepúsculo
    relucían como posando para Rembrandt.

    Sólo ahora puedo contar
    por cuántos sueños vagaron, de los pies
    de cuántas aglomeraciones los saqué,
    cuántas veces me agonizaron entre los brazos.
    Si eran podados, rebrotaban torcidos.
    El absurdo los obligaba a una mascarada.
    Y qué, si ello no podía dolerles fuera de mí,
    si es que en mí les dolía.
    La soñada chusma escuchaba como llamaban "mamá"
    a algo que piando daba saltitos en una rama.
    Y hubo risas de que mi padre luciera un lacito en el pelo.
    De la vergüenza solía despertarme.

    Y bien, por fin.
    Una noche corriente
    de un viernes ordinario a un sábado,
    tal como los quería, de pronto se me aparecieron.
    Soñados, mas como liberados de los sueños,
    dóciles sólo a sí y a nada más.
    En el fondo de la imagen fenecían todas las posibilidades,
    los accidentes carecían de la forma necesaria.
    Sólo ellos resplandecían hermosos, como ellos mismos.
    Se me aparecieron largo, largo tiempo y felizmente.

    Desperté. Abrí los ojos.
    Y palpé este mundo como un marco entallado.

    (Traducción de Xaverio Ballester)


    NOTICIAS DEL HOSPITAL

    Echamos a suertes quien debía ir a verlo.
    Me tocó a mí. Me levanté de la mesa.
    Se acercaban ya las horas de visita al hospital.

    No respondió nadie a mi saludo.
    Quería cogerle de la mano, la apartó
    como un perro hambriento que no suelta su hueso.

    Parecía como si le diera vergüenza morir.
    No sé de qué se habla con alguien como él.
    Nuestras miradas se evitaban como en un fotomontaje.

    No dijo ni quédate, ni vete.
    No preguntó por nadie de los de nuestra mesa.
    Ni por ti, Juancho, ni por ti, Moncho, ni por ti, Pancho.

    Empezó a dolerme la cabeza. ¿Quién se le muere a quién?
    Exalté la medicina y las tres lilas del vaso.
    Hablé del sol y fui apagándome.

    Qué bien que haya peldaños para salir corriendo.
    Qué bien que haya una puerta para poder abrirla.
    Qué bien que me esperáis en esa mesa.

    El olor a hospital me provoca náuseas.

    (Traducción de David Carrión Sánchez)


    .
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 16 Feb 2012, 13:32

    .



    De "Si acaso", 1972:


    LAS CARTAS DE LOS MUERTOS

    Leemos las cartas de los muertos como dioses indefensos,
    pero, al fin y al cabo, dioses, ya que conocemos la continuación.
    Sabemos qué deudas no se pagaron.
    Con quiénes se precipitaron a casarse las viudas.
    Pobres muertos, muertos cegados,
    engañados, falibles, previsores en vano.
    Vemos muecas y guiños a sus espaldas.
    Al oído nos llega el rasgar de testamentos rotos.
    Ridículos, como sentados en tostadas de mantequilla,
    echan a correr en pos de sombreros al viento.
    Su malgusto, Napoleón, el vapor y la electricidad,
    sus curas mortíferas a enfermedades curables,
    su bobo Apocalipsis según San Juan,
    su falso paraíso terrenal según Jean-Jacques...
    En silencio contemplamos sus peones en el tablero de ajedrez,
    pero cuando ya han avanzado tres casillas.
    Cuanto habían previsto sucedió diferente,
    o un poco diferente, es decir, absolutamente diferente.
    Los más vehementes nos miran confiados a los ojos
    para por fin ver, según sus cálculos, la perfección.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    ESQUELETO DE DINOSAURIO

    Queridos Hermanos,
    he aquí un ejemplar de proporciones incorrectas:
    un esqueleto de dinosaurio se yergue ante nosotros.

    Estimados Amigos,
    a la izquierda, la cola hacia un infinito;
    a la derecha, el cuello hacia el otro.

    Honorables Camaradas,
    en medio, cuatro patas que se atascaron en el cieno
    bajo la colina del cuerpo.

    Amables Conciudadanos,
    la naturaleza no yerra, pero le gusta bromear:
    fíjense en esa ridícula cabecita.

    Señoras y Señores,
    semejante cabecita no podía preveer nada,
    de ahí que sea ahora la cabecita de un saurio extinguido.

    Respetables Asistentes,
    poco cerebro, demasiado apetito,
    más sueño estupidizante que prudente miedo.

    Excelentísimos Invitados,
    en este aspecto estamos en mejor forma,
    la vida es bella y la tierra nos pertenece.

    Ilustres Diputados,
    el cielo estrellado sobre una caña pensante,
    y, en la caña, una ley moral.

    Magnífica Comisión,
    salió bien una sola vez
    y quizá sólo bajo este mismo sol.

    Consejo Superior,
    cuán ágiles manos,
    cuán expresiva boca,
    cuánta cabeza sobre la nuca.

    Suprema Instancia,
    qué responsabilidad en lugar de cola.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    CUMPLEAÑOS

    Cuánto mundo ha venido de todo el mundo:
    morrenas y murenas, mares y morago,
    auroras, arcoiris, águilas y astrago.
    ¿Dónde ponerlo todo? Dios mío, ¿qué hago?
    Esos llandres, lloredos, lluvias y llubinas,
    esas llacas y llamas, ¿cómo las hacinas?
    Berilos, gorilas, trémolos y mirlos.
    Gracias, no sabría cómo digerirlos.
    No hay jarro ninguno para berza ni brezo,
    aletazo, gazapo, zaragata y cerezo.
    ¿Dónde guardo el colibrí?, ¿dónde el brocado?
    Con la cebra y la cabra en serio me enfado.
    El dióxido ya es algo que vale por tres,
    y aquí, para colmo, octópodo y ciempiés.
    Aunque han quitado el precio de las estrellas,
    lo adivino y creo que no soy digno de ellas.
    ¿Vale la pena acaso regalar un ocaso?
    ¿A alquien que en el mundo está sólo de paso?
    Me entretengo un segundo, y sólo un segundo:
    los detalles omito, y el resto confundo.
    ¡Imposible apartar lo real del vacío!
    Perderé sin remedio mis flores de estío.
    Flor perdida, marchita, ¡qué pena de gasto!
    El peciolo, y la hoja, y el cáliz tan casto,
    ¡cómo se esfuerza para no durar entera,
    qué desdén puntillosos, qué endeblez altanera!

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    AUTOTOMÍA

    La holoturia se divide en dos ante el peligro:
    suelta un yo a la voracidad del mundo,
    con el otro huye.

    En el acto se bifurca en fatalidad y salvación,
    en multa y premio, en lo que fue y lo que será.

    En mitad de su cuerpo se abre un abismo
    con bordes al acto convertidos en dos desconocidos.

    En un borde, la muerte; en el otro, la vida.
    Aquí, desesperación; allá, aliento.

    Si hay balanza, no se desnivelan los platillos.
    Si hay justicia, ¡hela aquí!

    Morir lo imprescindible, sin pasarse de la raya.
    Y, del resto salvado, rebrotar lo necesario.

    También nosotros sabemos dividirnos, es verdad.
    Pero sólo en cuerpo y en susurro que se quiebra.
    En cuerpo, y en poesía.

    La garganta a un lado; al otro, la risa,
    ligera y al pronto sofocada.

    Aquí, oprimido, el corazón; allá non omnis moriar,
    sólo tres palabras, tres plumas al vuelo.

    El abismo no nos escinde.
    El abismo nos rodea.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    ALABANZA DE LOS SUEÑOS

    En sueños
    pinto como Vermeer van Delft.

    Hablo griego con fluidez
    y no sólo con los vivos.

    Conduzco un coche
    que me obedece.

    Poseo talento
    y escribo grandes poemas.

    Oigo voces
    no peor que los venerables santos.

    Mis dotes pianísticas
    os dejarían boquiabiertos.

    Revoloteo como es debido,
    es decir, por propio impulso.

    Me precipito desde el tejado
    y sé caer, suave, en el verdor.

    No tengo problemas
    para respirar bajo el agua.

    No puedo quejarme:
    he descubierto la Atlántida.

    Por suerte sé despertar siempre
    antes de morir.

    En cuanto una guerra estalla
    me vuelvo del otro lado.

    Soy hija de mi época
    pero no por obligación.

    Hace un par de años
    vi dos soles.

    Y, anteayer, un pingüino.
    Con meridiana claridad.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    AMOR FELIZ

    El amor feliz. ¿Es normal,
    es serio, es positivo?
    ¿De qué le sirven al mundo dos seres
    que no ven el mundo?

    Enaltecidos mutuamente sin merecerlo,
    dos cualesquiera entre un millón, mas convencidos
    de que les sucedería. ¿En recompensa de qué? De nada.
    La luz cae de ninguna parte.
    ¿Por qué da en ellos y no en otros?
    ¿Ofende a la justicia? Sí.
    ¿Infringe las normas establecidas con esmero,
    despeña la moraleja desde la cumbre? Infringe y despeña.

    Mirad a los felices:
    ¡Si al menos se escondieran un poco,
    si fingieran agobio para reconfortar a los amigos!
    Escuchad cómo ríen: es una afrenta.
    En qué lengua hablan, al parecer comprensible.
    Y esos ceremoniales, esos miramientos,
    esas primorosas y mútuas atenciones,
    ¡diríase un complot a espaldas de la humanidad!

    Avisados estaríamos
    si su ejemplo se imitara.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    SI ACASO

    Podia Ocurrir.

    Tenía que ocurrir.

    Ocurrió antes. Después.
    Más cerca. Más lejos.
    Ocurrió; no a ti.

    Te salvaste porque fuiste el primero.
    Te salvaste porque fuiste el último.
    Porque estabas solo. Porque la gente.
    Porque a la izquierda. Porque a la derecha.
    Porque llovía. Porque había sombra.
    Porque hacía sol.

    Por fortuna había allí un bosque.
    Por fortuna no había árboles.
    Por fortuna una vía, un gancho, una viga, un freno,
    un marco, una curva, un milímetro, un segundo.
    Por fortuna una cuchilla nadaba en el agua.

    Debido a, ya que, y en cambio, a pesar de.
    Qué hubiera ocurrido si la mano, el pie,
    a un paso, por un pelo,
    por casualidad,
    ¡Ah, estás? ¿Directamente de un momento todavía entreabierto?
    ¿La red tenía un solo punto, y tú a través de ese punto?
    No dejo de asombrarme, de quedarme sin habla.
    Escucha
    cuán rápido me late tu corazón.

    (Traducción de Abel A. Murcia)


    DISCURSO EN LA OFICINA DE OBJETOS PERDIDOS

    Perdí unas pocas diosas camino del sur al norte,
    también muchos dioses camino de este a oeste.

    Un par de estrellas se apagaron para siempre, ábrete, oh cielo.

    Una isla, otra se me perdió en el mar.

    Ni siquiera sé dónde dejé mis garras,
    quién anda con mi piel,
    quién habita mi caparazón.

    Mis parientes se extinguieron cuando repté a tierra,
    y sólo algún pequeño hueso dentro de mí celebra el aniversario.

    He saltado fuera de mi piel, desparramado vértebras y piernas,
    dejado mis sentidos muchas, muchas veces.

    Hace tiempo que he guiñado mi tercer ojo a eso,
    chasqueado mis aletas, encogido mis ramas.

    Está perdido, se ha ido, está esparcido a los cuatro vientos.

    Me sorprendo de cuán poco queda de mí:
    un ser individual, por el momento del género humano,
    que ayer simplemente perdió un paraguas en un tranvía.


    .



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    Mensaje por María Ofelia Reimundo Jue 16 Feb 2012, 13:51

    AMO LA FORMA DE ESCRIBIR DE ESTA ENCUMBRADA POETA, gracias por tu aporte a la gran poesía, un beso...
    MOR*
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 16 Feb 2012, 14:01

    Celebro compartir tu amor por Wisława Szymborska, MOR.

    Un abrazo.
    Pedro
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    SZYMBORSKA  WISLAWA - Wisława Szymborska (1923-2012) Empty Re: Wisława Szymborska (1923-2012)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 17 Feb 2012, 08:20

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    De "El gran número", 1967:


    EL GRAN NÚMERO

    Cuatro mil millones de hombres en esta tierra
    y mi imaginación sigue siendo la misma que era.
    No congenia con los grandes números.
    Todavía se emociona ante lo particular.
    Revolotea en tinieblas como la luz de una linterna,
    sólo alumbra los rostros con los que tropieza
    y relega el resto a la invisibilidad,
    a lo impensado, a lo inconsolable.
    Ni el propio Dante lograría evitarlo.
    ¿Qué decir, pues, de quien no lo es,
    aunque las musas, todas, me asistan?

    Non omnis moriar, prematura aflicción.
    Pero ¿vivo, acaso, entera? ¿Es suficiente?
    Nunca lo ha sido. Y, ahora, aún menos.
    Al elegir, rechazo: no existe otro método;
    pero cuanto rechazo es más numeroso,
    más denso, más insistente que nunca.
    A costa de indecibles pérdidas -un poema, un suspiro-,
    respondo a la llamada de mi vocación con un murmullo.
    No sabría decir cuanto callo.
    Un ratón al pie de la montaña madre.
    La vida dura unos signos trazados a una sobre la arena.

    Ni siquiera mis sueños están poblados como es debido.
    Hay más soledad que gentío y alboroto.
    A veces se presenta alguien que murió hace mucho.
    Una única mano mueve el pomo de la puerta.
    Mi casa vacía se reviste de anexos de eco.
    Desde el umbral desciendo hacia un valle
    silencioso, como abandonado, ya anacrónico.

    ¿De dónde surge ese espacio que hay en mí?
    No lo sé.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    AGRADECIMIENTO

    Debo mucho
    a quienes no amo.

    El alivio con que acepto
    que son más queridos por otro.

    La alegría de no ser yo
    el lobo de sus ovejas.

    Estoy en paz con ellos
    y en libertad con ellos,
    y eso el amor ni puede darlo
    ni sabe tomarlo.

    No los espero
    en un ir y venir de la ventana a la puerta.
    Paciente
    casi como un reloj de sol
    entiendo
    lo que el amor no entiende;
    perdono
    lo que el amor jamás perdonaría.

    Desde el encuentro hasta la carta
    no pasa una eternidad,
    sino simplemente unos días o semanas.

    Los viajes con ellos siempre son un éxito,
    los conciertos son escuchados,
    las catedrales visitadas,
    los paisajes nítidos.

    Y cuando nos separan
    lejanos países
    son países
    bien conocidos en los mapas.

    Es gracias a ellos
    que yo vivo en tres dimensiones,
    en un espacio no-lírico y no-retórico,
    con un horizonte real por lo móvil.

    Ni siquiera imaginan
    cuánto hay en sus manos vacías.

    "No les debo nada",
    diría el amor
    sobre este tema abierto.

    (Traducción de Abel A. Murcia)


    LA MUJER DE LOT

    Miré atrás dicen que por curiosidad.
    Mas, curiosidad aparte, pude haber tenido otras razones.
    Miré atrás de pena por la fuente de plata.
    Por descuido, mientras ataba la correa de mi sandalia.
    Para no mirar más el cogote justo
    de mi esposo, Lot.
    Por la súbita certeza de que, si muriera,
    ni siquiera se habría detenido.
    Por la desobediencia de los sumisos.
    A la escucha de la persecución.
    Tocada por el silencio, esperando que Dios cambiara de parecer.
    Nuestras dos hijas ya desaparecían detrás de la cima de la colina.

    Sentí la vejez en mí. La lejanía.
    La vanidad de la andadura. El sueño.
    Miré atrás al poner el atillo sobre el suelo.
    Miré atrás por temor a dónde dar el paso.
    En mi sendero aparecieron serpientes,
    arañas, ratones, polluelos de buitres.
    Ya ni lo bueno ni lo malo -simplemente, todo lo vivo,
    reptaba y saltaba en pánico colectivo.
    Miré atrás por mi soledad.
    Por vergüenza de estar huyendo a hurtadillas.
    Por ganas de gritar, de volver.
    O quizá sólo cuando arreció el viento,
    soltó mi cabellera y me levantó el vestido.

