Fabricio Carpinejar (1972-

Obedecías únicamente

Obedecías únicamente
al instinto de resucitar,
resplandeciendo

una ensenada a lo lejos.
Entrelazabas con misterio
versículos y frases,

las cuerdas de la embarcación
en el interior del frasco.
Transparente del combate,

viril en su fragilidad,
recogido en el exilio
de estar pleno de si.

Tu carcajada denuncia

Tu carcajada denuncia
la desesperación.
Las respuestas llegaron

antes que las preguntas.
Sí, la cicatriz del alba
influye en la inclinación

de las ramas.
Sí, desaté la cabellera de la guitarra
y el entorno del instrumento

parecía la pupila
de un homicida.
Sí, el día del regreso.

Vuelve a la pampa, padre

Vuelve a la pampa, padre,
estamos amor-tecidos
en el agua tensa

del charco.
Protege sus sienes
con la palma de la mano izquierda,

la luz nocturna es traicionera.
No nos sirve
el remedio de la aurora.

Vuelve, la harina
y la carne seca
enfrían en la tinaja.

as rocas encuentran

Las rocas encuentran
alas en la espuma.
Ninguna despedida compensa

la fidelidad de la casa.
¿Cómo devolverá tú memoria
las calles prestadas

para interrumpir la infancia?
¿Qué eclipse, o calendario,
va a mitigar

la nostalgia del futuro?
¿Quién inventará el fuego
sin el estilo del creador?

Nenhuma ferida


Nenhuma ferida
separava teus pesadelos.
Quando vagaste em meia-idade

pela selva escura, fiquei
a conversar com tuas camisas,
aprumando boinas

que afogavam os cabelos.
Tinha sete anos ao certo
e uma lua vadia disputando

corridas comigo.
Fiquei a entreter
os tecidos alinhados,

como um exército em revista,
procurando convencer
uma peça ao menos

a delatar tua deserção.
Quando vagaste em meia-idade
pela selva escura, fiquei

alimentando o aquário
das gravatas.
Pedia privacidade às traças.

Vestia tua camisa,
copiando o ritmo
dos teus traços,

a respiração copiosa,
sendo meu próprio
e definitivo pai.


“Um Terno de Pássaros ao Sul” (Escrituras, 2000)

Sem dono


(...)
Nossa coerência

é estar mudando.
A chama desmaiou
e a levamos nos braços.

Tivemos a coragem
de superar o começo,
não transformar a filiação

em mapa de guerra,
imitação da treva.
O percurso tem sentido

quando percorrido.
Do resumo das veredas,
reverdece o sumo

de ter colhido
o sabor da vertente.
Nossa amizade

é mais um gole da gaita,
um golpe no tambor.
Nossa amizade

é estar névoas adiante
do que somos.
Só é mortal

o que não vimos.
Despeço-me do passado
como um cavalo sem dono.

Não devo conselhos,
não devo a franqueza
das pausas,

a serenidade dos escolhos,
não devo a força
de minha fraqueza.

Mergulho os calcanhares
a empurrar
a barca do ventre

e circundas o vazio,
os ciclos do som,
conciliado com a verdade,

pai maduro de minha escolha,
navegando
a paternidade das águas.


“Um Terno de Pássaros ao Sul” (Escrituras, 2000)

Testamento


Sou também um livro
que levantou
dos teus olhos deitados.

Em tudo o que riscavas,
queria um testamento.
Assim recolhia os insetos

de tua matança,
o alfabeto abatido
nas margens.

Folheava os textos,
contornando as pedras
de tuas anotações.

Retraído,
como um arquipélago
nas fronteiras azuis.

Desnorteado,
como um cão
entre a velocidade

e os carros.
Descia o barranco úmido
de tua letra,

premeditando
os tropeços.
Sublinhavas de caneta,

visceral,
impaciente com o orvalho,
a fúria em devorar as idéias,

cortar as linhas em estacas da cruz,
marcá-las com a estada.
Tua pontuação delgada,

um oceano
na fruta branca.
Pretendias impressionar

o futuro com a precocidade.
A mãe remava
em tua devastação,

percorria os parágrafos a lápis.
O grafite dela, fino,
uma agulha cerzindo

a moldura marfim.
Calma e cordata,
sentava no meio-fio da tinta,

descansando a fogueira
das folhas e grilos.
Cheguei tarde

para a ceia.
Preparava o jantar
com as sobras do almoço.

Lia o que lias,
lia o que a mãe lia.
Era o último a sair da luz.


“Um Terno de Pássaros ao Sul” (Escrituras, 2000)

Pronúncia


A palavra é falível
posta em outra boca:
o horizonte deitou

o fuzil dos pássaros.
Volta, pai, que a fundura
não está nos passos,

a tapera dispersa
a caça e o paradeiro
das pegadas.

A queda atalha a subida,
o homem permanece
uma pronúncia inacabada.

Tantas vezes caí
em teu lugar,
que descobri o inferno

ao repetir a salvação.
Tantas vezes caíste
em meu lugar,

que descobriste a salvação
ao repetir o inferno.


“Um Terno de Pássaros ao Sul” (Escrituras, 2000)

Suicídio – poema 3 e 5


A vida amou a morte
mais do que havia
para morrer.

Apaguei os pensamentos
na espuma da pele.

Abandonar o paraíso,
a única forma
de não esquecê-lo.


“As Solas do Sol”
(Editora Bertrand Brasil, 1998)

Domingo


As garças capinavam
as águas.

A saliva das aves
movia o motor
do riacho.


“As Solas do Sol”
(Editora Bertrand Brasil, 1998)

Salmos do fogo – poema 9


O céu esférico,
cinzento.
Aves copiando o traçado
da migração,
o caule da borrasca.


