Txema Martínez Inglés (Lleida, 10 de noviembre de 1972) es un filólogo, traductor, escritor, crìtico literario, poeta y periodista catalán. Traductor profesional al catalán de castellano y de inglés . Ha traducido al catalán los sonetos completos de William Shakespeare. Es colaborador regular y habitual de publicaciones como Segre y otros. Su obra ha sido traducida a una quincena de idiomas, entre los que cabe destacar el inglés y el esloveno (editados en la plaquette "Kommos", Institución de las Letras Catalanas, 2004), además del italiano, el letón, el gaélico, el finés, el islandés, el croata y el gallego. Una antología de sus poemas en castellano traducidos por Antonio Cabrera verá la luz próximamente.
Obra
narrativa:
Les cendres. Artículos de 2000 a 2004. Palma de Mallorca: Muelle, 2005.
Se trata de una selección de la abundante obra como articulista en la prensa diaria.
poesía:
Hores baixes. Lleida: Universidad de Lleida, 1995
Temps impersonal. Lleida: Universidad de Lleida, 1996
Ulls d'ombra. Barcelona: Ediciones 62, 1997
La nit sense alba. Barcelona: Ediciones 62, 2000
Sentit. Barcelona: Proa, 2003
L'arrel i la pluja. Barcelona: Proa, 2008
Dol. Barcelona: Ediciones 62, 2012.
Premios literarios
Salvador Espriu de poesía joven, 1996: Ulls d'ombra.
Màrius Torres, 1999: La nit sense alba.
Joan Duch de Juneda para escritores jóvenes, 2002: El cor de Chopin.
Ciudad de Palma-Joan Alcover de poesía, 2003: Sentit.
Carles Riba, 2007: L'arrel i la pluja.
Jordi Domènech de traducción de poesía, 2010: "Sonets", de William Shakespeare
Ausiàs March de poesía 2012: Dol.
Caballo Verde - Josep Maria Llompart de poesía 2013: Dol.
LA POESÍA por TxemaMartínez Inglés
No revela ni te rebela, sino que más bien indaga, o ayuda a indagar, algo que sabías pero habías olvidado, algo que estaba en ti y necesitaba un orden para expresarse a través del orden o del caos, a través de la ilustración o de la deconstrucció. La poesía, sobre todo, enseña a no mentirte, como un último reducto de una verdad en minúscula que para el lector es una mayúscula imprescindible para concebirse y concebir lo que lo rodea. Quizás por eso en este diálogo la poesía ayuda a hundir una soledad paradójicamente subrayándola, mostrando alguna verdad o alguna emoción, o alguna belleza, que es la verdad, la emoción y la belleza comunes a todas las personas, que son las que habitan cada poema. El poema es una sola voz eco de todas, y en todas las voces hay también la tuya. Así te atrapa y el lector de poesía no es casi nunca tímido ni ocasional: es agresivo con la literatura, tiene una relación intensa; es obsesivo y deliberadamente tendencioso, nada gratuito y poco manipulable. Es un devorador de versos a menudo compulsivo y bastante endogámico. La poesía, dice Brines, no tiene público, tiene lectores.
A mí, entre estos lectores me ha dado un buen puñado de amigos insobornables y unos cuantos enemigos insistentes. También me ha dado horas de compañía insomnes, con las letras y los amigos, y las herramientas para hacer caso de los antiguos y mirar de conocerme, y conocernos, algo mejor. La poesía es una droga maravillosa capaz de distorsionar la realidad y confundirla hasta el punto de hacerla verosímil. Exacta a tu sentimentalidad caprichosa. Es una película en blanco y negro. La palabra desagradable de alguien que dice que te ama. El tiempo exacto. Tu tiempo. Una especie de contrato social con el vacío.
La poesía también es un acto político, una última copa de coñac mientras el Titanic se hunde, una manifestación de conciencia, una gloriosa futilitat. Empieza como un juego, el juego de la palabra justa en un esquema arbitrario e injusto, y acaba en enfermedad, siempre terminal desde el principio, porque actúa como la quimioterapia: mientras te destruye te regenera. Y no puedes prescindir de ella para sobrevivir. O al menos intenta que te lo creas.
Se escribe por necesidad virtual, por orgullo, por mímesi, para haber escrito, para pasar el rato. Para que alguien te aplauda o te humille. Para probarte. Para conocer unos límites que no tenías por qué conocer. Para no olvidar.
La poesía nace y crece igual que una persona. Pero sientes que ya no tiene que morir nunca. Como uno mismo.
Txema Martínez Inglés. Les cendres, 2005.
(Traducción de Pedro Casas Serra)
POEMAS:
De Sentit (Sentido o Escuchado -tiene las dos acepciones), 2003:
A l'Eva,
que em posa sobre els ulls
el vel dels paradisos perduts.
Before, a joy proposed; behind a dream.
SHAKEPEARE (Sonet CXXIX)
No lluito més. Et deixo
el sepulcre vastíssim
que fou terra dels pares,
somni, sentit. Em moro,
perquè no sé com viure.
SALVADOR ESPRIU
I. EXILI
Quan jo era petit mirava els núvols
per reconèixer cares conegudes,
ara miro les cares de la gent
per veure-hi núvols i l'amplitud del cel.
IEHUDA AMIKHAI
Com més et mires una cosa,
més es transforma.
ANNE MICHAELS
EL COR DE CHOPIN
A M. Alba M.I.