    Sentía que me miraban desde las murallas de Sodoma
    y rompían en carcajadas sonoras, una y otra vez.
    Miré atrás por rabia.
    Para saciarme de su gran perdición.
    Miré atrás por todas las razones arriba expuestas.
    Miré atrás de forma involuntaria.
    Fue sólo una piedra la que giró rugiendo bajo mi cuerpo.
    Fue una grieta la que, de súbito, me cortó el camino.
    En el borde un hámster se agitaba sobre sus dos patas.
    Y fue entonces cuando ambos miramos atrás.
    No, no. Yo seguí corriendo,
    arrastrándome y levantando el vuelo,
    hasta que la oscuridad cayó del cielo,
    y con ella la gravilla ardiente y las aves muertas.
    Por falta de aliento giré repetidas veces.
    Quien lo viese habría pensado que bailaba.
    No descarto que tuviera los ojos abiertos.
    Es posible que me desplomara con el rostro vuelto hacia la ciudad.

    (Traducción de Elzbieta Bortkiewicz)


    EXPERIMENTO

    Antes de la película
    en la que los actores hicieron lo que pudieron
    para conmoverme, e incluso hacerme reír,
    proyectaron un curioso experimento
    con una cabeza.

    La cabeza
    momentos antes aún pertenecía a...
    ahora estaba cortada,
    todos pudieron ver que no había tronco.
    Por la nuca colgaban las tuberías del aparato
    gracias al cual la sangre circulaba todavía.
    La cabeza
    se encontraba bien.

    Sin síntomas de dolor, siquiera de sorpresa,
    seguía con la mirada el movimiento de una linterna.
    Movía las orejas cuando sonaba un timbre.
    Con su nariz húmeda sabía distinguir
    el olor a tocino de la insípida inexistencia
    y lamiéndose con evidente placer
    segregaba saliva en honor de la fisiología.

    Leal cabeza de perro,
    fiel cabeza de perro,
    cuando era acariciada, entornaba los ojos
    con la confianza de que todavía era parte de un todo
    que comba el lomo bajo un gesto de cariño
    y menea el rabo.

    Pensé en la felicidad y sentí miedo.
    Porque, si la vida sólo se trataba de eso,
    la cabeza
    era feliz.

    (Traducción de David Carrión Sánchez)


    EL MIRA, EL TERRORISTA

    A las trece horas veinte minutos la bomba estallará en el bar.
    Ahora aún son las trece horas dieciséis minutos.
    Hay gente todavía a tiempo de entrar.
    Y a tiempo de salir.

    El terrorista ya ha cruzado la calle.
    Esta distancia le libra del mal.
    ¡Y qué imagen!, como en la peliculas.

    Ella entra: una mujer con un chaquetón amarillo.
    Él sale: un hombre con gafas oscuras.
    Ellos charlan: muchachos con jeans.
    Las trece hora diecisiete minutos cuatro segundos.
    El más bajito tiene suerte y se sube a su vespino,
    en cambio el más alto entra.

    Las trece horas diecisiete minutos cuarenta segundos.
    Ella avanza con una cinta verde en el pelo: una muchacha.
    Pero un autobús pasa, y la tapa.
    Las trece horas dieciocho minutos.
    Ni rastro de la muchacha.
    Quizá ha cometido la tontería de entrar, o quizá no,
    se sabrá cuando se proceda a sacar los cuerpos en camilla.

    Las trece horas diecinueve minutos.
    Misteriosamente nadie entra.
    En cambio, aún sale un tipo gordo y calvo.
    Camina, parece buscar algo en los bolsillos y
    diez segundos antes de las trece horas veinte minutos
    vuelve a por sus malditos guantes.

    Son las trece horas veinte minutos.
    El tiempo: ¡cómo se alarga!
    Ahora, quizá.
    No, todavía no.
    Ahora sí.
    Ella estalla: la bomba.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    ELOGIO DE MI HERMANA

    Mi hermana no escribe versos
    y dudo que empiece de repente a escribir versos.
    Lo sacó de mi madre, que no escribía versos,
    y de mi padre, que tampoco escribía versos.
    Bajo el techo de mi hermana me siento segura:
    el marido de mi hermana por nada en el mundo escribiría versos.

    Y aunque esto suene a obra de Adam Macedonski,
    ninguno de mis parientes se dedica a escribir versos.

    En los cajones de mi hermana no hay viejos versos,
    ni recién escritos en su bolso.
    Y cuando mi hermana me invita a comer
    sé que no es con la intención de leerme sus versos.
    Sus sopas son exquisitas sin premeditación
    y el café no se derrama sobre sus manuscritos.

    En muchas familias nadie escribe versos.
    Pero si lo hacen, es raro que sea sólo una persona.
    A veces la poesía fluye en cascadas de generaciones,
    lo que crea peligrosos remolinos en sus mutuos sentimientos.

    Mi hermana cultiva una buena prosa hablada,
    y toda su escritura son postales de sus vacaciones
    con textos que prometen lo mismo cada año:

    que cuando vuelva,
    me contará todo,
    todo,
    todo.

    (Traducción de Gerardo Neltrán)


    RETRATO DE MUJER

    Debe ser a elección.
    Cambiar para que no cambie nada.
    Es fácil, imposible, difícil, vale un intento.
    Sus ojos son, si cabe, una vez azules, otra vez grises,
    negros, alegres, sin causa llenos de lágrimas.
    Duerme con él como una cualquiera, única en el mundo.
    Le parirá cuatro hijos, ningún hijo, uno.
    Ingenua, mas la que mejor aconseja.
    Débil, mas podrá con el peso.
    No tiene cabeza, pues la tendrá.
    Lee a Jaspers, y revistas de mujeres.
    No sabe el porqué de este tornillo y construirá un puente.
    Joven, como siempre joven, todavía joven.
    Sostiene en sus manos un gorrión alirroto,
    su propio dinero para un viaje largo y ajeno,
    un mazo, una compresa y una copa de vodka.
    ¿A dónde corre?, ¿no está cansada?
    Qe no, un poco, mucho, no pasa nada.
    O le quiere o se empeña.
    Por lo bueno, por lo malo y por el amor de Dios.

    (Traducción de Elzbieta Bortkiewicz)


    LA HABITACIÓN DEL SUICIDA

    Seguramente crees que la habitación estaba vacía.
    Pues no. Había tres sillas bien firmes.
    Una lámpara buena contra la oscuridad.
    Un escritorio, en el escritorio una cartera, periódicos.
    Un buda despreocupado. Un cristo pensativo.
    Siete elefantes para la buena suerte y en el cajón una agenda.
    ¿Crees que no estaban en ella nuestras direcciones?

    Seguramente crees que no había libros, cuadros ni discos.
    Pues sí. Había una reanimante trompeta en unas manos negras.
    Saskia con una flor cordial.
    Alegría, divina chispa.
    Odiseo sobre el estante durmiendo un sueño reparador
    tras las fatigas del canto quinto.
    Moralistas,
    apellidos estampados con sílabas doradas
    sobre lomos bellamente curtidos.
    Los políticos justo al lado se mantenían erguidos.

    No parecía que de esta habitación no hubiera salida,
    al menos por la puerta,
    o que no tuviera alguna perspectiva, al menos desde la ventana.

    Las gafas para ver a lo lejos estaban en el alféizar.
    Zumbaba una mosca, o sea que aún vivía.

    Seguramente crees que cuando menos la carta algo aclaraba.
    Y si yo te dijera que no había ninguna carta.
    Tantos de nosotros, amigos, y todos cupimos
    en un sobre vacío apoyado en un vaso.

    (Traducción de Gerardo Beltrán)


    EL MANZANO

    En el paraíso de mayo, un bello manzano
    que, con sus flores, como de risas, se estremece,

    yo debajo, él tan inconsciente del bien y del mal,
    que ante ello se encoge de ramas,

    yo debajo, él de nadie, de cualquiera que diga de él mío,
    cargado sólo con el presentiento de la fruta,

    yo debajo, él tan ajeno, a qué año, a qué país,
    qué planeta y a dónde rueda,

    yo debajo, él tan poco familiar y tan diferente,
    que ni me consuela ni me espanta,

    yo debajo, él indiferente a cualquier cosa que pase,
    temploroso de paciencia con cada hoja,

    yo debajo, él tan inconcebible, como si yo con él soñara,
    o como si todo, menos él, fuera un sueño
    demasiado visible y vanidoso,

    quedarme un poco más, no volver a casa.
    Sólo los presos ansían volver a casa.

    (Traducción de Elzbieta Bortkiewicz)


    VIDA AL INSTANTE

    Vida al instante.
    Función sin ensayo.
    Cuerpo sin prueba.
    Cabeza sin reflexión.

    Ignoro el papel que hago.
    Sólo sé que es mío, no intercambiable.

    De qué va la obra,
    debo adivinarlo sobre el escenario.

    Malamente preparada para el honor de la vida,
    soporto a duras penas el compás impuesto de la acción.
    Improviso, aunque aborrezco la improvisación.
    Tropiezo a cada paso con el desconocimiento de causa.
    Mi modo de vivir huele a aldea.
    Mis instintos son de aprendiz.
    La vergüenza, al excusarme, tanto más me humilla.
    Siento las circunstancias atenuantes como crueles

    Palabras y gestos irrevocables,
    estrellas no contadas,
    el caracter, como un abrigo abrochado, en marcha,
    he aquí el penoso fruto de este apremio.

    ¡Si al menos pudiera un miércoles ensayar primero,
    o al menos un jueves repetir una vez más!
    Pero ya llega el viernes con un guión desconocido.

    .¡Acaso está bien? -pregunto
    (con voz ronca,
    pues ni me han dejado aclararla tras los bastidores).

    Es vano pensar que no es más que un examen somero
    hecho en un lugar provisorio. No.
    Me hallo entre los decorados y veo cuan sólidos son.
    Me choca la precisión de cualquier atrezzo.
    El equipo giratorio funciona desde hace largo rato.
    Las nebulosas más lejanas ya han sido encendidas.
    Ah, no me cabe duda de que esto es el estreno.
    Y lo que haga
    se tornará siempre en lo que hice.

    (Traducción de Elzbieta Bortkiewicz)


    .
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 18 Feb 2012, 18:41

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    De "Hombres en el puente", 1986:


    MIEDO ESCÉNICO

    Poetas y escritores.
    Porque así es como se dice.
    Los poetas entonces no son escritores, sino qué.

    Al poeta la poesía, al escritor la prosa.

    En la prosa puede haber de todo, hasta poesía,
    en la poesía tiene que haber sólo poesía.

    Según el cartel que la anuncia
    con una enorme P de trazos modernistas,
    inscrita en las cuerdas de una lira alada,
    tendría yo que volar y no entrar caminando.

    ¿Y no sería mejor descalza
    que con estos zapatos de oferta,
    sustituyendo torpemente a un ángel
    entre taconeo y rechinando.

    Si al menos fuera más larga mi falda, con más vuelo,
    y si no sacará yo los poemas del bolso sino de la manga,
    fiesta, desfile, gran ocasión,
    pim pam pum,
    ab ab ba.

    Allá en el escenario acecha una mesita
    un tanto espiritista y de patas doradas,
    y sobre la mesita humea un candelabro.

    De eso se desprende
    que tendré que leer a la luz de las velas
    lo que escribí a la luz de una simple bombilla
    tac tac tac a la máquina.

    Sin preocuparme de antemano
    si esto es poesía
    y qué poesía,

    si de esa en la que la prosa está mal vista,
    si de esa que es bien vista en prosa.

    Pero cuál es la diferencia,
    si sólo se aprecia en la penumbra
    sobre un fondo de cortinas rojas
    con flecos morados.

    (Traducción de Gerardo Beltrán)


    VESTIMENTA

    Te quitas, nos quitamos, os quitáis
    abrigos, chaquetas, americanas, blusas
    de lana, algodón, mezcla de poliéster,
    pantalones, faldas, calcetines, lencería,
    ponemos, colgamos, en los respaldos
    de las sillas o en las alas de los biombos;
    de momento, dice el médico, no es grave,
    vístase, descanse, unos días de vacaciones,
    tomar en caso de, antes de acostarse, después de las comidas,
    volver dentro de tres meses, dentro de un año;
    ya ves, y tú creías, y temíamos,
    suponíais, él sospechaba;
    anudar, abotonar, abrochar con manos trémulas
    codones, corchetes, cremalleras, hebillas,
    cinturones, botones, cuellos y corbatas,
    y sacar de las mangas, de bolsos y bolsillos
    la larga bufanda ajada, a lunares, a rayas, floreada, a cuadros:
    su utilidad acaba de ser prorrogada.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    SOBRE LA MUERTE, SIN EXAGERAR

    No sabe encajar una broma,
    no sabe de estrellas, de puentes,
    de tejidos, de minas, de labranza,
    de construir barcos, ni de pastelería.

    Hablamos sobre el día de mañana
    y dice su última palabra
    ain venir nunca al caso.

    Ni siquiera sabe hacer
    las funciones propias de su oficio:
    ni cavar fosas,
    ni clavar ataúdes,
    ni limpiar los despojos que su paso deja.

    Ajetreada con tanto matar,
    lo hace de cualquier modo,
    sin método ni destreza.
    Como si se estrenara con cada uno de nosotros.

    De acuerdo, tiene éxitos,
    pero, ¡cuántos fracasos,
    cuántos golpes fallidos
    e intentonas estériles!

    A veces le faltan fuerzas
    para fulminar a una mosca al vuelo.
    Y más de una oruga la deja atrás
    al arrastrarse en la carrera a más velocidad.

    Todos esos tubérculos, vainas,
    antenas, aletas y branquias,
    plumajes nupciales y pelambres de invierno
    demuestran serios retrasos
    en su penosa labor.

    La mala voluntad no basta,
    y nuestra ayuda a base de guerras y revueltas
    no le resulta por ahora suficiente.

    En los huevos laten corazones.
    Crecen los esqueletos de los recién nacidos.
    Las semillas se visten con sus primeras hojas
    y a veces también con árboles en el horizonte.

    Quien afirma que es todopoderosa
    es, él mismo, prueba viviente
    de que, de todopoderosa, nada.

    No existe vida
    que, aun por un instante,
    no sea inmortal.

    La muerte
    siempre llega con ese instante de retraso.

    En vano golpea con la aldaba
    en la puerta invisible.
    Lo ya vivido
    no se lo puede llevar.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    LA VIDA BREVE DE NUESTROS ANTEPASADOS

    Pocos llegaban a los treinta.
    La vejez era privilegio de árboles y piedras.
    La infancia apenas duraba lo que un lobo es cachorro.
    Forzoso era apresurarse para llegar con vida
    a la puesta del sol,
    a las primeras nieves.

    Parturientas de trece años,
    buscadores de nidos entre juncales a los cuatro,
    a los veinte encabezaban cacerías,
    hace poco aún estaban y ya no están.
    Los extremos del infinito se soldaban rápido.
    Las brujas mascullaban conjuros
    con dientes aún jóvenes.
    El hijo se hacía hombre bajo la mirada del padre.
    Los ojos velados del abuelo veían nacer al nieto.

    Cierto, jamás contaban años cumplidos.
    Contaban redes, ollas, chozas y hachas.
    El tiempo, tan generoso con las estrellas del cielo,
    les tendía, a ellos, una mano casi vacía
    y al instante la retiraba arrepentido.
    Otro paso, dos pasos
    a lo largo del espejeante río
    que en tinieblas nace y en tinieblas muere.

    No tenían un momento que perder,
    no podían dejar preguntas para mañana,
    ni tener revelaciones tardías, sólo tempranas.
    La sabiduría se adelantaba a las canas,
    obligada a ver claro antes que clareara,
    y a oír voces antes que sonaran.

