Abrigaba el alma con disimulos oníricos
mientras la campana en la iglesia reía
y las aves volaban en pos de la nada
pidiendo aguas a las nubes arriba
preparo un poema palabras cruzadas
igualando metáforas mojadas con aguas
nacidas de mi garganta cual torrentes de lava;
me miro un espejo, cierro los ojos,
y vierto palabras en vasija de gredas.
Pienso en mis amigos, tan buenos amigos,
me llenan el alma con miradas, manos calmas,
tranquilizan mi dolor, amenizan mi sonrisa
que se vuelca en campanarios, ecos lejanos,
revolviendo sentimientos corazones de plata,
me exilio en lejanías, paréntesis solitarios,
vuelo a la vida, regreso al principio, vuelo
cual pluma solitaria, dulce caja de chocolates
ojos de mujer que me mira y disimulo
ser feliz a la manera de los finales de los cuentos de amor
amor que abarca todo, el no sentirse solo, y muy lleno.
Sigo una senda solo y sin nada
Me río y disimulo mis torpezas con clara vergüenza
Y persisto en ir a esa ciudad sagrada
No sé porque insisto en la idea de ser y no ser algo
Una simple piedra, un trozo de cobre, una pestañada,
Me duermo y vuelvo a revivir tomada una mano
que no es la misma de antes, es la tuya mujer amiga del alma
ayer me dijistes que no te escribo poesías, y claro,
pienso en ti siempre en verso y no lo escribo
porque lo trituro en mi mente diariamente,
es que me clava tu sonrisa y me detiene
quedo con la mente en blanco esquivándola
cual rayo electrizado de amor sublime.
Me quedo esperando tu visita dieriamente
Y me apena cuando llega la tarde sin tu perfume
y mi mente desvaría en busca de tu nadie.
Así pasan los días las horas y semanas.
Me doy vueltas en mi mismo buscando tu presencia
que no llega y se evapora,
echando de menos esa voz y la conversa tenue y amorosa.
Trato de dar vueltas la página, me siento viejo desaliñado
y vuelvo a redimirme en brazos de morfeo
o tragarme barra de chocolates para endulzar vida
y siento todas las ausencias que tengo en el dia
junto a mi soledad, mi mente que bulle en letras
e invento cuentos que no tienen fin ni verdades
desahogos, me digo, estar tan solo sin hablar con nadie.
Y asi me transcurro a mi mismo, sobrepaso e sa amargura,
La mudez obligada que mata ilusiones,
Atravieso los patios de mi casa mental
Y me enjuto en sillones de blanda pluma
Y busco la vida, miro la muerte, hablo conmigo,
Persisto en la idea de no pensar en nada, esa nada aburre
pero llena huecos, perefila mañanas, noches calladas
los silencios, esos silencios que me sufren y atormentan.
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