Recordo els dits de la meva germana
sobre les tecles negres i espelmoses
del piano de casa,
els seus peus menuts als pedals
caminant suaument,
com si passessin per damunt d'un somni.
Cada tarda, ella aprenia a tocar
Chopin, una vegada rera l'altra,
mentre jo feia els deures o jugava
a terra al seu costat,
sota la cua llarga dels cabells
i un cel de pentagrames.
Cada vespre, els seus nocturns naixien
de martellets de fusta, els sentíem niar
pels racons d'aquell pis de lloguer dels setanta,
voletejant en l'hora baixa
com ocells resplendents vora l'abisme.
Un dia de juny, mentre la padrina
netejava maduixes a la cuina,
va surar del no-res la Barcarola,
balancejant-se, transparent,
com mai l'havia interpretat abans,
i després d'escoltar-la ens vam quedar quiets,
vam aprendre el silenci.
L'endemà, se'n va anar de casa.
Recordo la mare plorant
a l'hora de dinar, la mà del pare
tancant de cop la tapa del piano,
el sanglot del metall inconsolable.
Va caldre temps per apagar la música.
Jo seguia sentint les notes fràgils
des dels respiradors, a les parets i al sostre,
al passadís fosc, per les canonades,
sota l'aigua del bany.
…...............................Quan va desaparèixer,
va arribar un nou silenci, però no el de l'absència,
sinó un silenci intens més enllà del record
que podíem palpar en cada cop de porta,
en el batre de truites i el traginar de plats
i bombones, la veu que em cridava a sopar,
els discursos per televisió,
i retalls de converses, discussions i rialles
flotant sobre els balcons d'un bloc de barri.
Fins i tot quan ja no la trobava a faltar,
podia escoltar el buit
que s'havia oblidat a casa nostra,
al deixar enrere la ciutat cendrosa
buscant un altra casa
o una altra mena de felicitat.
Callat, el pare feia els passatemps,
i la mare cantava, mentre endreçava el pis,
la mateixa cançó recomençada.
Jo llavors no ho sabia, però havia enterrat,
com van enterrar el cor de Chopin a Varsòvia,
el cor d'un nen en un piano
aquell dia de juny,
quan la meva germana va marxar
i ens va deixar allà, sols.
A Eva,
que pone sobre mis
ojos el velo de los paraísos perdidos.
Before, a joy proposed; behind a dream.
SHAKEPEARE (Soneto CXXIX)
No lucho más. Te dejo
el sepulcro vastísimo
que fue tierra de los padres,
sueño, sentido. Me muero,
porque no sé como vivir.
SALVADOR ESPRIU
I. EXILIO
Cuando yo era pequeño miraba las nubes
para reconocer caras conocidas,
ahora miro las caras de la gente
para ver nubes y la amplitud del cielo.
IEHUDA AMIKHAI
Cuanto más miras una cosa,
más se transforma.
ANNE MICHAELS
EL CORAZÓN DE CHOPIN
A M. Alba M.I.
Recuerdo los dedos de mi hermana
sobre las teclas negras y blanquecinas
del piano de casa,
sus pequeños pies en los pedales
andando suavemente,
como si pasaran por encima de un sueño.
Cada tarde, ella aprendía a tocar
Chopin, una y otra vez,
mientras yo hacía los deberes o jugaba
a su lado en el suelo,
bajo la larga cola de sus cabellos
y un cielo de pentagramas.
Cada anochecer, sus nocturnos nacían
de macillos de madera, los oíamos anidar
por los rincones de aquel piso de alquiler de los setenta,
revoloteando en el atardecer
como pájaros resplandecientes junto al abismo.
Un día de junio, mientras la madrina
limpiaba fresas en la cocina,
flotó de la nada la Barcarola,
balanceándose, transparente,
como nunca la había interpretado antes,
y después de escucharla nos quedamos quietos,
aprendimos el silencio.
Al día siguiente, se fue de casa.
Recuerdo a madre llorando
a la hora de comer, la mano de padre
cerrando de golpe la tapa del piano,
el sollozo del metal inconsolable.
Hizo falta tiempo para apagar la música.
Yo seguía oyendo las frágiles notas
en los tragaluces, las paredes y el techo,
en el oscuro pasillo, por las cañerías,
bajo el agua del baño.
….................................Cuando desapareció,
llegó un nuevo silencio, pero no el de la ausencia,
sino un silencio intenso más allá del recuerdo
que podíamos palpar en cada golpe de puerta,
en el batir de tortillas y el traginar de platos
y bombonas, la voz que me llamaba a cenar,
los discursos por televisión,
y trozos de conversaciones, discusiones y risas
flotando sobre los balcones de un bloque de barrio.
Incluso cuando ya no la echaba de menos,
podía escuchar el vacío
que había olvidado en nuestra casa,
al dejar atrás ciudad cenicienta
buscando otra casa
u otro tipo de felicidad.
Callado, mi padre hacía los pasatiempos,
y mi madre cantaba, mientras limpiaba el piso,
la misma canción recomenzada.
Yo entonces no lo sabía, pero había enterrado,
como enterraron el corazón de Chopin en Varsovia,
el corazón de un niño en un piano
aquel día de junio,
cuando mi hermana se fue
y nos dejó allí, solos.
Txema Martínez Inglés
(Versiones de Pedro Casas Serra)
(continuará)
.
Última edición por Pedro Casas Serra el Mar 24 Mayo 2022, 11:31, editado 3 veces
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