    El bien y el mal.
    Poco sabían de ambos y lo sabían todo:
    cuando el mal triunfa, se esconde el bien;
    cuando el bien se manifiesta, el mal aguarda al acecho.
    Uno y otro son invencibles,
    imposible desterrarlos más allá de donde hay retorno.
    Por eso, no existe alegría sin una sombra de miedo,
    y no hay desaliento sin un atisbo de esperanza.
    La vida, por larga que sea, será siempre muy breve.
    Demasiado breve para añadirle algo.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    LA PRIMERA FOTOGRAFÍA DE HITLER

    ¿Y quién es esta personita con su camisita?
    Pero ¡si es Adolfito, el hijo de los Hitler!
    ¿Tal vez llegue a ser un doctor en leyes?
    ¿O quizá tenor en la ópera de Viena?
    ¿De quién es esta manita, de quién la orejita, el ojito, la naricita?
    ¿De quién la barriguita llena de leche? ¿No se sabe todavía?
    ¿De un impresor, de un médico, de un comerciante, de un cura?
    ¿A dónde irán estos graciosos piecitos, a dónde?
    ¿A la huerta, a la escuela, a la oficina, a la boda
    tal vez con la hija del alcalde?

    Cielito, angelito, corazoncito, amorcito,
    cuando hace un año vino al mundo,
    no faltaron señales en el cielo y en la tierra:
    un sol de primavera, geranios en las ventanas,
    música de organillo en el patio,
    un presagio favorable envuelto en un fino papel de color rosa.
    Antes del parto, su madre tuvo un sueño profético:
    ver una paloma en sueños, será una buena noticia;
    capturarla, llegará un visitante largamente esperado.
    Toc, toc, quién es, así late el corazón de Adolfito.

    Chupete, pañal , babero, sonaja,
    el niño, gracias a Dios, está sano, toquemos madera,
    se parece a los padres, al gatito en el cesto,
    a los niños de todos los demás álbumes de familia.
    Ah, no nos pondremos a llorar ahora, ¿verdad?,
    mira, mira, el pajarito, ahora mismo lo suelta el fotógrafo.

    Atelier Klinger, Grabenstrasse, Braunen,
    y Braunen no es una muy grande, pero es una digna ciudad,
    sólidas empresas, amistosos vecinos,
    olor a pastel de levadura y a jabón de lavar.

    No se oye el aullido de los perros, ni los pasos del destino.
    El maestro de historia se afloja el cuello
    y bosteza sobre las tareas.


    EL OCASO DEL SIGLO

    Tenía que ser mejor que los anteriores, nuestro siglo XX.
    Ya no está a tiempo de demostrarlo,
    tiene los años contados,
    andar vacilante,
    respiración corta.

    Han sucedido demasiadas cosas
    que no debieron suceder,
    y lo que tenía que llegar
    no ha llegado.

    Tenía que estallar la primavera
    y, entre otras cosas, la felicidad.

    El miedo tenía que abandonar valles y montañas.
    La verdad tenía que ser más veloz que la mentira
    en alcanzar el blanco.

    Algunos desastres
    no debieron repetirse,
    por ejemplo la guerra,
    el hambre, etcétera.

    Tenía que respetarse
    la indefensión de los indefensos,
    la confianza y cosas por el estilo.

    Quien deseaba complacerse en este mundo
    se enfrenta
    a una hazaña irrealizable.

    La estupidez no es ridícula.
    La sabiduría no es alegre.
    La esperanza
    dejó de ser una muchacha,
    etcétera, por desgracia.

    Dios tenía que confiar, por fin, en el hombre
    bueno y fuerte,
    pero un bueno y un fuerte
    siguen siendo dos hombres.

    Cómo vivir, me preguntó por carta alguien
    a quien yo pensaba formular
    la misma pregunta.

    De nuevo y como siempre,
    según lo dicho anteriormente,
    no hay preguntas más apremiantes
    que las preguntas ingenuas.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    TORTURAS

    Nada ha cambiado.
    El cuerpo es doloroso,
    necesita comer, respirar y dormir,
    tiene piel fina y, debajo, sangre,
    tiene buenas reservas de dientes y uñas,
    huesos quebradizos, articulaciones dúctiles.
    Para las torturas todo se tiene en cuenta.

    Nada ha cambiado.
    El cuerpo tiembla como temblaba
    antes y después de la fundación de Roma,
    en el siglo veinte antes y después de Cristo,
    las torturas son como fueron, aunque la tierra ha menguado
    y diríase que todo sucede a la vuelta de la esquina.

    Nada ha cambiado.
    Salvo el número de habitantes por metro cuadrado,
    a las viejas culpas se suman las nuevas,
    reales, imputadas, momentáneas y nulas,
    pero el grito del cuerpo que las avala
    era, es y será un grito de inocencia
    según el baremo y escala seculares.

    Nada ha cambiado.
    Quizá los modales, las ceremonias y las danzas,
    pero el gesto de brazos protegiendo una cabeza
    sigue siendo el mismo.
    El cuerpo se retuerce, forcejea para liberarse,
    cae postrado, dobla las rodillas,
    lividece, se hincha, babea y sangra.

    Nada ha cambiado.
    Salvo el curso de los ríos,
    la línea de los bosques, costas, desiertos y glaciares.
    Por esos parajes el alma yerra,
    desaparece, vuelve, se acerca y se aleja,
    ajena a sí misma e inasequible,
    ora segura, ora insegura de su existencia,
    mientras el cuerpo es, es y sigue siendo,
    y no tiene donde cobijarse.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    ESCRIBIENDO EL CURRICULUM

    ¿Qué hay que hacer?
    Presentar una instancia
    y adjuntar el curriculum.

    Sea cual fuere el tiempo de una vida
    el curriculum debe ser breve.

    Se ruega ser conciso y seleccionar los datos,
    convertir paisajes en direcciones
    y recuerdos confusos en fechas concretas.

    De todos los amores basta con el conyugal,
    los hijos: sólo los nacidos.

    Importa quién te conoce, no a quiénes conozcas.
    Viajes, sólo al extranjero.
    Militancia en qué, pero no por qué.
    Condecoraciones sin mencionar a qué méritos.

    Escribe como si jamás hubieras dialogado contigo mismo
    y hubieras impuesto entre tú y tú la debida distancia.

    Deja en blanco perros, gatos y pájaros,
    bagatelas cargadas de recuerdos, amigos y sueños.

    Importa el precio, no el valor.
    Interesa el título, no el contenido.
    El número del calzado, no hacia dónde va
    quien se supone que eres.
    Adjuntar una fotografía con la oreja visible:
    lo que cuenta es su forma, no lo que oye.
    ¿Qué oye?
    El fragor de las trituradoras de papel.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    ENTIERRO

    "tan repentino, quién lo hubiera imaginado"
    "nervios y tabaco, yo se lo tenía dicho"
    "gracias, voy tirando"
    "desenvuelve las flores"
    "su hermano también se le fue de un infarto, les viene de familia"
    "con esa barba está usted irreconocible"
    "se lo ha buscado, siempre se metía en líos"
    "el nuevo tenía que pronunciar unas palabras, pero no lo veo"
    "Casimiro en Varsovia, Tadeo en el extranjero"
    "eres la única inteligente, has cogido el paragüas"
    "qué importa que fuera el más listo de todos ellos"
    "una habitación de paso, Bárbara nunca lo aceptará"
    "cierto, tenía razón, pero no significa nada"
    "con el barnizado de puertas incluido, a ver si adivinas cuánto"
    "dos yemas y una cucharada de azucar"
    "no era asunto suyo, de qué le ha servido"
    "sólo en color azul y tallas pequeñas"
    "cinco veces y ni una respuesta"
    "de acuerdo, pude hacerlo, pero tú también"
    "por suerte al menos ella tenía aquella plaza"
    "no me suenan, serán parientes"
    "mira el cura, qué Belmondo"
    "no conocía esta zona del cementerio"
    "soñé con él hace una semana, tuve un presentimiento"
    "su hija es bastante mona"
    "nos tocará a todos"
    "dadle a la viuda en mi nombre el..., llegaré tarde a..."
    "sin embargo, en latín era más solemne"
    "lo pasado, pasado está"
    "adiós, señora"
    "podríamos ir a tomar una cerveza"
    "llámame, charlaremos un rato"
    "coja el cuatro o el doce"
    "yo hacia allí"
    "nosotros hacia allá"

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    EL ARCA

    Empieza a caer una lluvia persistente.
    Al arca, dónde, si no, buscaréis refugio,
    vosotros, versos para una sola voz,
    arrebatos íntimos,
    talentos innecesarios,
    curiosidad inútil,
    penas y temores de corto alcance,
    afán de mirar las cosas por los seis lados.

    Los ríos crecen y se desbordan.
    Al arca: vosotros, semitonos y claroscuros,
    caprichos, ornamentos y pormenores,
    estúpidas excepciones,
    signos olvidados,
    infinitas tonalidades del gris,
    juego por el juego
    y lágrima de risa.

    Hasta donde alcanza la vista, agua y horizonte entre brumas.
    Al arca: vosotros, planes para un futuro lejano,
    alegría por la diferencia,
    admiración a los mejores,
    elección no ceñida a una de dos,
    escrúpulos caducos,
    tiempo para reflexionar
    y fe en que todo esto
    servirá algún día para algo.

    Por consideración al niño
    que llevamos dentro,
    acaban bien los cuentos de hadas.
    Tampoco aquí cabe un final no feliz.
    Amainará la lluvia,
    se amansarán las olas,
    en el cielo sosegado
    las nubes se dispersarán
    y serán una vez más
    como deben ser las nubes encima de los hombres:
    altaneras y pizpiretas
    con su parecido
    a las islas
    que se secan al sol,
    a los borregos,
    a las coliflores
    y a los pañales.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    HOMBRES EN EL PUENTE

    Extraño planeta y extrañas las gentes que aquí viven.
    Sucumben al tiempo, pero sin querer admitirlo.
    Tienen sus trucos para expresar su desacuerdo.
    Crean imágenes como por ejemplo ésta:

    Nada de particular a primera vista.
    Se ve el agua.
    Se ve una de sus orillas.
    Se ve una piragua que avanza penosamente río arriba.
    Se ve un puente sobre el agua y se ven hombres en el puente.
    Los hombres aprietan visiblemente el paso,
    porque comienza a azotarlos la lluvia
    que cae de una nube oscura.

    Pero ya no sucede nada más.
    La nube no cambia de color ni de forma.
    La lluvia no arrecia ni amaina.
    La piragua navega sin moverse.
    Los hombres del puente corren
    hacia donde antes corrían.

    Imposible evitar un comentario.
    No se trata de un cuadro inocente.
    Aquí el tiempo ha sido detenido.
    Se han obviado sus leyes.
    Se le ha privado de influencia en el curso de los acontecimientos.
    Ha sido menospreciado y ha sido ultrajado.

    A causa de un rebelde,
    un tal Hiroshige Utagawa*
    (individuo que, por cierto,
    expiró como es debido hace ya mucho tiempo),
    el tiempo ha tropezado y ha caído al suelo.

    Tal vez se trate de una travesura sin importancia,
    un exceso a escala de apenas un par de galaxias,
    no obstante y por si acaso
    añadamos lo siguiente:

    Aquí suele ser de buen tono
    valorar en mucho este cuadro,
    admirarlo con emoción desde hace generaciones.

    Hay quienes van más lejos.
    Incluso oyen el rumor de la lluvia,
    sienten las frías gotas en la espalda y en la nuca,
    miran el puente y a los hombres
    como si se vieran allí retratados,
    en esa carrera que nunca llega al fin
    de un camino sin fin eternamente por recorrer,
    y en su desfachatez creen
    que en realidad así es.

    (traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)

    *Pintor japonés, autor del cuadro "Hombres en el puente"


    .
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    SZYMBORSKA  WISLAWA - Wisława Szymborska (1923-2012) Empty Re: Wisława Szymborska (1923-2012)

    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 19 Feb 2012, 14:05

    .



    De "Fin y principio", 1993:


    EL CIELO

    Por ahí habría que haber empezado: por el cielo.
    Ventanas sin alféizar, sin marco, sin cristales.
    Un hueco, nada más que un hueco,
    pero abierto de par en par.

    No tengo que esperar una noche clara
    ni levantar la cabeza
    para mirar el cielo.
    Lo tengo a mis espaldas, a mano, en mis párpados.
    El cielo me envuelve por completo
    y me alza en el aire.

    Ni las montañas más altas
    están más cerca del cielo
    que los valles más profundos.
    No hay más cielo en un lugar
    que en otro.
    Tan implacablemente aplastada está la nube
    por el cielo como la tumba.
    Tan en las nubes está el topo extasiado
    como la lechuza que agita sus alas.
    Aquello que cae al abismo
    cae también del cielo al cielo.

    Arenosas, fluidas, rocosas
    inflamadas y volátiles
    extensiones de cielo, migajas de cielo,
    bocanada y montones de cielo.
    El cielo está omnipresente
    incluso en las tinieblas bajo la piel.

    Como cielo, defeco cielo.
    Soy trampa entrampada
    habitante habitado
    abrazado abrazo
    pregunta en respuesta a una pregunta.

    La división en cielo y tierra
    no es la forma adecuada
    de pensar en este todo.
    Permite tan sólo sobrevivir
    bajo una dirección más exacta
    para ser encontrada con más rapidez
    si alguien me buscara.
    Mis señas personales
    son el entusiamo y la desesperación.

    (Traducción de David Carrión Sánchez)


    A ALGUNOS LES GUSTA LA POESÍA

    A algunos,
    es decir, no a todos.
    Ni siquiera a los más, sino a los menos.
    Sin contar las escuelas, donde es obligatoria,
    y a los mismos poetas,
    serán dos de cada mil personas.

    Les gusta,
    como también les gusta la sopa de fideos,
    como les gustan los cumplidos y el color azul,
    como les gusta la vieja bufanda,
    como les gusta salirse con la suya,
    como les gusta acariciar al perro.

    La poesía,
    pero qué es la poesía.
    Más de una insegura respuesta
    se ha dado a esta pregunta.
    Y yo no sé, y sigo sin saber, y a esto me aferro
    como a un oportuno pasamanos.

    (Traducción de Gerardo Beltrán)


    FIN Y PRINCIPIO

    Después de cada guerra
    alguien tiene que limpiar.
    No se van a ordenar solas las cosas,
    digo yo.

    Alguien debe echar los escombros
    a la cuneta
    para que puedan pasar
    los carros llenos de cadáveres.

    Alguien debe meterse
    entre el barro, las cenizas,
    los muelles de los sofás,
    las astillas de cristal
    y los trapos sangrientos.

    Alguien tiene que arrastrar una viga
    para apuntalar un muro,
    alguien poner un vidrio en la ventana
    y la puerta en sus goznes.

    Eso de fotogénico tiene poco
    y requiere años.
    Todas las cámaras se han ido ya
    a otra guerra.

    A reconstruir puentes
    y estaciones de nuevo.
    Las mangas quedarán hechas jirones
    de tanto arremangarse.

    Alguien con la escoba en las manos
    recordará todavía cómo fue.
    Alguien escuchará
    asintiendo con la cabeza en su sitio.
    Pero a su alrededor
    empezará a haber algunos
    a quienes les aburra.

    Todavía habrá quien a veces
    encuentre entre hierbajos
    argumentos mordidos por la herrumbre,
    y los lleve al montón de la basura.

    Aquellos que sabían
    de qué iba aquí la cosa
    tendrán que dejar su lugar
    a los que saben poco.
    Y menos que poco.
    E incluso prácticamente nada.

    En la hierba que cubra
    causas y consecuencias
    seguro que habrá alguien tumbado,
    con una espiga entre los dientes,
    mirando las nubes.

    (Traducción de Abel A. Murcia)


    EL ODIO

    Contemplad que activo sigue siendo,
    qué bien se conserva
    en nuestro siglo el odio.
    Con qué ligereza afronta grandes obstáculos.
    Qué fácil para él saltar, atrapar.

    No es como otros sentimientos.
    Es más viejo y más joven que ellos al mismo tiempo.
    Él mismo crea razones,
    que lo despiertan a la vida.
    Si se queda dormido, no es nunca el suyo un sueño eterno.
    El insomnio no le quita fuerza, antes se la da.

    Con religión o sin ella,
    lo importante es arrodillarse en la salida.
    Con patria o sin ella,
    lo importante es lanzarse a correr.
    Para empezar no está mal eso de la justicia.
    Después ya corre solo.
    ¡Odio! ¡Odio!
    Su rostro lo desfigura una mueca
    de éxtasis amoroso.