“As Solas do Sol”
(Editora Bertrand Brasil, 1998)

Solidão a duas vozes – poema 8


Obedecia a rapidez do sangue.
Antes de apodrecer a luz,
engolia a altura da árvore.



“As Solas do Sol”
(Editora Bertrand Brasil, 1998)

Neve da Chama – poema 8


Enraizado no canto,
o cortejo de galos
separava a safra de corais.
Das quilhas coradas
das canoas.


“As Solas do Sol”
(Editora Bertrand Brasil, 1998)

Adega do sono – poema 5


Dividias os gomos da fruta
em aposentos da casa.
A cortina do sumo
leveda o sol levantado.
O zodíaco do molde
supre o gérmen do quarto.
E o bafio estala
a lareira das esferas
na sala de estar
da semente.


“As Solas do Sol”
(Editora Bertrand Brasil, 1998)

Gracias Lua por este autor que no conocía. Cuántos libros y premios.
Me gustó saber de él.

Resalto éste, que me gustó mucho!!!!!!!!!!! Volveré!!!!!!!!!!!

Tu carcajada denuncia

Tu carcajada denuncia
la desesperación.
Las respuestas llegaron

antes que las preguntas.
Sí, la cicatriz del alba
influye en la inclinación

de las ramas.
Sí, desaté la cabellera de la guitarra
y el entorno del instrumento

parecía la pupila
de un homicida.
Sí, el día del regreso.

Gracias y besosssss

Gracias Maria!!!!!! Besossssssssss

Texto de Fabricio Carpinejar sobre la vejez de los padres


Amigos: Hace una corrección extemporánea atendiendo la gentil observación de Francisco Ledesma, fino amigo y asiduo visitante de mi blog, y de su hijo Ricardo, quienes me encaminan a la fuente original de este texto: El autor es un poeta brasileño, quien incluye este texto en un libro suyo publicado en el 2014. Así pues, corrijo la entrada de mi blog.



"Hay una ruptura en la historia de la familia, donde las edades se acumulan y se superponen y el orden natural no tiene sentido: es cuando el hijo se convierte en el padre de su padre”. Es cuando el padre se hace mayor y comienza a trotar como si estuviera dentro de la niebla. Lento, lento, impreciso. Es cuando uno de los padres que te tomó con fuerza de la mano cuando eras pequeño ya no quiere estar solo. Es cuando el padre, una vez firme e insuperable, se debilita y toma aliento dos veces antes de levantarse de su lugar. Es cuando el padre, que en otro tiempo había mandado y ordenado, hoy solo suspira, solo gime, y busca dónde está la puerta y la ventana - todo corredor ahora está lejos. Es cuando uno de los padres antes dispuesto y trabajador fracasa en ponerse su propia ropa y no recuerda tomar sus medicamentos. Y nosotros, como hijos, no haremos otra cosa sino aceptar que somos responsables de esa vida.
Aquella vida que nos engendró depende de nuestra vida para morir en paz. Todo hijo es el padre de la muerte de su padre. Tal vez la vejez del padre y de la madre es curiosamente el último embarazo. Nuestra última enseñanza. Una oportunidad para devolver los cuidados y el amor que nos han dado por décadas. Y así como adaptamos nuestra casa para cuidar de nuestros bebés, bloqueando tomas de luz y poniendo corralitos, ahora vamos a cambiar la distribución de los muebles para nuestros padres. La primera transformación ocurre en el cuarto de baño. Seremos los padres de nuestros padres los que ahora pondremos una barra en la regadera. La barra es emblemática. La barra es simbólica. La barra es inaugurar el “destemplamiento de las aguas”. Porque la ducha, simple y refrescante, ahora es una tempestad para los viejos pies de nuestros protectores.
No podemos dejarlos ningún momento. La casa de quien cuida de sus padres tendrá abrazaderas por las paredes. Y nuestros brazos se extenderán en forma de barandillas. Envejecer es caminar sosteniéndose de los objetos, envejecer es incluso subir escaleras sin escalones. Seremos extraños en nuestra propia casa. Observaremos cada detalle con miedo y desconocimiento, con duda y preocupación. Seremos arquitectos, diseñadores, ingenieros frustrados.
¿Cómo no previmos que nuestros padres se enfermarían y necesitarían de nosotros? Nos lamentaremos de los sofás, las estatuas y la escalera de caracol. Lamentaremos todos los obstáculos y la alfombra. Feliz el hijo que es el padre de su padre antes de su muerte, y pobre del hijo que aparece sólo en el funeral y no se despide un poco cada día.
Mi amigo Joseph Klein acompañó a su padre hasta sus últimos minutos. En el hospital, la enfermera hacía la maniobra para moverlo de la cama a la camilla, tratando de cambiar las sábanas cuando Joe gritó desde su asiento: "Deja que te ayude". Reunió fuerzas y tomó por primera vez a su padre en su regazo. Colocó la cara de su padre contra su pecho. Acomodó en sus hombros a su padre consumido por el cáncer: pequeño, arrugado, frágil, tembloroso. Se quedó abrazándolo por un buen tiempo, el tiempo equivalente a su infancia, el tiempo equivalente a su adolescencia, un buen tiempo, un tiempo interminable. Meciendo a su padre de un lado al otro. Acariciando a su padre. Calmando él a su padre. Y decía en voz baja:
- "¡Estoy aquí, estoy aquí, papá!" Lo que un padre quiere oír al final de su vida es que su hijo está ahí.
Revisando correos de mi querido JC rescaté este valioso texto."



https://contraluzcoah.blogspot.com/2017/04/texto-de-carlos-fuentes-sobre-la-vejez.html