    ¡Ay estos otros sentimientos,
    enclenques e indolentes!
    ¿Desde cuando la fraternidad
    puede contar con las multitudes?
    ¿Alguna vez la compasión
    ha llegado primera a la meta?
    ¿Cuántos admiradores arrastra tras de sí la incertidumbre?
    Arrastra sólo el odio, que sabe lo suyo.

    Lúcido, inteligente, muy trabajador.
    ¿Hace falta decir cuántas canciones ha compuesto?
    Cuántas páginas de la historia ha numerado.
    Cuántas alfombras de gente ha extendido
    en cuántas plazas, en cuántos estadios.

    No nos engañemos:
    sabe crear belleza.
    Son espléndidos sus resplandores en la oscuridad de la noche.
    Estupendas las humaredas de sus explosiones de destellos rosados.
    Difícil negar a unas ruinas su pathos
    y el vulgar humor
    de unas columnas vigorosamente erectas entre ellas.

    Es maestro del contraste
    entre el estrépito y el silencio,
    entre la roja sangre y la blanca nieve.
    Y ante todo, jamás le aburre
    el tema de un torturador impecable
    sobre su víctima mancillada.

    Listo en todo momento para nuevos quehaceres.
    Si tiene que esperar, espera.
    Dicen que es ciego. ¿Ciego?
    Tiene el ojo certero del francotirador
    y él, sólo él, mira al futuro
    confiado.

    (traducción de David Carrión Sánchez)


    LA REALIDAD

    La realidad no se desvanece
    como se desvanecen los sueños.
    Ni ruidos ni timbres
    la dispersan,
    ni gritos ni estruendos
    la interrumpen.

    Las escenas en los sueños
    son equívocas y ambiguas,
    y esto se puede explicar
    de muy diversas maneras.
    La realidad se define a sí misma,
    por eso es mayor su misterio.

    Para los sueños hay llaves.
    La realidad se abre sola
    y no se deja cerrar.
    Por el resquicio se asoman
    certificados y estrellas,
    se derraman mariposas
    y almas de viejas planchas,
    gorros descabezados
    y los cráneos de las nubes.
    De esto surje un acertijo
    que no tiene solución.

    Sin nosotros no habría sueños.
    Aquél sin quien no habría realidad
    no es conocido,
    y el producto de su insomnio
    se contagia a todo
    el que despierta.

    No deliran los sueños,
    delira la realidad,
    aunque sea por la insistencia
    con que se aferra
    al curso de los acontecimientos.

    En los sueños aún vive
    nuestro difunto reciente,
    goza de buena salud,
    se ve incluso más joven.
    La realidad tiende ante nosotros
    su cuerpo sin vida.
    La realidad no retrocede ni un paso.

    Los sueños son tan ligeros
    que la memoria se los quita de encima fácilmente.
    La realidad no tiene que temerle al olvido.
    Es hueso duro de roer.
    Nos trae de cabeza,
    nos pesa en el alma,
    se nos enreda en los pies.

    No hay escapatoria,
    la realidad nos acompaña en cada huida.
    Y no hay estación
    en nuestro itinerario
    en la que no nos espere.

    (Traducción de Gerardo Beltrán)


    CÁLCULO ELEGÍACO

    Cuántos de los que he conocido
    (si de verdad los he conocido)
    hombres, mujeres
    (si esta división sigue vigente)
    han atravesado este umbral
    (si esto es un umbral)
    han cruzado este puente
    (si se puede llamar puente).

    Cuántos después de una vida más corta o más larga
    (si para ellos en eso sigue habiendo alguna diferencia)
    buena porque ha acabado
    mala porque ha acabado
    (si no prefirieran decirlo al revés)
    se han encontrado en la otra orilla
    (si se han encontrado)
    y si la otra orilla existe.

    No me es dado saber
    cuál fue su destino
    (ni siquiera si se trata de un solo destino,
    y si hay todavía destino).

    Todo
    (si con esta palabra no lo delimito)
    ha terminado para ellos
    (si no lo tienen por delante).

    Cuántos han saltado del tiempo en marcha
    y se pierden a lo lejos con una nostálgia cada vez
    mayor
    (si merece la pena creer en perspectivas).

    Cuántos
    (si la pregunta tiene algún sentido,
    si se puede llegar a la suma final
    antes de que el que cuenta se cuente a sí mismo)
    han caído en el más profundo de los sueños
    (si no hay otro más profundo).

    Hasta la vista.
    Hasta mañana.
    Hasta la próxima.
    Ya no quieren
    (si es que no quieren) repetirlo.
    Condenados a un interminable
    (si no es otro) silencio.
    Ocupados sólo con aquello
    (si es sólo con aquello)
    a lo que los obliga la ausencia.

    (Traducción de Abel A. Murcia Soriano)


    UN GATO EN UN PISO VACÍO

    Morir -eso, a un gato, no se le hace.
    Porque, ¿qué puede hacer un gato
    en un piso vacío?
    Subirse por las paredes.
    Restregarse contra los muebles.
    Nada aquí ha cambiado,
    pero nada es como antes.
    Nada ha cambiado de sitio,
    pero nada está en su sitio.
    Y la luz sigue apagada al anochecer.

    Se oyen pasos en la escalera,
    pero no los esperados.
    Una mano deja pescado en el plato
    y no es, tampoco, la de antes.

    Algo no empieza
    a la hora de siempre.
    Algo no sucede
    según lo establecido.
    Alguien estaba aquí, estaba siempre,
    y de repente desapareció
    y se empeña en no estar.

    Se ha buscado ya en los armarios,
    se han recorrido los estantes.
    Se ha comprobado bajo la alfombra.
    Incluso se ha roto la veda
    de esparcir papeles.
    ¿Qué más se puede hacer?
    Dormir y esperar.

    ¡Ay, cuando él regrese,
    ay, cuando aparezca!
    Se enterará de que ésas no son maneras
    de tratar a un gato.
    Como quien no quiere la cosa,
    habrá que acercársele,
    despacito,
    sobre unas patitas muy muy ofendidas.
    Y, de entrada, nada de brincos ni maullidos.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    ADIÓS A LAS VISTAS

    No guardo rencor a la primavera
    por haber vuelto.
    No la culpo
    de cumplir con sus deberes
    año tras año.

    Comprendo que mi tristeza
    no detendrá el verdor.
    Si la hierba vacila
    se debe sólo al viento.

    No me duele que los alisos
    inclinados sobre el agua
    vuelvan a tener con que susurrar.

    Acepto de buen grado
    que -como si aún vivieras-
    la orilla de cierto lago
    siga tan bella como antes.

    No les reprocho a las vistas
    las vistas a una bahía
    deslumbrada por el sol.

    Incluso soy capaz de imaginar
    que unos no-nosotros
    están en este momento sentados
    en el tronco caído de un abedul.

    Respeto su derecho
    al bisbiseo, a la risa
    y al silencio feliz.

    Incluso les supongo
    por amor unidos,
    y que él la rodea
    con un brazo vivo.

    Algo súbito, algo pajaril
    cruje entre el juncal.
    De corazón les deseo
    que lo oigan.

    No pido cambios
    a las olas de la orilla,
    ora ágiles, ora perezosas,
    que, a mí, no me obedecen.

    No exijo nada
    del remanso del bosque,
    ya esmeralda,
    ya zafiro,
    ya negro.

    Sólo con un detalle no me conformo.
    Con mi propio regreso al lugar.
    Con el privilegio de la presencia.
    Presento mi renuncia.

    No he vivido más que tú,
    sino sólo lo bastante
    para pensar de lejos.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


    AMOR A PRIMERA VISTA

    Ambos están convencidos
    de que los ha unido un sentimiento repentino.
    Es hermosa esa seguridad,
    pero la inseguridad es más hermosa.

    Imaginan que como antes no se conocían
    no había sucedido nada entre ellos.
    Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
    en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

    Me gustaría preguntarles
    si no recuerdan
    -quizá un encuentro frente a frente
    alguna vez en una puerta giratoria,
    o algún "lo siento"
    o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-,
    pero conozco su respuesta.
    No recuerdan.

    Se sorprenderían
    de saber que ya hace mucho tiempo
    que la casualidad juega con ellos,

    una casualidad no del todo preparada
    para convertirse en su destino,
    que los acercaba y alejaba,

    que se interponía en su camino
    y que conteniendo la risa
    se apartaba a un lado.

    Hubo signos, señales,
    pero qué hacer si no eran comprensibles.
    ¿No habrá revoloteado
    una hoja de un hombro a otro
    hace tres años
    o incluso el último martes?

    Hubo algo perdido y encontrado.
    Quién sabe si alguna pelota
    en los matorrales de la infancia.

    Hubo picaportes y timbres
    en los que un tacto
    se sobrepuso a otro tacto.
    Maletas, una junto a otra, en una consigna.

    Quizá una cierta noche el mismo sueño
    desaparecido inmediatamente después de despertar.

    Todo principio
    no es mas que una continuación,
    y el libro de los acontecimientos
    se encuentra siempre abierto a la mitad.

    (traducción de Abel A. Murcia)


    QUIZÁ TODO ESTO

    Quizá todo esto
    está sucediendo en un laboratorio.
    Bajo una lámpara de día
    y miles de millones de lámparas de noche.

    Quizá somos una generación piloto.
    Vertidos de un recipiente a otro,
    agitados en matraces,
    observados por algo más que un ojo,
    cada uno por separado
    cogidos al final con pinzas de uno en uno.

    O quizá de otro modo:
    ninguna intervención.
    Los cambios se producen solos
    según lo establecido.
    La aguja del gráfico dibuja lentamente
    los zigzags previstos.

    Quizá hasta ahora nada tenemos de curioso.
    Los monitores de control están pocas veces conectados.
    Sólo si hay una guerra, y más bien de las grandes,
    algunos vuelos sobre el terrón de la Tierra,
    o visibles migraciones del punto A al B.

    O quizás al revés:
    sólo les gustan las secuencias.
    He aquí a una niña en una gran pantalla
    mientras se cose un botón de la manga.

    Los sensores silban,
    el personal acude.
    ¡Qué ser es ése
    con su pequeño corazón latiendo dentro!
    ¡Qué graciosa seriedad
    al enhebrar la aguja!
    Alguien grita exaltado:
    ¡Informad al Jefe
    que venga y lo vea él mismo!

    (Traducción de Abel A. Murcia Soriano)


    NADA ES REGALO

    Nada es regalo, todo es préstamo.
    Estoy de deudas hasta el cuello.
    Con mí misma deberé pagar
    por mí misma,
    dar la vida por mi vida.

    Es lo establecido:
    el corazón se devuelve,
    el hígado se devuelve,
    y los dedos, uno a uno.

    Demasiado tarde para rescindir el contrato.
    Ejecutarán mis deudas
    y mi cuerpo.

    Camino por el mundo
    entre una multitud de deudores.
    Unos están obligados
    a pagar por sus alas.
    Otros, quieran o no,
    saldarán sus hojas.

    En la página "Debe"
    figuran nuestros tejidos.
    Ni una pestaña, ni un tallo
    se conservan para siempre.

    El registro es exacto
    y todo parece indicar
    que nos quedaremos sin nada.

    No consigo recordar dónde,
    cómo ni por qué
    me dejé abrir
    esta cuenta.

    La protesta
    se llama alma.
    Y es lo único
    que no consta en el registro.

    (Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski)


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 20 Feb 2012, 06:38

    .



    De "Instante", 2002:


    INSTANTE

    Camino por la ladera de una verdeante colina.
    Hierba, florecillas en la hierba,
    como si fuera un cuadro para niños.
    Un neblinoso cielo ya azulea.
    Una vista sobre otras colinas se extiende en silencio.

    Como si aquí nada hubiera de cámbricos, silúricos,
    ni rocas gruñéndose las unas a las otras,
    ni abismos elevados,
    ninguna noche en llamas
    ni días en nubes de oscuridad.

    Como si no pasaran por aquí llanuras
    en febriles delirios,
    en helados temblores.

    Como si sólo en otros lugares se agitaran los mares
    y desgarraran las orillas de los horizontes.

    Son las nueve y media hora local.
    Todo está en su sitio en ordenada armonía.
    En el valle un pequeño arroyo cual pequeño arroyo.
    Un sendero en forma de sendero desde siempre hasta siempre.

    Un bosque que aparenta un bosque por los siglos de los siglos, amén,
    y en lo alto unos pájaros que vuelan en su papel de pájaros que vuelan.

    Hasta donde alcanza la vista, aquí reina el instante.
    Uno de esos terrenales instantes
    a los que se pide que duren.

    (Traducción de Abel A. Murcia Soriano)


    UNA DEL MONTÓN

    Soy la que soy.
    Casualidad inconcebible
    como todas las casualidades.

    Otros antepasados
    podían haber sido los míos.
    y yo habría abandonado
    otro nido,
    o me habría arrastrado cubierta de escamas
    de debajo de algún árbol.

    En el vestuario de la naturaleza
    hay muchos trajes.
    Trajes de gaviota, de araña, de ratón de monte.
    Cada uno, como hecho a la medida,
    se lleva dócilmente
    hasta que se hace tiras.

    Yo tampoco he elegido,
    pero no me quejo.
    Pude haber sido alguien
    mucho menos individuo.
    Parte de un banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre,
    partícula del paisaje sacudida por el viento.

    Alguien mucho menos feliz,
    criado para un abrigo de pieles
    o para una mesa navideña,
    algo que se mueve bajo el cristal de un microscopio.

    Árbol clavado en la tierra,
    al que se aproxima un incendio.

    Hierba arrodillada
    por el correr de incomprensibles sucesos.

    Un tipo de mala estrella
    que para otros brilla.

    ¿Y si despertara miedo en la gente,
    o sólo asco,
    o sólo compasión?

    ¿Y si hubiera nacido
    no en la tribu debida
    y se cerraran ante mí los caminos?

    El destino, hasta ahora,
    ha sido benévolo conmigo.

    Pudo no haberme sido dado
    recordar los buenos momentos.

    Se me pudo haber privado
    de la tendencia a comparar.

    Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera,
    lo que habría significado
    ser alguien completamente diferente.

    (Traducción de Gerardo Beltrán)


    EL TELÉFONO

    Sueño que me despierto
    porque oigo el teléfono.

    Sueño la seguridad
    de que me llama un muerto.

    Sueño que estiro la mano
    para alcanzar el teléfono.

    Pero ese teléfono,
    distinto al que era,
    se ha vuelto pesado,
    como si se agarrara a algo,
    como si se clavara en algo,
    como si sus raíces se enredaran con algo.
    Tendría que arrancarlo
    junto con toda la Tierra.

    Sueño mi forcejeo
    inútil.

    Sueño con el silencio,
    porque ya no suena.

    Sueño que me duermo
    y despierto de nuevo.

    (Traducción de Abel A. Murcia Soriano)


    LAS TRES PALABRAS MÁS EXTRAÑAS

    Cuando pronuncio la palabra Futuro,
    la primera sílaba pertenece ya al pasado.

    Cuando pronuncio la palabra Silencio,
    lo destruyo.

    Cuando pronuncio la palabra Nada,
    creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.

    (Traducción de Abel A. Murcia Soriano)


    UNA NIÑITA TIRA DEL MANTEL

    Desde hace más de un año se está en este mundo,
    y en este mundo no todo se ha examinado
    y puesto bajo control.

    Ahora a prueba están las cosas
    que no pueden moverse solas.

    Hay que ayudarlas en eso,
    correrlas, empujarlas,
    cogerlas de un lugar y trasladarlas.

    No todas quieren, por ejemplo el armario,
    la cómoda, la inflexible pared, la mesa.

    Pero ya el mantel sobre la testaruda mesa
    -si se lo agarra bien de las orillas-
    muestra disposición al viaje.

    Y sobre el mantel los vasos, los platitos,
    una jarrita con leche, cucharitas y un tazón
    hasta tiemblan de ganas.

    Muy interesante,
    qué movimiento elegirán
    cuando ya se agiten en el borde:
    ¿recorrido por el techo?
    ¿vuelo alrededor de la lámpara?,
    ¿salto a la ventana y de ahí a un árbol?

    El señor Newton no tiene aún nada que ver con eso.
    Que mire desde el cielo y agite los brazos.

    Esta prueba tiene que hacerse.
    Y se hará.

    (Traducción de Gerardo Beltrán)


    RECUERDOS

    Estabamos charlando
    y callamos de repente.
    Había aparecido en la terraza una muchacha
    ¡qué belleza!,
    demasiado bella
    como para nuestra tranquila estancia allí.

    Barbara miró apresurada a su marido,
    Cristina puso la mano instintivamente
    sobre la mano de Zbyszek.
    Yo pensé: te llamo,
    por ahora -te diré- no vengas,
    acaban de anunciar varios días de lluvia.

    Sólo Agnieszka, viuda,
    saludó a la bella con una sonrisa.

    (Traducción de Abel A. Murcia Soriano)


    PRIMER AMOR

    Dicen
    que el primero es el más importante.
    Eso es muy romántico,
    pero no es mi caso.

    Algo entre nosotros hubo y no hubo,
    sucedió y tuvo su efecto.

    No me tiemblan las manos
    cuando encuentro pequeños recuerdos
    y un fajo de cartas atadas con una cuerda
    -si al menos fuera una cinta-.

    Nuestro único encuentro tras los años
    fue una conversación de dos sillas
    junto a una fría mesita.

    Otros amores
    hasta ahora respiran profundamente en mí.
    A éste le falta aliento para suspirar.

    Y sin embargo justo así, como es,
    puede algo que los otros no pueden todavía:
    no recordado,
    ni siquiera soñado,
    me acostumbra a la muerte.

    (Traducción de Gerardo Beltrán)


    EN EL PARQUE

    ¡Oh! -se sorprende el niño-
    ¿quién es esa señora?

    -Es la estatua de la Misericordia,
    o algo así-
    contesta la madre.

    -Y por qué esa señora
    está tan go...o...o...golpeada?

    -No sé, que yo recuerde
    siempre ha estado así.
    El ayuntamiento tendría que hacer algo de una vez
    o sacarla de aquí o restaurarla.
    Venga, venga, vámonos.

    (Traducción de Abel A. Murcia Soriano)


    CONTRIBUCIÓN A LA ESTADÍSTICA

    De cada cien personas,

    las que todo lo saben mejor:
    cincuenta y dos,

    las inseguras de cada paso:
    casi todo el resto,

    las prontas a ayudar,
    siempre que no dure mucho:
    hasta cuarenta y nueve,

    las buenas siempre,
    porque no pueden de otra forma:
    cuatro, o quizá cinco,

    las dispuestas a admirar sin envidia:
    dieciocho,

    las que viven continuamente angustiadas
    por algo o por alguien:
    setenta y siete,

    las capaces de ser felices:
    como mucho, veintitantas,

    las inofensivas de una en una,
    pero salvajes en grupo:
    más de la mitad seguro,

    las crueles
    cuando las circunstancias obligan:
    eso mejor no saberlo
    ni siquiera aproximadamente,

    las sabias a posteriori:
    no muchas más
    que las sabias a priori,

    las que de la vida no quieren más que cosas:
    cuarenta,
    aunque quisiera equivocarme,

    las encorvadas, doloridas
    y sin linterna en lo oscuro:
    ochenta y tres,
    tarde o temprano,

    las dignas de compasión:
    noventa y nueve,

    las mortales:
    cien de cien.
    Cifra que por ahora no sufre ningún cambio.

    (Traducción de Gerardo Beltrán)


    FOTOGRAFÍA DEL 11 DE SEPTIEMBRE

    Saltaron hacia abajo desde los pisos en llamas:
    uno, dos, todavía unos cuantos
    más arriba, más abajo.

    La fotografía los mantuvo con vida,
    y ahora los conserva
    sobre la tierra, hacia la tierra.

    Todos siguen siendo un todo
    con un rostro individual
    y con la sangre escondida.

    Hay suficiente tiempo
    para que revolotee el cabello
    y de los bolsillos caigan
    llaves, algunas monedas.

    Siguen ahí al alcance del aire,
    en el marco de espacios
    que justo se acaban de abrir.

    Sólo dos cosas puedo hacer por ellos:
    describir ese vuelo
    y no decir la última palabra.

    (Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano)


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Lun 20 Feb 2012, 15:37

    .



    DISCURSO DE RECEPCIÓN DEL PREMIO NOBEL


    Parece ser que en un discurso lo más difícil es la primera frase. Así que ya la he dejado atrás...Pero presiento que también las que siguen serán difíciles, la tercera, la sexta, la décima, así hasta la última, porque tengo que hablar de poesía. Pocas veces hablo sobre este tema, casi nunca. Y siempre me acompaña el convencimiento de que no lo hago muy bien Por eso no me extenderé mucho. Toda imperfección es más llevadera si se recibe en pequeñas dósis.

    El poeta de hoy es escéptico e incluso desconfiado -y puede ser que lo sea sobre todo- ante sí mismo. Con disgusto manifiesta públicamente que es poeta, como si se avergonzara un poco. Pero en nuestra ruidosa época resulta más fácil reconocer los propios defectos (basta con que causen impresión) que no las virtudes, porque están escondidas a mayor profundidad y no acabamos de creer en ellas... En diferentes encuestas o en conversaciones casuales, cuando el poeta tiene necesariamente que precisar su ocupación, se define de forma general como "literato", o da el nombre de la profesión a la que se dedica por añadidura. La información de que tienen que vérselas con un poeta es recibida por funcionarios o por otros pasajeros del mismo autobús con cierta incredulidad e inquietud. Supongo que también el filósofo despierta parecida turbación. Este último está sin embargo en mejor situación porque, normalmente, tiene la posibilidad de adornar su profesión con algún título. Doctor en filosofía -eso sí que suena mucho más serio.

    Además, no existen doctores en poesía. Eso significaría que es una profesión que exige estudios especializados, exámenes aprobados con regularidad, disertaciones teóricas enriquecidas con bibliografía y notas y, por fin, la obtención solemne de diplomas. Esto, por su parte, significaría que para ser poeta no bastarían hojas de papel escritas, aunque fuera con los mejores versos; que sería imprescindible, y eso ante todo, un papelito sellado. Recordemos que en relación a esto deportaron al orgullo de la poesía rusa, más tarde Premio Nobel, Joseph Brodsky. Lo declararon "parásito" porque no tenía la certificación oficial de que le era permitido ser poeta...

    Hace unos años tuve el honor y la alegría de conocerle personalmente. Advertí que sólo a él, entre los que conozco, le gustaba llamarse a sí mismo "poeta", que articulaba esta palabra sin frenos internos, incluso con cierta provocativa soltura. Pienso que era resultado del recuerdo de las brutales humillaciones que había sufrido en su juventud. En países más felices, en los que la dignidad humana no se puede pisotear tan fácilmente, los poetas anhelan ser publicados, leídos y comprendidos, pero no hacen nada o casi nada para destacar de entre los demás en la vida cotidiana. No hace tanto, en las primeras décadas de nuestro siglo, a los poetas les gustaba llamar la atención con ropas rebuscadas y con un comportamiento excéntrico. Esto, sin embargo, era siempre un espectáculo de cara al público. Llegaba el momento en que el poeta cerraba tras de sí la puerta, se quitaba de encima todas las capas, bisutería y otros accesorios poéticos, y se quedaba en silencio, en espera de sí mismo, ante una hoja de papel en blanco. Porque es esto lo que en verdad cuenta.

    Es significativo. Constantemente se produce un gran número de películas biográficas sobre grandes científicos o sobre grandes artistas. La tarea de los ambiciosos directores de cine es presentar de una manera creíble el proceso creativo, proceso que conduce finalmente a grandes descubrimientos científicos o a la realización de famosísimas obras de arte. Con más o menos éxito muestran el trabajo de ciertos sabios: laboratorios, todo tipo de aparatos, mecanismos puestos en marcha que son capaces de mantener durante cierto tiempo la atención del público. Además, los momentos de expectación en espera de si un experimento, repetido por enésima vez con sólo una pequeñísima variación, sale o no sale, resultan muy dramáticos. Las películas sobre pintores, en las que se puede reproducir cada fase del movimiento de la pintura, desde el primer trazo hasta la última pincelada, sí que pueden ser espectaculares. Las películas sobre compositores están llenas de música, desde los primeros compases que el artista oye en su interior hasta la forma madura de la obra en la que cada instrumento tiene ya adjudicada su parte. Todo esto sigue siendo ingenuo y no nos dice nada sobre ese estado de ánimo llamado comunmente inspiración, pero al menos hay algo que mirar y oír.

    Lo malo son los poetas. Su labor es de una lamentable falta de fotogeneidad. Uno está sentado a la mesa o tendido en un sofá, con la vista clavada en la pared o en el techo, de vez en cuando escribe siete versos, uno de los cuales tacha al cabo de un cuarto de hora, y pasa una hora más en la que no ocurre nada... ¿Qué espectador aguantaría semejante cosa?

    He mencionado la inspiración. A la pregunta de qué es, en caso de que exista, los poetas de hoy dan una respuesta evasiva. Y no porque no hayan sentido lo beneficioso de este impulso interior. El motivo es otro. No es fácil explicar algo que uno mismo no entiende.

    Yo también, al ser a veces interrogada sobre la inspiración, mantengo una prudente distancia respecto a lo esencial. Pero digo lo siguiente: la inspiración no es un privilegio exclusivo de los poetas o de los artistas en general. Hay, ha habido y seguirá habiendo cierto grupo de personas a las que toca la inspiración. Son todos aquellos que conscientemente eligen su trabajo y lo realizan con amor e imaginación. Se encuentra médicos así, y pedagogos, y jardineros, y otros en cien profesiones más. Su trabajo puede ser una aventura sin fin siempre y cuando sean capaces de percibir nuevos desafíos. A pesar de dificultades y fracasos su curiosidad no se enfría. De cada duda resuelta sale volando un enjambre de nuevas preguntas. La inspiración, sea lo que sea, nace de un constante "no sé".

    Personas como esas no hay muchas, la mayoría de los habitantes de esta tierra trabaja para ganarse la vida, trabaja porque tiene que trabajar. No son ellos mismos quienes con pasión eligen su trabajo, son las circunstancias de la vida las que eligen por ellos. El trabajo que no gusta, el que aburre, valorado sólo porque, incluso siendo desagradable y aburrido, no es accesible para todos, es uno de los peores infortunios humanos. Y no parece que los siglos que vienen vayan a traer algún cambio feliz.

    Así pues me permito decir que, si bien les quito a los poetas el monopolio de la inspiración, los incluyo, de todos modos, en el pequeño grupo de los favorecidos por el destino...

    En este punto, sin embargo, pueden despertarse dudas en el oyente. A los más diversos verdugos, dictadores, fanáticos, demagogos, que luchan por el poder con ayuda de unas pocas consignas, pero repetida a gritos, también les gusta su trabajo y también lo realizan con celoso ingenio. Claro que sí, pero ellos "saben". Saben, y lo que saben les basta de una vez y para siempre. No se interesan en nada más, porque eso podría debilitar la fuerza de sus argumentos. Y cualquier saber que no provoca nuevas preguntas se convierte muy pronto en algo muerto, pierde la temperatura que propicia la vida. Los casos más extremos, los que se conocen bien tanto por la historia antigua como por la moderna, son capaces de ser letales para las sociedades.

    Por eso tengo en tan alta estima dos pequeñas palabras: "no sé". Pequeñas pero con potentes alas. Que nos ensanchan los horizontes hacia territorios que se sitúan dentro de nosotros mismos y hacia extensiones en las que cuelga nuestra menguada tierra. Si Isaac Newton no se hubiera dicho "no sé", las manzanas del jardín hubieran podido caer ante sus ojos como granizo y él, en el mejor de los casos, se habría inclinado a recogerlas para comérselas con apetito.

    Si mi compatriota Maria Sklodowska-Curie no se hubiese dicho "no sé", probablemente se hubiera convertido en profesora de química en un pensionado de señoritas de buena familia y en este, por otra parte respetable, trabajo habría transcurrido su vida. Pero ella se dijo "no sé", y fueron exactamente estas dos palabras las que la condujeron, y no una sino dos veces, a Estocolmo, donde se galardona con el Premio Nobel a las personas de espíritu inquieto en constante búsqueda.

    Asimismo, el poeta, si es un poeta de verdad, tiene que repetir sin descanso "no sé". En cada poema intenta dar una respuesta pero, no bien ha puesto el último punto, ya le invade la duda, ya empieza a darse cuenta de que se trata de una respuesta temporal y absolutamente insuficiente. Así pues lo intenta otra vez, y otra, y más tarde estas pruebas consecutivas de su descontento con respecto a sí mismo los historiadores de literatura las sujetarán con un clip muy grande y las denominarán sus "logros".

    Sueño algunas veces con situaciones imposibles. Me imagino, por ejemplo, en mi impertinencia, que tengo la posibilidad de hablar con el Eclesiastés, el autor de tan conmovedor lamento frente a la vanidad de toda actividad humana. Le haría una profunda reverencia porque no cabe la menor duda de que es uno de los más importantes poetas, por lo menos para mí. Peo después lo cogería de la mano. "Nada nuevo bajo el sol", dijiste, Eclesiastés. Pero si tú mismo naciste nuevo bajo el sol. Y el poema del cual eres autor también es nuevo bajo el sol porque nadie lo escribió antes que tú. Y nuevos bajo el sol son todos tus lectores, porque quienes vivieron antes que tú está claro que no pudieron leerlo. Tampoco el ciprés bajo cuya sombra te sentaste crece aquí desde el principio de los tiempos.

    Le dió su origen algún otro ciprés, parecido al tuyo pero no el mismo, y además querría preguntarte, Eclesiastés, qué cosa nueva bajo el sol piensas escribir ahora. ¿Se tratará de algo que complete tus pensamientos o más bien, después de todo, tienes la tentación de rectificar alguno de ellos? En tu anterior poema percibiste también la alegría, ¿qué importa que sea pasajera? Así pues, ¿será ella el tema de tu poema nuevo bajo el sol? ¿Tienes ya algunas notas, los primeros esbozos? ¡No irás a decir: "Lo he escrito todo, no tengo nada que añadir" Eso no lo puede decir ningún poeta en el mundo, y qué decir de uno tan grande como tú.

    El mundo, pensemos de él lo que pensemos, espantados por su inmensidad y por nuestra propia impotencia frente a él, amargados por su indiferencia a los sufrimientos -los de la gente, los de los animales, y tal vez también los de las plantas, pues de dónde la seguridad de que las plantas están libres de sufrimiento-; pensemos lo que pensemos de sus espacios atravesados por la radiación, de las estrellas, alrededor de las cuales se han empezado a descubrir nuevos planetas, ¿ya muertos?, ¿todavía muertos?, no se sabe; digamos lo que digamos de este inconmensurable teatro para el que tenemos una entrada, aunque su validez sea ridiculamente corta, limitada por dos fechas categóricas; pensemos lo que pensemos sobre él, este mundo es sorprendente.

    Pero en el término "sorprendente" se esconde cierta trampa lógica. Nos sorprende lo que se sale de una norma conocida y ampliamente aceptada, de alguna incuestionabilidad a la que estamos acostumbrados. Pero he aquí que este mundo incuestionable no existe en absoluto. Nuestra sorpresa tiene vida propia y no resulta de la comparación con nada.

    De acuerdo, en el habla coloquial, que no sopesa cada palabra, todos usamos las expresiones: "un mundo corriente", "una vida corriente", "un hecho corriente",... Sin embargo, en el lenguaje de la poesía, donde cada palabra se mide, nada es ya normal y nada es corriente. Ninguna piedra y ninguna nube sobre ella. Ningún día y ninguna noche tras él. Y por encima de todo, ni siquiera la existencia de nadie en este mundo.

    Parece que los poetas van a seguir teniendo siempre mucho trabajo.

    (Traducción de María Paula Malinowski Rubio y Maria Filipowicz-Rudek)


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    Mensaje por Maria Lua Mar 28 Feb 2012, 04:39

    LAS TRES PALABRAS MÁS EXTRAÑAS

    Cuando pronuncio la palabra Futuro,
    la primera sílaba pertenece ya al pasado.

    Cuando pronuncio la palabra Silencio,
    lo destruyo.

    Cuando pronuncio la palabra Nada,
    creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.

    Sigo leyendo para conocer
    la obra de WISLAWA SZYMBORSKA...
    Me gusta mucho!
    Gracias, Pedro...
    Un beso, amigo
    Maria Lua


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    o un ciego soñando
    y en ese vuelo y en ese sueño
    compartir contigo sol y luna,
    siendo guardián en tu cielo
    y tren de tus ilusiones."
    (Hánjel)





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    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 28 Feb 2012, 07:55

    Celebro que te guste, Maria.

    Un abrazo.
    Pedro
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    Mensaje por Maria Lua Miér 29 Feb 2012, 21:32

    Sigo leyendo, despacito,
    para conocer mejor esa
    poeta...
    Gracias, Pedro
    Un beso
    Maria Lua


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    Mensaje por Simon Abadia Vie 02 Mar 2012, 15:02

    He pasado varias veces y hoy quiero hacerme presente
    porque me gusta, y mucho, lo que expones. Así que si te sirve de ánimo
    (que no te hace falta) sigue mi querido amigo.
    Un abrazo
    Simon
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Sáb 03 Mar 2012, 14:30

    Celebro que os guste, Maria, Simón.

    Un abrazo.
    Pedro
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 11 Mar 2012, 15:04

    .



    De "Aquí", 2009:


    AQUÍ

    No sé como será en otras partes
    pero aquí en la Tierra hay bastante de todo.
    Aquí se fabrican sillas y tristezas,
    tijeras, violines, ternura, transistores,
    diques, bromas, tazas.

    Puede que en otro sitio haya más de todo,
    pero por algún motivo no hay pinturas,
    cinescopios, empanadillas, pañuelos para las lágrimas.

    Aquí hay un sinfín de lugares con sus alrededores.
    Algunos te pueden gustar especialmente,
    puedes llamarlos a tu manera,
    y librarlos del mal.

    Puede que en otro sitio haya lugares así,
    aunque nadie los encuentre bonitos.

    Quizá como en ningún sitio, o en pocos sitios,
    aquí tengas un torso separado
    y con él los instrumentos necesarios
    para añadir los propios a los niños de otros.
    Y además brazos, piernas y una cabeza sorprendida.

    La ignorancia tiene aquí mucho trabajo,
    todo el tiempo cuenta, compara, mide,
    saca de ello conclusiones y raíces cuadradas.

    Ya, ya sé lo que estás pensando.
    Aquí no hay nada duradero,
    porque desde siempre hasta siempre está en manos de los elementos.

    Pero date cuenta: los elementos se cansan rápido
    y a veces tienen que descansar mucho
    hasta la próxima vez.

    Y sé que más estás pensando.
    Guerras, guerras, guerras.
    Pero incluso entre las guerras a veces hay pausas.
    Firmes - la gente es mala.
    Descansen - la gente es buena.
    A la voz de firmes se produce devastación.
    A la voz de descansen se construyen casas sin descanso
    y rápidamente se habitan.

    La vida en la tierra sale bastante barata.
    Por los sueños, por ejemplo, no se paga ni un céntimo.
    Por las ilusiones, sólo cuando se pierden.
    Por poseer un cuerpo, se paga con el cuerpo.

    Y por si eso fuera poco,
    giras sin billete en un carrusel de planetas
    y junto a éste, de gorra, en un torbellino de galaxias,
    en unos tiempos tan vertiginosos
    que nada aquí en la Tierra llega ni siquiera a moverse.

    Porque mira bien:
    la mesa está donde estaba,
    en la mesa una carta, colocada como estaba,
    a través de la ventana un soplo solamente de aire,
    y en las paredes ninguna terrorífica fisura
    por la que el viento se te lleve a ninguna parte.

    (Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano)


    IDEA

    Me vino a la cabeza una idea
    ¿para un verso?, ¿un poema?
    Muy bien -le digo-, quédate, hablemos.
    Tienes que contarme más de ti.
    ........Ella me murmura algo al oído.
    Ah, se trata de eso -le digo-, interesante.
    Desde hace mucho me preocupa ese asunto.
    ¿Pero un poema sobre eso? No, seguro que no.
    ........Ella me murmura algo al oído.
    Eso es lo que tú crees -le respondo-,
    sobrestimas mi capacidad y mi talento.
    Ni siquiera sabría como empezar.
    ........Ella me murmura algo al oído.
    Te equivocas -le digo-, un poema concentrado y breve
    es más difícil de escribir que uno largo.
    No me tortures, no insistas, porque no va a salir bien.
    ........Ella me murmura algo al oído.
    Como quieras, lo voy a intentar, ya que te empeñas.
    Pero de antemano te digo lo que va a pasar.
    Ya verás, lo escribo lo rompo y lo tiro a la basura.
    ........Ella me murmura algo al oído.
    Tienes razón -le digo-, finalmente hay más poetas.
    Otros lo harán mejor que yo.
    Te puedo dar nombres, direcciones.
    ........Ella me murmura algo al oído.
    Sí, claro que los voy a envidiar.
    Nosotros nos envidiamos hasta los malos poemas.
    Y éste quizá debería... quizá debe tener...
    ........Ella me murmura algo al oído.
    Exactamente, tener esos rasgos que enumeras.
    Así que mejor cambiemos de tema.
    ¿Te apetece un café?

    ................Ella solamente suspira.

    ................Comienza a desaparecer.

    ................Y desaparece.

    (Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano)


    ADOLESCENTE

    ¿Yo, adolescente?
    Si de repente, aquí, ahora, se plantara ante mí,
    ¿tendría que saludarla como a una persona próxima,
    a pesar de que es para mí extraña y lejana?

    ¿Soltar una lágrima, besarla en la frente
    por el mero hecho
    de que tenemos la misma fecha de nacimiento?

    Hay tantas diferencias entre nosotras
    que probablemente sólo los huesos son los mismos,
    la bóveda del cráneo, las cuencas de los ojos.

    Porque ya sus ojos son como un poco más grandes,
    sus pestañas más largas, su estatura mayor
    y todo el cuerpo recubierto de una piel
    ceñida y tersa, sin defectos.

    Nos unen, es cierto, familiares y conocidos
    pero casi todos están vivos en su mundo,
    y en el mío prácticamente nadie
    de ese círculo común.

    Somos tan diferentes,
    pensamos y decimos cosas tan distintas.
    Ella sabe poco,
    pero con una obstinación digna de mejores causas.
    Yo sé mucho más,
    pero, a cambio, sin ninguna seguridad.

    Me muestra unos poemas
    escritos con una letra cuidada, clara,
    que no tengo ya desde hace tiempo.

    Leo y leo esos poemas.
    A lo mejor este de aquí,
    si lo acortáramos,
    y lo corrigiéramos en un par de lugares.
    El resto no augura nada bueno.

    La conversación no fluye.
    En su pobre reloj
    el tiempo es barato e impreciso.
    En el mío mucho más caro y exacto.

    Al despedirnos nada, una especie de sonrisa
    y ninguna emoción.

    Sólo cuando desaparece
    y olvida con la prisa la bufanda.

    Una bufanda de pura lana virgen,
    a rayas de colores,
    hecha a ganchillo
    por nuestra madre para ella.

    Todavía la conservo.

    (Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano)


    MICROCOSMOS

    Cuando se empezó a mirar por el microscopio
    se desató el pánico y hasta hoy anda suelto.
    La vida había sido hasta ese momento suficientemente delirante
    en tamaños y formas.
    Y así creaba también seres diminutos,
    mosquitas, gusanitos,
    pero que al menos se dejaban ver
    a simple vista humana.

    Y de golpe, bajo la lente,
    seres distintos hasta la exageración
    y ya tan poca cosa
    que lo que ocupan en el espacio
    sólo por compasión puede llamarse lugar.

    La lente ni siquiera los oprime,
    sin obstáculo parecen duplicarse, triplicarse
    completamente a sus anchas y al azar.

    Decir que son muchos, es decir poco.
    Cuanto más potente el microscopio,
    más precisa y exactamente aumentados.

    Ni siquiera tienen entrañas de verdad.
    No saben qué es el sexo, la infancia, la vejez.
    Quizá no saben ni si son, o si no son.
    Y sin embargo deciden sobre nuestra vida y nuestra muerte.

    Algunos permanecen inmóviles momentáneamente,
    aunque no se sabe qué es para ellos un momento.
    Como son tan pequeños,
    igual la existencia
    está en su caso proporcionalmente disminuida.

    El polen que lleva el viento es a su lado un meteoro
    del cosmos profundo,
    y la huella de un dedo, un extenso laberinto
    donde se pueden reunir
    en sus silenciosos desfiles,
    sus ciegas iliadas y sus upanishads.

    Hace ya tiempo que quería escribir sobre ellos,
    pero es un tema difícil,
    dejado siempre para más tarde
    y quizá digno de un mejor poeta,
    todavía más sorprendido que yo por el mundo.
    Pero el tiempo apremia. Escribo.

    (Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano)


    EJEMPLO

    La tormenta
    arrancó aquella noche todas las hojas del árbol
    menos una de ellas,
    dejada
    para que se columpiara sola en la rama desnuda.

    En este ejemplo
    la Violencia demuestra
    que sí,
    que en ocasiones le gusta bromear.

    (Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano)


    IDENTIFICACIÓN

    Qué bien que hayas venido –dice.
    ¿Oíste que el jueves se estrelló un avión?
    Ajá, pues precisamente por ese asunto
    vinieron a buscarme.
    Parece que él estaba en la lista de pasajeros.
    Y qué, igual se arrepintió.
    Me dieron una pastilla para que no me desmayara.
    Después me mostraron a alguien, no sé a quién.
    Todo negro, quemado, menos un brazo.
    Un jirón de la camisa, el reloj, la alianza.
    Me enfurecí, porque seguro que no era de él.
    Nunca me haría eso, tener ese aspecto.
    Y de esas camisas están llenas las tiendas.
    Y ese reloj es un reloj corriente.
    Y nuestros nombres en su alianza
    son nombres muy comunes.
    Qué bien que hayas venido. Siéntate aquí a mi lado.
    Es cierto, tendría que haber vuelto el jueves.
    Pero quedan muchos jueves todavía este año.
    Ahora mismo pongo agua para el té.
    Me lavo el pelo, y luego, luego qué,
    intentaré despertarme de todo esto.
    Qué bien que hayas venido, porque allí hacía frío,
    y él en ese saco de dormir de goma,
    él, quiero decir, ese pobre infeliz.
    Ahora mismo pongo agua para el jueves, me lavo el té,
    es que claro, con lo comunes que son nuestros nombres-

    (Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano)


    NO LECTURA

    A las obras de Proust
    no les añaden en la librería un mando a distancia,
    no podemos cambiar
    a un partido de fútbol
    o a un concurso donde ganar un volvo.

    Vivimos más,
    pero menos precisos
    y con frases cortas.

    Viajamos más rápido, más a menudo, más lejos,
    aunque en lugar de recuerdos volvemos con fotos.
    Aquí yo con un tío.
    Aquel creo que es mi ex.
    Aquí todos en pelotas,
    así que seguramente es una playa.

    Siete tomos: piedad.
    ¿No se podría resumir, abreviar,
    o mejor mostrar en imágenes todo eso?
    Una vez pasaron una serie que se titulaba La muñeca
    pero mi cuñada dice que era de otro que también empezaba por P.

    Además, seamos sinceros, quién es ése.
    Al parecer escribió en la cama un montón de años.
    Página tras página,
    a una velocidad limitada.
    Y nosotros con la quinta puesta
    y -toquemos madera- saludables.

    (Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano)



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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 18 Abr 2013, 12:18

    .


    OTROS POEMAS de Wisława Szymborska (sin localizar el libro a que pertenecen):


    CIERTA GENTE

    Cierta gente huye de otra gente.
    En cierto país bajo el sol
    y bajo ciertas nubes.

    Dejando atrás sus todos respectivos,
    campos sembrados, ciertas gallinas, perros,
    espejos en los que ahora sólo el fuego se contempla.

    Llevan a la espalda hatillos y cántaros
    día tras día más pesados, cuanto más vacíos.

    El agotamiento de alguien tiene lugar en silencio,
    el arrancamiento a alguien de su pan en el tumulto
    y el acunamiento del niño muerto de alguien.

    Ante ellos un incesante "por aquí no",
    no es ése el puente que necesitan
    sobre un río extrañamenete rosado.
    Alrededor unos disparos, a veces más cerca, a veces más lejos,
    en lo alto un avión que parece dar vueltas.

    Vendría bien alguna invisibilidad,
    alguna oscura pedregosidad,
    y aún mejor un no-haber-sido
    por un tiempo breve o incluso largo.

    Algo todavía ocurrirá, pero dónde y qué.
    Alguien saldrá a su encuentro, pero cuándo, quién,
    desempeñando qué papel y con qué intenciones.
    Si tiene elección,
    quizás no quiera ser un enemigo
    y los deje con cierta vida por delante.

    (Traducción de David Carrión Sánchez)


    EPITAFIO

    Aquí yace, como la coma anticuada,
    la autora de algunos versos. Descanso eterno
    tuvo a bien darle la tierra, a pesar de que la muerta
    con los grupos literarios no se hablaba.
    Aunque tampoco en su tumba encontró nada
    mejor que una lechuza, jacintos y este treno.
    Transeúnte, quita a tu electrónico cerebro la cubierta
    y piensa un poco en el destino de Wislawa.

    (traducción de Gerardo Beltrán


    FALTA DE ATENCIÓN

    Ayer me porté mal en el cosmos.
    Viví todo el día sin preguntar por nada,
    sin sorprenderme de nada.

    Realicé acciones cotidianas,
    como si fuera lo único que tenía que hacer.

    Aspirar, espirar, un paso tras otro, obligaciones,
    pero sin pensamientos que fueran más allá
    de salir de casa y volver a casa.

    El mundo podría ser tenido por un mundo loco
    y yo lo tuve para mi propio y trivial uso.

    Ningún cómo, ningún por qué,
    o de dónde ha salido éste,
    o para qué quiere tantos impacientes detalles.

    Fui como un clavo superficialmente clavado a la pared,
    o
    (aquí una comparación que no se me ha ocurrido).

    Uno tras otro se fueron sucediendo cambios
    incluso en el limitado campo de un abrir y cerrar de ojos.

    En la mesa más joven, con una mano un día más joven
    había pan de ayer cortado de forma distinta.

    Las nubes como nunca y la lluvia como nunca,
    porque era con otras gotas que llovía.

    La Tierra giraba sobre su eje
    pero en un espacio abandonado para siempre.

    Duró sus buenas 24 horas.
    1.440 minutos de ocasiones.
    86.400 segundos que mirar.

    El cósmico savoir-vivre
    aunque calla sobre nuestro asunto,
    exige, sin embargo, algo de nosotros:
    una cierta atención, un par de frases de Pascal
    y una sorprendente participación en este juego
    de reglas desconocidas.

    (Traducción de Abel A. Murcia Soriano)


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    Mensaje por Evangelina Valdez Jue 18 Abr 2013, 19:49

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    "UN ENCANTO"

    Con que quiere felicidad,
    con que quiere la verdad,
    con que quiere eternidad,
    ¡vaya, vaya!

    Apenas si acaba de distinguir el sueño de la vigilia,
    apenas si acaba de darse cuenta de que él es él,
    apenas si acaba de labrar su mano, descendiente de una aleta,
    el pedernal y el cohete,
    es fácil ahogarlo en la cuchara del océano,
    demasiado poco ridículo incluso como para hacer reír al vacío,
    con los ojos sólo ve,
    con los oídos sólo oye,
    el récord de su habla es el modo potencial,
    con la razón vitupera a la razón,
    en una palabra: casi nadie,
    pero con la cabeza llena de libertad, de omnisciencia
    y de existencia
    más allá de la estúpida carne,
    ¡vaya, vaya!

    Porque quizá sí exista,
    haya sucedido de verdad
    bajo una de las pueblerinas estrellas.
    A su modo, dinámico y movido.
    Para ser una miserable degeneración del cristal,
    bastante sorprendido.
    Para haber tenido una difícil infancia en la obligatoriedad
    de la manada,
    no está mal como individuo.
    ¡Vaya, vaya!

    A seguir así, así aunque sea un instante,
    ¡a través del abrir y cerrar de ojos de una pequeña galaxia!
    A ver si tenemos por fin una idea, aproximada al menos,
    de qué va a ser, ya que ya es,
    Y es obstinado.
    Obstinado, hay que admitirlo, mucho.
    Con ese aro en la nariz, con esa toga, con ese suéter.
    Queramos o no, un encanto.
    Pobrecito.
    Un verdadero hombre.

    De "Mil alegrías -Un encanto-" 1967
    Versión de Abel A. Murcia

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    Mensaje por Evangelina Valdez Jue 18 Abr 2013, 20:14

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    "PRUEBA"


    Ay, canción de mí te burlas,
    pues aunque fuera hacia arriba no me abriría como rosa.
    Como rosa florece la rosa y nadie más. Lo sabes.

    Intenté tener hojas. Quise poblarme de arbustos.
    Conteniendo el aliento -para que fuera más rápido-
    esperé el momento de convertirme en rosa.

    Canción, tú que de mí no te apiadas:
    tengo un cuerpo individual que en nada se transforma,
    y soy desechable hasta la médula de los huesos.

    De "Llamando al Yeti" 1957
    Versión de Gerardo Beltrán

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

    "PUEDE SER SIN TÍTULO"


    Ocurre que estoy sentada bajo un árbol,
    a la orilla del río,
    en una mañana soleada.
    Es un suceso banal
    que no pasará a la historia.
    No son batallas ni pactos
    cuyas causas se investigan,
    ni ningún tiranicidio digno de ser recordado.

    Y sin embargo estoy sentada junto al río, es un hecho.
    Y puesto que estoy aquí,
    tengo que haber venido de algún lado
    y antes
    haber estado en muchos otros sitios,
    exactamente igual que los descubridores
    antes de subir a cubierta.

    El instante más fugaz también tiene su pasado,
    su viernes antes del sábado,
    su mayo antes de junio.
    Y son tan reales sus horizontes
    como los de los prismáticos de los estrategas.

    El árbol es un álamo que hace mucho echó raíces.
    El río es el Raba, que fluye desde hace siglos.
    No fue ayer cuando el sendero
    se formó entre los arbustos.
    El viento, para disipar las nubes
    antes tuvo que traerlas.

    Y aunque no sucede nada en los alrededores,
    el mundo no es más pobre en sus detalles,
    ni está peor justificado ni menos definido
    que en la época de las grandes migraciones.

    No sólo a las conjuras acompaña el silencio.
    Ni sólo a los monarcas un séquito de causas.
    Y pueden ser redondos no sólo los aniversarios,
    sino también las piedras solemnes de la orilla.

    Complejo y denso es el bordado de las circunstancias.
    Tejido de hormigas en la hierba.
    Hierba cosida a la tierra.
    Diseño de olas en el que se enhebra un tallo.

    Por alguna causa yo estoy aquí y miro.
    Sobre mi cabeza una mariposa blanca aletea en el aire
    con unas alas que son solamente suyas,
    y una sombra sobrevuela mis manos,
    no otra, no la de cualquiera, sino su propia sombra.

    Ante una visión así, siempre me abandona la certeza
    de que lo importante
    es más importante que lo insignificante.

    De "Fin y principio" 1993
    Versión de Gerardo Posada

    -----------------------
    *Pedro, hace unos días que te he visitado en silencio pero disfrutando de estos trabajos que nos trae...

    NADA DOS VECES

    Nada sucede dos veces
    y es lo que determina
    que nazcamos sin destreza
    y muramos sin rutina.


    Todo el poema para meditar... ¡tremendo!

    "LA CUATRO DE LA MADRUGADA"

    Nadie se siente bien a las cuatro de la madrugada.
    Si las hormigas se sienten bien a las cuatro de la madrugada

    habrá que felicitarlas. Y que lleguen las cinco,
    si es que tenemos que seguir viviendo.


    ¡Una mujer pensante!! Hay cierta ironía... ¿verdad? me refiero a estos versos.

    ----------------
    CONVERSACIÓN CON UNA PIEDRA

    Pedro, si no es mucho pedirte, me gustaría que me platicaras sobre ese poema, tengo miedo a equivocarme, pero particularmente podría decir dos connotaciones que me "llegaron"
    Una:
    Una conversación donde deja ver lo limitado del ser humano frente a la naturaleza, aunque vivamos buscando el porqué de las cosas y la tecnología ha avanzado grandemente, hay cosas que para el HOMBRE, está vedado.

    dos:
    podríamos irnos a un plano espiritual, de aquellas personas que están "cerradas" como una roca masiza que por más que lo intentes, no puedes llegar hasta ellas ni traspasarlas.
    También podríamos decir de la "incapacidad" de una persona, de ver más allá de lo que vemos, que muchas veces el mal está en nosotros el de no poder "llegarles" al otro, no se...
    Uffff quizás estoy muy lejos de lo que la autora ha querido decir, perdón por la lata.
    Besitos y gracias de tu alumna carpetosa.

    Pedro Casas Serra
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Vie 19 Abr 2013, 05:57

    CONVERSACIÓN CON UNA PIEDRA

    Llamo a la puerta de una piedra.
    -Soy yo, déjame entrar.
    Quiero penetrar en tu interior,
    echar un vistazo,
    respirarte.

    -Vete -dice la piedra-.
    Estoy herméticamente cerrada.
    Incluso hecha añicos,
    sería añicos cerrados.
    Incluso hecha polvo,
    sería polvo cerrado.

    Llamo a la puerta de una piedra.
    -Soy yo, déjame entrar.
    Vengo por mera curiosidad.
    Sólo la vida permite satisfacerla.
    Quisiera pasearme por tu palacio,
    y luego visitar una hoja y una gota de agua.
    No me queda mucho tiempo.
    Mi mortalidad debería ablandarte.

    -Soy de piedra –dice la piedra-
    Imposible perturbar mi seriedad.
    Vete,
    no tengo músculos risorios.
    Llamo a la puerta de una piedra.
    Soy yo, déjame entrar.
    Me han dicho que encierras salas enormes y vacías,
    nunca vistas y bellas en vano,
    mudas, donde nunca han retumbado los pasos de nadie.
    Confiésalo: ni tú misma lo sabías.

    -Salas enormes y vacías –dice la piedra-.
    Pero no hay espacio disponible.
    Bellas, quizá, pero no para el gusto
    de tus limitados sentidos.
    Puedes verme pero nunca catarme.
    Mi superficie te da la cara,
    pero mi interior te vuelve la espalda.

    Llamo a la puerta de una piedra.
    -Soy yo, déjame entrar.
    En ti no busco refugio para la eternidad.
    No soy desdichado.
    Ni carezco de techo.
    Mi mundo merece el regreso.
    Quiero entrar y salir con las manos vacías.
    La prueba de haber estado en ti
    se limitará a mis palabras
    en las que nadie creerá.

    -No entrarás –dice la piedra-.
    Te falta el sentido de la participación.
    Y no existe otro sentido que pueda sustituirlo.
    Incluso la vista omnividente
    te resultará inútil si eres incapaz de participar.
    No entrarás; ese sentido, en ti, es sólo deseo,
    mero intento, vaga fantasía.

    Llamo a la puerta de una piedra.
    -Soy yo, déjame entrar.
    No puedo esperar mil siglos
    para entrar en tus paredes.

    -Si no crees en mis palabras –dice la piedra-,
    acude a la hoja, que te dirá lo mismo que yo,
    o a la gota de agua, que te dirá lo mismo que la hoja.
    Pregunta también a un cabello de tu cabeza.
    Estoy a punto de reír a carcajadas,
    de reír como mi naturaleza me impide reír.

    Llamo a la puerta de una piedra.
    -Soy yo, déjame entrar.

    -No tengo puerta –dice la piedra.

    (Traducción de Abel A. Murcia)


    Evangelina: Frente a un poema, cada uno hace su propia lectura, por eso un poema tiene tantas lecturas como lectores. Por eso tu lectura es la correcta para ti. Yo en el poema no veo más que la conversación con una piedra. Lo extraordinario es la situación. La Szymborska desde luego era muy coñona.

    Un abrazo.





    .............................


    Te dejo otras versiones de dos poemas de Wisława Szymborska. También cada versión es un poema nuevo.



    MONÓLOGO PARA CASANDRA (Otra versión)

    Soy yo, Casandra.
    Y ésta es mi ciudad bajo las cenizas.
    Y éste es mi bastón y éstas mis cintas de profeta.
    Y ésta es mi cabeza llena de dudas.

    Es verdad, triunfo.
    Mi cordura llegó a golpear el cielo con un rojo resplandor.
    Sólo los profetas que no son creídos
    tienen esas vistas.
    Sólo aquellos que empezaron a hacer mal las cosas,
    y todo podría haberse cumplido tan pronto
    como si nunca hubieran existido.

    Ahora recuerdo con claridad
    cómo la gente, al verme, callaba en mitad de la frase.
    La risa se cortaba.
    Se separaban las manos.
    Los niños corrían hacia sus madres.
    Ni siquiera conocía sus efímeros nombres.
    Y esa canción sobre la hoja verde...
    nadie la terminó en mi presencia.

    Yo los amaba.
    Pero los amaba desde lo alto.
    Desde encima de la vida.
    Desde el futuro. Un lugar siempre hay vacío
    de donde qué más fácil que divisar la muerte.
    Lamento que mi voz fuera áspera.
    Mírense desde las estrellas -gritaba-,
    mírense desde las estrellas.
    Me oían y bajaban la mirada.

    Vivían en la vida.
    Llenos de miedo.
    Condenados.
    Desde que nacían en cuerpos de despedida.
    Pero había en ellos una húmeda esperanza,
    una llama que se alimentaba con su propio parpadeo.
    Ellos sabían qué era un instante,
    fuera el que fuera
    antes de que...

    Yo tenía razón.
    Sólo que eso no significa nada.
    Y éstas son mis ropas chamuscadas.
    Y éstos, mis trastos de profeta.
    Y ésta, la mueca de mi rostro.
    Un rostro que no sabía que pudiera ser hermoso.

    Wislawa Szymborska (De "Mil alegrías -Un encanto-" 1967)
    (Versión de Abel A. Murcia)


    NADA EN PROPIEDAD (otra versión)

    Nada en propiedad, todo prestado.
    Estoy empeñada hasta el cuello.
    Tendré que liquidar la deuda
    entregándome a mí misma.

    Así está establecido:
    devolver el corazón,
    devolver el hígado,
    y cada uno de los dedos.

    Es tarde para cambiar las cláusulas del contrato.
    Me harán pagar la deuda
    junto con mi piel.

    Ando por un mundo repleto de deudores.
    Sobre unos pesa
    el embargo de las alas.
    Otros, quisieran o no,
    declararán las hojas.

    Cada tejido nuestro
    está en el Debe.
    Ni una pestaña, ni una ramita
    podrá ser conservada para siempre.

    Hasta el último detalle está inventariado,
    y todo parece indicar
    que hemos de quedarnos sin nada.

    No logro recordar
    dónde, cuándo y para qué
    permití que me abrieran
    esta cuenta.

    La protesta contra eso
    es lo que llamamos alma.
    Y es esto lo único
    que no está en el inventario.

    Wislawa Szymborska (De "Fin y principio", 1993)
    (Versión de Katarzyna Moloniewicz)


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    Mensaje por Evangelina Valdez Vie 19 Abr 2013, 09:18

    ¡Maestro, usted es un amor, gracias!
    Entiendo sus explicaciones y me siento en paz (se me fue el miedo de haber metido la pata).
    Entiendo que es una conversación con una piedra, pero cuando leo, "me" invento otra cosa, eso es lo bueno de la imaginación, usted sabe que "de poeta y de loco, todos tenemos un poco", aunque a mi no me tocó nada de poeta y sí todo de lo otro jajajajaja.

    ¿Usted sabe cuales son mis dos frases célebres?
    1-"Soy mansa pero no mensa" y la otra:
    "Soy una perfecta loca perfecta"
    Por que las hay imperfectas... ¿lo sabía? jaaaa.
    Le quiero, Maestro, besos y abrazos y mi gratitud, por supuesto.

    Ahora me voy, regreso luego
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Dom 23 Jun 2013, 12:00

    Gracias por tu interés, Evangelina, y por esos poemas y esas fotos tan magníficas de Szymborska. Esta mujer tenía que ser genial, me gustaría haber podido hablar cinco minutos con ella.

    La imaginación es propia de todo poeta. Yo me di cuenta de la mía cuando traducía latín. Elegía de cada palabras la acepción más estrambótica del diccionario, y así, mis traducciones no podían ser más surrealistas.

    He encontrado en la biblioteca un pequeño tesoro: "Más lecturas no obligatorias" de Wislawa Szymborska. Ediciones Alfabia. Barcelona, 2012. Traducción de Manel Bellmunt Serrano. He seleccionado varias que procuraré ir introduciendo. Hacen aflorar la sonrisa. Se lee en la contraportada del libro: "Son estos textos personalísimos (en principio, críticas omnímodas y desprejuiciadas de todo tipo de libros), piezas divertidas, finas e irónicas y que muestran, siempre, la calidez de fondo de la insobornable humanidad de Szymborska."

    Un abrazo.
    Pedro


    ....................





    ENTREMESES
    MIGUEL DE CERVANTES

    (Traducción del español y epílogo de Zofia Szleyen, ilustraciones de Józef Wilkon. Cracovia: Wydawnictwo Literackie, 1967.)

    El número de obras escritas por Cervantes no es tan desalentador como en el caso de Lope de Vega. Tampoco fueron apreciadas de la misma forma a través de las diferentes épocas. Los románticos vieron en La Numancia una obra maestra dentro del género de la tragedia. Hoy se suelen interpretar más sus comedias y, sobre todo, sus entremeses. Son campo abonado para la ingeniosidad escénica, poseen el gérmen de la espontaneidad, hay en ellos danza, música y canto. Tanto es así que resulta difícil creer que estas alegres piezas escénicas se engendraran en un calabozo. Pero tratándose de Cervantes, tampoco es para extrañarse: la primera parte del Quijote nació también en prisión. Muchos de sus contemporáneos lo hubiesen dado todo por ver, aunque fuera de lejos, el semblante del escritor español más grande. El carcelero gozaba gratis de tales vistas y, probablemente, no le provocaban ninguna emoción especial. Seguro que el censor de Madrid, el marqués de Torres, se sorprendió mucho al ver cómo unos distinguidos franceses estaban tan ansiosos de conocer al honorabilísimo don Miguel. ¿Quién? ¿Ese hombrón? ¿Ese vagabundo? ¿Ese manco? ¿Acaso no había nada mejor que ver en todo el Reino? Lástima que esa anécdota no llegara a oídos de Cervantes. Se hubiese podido convertir en otro entremés, quizás al nível del mejor de esta selección, El retablo de las maravillas. Esta pequeña obra de teatro posee, como sostienen los investigadores, elementos autobiográficos. Es una réplica burlona a los exámenes de  pureza racial a los que fue sometido el autor durante la última etapa de su carrera como recaudador de impuestos. Pobre Cervantes. No consiguió en su vida nada más que eternidad.

    Wislawa Szymborska

    (Sacado de "Más lecturas no obligatorias" de Wislawa Szymborska. Ediciones Alfabia. Barcelona, 2012. Traducción de Manel Bellmunt Serrano)


    ***


    VIAJES CON HOMERO
    ERNLE BRADFORD

    (Traducción del inglés de Hedí Werfel. Varsovia: "Iskry", 1967.)

    Ernle Bradford anhela exculpar al respetable Homero de la acusación de no conocer de cabo a rabo el mar y de tener una vaga idea sobre el arte de la navegación. Y se entrega en corazón y alma a esa tarea, navega por el mar Mediterráneo, fija y determina dónde pudo haber vivido Circe, dónde Calipso, dónde Cíclope, dónde los feacios, busca bahías conforme a las descripciones homéricas y pone rostro a los mismos vientos que antaño revolvían la pelirroja barba de Odiseo. Todo encaja, y encaja hasta la exageración. Hasta tal punto que las lecturas convierten a Homero en un lobo de mar y a su Odisea en un cuaderno de bitácora. Eso que Homero convirtió en leyenda, por lo menos cuatrocientos años después de los acontecimientos que la originaron, no detiene al apasionado investigador. Desea demostrar más allá de toda duda (la suya) que las aventuras marítimas de Odiseo fueron transmitidas con un realismo asombroso, y que si en algún momento la licencia poética debe tomar la palabra, debe ser solamente en tierra firme... No me atrevo a enjuiciar el valor científico de las investigaciones de Bradford, sólo diré que si alguien desea encontrar con todas sus fuerzas la isla de las sirenas, la encontrará. El autor de Viajes con Homero ha llegado incluso a cazar al vuelo su canto. Lo que no es tanto una prueba del historicismo de Homero, como de la hipersensibilidad del autor de esta obra. Y como respetamos a las personas que padecen hipersensibilidad, disculparemos al autor su más que superficial conocimiento de mitología y de un tal Cavafy, "un antiguo poeta alejandrino", sobre el que bien merece la pena saber, por cualquier otra fuente, que el tal Kavafis no es tan antiguo, que digamos.

    Wislawa Szymborska

    (Sacado de "Más lecturas no obligatorias" de Wislawa Szymborska. Ediciones Alfabia. Barcelona, 2012. Traducción de Manel Bellmunt Serrano)



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    Mensaje por Pedro Casas Serra Mar 25 Jun 2013, 07:57

    .


    CANTOS
    SAFO

    (Traducción y prólogo de Janina Brzostowska. Varsovia: PIW, 2ª edición, 1969.)

    Según parece, la producción literaria de Safo se calcula en aproximadamente diez mil versos. De ellos se conservan quinientos cincuenta. Por lo que solo hay un par de obras que puedan considerarse completas: el resto son fragmentos muy deteriorados. Tomando esas pobres migajas como base es imposible que lleguemos a un convencimiento rotundo sobre si Safo supuso o no un acontecimiento para la poesía. De hecho, nuestro onvencimiento se basa en los antiguos. Así pues, la admiración actual por Safo es en cierta manera la manifestación del culto a toda la Grecia antigua, del mismo modo que una hermosa demostración de nuestra confianza en sus gustos. No hay pruebas ni razones para que esa confianza se vea debilitada. Más bien todo lo contrario. Estrabón escribió que "no hubo mujer, cuya voz poética pudiera compararse siquiera con la hermosa y encantadora palabra de esa poetisa", de lo que deriva (aunque no lo supiéramos por  ninguna otra fuente) que por entonces había bastantes poetas y que Safo adquirió su gran fama, no porque fuera la única, sino simple y llanamente porque era mejor que la competencia. Por desgracia, el tiempo se ha ensañado obstinadamente con su herencia. La poesía no está hecha de piedra. La Victoria alada de Samotracia perdió en el temporal de la historia la cabeza, los brazos y los pies, y con todo, ha conservado su magnífica belleza. ¿Pero qué me dicen de un delicado poema lírico en el que la pérdida de una sola palabra puede mutilar el sentido del conjunto? Solo podemos imaginarnos los delicados sentimientos que tejían esos poemas... ¿Con qué podemos compararlos ahora? A ambos lados de la triunfal Victoria alada hay dos vitrinas de pequeño tamaño en donde han depositado de forma vergonzosamente aislada fragmentos más pequeños de la estatua: algunos dedos del pie, un pedacito del talón. Si esos dedos fuesen lo único que nos queda de la Victoria alada, ¿quién se admiraría? Esos pequeños miembros arrancados es lo mismo que queda de la gran mayoría de cantos de Safo. De uno solo ha quedado una palabra "...Mirra...", de otro "...inesperadamente...". O un suspiro, herméticamente ceñido por el silencio eterno "...sé que tocaré el cielo con los hombros...".

    Wislawa Szymborska


    ***


    LOS DISCÍPULOS DE HIPÓCRATES
    KURT POLLAK


    (Traducción del alemán de Tadeusz Dobrzanski, epílogo de Tadeusz Kielanowski. Varsovia: "Wiedza Powszechna", 1970.)

    La Sanidad cuenta con una larga historia, que se remonta al primer individuo que tuvo la ocurrencia de hacerse hechicero. Resultó ser una idea fantástica y prevaleció durante largos milenios. Lentamente, sin embargo, los hechiceros comenzaron a especializarse: uno era bueno con el dolor de muelas, y otro, con las puntadas en el cóccix. Desde ese momento, la especialización ha ido abriéndose paso con más y más éxito y no se vislumbra su final. El paciente como conjunto ya no interesa a nadie. El libro de Kurt Pollak es una historia sobre el oficio del médico y su papel en las más diversas comunidades. Los médicos nunca han tenido una vida fácil. Hammurabi tenía por costumbre cortarles una mano si la operación no salía bien. Cierto emperador chino condenó a muerte a veinte médicos porque su hija no se curaba del todo. Pero curar no era siempre garantía de tranquilidad, porque resulta que hubo otro emperador chino que se restableció completamente después de una complicada apatía (al parecer, de manera demasiado radical) y mandó lanzar a su médico a un caldero de aceite hirviendo. En Europa, la reina Austrichildis pidió a su esposo que decapitara a dos médicos de la corte el día de su funeral. Y etc. Evidentemente, el autor no se limita solo a anécdotas. Esta obra de doctores es al mismo tiempo una historia sobre el desarrollo de la medicina, en la que muy a menudo se entremezclan problemas de diversa índole relacionados con la ética profesional. Pollak subraya este último aspecto, pero en mi opinión, lo hace de manera demasiado superficial, por lo que cuanto más se acerca la narración a los tiempos presentes, más insatisfactoria se torna. El avance en el campo de la medicina siempre conduce a un nuevo dilema, no solo técnico. Los trasplantes. La reanimación, que a veces restablece las funciones vitales sin poder devolver la plena conciencia. El alargamiento de la vida que no pocas veces equivale a prolongar la tortura de la agonía... Son solo algunos de los dilemas, pero aún hay muchos más y siempre los habrá. Lástima que Pollak no haya escrito un libro más grueso.

    Wislawa Szymborska

    (Sacado de "Más lecturas no obligatorias" de Wislawa Szymborska. Ediciones Alfabia. Barcelona, 2012. Traducción de Manel Bellmunt Serrano)




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    Mensaje por Evangelina Valdez Mar 25 Jun 2013, 22:26

    Maestro, lo sigo con la lectura, se ve que trajo buen material dentro de su maleta jajajaja.
    Por el porte, se nota que era una mujer interesante e inteligente; buena conversación hubiera sido.

    Oiga... esas "Más lecturas no obligatorias" nos hacen obligado a leerlas... ¿no le parece? jaaa

    Leyendo los "puntos de vista" de la autora, se ve que impregna a sus comentarios cierta "ironía, me hizo sonreír lo de Cervantes y las anécdotas de los franceses.
    Y los "señalamientos" respecto a Homero y ese "antiguo poeta alejandrino"... [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

    Lo demás, hice una lectura rápida sin profundizar, luego regreso y me pongo a "tono" con su exposición.
    Besos
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    Mensaje por Pedro Casas Serra Miér 26 Jun 2013, 12:55

    Gracias por tu interés, Evangelina. El problema de Szymborska es recordar su nombre, que a mí me cuesta mucho, pero su lenguaje me encanta: ironía, ternura, lucidez, sencillez... reúne unas cualidades impresionantes.

    Te dejo dos comentarios a libros más.

    Un abrazo.
    Pedro


    ...........




    EN EL PATIO Y DONDE SEA: EL LIBRO DE LOS JUEGOS

    (Trabajo colectivo. Varsovia: Wydawnictwo Harcerskie "Horyzonty", 1971.)

    A los niños hay que educarlos con severidad, pero de forma cariñosa. Y, entre otras cosas, el cariño consiste en comprender que el niño debe descargar cada día ese exceso de energía en algún sitio. Gritar a gusto, revolcarse y brincar. En las grandes ciudades no se dan las condiciones necesarias para que los niños puedan hacerlo y, por eso, se les educa mucho peor: en lugar de desahogarse en libertad durante dos horas, viven en una insufrible esclavitud diaria de domicilios estrechos, patios en donde no se permite gritar y parques en que no se puede pisar el césped. El libro En el patio y donde sea propone multitud de tentadores juegos, pero da por sentado de antemano que encontrar un lugar donde ponerlos en práctica no será un problema. El niño casi siempre sabe a qué jugar, el problema es dónde. Dado que es practicamente imposible hacer excursiones diarias fuera de la ciudad, solo nos queda el patio. Los urbanistas intentan que los patios sean espaciosos, estén llenos de parterres y que tengan un foso de arena. Eliminan viejos cobertizos, vallan los cubos de basura con una alambrada de hiedra. Tienen sus motivos higiénicos y estéticos. Por desgracia, para realizar juegos infantiles es mucho más útil un espantoso cobertizo que el más hermoso de los jardines que no se pueda pisar. De igual forma en casa: es mucho más interesante un desván atestado de cosas que un escondrijo casero ordenado con elegancia. En los edificios de nueva construcción ya ni siquiera hay desván. De igual forma queda eliminado el misterioso sótano, y la llave que lo abre está bien guardada, porque todas las madres quieren que sus hijos vuelvan a casa tan limpios como se fueron. Por lo que volvemos de nuevo a los patios. Antaño eran abominables angosturas tapiadas, pero los Sioux del vecindario hacían la asamblea en el patio y ese día solo una casa escuchaba su sonido infernal. Hoy son patios interiores comunitarios eñidos por coronas de bloques de pisos en donde los cuatrocientos vecinos oyen la algarabía a la vez. Los señores de la pradera están obligados a entenderse a media voz. Y si probaran de construirse una cabaña de ramas en ese hermoso patio o levantar un fuerte de tierra con un foso y atalayas, y después tomarlo al asalto, rápidamente se metería de por medio la administrac ión de los bloques. Es una suerte que todavía no haya edificios de cristal, en primer lugar porque jugar al escondite resultaría del todo imposible, y en segundo, porque traería ineludiblemente consigo una advertencia: "¡Juega cívicamente o romperás la casa1". Por favor, no piensen que escribo todo esto con el propósito de dar marcha atrás a la rueda del progreso urbanístico. Solo quiero dejar constancia de que esa rueda, en la actualidad, se ha detenido en un lugar que no hace ningún bien al desarrollo psíquico del niño. Porque el que no crece correteando por ahí, se comporta después de un modo infantil. Y eso sí es una verdadera desgracia.

    Wislawa Szymborska


    ***


    CO0NVERSACIONES CON PAU CASALS
    JOSÉ MARÍA CORREDOR


    (Traducción del español de Jerzy Popiel. Cracovia: PWM, 1971.)

    Para cuando José María Corredor redactaba sus muchas horas de conversación con Pau Casals, el maestro alcanzaba ya los ochenta años de edad. Ochenta años, sesenta de ellos dedicados a interpretar a Bach y a relacionarse de forma más que activa con el alma de la música. Cuántos recuerdos, qué hilera quilométrica de amigos: compositores y virtuosos. Una vida tan plena: la vida de un hombre justo dotado de una gran perspicacia moral en constante pugna contra el mal de este mundo. Una lucha tan heroica que, en ella, su intransigente antifascismo tenía al arco de su violonchelo como su única arma. Conversaciones sobre los antiguos genios de la música, sobre la música actual, sobre los secretos de la interpretación. Y lo más importante de todo, que Casals no solo habla de sus trabajos pasados, sino también de los que continúa realizando, excelentes en opinión de otros y nunca en la suya propia. Así es como nos damos cuenta de que tratamos con la manifestación más hermosamente imaginable de la vejez. Por lo general se suele decir de los ancianos más vitalistas que son "eternamente jóvenes". No es un comentario del todo acertado, sobre todo cuando hace referencia a los artistas grandes de verdad, porque si hay algo que los caracteriza es que siempre son de mediana edad. Además, ¿qué se entiende realmente por juventud inagotable? Por lo general, un anciano que trate de estar atento a las últimas novedades que diariamente produce el mundo, de adaptarse a todo y de aceptarlo por miedo a quedar marginado... Por lo que más que una juventud auténtica de espíritu, es un embarazo imaginario. Así pues, en ese sentido, Pau Casals no es "eternamente joven". Tampoco pierde la cabeza de entusiasmo con cada nueva propuesta de la música contemporánea ni coquetea con nuevas tendencias bajo su propio y entusiasta patrocinio. Su comprensión de los mecanismos del mundo actual tampoco son muy modernos, y en su manera de pensar no percibimos ningún rastro de pragmatismo: palabras como libertad, dignidad humana y carácter resuenan en su boca de forma severa, anticuada y unívoca. Y soreprende, sobre todo, que todo suene de forma tan nítida, como si fuese un violonchelo. Pau Casals no posa como si fuese un jovenzuelo y tampoco quiere recibir alabanzas por ello. Está demasiado ocupado para fingir que está a la última de todo. Y solo por eso, por ser él mismo, las ideas que expresa devienen importantes y auténticas.

    Wislawa Szymborska


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    Mensaje por Pedro Casas Serra Jue 27 Jun 2013, 12:40

    Otros poemas de Wislawa Szymborska:


    DESPEDIDA DE UN PAISAJE

    No le reprocho a la primavera
    que llegue de nuevo.
    No me quejo de que cumpla
    como todos los años
    con sus obligaciones.

    Comprendo que mi tristeza
    no frenará la hierba.
    Si los tallos vacilan
    será solo por el viento.

    No me causa dolor
    que los sotos de alisos
    recuperen su murmullo.

    Me doy por enterada
    de que, como si vivieras,
    la orilla de cierto lago
    es tan bella como era.

    No le guardo rencor
    a la vista por la vista
    de una bahía deslumbrante.

    Puedo incluso imaginarme
    que otros, no nosotros,
    estén sentados ahora mismo
    sobre el abedul derribado.

    Respeto su derecho
    a reír, a susurrar
    y a quedarse felices en silencio.

    Supongo incluso
    que los une el amor
    y que él la abraza a ella
    con brazos llenos de vida.

    Algo nuevo, como un trino,
    comienza a gorgotear entre los juncos.
    Sinceramente les deseo
    que lo escuchen.

    No exijo ningún cambio
    de las olas a la orilla,
    ligeras o perezosas,
    pero nunca obedientes.
    Nada le pido
    a las aguas junto al bosque,
    a veces esmeralda,
    a veces zafiro,
    a veces negras.

    Una cosa no acepto.
    Volver a ese lugar.
    Renuncio al privilegio
    de la presencia.

    Te he sobrevivido suficiente
    como para recordar desde lejos.

    (De "Fin y principio" 1993
    Versión de Gerardo Beltrán)


    ***


    EL SILENCIO DE LAS PLANTAS

    La relación unilateral entre vosotras y yo
    no va mal del todo.

    Sé qué es una hoja, un pétalo, una espiga, una piña, un tallo
    y qué os pasa en abril y en diciembre.

    Aunque mi curiosidad no es correspondida,
    sobre algunas me inclino con especial atención,
    y ante otras levanto la cabeza.

    Tengo nombres para vosotras:
    arce, cardo, narciso, brezo,
    enebro, muérdago, nomeolvides,
    y vosotras no tenéis ninguno para mí.

    Hacemos el viaje juntas.
    Y durante los viajes, se habla, ¿no?
    Se intercambian algunas opiniones al menos sobre el tiempo
    o sobre las estaciones que pasan volando.

    No faltarían temas porque nos unen muchas cosas.
    La misma estrella nos tiene a su alcance.
    Proyectamos sombra según las mismas leyes.
    Intentamos saber cosas cada una a su manera
    y en lo que no sabemos también hay semejanza.

    Lo aclararé como pueda, preguntadme y ya está:
    qué es mirar a los ojos,
    para qué me late el corazón
    o por qué mi cuerpo no echa raíces.

    Pero contestar a preguntas nunca hechas,
    si, además, una es
    para vosotras tan nadie.

    Musgos, bosques, prados y juncales,
    todo lo que os digo es un monólogo
    y las que escucháis no sois vosotras.

    La conversación con vosotras es necesaria e imposible.
    Urgente es una vida apresurada
    y aplazada hasta nunca.

    (De: Poemas Nuevos.
    Traducción: Carlos Marrodán Casas)


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